ESCRIBIENDO UN NUEVO FUTURO

Capítulo 21: Tal como eres:

-Me meto en tus asuntos porque… soy un idiota enamorado de ti – declaró Mello mirando con seriedad a Yuko.

La chica se quedó impactada y entonces transcurrieron unos segundos de silencio.

-¿Eh? ¿Ha… hablas en serio? – pudo preguntar ella al fin.

-Pu… pues claro que hablo en serio – contestó el chico mirándola con intensidad – ¿Crees que diría algo tan vergonzoso si fuera mentira?

-Eh… Supongo que no – murmuró la morena – Pero… umm, bueno, ya sabes que… me gusta Near. Lo siento… sé que duele que te digan que no… – añadió mirando hacia el suelo.

-Da igual. Ya había asumido tu respuesta. Solo quería que me tuvieras en cuenta a partir de ahora.

Yuko asintió levemente, pero no dijo nada.

-Por favor, no te quedes callada… – le pidió él – No se me da nada bien esto.

-Lo siento. Al parecer, a mí tampoco… – admitió la morena.

Mello dio un rápido repaso mental a lo poco que sabía de romances y entonces tuvo una idea.

-¿Y si… tenemos una cita? – propuso el rubio.

-¿Qué? – se sorprendió Yuko poniéndose algo roja.

-La gente hace ese tipo de cosas para conocerse mejor, ¿no es así?

-Supongo… Pero, ¿cuándo quieres tener la cita? Ya sabes que estamos en mitad de una importante operación – añadió bajando la voz.

-¿Qué tal ahora mismo? – preguntó Mello tendiéndole de nuevo una de las muletas.

-Vas en serio, ¿eh? – comentó mientras observaba cómo el chico sacaba de la máquina un par de paquetes de barritas de chocolate.

-Pues claro que voy en serio – contestó señalando de un cabeceo unas sillas vacías que había no muy lejos de allí.

-Qué poco romántico… – se quejó rodando los ojos mientras recogía los dulces.

-Esto es lo que hay. Tú misma acabas de decir que no tenemos mucho tiempo libre – respondió encogiéndose de hombros.

La chica le devolvió la muleta y juntos fueron a sentarse a las sillas vacías. Una vez allí, ambos abrieron el chocolate y empezaron a comer en silencio.

-Bueno… ¿y por qué te gusto? – preguntó Yuko con timidez tratando de romper el hielo.

Mello dio un mordisco mientras pensaba.

-Creo… que eres diferente – contestó él al fin – No te dejas intimidar por mi forma de ser, y creo que eso me impresiona.

En esta ocasión, fue la chica la que meditó la respuesta mientras mascaba chocolate.

-Eres como mi hermano, por eso creo que entiendo tu forma de pensar – habló la morena entonces – Los dos os rodeáis de un muro de dureza para que nadie vea cómo sois realmente.

-No. Yo no soy como él – negó Mello inmediatamente – Él es amable. Piensa siempre en el bienestar de los demás antes que en el suyo propio.

-¿Y tú no? Te recuerdo que pudimos resolver el gran caso de nuestras vidas gracias a tu sacrificio.

El chico sonrió levemente.

-¿Lo ves? Eres capaz de ver algo bueno en mí y eso ya te hace diferente – dijo él.

-No creo que yo sea la única persona que piensa así sobre ti – le restó importancia Yuko.

-Pero está claro que eres la que más me ha llamado la atención – declaró el rubio y entonces arrugó el envoltorio del chocolate ya vacío, haciendo una bolita con él – Eh, ¿crees que lograré encestarlo en aquella papelera desde aquí?

-No sé, está un poco lejos…

-Si acierto, tendrás otra cita conmigo, ¿vale? – propuso y lanzó la bolita, la cual cayó justo delante de la papelera – Oh, vaya… Tal vez aún me falta fuerza – añadió algo desanimado.

-Prueba otra vez – contestó la morena ofreciéndole su envoltorio ya hecho bolita.

Mello se concentró más en esta ocasión y volvió a tirar, encestando.

-¡Sí! Tendrás otra cita conmigo – dijo contento.

-¡Eh! No me he comprometido a ello en ningún momento – se quejó la chica.

-Se siente – respondió él sacándole la lengua con diversión y la morena suspiró – En fin, ¿volvemos ya? Matt y tu hermano van a echarnos de menos.

-Supongo que tienes razón – asintió Yuko – Será mejor regresar.

OoOoO

Mientras tanto en el cuartel, Misa seguía escribiendo los datos que Matsuda le había proporcionado.

-Bueno, este es el último – comentó la chica en voz alta mientras introducía la información.

Pulsó para que el programa iniciara la búsqueda y observó atentamente cómo avanzaba hacia delante la barra verde que indicaba el porcentaje de datos analizados.

-¿Nada tampoco? – preguntó decepcionada cuando se llegó al cien por cien.

Misa ya se había imaginado que gracias a ella descubrirían la identidad de Flor de Loto y lo detendrían esa misma noche… Pero no había habido ninguna coincidencia entre los datos que le había dado Matsuda y la información que había guardada en aquel disco duro.

-Ya he terminado, Matsu – alzó la voz para avisar al chico, que estaba en los ordenadores del frente de la sala revisando otra cosa junto a Aizawa.

-¿Sí? Voy para allá en cuanto termine lo que estoy haciendo – le contestó el joven.

-De acuerdo – asintió ella.

Misa entonces se puso a leer los nombres de los archivos por hacer algo. Realmente no esperaba ver nada interesante, pero sus ojos se fijaron en un archivo que se llamaba "Inglaterra".

"¿Inglaterra? Ryuzaki me dijo que se crio allí, ¿verdad?" pensó mientras abría aquello con curiosidad.

Ante sus ojos apareció un informe no demasiado largo, así que la chica empezó a leerlo.

"De repente han aparecido dos agentes tratando de interferir en nuestra investigación, los cuales responden a los nombres en clave de Near y Mello" leyó mentalmente. "Según los informes se criaron en un orfanato de Inglaterra, el cual fue fundado por Watari, el hombre que asistía a L. Creemos que no es casualidad y que de alguna manera todos ellos están relacionados."

Misa bajó un poco más el ratón y dentro del informe aparecieron dos retratos pintados a mano, uno de Near y otro de Mello.

-Entonces, ¿ya has terminado, Misa-Misa? – le preguntó Matsuda justo en ese momento, sorprendiéndola – Pareces pálida, ¿estás bien? – añadió fijándose en la cara de la chica.

-Ma… Matsu – dijo ella con voz temblorosa – Mira esto.

-Oh, ya me acuerdo – respondió tras leer un poco – Esto es del año pasado, de la primera vez que Near y Mello contactaron con nosotros.

Misa entonces le señaló la palabra "orfanato".

-Oh, pobrecillos – opinó él entristecido – Ya no lo recordaba…

-Hay algo más – dijo la rubia en voz muy baja mientras le pedía con un gesto que le acercara el oído – Ryuzaki me dijo que… me dijo que… se había criado en Inglaterra. ¿Tú crees que… que él y su hermana no tienen padres? – preguntó en apenas un susurro.

-Misa-Misa, aquí no pone nada sobre eso – trató de tranquilizarla en el mismo tono – No tienen por qué haber vivido allí también.

-Es mucha casualidad, Matsu… – comentó muy triste.

Matsuda miró al resto de compañeros que había en la sala. Tanto Near como Aizawa y Mogi parecían muy entretenidos en esos momentos contrastando información del caso.

-Necesito hablar con ellos – dijo Misa entonces mirando hacia Near.

La chica hizo ademán de levantarse, pero Matsuda le puso las manos en los hombros para frenarla.

-No, no lo hagas – le rogó el policía.

-¿Por qué? – preguntó la rubia sin entender.

-Vamos a darnos un paseo y te lo explico, ¿vale? – propuso Matsuda – Ayudará a que se nos despeje la mente.

-Está bien – asintió ella, aunque no conforme del todo.

-¡Chicos! Estamos algo cansados, así que vamos a estirar un poco las piernas – se dirigió el joven a los otros utilizando un tono despreocupado, para no levantar sospechas.

-Está bien – respondió Aizawa.

Matsuda y Misa entonces abandonaron la sala. El policía sintió que acababa de meterse en un lío gordísimo. Prácticamente todo apuntaba a que Misa tenía razón y que L y su hermana también eran huérfanos. Y sabiendo que el detective siempre evitaba hablar de sí mismo, no quería ni imaginarse su reacción si se enteraba de lo que habían descubierto…

-Misa-Misa, yo creo que lo mejor es que no digamos nada – dijo Matsuda una vez estuvieron en el pasillo – Ryuzaki trata de ocultar su identidad y esto quizás comprometa un poco su seguridad, ¿lo entiendes?

-Pero… – empezó a protestar Misa.

-Ni peros ni nada, Misa-Misa – contestó él tratando de ponerse serio – Yo también quisiera saber más sobre todos ellos – admitió – Pero… no creo que se suponga que nosotros debamos conocer esto. Así que creo que lo más sensato es que hagamos como si nunca hubiéramos visto esa información.

La chica se cruzó de brazos pensativa. No podía ser… ¿L y ella tenían en común un pasado tan triste como haber perdido a sus padres?

"Idiota, ¿por qué me ocultas algo como esto?" pensó Misa sintiendo un nudo en la garganta. "Si esto es verdad, yo te entiendo mejor que nadie…".

-Hagámoslo por ellos, ¿sí? – continuó diciendo Matsuda – Por su bien.

"¿Por su bien?" se repitió la chica sin entender. "¡Lo que yo hubiera dado por tener a mi lado a una persona que me comprendiese justo cuando me arrebataron a mis padres!".

Si hubiera sido al revés, es decir, si Misa hubiese averiguado primero que L era huérfano no habría tardado ni un segundo en hacerle saber que lo comprendía perfectamente porque ella estaba en la misma situación. ¿Es que solo por el hecho de ser L ese chico estaba condenado a no poder decirle a nadie cómo se sentía?

En ese momento, la rubia escuchó cómo se abría la puerta que daba al parking del edificio. Alzó la vista y, efectivamente, como si hubieran sido invocados los dos hermanos aparecieron por allí en ese momento acompañados por Mello.

-Oh, buenas noches – les saludó L – ¿Qué hacéis aquí en el pasillo?

-Estamos descansando un poco – disimuló Matsuda – Enseguida volveremos al trabajo.

-Bueno, nosotros ya estamos de vuelta – contestó Yuko.

Misa observó a los recién llegados en silencio y empezó a llorar sin poder hacer nada para evitarlo.

-¿Qué te pasa? – le preguntó L preocupado.

-¡Misa-Misa! Ya te lo he dicho muchas veces, estoy seguro de que Light está en un lugar mucho mejor ahora – improvisó Matsuda tratando de disimular.

La rubia dirigió una mirada de disculpa al joven policía. Sentía que simplemente no podría soportar tener esa sospecha y no hablar de ello con los hermanos.

-Os criasteis en un orfanato de Inglaterra, ¿verdad? – preguntó Misa sin rodeos mirando a ambos hermanos.

Los Lawliet se quedaron helados al escuchar esa pregunta. Se esperaban que la rubia les hablara de prácticamente cualquier cosa antes que de algo relacionado con su infancia en la Wammy's House.

Sin embargo, Mello dio un paso al frente en ese momento.

-Así es. Yo me crie en ese orfanato – reveló el rubio, consciente de que ese dato se había filtrado tiempo atrás – ¿Tienes algún problema con ello? – preguntó desafiante.

-Eh, no, no – negó Misa intimidada – Pero… yo me refería a… ellos dos – añadió señalando a los hermanos.

L tomó aire. Mello le había ganado unos segundos, suficientes para salir del shock y pensar un contraataque. Y lo más sencillo y efectivo para evadir responder a una pregunta era simplemente hacer otra.

-¿A qué viene esa pregunta? – cuestionó el detective con seriedad, tratando de mantener la calma, aunque Misa sintió que su mirada profunda intimidaba un poco en esos momentos.

-Es que… he leído un informe que decía que Near y Mello se habían criado en un orfanato en Inglaterra… y… y… como me dijiste que tú… pasaste tu infancia en ese país… – trató de explicarse atropelladamente la rubia.

-Has llegado a la conclusión de que Yuko y yo también – completó L y ella asintió.

-Sí. A… además, también se mencionaba que el dueño del orfanato era tu anterior ayudante… – siguió diciendo la chica con voz quebrada – De vosotros dos no hay ningún tipo de información, pero… son demasiadas coincidencias.

-Asumo mi responsabilidad – intervino Matsuda dando un paso adelante – Misa-Misa ha encontrado ese informe entre la información que le he dejado. Ha sido un descuido mío…

L entonces empezó a caminar en dirección a la sala de control.

-Tengo mucho trabajo, me temo que no tengo tiempo para cotilleos – dijo el detective con frialdad al pasar a su lado – Vamos, chicos. Tenemos mucho que hacer y el tiempo se nos agota.

-Sí – asintió Yuko siguiéndolo.

-Oye, rubia – habló Mello mirándola con seriedad – Son L y su ayudante. Usa un poco la cabeza, no van a revelarte información confidencial. No confundas su amabilidad con estupidez – añadió empezando a caminar también.

Misa observó cómo se alejaban los tres. No podía creerlo, ¿de verdad L no iba a aclararle nada? El detective había sido bastante ambiguo y no le había resuelto ninguna duda…

Alzó una mano en su dirección y abrió la boca, pero no le salieron las palabras.

-Déjalos, Misa-Misa – le dijo Matsuda – Mello tiene razón. No van a decirnos nada.

-¿Por qué, Matsu?

-Supongo que no confían en nosotros – respondió tristemente.

-¿Eso… crees? – preguntó la chica mirando hacia el suelo.

Dolía. Habían convivido bastante tiempo, habían discutido por verdaderas estupideces, se habían ayudado mutuamente en varias ocasiones… y eran amigos. ¿Por qué L no confiaba en ella?

-Creo que será mejor que volvamos nosotros también – propuso Matsuda.

-Sí…

Los dos caminaron entonces en silencio de regreso a la sala de control y una vez allí vieron que L se había situado de pie frente al resto.

-Parece que ya estamos todos – comentó el detective en ese momento – Hagamos un repaso de los progresos de cada uno. Aizawa, ¿podrías empezar tú, por favor?

-Claro – asintió el aludido – Tal como me solicitaste, pedí a la central una lista de sospechosos de casos que se estén investigando actualmente. Es cierto que hemos obtenido un par de coincidencias entre sus ubicaciones habituales y los lugares desde donde se han mandado esos mensajes, pero no me parece que sean muy relevantes.

-De todas maneras, las tendremos en cuenta – contestó L – Mogi, ¿qué movimiento ha registrado esa página web en las últimas horas?

El hombre le empezó a informar sobre todo lo que habían analizado, pero Misa no entendía demasiado del tema, así que en lugar de prestar atención se fijó en las expresiones del detective moreno.

"Lo veo mucho más serio que de costumbre…" pensó ella. "No es que suela ser la alegría de la huerta, pero…".

-Misa – le llamó L entonces.

-¿Eh? – preguntó despistada.

-Según tengo entendido, has estado buscando entre la información antigua. ¿Has encontrado alguna coincidencia entre los datos guardados y los nuevos o no? – preguntó el moreno empezando a perder la paciencia.

-No, nada – negó ella – Ninguna coincidencia.

-Vale – contestó él simplemente – ¿Y tú, Near? ¿Has encontrado algo? – se dirigió al otro.

El chico de pelo blanco también empezó a hablar de cosas que Misa no comprendía demasiado bien, así que la rubia se cruzó de brazos y volvió a desconectar de aquello.

"Parecía que Ryuzaki ni siquiera quería hablar conmigo…" pensó la chica con preocupación. "Lo normal hubiera sido que me hubiese lanzado alguna puya en plan "¿te has asegurado de escribir todo correctamente? ¡Una sola falta de ortografía y la búsqueda no saldría bien!" o algo por el estilo. Definitivamente, no es el mismo de siempre…".

Creía que de alguna manera mientras habían pasado tiempo juntos con el discurso, habían llegado a ser un poco más cercanos…

-Y eso es todo por el momento – terminó Near con su explicación.

-¿Y ahora qué haremos? – preguntó Mogi con curiosidad.

-La frase que Flor de Loto está publicando aún no está completa – respondió L – El enemigo todavía tiene que mover ficha, lo que nos va a dar algo de tiempo para prepararnos.

El chico siguió compartiendo sus impresiones sobre el caso, y también dio algunas instrucciones y recomendaciones a los agentes.

"Ahora mismo parece muy ocupado" observó Misa. "En cuanto se quede un poco libre, trataré de hablar con él" añadió y entonces empezó a mirarse las uñas, tratando de decidir el siguiente diseño que se haría.

-¿Vamos a comentar las estrategias? – le preguntó L a Yuko en ese momento.

-Sí – asintió ella y ambos echaron a andar y abandonaron la sala.

"¿Qué? ¡Eso ha sido visto y no visto!" se sorprendió Misa al ver la puerta cerrándose tras los hermanos. "¡Lo han hecho aposta!" no pudo evitar pensar.

Mientras tanto en el pasillo, L y Yuko caminaban deprisa y en silencio, aunque no necesitaban decirse nada para saber en lo que estaban pensando. Llegaron hasta la sala donde trabajaba ella normalmente y, al verse en zona segura, el chico pensó en desquitarse contra cualquier objeto, pero justo en ese momento escuchó un ruido. Al mirar al lado se dio cuenta de que Yuko le había dado una patada a una caja de cartón, que era lo primero que se había cruzado en su camino.

-Tranquila, la caja no tiene la culpa – le dijo L sujetándola por un brazo y entonces notó que ella estaba temblando – ¿Estás bien? – preguntó preocupado.

-No, aún estoy impresionada – admitió ella – Nunca nadie había averiguado antes nada sobre nosotros… Creo que tengo un poco de miedo ante esta situación desconocida – añadió y él la abrazó.

-Sabes que todos nuestros expedientes fueron eliminados y que nuestros nombres reales no están ligados al orfanato para nada – le recordó mientras le acariciaba la cabeza – Aunque tengan ese dato, no pueden llegar muy lejos con él.

La chica simplemente asintió y después pegó su cabeza aún más a su hermano y él se dio cuenta de que aún temblaba un poco.

-Lo siento, no debí decirle a Misa que me crie en Inglaterra – se disculpó el chico con una sonrisa amarga – Supongo que la subestimé. No es tan tonta como a veces parece…

Yuko sacó los brazos y con ellos rodeó a L con fuerza. Sabía de sobra que hasta alguien como él necesitaba un abrazo de vez en cuando para sentirse más seguro.

-No te culpes, por favor – le pidió ella – A veces no se puede hacer nada…

-¿Cómo no voy a culparme? Intento proteger el mundo, y a veces ni siquiera puedo proteger a mi propia familia… – contestó el moreno dolido.

-Ojalá estuviera aquí Watari con nosotros… Él sí que sabría qué decirte para animarte… – comentó la chica con un nudo en la garganta.

-¿Sabes? La última vez que hablamos, me dijo que nunca olvidara quién soy – rememoró él – Quizás quería decir que detrás de la máscara de L hay una persona, y que no descuidara todo lo que me rodea…

-Es posible. Era muy sabio – respondió ella – ¿Sabes? Lo echo mucho de menos…

-Yo también.

Ambos pasaron entonces un buen rato contándose anécdotas para recordar con cariño a aquel que había sido prácticamente un padre para ellos.

-¿Hola? – escucharon en ese momento la voz de Misa a través de las cámaras de seguridad.

Los dos morenos miraron rápidamente hacia las pantallas y vieron a la artista en la cocina.

-Sé que me estáis viendo, hermanitos – continuó diciendo la rubia – Y también sé perfectamente que tenéis que venir por la cocina a por alguno de vuestros queridos dulces, así que he pensado que os voy a esperar por aquí, ya que me gustaría hablar con vosotros sobre lo de antes – añadió poniéndole una sonrisa a la cámara.

-¿Es… un chantaje? – preguntó Yuko confusa.

-Ignórala, por favor. Ya se cansará – pidió L y la morena asintió.

-No tengo prisa, puedo esperar – insistió Misa como si hubiera adivinado los pensamientos de los hermanos.

-Es bastante ingenua si cree que no tengo dulces por aquí – dijo Yuko yendo hasta un cajón para después abrirlo – ¿Quieres tarta? – ofreció sacando un pastel de fresas del interior.

-Esa es una buena idea – asintió el chico.

OoOoO

El tiempo siguió pasando. Misa se miró el reloj, empezaba a ser un poco tarde, pero le dio igual. Su intuición le decía que algo iba mal con esos dos hermanos. Y estaba dispuesta a esperarlos el tiempo que hiciera falta allí en la cocina, sentada en el suelo justo delante de la puerta de la despensa.

"La mirada de Ryuzaki me dijo que yo tenía razón…" pensó Misa.

Cada vez que recordaba el comportamiento del chico, más convencida estaba de que había acertado con su suposición y lo había desestabilizado.

-No podéis estar eternamente escondidos. Sé que tenéis que venir por aquí – dijo mirando hacia la cámara de seguridad del techo.

La chica se sacó el teléfono y se puso a buscar cosas sobre L en internet. Tras navegar un rato, encontró alguna noticia de los 90 en la que ya se le mencionaba.

"¡Es increíble! Al parecer lleva muchos años metido en esto. Debía de ser solo un niño cuando empezó… Se me hace difícil imaginar a unos padres metiendo a su hijo tan pequeño en algo tan peligroso, por muy genio que sea".

Near entró en ese momento en la cocina.

-¿Qué haces ahí sentada en el suelo, Amane? – preguntó el chico con tranquilidad.

-Espero a Ryuzaki o a Yuko. Tengo que hablar con ellos y sé que tarde o temprano tienen que venir por aquí – explicó Misa – Aunque pensándolo bien… a ti también te puedo preguntar.

-¿Qué quieres saber? – cuestionó él, aunque ya sabía lo que venía a continuación.

-La verdad es que entre los archivos que me ha dejado Matsu había un informe que decía que… te criaste en un orfanato de Inglaterra.

-Sí, es cierto – afirmó Near consciente de que ese dato llevaba tiempo en manos de aquel grupo de agentes.

-Lo siento mucho… – contestó ella con tristeza – ¿Sabes? Yo también perdí a mis padres hace un tiempo…

-Lo sé – asintió el chico – Eras una sospechosa del caso Kira, así que me tuve que leer un informe sobre ti.

-¡Era inocente! – se quejó.

-No he dicho nada contra ti en este momento – respondió él con tranquilidad.

"En actitud este es un clon de Ryuzaki, pero en albino" pensó Misa con ganas de rodar los ojos.

-El caso es que… Ryuzaki me dijo que se había criado en Inglaterra – explicó la rubia – Y como ese orfanato estaba dirigido por su anterior ayudante, había pensado que… tal vez… bueno, que tal vez también sea huérfano.

-¿Ah, sí? ¿Vivió en Inglaterra? – preguntó Near haciéndose el sorprendido – Puede que esté relacionado o puede que no. Yo personalmente no lo sé – mintió.

-¿Nunca has visto a Ryuzaki ni a Yuko por allí? – insistió Misa.

-Era un lugar bastante grande y he de admitir que no me relacioné demasiado con la gente de allí – contestó enrollándose un mechón de pelo en el dedo – Lo siento, no sé nada del tema. Y tampoco me interesa.

La chica lo comprendió. Aunque supiera algo, Near no iba a decirle ni una palabra. Se notaba que admiraba un montón a L, y que iba a serle leal.

-Por cierto, Amane. ¿Te importaría hacerte a un lado? – pidió el del pelo blanco – Me gustaría pasar a la despensa.

-Ah, claro, claro – respondió ella poniéndose de pie y apartándose – Puedes pasar.

-Gracias.

El chico entró y poco después volvió a aparecer con comida.

-¿Te llevas dulces? – se sorprendió Misa – Eres al que menos veces he visto comiéndolos…

-Es cierto, no me apasionan tanto como a otros, pero pensé que me aportarían energía extra para el cerebro – explicó Near con tranquilidad.

-Esa es la excusa que siempre utiliza Ryuzaki para comerlos sin parar…

-Está científicamente demostrado.

-Si vosotros lo decís… – respondió la chica encogiéndose de hombros.

-Me voy ya – anunció él – Es un poco tarde, ¿no tienes sueño, Amane?

-Sí que lo tengo, pero he decidido esperar a esos dos – contestó Misa – Tarde o temprano tienen que aparecer por aquí.

-Como quieras – contestó el detective encogiéndose de hombros – Buenas noches.

-Buenas noches – se despidió ella también.

Near salió de la cocina, pero en lugar de volver a su puesto de trabajo se dirigió a la sala de Yuko. Una vez allí, llamó a la puerta.

-Soy yo – avisó él y muy poco después abrió la morena.

-Hola – saludó ella.

-Hola. Pensé que tendríais hambre – dijo el chico tendiéndole los dulces.

-Gracias. Se nos estaban agotando las provisiones…

-Amane me ha preguntado por vuestro pasado – comentó Near empezando a enrollarse un mechón de pelo en un dedo – Me parece que no va a olvidarse de este asunto fácilmente. Quizás lo mejor sea que habléis con ella, aunque no le contéis la verdad.

-Ya… – murmuró Yuko dejando salir un suspiro.

-Pareces agotada – opinó él.

La chica se mordió el labio con algo de nerviosismo.

-¿Ha pasado algo más? – adivinó el del pelo blanco.

-Sí… – reconoció la morena mirando hacia el suelo, aunque al momento volvió a fijar su vista en el chico – Dijimos que seguiríamos hablando como siempre, así que no pasa nada si te lo cuento. El caso es que… Mello me ha dicho… que le gusto.

-¿Eh? ¿En serio? – se sorprendió Near – Vaya, por eso debía de estar tan irritable últimamente… – añadió sintiéndose de repente algo inseguro.

-Puede ser – contestó Yuko – Y ahora estoy hecha un lío. Es… raro pensar en él de esa manera. Supongo que te hice sentir así cuando me confesé…

-Fue inesperado, desde luego.

-Vaya, ahora sé lo que se siente – comentó ella algo avergonzada – En fin, siento aburrirte con mis problemas.

-No, no pasa nada. No te preocupes – le restó importancia el chico – Bueno, será mejor que sigamos trabajando. Buenas noches.

-Buenas noches – se despidió también.

Yuko se dio la vuelta y pasó dentro, donde su hermano seguía trabajando. La chica dejó los nuevos dulces sobre la mesa y él inmediatamente se llevó una galleta a la boca.

-Near tiene razón. Tendremos que enfrentarnos a Misa queramos o no – dijo la morena.

Ambos miraron la pantalla. La rubia estaba sentada en el suelo de la cocina dando cabezadas, hasta que apoyó la cabeza suavemente sobre sus rodillas y se quedó quieta.

-¿Se ha dormido? – preguntó L.

El detective sintió que estaba mal dejarla ahí tirada en el suelo.

-Sí que da problemas… – murmuró el moreno con cierto fastidio – En fin, será mejor que la lleve a su cuarto – añadió levantándose.

L salió de la sala y fue hasta la cocina, donde Misa aún dormía sentada en el suelo. El detective se aproximó a ella despacio tratando de hacer el menor ruido posible, y una vez a su lado se agachó dispuesto a cargarla en brazos.

Sin embargo, como en las películas de terror, Misa abrió los ojos de repente y lo agarró fuertemente del brazo.

-¡Te tengo! – exclamó ella triunfalmente – Soy una gran actriz. Hasta L cae en mis trampas.

-Mira que eres problemática – contestó enfadado – Deberías irte a tu cuarto a dormir, es muy tarde.

-¡Estaba preocupada por ti y por Yuko! – gritó la chica con seriedad.

-Estamos perfectamente – respondió secamente – Vete ya – añadió señalando la puerta.

-Mentira, no estáis bien ninguno de los dos – le acusó Misa – Llevas comportándote de forma extraña desde que saqué el tema de Inglaterra. ¿Por qué no quieres hablar de esto conmigo?

-No pienso contarle mi vida a cualquiera.

-¿A cualquiera? – repitió incrédula – Ryuzaki, soy tu amiga.

-Que dos personas pasen tiempo juntas no significa que tengan que ser amigas – respondió L de forma hiriente y ella se sintió hundida.

-Va… vale… Lo entiendo – contestó Misa apartándole la mirada – Iré a dormir. Buenas noches.

-Buenas noches – se despidió L sin mirarla tampoco.

La chica salió de la cocina y volvió a su cuarto. Una vez allí, se metió directamente en la cama y apagó la luz. Después se tapó la cabeza con las sábanas y empezó a llorar silenciosamente.

Solo quería decirle a L que lo entendía, que sabía lo que era perder a alguien tan importante… ¿Por qué ese idiota no quería hablar con ella?

OoOoO

Esa misma noche en otra parte de la ciudad, el guarda de seguridad de la universidad estaba vigilando cerca de los laboratorios cuando escuchó un ruido.

-¿Quién anda ahí? – preguntó el guarda iluminando la zona con la linterna – Ah, profesor Yukimura, no me dé esos sustos.

-Lo siento, no pretendía asustarlo – se disculpó el profesor – Esta noche estaré adelantando trabajo en el laboratorio y no quiero que me molesten.

-Entendido – contestó el guarda mientras se daba la vuelta para seguir con su labor de vigilancia por otro lado.

El profesor se metió en el laboratorio y cerró tras de sí la puerta con llave, mientras sonreía con malicia.

-Esta vez ni ese maldito L ni ningún otro entrometido evitarán que mi plan funcione – se dijo en voz alta apretando un puño en alto.


Guau, ¿tres capítulos por el año nuevo? Y aún tengo más escritos jaja.

Ay, ya estamos llegando a la parte más interesante (por fin) y realmente no quedan muchos más capítulos por escribir, así que estoy aprovechando estos días libres para acabarla, o al menos dejarla muy avanzada. Espero que os guste la recta final de esta historia.