Y... la bomba cayó...

Todos los presentes se quedaron pasmados con lo que dijo. Sentía que la miraban como si hubiera convocado al mismo Lucifer en persona...

—... ¿Qué?

El diablillo más alto la miraba como si le hubieran mencionado algo indeseado...

—Quiero hablarle del príncipe St-

—¡Ya te oí, tarada! ¡No soy un puto sordo! —bramó.

—Señor, cálmese.

—Señor Blitzø, es importante. Realmente necesito hablar con usted —dijo intentando no sucumbir a una respuesta... de ese tipo.

—¡No! ¿Sabes qué? ¡Vete a la mierda! Si quieres ver al príncipe, estás en el lugar equivocado. ¡Ahora lárgate!

—Señor, realmente necesi-

—¡¿Qué no escuchaste?! ¡Largo! ¡¿No lo entiendes?! ¿Eres jodidamente retrasada o...?

En lo que pareció ser menos de un segundo, una ráfaga de poder se dispersó en la oficina junto con una luz ambarina que resquebrajaba la silueta de la chica que ahora tenía a Blitzø agarrado del cuello de su camisa.

Su silueta estaba distorsionada y poco a poco tomaba la forma de una especie de cuervo de plumas negroides...

—No… vuelvas… a usar… esa… palabra... —siseó con furia semi-contenida, sin percatarse del todo de su transformación hasta que el diablillo habló.

—¿Quién... demonios... eres tú...? —preguntó con dificultad debido al agarre alrededor de su cuerpo.

La chica no entendió bien la pregunta hasta percatarse de que su mano adquirió una capa de plumas negras.

... ¡Carajo!

Soltó al diablillo y este cayó al suelo en lo que ella se miraba su mano y se percataba de que la había cagado.

¡Mierda-mierda-mierda-mierda!

¡Maldita sea!

¡Raum no me dijo que esto pasaría!

¡Mierda! ¡¿Qué hago?!

—¡Señor! ¿Se encuentra bien?

—B!

Levantó la mirada y vio a la pareja de diablillos queriendo ayudar a su jefe. Este mismo solo se limitaba a verla con extrañeza y enojo.

Bueno, ni modo. Ya no hay vuelta atrás...

—¡¿Quién carajo eres tú?!

La chica lo vio fijamente antes de cerrar sus ojos y dejar de lado lo poco que le quedaba de su disfraz para mostrar a un demonio aviar con similitud a un cuervo de plumas negroides, ojos de tonalidades doradas con brillos ambarinos. Las plumas que simulaban su cabello estaba peinado de igual forma que en su disfraz; aunque sin su anterior ojo izquierdo extra.

—Soy Amabel, nieta del rey Malthus... y parte de la familia Goetia —declaró con una voz firme, odiando por dentro tener que haber dicho lo último.

Y desde el escritorio de secretaría, Loona levantó la mirada de su teléfono al oír lo que ella dijo...

[...]

En el anillo de la Gula, el rey Malthus caminaba por el gran pasillo de su palacio. Miraba melancólicamente los cuadros que aún se encontraban adornando las grandes paredes a su alrededor.

Se detuvo frente a la puerta de una gran habitación con puerta de tonalidades moradas y tocó tres veces.

—¿Cuál es la contraseña? —se escuchó desde adentro.

—Muy gracioso, Raum —sonrió.

—Nop! Incorrecto —rio con un graznido.

Se escuchó que se acercaba a la puerta y la abrió con una sonrisa burlona en su pico.

—No pongas esa cara, viejo. Solo pasa.

—Cualquiera que te escuchara pensaría que no tienes ni un mínimo de respeto, ni con tu propio padre y rey —dijo divertido a su hijo mayor.

—¡Perdóneme, su majestad! No sabía que le importaba lo que los demás dijeran de "la realeza maldita".

El rey sonrió con tristeza ante el comentario sarcástico de su hijo.

—Raum, ¿cómo va Amabel?

La pregunta hizo que el cuervo menor dejara de sonreír de forma burlesca y no pudiera ocultar su visible preocupación.

—Eh... hay un pequeño problema...

—¿Cuál? —Malthus empezaba a sentirse ansioso.

Raum levitó un libro con un movimiento de manos; este tenía una pasta negra, gruesa y algo desgastada.

Pasó fugazmente las páginas hasta detenerse en una que estaban marcadas con alguna especie de runas. Al poner su mano sobre la página, de esta misma salió una breve silueta morada que al poco tiempo se tornó dorada.

—¿Esto significa…? —El rey lo miró angustiado, esperando estar equivocado.

—Está en su forma goetiana —afirmó con una mueca.

—¡Maldita sea! —masculló—. ¡Se supone que el hechizo era de larga duración! ¡¿Cómo se acabó tan rápido?!

—Mab es nueva con ese hechizo, papá. Su cuerpo debía estar en calma para mantenerlo, y creo que ambos sabemos que ella puede ser... ya sabes... no tan calmada, a veces...

—Sacó el carácter de su abuela —dijo con frustración mientras pasaba su mano por las plumas de su cabeza.

—No puede ser tan malo —intentó animarlo.

—¿Sabes si ya regresó con Bee? A lo mejor y por eso se des-transformó.

Raum agarra su teléfono y manda un mensaje a la abeja, bajo la ansiosa mirada de su padre.

—...

—¡¿Y?!

—...

—¿Está con ella?

—... Bee dijo que Amabel se iba a reunir con él la última vez que le mandó mensaje...

—¿Y eso cuándo fue?

—... Hace menos de media hora...

—¡Maldición!

—Papá, no hay nada que podamos hacer ahora. Solo debemos esperar-

—¡Está sin su disfraz, Raum! Está en su forma goetiana. ¡¿No te das cuenta?! ¡¡¡Ella no ha mostrado su cara desde eso!!! ¡¿Qué hará cuando termine de hablar con ese diablillo?! ¡La pueden seguir incluso!

—Todavía está usando la capa y la capucha —Dijo el ave menor en un intento de apaciguar la ansiedad del rey.

—¡¡¡No es suficiente!!!

El potente grito vino acompañado de una ráfaga que sacudió la habitación, a la vez que los ojos grises del rey obtenían un destello blanquecino y sacaba a relucir sus brillantes e imponentes pupilas.

Raum puso una mano el hombro de Malthus a la vez que este tosía y el brillo de sus ojos se apagaba.

—No te alteres, ya estás muy viejo para esto —regañó.

—...

—Ella es lista, sabrá qué hacer. Después de todo, sacó el carácter de mamá, ¿no?

Malthus no pudo evitar sonreír ante lo dicho por su hijo.

Cómo le gustaría que Anabella estuviera con él en estos momentos...

[...]

Las oficinas de I.M.P. estaban sumergidas en un ambiente tenso mientras la autoproclamada nieta del rey Malthus estaba junto a Blitzø en su oficina.

Millie y Moxxie todavía no podían terminar de comprender lo que pasaba y Loona seguía escribiendo desde su teléfono.

—No entiendo, ¿qué querrá esa chica con Blitzø? —dijo la pelinegra con una mueca confundida.

—No lo sé, dijo que quería hablar sobre su Alteza. Aunque eso de que es "nieta del rey Malthus" es confuso; no recuerdo haber escuchado de ella antes.

—Sí, lo es. —Respondió la HellHound.

La pareja volteó a ver a Loona, que no había despegado la vista de su celular.

—¿Cómo lo-? —Fue interrumpido por el sonido de una notificación en su teléfono.

—Lee lo que te mandé. —Moxxie estaba extrañado de ver que Loona estaba demasiado seria, más que de costumbre.

Abrió la app y vio un texto que parecía que había sido extraído de una página de noticias:

《 El rey Malthus y el legado maldito.

Su majestad es más conocido por su desdichada descendencia más que él mismo, lamentablemente. Con un hijo incapaz de procrear, el fallecimiento de la reina Aurelia y un nieto que no puede valerse por sí mismo; uno pensaría que ahí acabarían las múltiples desgracias para su familia.

Sin embargo, no fue así.

Nos acaban de confirmar que la princesa Amabel ha sido despojada de su rango y su posición familiar debido a temas controversiales y su actitud problemática con los miembros de la familia Goetia. Entre ellos está el haber roto su compromiso con el marqués Andrealphus y haber humillado a su familia al intentar robar las reliquias de su abuela para huir con ellas.

La ahora ex-princesa se encuentra prófuga. Sin embargo; su madre, su alteza Halphas, imploró no seguir con la búsqueda; que el no pertenecer a la familia es castigo suficiente.

A esto solo podemos afirmar que, posiblemente, el desastroso legado del rey Malthus morirá de la forma más lamentable posible… 》

...

—Loona, ¿de dónde sacaste esto? —Moxxie tenía una miada seria y el entrecejo fruncido.

Estaba intentando procesar lo que acababa de leer...

—Me lo pasó Via.

—¿La princesa Octavia? —Millie estaba algo sorprendida.

—Le pregunté apenas el saco de plumas dijo que era nieta de ese tipo. Mencionó que ese artículo es de un periódico sacado hace años. No se había vuelto a hablar de eso desde entonces, ni de ella o su familia. Tal vez por eso no hemos sabido de ella hasta ahora.

—Está bien. Pero aún no sabemos para qué busca a Blitzø. —La diablilla tiene una mueca preocupada mientras regresa a ver a su esposo.

—Bueno, tendremos que esperar.

A pesar de su tono de voz tranquilizador, Moxxie en serio quería saber lo que estaba pasando en esos momentos...

[...]

Esto tenía que ser una jodida broma. Una de muy mal gusto.

Ha estado luchando durante semanas para no ver al príncipe desde el secuestro de Striker. Hizo hasta lo imposible para no verlo...

El solo recordar ver sus plumas maltratadas que sobresalían de esa camilla le hacía sentir horrible. Y sumándole el hecho de que Stolas lo había llamado a él; no a Octavia, sus guardias, nadie, a él para pedirle ayuda y que no haya estado ahí para cuando lo necesitaba...

Y ahora una chica sacada de literalmente la jodida nada estaba sentada frente a su escritorio recurriendo a él para hablar, quién mierda sabe, del príncipe que había evitado en todo este tiempo.

Sentía que en cualquier momento iba a vomitar...

—Muy bien, pajarraco, no tengo todo el día. Lo que sea que vayas a decir, escúpelo de una maldita vez. Y espero que sea de vida o muerte como para que me hayas buscado con tanta urgencia y sin cita previa —soltó mordaz.

Dios, en serio estaba de muy mal humor.

—Sí, es de vida o muerte. Para que sepa —respondió seria.

—Ajá, si tú lo dices. En todo caso, ¿por qué no fuiste directamente a buscarlo a él en vez de venir hasta a aquí? Ni siquiera sé qué tengo que ver yo en todo este jodido asunto.

El cuervo afiló la mirada y sacó algo parecido a un pergamino de las sombras de su capa.

—Quiero que le des esto al príncipe Stolas.

—...

—...

—...

—¿Ya? ¿Eso es todo? —Ella asintió.

Tiene que estar jodiendo.

—Solo entrégale eso al príncipe, es todo. Y, a cambio, te recompensaré con lo que quieras.

... ¿Eh?

—Espera, déjame ver si entiendo. Quieres que solo le entregue ese estúpido papel arrugado, ¿y ya? ¿Es todo? —A pesar de su tono irritado, genuinamente estaba confundido.

—Sí, es todo. A cambio, te daré lo que me pidas. Cualquier cosa.

—Ajá. Dinero, dirás —dijo sin creer en lo que ella decía.

La mujer apoyó sus manos en el escritorio y se impulsó peligrosamente cerca de la cara del diablillo.

—Escúchame bien, no estoy jugando. Estoy dispuesta a todo para que ese "estúpido papel arrugado" llegue a manos del príncipe Stolas. No importa si es dinero, ilegalidades o cualquier basura inmoral. Con tal de que ese mensaje le llegue, soy capaz de hacer cualquier cosa. ¿Entendiste?

Blitzø tenía el ceño fruncido mientras el cuervo lo miraba directamente con sus ojos ambarinos.

El pequeño sonido de un tintineo llamó su atención y al bajar un poco la mirada pudo ver el dije que colgaba de su cuello. Discretamente, le prestó atención y alcanzó a leer el nombre grabado.

Sebastian...

Volvió su vista a la chica y, al verla a los ojos, pudo ver más allá de su rabia contenida. Sus plumas estaban algo descuidadas y el casi inaudible latido proveniente de su pecho delataba lo desesperada que estaba.

Él conocía bien esa desesperación, pero nunca se le pasó por la mente que ella también...

—Está bien.

La mujer se alejó lentamente para volver a sentarse en la silla y suspirar cansada. Se pasó unas manos por las plumas de su cabeza y empezó a masajear su cuello con una mueca exhausta.

—Gracias —dijo casi murmurando—. Te dejaré mi número para que me contactes cuando lo hayas entregado. En caso de que aún no decidas tu compensación, te vendré a ver todos los meses para una otorgarte una mensualidad fija hasta que decidas tu recompensa.

—Supongo que esa generosa mensualidad incluye mi silencio, ¿verdad?

Ella hizo una mueca irónica.— Digamos que mi cara no es grata para nadie, además de que no creo que quiera que la prensa lo involucre de todas formas. —Blitzø asintió.

El ave se levantó y sacó un teléfono de teclas de su capa para dárselo al diablillo. Este bufó.

—¿Qué no solo ibas a darme tu número de teléfono?

—Es más seguro así. De este modo no se pueden rastrear —guiñó un ojo con gracia.

Él lo recibió y Amabel se encaminó a la salida. Se detuvo antes de tomar la perilla y volteó algo apenada.

—Siento mucho lo de hace rato. Solo... esa palabra tiene un significado personal.

—Está bien. No hay problema. —La chica pensaba en retomar su camino cuando Blitzø habló.— Sí que te importa, ¿eh?

Frenó en seco y lo vio confundida. Al ver que él estaba viendo su dije, sonrió tristemente.

Mataría por él...