Lala Lulu: Hola! ¡Feliz año nuevoooo! Sí, mi trabajo ya está más liviano mis cielas. Ya hasta soñaba que escribía, Ayyy mi chamba XD No me dejaba viciar. Pero ya parece que nos ponemos al día. Así que iniciemos el año bien hot, dulce y helado después de… Ya sabes ¬¬ empecemos enamoradas con la rola de éste capítulo y después directo al encuentro de los papitos suegros ¡Aaaaah!
¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!
No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…
"Dormir contigo
Es el camino, más directo al paraíso
Sentir que sueñas
Mientras te beso y las manos te acaricio
Dormir contigo
Es navegar en una estrella hasta el espacio
Es embriagarme
Con el susurro de tu hablar tierno despacio
Dormir contigo
Es conocer la dimensión que tiene un verso
Sentir que duermo
Y al mismo tiempo conocer
El universo
Dormir contigo
Con tu cabello acomodado aquí en mis brazos
Y el terciopelo que me brinda tu regazo
Qué maravilla
Dormir contigo
Dormir contigo
Con la ilusión de que despertare mañana
Con el calor y un nuevo día en la ventana
Fue algo hermoso, amor
Dormir contigo…" Dormir Contigo, Canción de Luis Miguel.
Capítulo 34
—T-Tomen asiento. —Serena cierra la mirada, les muestra la sala. Su madre se acerca a hablarle al oído.
—Ay hijita, perdona si interrumpimos. —Murmura en el oído de su hija, espía a Vegeta, vestido tan fresco e informal como su hija. —Ya sabes cómo se pone tu padre… —Rueda los ojos y le hace señas de loco con un dedo en la sien.
Serena sigue a Vegeta con la vista. —Sí, Uumm, ya vengo. —Va junto a Vegeta.
— Necesito un minuto. —Vegeta les señala la sala. —Acabo de hacer algo de actividad física. —Tira un poco de su camiseta y se va por el pasillo. Resopla grande, se va directo al closet.
— ¿Qué haces? —Serena está detrás de él, se frota las manos, un poco asustada de sus intenciones.
— ¿Pues qué parece que hago? —Vegeta se quita la camiseta, verifica el olor, no es para tanto. —Maldita sea, es tarde para una ducha. —Busca una camisa y pantalón largo, quiere estar perfecto. Por el reflejo ve a Serena con los ojos redondos y anonadados. La toma de los hombros. —Escúchame, es mi oportunidad de conocer a tus padres y quiero hacerlo.
Oh, rayos. Vegeta sí que da miedo cuando dice que va en serio, Serena se despabila. —Me voy a cambiar la ropa.
—Te queda bien. —Vegeta le sonríe por el espejo.
—Mmm, voy a peinarme un poco entonces. —Serena suelta su cabello y se lo arregla con un par de broches a los lados.
De nuevo en la sala, de un lado sentados Nappa y Ami, del otro los padres de Serena y en la punta; Serena y Vegeta. El aura se cargaba de tensión y seriedad. Muy especialmente para ése par de hombres que se miraba fijamente de un lado y del otro. Vegeta y Nappa, sacaban el pecho, ponían las manos en forma de puño a los lados y respiraban fuego puro y concentración.
—"Nappa… Sé que nunca te imaginaste que llegaría un momento así para mí, pero, confío plenamente en ti."—Vegeta afirma con seguridad para sus adentros.
—"Vegeta, me preparé toda la vida para un momento así. Confía en mí." —Nappa siente que se leen la mente a través de los ojos.
Ami y Serena quedaron codo a codo, están bastante asombradas por la actitud de sus parejas.
—Oye Serena… —Ami se inclina a la esquina, le susurra a su amiga. —Creo que se lo están tomando muy en serio.
Serena se cubre con una mano. —Sí. Creo que demasiado en serio. —Murmura en voz baja.
Los padres de Serena están viviendo el silencio más incómodo de sus vidas. La Señora Tsukino tose llamando la atención. —Ajem, bueno. Para romper el hielo, es un gusto conocerlos en persona. El barrio en el que viven es muy tranquilo. —Le da un codazo suave a su esposo para que deje de verse tan petrificado.
—Ah, sí. —Estaba muy curioso mirando a Ami con ése Señor. —Todavía recuerdo cuando todo esto era un arenero de gato. Je. —El Señor Tsukino hace charla con su esposa.
Nappa tose un poco en su puño, para llamar la atención. —Nosotros elegimos éste lugar, nos pareció buena oportunidad para invertir lo ahorrado. —Muy serio y especialmente intimidante habla. —No sé qué habrá visto en los tabloides. Pero Vegeta viene de una casa estricta, con disciplina y buenos valores.
—Él tiene razón. —Vegeta llama la atención de todos. Asiente con los puños cerrados sobre la mesa del té. —Sé que los chismes pueden calar hondo. —Sigue en su postura de piedra y su ceño fruncido.
—No voy a negar que tuvo su etapa rebelde. —Nappa dice con una risa nerviosa. —Como todo adolescente. El Colegio Militar se encargó bastante de su actitud. Yo hice lo que pude.
—Fuiste justo. —Vegeta salta con sinceridad. —Tampoco lo voy a negar, necesitaba una mano dura que me ponga en carrera. —Saca el pecho con Nappa.
El Señor Tsukino baja su taza de té, asiente. —Me parece bien. La disciplina es indispensable. Mi hija también fue criada con responsabilidad y valores.
La mirada de Vegeta y Nappa brillan ante la excelente y coordinada introducción.
—Jajaja, todavía recuerdo cuando se robó las cortinas para meterse a un concurso de vestidos de boda. —La Señora Tsukino cree que es mejor un pequeño chiste para relajar el ambiente.
—Mamá. —Serena reprime su grito apretando los dientes, abre grande los ojos hacia ella. Toma aire grande hacia adentro al sentir la mano de Vegeta sobre la suya.
—Ella es muy buena mujer, se los aseguro. —Vegeta firma mirando a los ojos de los padres de Serena. Los ve con una sonrisa orgullosa de oreja a oreja.
Ami se inclina para repartir pastel, aprovecha para hablarle a Nappa. —Relájate… Son simples mortales como cualquiera. —Musita con los dientes apretados.
—Hmp. —Nappa trata de aflojar los hombros y sus huesos truenan por la tensión.
—Tú también, relájate. —Serena le murmura a Vegeta, esconde su cara detrás de la tetera y le sirve más té.
—Hmmm… —Vegeta reprime un gruñido en su garganta, levanta una ceja. Para él la cosa va perfectamente.
—Prueben el pastel, espero les guste, es un chiffon de chocolate y almendras. —La Señora Tsukino sonríe, levanta su taza y cierra los ojos.
El Señor Tsukino mira algunas fotos que le pasaba Nappa, de cuando Vegeta estaba en el Colegio. —… Yo tenía a mi abuelo, quien había estado en el Ejército. Jaja, a veces huelo tabaco y me acuerdo de él y sus historias. —Extrañado, se da cuenta que Vegeta siempre tuvo ésa especie de gesto malhumorado.
— ¿Y ustedes están saliendo hace mucho? ¿Cómo se conocieron?—La madre de Serena le consulta a Ami, su esposo también para la oreja, están llenos de curiosidad por la pareja dispareja.
—Oh… Pues. —Ami se pone roja. —Bueno, es una historia muy simple. —Su voz se tiñe de dulzura y timidez. — Serena conoció Vegeta, Nappa es su Director de Equipo y nos cruzamos… Empezamos a charlar. —Se encoge de hombros. —Estamos teniendo citas…
—Awww… —La Señora Tsukino une sus manos. —La verdad que es toda una sorpresa.
—Sí, Ami es una gran Doctora y profesional. —El Señor Tsukino se une a la charla y dice halagos de Ami frente a Nappa. —Muy afortunado eh… —Le da un par de codazos en el aire.
—Eh, bueno, sí. Jeje. —Nappa se encoge, siente el rostro ardiendo hasta la nuca. —Me pregunto si no será un error del destino o si no estoy soñando. Somos tan diferentes.
—Ah, Jaja, pero para eso está el amor, para superar las diferencias. —La Madre de Serena le pasa más pastel. — Usted se ve un hombre serio y fuerte. —Le aprieta un poco el antebrazo, se ruboriza por su atrevimiento y lo macizo que es éste hombre.
—Recuerdo cuando entró por primera vez, con una torre de libros. —El Señor Tsukino se ríe. —Admito que las notas de Serena empezaron a mejorar a partir de allí.
Serena y Vegeta se miran entre sí. Ven a sus padres más interesados en la pareja de Ami y Nappa que en ellos.
Serena suspira y bebe su té. —"Al menos si no nos prestan atención, podremos esquivar preguntas incómodas."
—Y ustedes ya están de novios y viviendo juntos ¿No? —El Señor Tsukino dispara sin piedad y de frente a Serena y Vegeta.
— ¡Ppfff!—Serena escupe el té por la nariz.
De inmediato, Vegeta le pasa una servilleta y la ayuda a secarse. —En ése caso, al decidirnos, iríamos con usted a pedirle permiso. —Toma la mano de Serena por arriba, se la siente tiesa del espanto. El ignora un poco eso y sigue. —No me gustaría que ustedes crean que no los respeto.
—Mi hija es una mujer adulta, ya no necesita de nuestro permiso para decidir por su vida. —El Señor Tsukino acomoda sus lentes y levanta la nariz. —Pero me deja tranquilo ver que se compromete con un hombre respetuoso.
Como caballeros ingleses, Serena los ve hablar naturalmente de compromisos. Siente que le están arreglando un casamiento a sus costillas. Ya se ve frente al altar, arrastrada con su ramo, casi sin darse cuenta. — ¡Esperen un minuto! —Serena se apoya en la mesita y se levanta.
—Jajaja, ya hijita. —El Señor Tsukino sigue con simpatía, le guiña un ojo. —No le tengas miedo a comprometerte. —Está seguro de haber visto el alma de Serena salirse de su cuerpo. —Oh, a propósito de eso, adoptamos un gato y un perro. —Cambia rápido de tema. Su hija toma aire para hablar.
—Ay, ni me lo recuerdes. —La Señora Tsukino levanta la voz y se lamenta cubriéndose el rostro. Saca rápido su teléfono y muestra un par de videos. —Fuimos al refugio y los adoptamos. —Le guiña un ojo a Serena para que se calme.
Serena vuelve a su asiento, mientras todos están entretenidos viendo a las mascotas de sus padres.
—Jajaja, el gato se trepa a los muebles y pobre de ti si dejas una migaja de pan suelto, porque el perro se lo lleva. —El padre de Serena se ríe y la toma un poco de la mano.
Serena siente una brisa refrescante, recuerda ésa charla que tuvo ésa vez con él en su cumpleaños. Entrecierra un poco los ojos y devuelve la sonrisa a su progenitor. El miedo y los nervios parecen hacerse pequeños. Al fin ve la realidad de la situación actual, sus padres y Vegeta se llevan bien. Ni hablar de Nappa, que parecía haber estado esperando un momento así, con Vegeta, toda su vida.
—Aaahh, escuchan boleros… —El Padre de Serena señala, sigue haciendo charla con Nappa, en tanto siguen viendo algunas fotos que Vegeta tiene en la pequeña repisa. Siempre serio y uniformado. Espía un poco por encima de su hombro y los ve rozar sus manos al levantarse de la mesita de té, parpadea al ver que comparten una sonrisa. —"De acuerdo, no siempre es tan serio…"—Pone sus manos detrás y saca el pecho.
Serena se iba con su madre a la cocina con las bandejas y platos para limpiar. Ése pequeño roce con Vegeta la hace largar risitas risueñas de lado. Escucha a su madre toser suave para llamarle la atención. —Mamá, no tienes que limpiar… —Busca quitarle la esponja de las manos y su madre la esquiva exitosamente.
—Tranquila hija, tú secas. —Espía por encima de su hombro, se acerca al oído de su hija al darle el primer plato para secar. —A propósito… ¿Llegábamos en mal momento? —Levanta una ceja.
Serena parpadea, seca el plato y lo acomoda a un lado. —No, para nada. Solo fue una sorpresa enorme nada más.
La madre de Serena levanta los hombros, frunce los labios. —Bueno, ya sabes cómo se pone tu padre cuando se le mete algo en la cabeza. Estaba muy intranquilo de saber cómo tomaste el accidente. Yo preguntaba si no los molestamos, porque nos recibieron bastante "FRESCOS Y LIVIANOS". —Inclina la cabeza y afila su mirada a su hija, le pasa una taza.
—Ay mamá. —Serena casi tira la taza de la pena, siente el cuerpo completo ardiendo. —Es que… Estuvimos limpiando, y después del almuerzo él se puso a hacer ejercicios. —Niega con la cabeza, en un intento de que su rostro se refresque. —No seas mal pensada. —Cierra fuerte los ojos.
La Señora Tsukino espía de nuevo, por más que Vegeta haga conversación y esté a lo lejos, lo ve apuntar su vista directamente a Serena. —Hijita, por favor. No quieras tomarme el pelo. —Le da los últimos platos, se cruza de brazos y empuja un poco a Serena. —Además, no sé cómo haces, cuando no deja de mirarte así. —Revolotea sus pestañas.
Serena levanta la vista, el aire se le va al encontrar ésos ojos negros, que parecen dejarla inmóvil, como presa fácil del anhelo en ellos. Traga duro, ahora no puede dejar de verlos. Se cubre un poco con su cabello. —Mm-Me quedo en su casa, po-porque...Pa-Para ayudarlo a recuperarse. —Tose un par de veces para dejar de trabarse con su propia lengua. —Después de un choque es importante controlar su presión arterial y su pulso. Sus arterias deben sanar la inflamación que le provoca absorber de golpe tanta aceleración. Eso le puede causar dolores de cabeza, o que su presión caiga de golpe o una taquicardia, o peor, que una de sus arterias estalle y tenga una hemorragia. —Muy seria y profesional explica, de verdad le preocupa su salud, por eso no quiere cantar victoria tan pronto, prefiere ser precavida.
—Jummm… —La Señora Tsukino asiente. —La casa es enorme, está muy bonita y decorada. —Cambia rápido de tema y respeta los límites.
Serena mira alrededor. —Sí, la primera vez que vine, era casi un salón con una mesa de villar. Quizás hasta empiece a poner jarrones con flores. —Levanta un poco los hombros. —Como detalle.
—Aaahh… ¿Y te deja poner tus detalles a la casa? —Su madre está teniendo serios problemas para mantenerse al límite de su curiosidad. Su hija rueda los ojos al techo. Serena empieza a enojarse. —Hija, no hace falta que nos digas, ni nos expliques, se nota a la legua que es un buen hombre y sobretodo…—Frota los hombros de su hija para calmarla. —Que te quiere tanto como tú a él.
Serena exhala de emoción. —Oh mamá. —Se abrazan y sonríen. En la ternura de éste abrazo, Serena se llena de esperanzas, siente que lo imposible es posible; hasta una familia con Vegeta.
Vegeta observa ése abrazo entre madre e hija, sigue escuchando al Señor Tsukino. Se da cuenta que era técnicamente imposible que Serena no fuera tan bondadosa, viene de una excelente familia ¿Y él? ¿Puede decir lo mismo? —"Al menos a partir de Nappa sí… Sería más fácil contar el tiempo desde ahí, y todavía me quedaría corto, no puede cambiarse el pasado."—Trata de concentrarse que al menos, ahora, tiene el control del presente y un poco del futuro.
Salen todos a ver el patio y la piscina. Siguen las pequeñas charlas. Nappa ya se siente menos presionado, hasta toma la mano de Ami más suave.
Lo siente menos tenso, eso le dibuja una sonrisa. Ami acompaña a despedirse a los padres de Serena y se va a casa de Nappa.
—… Solo falta mi hermano, Tarble, para que lo conozcan. —Vegeta menciona y pone sus puños unidos detrás, saca el pecho como si se reportara a un superior.
—Oh, claro, claro… Y Sammy también. —El Señor Tsukino se acomoda los lentes, sonríe y ya no le intimida tanto la mala cara de la pareja de su hija. —Podríamos hasta ver una parrillada en nuestra casa. —Toca el hombro de su hija y le da un pequeño abrazo, la siente mucho más a gusto que al inicio.
—Nos vemos papá, no te preocupes. —Serena con voz suave, disfruta del abrazo de su padre.
Ami camina en el patio de la casa de Nappa. —Qué bonita la etapa de la relación de Vegeta y Serena ¿Verdad?
—Cierto. Además, espere mucho tiempo para tener un momento así con Vegeta. Fue toda una sorpresa. —Se rasca un poco la nuca. —Aunque de Tarble me lo esperaba, Jeje. —Abre la puerta. —"Quisiera estar en la misma situación que Vegeta…"
Ami dibuja una enorme sonrisa. —Tendremos que regar las plantas aquí adentro otra vez ¿Con el rociador verdad?
Nappa le asiente. —El pronóstico de granizo es hasta hoy. —Piensa en detalle cada charla y actitud de la presentación Estaban muy sorprendidos, curiosos…Extrañados, creo que es la palabra. —Dice en tono, entre normal y pensativo. Se agacha para revisar las plantas
—Uh-Uh… —Ami se tira sobre la espalda de Nappa e intenta que sus manos se unan adelante. —No me gusta ése tono. —Hace un pequeño puchero.
Nappa frunce un poco el ceño. — ¿Ah sí? ¿Qué tono es el que prefieres?
Ami muerde sus labios, su corazón acelera. —El que usas cuando me haces el amor…
Nappa toma sus manos. —Haaa… Ami. No me hables así de dulce o voy a perder la razón.
—Ajá, ten cuidado con mi arma mortal. —Ami larga unas risitas traviesas. —Mmm ¿No te has puesto a pensar que tal vez soy YO la que no queda contigo?
Nappa apoya una rodilla al suelo y se voltea para tenerla abrazada y de frente. — ¿Cómo sería eso? —Levanta una ceja muy pronunciadamente.
—Sí, que me vean a mí; tan menudita e inexperta. —Ami le muestra sus manos envolviendo su cintura casi por completo.
—Hmmm, menudita puede ser. —Nappa aprieta sus caderas, extiende sus dedos. —Pero inexperta, lo dudo mucho. —La acerca hasta su boca.
— ¿Pretendes halagarme para cambiar de tema? —Ami completa con un beso, mueve sus labios. —Es que eres tan grande…
—Oh ¿Pretendes halagarme? —Responde con mucha ironía contra su boca.
—Mmh, Nappa… —Ami suspira, trata de hablar y reprimir las ganas de sacar la lengua. —Ocupémonos de las plantas primero. —Nappa atrapa su mentón en la boca y roza sus dientes, muy suave. La suelta para atender las macetas primero.
De vuelta en casa de Vegeta, Serena se relajaba. Empezaba a cerrar un poco las ventanas. —…Tal parece que hoy sí habrá mal tiempo por la noche. Me pregunto dónde andará…
Miau…
Tama hace acto de presencia, Serena pone una mano en la cintura. —Jajaja hablando de Roma… ¿Qué pasa Tama? ¿Le huiste a las visitas? —Le acaricia un poco el lomo.
—Serena. —Vegeta levanta el tono.
— ¡Voy! —Serena le deja un beso al gato y sigue la voz de Vegeta hasta la habitación. — ¿Pasó algo? —Entra y da un paso atrás, al verlo desnudo contra el marco de la puerta del baño. —Aaah ¿Una toalla? —Usa el sarcasmo para evadir su deseo, esquiva la mirada.
Vegeta abre la puerta del baño. Juega un poco con su lengua y usa sus habilidades actorales. —Haaa, tengo un problema. Cada vez que trato de lavar mi espalda, el esfuerzo me marea. —Se frota la frente, como si se iniciara una migraña.
—Tienes cepillo para eso. —Serena se cruza de brazos, no va a negarse, pero quiere saber hasta dónde llega Vegeta.
—Pero me estiro y me agota. —Vegeta abre de par en par, el aroma de las velas se deja sentir. —La bañera está con el agua perfecta, imagínate si me desmayo y me ahogo. —Lleva la mano a su pecho, lleno de dramatismo.
—Pues, una ducha te habría sido suficiente. —Serena obliga a sus ojos a verlo fijo y a la cara, está demasiado tentada por ver qué tan duro está ahora mismo.
Vegeta se asombra de su actitud de piedra, sosteniendo sus riendas tan firme. —Es también para ti, también limpiaste y te ocupaste de la casa. Quiero que veas que, mientras estés de visita en mi casa, soy un buen anfitrión.
—Haaa, bueno… —Se ata el cabello en un solo bollo. —Mis padres me enseñaron a no ser descortés. —Serena empieza a quitarse el vestido, camina muy engreída al baño. —Y si estás así de desesperado ¡Ah! —Se asusta cuando Vegeta bloquea su ingreso con un brazo.
Se inclina a ella, le afila la mirada. Ésos ojos azules le devuelven el desafío. —Carajo Serena, presionas mis botones. —Su pecho se oprime literalmente, habla en voz baja y agitado. —No voy a desistir, voy a cumplir. Verás que no necesito sexo, para sentirte mía. Se-Re-Na —Lo dice largando el aire contra el rostro de Serena. Y así de fácil la hace soltar sus riendas, cae en sus brazos flácida. Unen sus bocas, el beso es lento, en tanto quita su brasier y con una mano hace volar sus bragas. La levanta en brazos. —Ah… —Vegeta se toma una pausa, son demasiadas tensiones, casi se marea. Sacude rápido la cabeza para que ella no se preocupe.
Serena se sostiene de su cuello, se recuesta un poco y la mete con él en la espuma. Bajan las luces. Abrazados, pasan sus manos enjabonándose. —No vuelvas a levantarme, todavía no puedes. —Se acomoda detrás de Vegeta y masajea su nuca.
Lo escucha gruñir, pero suspira a gusto por los masajes. —Mmm… Voy a empezar a ver cuándo entrenas. —Esconde un suspiro, su boca se llena de agua tocando sus músculos.
Vegeta pone los ojos en blanco casi involuntariamente, está sentado entre las piernas de Serena, se las acaricia y las deja encima de sus piernas. —Grrr… Se siente bien… —Piensa unos momentos lo que le dijo. — ¿Quieres entrenar conmigo?
—Quiero ver que no te pase nada, que es otra cosa. —Serena traga duro, qué bueno que el agua está fresca, sino su excitación sería difícil de disimular.
—Así que piensas seguirme a cada paso, me parece un poco controlador y acosador de tu parte. —Tira la cabeza hacia atrás y sonríe con malicia a ésos ojos azules.
— ¿Ah sí? ¿Quieres que te recuerde quién seguía mis pasos por todo Tokio sólo por decirle que NO?
—Me vuelves a despertar la fantasía de verte con un látigo y botas altas. —Vegeta la empuja un poco al borde, hace que ella recueste la cabeza. Se queda flotando sobre su pecho. Sus ojos se van a ésos pezones rosados y duros, se abraza completamente alimentando su vista. Todo su cuerpo, le pide devorarla, tomarla ahí mismo. Su polla duele, una caricia de Serena entre los mechones de su cabello parecen sedarlo de inmediato. —Haaa, sí. Tan solo esto me hace tan bien. —Dice exactamente lo que piensa.
Serena frunce los labios, ella también se siente muy relajada. Sin embargo no es suficiente para ignorar el miembro de Vegeta, duro y dando saltos contra su muslo. —Jmjm ¿Seguro?
Un ronroneo espontáneo le responde. Unos minutos de silencio, sólo se escucha el agua y los suspiros del lugar. —Me gustó conocer a tus padres, no creas que es un truco para que aceptes vivir conmigo si no quieres. —Inhala y exhala grande. —Son buenas personas. No sé qué pasará cuando sepan la verdad sobre mí, tal vez ya no estén tan de acuerdo con lo nuestro. —Frunce el ceño.
Serena se endereza, pone una mano en su mejilla y mira su rostro. — ¿A qué te refieres? Mi mamá dijo que eras un buen hombre y mi padre dijo que eras muy respetuoso. —Trata de conectar sus ojos azules, pero ésos ojos negros la evaden con facilidad.
—Mi pasado es algo que no puedo cambiar. —Vegeta mueve su mano en la superficie, estruja las burbujas en su palma. —No hablo de cosas de cuando era niño, también de… De malas decisiones en mi adultez. —La luz de ésos ojos azules atraen su mirada ¿Qué querrían ver en sus ojos negros ésos enormes y puros ojos azules? La espuma cubre los sitios impúdicos de su silueta. —"Qué injusto que sea tan hermosa."
Serena se acerca sin dudarlo, lo abraza y se acomoda sobre su pecho. —Todos tomamos malas decisiones alguna vez. —Cierra los ojos, acaricia sus pectorales y todo el ancho de su pecho, esperando quitarle los pensamientos negativos.
—Desde el accidente... Me he vuelto a preguntar si… Si es que Bulma sabía del embarazo y por eso quiso apresurarse a casarse con ése imbécil. En las declaraciones, Yamcha desconocía sobre su estado. También pudo ser una mentira para no agravar su veredicto. —El silencio de Serena lo deja desahogarse. —Si ella no se hubiera embarazado ¿Qué hubiera pasado?
—La muerte deja esas cosas… Deja el vacío, se lleva lo bueno y lo malo por igual. —Serena le habla muy suave. —Quisiera decirte algo para superar eso, que sea como magia que desaparezca el dolor. —Delinea una cicatriz cerca de su ombligo.
Vegeta pasa su mano por la línea de la espalda de Serena, sus callos peinan su tersa figura. —Sólo estando aquí y ahora, me ayudas a sanar. —Los dos suspiran, las heridas del pasado brotan en sus mentes. —Entiendo que no quieras vivir aquí. Tienes las cosas de Darien en tu casa, tu espacio con él. —Vegeta hace gesto de disgusto, se incomoda por su repentina honestidad.
Serena deja su mano apoyada en la zona de su corazón. —Con todo el alboroto, la pelea y el accidente; no te he contado. —Decide ser honesta con él. —Me deshice de la mayoría de las cosas de Darien, sólo me quedé con sus fotos, una pequeña cajita musical y el anillo de compromiso.
—Se-Serena. —Vegeta busca enderezarse para verla cara a cara, le parece increíble. —Si es por algo que yo hice o dije, yo no—
Serena detiene su boca con un beso, baja sus manos peligrosamente por sus abdominales, juega con el límite de su pelvis. Con un pequeño empujón, lo acomoda de nuevo para recostarse en su pecho. Ya sabe cómo tomar el volante. —Es porque tienes razón. Tengo que dejarlo ir, dejar que descanse en paz.
— ¿Qué debo responder cuando eres así? —Vegeta piensa en voz alta.
—No hacen falta palabras, Ve-Ge-Ta… —Serena se trepa a su cuerpo, abren sus bocas y se poseen en el beso, entrelazan sus dedos. Se escuchan relámpagos afuera, las ráfagas de viento hacen que el granizo resuene. —Ah… —Vegeta la sube a su abdomen, la abre de piernas y la frota. —Basta… Chico Malo…
Vegeta estira su labio inferior. —El peor ¿Y tú? ¿Eres de ésos ángeles que castigan? —Sonríen con picardía, enrojecen y giran sus lenguas. Sus dedos suben y bajan, de linean sus cuerpos sin tocar zonas genitales ¡Pero maldita sea! Cada área de su piel los estimula.
Se contienen, sólo sus bocas demuestran sus deseos, sólo sus bocas hacen el amor, descargan la lujuria y arden de ternura. Con pequeñas mordidas, se hacen gemir y retorcerse.
Sus dedos ya se arrugaban, era momento de salir. Una almohada de por medio para la erección de Vegeta, abraza a Serena de lado, besa su hombro. Duermen desnudos. Aunque juguetear fue demasiado estimulante, sintieron que fue exquisitamente satisfactorio.
Al otro día, primer día entrenando juntos. Serena está en la cinta eléctrica, trotando. Frente a ella, Vegeta, haciendo pesas. El sudor corre por el cuerpo de Serena, su cuerpo se agita en cada impacto de sus pies. Vegeta la mira como un depredador que acecha a su presa, una capa fina de sudor se forma en su frente mientras trata de no perder la cuenta ni la respiración. Los dos tratan de frenar sus ansias, pero la curva es demasiado pronunciada.
—"Es un maldito y jodido buen desafío…"—Vegeta piensa y aprieta los dientes. Nada parece calmarlos, ni siquiera cuando están frente a frente para hacer abdominales simples en la alfombra.
1, 2, 3, 4…. Respiración, respiración. Al elevarse del piso, los divierte verse a los ojos y hacen un poco más, con más ganas más rápido, más apretado; agitado y sudoroso…Caliente. Pierden la cuenta.
—Oh rayos… —Serena se desploma a un lado, presiona su vientre, agitada y tosiendo.
—Mierda, mierda. —Vegeta bufa al cielo, trata de estirarse, el vientre le quema. Su respiración está fuera de control. —Ya…Hay…Hay que estirar… —Apenas puede hablar. Toma a Serena de los tobillos, no tiene fuerzas para resistirse. —Vamos mujer…
Serena se siente como un bulto de huesos, Vegeta queda arriba de ella, Serena imita su posición; presionando las palmas en la alfombra, con las piernas estiradas y la barriga al piso. Inhala y al tirar la cabeza hacia atrás exhala. Lo ve ahí detrás, larga unas risas. Baja de nuevo, retoman el aire, el peso de Vegeta pegado a su cuerpo y una vez más exhalan. Sus sonrisas se sincronizan y sus alientos se calman.
Se levantan para estirar otras extremidades. — ¿Te gustaría salir a la playa? —Vegeta consulta, la ve afirmar los pies y agacharse. Niega con la cabeza. —No, no. Un poco más… —Vegeta se apoya detrás de ella, la deja sentir su miembro inflamado. Bufa un poco, pero profesionalmente, acomoda sus piernas y la hace estirarse como corresponde. —Así, la línea de tu espalda firme.
—Ja-Ja ¿Sólo la línea de mi espalda está firme? —Serena se endereza, pone sus manos en el pecho. —No te olvides de tomarte la presión y anotar todo.
—Sí Señora. —Vegeta también se estira. — ¿No piensas responder mujer?
—Oh, pues… Pensaba pasar un día más tranquilo aquí. Tomar el sol, nadar en la piscina… Mirar alguna película. —Serena disfruta de éste intercambio, que parece muy normal, pero hace un tiempo le parecería imposible con Vegeta.
Vegeta se relame el labio superior, saborea un poco de su sudor salino. — ¿No te molesta cuando digo MUJER? —No sabe si está bien o mal decirle a Serena cada cosa que pasa por su mente, sólo se da cuenta que junto a ella le sale naturalmente, aun si al instante se siente extraño. —Esss… Una especie de costumbre, no quiero que pienses que… Yo de alguna forma, te veo como una más...
Serena toma la toalla, se la pasa por el cuello de Vegeta. Afila sus ojos, un poco amenazante. —Pero soy Tú Mujer ¿No? —Tironea los extremos y lo hace inclinarse.
Su respuesta lo toma desprevenido, se queda ahí, mirando ésa boca rosa, queriendo lamer el sudor que cae entre sus pechos. — Tan, pero tan mía; que me haces imposible no querer follarte hasta volverme loco. —Su demonio habla sin filtros. La toma del trasero, la aprieta. Lame desde la base de su cuello, hasta su boca.
—Grrr… Eres todo mío. —Serena dice entregándose un poco a su apetito, presiona a Vegeta por la cadera, un beso caluroso.
Vegeta frunce el ceño y todo su rostro sin querer, siente una punzada en la sien. Rechista de lado. Serena lo aleja de golpe y lo sienta en una banca que hay de lado. —Espera. —La sostiene firme de la muñeca. —Dame dos minutos… —Ve su reloj marcar la presión en naranja, respira hondo.
—Hmmm… Bueno, basta de calor. —Serena le pasa una botella fría de agua, le concede una pausa.
—Entonces, pidamos helado… —Vegeta responde, se frota la nuca y se siente mejor. Camina y disimula que no nota como Serena lo acompaña en cada paso para no escapar de la medicación y el control de su presión. —"Está bien, me hace sentir bien que me cuide… Pero nunca se lo voy a decir en voz alta."
En la Empresa Cápsula, Rei y Raditz estaban viendo los autos.
— ¿Estás muy ansioso? —Rei camina junto a él.
Raditz no va a negarlo, siente nervios. —Nunca he reemplazado a Vegeta en una Final, por supuesto que sí. —Pasa su mano por el capó de su coche.
—Estoy segura que todo saldrá bien. —Abraza a Raditz desde la cintura. —Quisiera estar contigo mañana que empiezas las prácticas.
Raditz acaricia el cabello de Rei, la toma del rostro y se inclina para un beso. La fuerza de sus labios los inclina. La piedra de incertidumbre que le presionaba el pecho parece quitarse. A cambio sus latidos aceleran y empiezan a encender el fuego en sus caricias.
—Ups. —Rei da un pequeño salto al sentir que su trasero choca contra el auto. Se sostiene un poco con sus manos.
Desde ése ángulo, la vista de Raditz se va a su escote. Rei tiene pantalones de jean y una camiseta sin mangas. Su voluptuosa figura semi sentada sobre su coche, tan sensual y con la mirada púrpura llena de ternura. —Me calientas…—Confiesa presionando los dientes, la empuja un poco más y se acomoda entre sus piernas.
— ¡Ah! ¡¿Raditz qué haces?! —Rei chilla, la recorre un escalofrío al sentir las manos posesivas de Raditz. —Oh Dios… —Tira la cabeza hacia atrás cuando le baja su camiseta y deja descubierto su pezón para chuparlo.
Succiona su pecho, baja directo a abrir sus pantalones. —Rei, ya no puedo estar sin cumplir ésta fantasía.
— ¿De qué fantasía hablas? —Chilla, trata de alejarlo con una mano. —Alguien nos puede ver. —Susurra y mira a la puerta doble.
—Ya te dije que no hay nadie. —Mete las manos por la zona de su trasero, se lo presiona y vuelve a callarla con un beso.
Rei lo toma del cuello de su camisa, lo tironea. —Ay Raditz. Te odio. —Jadea y abre la boca para meter su lengua. Se deja llevar por la pasión del momento, enreda sus piernas. Ve que abre un paquete plateado con los dientes, ella se lo quita, toma con poca delicadeza su erección y baja rápido la funda. Siente su glande inflamado rozando su clítoris, jugando con la humedad de su entrada. —Raditz, no dudes y hazlo de una vez. —Tironea los lados de su camisa, un par de botones vuelan.
Raditz pasa la lengua por el filo de sus dientes delanteros. — Haces que me sea difícil mantener mi lado romántico. —Sigue rozando los labios de su vagina, se lubrica con ella.
—Dice el hombre que me quiere fornicar arriba de su auto. —Rei levanta una ceja. — ¡Oh! ¡Dios! —Siente que su cuerpo fue atravesado por una descarga violenta. La polla de Raditz se mete con ansias y al segundo ya empieza a agitarla completamente. El carro se mueve con ella, Rei trata de mantener las palmas apoyadas para su estabilidad.
Raditz aferra firme sus palmas a los muslos. El pecho libre de Rei salta cada vez que toca el fondo de su cavidad, sube una mano a su cabello negro, la toma firme para no perder la unión. —Rei, necesito esto, ah, necesito de tu sexo. —Une su frente con ella, la mira a los ojos. —Tu sexo regando todo mi auto.
Rei no parpadea, sus alientos calientes se unen. Se deja llevar, en cada embestida se siente al borde, recibe el placer sin quejas. — ¡Oh Dios! ¡Raditz, Raditz! —Se sostiene de sus pectorales casi clavando las uñas. El orgasmo se construye y pare estar por desbordarse. La curva de su pene parece tener la forma perfecta para presionar su punto G y sentirse técnicamente ordeñar. —Me vengo, Raditz… —Tira la cabeza hacia atrás.
Un hilo de sudor corre por su sien, baja a tomar su pecho, lo lame completo, acelera las embestidas y cae rendido con ella en pleno orgasmo. —Oh sí… Sí Rei. —Lame su pezón para aliviarlo, dejó un par de marcas con su ímpetu.
Las piernas de Rei son gelatina, qué poco le importa el desastre en su cuerpo o cualquier marca, si el placer es así de delirante junto a él. Agitada sonríe, se cubre un poco el rostro. El cuerpo de Raditz la cubre completa y sus besos dulces recorren su rostro. Ella también lo acaricia despacio. Una escena demasiado tierna, en comparación del sexo salvaje del que acaban de participar.
Caminaban tomados de la mano, todavía coqueteando de un lado al otro. Pero una visitante sorpresa los hace saltar y acomodarse un poco el cabello.
—Ajem ¿Milk? Qué raro verte por aquí. —Raditz saca el pecho, le llama la atención.
—Sí, vine a ver un poco las rutinas para mañana y ver que todo esté listo para entrenar. —Milk habla con tono normal, con la mirada baja. Ni presta atención de verdad a la pareja frente a ella.
—Oh, Serena quiere hacer una parrillada en casa de Vegeta. —Rei trata de hacer una charla natural.
Milk sigue su camino. —Sí, me llegó la invitación. Veré si tengo tiempo, gracias. —Amable les sonríe y se va. Suspira al meterse en la sala de entrenamientos, todo silencioso; perfecto para perderse un poco en su trabajo y tratar de limpiar su mente de Kakarotto. — ¿Podré verte de nuevo a la cara? Haaa… —El primer instinto de Milk es escapar, quiere salir de ésta situación. Se sienta en una de las máquinas de abdominales. —Si me fuera… Si me decidiera a al fin invertir en un gimnasio o una escuela de Artes Marciales. —La solución la hace querer llorar, se apoya en sus rodillas y une sus manos adelante. No puede creer que en serio esté analizando la posibilidad.
Kakarotto nadaba en el mar, cada brazada violenta le quitaba el aire, sacaba la cabeza agitado. Se iba a la orilla y se desplomaba en la arena. Está paralizado con la situación de Milk, no tiene ni idea qué va a hacer cuando vuelvan a estar en el mismo espacio. —"¿Y si se va? ¡No, ella no abandonaría al Equipo! Pero… ¿A mí?"—Se entristece y bufa mientras maldice al cielo.
En la casa Son, Bardock seguía acostado, apenas cubierto con las sábanas. La luz del sol fulmina sus ojos, se cubre con las almohadas.
—Mira nada más la hora ¿No te da vergüenza? —Lita abre grande las cortinas, había llevado una bandeja con el desayuno.
Bardock espía con un ojo, ahí está con una camisa blanca y tomado su taza. —Grrr… Es mi día libre…
—Tus hijos habrán salido a su madre, todos madrugaron y salieron. Tú aquí, todavía arrastrándote perezosamente. —Le da una taza, siente una mano en su pecho. Ofendida levanta un ceja.
— ¿Tienes puesto brasier? —Bardock se arrastra en el colchón y se sienta, recibe la taza. El aroma a café hace saltar a su nariz.
—Por supuesto, no pienso caer en tus "ataques mañaneros". —Cierra los ojos y bebe el café.
—Ah pues, en el amor y en la guerra… —Toma su teléfono y revisa un mensaje. —Serena quiere hacer una parrillada en casa de Vegeta…
—Sí, yo también recibí el mensaje. —Lita unta una tostada. — ¿Ella te envía muchos mensajes?
—Mmm… Lita ¿Celos? —Bardock dice en broma.
—No. Es simple curiosidad. —Lita lo pica un poco con la cuchara en el pecho, parpadea con la tentación de ésos pectorales.
Bardock se da cuenta de ésa mirada, la sigue con la vista. —Eres pésima mentirosa. —Muerde su tostada con jalea, se relame los labios. Se mete debajo de las sábanas.
— ¿Qué haces? ¡HEY! —Lita lo ve tirar sus piernas y abrirlas. —Bardock no.
Bardock se destapa la cabeza. — ¿No? Por favor, necesito proteínas. —Se relame y corre sus bragas a un lado.
Lita se sostiene con sus codos, está por darle una patada en la cabeza y— ¡Ah mierda! —La boca de Bardock la devora, los labios de su vagina están inflamados y todavía adoloridos por la actividad de anoche…Y toda la tarde anterior. Cierra un ojo, entre el dolor eléctrico y el placer, su clítoris está prendido fuego. —Auch, Ba-Bardock…
Bardock deja una lamida suave, luego un pequeño beso. Siente toda la pelvis de Lita ardiendo. —Ya, listo. Era solo un beso. —Deja sus bragas bien acomodadas, se recuesta en su vientre.
—Jummm… —Lita peina su cabellera, sonríen juntos.
—Te ves hermosa Lita. —Hunde un poco su nariz en su ombligo, el aroma a canela y café, también un poco a coco por el jabón.
Lita pasa sus dedos por la comisura de los músculos de sus hombros. —Y tú Bardock. Eres tan guapo, me da rabia de a ratos, no haberme podido resistir un tiempo más.
—Puesss… Si te resistías un poco más, mis huesos serían polvo. —Se endereza y le da de comer un poco de Hotcakes con el tenedor.
Lita mastica. —Ja-Ja, ya basta de verte como un viejo moribundo o en el final de sus días porque no lo eres. —Traga el bocado. —Eres como un vino…Mmm y creo que Nappa sería como un Whisky. Es mucho más grande y fuerte. Uufff ¿Cómo la estará pasando Ami? —Se abanica la cara.
—Liiitaaa…—Bardock le advierte, cierra los ojos con enojo.
— ¿Celoso?
—Por supuesto. Nappa es mío.
— ¿Qué? —Pone una mano en la cintura, jadea y su mandíbula cae.
—Sí. Me escuchaste muy bien. —Se limpia con una servilleta. — ¡No voy a dejar que nadie lo aparte de mi lado! —Se tira sobre ella, la ataca con cosquillas.
— ¡NO! ¡Jajajaja! ¡Bardock! ¡Jajaja! ¡Basta! —Lita toma la almohada y lo golpea. Se arrastran con risas en la cama. A Lita le sorprende a veces, cómo le duele también el rostro de tanto sonreír junto a él.
Todas estas sonrisas, Bardock quisiera saber cuándo será el momento de vivir junto a Lita y hacer estos momentos interminables. Se pregunta si es normal amarla tanto y tan pronto.
Momento soñado para Nappa, después de bañarse con Ami, prepara el desayuno. Se encuentra con Ami, leyendo cerca de la ventana con su camisón. El prepara el desayuno y se acerca con las tazas. Le deja un beso en la mejilla y observa sus mejillas enrojecer. —Perfecta… —Huele el aroma de su shampoo.
Como si no fuera suficiente éste perfecto fin de semana para ellos, Ami es abrumada por sus dulces atenciones. El aroma al perfume de Nappa, hacen ésta mañana soleada como el cielo. —"Se ve tan atractivo con camiseta, tan informal, sus brazos resaltan todavía más…"—Su vista se dilata y su pecho se derrite.
Comían helado y veían un poco sobre los nuevo itinerarios que tendrán con Raditz entrenando como reemplazo de Vegeta. El televisor estaba con una película, pero que quedó en voz baja cuando empezaron a escuchar música y ver sus agendas.
—…Así que les envié una invitación a una parrillada. Una manera amena para celebrar juntos que todo salió bien.
Vegeta chupa la cuchara del helado. —Hmmm, no veo la necesidad.
—Ya hablamos de esto y estuviste de acuerdo. —Serena lo apunta con la cuchara llena de helado.
— ¡Ñam!—Vegeta devora la cuchara de Serena, cuando la ve quedar con la boca abierta y ofendida, le da de su cuchara para callarla. Quiere levantar más helado, su cuchara ya tocaba el fondo. Se abraza a Serena y la recuesta en el sillón. —Mmm. Me gustan tus vestidos. Son sexys. —Sube su mano y se aferra a su muslo.
Serena ronronea ante sus dedos peinando su piel, se acomoda sobre su pecho. —Mmm, es que hace calor… —Sonríe de lado. Cuando había armado el bolso, pensó en ponerse éstos vestidos y provocarlo. Su plan funcionó perfectamente. Se siente tan mujer y tan provocadora a su alrededor, casi como si fuera otra mujer.
Como un hombre nuevo, Vegeta no quiere soltarse a ésta emoción. La abraza fuerte, siente la brisa entrar por el ventanal grande de la sala. Siente que junto a Serena, ser un hombre mejor no parece imposible. —"Quiero serlo, porque ella se lo merece… Cuidarla de todo. Aunque a veces sea terca como una mula…"
Cierran los ojos, no se duermen, pero saborean la calma.
…
Día 1, entrenamiento sin Vegeta. Kakarotto arma todas sus riendas, para cruzar la puerta doble del trabajo. Saluda normal, al entrar a la sala de entrenamientos ve a Vegeta. —Oye, tú no puedes estar aquí. —Frunce el ceño y deja su bolso a un lado.
Vegeta se voltea con los brazos cruzados, deja ver a Milk. —Lo sé, porque estoy con parte médico. Pero estoy revisando algunas rutinas y la dieta con Milk. No puedo perder el estado físico, aun estando en recuperación. —Frunce el ceño, no sabe porqué se explicó con Kakarotto en lugar de enviarlo al infierno.
Milk disimula su salto al ver a Kakarotto, sigue anotando en su tableta. —Bien, solo intenta no comer muchos carbohidratos, porque no puedes hacer cardio…
Vegeta mueve la cabeza de un lado al otro. —Intentaré. —Levanta una ceja, mira a Milk, mira a Kakarotto. Parecen comportarse normales y eso le parece extraño. Asiente y se va con Nappa a ver el centro de Controles.
—Aquí tienes. —Milk le da su rutina, Kakarotto la toma.
—Bien. —Kakarotto habla con sus gestos fruncidos y mal tono. —Voy a revisarlo ¡Auch! —Alguien le tira de la oreja.
—Revisar nada, te pones a trabajar. —Bardock tironeaba a su hijo por la oreja, no olvidó su falta de cortesía de la última vez.
Entra Broly a la sala. —Buenas ¿Qué hace Vegeta aquí? —Señala para atrás.
—Vino por su nueva rutina y su régimen. —Bardock lo observa de lado. — ¿Y tú…?
Broly se ata un poco el cabello, hoy se pone al día sí o sí. —Yo… Empecé a ver una terapeuta.
— ¡Oye! ¿Me hiciste caso? —Diecisiete aparece, levanta su pulgar. — ¿Verdad que mi novia hace milagros? Es tan inteligente… Así que mucho ojo.
Broly suspira con una risa suave. —Sí, tranquilo. Tan solo nos la pasamos hablando de ti. —Lo señala con el dedo.
— ¡¿Qué?! ¡¿Cómo?! ¡Cuéntame, cuéntame! —Dijiste salta a su alrededor.
Muy callado, Broly empieza con su rutina. Lo deja ahogarse con su curiosidad. —"Sí, es una buena mujer, Diecisiete es muy afortunado… Pero ahora, tan solo quisiera estar lo mejor posible para volver a ver a…"—Mira su teléfono, tal vez le escriba en el almuerzo.
Serena estaba en la oficina, juntaba varios papeles. Vegeta entra junto a Tarble.
—Maldito necio ¿Cómo es posible que hayas venido? Debes descansar, maldita sea. —Tarble berrea y se afloja la corbata.
—Es mi empresa también, no pienso abandonarla. —Observa a Serena riéndose por los regaños de su hermano menor. Se hastía. — ¿Qué te sucede a ti que andas así de histérico?
Tarble lo mira de lado, levanta una ceja. —No todos tenemos tiempo para dormir y descansar como gatos caseros. —Exhala y pone mala cara. La verdad es que Gure le pidió hablar por la noche, han estado muy tensos buscando un bebé. Hace un par de días tuvieron una pelea muy grande, jamás vio a Gure tan alterada y enojada. Y piensa que es mejor tomarse un tiempo antes de seguir buscando.
—Sólo vino a traerme, no confía en la forma en que manejo. —Serena le deja unas carpetas en el escritorio de Tarble. —Y no pienso dejarte solo con los papeles y los contratos aquí.
Tarble se limita a gruñir en aprobación. Vegeta sonríe de lado. —Tan solo vine a cambiar de aire, para no estar tan encerrado.
—Oh, me alegra tu entusiasmo por socializar. —Serena le pasa un par de sobres. —La Asociación aceptó nuestra apelación por el accidente. —Levanta un dedo y su nariz al techo. — Recuerda agradecerle a Gure. Y por más de que todavía no puedes estar en las carreras, eso que te entregue son invitaciones a eventos sociales. Ya no puedes poner la excusa de que no leíste el email.
Vegeta queda con la boca abierta, la apunta con su mirada asesina. Ya sabía que le parecía extraño la "mediana" lucha que le dio Serena para venir.
—Llévate los papeles y los contratos. —Tarble le insiste. —Porque si da una vuelta más, va a caer en la tentación de meterse a probar a Raditz. —Quiere estar solo en la oficina.
—Hazle caso. —Dieciocho entra por la puerta abierta. —Yo estaré aquí, lo importante ya está firmado. —Escucha a Tarble exhalar fuego por su presencia. —Ya, ya… —Se acerca por detrás y lo hace masajes a los hombros de Tarble. —Decía mi mamá que los gruñones se quedaban chiquitos.
— ¡Sal de aquí! —Le da un pequeño manotazo, Dieciocho sigue presionando sus músculos, sus huesos truenan. No puede resistirse, es muy relajante.
Serena se sube al carro, fueron en el Subaru. Se pasa el cinturón de seguridad, cruza sus piernas y sus brazos. —Tienes que dejarme manejar a mi ¿Tan poco hombre te hace sentir? —Serena hace el gesto de pequeño con su índice y su pulgar.
Auch, golpe bajo. Pero Vegeta está demasiado sedado por su presencia. —No dejaré que alguien sin licencia me meta en un lío. —Se ajusta el cinturón, enciende el auto y se apoya en el respaldo de Serena para hacer marcha atrás. —Pequeña delincuente. —Conecta sus ojos con ella y le deja un beso sorpresa en sus labios. Cerezas, no puede esperar para seguir devorándolos.
Roja como un tomate, grita por dentro. Su orgullo no le permite darle la razón, porque la tiene. Ella ya debería hacer su licencia de conducir. Toca sus labios, los siente inflamados. —"Ya quiero estar contigo a solas, abrazarnos y besarnos… Dormir juntos…"
Tan entretenidos, ni siquiera lo ven en la acera de enfrente ¿Tanto ha cambiado? Tiene una gorra y una chaqueta, no tiene nada que le cubra el rostro realmente. Sus ojos tiemblan al ver la marquesina frontal, las letras y el símbolo de EMPRESA CÁPSULA. —"Nada mal para el hijo de una puta y un Yakuza."—Fuma, la pitada es larga, como si quisiera ahogarse en el humo. Se pone los lentes al ver un par de reporteros salir detrás de ellos y un par de fotógrafos. —"No es justo, maldición, no es justo."—Se muerde y sus ojos lagrimean de la rabia y la envidia.
…
Así empezamos el año, a todo dar y con estreno. Muchas gracias por seguir mis delirios cósmicos ¡Hasta el próximo viernes! (Si Dios quiere veré poner al día como corresponde)
Saluditos…
OhaioIzumiKun: Aaaahh! Feliz año. Jajaja qué difícil, ahí la tentación y hay que hacer la lucha. Pues yo mejor ni opino, porque si los viera pasar también les pediría desde foto a saludo de cumpleaños para grabar Jejeje. Roshi, ése viejo zabrotzo, mejor se cuida o el internado será él. Boom! Ahí la sorpresa y la tensión en todo el meeting entre los suegros. Pobre Usagi, ya le planeaban hasta la Iglesia para unirse frente a nuestro Señor XD Milk y Mina, están solas y después de la tormenta, mejor pasarla con amigas. Ufff! Tremendo y satisfactorio fin de semanita. Ése Bardock no perdona :V ya sabemos a quién salió el Raditz, jeje. Muchas gracias por tu rw, un abrazo!
