Extra: otro día en la oficina
Tenía que verlo con sus propios ojos. ¿Sería en serio que contrató a una interna para encargarse de sus labores? ¿O acaso era otro engaño para evitar que le reportara con R. H.? No iba a esperar para averiguarlo dentro de dos meses. Sub se armó de valor para visitar la oficina del jefe de departamento de Estrategia. No había vuelto a tener contacto con él desde aquella llamada de madrugada y, a decir verdad, lo prefería así. Desde que lo conoció, su vida se había complicado demasiado y su débil cuerpo no podía soportar tanto estrés en tan poco tiempo.
Caminaba detrás de Maera, a quien acudió como apoyo moral, la mujer castaña taconeaba animadamente por la oficina hasta llegar al fondo del departamento de Estrategia. Entró en la oficina de Toshi sin tocar, percatándose del rostro sudado de su compañero de trabajo, quien respiraba agitado y se encontraba como desvanecido sobre su silla. De debajo del escritorio se asomaba un rostro nuevo, los ojos negros de una muchacha joven le observaban sorprendidos.
-¡Así que para eso querías una interna!- exclamó Maera- llevando el concepto de explotación laboral a otro nivel. Guau, Toshi, estoy sorprendida.
-¿Para eso contrataste una interna? ¡Oh dios! - Sub se tapó los ojos y la boca al mismo tiempo, decidiéndose por darse la media vuelta para no ver.
-Oh por favor, Maera. Mira bien, mis pantalones están abrochados. A mi nueva interna se le cayó el café recién hervido sobre mi pierna- señaló hacia la mancha en su pantalón gris.
-Lo siento, lo siento, lo siento- suplicaba la interna mientras intentaba limpiar el suelo debajo del escritorio- le pagaré la tintorería.
-Es suficiente, Dobri. Ve a secarte- Toshiro le hizo una seña con la mano como despidiéndola - ¿y bien? ¿Qué las trae por aquí?
-No recuerdo a qué venía, con lo que acabo de presenciar se me borró el cassette.
-Maera, ¿realmente piensas tan bajo de mí?
-No preguntes cosas a las que no quieres que responda sinceramente.
-No te preocupes, mantengo mi vida personal muy alejada de mi vida laboral. Además, ¿con una interna? Es prácticamente un feto- el mayor hizo una mueca de asco.- Por cierto, hola Sub.
Sub le miró irritada.
-¿Sigues enojada porque te vi llorar la otra vez?- le sonrió pícaramente.
La jefa de Producción se volvió para mirar a Sub y le tomó de los brazos.
-¿Cómo que estabas llorando? ¿Qué pasó?- pero Sub se rehusó a responder simplemente meneando la cabeza de lado a lado.
-Fue culpa de ese Sterling, la hizo llorar porque se rehúsa a aceptar su culpabilidad como jefe de departamento- interrumpió Toshi.
Sub permaneció en silencio. No porque aquel asunto de haber llorado a moco tendido en la parada del autobús aún le molestara, sino porque por su mente pasaban vividas imágenes de la escena que acaba de presenciar y cómo sería si estuviese ella en el lugar de la interna. Escondida bajo el escritorio, pero en lugar de estar limpiando el café tirado, arrodillada en el suelo con los brazos sobre el regazo de Toshi, con este sujetándole de los cabellos, su rostro cubierto de sudor, su respiración entrecortada, y ella utilizando su boca para - ¡ah!
Maera le jaló un poco del cachete.
-Si este imbécil te está molestando no dudes en hacérmelo saber. Y si Sterling te grita así otra vez, así siquiera lo intente, lo voy a matar.
-Está bien Ingeniera Maera, Toshiro ya se comprometió a entregar las cosas a tiempo.
-No soportaría verla llorar otra vez, parece tomate aplastado.
-Ay cállate, ¿quieres?
Ambos jefes de departamento se volvieron para mirarla. Era la primera vez que Sub tuteaba a un superior, Maera le miraba orgullosa mientras que Toshi parecía satisfecho con su recién adquirida cercanía a la chica.
