This is the Night

Rumbo al caos

El tiempo avanza sin piedad tanto para aquellos corazones enamorados como destrozados, pero el tiempo pone todo en su sitio y el mundo siempre dará vueltas, Michiru llevaba algunos días sintiéndose inquieta puesto que en la última llamada con su padre este le menciono algo que la desconcertó.

FLASH BACK

-Hija mía, me alegra tanto que la estés pasando bien en mi ausencia – se escuchaba la voz de su padre por el otro lado del teléfono - Por cierto hay algo de lo que me gustaría hablar contigo apenas regrese… te acuerdas de tu amigo de la infancia –le pregunto cómo quien no quiere la cosa.

-¿De mi amigo? –pregunto extrañada tratado de hacer memoria - ¿Acaso te refieres al hijo de Takano – sama? –a no recibir respuesta continuo – Pero papá a él hace muchos años que no sé nada

- Claro el mismo, he estado pensado que sería una maravillosa idea que se vuelva a encontrar –dijo el mayor con una voz alegre – Ustedes eran muy unidos – de pronto fue interrumpido por su hija.

-Papá sería una gran idea, pero no creo que él me recuerde, ha pasado muchos años y de paso también hay algo de lo que necesito hablar contigo –la aguamarina le extraño un poco el comentario de su padre, pero decidió ignorar - Bueno más bien de alguien…

-Hija eso puede esperar –el tono de voz de Yuto cambio radicalmente – Me imagino que una nueva amistad en fin cuando regrese al país me gustaría que cenemos juntos y ahí me cuentas más –y sin poder dejar que su hija diga algo, se despidió abruptamente cortando la llamada.

FIN DEL FLASH BACK

De la nada venía ese comentario de su amigo de la infancia, ni siquiera se acordaba bien de su nombre y su padre le mencionaba eso, esto tenía algo extraño, suspiro con resignación y salió con rumbo hacia su lugar favorito del jardín de la casa perdida un poco en sus pensamientos.

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Por otro lado, en la terraza de una mansión bastante lujosa, se encontraba un pelinegro que miraba hacia el cielo nocturno como buscando en la luna la respuesta al gran problema que se avecinaba, él sabía muy bien que esto solo traería desdicha a más de una persona.

- ¡Maldita sea la hora que esto sucedió! –exclamo molesto mientras arrojaba un vaso de cristal contra el suelo quebrándose – Por los dioses que te hice para merecer esto -se sentía el enojo en sus palabras – Porque tiene que doler tanto el corazón…. Sin haber… amando – las últimas palabras las dijo en apenas en un susurro para sí mismo, pero unos pasos le alertaron de la presencia de alguien.

-Shiro-sama –escucho como una dulce voz mencionaba su nombre - ¿Se encuentra usted bien? – la chica observo el vaso quebrando y regreso su vista hacia el joven que ni siquiera había volteado a verla – Volvió a discutí con su padre –pregunto a medida que se fue acercando al pelinegro.

- Akane no te acerques más – le dijo de manera cortante y regreso a verla con una pequeña sonrisa – Te puedes lastimar, no te preocupes lo limpiare yo y sabes que siempre peleo con él –dijo de manera divertida, pero fue interrumpido por la chica.

-Debería dejar de pelear, su padre siempre busca lo mejor para usted –dijo con una sonrisa mirándolo – Además recuerde que mi trabajo es atenderlo, así que no se preocupe… -pero antes de que pudiera continuar el pelinegro se acercó a ella quedando frente a frente, mirándose fijamente a los ojos –Shiro –sama… - apenas pudo susurrar su nombre, cuando de repente el pelinegro la abrazo.

-Akane…eres…mi vida…te…amo –Shiro apenas lo menciono en un susurro para que ella le escuche y sin más la beso en los labios.

Aquel beso la tomó por sorpresa más sin embargo se dejó llevar, aquel beso significaba varias cosas para ambos, pero después de un momento Akane reacciono y se apartó con brusquedad de Shiro, después de todo eso estaba mal era el hijo de su jefe y no supo más que hacer que darse la vuelta y salir corriendo de ahí disculpándose.

-Al menos ya sabes mi sentir –decía Shiro viéndola mancharse, provocando en él una pequeña risa tocándose los labios – Sin embargo, el tiempo se me acaba –suspiro regresando a ver el cielo – Esto será un infierno.

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Había pasado varios días Michiru seguía un poco inquieta, pero disimulaba frente a Haruka, puesto que estar al lado de su adorada rubia le hacía olvidarse de cualquier cosa, además pronto regresaría su padre a casa y por algún motivo él había dado la orden para organizar una pequeña reunión con amigos cercanos, la aguamarina considero que era el momento para presentarle a Haruka.

La pareja se encontraba abrazadas mientras caminaban por la orilla del mar, pero de la nada Haruka detuvo su paso haciendo que MIchiru regrese a la realidad.

-Puedo saber qué es lo que te tiene tan metida en tu mundo –pregunto mirando hacia la aguamarina, eres cruel Michiru…dejándome aquí –aquel comentario provoco una pequeña risa de la mencionada.

-No es nada, solo pequeñas trivialidades –decía divertida mientras le daba un pequeño beso – Es solo que estaba pensando en algo… ¿te acuerdas cuando nos conocimos? –aquella pregunta causa una risa en la rubia.

-Como lo voy olvidar –dijo la rubia sonriendo – Si gracias a ese baile… te pude conocer –la abrazo atrayendo a la aguamarina a su cuerpo, acto seguido se unieron en un beso que por falta de aire se separaron - ¿a qué se debe la pregunta?

-Me gustaría invitarte a una pequeña reunión en mi casa –decía mientras con sus brazos rodeaba el cuello de Haruka – Así podrías conocer a mi padre, además de que ahora si estás invitada… no es necesario que entres de intrusa – aquel comentario provoco las risas entre ambas.

-En eso tienes razón, pero ahora –dijo Haruka mientras volvía a besar a la aguamarina – Hoy quiero hacer algo diferente contigo –decía entre besos, a la vez que estos subían de intensidad y entre sus cuerpos no quedaba espacio – Esta noche…quiero que pases conmigo –sin más respuestas se volvieron a besar.

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El tiempo sigue su paso y la agonía de su corazón apenas era tolerable, como se le puede decir al corazón que dejes de amar a algo que para empezar nunca fue tuyo, los días se hacía eternos para Ryota, no tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado desde que se peleó con Haruka y ahora se arrepentía de aquello, esa mujer se había convertido su perdición.

-Sabía que eso no podía ser -decía el castaño sentado en la barra de un bar observado la botella de cerveza que tenía enfrente suyo – Pero esa condenada… -se decía así mismo de manera burlona – Ella es única…ahora duele –bebió un trago de cerveza.

No sabía cuántas botellas había bebido ni qué hora era, pero aquello aliviaba su dolor, caminaba sin rumbo por las calles de la ciudad y aun en el estado que estaba no salía de su mente aquella mujer que sin querer se metió en su corazón y ahora estaba atrapado en un amor imposible. Sus pasos lo guiaron hasta un edificio, alzó su vista para ver su destino y una sonrisa burlona apareció en su rostro.

-Hasta…en este estado…llego a ti –no estaba en condiciones de razonar, solo se dejó guía y entro a ese edificio con rumbo a un departamento que conocía muy bien.

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Era muy entrada la noche y las amantes se encontraban abrazadas apenas cubiertas por una sábana blanca mientras se seguían besando con pasión, ninguna quedaba saciada de la otra.

-Nunca me cansare de esto mi sirena –decía la rubia acariciando el rostro de la aguamarina y volvieron a besarse – Segura no tendrás problemas.

-Estoy muy segura –decía Michiru mientras se ubicaba arriba de la rubia dejando expuesto parte de su desnudez – Mi padre no está, así que no hay problema –se inclinaba a besar a Haruka pero esta la detuvo - ¿qué sucede? -pregunto extrañada.

-Se supone que rebelde soy yo –dijo divertida y en un rápido movimiento posiciono a Michiru contra la cama dejándola atrapada bajo su cuerpo – Te has vuelto rebelde Michiru.

-Aprendí de la mejor –sin más volvieron a besarse para entregarse nuevamente a la pasión.

No saben cuánto tiempo paso, pero a mitad de la noche unos fuertes golpes interrumpieron el sueño de ambas chicas, sacándolas de esa burbuja de amor, debido a que dichos golpes no cesaban la rubia tuvo que levantarse a ver que sucedía, pero cuando se acercó a la puerta reconoció una voz familiar.

-Haruka…sé que estás ahí –decía una voz bastante conocida –Vi tu motocicleta abajo – se notaba que la persona no estaba en buenas condiciones y acto seguida Haruka abrió la puerta observado a un Ryota en muy pésimo estado de embriaguez.

-Ryota –dijo sorprendida a ver el castaño que apenas y se sostenía en pie, se acercó a tratar de ayudarlo, pero él le hizo un gesto para que se detenga.

-Harukita –decía en tono de burla – Mira a lo que me has llevado…yo no era así…no creía que una pelea… –pero fue interrumpido por la rubia, quien lo sostuvo antes de que caiga al suelo.

-No seas idiota…te emborrachas por una pelea –le dijo la rubia sosteniéndolo y haciendo que entre al departamento –No te basta con eso y vienes a hacer escandalo a mi casa –decía molesta mientras lo guiaba al sofá – De verdad que contigo no se puede.

-Pero déjame hablar Haruka –decía el castaño molesto pero la rubia no lo dejo seguir.

-Lo que tengas que decirme…dímelo mañana, cuando estés en condiciones –decía molesta acomodándolo en el sofá – Llamaré a Shiro para que venga a verte a primera hora.

Haruka se dirigió a su habitación para indicarle a la aguamarina que la visita inoportuna era Ryota y que este no se encontraba en las mejores condiciones, a lo que la aguamarina se ofreció en ayudar en cualquier a lo que Haruka no se opuso, al cabo de pocos minutos Michiru le llevaba un poco de comida a Ryota y lo ayudaba para que descanse, cosa que llamo la atención del castaño.

- ¿Por qué me ayudas?…si fui un idiota –decía el castaño observando a la aguamarina, quien vestia ropa de Haruka, pues se le notaba un poco grande.

-Haruka me dijo que eres su amigo…a pesar de tu mala educación y pésima mala impresión –le contesto con una pequeña sonrisa – Es mejor que descanse, Haruka dijo que llamará a un amigo de ustedes para que mañana le ayude –en eso la rubia salía de la habitación observando a ambos.

-Espero que ahora si te comportes como la gente Ryo –decía la rubia aun molesta – Mañana viene Shiro por ti –regreso a ver a Michiru – Sirena vamos a dormir. Ha sido una noche larga –a lo que la aguamarina se despidió del castaño y junto con Haruka ingresaron a la habitación – Que descanses y deja de hacer tonterías –sin más la rubia cerró la puerta de la habitación.

-No parece tan mala –se dijo a sí mismo el castaño – Solo espero que no la lastime –perdiéndose en sus pensamientos hasta que el sueño lo venció.

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Llego el amanecer y el olor a comida recién hecha lo despertó de su sueño profundo, apenas abrió los ojos observo a una rubia con un plato de comida dejándole en la mesa frente suyo.

-Por fin te despiertas… desayuna y ándate a bañar que apestas a cerveza –dijo indicándole unas toallas – Que bar de mala muerte habrás terminado -decía dirigiéndose a la mesa tomando asiento a lado de Michiru – Shiro no demorará en venir a verte.

Pasando un tiempo y habiendo los tres desayunado y de paso que Ryota se diera un baño, se encontraban esperando a cierto pelinegro que recogiera al castaño.

-Haruka… -menciono el castaño aprovechando que Michiru se metió a la habitación un momento – Quería hablar contigo a solas –ambos tomaron asiento en el comedor mirándose fijamente.

-Bueno…que tienes que decirme –la rubia lo miraba atenta.

-Primero a disculparme contigo y con…tu novia –lo último le costaba decir, le dolía demasiado en decir aquella palabra – Pero además quería hablar otra cosa persona contigo…-fue interrumpido por unos golpes en la puerta, a lo que la rubia se levantó a abrir la puerta encontrándose con Shiro.

-Buenos días –saludo divertido el pelinegro – Vengo a ver a mi paquete –lo que provocó la molestia del castaño.

-¿a quién le estas llamando paquete? –contesto molesto y frustrado, causando la risa de los otros dos.

-Agradece que Haruka llamo, yo de ella te saco a patadas –dijo divertido cuando en eso se percató de una aguamarina saliendo de la habitación, rápidamente trato de disimular su reacción, la que no pasó desapercibida por el castaño – Con semejante belleza viniste hacer una estupidez –decia en tono de burla y se dirigió hacia Michiru – Buenos días señorita, espero que mi amigo no le haya arruinado la noche –esto que veía complicaba aún más la situación – Ryo agarra tus cosas y vámonos- se apresuró a decir, dándose media vuelta- Nos vemos Haruka, señorita.

Ryota agarro sus cosas lo más rápido que pudo y disculpándose por todo el malentendido que causo se retiró para ir detrás de su amigo, puesto que esto no se quedaría así.

Después de la retirada de ambos hombres del departamento, Michiru se quedó pensativa debido a que aquel hombre pelinegro le resultaba familiar pero no sabía de dónde pero no pudo continuar con su pensamiento debido a que Haruka se acercó a ella para besarla y poco a poco los besos fueron subiendo de intensidad.

-Sirena…creo que tenemos algo pendiente –decía Haruka divertida mientras la besaba llevándola a la habitación.

-Me parece que si…te amo –susurraba Michiru a la vez que ambas se perdía en el interior de la habitación.

CONTINUARA….

Notas de la autora: Hola a todos sé que son muy altas de la noche y mientras ando aquí escuchando mis canciones de señora, volvió a surgir la idea de la continuación de este fin, sé que está un poco corto y que además es la una de la mañana al momento de publicar esto, me queda decirles que estoy muy agradecida con todos quienes se tomen molestias en leer lo que escribo, espero que sean de su agrado y cualquier cosa en los reviews los estaré viendo.

Atte: Mars de Fuego