ESCRIBIENDO UN NUEVO FUTURO

Capítulo 20: La flor y el dragón:

-Ya lo he dicho varias veces en este programa. El mensaje de L fue bastante claro, en mi opinión – dijo una mujer gorda en cuanto el presentador de aquella tertulia le dio paso.

-No fue suficiente – opinó entonces un señor con barba y bigote – ¿No has visto las redes sociales? Están que echan chispas, aún hay bastante gente dispuesta a continuar con esos ataques que tienen como objetivo acabar con criminales.

-¡Solo son unos cuantos locos intentando provocar a la gente! – lo interrumpió de mala manera la mujer gorda – Yo tengo confianza en que todo el mundo se vaya tranquilizando en los próximos días. Pronto se darán cuenta de que es una barbaridad eso que pretenden hacer.

-Ojalá me equivoque – le contestó el señor con barba y bigote – Pero unas cuantas palabras bonitas no frenarán a todos esos locos, como tú dices.

Misa entonces apagó la tele con algo de aburrimiento. En la última semana no se hablaba de otra cosa más que de Kira y L, y la gente dando su opinión al respecto… y ya cansaba bastante oír siempre lo mismo.

-L frenará a cualquiera que intente causar el caos – le aseguró la rubia a la pantalla ya apagada.

Suspiró algo avergonzada, en otra época ella le habría dado la razón a cualquiera que defendiese a Kira y habría empezado a decirle a la tele que L era idiota. Era sorprendente cómo podían cambiar las tornas…

-¡Pío! – chilló su periquito en ese momento.

-Tú también opinas lo mismo, ¿verdad, Ryuzaki? – le preguntó al pájaro – Tu tocayo sabrá lo que hay que hacer, pase lo que pase.

"Y yo estaré a su lado para apoyarlo" pensó con decisión.

En ese momento, el reloj de la pared dio la hora.

-¿Oh? Parece que ya ha llegado la hora de empezar la sesión de hoy con el doctor Smith – comentó Misa volviendo a encender la tele, aunque esta vez para conectarse a una videollamada.

OoOoO

Sakura fue hasta los laboratorios de la universidad. Hacía un tiempo que no se acercaba por allí. Se asomó por la ventanita redonda de una de las puertas y vio cómo un grupo de alumnos trabajaba con unos extraños líquidos de colores en varios tubos de ensayo.

Suspiró. Antes iba por allí mucho más a menudo. Echaba de menos aquellos tiempos en los que le llamaba su tío siempre que hacían algún experimento divertido y ella acudía encantada. Eso hasta un año atrás…

OoOoO

Sakura llegó corriendo con su bici a toda prisa hasta la comisaría. Se había saltado las últimas dos horas de clase para llegar allí cuanto antes.

-Soy familiar de Koizumi – explicó presentando su carnet de identidad al chico del mostrador – ¿Puedo verlo?

-Está bien. Pasa – accedió él – Calabozo tres – añadió señalando una puerta – Baja las escaleras y pronto lo verás.

La chica siguió las instrucciones y accedió a un pasillo bastante lúgubre y pobremente iluminado. No hubiera sido extraño que allí vivieran cucarachas o incluso alguna rata…

-¡Sakura! ¿Eres tú? – le preguntó la voz de un hombre entonces.

La chica se giró y vio a su tío tras unos barrotes.

-Sí, soy yo – asintió – ¿Qué está pasando? Me han dicho que has empujado a una señora mayor para robarle el bolso – añadió preocupada.

-Escúchame atentamente – le pidió el hombre – Todo es mentira, yo no he sido. Me han tendido una trampa.

-¿Cómo que una trampa? – preguntó escandalizada.

-Como lo oyes – respondió – Quien sea se ha disfrazado de mí y ha dejado caer un bolígrafo con mis huellas dactilares allí en el lugar del robo…

-¿Y tú dónde estabas en esos momentos? – preguntó Sakura.

-Estaba solo en casa a esa misma hora – explicó su tío – Por eso no tengo coartada… Pero tú me crees, ¿verdad?

-¡Por supuesto que te creo! – exclamó ella inmediatamente – Tranquilo, ya verás cómo esto se aclarará pronto y podrás salir de aquí.

-Eso espero… – murmuró el hombre.

-Solo soy una estudiante, pero trataré de resolver tu caso – le prometió la chica.

-Gracias.

Sakura se despidió de su tío y salió de aquel lugar. Se subió a su bicicleta y acudió al lugar donde se había cometido supuestamente el robo a la anciana. Algunos vecinos le hablaron de un hombre que actuaba extraño, cuya descripción general se parecía a la de su tío. Pero cuando ella les mostraba una foto más clara de él en su teléfono, nadie podía afirmar o desmentir si había sido su tío o no.

-Lo siento, iba bastante tapado. No le he visto bien el rostro – se disculpó una señora.

-Gracias por su colaboración de todas formas – respondió Sakura mientras se volvía a guardar el teléfono.

"No, no puede haber sido él. Mi tío nunca haría algo así…" pensó subiéndose de nuevo a su bicicleta. "Además, lo de que se le haya caído un bolígrafo con las huellas justo en el lugar del crimen me huele demasiado a trampa".

Ya era de noche cuando Sakura aparcó la bici otra vez en la puerta de la comisaría. Aunque en esa ocasión había plantado un policía justo en medio de la entrada.

-Lo siento. No puedes pasar ahora mismo – le dijo el hombre mirándola con seriedad.

-Pero… si antes pasé sin problema – se quejó ella.

-Oh, espera – respondió el policía, acordándose de haberla visto un rato antes – Tú venías a ver a ese hombre, ¿verdad?

-A mi tío, sí – asintió – ¿Puedo pasar?

En ese momento, Sakura escuchó algo de jaleo dentro del edificio, así que inclinó un poco la cabeza y observó cómo un par de policías iban arrastrando una camilla con una sábana tapando algo…

-Lo siento, chica… – murmuró el policía que le tapaba el paso.

-No… no… ¡no! – chilló ella comprendiendo lo que había ocurrido.

OoOoO

Varias lágrimas empezaron a rodar por la cara de Sakura al recordar todo aquello que llevaba un tiempo atormentándole. A Kira lo odiaba con toda su alma, ¿qué clase de mundo justo había estado intentando crear si ni siquiera se había preocupado en averiguar si las acusaciones que se hacían eran ciertas o no?

Pero si existía alguien a quien odiaba más todavía, esa persona era la que había publicado una acusación injusta contra su tío en aquella página web tan famosa. Alguien que se hacía llamar Dragón Negro había denunciado públicamente a su tío haciéndolo ver como alguien peligroso, y esa denuncia se había hecho muy poco tiempo después de que se produjera la detención. Demasiada casualidad.

"Gracias, Erika" se dirigió Sakura mentalmente a su mejor amiga. "Gracias a tus conocimientos informáticos pudimos localizar aquella acusación. Sin ti jamás habría encontrado esa pista".

Sakura se secó las lágrimas que aún rodaban por su mejilla y volvió a mirar dentro del aula, esta vez hacia la mesa del profesor.

"Yukimura, tú tienes que ser ese usuario llamado Dragón Negro" pensó mirándolo con rabia. "Tú eres la persona que más se ha beneficiado del asesinato de mi tío, ocupando su lugar".

-¡Sakura! – le llamaron por detrás en ese momento – ¿Qué haces tú por aquí?

Se dio la vuelta y vio que dos hombres de mediana edad con bata blanca le saludaban. Los reconoció al instante, ellos también habían sido compañeros de su tío.

-Buenos días, Kuroyama e Ishihara – les saludó ella – Supongo que estaba un poco melancólica…

-Bueno, es normal – contestó Ishihara – Yo también me he acordado mucho del jefe estos días…

-Es inevitable recordarlo – respondió Kuroyama – Kira acabó con él, y ahora han atrapado a Kira. Puede sonar irónico, pero si lo piensas es como en los documentales sobre la naturaleza. El león se come a la gacela, y después al león se lo come el buitre.

-No te lo tomes a mal, pero… ninguno de nosotros podía esperar aquello – murmuró Ishihara – Siempre tan bueno, siempre con una sonrisa en la cara… Prefiero quedarme con esa imagen de él.

-Yo igual – contestó el otro hombre.

-¿Y qué hay de Yukimura? ¿Lo está pasando mal también? – preguntó Sakura con interés.

-Bueno… Ya sabes que es bastante reservado – contestó Kuroyama – Pero imagino que también lo está recordando a su manera.

-Me gustaría saludarle – dijo ella entonces.

-Pues pasa ahora mismo – propuso Ishihara empujándola suavemente.

-¿Qué? – se sorprendió la chica – Están en mitad de clase.

-No seas tímida – insistió él – Ni que fuera la primera vez que te cuelas aquí.

Los tres abrieron la puerta y todos los alumnos se giraron y los miraron con curiosidad.

-Yukimura, mira a quién tenemos aquí – le dijo Kuroyama.

-¿Quién es la de las gafas? – se preguntaron entre sí algunos alumnos.

-Ni idea – contestaron otros.

-Bu… buenos días – saludó la chica con algo de timidez al ver que era el centro de las miradas.

-¡Vaya! Qué sorpresa, Sakura – le saludó Yukimura – Hacía tiempo que no te veía.

-¿Cómo estás, Yukimura? – le preguntó ella cordialmente.

-No me quejo – respondió él – Tengo unos alumnos estupendos. Sé que de este grupo saldrá algún brillante científico – añadió señalando hacia ellos en general – Y, ¿qué tal te va a ti? Debes de haber terminado la carrera.

-Así es – asintió la chica – Mañana empiezo a trabajar en una comisaría.

-Tu tío estaría muy orgulloso de ti. Lo sé – le dijo Yukimura.

-Eso creo… – contestó ella mirando hacia el suelo.

-¡Profesor! – le llamó un alumno entonces – ¿Puede venir un momento?

-¿Me disculpas? – preguntó Yukimura y acto seguido se fue hacia donde estaba el muchacho que acababa de llamarle.

Sakura observó al hombre. Parecía bastante entregado a sus alumnos y, por las miradas de estos, esos chicos parecían admirarlo. Pero quizás esa buena actitud escondía en realidad a un malhechor…

La chica dirigió una mirada al escritorio del profesor. Los papeles que se veían a simple vista por allí encima parecían llenos de fórmulas matemáticas y cosas incomprensibles para ella… Con eso no podía incriminarlo.

Pensó que podría ponerse a rebuscar en los cajones en busca de alguna pista más, pero con Kuroyama, Ishihara y algunos alumnos bastante cerca no era la mejor opción.

-Debería irme ya – dijo Sakura entonces – Yukimura parece muy ocupado en este momento.

-Sakura, si necesitas algo aquí estamos – le contestó Kuroyama – ¿Vale?

-Vale – asintió ella.

La chica se despidió de los hombres y salió de allí sintiéndose algo frustrada. No tenía muy claro que aquella visita hubiera sido útil, en aquel lugar no parecía que fuera a encontrar muchas pistas…

Sakura caminó despacio por el campus de vuelta a su casa. Observó los edificios de las facultades, por delante de los cuales había paseado tantos y tantos días, y le pareció increíble que el tiempo hubiera pasado tan deprisa y que ya hubiese terminado la carrera…

"Mañana empieza una nueva etapa" pensó con bastante nerviosismo. "Tal vez en mi nuevo trabajo pueda encontrar a alguien que me crea y pueda ayudarme…".

Sus profesores no le habían creído cuando intentó convencerles de que alguien le había tendido una trampa a su tío… Incluso alguno de ellos le había llamado paranoica…

En ese momento, su teléfono sonó con una notificación y se lo sacó del bolsillo.

-Oh, has vuelto a manifestarte, Flor de Loto – comentó mientras abría la página de los seguidores de Kira – Tú eres quien organiza esos atentados principalmente…

"A quien vigilo principalmente es al usuario llamado Dragón Negro, pero Flor de Loto cometió el mismo error ortográfico que él suele hacer y eso atrajo mi atención. Creo que detrás de ambos nombres está la misma persona" pensó la chica. "Además, he notado que Dragón Negro lleva un par de semanas bastante activo. Es como si el mensaje de L le hubiera enfurecido…".

La más descabellada de todas las ideas pasó por su cabeza en ese momento.

"Un momento… si L va tras Flor de Loto y yo voy tras Dragón Negro, pero ambos son la misma persona… ¡eso significa que en realidad los dos tenemos el mismo objetivo!" pensó emocionada. "¡Debería tratar de unir mis fuerzas con L!".

Sus profesores no le habían hecho ni caso, pero tal vez el detective tuviera más visión que ellos. Y tampoco perdía nada por intentar buscar a su ídolo.

"¡De acuerdo! Cuando mañana vaya a comisaría trataré de encontrar pistas sobre su paradero" pensó decidida. "Aunque… el problema es que se dice que no se deja ver ante cualquiera…".

-Me temo que será como buscar una aguja en un pajar… – murmuró preocupada – Pero, de todas formas, ¡tengo que intentarlo! – se dijo para animarse.

OoOoO

Tras finalizar su sesión con el psicólogo, Misa apagó la pantalla de la tele y se levantó del sofá. No tenía nada más que hacer durante el resto de la jornada, así que decidió ir a la sala de control a ver qué hacían los detectives. Al entrar observó que parecía haber revuelo.

-¡Eh, mirad chicos! El tal o la tal Flor de Loto ha vuelto a escribir en la página – anunció Matsuda entonces.

-¿En serio? A ver, a ver… – contestó Mogi – ¡Guau! Parece que está en modo agresivo.

La rubia se acercó hasta donde los demás estaban trabajando y se dio cuenta de que parecían estar investigando esa página web de los seguidores de Kira que ya le había mencionado L.

-Buenas tardes, chicos – les saludó Misa entonces – ¿Qué os pasa? Parecéis alterados.

-¡Para no estarlo! Flor de Loto está bastante activo hoy – contestó Matsuda.

-¿Quién? – preguntó la chica confusa.

-Es el nombre de usuario de la persona que principalmente está llamando a la gente a atacar cárceles – le explicó Mogi – Incluso ha llegado a pedir que se ataque a gente sospechosa, así por las buenas.

-¿Y no podéis averiguar desde dónde manda todos esos mensajes esa persona? – preguntó Misa.

-Bueno, no es tan fácil – contestó L – Sí que hemos investigado desde dónde se ha enviado cada mensaje, aunque aparentemente ha falseado su dirección, ya que hemos obtenido que cada uno ha sido mandado desde un sitio muy distinto al anterior… De todas maneras, tenemos agentes investigando esos lugares en busca de posibles pistas.

-Si son muchos lugares, quizás eso sea una pérdida de tiempo – opinó la artista.

-Nunca sabemos dónde puede haber una pista, Misa – respondió el moreno.

-Lo que no entiendo es qué puede ganar alguien con todo esto – opinó la rubia confusa.

-Pues yo creo que esta persona está aprovechándose de la popularidad de Kira para algo… – murmuró L – Si te digo la verdad, me intriga – añadió con un dedo metido en la boca.

-Eso sí que podría tener algo de sentido – estuvo de acuerdo ella.

Entonces la chica se puso a leer las últimas publicaciones que podían verse en las pantallas. Algunas parecían frases aleatorias y sin sentido.

-¿Y qué significado tienen esas frases? – preguntó Misa – ¿El tal Flor de Loto se ha vuelto loco o qué?

-Observa. ¿Qué obtienes si solamente lees el primer carácter de cada frase? – le preguntó L señalando con el dedo dónde debía empezar.

-L… prepárate… para… mi espectacular – leyó la chica despacio – ¿Cómo? ¿Cómo has visto eso? – preguntó impresionada.

-Bueno, no es la primera vez que me enfrento a algo parecido – le explicó el detective sintiéndose orgulloso de haberla impresionado.

-Pues a mí jamás se me habría ocurrido… – admitió la chica – ¿Y qué quiere decir con eso de que "te prepares para su espectacular"? ¿No suena un poco raro?

-Creo que la frase aún no está completa, pero está claro que busca llamar mi atención. Quiere que yo vea lo que sea que vaya a hacer – razonó él – Me preocupa, con tal de llamar la atención la gente puede hacer cualquier cosa – añadió con seriedad.

Misa lo observó y sintió que quería ayudarle de nuevo. Tenía que admitir que redactar ese discurso con L había sido una buena experiencia para ella, ya que por una vez en mucho tiempo se había sentido útil.

-No te puedo ayudar con esto que estás haciendo ahora mismo, porque no tengo ni idea. Ni en mil años habría visto ese mensaje oculto… – reconoció la chica entonces – Pero si hay algo diferente en lo que os pueda ayudar, aunque sea alguna tontería, no dudéis en decírmelo. Igual que con el discurso, ¿vale?

-Tendré en cuenta tu ofrecimiento… – empezó a contestar L, pero justo en ese momento su teléfono comenzó a sonar – ¿Me disculpas? – preguntó a Misa mientras se lo sacaba del bolsillo.

-Claro – asintió ella.

-¿Sí? – dijo poniéndose el teléfono en la oreja mientras lo sujetaba con dos dedos.

L se levantó de la silla y se fue a otro rincón para seguir hablando. Misa se quedó observándolo con atención y dedujo por su expresión y sus gestos que debían de ser buenas noticias.

-Misa-Misa – le llamó entonces Matsuda moviéndola un poco de un brazo.

-¿Eh? – preguntó despistada.

-¡Por fin me haces caso! – exclamó el policía – Te he llamado varias veces, pero parecías en tu mundo.

"¿Y yo por qué estaba mirando a Ryuzaki?" se preguntó Misa. "¡Con lo feo que es!".

-Ah, no me había dado cuenta de que me llamabas. Disculpa – contestó ella.

-Bueno, no pasa nada – le restó importancia Matsuda – Te decía que, si querías volver a ayudarnos con el caso, tengo un trabajito que creo que tú podrías hacer.

-¿En serio? – preguntó Misa animada.

-Sí. Ven aquí atrás – le pidió él haciéndole un gesto para que lo siguiera.

La rubia fue tras el policía hasta una mesa de atrás donde había un portátil.

-Aquí están todos los archivos que teníamos almacenados en tu casa – le explicó el chico – Es posible que la persona que esté tras ese nombre de Flor de Loto ya haya sido investigada por nuestro equipo en el pasado. Por eso estamos revisando todo.

-Entiendo – asintió la chica – Y, ¿en qué os puedo ayudar yo?

-Lo que tienes que hacer es muy sencillo – le aseguró él – Simplemente tienes que escribir en esta barra de búsqueda los datos de esta lista – añadió señalando un papel que había allí encima de la mesa – Si hay alguna coincidencia dentro de estos archivos, el programa la encontrará automáticamente, y tú solo tienes que anotarlo en la hoja. Con que pongas una marca o algo visible al lado bastará, ya nos encargaremos nosotros de investigar más a fondo.

-Vale, eso puedo hacerlo – contestó Misa.

-Gracias, nos vas a ahorrar un tiempo – respondió el policía.

L colgó la llamada en ese momento, y al ver a la rubia sentada frente al ordenador portátil le hizo una seña a Matsuda para que se le acercara, y este último obedeció.

-Oye, ¿qué tipo de información le has dado a Misa? – le preguntó el detective al otro chico con seriedad.

-Ese disco duro no contiene nada raro. Todo lo referente al cuaderno está en un disco aparte – le explicó el policía – No te preocupes, nada puede salir mal.

-Y si algo sale mal serás tú el responsable, ¿entendido? – le advirtió L.

-Que sí, que sí – contestó Matsuda despreocupadamente y el otro negó con la cabeza.

-En fin… – murmuró el detective acercándose a donde estaban sus sucesores trabajando – Tengo buenas noticias, chicos. Parece que Matt por fin ha salido de cuidados intensivos.

-¿De veras? – preguntó Mello y el moreno asintió – Eso es estupendo.

-Al parecer ya le han dado una habitación en planta, así que también me han comunicado que podemos ir a visitarlo cuando queramos – siguió diciendo L – Yuko, prepara el dispositivo. Iremos a llevárselo esta misma tarde – le habló a la pantalla y entonces apareció la Y.

-Entendido – contestó la chica – Pero, ¿vamos a ir los cuatro? Ahora mismo hay bastante trabajo aquí, si queréis puedo quedarme.

-No hará falta – habló Near – Ve tú a verlo. Yo me quedaré al mando.

-¿Estás seguro? – le preguntó Yuko.

-Sí – asintió el de pelo blanco – Acabas de decirlo, hay bastante trabajo aquí. No podemos irnos todos, así que saluda a Matt de mi parte, ¿vale?

-Claro, cuenta con ello.

Mello desvió la mirada sintiéndose bastante fastidiado. Acababa de darse cuenta de que Near era mucho más caballeroso que él. Empezó a entender por qué Yuko debía de haberse fijado en el otro…

-Entonces iré a buscar ese dispositivo móvil que habías preparado para Matt, hermano – continuó diciendo la morena.

-Gracias. Nos reuniremos en el parking en diez minutos – contestó L – Vamos, Mello – indicó mientras empezaba a caminar hacia la puerta de la sala.

-Eh, sí – respondió el rubio levantándose de su silla para seguirlo.

OoOoO

Un rato después, el grupo compuesto por L, Yuko y Mello llegó al hospital. Tras salir del ascensor se dirigieron a la habitación de Matt. Cuando se aproximaban al número que les habían dicho, vieron que salía un médico del interior.

-Buenas tardes – saludó L.

-Buenas tardes – contestó el hombre y entonces miró mejor al grupo – Ah, me acuerdo de vosotros. Sois los amigos de este paciente, ¿verdad?

-Así es – asintió el moreno – ¿Cómo sigue?

-Oh, os alegrará saber que va bastante bien.

Entonces el médico entró a hablar de detalles más técnicos y Mello empezó a aburrirse un poco.

-Si no os importa, voy a adelantarme – dijo el rubio entonces.

-De acuerdo – asintió L.

Mello abrió la puerta y Matt se giró al oír el ruido.

-¡Vaya! Mira a quién tenemos aquí – comentó el pelirrojo – Y veo que ya has dejado atrás esa silla de ruedas. ¡Bien hecho!

-Te dije que podría volver a andar – respondió mientras cerraba la puerta tras de sí – ¿Qué tal estás tú? – añadió acercándose.

-Dicen que ya he salido de la zona de peligro, así que supongo que estoy bien.

-Me alegro.

El rubio le tendió un puño al llegar a su lado y ambos lo chocaron amistosamente.

-Por cierto, no has venido solo, ¿verdad? – preguntó Matt – Me parece que estoy escuchando la voz de Ryuzaki ahí fuera.

-Así es, también han venido él y Yuko – explicó Mello – Near ha preferido quedarse trabajando, pero te manda saludos – añadió algo molesto.

-Uh, oh. Pareces fastidiado. ¿Pasa algo? – preguntó el pelirrojo arqueando una ceja.

-¿Qué va a pasar? – contestó prácticamente en un gruñido.

-Soy tu mejor amigo, no puedes engañarme – presumió – ¿Qué te ha hecho ahora?

-Agh, ¿por qué él tiene que ser siempre tan… caballeroso? – preguntó el rubio molesto – Hace que yo parezca un patán a su lado.

-Y eso te fastidia porque… – dejó Matt la frase a medias e hizo un gesto con la mano para que el otro la terminara.

Mello miró hacia la puerta con nerviosismo. No sabía cuánto tiempo tenía hasta que los otros dos entraran…

-¿Lo dices tú o lo digo yo? – insistió el pelirrojo sonriendo con diversión.

-¿De qué vas? – preguntó el otro enfadado.

-Venga, no tenemos mucho tiempo hasta que esos dos hermanos entren – le apremió Matt – ¿O acaso quieres que Yuko te oiga? – añadió y consiguió poner colorado a su amigo.

-Cá… ¡cállate! – exclamó Mello avergonzado.

-Acerté – respondió con satisfacción – ¿Por fin te has dado cuenta?

-¿Cómo que por fin? – preguntó el rubio imitándolo.

-Oh, vamos. Para mí era obvio que esa chica te llama la atención desde hace mucho. Ya era hora de que aceptaras tus propios sentimientos.

Mello miró hacia los lados con nerviosismo.

-Vale, está bien. Me gusta – admitió el rubio hablando en un susurro – Y a ella le gusta Near. Esto es absurdo – añadió llevándose las manos a la cabeza y despeinándose un poco.

-¿Y vas a tirar la toalla solo por eso? – preguntó Matt con decepción.

-No lo sé… – murmuró tapándose la cara con ambas manos – El otro día me enteré de casualidad de que él la ha rechazado hace poco. Pero parecen llevarse bien de nuevo…

-Mmm… Seguramente ahora ella está replanteándose las cosas, así que si quieres una oportunidad este es el mejor momento – razonó el pelirrojo – Dile lo que sientes. Ya. Ni siquiera esperes a volver al cuartel.

-¿Estás loco? N… no puedo decírselo ahora mismo – respondió Mello avergonzado – Además, está aquí el hermano. Me va a descuartizar.

-No hay problema. Yo lo entretendré cuando pasen. Tú sácala a ella al pasillo con alguna excusa, ¿entendido?

-¿Qué?

-No es para tanto, ya hemos participado antes en muchas misiones de alto riesgo – lo animó Matt – Escucha, me han traído ese dispositivo móvil extremadamente seguro para que pueda trabajar desde aquí, ¿verdad?

-Sí.

-Perfecto. Entonces simplemente tengo que hacerle a Ryuzaki un montón de preguntas sobre su funcionamiento.

Mello suspiró.

-Está bien. Pero hazle muchas, muchas preguntas, por favor – le pidió el rubio.

-Eso dalo por hech… – empezó a decir, pero justo en ese momento se escuchó el ruido del manillar de la puerta – Oh, claro que me aburro. Pero bueno, dicen que si sigo así no tardaré en poder salir de aquí – cambió de tema rápidamente – Oh, hola, chicos – saludó a los recién llegados.

-Hola, Matt – contestaron L y Yuko.

-Mello ya me estaba comentando que me habéis traído ese teléfono de última generación ultra-seguro para que os pueda echar desde aquí una mano con el trabajo – les dijo el pelirrojo.

-Así es – respondió la chica sacando una caja de cartón del interior de una bolsa – Aquí tienes.

-¡Vaya! Es como recibir un regalo por Navidad – opinó Matt contento mientras abría el paquete.

-Se activa con tu huella dactilar, así que solo tú puedes desbloquearlo – le explicó L.

-¿En serio? ¡Qué pasada! – exclamó el pelirrojo – Me tienes que contar muchas cosas sobre cómo funciona.

-Por supuesto – asintió el moreno.

En ese momento, se cruzaron las miradas de Matt y de Mello, y el rubio suspiró. Su amigo estaba haciendo su parte tal y como le había prometido.

-Oye, Yuko. ¿Me acompañas a por una botella de agua? – le pidió Mello a la chica.

-Claro – asintió ella.

-Gracias.

Ambos se dieron la vuelta y salieron de la habitación. En un rincón del pasillo había una máquina expendedora, así que se dirigieron hacia ella.

-Sujeta la muleta – le pidió Mello.

El chico se sacó una moneda del bolsillo y después pulsó el botón correspondiente. Una botella de agua hizo ruido al caer y Yuko se agachó para recogerla.

-Aquí tienes – dijo ella ofreciéndosela.

-Gracias.

El rubio echó un largo trago. Lo necesitaba para calmarse un poco.

-¿Volvemos? – propuso la chica intercambiándole la botella por la muleta.

Ahora o nunca.

-E… espera – dijo él como pudo – ¿Podemos hablar un momento?

Yuko lo miró con curiosidad. Parecía bastante serio de repente.

-Sí, claro – accedió ella – ¿Qué pasa? ¿Tienes algún problema con tu recuperación?

-No, no es eso…

-¿En serio? Pues te veo bastante enfurruñado últimamente…

-Tienes razón – admitió Mello – Hay algo que me molesta y es de eso de lo que quiero hablarte precisamente.

-¿Y qué es? Ya sabes que puedes contarme tus problemas – contestó la chica con una sonrisa.

El rubio bajó la mirada al suelo, tratando de reunir valor.

-Me molesta imaginarme… que Near cambia de opinión y decide salir contigo – respondió mirándola a los ojos directamente.

-¿Qué? – preguntó sorprendida, tapándose la boca.

-No me dijiste quién te había rechazado, pero es más que obvio – siguió hablando él.

-Eres un idiota. No deberías meterte en mis asuntos – contestó Yuko dolida.

-Eso es verdad – respondió Mello poniendo una mano sobre el hombro de ella – Pero me meto en tus asuntos porque… soy un idiota enamorado de ti.