Aullidos de Amor
Capitulo 19
Debía correr.
Podía escuchar sus pesados pasos tras ella.
A pesar de la oscuridad, sabía que estaba en el bosque, casi podía ver el patio trasero de la cabaña. El largo vestido le impedía moverse más rápido, y jadeo cuando una rama se engancho en el borde de la falda. Este le hizo tropezar y caer de frente hacia el suelo. Sólo logró poner las palmas de las manos antes de que su rostro golpeara el duro e irregular suelo.
El dolor reventó en su frente y jadeó cuando levantó el rostro y sangre caliente bajo por su frente.
No pudo pensar mucho en ello, cuando escuchó los pasos más cercanos. Se levantó como pudo, arrastrándose en cuatro patas por unos segundos, hasta que pudo levantarse completamente gracias a la ayuda de un árbol. Se sobresaltó cuando escuchó un aullido, miró hacia atrás, y sonrió.
Él la salvaría.
Pero aún estaba lejos, debía correr a la seguridad de la cabaña.
Jadeó por aire mientras llegaba al borde del bosque, estaba tan cerca. Casi podía sentir el calor de su cabaña, la seguridad y el amor..
Cuando un estallido la detuvo.
Detuvo todo.
El tiempo, su respiración agitada, la misma noche y las estrellas. El mundo se detuvo mientras bajaba lentamente la mirada a su propio pecho.
Ardía. Pero estaba mojado.
Quemaba y dolía.
Su rostro se desfiguró con dolor mientras sus piernas cedían a su propio peso muerto. Ni siquiera puedo mover las manos está vez, la mitad su rostro golpeó contra el suelo mientras intentaba respirar. Su visión se volvió borrosa por un segundo, pero cuando parpadeó,vio las pesadas botas salir de la dirección del bosque.
Apenas tenía fuerza para tomar su próximo respiro, pero permaneció despierta mientras el dolor lacerante se iba. Pronto sólo sintió frío mientras el hombre se acercaba lentamente. Ella vio la escopeta en su mano izquierda, el cañón apuntando al suelo.
Sonrío sin poder evitarlo. Él no sabía lo que pasaría con él en ese momento.
Como un tonto ignorante, él dejó la escopeta a un lado y apoyó una de las rodillas en el suelo, cerca de su rostro. Apenas sintió el tirón en su cuero cabelludo cuando él la obligó a levantar la cabeza.
— Que desperdicio — murmuró.
Ella hizo una mueca, aprovechó la sangre que se junto en su boca y lo escupió directo a su rostro.
El hombre a penas se enmuto, mostró una leve sonrisa mientras la mancha oscura bajaba por su mejilla.
— Te gusta los animales, pero.. —, quiso alejarse cuando él acercó su rostro al de ella, pero mantuvo su cabeza como si tuviera una sujeción de hierro—. Yo era más animal que él —, murmuró a su oído.
Ya le costaba respirar cuando él separó su rostro del de ella, su visión comenzaba a llenarse de negrura cuando sintió la vibración en el suelo. Sus ojos seguían clavados en él cuando sus facciones, que un segundo atrás habían sido relajadas y llenas de pretención, se llenó de puro terror.
Una sonrisa de satisfacción floreció en su boca partida cuando escuchó el profundo gruñido provenir desde la espalda del hombre. Su cabeza cayó sobre el suelo sin fuerza mientras el hombre gritaba. Apenas pudo enfocar su mirada una vez más para darse cuenta que él le había cortado el brazo que la había estado sosteniendo desde el cabello.
Sangre caliente salpicó en su rostro, ya no sentía dolor, ni miedo, ni odio.
Sólo... Tenía tanto frío.
Cerró los ojos mientras escuchaba los gruñidos y el ruido de carne desgarrada. Ella podía sentir que algo golpeaba levemente su mejilla, pero ya no tenía la fuerza para abrir los ojos.
El aullido perforó la noche y sus oídos...
Hinata grito mientras se hacía una bola en la cama, o por lo menos lo intentó. Fuertes brazos la sostenieron con fuerza, contra un pecho duro y caliente. La mitad de su rostro estaba pegado en el torso de Naruto, parpadeó al darse cuenta que seguía en su departamento. Podía sentir su fuerte y enorme mano en su cabeza, sosteniéndola en su lugar. Lentos y constantes golpes de su corazón contra su oído.
— Ha sido una pesadilla—, murmuró él con voz profunda y relajada mientras aflojaba un poco el agarre.
Hinata apretó las uñas en sus enormes bíceps e intentó relajarse. Su corazón palpitaba duro a comparación con el de Naruto. Hacia sólo unas pocas horas, había estado igual, pero con sensación mucho más placenteras que en ese momento.
Naruto la había tomado tantas veces, que creía que no podría levantarse y caminar ni aunque su vida dependiera de ello.
Un escalofrío bajo por su piel húmeda de sudor cuando él acarició suavemente su nuca. Ella tenía su cuerpo entre sus piernas, así que sus pechos desnudos estaban contra su abdomen por la diferencia de alturas.
Cerró los ojos e intentó no pensar en lo que había soñado, sólo se concentró en su aroma varonil y las suaves caricias que le daba en la nuca y la parte baja de la espalda. Él fue paciente y no dijo nada mientras ella volvía lentamente a la realidad. Y aunque intentó no pensar en ello, podía recordar fácilmente los árboles que la mujer había tocado, el camino que ella había corrido a la vieja cabaña de su abuelo, aunque en su sueño no lo era tanto. En sus brazos reventó la piel de gallina cuando también recordó el aullido lastimero que la despertó.
Ese mismo aullido...
—¿Estás bien?
Hinata parpadeó cuando el pecho bajo su rostro vibró, dándose cuenta que había estado jugando con la uña de su dedo índice y el pezón duro de Naruto. Se mordió el labio, pero termino levantando la cabeza hacia él. A pesar de la poca iluminación, ella pudo notar la preocupación en su rostro.
— Estoy bien—, dijo con una sonrisa que no llego a sus ojos.
Naruto la observó, de esa manera tan seria y a la vez profunda, que ella podía sentir que podía ver su interior.
Ella no supo en qué momento él apagó la música, pero el silencio era tan pesado que si se caía un alfiler lo podría escuchar claramente. Naruto no dijo nada, pero se quedó con la mirada clavada en su rostro. La mano que había estado acariciando su espalda comenzó a bajar lentamente hasta que llegó a su mejilla y la apretó suavemente. Hinata jadeó y se sorprendió un poco que su cuerpo reaccionará pidiendo más. Su boca se abrió levemente cuando sintió que él se endurecía contra su estómago.
—¿Estás cansada?— preguntó relajado, como si en realidad le estuviera diciendo la hora o algo sin importancia.
Ella estaba cansada, algo adolorida entre las piernas, pero quería olvidar esa horrible pesadilla. Necesitaba una distracción, y Naruto parecía ser un profesional desconectándola de la realidad.
Hinata sonrió levemente mientras no separa su mirada de él y bajaba lentamente la cabeza. Sonrío cuando llegó a la altura del pezón duro y sacó la lengua y jugo un poco con él mientras el cuerpo de Naruto se tensaba.
Un pequeño jadeó se escapó de sus labios, cuando con un movimiento inesperado y algo violento, ella termino de espaldas sobre la cama, con él sobre su cuerpo.
—No juegues con fuego, muñeca— murmuró con voz profunda y gruñona.
Hinata se mojó más y se removió bajo él.
— Quiero quemarme contigo —, respondió a su desafío, sin miedo a lo que vendría.
En todo caso, abrió los brazos y acepto perderse en Naruto por unas horas más. Ella gimió cuando sintió la mordida suave en su cuello, luego la lengua húmeda y caliente subir a su oído. Su estómago se apretó cuando Naruto habló allí.
— Tu eres mi infierno, ojos de luna. Podría comerte con lo dulce y caliente que eres.
Hinata jadeó, excitada hasta el máximo cuando sintió su gruesa polla tocar allí donde ella empezaba a necesitarlo. Abrió los ojos cuando sintió el aliento de Naruto golpear contra su cara. Sus ojos parecían más oscuros, hambrientos y foraces. Ella no pudo desviar la mirada mientras sentía que su gruesa polla empezaba a empujar en su coño húmedo lentamente. Vió como sus facciones se transformaba lentamente, a controlado a algo más salvaje. Pudo notar que apretaba los dientes, haciendo tanta fuerza para abrirse paso lentamente dentro de ella, que sus labios se fruncieron un poco hacia atrás mostrando, que a ciencia cierta, estaba haciendo eso mismo.
Ella gimió mientras lo sentía abrirla, el escosor sólo fue sólo un segundo para dar paso a la deliciosa sensación. Se mordió el labio mientras seguía mirándolo. Ella simplemente se podía venir viendo su rostro contorsionado con placer profundo. Su coño tuvo un espasmo y él tiro la cabeza hacia atrás, cortando la conección. Sus ojos se abrieron un poco asombrados cuando le pareció escuchar un gruñido profundo, pero lo descarto cuando él finalmente se sumergio en ella completamente.
— El maldito infierno —, dijo con voz casi cortada antes de hacer eso mismo que le había prometido.
Quemarla y marcarla de una manera que jamás imaginó.
Continuará...
