Crepúsculo no me pertenece.

Soy una vampiresa ¿y tú...? (Bella x Alice x Leah)

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17: Verdades Disfrazadas.

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(Isabella)

— ¡JEFE SWAN! —Obviamente, ante semejante grito de Emmett, papá saldría de la casa, para ver lo que pasaba.

Papá salió rápidamente de la casa, para comprobar lo que pasaba. — ¡Bella, ¿todo bien?!

—Estamos bien, Papá —dije yo, recuperando el aliento, mirando a Emmett, Edward y Alice —al menos, nosotros cuatro.

— ¿Qué pasó?

—Terminamos nuestro juego, cuando seis sujetos, salieron de la nada —dijo Alice, contándole la verdad y temblé, sobre si se lo diría realmente. Si ella sería capaz...

— ¿Qué querían? —Preguntó papá preocupado. — ¿Cuán peligrosos son?

—Sus ropas nos dijeron, que se escaparon de algún hospital mental. —dijo Alice, asombrándome por su ingenio. —Devoraron animales delante de nosotros, nos sorprendieron y nos asustamos mucho. Creímos que podrían resultar ser caníbales, así que salimos a correr. —Su celular sonó y ella le enseñó las fotos (con nombres incluidos) de James Dankworth, Victoria MacQuoid, Laurent Loughty y las fotos de Roderick Baeufoy, Cassandra Decksheimer y Oliver Adolphson. Me pregunté cómo los consiguieron.

—Pasen, por favor. —Pidió Papá, dentro de la casa, Alice le mandó las fotos con los nombres, que yo no sabía, si eran apellidos reales o falsos. —Gracias Alice —Marcó un teléfono, desde su celular. —Soy el jefe de policía Swan, código 12538. Solicito búsqueda y captura de seis sospechosos. Altamente peligrosos, escaparon de algún hospital mental. Se reporta caso de autolesiones, agresividad explosiva e intento de canibalismo.

—No quiero ofenderlo, jefe Swan. —comenzó Alice a tocar hielo y lo esperaba, que fuera hielo grueso y todavía, muy congelado —Pero mi abuelo, cuando estuvo vivo, era muy... peculiar, creía que alguien lastimaría a mi padre y a ellos, así que fortificó la casa y Papá, colocó un circuito de vigilancia en algún momento.

— ¿Crees que tu hogar, sea tan seguro? —Preguntó Papá pálido. Me imaginé, que era producto del peligro, no de otra cosa. Los tres Cullen, asintieron. Papá pareció pensarlo y volvió a llamar, para confirmar la dirección a la cual nos mudaríamos, (siendo el hogar de los Cullen, obviamente). Me sonrojé, al pensar en estar bajo el mismo techo de Alice, en su misma cama... pero no era el momento para esto. —Empaca tus cosas para un mes, Bella —me ordenó. Yo asentí y corrí escaleras arriba.

Me topé con Alice, parada a mi lado, cuando fui a abrir la puerta de mi habitación. —Te ayudaré a empacar —me dijo, mientras entrabamos en mi pequeño rincón personal, en medio de Folks.

Los cinco salimos, directo hacía los automóviles y partimos, con Emmett, guiándonos, hacía el hogar de los Cullen.

—No me había dado cuenta de que la vida de una pequeña ciudad de provincias te aburría tanto —comentó Edward tratando de entablar conversación; supe que intentaba distraerme. —Me pareció que te estabas integrando bastante bien, sobre todo en los últimos tiempos. Incluso me sentía bastante halagado al pensar que había conseguido que la vida te resultara un poco más interesante.

—No pretendía ser agradable —confesé, haciendo caso omiso de su intento de distraerme, mirando hacia mis rodillas—. Mi madre pronunció esas mismas palabras cuando dejó a Charlie. Se podría decir que fue un golpe bajo.

Sentí la mano de Alice en mi hombro y suspirando, la miré directo a los ojos. Le miré con desesperación y él vio un pánico manifiesto en mis ojos. —Isabella, cariño, te prometo que todo va a salir bien.

— ¿Por qué ha ocurrido todo esto? —Pregunté con voz temblorosa— ¿Por qué a mí?

Contempló fijamente la carretera que se extendía delante de nosotros. —Es por mi culpa. —dirigía contra sí mismo la rabia que le alteraba la voz... la voz que salía de su mente —He sido una imbécil al exponerte a algo así.

No me refería a eso —insistí, no hablé. Solo lo pensé, sin saber si ella, sería capaz de escucharme —. Yo estaba allí, vale, mira qué bien, pero eso no perturbó a los otros dos. ¿Por qué el tal James decidió matarme a mí? Si había allí un montón de gente, ¿por qué a mí?

Alice vaciló, pensándoselo antes de contestar. —Edward Inspeccionó a fondo su mente en ese momento y nos entregó la información a nosotros, por el enlace mental. Una vez que te vio, dudó en cazarte, se percató de que no eres humana. Cuando te defendí... bueno, eso lo empeoró bastante. No está acostumbrado a no salirse con la suya, sin importar lo insignificante que pueda ser el asunto. James se concibe a sí mismo como un cazador, sólo eso. Su existencia se reduce al rastreo y todo lo que le pide a la vida es un buen reto. Y de pronto nos presentamos nosotros, un gran clan de fuertes luchadores con un precioso trofeo, todos volcados en proteger al único elemento vulnerable. No te puedes hacer idea de su euforia. Es su juego favorito y lo hemos convertido para él en algo mucho más excitante.

El tono de su voz estaba lleno de disgusto. Hizo una pausa y agregó con desesperanza y frustración: —Sin embargo, te habría matado allí mismo, en ese momento, de no haber estado nosotros allí. Aunque a lo mejor, hubieras desplegado tus alas y volado lejos de su alcance.

Creía que no olía igual para los otros... que como huelo para ti —comenté dubitativa.

No, lo cual no quiere decir que no seas una tentación para todos. Se habría producido un enfrentamiento allí mismo si hubieras atraído al rastreador, o a cualquiera de ellos, como a mí. —Me estremecí.

No creo que tenga otra alternativa que matarle, —murmuró Alice —aunque a Carlisle no le va gustar.

Oí el sonido de las ruedas cruzando el puente, aunque no se veía el río en la oscuridad. Sabía que nos estábamos acercando, de modo que se lo tenía que preguntar en ese momento. — ¿Cómo se mata a un vampiro?

Me miró con ojos... enigmáticos y su voz se volvió repentinamente áspera. —La única manera segura es cortarlo en pedazos, y luego quemarlos.

¿Van a luchar a su lado los otros dos?

La mujer, sí, aunque no estoy seguro respecto a Laurent. —dijo Emmett —El vínculo entre ellos no es muy fuerte y Laurent sólo los acompaña por conveniencia. Además, James lo avergonzó en el prado.

Pero James y la mujer... ¿intentarán matarlos? ¿A ustedes tres? —mi voz mental también se había vuelto áspera al preguntar. Estaba aterrorizada, si llegaban a dañarlos.

Isabella, no te permito que malgastes tu tiempo preocupándote por mí. Tu único interés debe ser mantenerte a salvo y por favor te lo pido, intenta no ser imprudente.

¿Todavía nos sigue?

Sí, aunque no va a asaltar la casa. No esta noche.

Dobló por un camino invisible.

Condujo directamente hacia la casa. Las luces del interior estaban encendidas, pero servían de poco frente a la oscuridad del bosque circundante. Y ya había varios policías allí, saludaron a mi padre y a los dueños del hogar.

Emmett abrió mi puerta antes de que el vehículo se hubiera detenido del todo; me sacó del asiento, me empotró como un balón de fútbol contra su enorme pecho, y cruzó la puerta a la carrera llevándome con él. —Lamento que me vea, haciéndole esto a su hija, Jefe Swan. No quiero nada con ella, pero se ha ganado el aprecio de nuestra familia en muy poco tiempo y...

—No se preocupe, Jefe. —Interrumpió Alice, con una sonrisa tensa y preocupada, claramente pensando en el resto de su familia —Emmett es solo un oso de peluche gigante.

Parecía como si todo se hubiera resuelto en el salón en nuestra ausencia. Edward, Alice y Emmett estaban preparados para irse, este último llevaba una mochila de aspecto pesado sobre el hombro. Carlisle le tendió un objeto pequeño a Esme, luego se volvió y le dio otro igual a Alice; era un pequeño móvil plateado.

— "Esme y Rosalie se llevarán el otro coche, —me dijo al pasar a mi lado. Asentí, mirando con recelo a Rosalie, que contemplaba a Carlisle con expresión resentida. Entendí que se refería a que llevarían mi coche a algún lugar, para despistar a los que nos seguían. —Jasper, Mia, llévense el Mercedes. En el sur van a necesitar ventanillas con cristales tintados." —Ellos asintieron también. — "Alice —preguntó Carlisle—, ¿morderán el cebo?"

Todos miramos a Alice, que cerró los ojos y permaneció increíblemente inmóvil. Finalmente, los abrió y dijo con voz segura: —Él te perseguirá y la mujer seguirá al monovolumen. Debemos salir justo detrás.