Monolo de Emilia

Miedo al cambio.

Todos los días, desde su llegada, he estado entregándome por completo. Es sorprendente ver cómo su mera presencia ha logrado transformarlo todo y a todos a su alrededor. Marco contempla el mundo de una manera que aún escapa a mi comprensión, por eso deseo seguirlo, permanecer a su lado, con la esperanza de algún día alcanzar esa sincronía con él.

Todo ha cambiado a una velocidad vertiginosa, tan rápido que resulta desafiante mantenerme al día. Reconozco mi debilidad y los miedos que me embargan, pero también he puesto un gran esfuerzo. Mi mundo se ha transformado y ahora debo adaptarme a los nuevos tiempos.

Al principio, me resultaba difícil seguir sus explicaciones, sobre todo cuando se trataba de números, algo que parece fluir en el aire y que nunca logré comprender del todo.

Sin embargo, su paciencia conmigo ha sido sumamente gratificante. Si yo misma me hubiera explicado, probablemente me habría rendido hace mucho tiempo, pero él no lo hizo, y eso me ha motivado a seguir esforzándome. Con el paso del tiempo, cada elogio y cada logro alcanzado me han hecho comprender lo maravillosamente gratificante que es adquirir nuevas habilidades y conocimientos.

Incluso cuando la desmotivación amenaza con apoderarse de mí, siempre recuerdo sus palabras. "No es ser experta en todo lo que te otorga valor, sino destacar en una sola cosa y sobrepasar a todos en ella". Esas palabras me impulsaron a profundizar en el estudio de la medicina, tal como él la llama, y así utilizar mi don para salvar a más personas. El arte de la curación se perfecciona con el conocimiento: la velocidad de la sanación, la eficiencia en el uso de la energía vital y las posibilidades aumentan a medida que comprendes más acerca del cuerpo humano.

Mientras Puck selecciona el peinado que luciré, dirijo mi mirada hacia la ventana, anhelando un día lleno de calidez.

—Has cambiado, Lia —afirma Puck, mientras acaricia suavemente mi cabello.

—Lo sé, es solo que, me atemoriza profundamente que mis cambios no sean del agrado de todos —miro hacía la ventana, apreciando los delicados rayos de luz del sol.

El solo pensamiento de alterar mi ser, de transformarme para bien o para mal en búsqueda de una versión mejorada de mí misma, despierta en mí un miedo abrumador.

—Recuerda las palabras de Marco, Lia —subraya Puck con voz melodiosa—, vives para ti misma, y solo las opiniones de aquellos a quienes respetas deberían tener influencia en tu camino.

Sus palabras me obligan a cerrar los ojos, a sumergirme en una profunda meditación. Me he esforzado incansablemente por superarme, por ir más allá de las expectativas, pero a pesar de ello, todos continúan tratándome como a una niña, incluso Puck. Él, en su gran amor, oculta secretos tras sus ojos misteriosos, y me aterra exigirle respuestas que podrían desbaratar mi frágil equilibrio.

Por eso para mí, Marco es alguien irremplazable. Es irónico que aquel que siempre señala mis errores sea también quien posee una fe inquebrantable en mi potencial.

—Sí, lo sé —respondo con un deje de determinación en mi voz—. Es por eso por lo que debo esforzarme aún más.

Me levanto con una mezcla de gracia y solemnidad, inclino mi cabeza con elegancia para ajustar mi uniforme confeccionado por las hábiles manos de Rem. En mi corazón, albergo un sentimiento de profunda gratitud por sus cuidados y sus palabras de aliento. Sonrío cálidamente al rememorar la charla inspiradora que tuve con ella.

Con paso firme, abro la puerta hacia un mundo lleno de expectativas. Ellos, mis compañeros y guías están esperando mi presencia. Aunque mi corazón se estremezca de temor ante las múltiples incertidumbres que acechan en mi camino, debo aprovechar esa inquietud como un impulso para avanzar y forjarme en alguien merecedora del respeto de todos aquellos que duden de mi valía.

El telón se levanta y es mi momento de brillar.


Prologo

El inicio de la guerra.

El culto de la bruja...

Debí haberlo sospechado en el momento en que ese maldito mencionó que había noticias importantes en la capital. Se marchó ayer por una supuesta solicitud de los altos mandos en la capital. No puedo estar seguro si es verdad o no, pero debería haber hecho algo en cuanto partió. Nada de esto tiene sentido, el motivo del ataque es porque conocen la ubicación de Emilia, saben su nombre y sus alianzas. La única explicación posible es que haya habido una filtración en el pueblo.

—¡Han masacrado a todos y se dirigen hacia aquí! —exclama aquella mujer, cuyo rostro refleja ira y pesar.

Mi mente se convierte en un caos, el miedo se adueña de cada fibra de mi ser mientras intento mantener la calma. Aprieto mis puños, tratando de encontrar una solución para superar esta situación. En estas circunstancias, no puedo pedir ayuda, y si muero, según todo lo que ha sucedido, seré devuelto a un momento cercano a mi muerte.

No hay tiempo, no sé por dónde y cuándo exactamente van a atacar. Si espero a que ocurra, podría haber muchas víctimas y sería irreversible. Debo pensar cuidadosamente en todo, por mí mismo.

Rem y Beatrice me dirigen una mirada determinada, confirmando que la chica tiene miasma en su interior, lo cual indica que podría estar relacionada con el culto. Beatrice y Rem están alerta, pero eso resulta inútil ante las habilidades de esa persona. Si quiero tener alguna oportunidad de enfrentarla, dependeré de mi velocidad al disparar.

Un cultista nunca se rebelará contra su líder, por lo que eliminar a esta persona es lo más apropiado. Sin embargo, tengo un sentimiento extraño respecto a esta chica.

—Beatrice, revisa a esa chica —ordeno, mirándola fijamente a los ojos.

Beatrice me observa con cierta preocupación, probablemente percibe el miedo que hay en mí. Como su contratista, puedo sentir algo de sus emociones y viceversa. Debido a los límites de nuestro contrato, hay muchas cosas que no puedo hacer, pero Beatrice es más que una simple carta. Debo idear una manera de compensar las limitaciones del contrato.

Ella se da media vuelta y camina hacia la chica, quien todavía intenta oponer resistencia. Beatrice se teletransporta a su espalda sin darle oportunidad de seguir balbuceando. Sin previo aviso, drena todo el maná de la chica, lo que provoca una presión insoportable en mi interior.

Es un maná ardiente, como el mismo infierno. Siento cómo mi cuerpo arde mientras Beatrice lo absorbe. De inmediato, mi puerta mágica comienza a descontrolarse, por lo que libero el exceso de maná, creando una ráfaga de viento que levanta todo a su paso.

La sensación se calma un poco, pero todos me miran atónitos por lo que acaba de suceder. Beatrice se coloca a mi lado y toma mi mano, utilizando su magia curativa para estabilizar mi puerta.

Emilia sacude la cabeza, me mira con enojo y finalmente me grita:

—¡¿Por qué hiciste eso?! —Emilia se acerca a mí, su voz cargada de ira y preocupación—. Ella parecía estar sufriendo.

Mi mirada se desvía hacia Beatrice, quien niega con la cabeza, confirmando que la chica no tiene malas intenciones. Es comprensible, considerando que Emilia no sabe que esta chica tiene miasma, así que no tengo intención de revelarle ese detalle.

—Beatrice puede determinar qué tipo de persona es al absorber su maná. Si detecta algo raro, es la mejor forma de confirmar si es una enemiga o no —argumento, mientras dirijo mi mirada al Coronel Alsten—. Coronel Alsten, aunque no tenemos una confirmación clara sobre esta información, tomaremos la medida T01 como precaución ante un posible ataque.

Para tener una visión clara de todas las posibilidades, he establecido medidas de seguridad acorde a diferentes escenarios. Si los soldados saben qué hacer, las cosas tendrán más posibilidades de salir bien. Estas medidas han sido explicadas tanto al pueblo como a los soldados, y la T01 forma parte de ellas.

Siendo la primera medida, la he concebido como una salvaguarda ante posibles ataques. Necesitamos velocidad, por lo que, considerando aspectos como el orden y las negaciones, he hecho que estas medidas sean obligatorias.

Quien no cumpla con ellas será duramente multado.

La medida T01 para los soldados establece que deben mantener guardia en todo el perímetro, mientras un escuadrón realiza los anuncios y coloca banderas de la medida por todo el pueblo. Se les prohíbe regresar a sus hogares hasta que se retire la alerta, y además deben comenzar a construir trincheras, tarea que recae en los magos especializados en magia de tierra.

Esta situación se complica debido a que carecemos de murallas para defendernos, lo que nos deja vulnerables en todos los flancos. Por ello, las trincheras adquieren una importancia vital, ya que nos permiten movilizarnos rápidamente.

A medida que aumente el número de personas, iremos ajustando estas medidas, pero por ahora, somos poco más de cuarenta, y nuestras opciones son limitadas.

En cuanto a los civiles, se les indica que está terminantemente prohibido abandonar el pueblo, y se establece un toque de queda nocturno. Se suspenden los trabajos el primer día en que se implementa la medida, y todos deben buscar refugio en la academia.

Alsten comprende de inmediato, con expresión molesta, realiza un saludo militar y exclama:

—¡Sí, mi general!

La estructura jerárquica militar no es demasiado compleja, dado nuestro reducido número. Por ahora, contamos con alféreces, que son los estudiantes; luego están los soldados, los capitanes, el coronel y el general. Conforme llegue más gente, esta estructura irá evolucionando, pero por el momento es un punto de partida.

Alsten abandona la estancia, lo cual lleva a Rem a acercarse a mí, aparentemente con la intención de ocultar información a Emilia.

Sin embargo, niego con la cabeza. Es hora de que Emilia también se enfrente a las cosas como es debido. Ocultar información solo provocará que ella intente hacer las cosas por su cuenta. Necesito que crezca lo más rápido posible, y para ello, todas las experiencias serán útiles.

—Dile la verdad, después de todo, ella es la líder. —dirijo mi mirada a Emilia, quien parece sorprendida por la situación.

Rem asiente, a pesar de su evidente deseo de eliminar a la persona que se encuentra en el sofá. Ella se voltea hacia Emilia y con una leve inclinación parece disculparse por haberla excluido. Emilia muestra una expresión de confusión, pero rápidamente Rem se apresura a explicar:

—La razón por la cual el general Marco actuó así es porque esta chica posee miasma de la bruja —la sed de sangre en Rem se filtra, haciendo que el maná empiece a emanar de ella.

Coloco suavemente mi mano en el hombro de Rem, tratando de transmitirle calma a través del contacto. Mientras tanto, Emilia dirige su mirada hacia la chica durante unos breves segundos. Después, busca mi confirmación y yo asiento con determinación, provocando un leve temblor en sus labios.

En este momento, Emilia necesita encontrar su fuerza interior.

Desplomándose de rodillas en el suelo, su mirada se pierde en sus propias manos. Aún parece estar procesando lo que sucedió en el pueblo; aunque sabe que el ataque de las mabestias no fue culpa suya, ahora se enfrenta a una situación diferente y dolorosa. No sé si alguien perderá la vida, pero sé que Emilia debe encontrar coraje.

Porque salvar a todos es una carga demasiado pesada para ella.

Rem se agacha, ofreciéndole su apoyo, pero Emilia la rechaza con un gesto sutil. En silencio, reflexiono sobre la ausencia de Puck durante todo este tiempo. Beatrice, notando mi preocupación, aprieta con firmeza mi mano, ofreciéndome su sonrisa reconfortante. En esta situación desafiante, necesito su apoyo más que nunca.

El tiempo ha pasado rápidamente, pero la vida de muchas personas sigue en peligro. Es probable que Alsten ya se encuentre en el pueblo, lo que significa que debemos actuar sin demora.

Emilia debe enfrentar sus miedos y tomar una decisión valiente.

—Emilia, ¿qué debemos hacer? —la miro directamente, manteniendo un rostro impasible.

No hay tiempo para juegos. El nerviosismo me consume a mí también, mientras Rem soporta con entereza la presión. Emilia es la más joven en términos de experiencia, pero lamentablemente, no puede permitirse disfrutar de una adolescencia común y corriente.

Emilia levanta el rostro, a punto de quebrarse en lágrimas, pero al cruzar su mirada con la mía, comprende que ahora no es momento para lástima.

Emilia es plenamente consciente de que este no es el momento adecuado. Cierra los ojos y toma una profunda y agitada inspiración, esforzándose por encontrar la calma. Aunque, en parte, se siente culpable, sabe que no debe ser juzgada únicamente por eso.

—¿Qué debemos hacer? —insisto, buscando hacer entrar en razón a Emilia.

Con determinación, Emilia se levanta y me mira directamente a los ojos, tratando de infundirse fuerza a sí misma. Anuncia con voz firme:

—Puck dice que es probable que la chica esté diciendo la verdad, por lo que debemos priorizar la seguridad del pueblo y proceder a evacuarlo —ordena, dejando en claro su posición.

Le sonrío agradecido por su respuesta. En este momento, lo más importante es garantizar la seguridad de las personas. Sin embargo, el problema radica en que no puedo detener indefinidamente la producción. Hay contratos que cumplir y compromisos que mantener.

Dirijo mi mirada hacia la chica en el sofá, observando su cuerpo maltratado y sus pies ensangrentados, indicio de que ha recorrido una larga distancia desde el pueblo hasta aquí.

—Rem, ¿el pueblo más cercano se encuentra a un día de viaje en carroza, ¿verdad? —pregunto mientras no aparto la mirada de la chica.

La respuesta de Rem no se hace esperar.

—Sí, pero hay algo que me intriga —responde Rem antes de acercarse a la chica.

Rem toma la camisa rasgada y manchada de sangre de la chica y se la quita, dejando al descubierto su piel magullada. Beatrice, por su parte, ha sanado su contusión para despertarla, pero no ha curado completamente su cuerpo. Después de todo, es importante comprender lo sucedido.

Pequeños golpes y moretones salpican su cuerpo, como si las heridas fueran resultado de caídas y no de las cuchillas utilizadas en la matanza. Esto indica que la chica logró escapar del pueblo casi ilesa, y que esa sangre no es suya.

Rem interrumpe mi orden de ideas asegurando:

—Si hay algo que sé, es que el culto de la bruja no deja cabos sueltos, y si los deja, no les va bien. —Rem comienza a sanar las heridas de la chica, eliminando su dolor—. Que un ser humano haya logrado escapar del culto es aún más sorprendente.

La revelación de Rem nos inquieta a todos. Si alguien proveniente de un remoto pueblo ha conseguido sobrevivir al culto, especialmente a las multitudes que Petelgeuse suele convocar para sus ataques, entonces deberíamos reconsiderar el miedo que le tenemos. Esto implica que la chica que tenemos ante nosotros está ocultando algo de gran importancia.

Beatrice interviene, subrayando la peculiaridad de la sangre de la chica. Menciona una densidad inusual en su maná, algo que llama la atención incluso a alguien tan sabia en la magia como Beatrice. Yo mismo pude sentir el poder y el calor de su maná, una experiencia que estuvo a punto de abrumarme. Además, noté cómo el miasma que llevo dentro se vio afectado, disminuyendo su intensidad.

—Este maná dentro de ella está expulsando el miasma. Es algo que nunca había presenciado antes —agrega Beatrice con asombro.

Intento comprender la situación y considerar las posibilidades, pero ninguna respuesta clara se me presenta. Beatrice niega con la cabeza, indicando que esto va más allá de lo que un humano sería capaz de hacer y que la densidad de maná no se limita solo a seres poderosos.

—Probablemente solo criaturas extremadamente poderosas podrían lograrlo... eso es. —Beatrice parece haber tenido una revelación, pero rápidamente la descarta moviendo la cabeza.

—En cualquier caso, es evidente que la chica estaba destinada a ser utilizada por el culto, pero al carecer de miasma, Petelgeuse no pudo controlarla —concluyo, mientras unas sirvientas llevan prendas limpias para la chica.

Mientras tanto, mis ojos se posan en la ventana, y siento un palpitar inquietante en mi pecho. Una fuerte sensación de ansiedad me embarga, como si supiera que algo crucial se me escapa. De repente, una idea se forma en mi mente y giro rápidamente, percatándome de que Rem también ha llegado a la misma conclusión.

—Es imposible sobrevivir a las mabestias en el bosque. Si ella está aquí, entonces alguien la trajo hasta nosotros —exclama Rem.

En ese preciso instante, algo captura mi atención en la distancia...

¡BOOM!