Los personajes no me pertenecen, le pertenecen a mamá Rumiko
Aclaración: Esta historia transcurre en Estados Unidos
La charla de Santa y Moroha
One-shot
- Mamá, ¿cuándo va a venir Santa?
- En la noche, cariño, ten paciencia
- Pero, ¿por qué tan tarde?
Kagome dejó a un lado lo que estaba haciendo y miró a su pequeña, de tan sólo 5 años
- Moroha, Santa viene cuando todos se encuentran durmiendo como buenos niños, así, les deja su regalo
- Yo soy una buena niña - le respondió, con sus bracitos entrelazados en su espalda, moviendo sus piecitos
- Lo sé mi niña, pero debemos esperar un poquito más
- Esta bien
- Mejor ayúdame a poner la mesa, cariño, antes de que llegue tu papi, ¿si?
- ¡Siii! - respondió feliz
Comenzaron a preparar todo
- Listo mami, terminé de poner las servilletas, quedó muy bonita la mesa, ¿verdad?
- Así es, cariño
En ese momento, el ruido de la puerta abriéndose, llamó su atención
- Ya llegué
- ¡Papiiiii! - Moroha fue corriendo a recibirlo
- Hola, mi niña hermosa - la cargó, abrazándola fuertemente
- Bienvenido cariño - Kagome se acercó
- Gracias, cariño - respondió, depositando un beso en sus labios
- Papi, Santa va a venir muy tarde - reprochó, molesta
Inuyasha miró a su esposa, sonriendo y luego volvió a mirar a su hija
- Así es, mi niña, primero tienes que cenar y luego lavar tus dientes, para estar lista para dormir y que Santa baje por la chimenea a dejar tu regalo en el árbol de navidad
- ¿Y si no duermo? - preguntó, cruzando sus brazos, en señal de rebeldía
- Si no duermes, Santa, en lugar de dejar tu regalo, te va a dar una batalla de cosquilla - comenzó a hacerle cosquillas, mientras se deleitaba con su risa
- Jajajajaja papaaaaaa nooooo jajajjaa
- Ya, dejen de jugar, o la cena se enfriará
- Oh... mami nos regañó - le susurró el joven
- Ya te escuché, Inuyasha - reprochó su esposa
Los tres se dirigieron a la mesa
- Esto se ve delicioso - sonrió, acercándose a su mujer, dándole un beso
- Ojala te guste... lo preparé con mucho cariño - le regaló una sonrisa
- Ten por seguro que me gustará, pero... más me gustará el postre que comeré en la habitación - le susurró en su oído
- Oigan, venga a comer, ya tengo hambre - se quejó la niña, provocando la risa de sus padres
- Bueno, cariño, ahora vamos
Y así transcurrió la cena navideña, entre risas y miradas llenas de amor, que hacían que el corazón de Inuyasha se inundara de felicidad, al estar al lado de sus dos grandes tesoros
- Cariño, llevaré a dormir a Moroha y te alcanzaré
- De acuerdo, cariño
Inuyasha entró a su cuarto, quitándose la ropa y colocándose el pijama especial para su mujer. Momentos después, ella ingresó
- Listo cariño, ya se durmió
- Muy bien... ahora, ven acá - la abrazó, besándola apasionadamente, pasando sus manos por debajo de su vestido
- Cariño... no...
- Kagome, te extrañé todo el maldito día...
- Si, pero es muy temprano... primero tienes que dejar los regalos debajo del árbol - sonrió - Ya que, cuando te duermes, no hay forma de despertarte
- Bien, iré a dejarlos ahora, ya regreso
- Espera, Inuyasha, Moroha puede verte
- Vamos Kag, esa niña juega todo el día... ha caído rendida como estatua, no se va a despertar
- Pero...
- Pero nada, Kag, ya regreso
- Ponte el traje de Santa, por las dudas, ¿si?
- ¿Estas loca, mujer?
- No, claro que no, pero no pienso arriesgarme, asique ponte el traje de Santa o no tendrás rico...
- Pero...
- Rico...
- Bien, ya que - sin más quejas, se colocó el traje, tomó el saco con los regalos y se dirigió a la sala
Bien, dejemos esto aquí de una vez, para que Kag me de rico, rico...
Pensó, tarareando en un tono bajo y moviéndose como si estuviera bailando
- ¡Santa! ¡Santa! - oyó la voz de la pequeña
- Mierda - murmuró, dando la vuelta, observando a la niña, quién lo miraba de arriba hacia abajo - Mierda - repitió
- Mierda - pronunció Moroha
- Ohhh yo no dije eso - aclaró su garganta - Mejor dicho, ¿qué haces levantada?
- ¡Santa eres tú! - chilló, abrazándolo
Inuyasha la sujetó, evitando que su entusiasmo la traicionara y cayera
Asique, ¿la pequeña no se dio cuenta de que soy yo? Bien
Sonrió traviesamente, mientras colocaba a la niña en el suelo, decidido a realizar la mejor representación de Santa Claus, de su vida
- Ho Ho Ho... feliz navidad, Moroha
- ¿Cómo sabes mi nombre?
- ¿He? Yo... yo sé todos los nombres de los niños
- ¿De verdad?
- Así es, ho ho ho
- ¿Y también sabes los nombres de mis compañeros de escuela?
- Heeeee, bueno... si
- ¿Cómo se llaman?
- Eso... eso no importa ahora
- Si importa, ¿o me estas mintiendo, Santa?
- Yo no miento
- ¿Seguro?
- Claro que si
- A ver, ¿cómo se llama la niña rubia que me cae mal?
Inuyasha ya estaba sudando, hasta que, se le iluminó la mente. Él era buen padre y, como tal, recordaba los nombres de los niños con los que su niña se llevaba mal. Se arrodilló frente a ella
- Esa niña, Kin, no va a recibir los mejores regalos, porque se ha portado muy mal... los mejores regalos los recibirán los niños que se han portado bien, como tu
Moroha sonrió, abrazándolo y él, feliz, correspondió su abrazo
- Bien - pronunció - Tengo que dejar esto aquí, para seguir repartiendo los regalos
- Pero, quédate un rato más... - hizo puchero - Espera, le voy a decir a mamá y a papá, que estas aquí
- ¡No! - gritó
- ¿Por qué no?
- Por que... porque... soy Santa, ho ho ho... y los padres no pueden verme... si ellos aparecen, yo desaparezco
- ¿De verdad?
- Si, ho ho ho
- Pero... no quiero que te vayas - bajó la mirada, triste
Inuyasha suspiró, tomando a la pequeña y sentándose en el sillón, sentándola sobre su pierna
- Esta bien, me quedaré un poco más
- ¿En serio?
- Ho, digo... si
- Santa, ¿sabes algo?
- ¿Mm?
- Soy la niña más feliz del mundo
- ¿Por qué? - preguntó, con cierta curiosidad
- Porque, tengo a los mejores papas del mundo y, al fin pude conocerte
Él la miró, sonriendo tiernamente
- ¿Realmente piensas que tienes a los mejores padres?
- Si, mi mami es la más linda y buena del mundo
- Estoy de acuerdo
- Y mi papi es el hombre más fuerte y bueno de todo el mundo - pronunció, moviendo sus manitas, dándole énfasis a sus palabras
- ¿De verdad piensas eso de tu papi?
- Si, aunque a veces se comporta como un bobo cuando ve a mamá
- Oye... - le reprochó
- ¿Qué? - preguntó, inocente
- ¿De dónde sacaste que tu papi se pone como un bobo?
- El tío Miroku me dijo, que cuando papi está con mami, se comporta medio menso y que no piensa con la cabeza, si no con otra cosa... Santa, ¿con qué se puede pensar si no es con la cabeza?
Inuyasha estaba contando hasta diez, internamente, para no ir en ese mismo momento y asesinar al pervertido de Miroku
- ¿Santa?
- Claro que no, Moroha.. tu tío no sabe nada de lo que dice
- Pero...
- Mira, escúchame, si el tío Miroku vuelve a decir algo como eso, tú dile que se lo dirás a Santa y él le dará un hermoso regalo, que lo dejará en cama por una semana, ¿si?
- Esta bien - respondió, sonriendo - Santa...
- ¿Hmm?
- Tu cabello es igual al de mi papi
- ¿Si?
- Si, al igual que tus ojos...
- Bueno, quizás seamos familiares lejanos
- ¿De verdad?
- Si, ¿por qué no? ho ho ho
- ¡Qué felicidad! ¡Santa pertenece a nuestra familia! - lo abrazó, mientras movía sus piecitos
Y así permanecieron, hablando de todas y cada una de las cosas que, a la pequeña Moroha, se le pasaban por su cabecita. Mientras, en la puerta de la sala, una muy feliz Kagome, veía aquella bella imagen que la navidad le había regalado: Su esposo y su hija, hablando felizmente al lado del árbol navideño
Disimuladamente, tomó su celular, sacándoles una hermosa foto y se dirigió a su habitación, dispuesta a dormir, ya que sus ojos se cerraban solos
Al rato, Inuyasha miró a su hija, agradeciéndole a Kami que, por fin, se había quedado dormida. La cargó en brazos, llevándola a su cuarto y acostándola. La tapó, mientras se quitaba la falsa barba y le daba un tierno beso en su cabecita, deseándole dulces sueño
Se dirigió a la puerta, apagando la luz y cerrándola. Llegó a la sala y ordenó los regalos, mirando la hora
- Por Kami, son las 12
Había estado una hora y media hablando con su pequeña
Cerró sus ojos, moviendo su cabeza y sonriendo. Dejó todo listo y se fue a su cuarto. Frunció el ceño al notar que todo estaba a oscuras. Se quitó el traje, quedando con el pijama que se había colocado antes. Se acercó a la cama, sonriendo, mientras prendía la luz y se encontraba con su bella esposa, dormida
- Oh no, no, no, Kag... despierta
- ¿Mmm?
- Kag, me dijiste que me darías mi rico - le reprochó
- Mmm, tardaste mucho, tengo mucho sueño...
- Pero...
- Ya, Inuyasha, mañana, ¿si? Ahora duerme
El peliplata, maldiciendo por lo bajo, se acostó, abrazándola
- Oye - pronunció
- ¿Mmm?
- Mañana lo quiero, a primera hora, ¿de acuerdo?
- Esta bien cariño, buenas noches
Soltó un suspiro, besando la frente de su esposa y cerrando sus ojos, tratando de dormir, mientras rogaba que las horas pasaran rápido, para obtener su regalo
Fin
Si llegaron hasta qui gracias :)
Si llegaron hasta aquí, gracias :)
¡Hola mis amores! Este fic participa en la dinámica #FantasiaInvernal, de la página de Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma y la dinámica navideña, de las páginas unidas
franimoonlight
kayla - fanfics de Inuyasha
cin fanfics
rostai fanfics InuKag
la perla de Shikon
Créditos por la ortografía, a la bella autora, Cbt1996, gracias linda :)
Y, sin mas que decir, ¡nos vemos! ¡besos!
