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Esperó a que todos durmieran, y se preparó.
Tomó todas sus joyas de oro, jade, todo lo valioso y fácil de transportar que tenia, lo metió en una improvisada bolsa, y tomó algo de dinero que tenía guardado.
Se puso un kimono, con su hakama negro diario, y un haori del mismo color, se recogió el pelo. Encendió un pequeño chōchin* que tenía en la habitación y se escabulló por el jardín, ocultandose de los guardias en su recorrido nocturno.
Corrió bajo la luz de la luna con una energía que ni ella pudo imaginar, amparada por los árboles que la rodeaban, y trepándose a uno pudo saltar el muro que rodeaba la casa.
Cuando cayó torpemente al otro lado, se golpeó las rodillas y las palmas de las manos, las piedrecillas del camino se le clavaron en la piel.
Pero se puso de pie enseguida, comprobó no haber perdido ninguna joya y corrió con toda su exhuberante energía hacía el sur.
Aiko no sabía cómo enfrentar a Tetsuo.
Estaba parada en medio de la habitación de Yuzuki, y no necesitó ser un genio para entender el panorama: ropa revuelta, joyas faltantes... había huido. Era imposible otra cosa, la casa estaba vigilada, nunca nadie había entrado a robar.
Caminó hasta el comedor donde el padre desayunaba a la luz del sol, y se arrodilló ante él
- ¿Que tienes, Aiko?- preguntó Tetsuo, mirándola extrañado.
A la joven le tembló la voz.
- Señor... la señorita Yuzuki...- empezó la chica, con evidente nerviosismo.
Pero Gotō la detuvo alzando una mano
- No me interesan los caprichos de esa niña. ¿Que hizo ahora? ¿Volvió a romper su koto? ¿Volvió a destruir su maquillaje?-
Gotō estaba enfadado. Aunque era justo decir que hace años Yuzuki no hacía eso, alguna vez lo hizo y eso molestó a su padre sobremanera, tanto que aún lo recordaba.
- Señor ella no...-
- Si no quiere desayunar conmigo no hay problema. Yo tampoco quiero desayunar con ella.- dijo Tetsuo, abriendo un diario que tenía sobre la mesa.
- Ella no está señor.- Aiko se postró en el suelo, en una pose de disculpa.- Creo que huyó por la noche.-
Tetsuo Gotō dejó caer su taza de té. El corazón pareció explotarle y se levantó de un salto para ir a la habitación de su hija.
Cuando entró, y vio la misma escena que Aiko, tampoco dudó. La sirvienta lo seguía por detrás, preocupada, y él casi la atropella al salir a toda prisa, rumbo a la otra ala de la casa.
- ¡Yuzuki se fue! - abrió el fusuma de la habitación de Rengoku, para hallarlo ya cambiado, y meditando. Tetsuo se sorprendió. Y luego se disculpó por la irrupción.
Kyojuro lo miró fijamente cuando escuchó esas palabras, muy confundido. Sorprendido.
- No se preocupe. Yo la buscaré.- dijo el joven y comenzó a alistar su ropa.
- Haré que un sirviente prepare el carro.- Ofreció Tetsuo.
- Iré solo señor. Trabajo mejor así.-
En vistas de la desesperación de Tetsuo, Rengoku podía decirle que se llevaría un ejercito de changos que él aceptaría y preguntaría cuántos changos queria exactamente. El hombre mayor asintió con energía.
- No debe estar muy lejos si se fue en la madrugada.- Dijo Tetsuo.- los caminos sin muy oscuros a esa hora.-
- La señorita Yuzuki tiene una excelente visión, y puede correr muy rápido.- Dijo Rengoku, mientras se colocaba el cinturón.- Es verdad que le teme un poco a la oscuridad pero si se llevó un farolillo, ese obstáculo es fácilmente sorteable. Es muy inteligente, así que es lo que habrá hecho. Iré al sur, puesto que la ciudad más cercana está al norte, es pequeña y la conozco muy bien, sería fácil hallarla allí, y ella lo sabe. Así que intuyo que huyó en otra dirección.-
Tetsuo asentía a medida que él hablaba. Pero entonces cayó en cuenta de algo:
¿Su hija tenía buena visión? ¿Era rápida al correr?¿le teme a la oscuridad? ¿Cómo este hombre, este guardia sabía todo eso y él no? Él era su padre... ¿como podía no saberlo?
Le dolió el corazón. La culpa había germinado su semilla venenosa.
- Encuéntrala por favor...y...- Tetsuo habló con la voz entrecortada.- Dile que la amo.-
Kyojuro sonrió. Ladeo la cabeza levemente y pudo una mano en el hombro del afligido padre.
- Ella ya lo sabe.-
Pequeño Glosario:
chochin: farolillo de papel de arroz.
