Descargo de responsabilidad: Fate y sus derivados, no me pertenece, toda su historia y personajes pertenecen a Type moon.
Aclaratoria: Lo que está dentro de un guion es diálogo y lo que está dentro de comillas es un pensamiento o similar.
Las cadenas del pasado.
A diferencia de la otra, yo recuerdo claramente aquel día, después de todo, en cierto sentido, aquel fue el día de mi nacimiento.
Me levanté temprano aquella mañana, como todos los días en los que teníamos clases. La mañana, en un principio, transcurrió como siempre: Le di los buenos días a mis padres, me preparé para mi día, desayuné, y mi madre me acompañó a la escuela. Durante las horas en el colegio, todo fue como generalmente iba, estudié, jugué con mis compañeros, y, cuando terminaron las clases, una vez más, fui recogida por mi madre, rumbo a casa.
A medida que caminaba agarrada de la mano de mi mamá, observé el entorno, varios de mis compañeros caminaban acompañados de sus respetivos padres, entre estos, pude divisar a Shirou, mi vecino y mi amigo más cercano. Lo saludé con la mano y él me devolvió el gesto con una sonrisa, habíamos quedado en reunirnos después de almorzar y de hacer los deberes.
—Mami, ¿por qué todo el mundo tiene el ceño fruncido? —pregunté, y dirigí mi mirada hacia un bulto de gente reunidos frente a una pequeña tienda.
Mi mamá giró su mirada hacia donde estaba observando, e inmediatamente su sonrisa se agrió, ella negó con su cabeza, y me contestó—. Nada, nada, son… cosas de adultos.
Suspiré internamente, sabía que había algo más, y había visto las imágenes. Todo parecía normal en el ambiente de la ciudad; sin embargo, desde hacía unos días, noticias inquietantes habían plagado los noticieros de Fuyuki. Todo comenzó hace más de una semana, cuando, súbitamente, aparecieron imágenes de un puerto gravemente dañado, y nadie sabía el cómo o el porqué, después, aparecieron noticias de personas que murieron envenenadas, luego escuchamos el sonido de aviones, los cuales sobrevolaron sobre la ciudad un par de veces y nadie sabía el porqué de esto, finalmente, lo más preocupante, fue como un gigantesco hotel se vino abajo de un momento a otro, sin que hubiese un temblor o algo así.
Estaban pasando cosas extrañas en Fuyuki, todo el mundo lo sabía, y muchas personas tenían miedo, incluso si lo ocultaban, pero, aun así, para toda noticia que apareció, surgió más tarde una explicación, y si bien todas parecían adecuadas, ¿no era demasiado extraño que tantos sucesos ocurriesen uno detrás de otro? Un atentado, accidentes en el descargue de los muelles, personas desaparecidas, temblores que provocaron daños en las construcciones, incendios, e incluso una tormenta tropical que se había formado cerca de nuestras costas… ¿por qué todo estaba ocurriendo ahora? Nadie lo sabía. Sobre el atentado que hubo en el hotel, todavía estaba siendo investigado, pero, según lo que nos informaron, los aviones que habían sobrevolado la ciudad, tenían como objetivo la caza y eliminación de terroristas quienes habían provocado el atentado.
Al menos, todo esto era lo que se había dicho por las noticias; no obstante, el que todo esto hubiese sucedido de un momento a otro y, sucesivamente, puso en guardia a todos los adultos, quienes casi parecían estar esperando la siguiente noticia preocupante de la semana, a pesar de que, según los medios, todo estaba bajo control. Había personas que incluso decían que esto se debía a que nos estábamos acercando al segundo milenio, y que el mundo se acabaría dentro de unos años.
Suspiré internamente, esperaba que mi mamá pudiese darme un poco más de información, al igual que todos, estaba preocupada, incluso mis compañeros del colegio hablaban sobre el tema.
Volvimos a nuestra casa, almorcé, y luego pasé a hacer los deberes.
—¡Mami, ya terminé! —expresé, luego de haber terminado de hacer los deberes.
Mi mamá se encontraba lavando la ropa, generalmente, mi papá salía a trabajar desde temprano, así que no lo solía volver a ver hasta la noche, por lo que, era mi mamá quien generalmente me acompañaba durante mis visitas al parque.
—¿Quedaste con Shirou-kun? —me preguntó ella con una sonrisa.
Asentí felizmente—. Sí, ¡jugaremos beisbol!
—Oh, ¿jugarás también con Manaka-chan y Ayaka-chan como las últimas veces? —me preguntó mi mamá.
Fruncí el ceño—. No lo sé, la última vez que quedamos para jugar, al final, no terminaron viniendo, así que, realmente no estoy segura de sí vendrán hoy.
—No van a tu misma escuela, ¿verdad? —me preguntó.
Negué con mi cabeza—. No, Aya-chan está en el mismo grado que nosotros, mientras que su hermana es dos grados superior. Sé que Aya asiste a una escuela de la ciudad; sin embargo, no sé a cuál.
—¿Será que viven al otro lado de Fuyuki? ¿Tal vez se les dificulte venir?
Negué con mi cabeza nuevamente—. No, no. Según Aya-chan, viven cerca, pero como son nuevas en la ciudad, no me supo indicar donde. Además, parece que su papá es un hombre muy ocupado, solo lo he visto una vez de todas las veces en las que nos hemos reunido en el parque, así que, generalmente, quien sale con Aya-chan es su hermana.
—¿Entonces salen ellas dos solas? —A lo que yo asentí—. ¿Cuántos años tiene Manaka-chan?
—Es dos años y unos meses mayor que nosotros, tiene diez años.
—Diez años…
Asentí—. Y sabes qué, es realmente sorprendente pero, ¿sabías que Aya-chan cumple justo el día antes que Shirou?
—¿Oh? ¿En serio? Eso significa que eres la más joven por un par de meses, ¿no es así?
Fruncí el ceño, pero asentí, tanto Shirou como Ayaka eran un par de meses más grandes que yo.
—Bueno, creo que tendré que hablar con el padre de esas dos cuando lo vea, es peligroso dejar a niñas tan jóvenes caminar por su cuenta, al menos debería de esperar un par de años más —se quejó mi mami con el ceño fruncido, pero luego sonrió—. De todas formas, deberías aprovechar esto, Tachie, últimamente, Shirou se ha vuelto muy popular, ¿no es así?
—Oh, ¿lo dices por esa otra chica? —pregunté con el ceño fruncido.
—Se llama Rin, ¿no es así?
—Creo… —contesté recordando nuestro encuentro con ella—. Recuerdo que está viviendo con su mamá y con sus abuelos en las afueras de la ciudad, así que por eso solo ha venido un par de veces. Me dijo que en realidad vivía al otro lado de la ciudad.
—¿Y su papá?
—Dijo que él se quedó a trabajar en el otro lado.
—Hmm… Tal vez nosotros debamos hacer lo mismo… –susurró mi mamá.
—¿Hmm? ¿En serio? ¿Por qué?
Mi mamá frunció el ceño—. Bueno, ha habido una serie de eventos preocupantes últimamente, no sabemos que más cosas puedan ocurrir, así que tal vez lo mejor sea salir por un tiempo de la ciudad y vivir con tus abuelos unas semanas, hasta que se tranquilice todo.
—¿Podré seguir yendo a la escuela y jugando con mis amigos?
Mi mamá sonrió—. Por supuesto, solo será temporal, no nos mudaremos.
A lo cual, asentí. Con todas las cosas que se estaban escuchando, yo también estaba preocupada.
—Dame unos minutos para terminar lo que estoy haciendo, me arreglo, y te llevo al parque —expresó mi mamá—. Sin embargo, volveremos más temprano hoy, ¿de acuerdo?
—¡Sip!
Y así, esperé a que mi mamá terminase con sus deberes, al mismo tiempo en que yo me alistaba para salir a jugar. Luego de varios minutos, finalmente, ambas estuvimos listas, y partimos de mi casa.
Nos habíamos abrigado bien, era invierno, y los inviernos eran particularmente fríos y especialmente largos en Fuyuki. Vivía dentro de la zona residencial de la ciudad, en uno de los dos distritos de la ciudad, el distrito de Shinto, en este se encontraba el hotel Hyatt, el mismo que había sido atacado por un atentado, y la razón por la que todo el mundo estaba tan preocupado sobre qué sucedería de ahora en adelante.
—El clima está bastante raro, ¿verdad? —pregunté a mi mamá.
Ella asintió, con el ceño fruncido—. Sí, las cosas no eran así antes, o al menos, eso dicen.
—¿Eso dicen? —pregunté.
Vi como mi mamá volvía a asentir—. Sinceramente, no lo recuerdo bien, tendrás que preguntárselo a tus abuelos, pero, cuando yo era una niña, las cosas no eran así, el clima no era tan cambiante, las cosas eran mucho más… tranquilas, las cosas eran mucho más… sencillas.
—¿Y por qué cambió?
Mi mamá suspiró—. Esto es algo de lo que sabrás más en unos años, cuando recibas clases sobre historia, pero, básicamente, cuando tenía 11, ocurrió un gran desastre que afecto a todo el mundo, y tuvo graves consecuencias para todos, y, desde entonces, el clima y muchas cosas más, se han vuelto extrañas.
—¿Consecuencias? ¿Cómo cuáles?
—Bueno… —Súbitamente, mi mamá bajó su cabeza y me preguntó—. Tachie, te enseñaron cual era la capital de Japón, ¿no es así?
—Ah…. Sí, por supuesto, es… ¿Tokio…? No, espera, esa era la antigua, era, sí, Neo Tokio.
—Exactamente, pero, ¿sabes que significa Neo?
—Yo… —Me sentí avergonzada, realmente, no lo sabía—. No lo sé. No soy buena con el Katakana…
—Neo significa nuevo en griego, quiere decir, nuevo. Así que, Neo Tokio, significa: Nueva Capital del Este.
—¿Nueva? Entonces Kioto es la antigua, ¿verdad?
—Lo era, al menos hasta ese día, ahora hay dos antiguas capitales, la primera es Kioto, la segunda, la antigua Tokio, la cual es diferente a lo que llamamos la Ciudad de Tokio, y, finalmente, Neo Tokio.
—¿Y que le ocurrió a la antigua Tokio?
—Fue devastada durante el desastre.
—¿Fue destruida?
—No totalmente, pero sí en gran medida. El evento fue muy traumático para nosotros, queríamos recuperar aquellas cosas que habíamos perdido, así que, de esas idea, surgió Neo Tokio, un plan de reconstrucción de lo que quedaba de la antigua Tokio.
Esto me llamó la atención—. Entonces, ¿son iguales?
Mi mamá negó con su cabeza—. No, pues, si bien hicimos todo lo posible, es imposible recuperar realmente lo perdido. Neo Tokio fue construida con Tokio en mente, pero nada más. La mayoría de los distritos cercanos a las costa todavía se encuentran bajo el mar, solo los más alejados resultaron relativamente impunes, algunos perdieron gran parte de su territorio, así que, la ciudad se construyó desde los distritos que quedaron sobre el mar, hacia atrás.
—¿Hacia atrás?
—Sí, los últimos barrios que quedaron medianamente ilesos se convirtieron en los primeros, y, todo el territorio que estaba detrás de estos, comenzó a ser utilizado para la construcción de la nueva Tokio.
—¿Algún día podemos ir a Neo Tokio? —pregunté.
—¡Por supuesto! —expresó mi madre con felicidad—. Debemos aprovechar nuestro tiempo…
—¿Hmm?
—Nada, nada, ¿cómo te ha ido con tus lecciones?
—¿Las de las escuela, o las de papá?
Mi madre sonrió—. Ambas cariño…
Suspiré, entré en la escuela primaria apenas cumplí los seis años, al igual que todos los niños, pero no solo comencé a aprender en la escuela, pues mi padre era un heredero de un antiguo estilo de lucha con la espada, y, a partir de mis seis años, yo comencé a heredarlo también—. Hmm… Voy bien en la escuela, el japonés, la aritmética, y las ciencias se me dan bien, pero los estudios sociales, la música, y la artesanía no se me dan bien, ah, ¡soy excelente en educación física y en economía familiar!
Mi mama continuó sonriéndome, pero era una sonrisa diferente, del tipo que me decía: ¿Y qué más?
Fruncí el ceño—. Bueno, mis lecciones con papá… van bien, he avanzado bastante.
—¿Pero?
—Es diferente… papá —expresé, intentando elegir las palabras adecuadas—. Nunca lo había visto así antes, es decir, es mucho, mucho más estricto, a veces frio, y… no se siente como papá.
Mi mamá frunció el ceño—. Tendré que hablar con él más tarde…
—¡No, no, no, no lo hagas por favor! —rogué, temiendo las repercusiones que podría tener.
Mi mamá sonrió de forma tranquilizadora—. Tranquila, sé cómo hacerlo para que no te implique directamente, confía en mamá —Fruncí el ceño, pero asentí levemente—. Y, sobre que no es tu papá, tal vez tengas razón.
—¿Hmm?
Mi mamá suspiró—. Tu papá no está siendo tu papá cuando te entrena, está siendo tu maestro, por eso se está esforzando por ser estricto y, a veces, frio, cuando cree que lo necesita, pero te aseguro que sigue siendo tu papá, el cual te quiere mucho, solo que no lo puede demostrar cuando está siendo tu maestro.
—Pero… no era así cuando comenzamos —expresé.
Mi mamá frunció el ceño—. Tu papá… no heredó el talento de sus predecesores, por eso, fue descartado como el sucesor del estilo, su hermano menor fue elegido para esto, ¿sabes?
—¿Hermano menor? —pregunté confundida, era la primera vez que escuchaba sobre esto—. ¿Tengo un tío?
—Tenías… él falleció durante el desastre del que te hablé, y bueno, tu abuelo ya era bastante mayor como para tener otro descendiente, así que no le quedó de otra que enseñárselo a tu padre —me explicó mi mamá—. Pero como tu papá no tenía mucho talento, tuvo que esforzarse muchísimo para poder aprender el estilo.
—Lo logró, ¿verdad?
Mi mamá asintió, pero no parecía feliz—. Sí, pero no logró cumplir con los elevados estándares que tu abuelo tenía para el que debería de ser su heredero, y eso… lo devastó.
Fruncí el ceño—. ¿En serio? Pero… el abuelo siempre ha sido muy bueno conmigo, y desde hace unos años ha sido incluso más amable.
—Bueno, con los años se ha ablandado un poco, pero, seguramente, se haya vuelto más amable debido a lo que, tanto tu padre como yo, observamos desde que sostuviste una espada por primera vez.
—¿Hmm?
Mi mamá volvió a sonreír amablemente—. Tu padre me pidió que no te lo dijese, porque no quería que se te subiesen los humos a la cabeza, pero creo que es lo mejor para que entiendas porque es tan estricto contigo. —Mi mamá se detuvo momentáneamente y se colocó en cuclillas, colocando sus manos en mis hombros—. Tachie, eres una prodigio como nunca antes habíamos visto, no es que tengas más talento que tu padre, sino que eres más talentosa que tu abuelo, y que su padre antes que él.
—¿Eh? ¿En serio? —pregunté confundida—. Papá es muy estricto porque quiere que todo lo haga exactamente como él dice, pero tampoco siento que me esté pidiendo cosas increíbles ni nada por el estilo, a veces es incluso aburrido.
Por alguna razón, eso hizo que mi mamá sonriese aún más—. Tachie, ¿sabes cuánto dura la primera etapa del Shuhari?
El Shuhari es un concepto propio de las artes marciales japonesas, y describe las etapas del aprendizaje hasta la maestría. En el caso del kendo, la primera etapa, el Shu, es la etapa inicial en la que todo principiante debe obedecer al pie de la letra los fundamentos. Es decir, debe seguir las instrucciones, imitando al maestro, repitiendo las técnicas una y otra vez, creando la memoria muscular. Se repiten las formas fielmente manteniendo las tradiciones. En el caso de mi Shu, no, del estilo de mi familia, el Shu es equivalente a aprender lo que podría considerarse como la base del estilo, excluyendo únicamente las técnicas avanzadas y personalizadas creadas por mis ancestros.
—El Shu suele durar entre cinco a diez años, en los cuales se obtienen los conocimientos básicos, ¿no es así?
Mi mamá asintió—. Cinco años para los estudiantes más talentosos, diez o más para los menos hábiles.
—¿Ocurre algo con mi Shu?
Mi mamá asintió—. Tu padre cree que lo puedes completar en la mitad del tiempo.
—¿¡En cinco años!? —pregunté sorprendida—. ¡Eso es asombroso!
Mi mamá negó con su cabeza—. No, en la mitad de ese tiempo.
—¿Eh? —exclamé sorprendida—. ¿La mitad…? Quieres decir… ¿dos años y medio?
Mi mamá asintió—. Aprendes a una velocidad aterradora, lo cual facilita también el forjamiento de la memoria muscular, por eso tu papá cree que dos años y medio debería de ser suficiente, pero seguramente lo extenderá hasta los tres años para estar seguro.
—Entonces, ¿terminaré el Shu antes de cumplir diez? —pregunté con el ceño fruncido.
Mi mamá mostró una expresión preocupada—. ¿Qué ocurre? Pareces preocupada.
—Es solo que… después del Shu, viene el Ha.
Ha es la segunda fase del entrenamiento, es la fase donde el estudiante comienza a adaptar todo lo que aprendió en el Shu a su propio ser: a sus características personales. Rompiendo los patrones, haciendo innovaciones en los movimientos, ajustándolos a su cuerpo. Es en esta etapa donde puedo evaluar las técnicas especializadas creadas por mis ancestros, y decidir si aplican para mí, o elegir descartarlas en el caso de que no lo hagan.
—¿Y qué hay de malo con ello? —preguntó mi madre confundida.
—Yo… realmente no tengo motivaciones para atravesar el Ha —lo dije, sí, lo dije, en voz baja, pero lo había dicho, algo que seguramente nunca diría frente a mi padre.
—¿A qué te refieres? —preguntó mi madre, visiblemente preocupada.
—Comencé a estudiar kendo porque mi papá se veía muy feliz y orgulloso conmigo cuando lo estudiaba, y ahora creo que entiendo el porqué, mi papá y mi abuelo comenzaron a llevarse mejor después de que descubrieron mi talento, ¿verdad?
Mi mamá frunció el ceño, pero asintió—. ¿Te molesta?
Negué con mi cabeza—. No, pero, como dije, lo hice por papá, no tengo motivación para atravesar el Ha. No me interesa blandir una espada para competir, tampoco hay muchas situaciones en las que necesite realmente luchar con una espada allá afuera, si fuese como en las historias de samuráis que me ha contado papá, podría blandir una espada para proteger a los inocentes, pero, esas son solo historias…
La observé hacer una mueca, pero finalmente, me respondió—. ¿Y si te doy un motivo?
—¿Hmm?
Mi mamá sonrió, pero luego se contuvo y se mostró solemne—. Verás Tachie, volviendo a lo ocurrido cuando era pequeña, la familia de tu padre no solo perdió a su heredero por ese desastre, perdió mucho más.
—¿Mucho más? —repetí interesada—. ¿Cómo qué?
—Bueno, como sus reliquias familiares.
—¿Reliquias familiares? No querrás decir… ¿espadas? —Mi mamá asintió con una sonrisa.
—Sí, espadas…. Durante el gran desastre, las espadas que se habían heredado de generación en generación, se perdieron —Luego ella me preguntó—. Tachie, nunca te dijimos porque nos mudamos a Fuyuki, ¿verdad?
—¿Eh? —Tenía razón, nos habíamos mudado hacía tres años, y nunca me pregunté cuál fue la razón, pero… si estaba relacionado con espadas, entonces—. ¿Shirou…? Lo primero que me dijiste cuando te conté sobre él, fue que me llevase bien con él, que intentase volverme su amiga.
Mi mamá sonrió—. Eres demasiado lista para tu edad, debe ser una de las muchas bendiciones que recibiste cuando naciste.
—No solo creo que haya recibido bendiciones… —No pude evitar tocar mi cabello.
Mi mamá colocó una de sus manos en mi hombro, sujetándome y atrayéndome con un ligero abrazo—. Solo tú puedes decidir si es o no es una bendición.
Debajo de mi cabello se ocultaba uno de mis ojos, en general, mi apariencia era relativamente normal, pero mis ojos… mis ojos eran extraños, porque uno era azul, y el otro… el otro era rojo. Esto se conocía como heterocromía, y por supuesto, no era algo común, pero, más aún, mi heterocromía era aún más rara, porque uno de mis ojos era de color azul oscuro, y el otro de color rojo oscuro. Según los médicos, era de nacimiento, y no parecía tener un efecto negativo en mí, pero… a los ojos del resto de niños… parecía ser algo malo, lo tomaban como una maldición o algo así, por lo que fui excluida en mi escuela, debí de haberme dado cuenta antes, pero para cuando lo noté, ya era muy tarde. Empecé a cubrir mi ojo de color rojo con mi cabello, porque, aunque el azul oscuro tampoco era un color común, si lo era más que el rojo.
Mis planes para hacer muchos amigos desaparecieron, y estuve relativamente sola durante un tiempo, fue entonces cuando lo conocí. A él no lo trataban exactamente como a mí, no le excluían, pero tampoco lo integraban activamente al grupo, ni parecían tratarlo como parte de este, de hecho, varias veces pude verlo siendo él quien tomaba la iniciativa para que lo tomasen en cuenta, siempre con una sonrisa, y siempre con una gran terquedad y una lengua que podía llegar a ser bastante afilada sin que él mismo se diese cuenta. Su nombre era Shirou. En cuanto a porque no lo incluían como al resto, se debía a su cabello rojizo. Shirou seguramente no era completamente japones, pues, los japoneses puros y pelirrojos eran… bueno, inexistentes, y los que tenían ese color de cabello lo tenían como consecuencia de la sangre extranjera de alguno de sus padres, lo cual pude ver cuando vi a su madre, quien también tenía el cabello rojizo.
Obviamente, nunca se lo había preguntado, porque eso sería de mala educación, pero era casi una certeza, y seguramente, el resto de niños habían llegado a esa misma conclusión, y de allí su rechazo inicial.
Para cuando lo conocí, ya había comenzado a ocultar mi otro ojo, pero los rumores ya se habían esparcido, así que me esperaba otro rechazo; sin embargo, y para mi fortuna, no fue así. Comenzamos hablando de vez en cuando, luego comenzamos a hacer tareas juntos, y, antes de darme cuenta, nos habíamos vuelto amigos. Cuando me di cuenta de esto, me sentí desconcertada, y a la vez preocupada, ¿es qué acaso él no había escuchado sobre los rumores de la chica con el ojo maldito, y todo ese tipo de cosas que decían sobre mí? No lo sabía, pero eso trajo una nueva preocupación dentro de mí, si Shirou no había escuchado los rumores sobre mi ojo, ¿cómo reaccionaría si alguna vez se enterase?
Durante varios días, la duda y la preocupación me carcomió de adentro hacia afuera, hasta que, finalmente, no pude más, y un día, durante el receso, en un lugar del colegio donde no nos pudiesen ver, se lo mostré, pues, ya fuese que me aceptase o que me rechace, era mejor averiguarlo ahora antes de que su amistad se volviese aún más valiosa de lo que ya era para mí. Shirou, al igual que el resto de chicos, se mostró impresionado cuando le mostré mi otro ojo, pero, a diferencia del resto, no hubo rechazo de su parte, Shirou comparó mi ojo con los ojos de uno de los personajes de las series que veía, y me dijo que eran increíbles.
Al principio no le creí, pensaba que me estaba engañando, o que se iba a burlar a mis espaldas. No obstante, no surgieron más rumores, ni nada por el estilo, así que, poco a poco, comencé a confiar más en él y, finalmente, le pregunté si no consideraba como extraño el que tuviese ojos de colores tan extraños, a lo que él se rio y me contestó con que ya estaba acostumbrado, porque a él también lo molestaban por tener un color de pelo tan extraño, así que no le importaba en lo más mínimo. Y, a partir de entonces, nos volvimos inseparables.
—Pero… no he visto a papá blandir ninguna nueva espada, y… ¿no sería más fácil simplemente intentar comprar otra como las que se perdieron? —pregunté, después de rememorar mi relación con mi amigo.
Mi mamá hizo una mueca—. Que tu padre y tu abuelo no te escuchen, porque seguramente se molestarán. Aun así, cuando finalmente concluyeron que les era imposible recuperar las antiguas, intentaron buscar un reemplazo adecuado, lastimosamente, no es sencillo encontrar espadas con una antigüedad de alrededor de quinientos años, las cuales estén en venta, y, si las encuentras, no las venderán por poco dinero.
—Así que, ¿decidieron que sería mejor que les forjasen unas nuevas? —pregunté. Mi familia era antigua y tradicionalista, pero no éramos particularmente acaudalados, así que podía entender porque no compraron una nueva espada de ser tan caras.
Mi mamá asintió—. Sí, pero al igual que no es para nada fácil encontrar una espada que cumpla con los requisitos para suplir las antiguas reliquias de la familia, tampoco fue para nada sencillo encontrar a un herrero que pudiese crear un arma como esas.
—Pero al final lo hicieron, ¿verdad? Es decir, estamos aquí —expresé.
—Así es, aunque los recursos que gastamos para encontrarlos tampoco fueron pocos… —me contestó mi mamá.
—No me digas que… —sudé frio—. La razón por la que no he visto a papá con una nueva espada, es porque… ¿no tenemos para pagarla?
Mi mamá esbozó una sonrisa extraña, que no supe discernir—. Bueno, no exactamente, de hecho, no sabemos el precio de una de las espadas de la familia Muramasa.
—¿No lo saben? —La vi negar con su cabeza—. ¿Por qué?
—Bueno, la familia de Shirou adoptó hace muchos años una política de destrucción de espadas.
—¿Política de destrucción de espadas?
Mi mamá asintió—. Sí, se originó cuando estuvieron en peligro debido a varios sucesos desafortunados que acabaron con la vida de varios miembros de la dinastía Tokugawa, esto provocó que se difundiera el rumor de que las espadas de los Muramasa llevarían a la caída de la dinastía Tokugawa, con el paso del tiempo, dicho rumores se volvió cada vez más fuerte, y los Muramasa tuvieron que cerrar las puertas de su escuela de herrería y ocultarse, para así no ser cazados. En dicho momento, decidieron tomar la política de destruir cualquiera de sus obras para así evitar dar pistas de que todavía seguían existiendo.
—Pero… ¿la dinastía Tokugawa no se acabó hace ya mucho tiempo?
—Sí, el último Emperador de la dinastía Tokugawa murió hace casi 100 años.
Ladeé mi cabeza—. ¿Entonces, porque siguen manteniendo esa política de destrucción de espadas?
—Bueno, estuvieron manteniendo esa política durante más de 400 años, y, con el paso del tiempo, dejó de ser una política para salvaguardarse, y se convirtió en algo más…
—¿Algo más?
—Sí, una cuestión de orgullo —expresó mi mamá—, ¿Shirou te ha contado cual es el objetivo de su familia?
Asentí—. ¡Por supuesto! Me dijo que el objetivo de su familia es crear la katana definitiva.
—Exactamente, a medida que se vieron obligados a destruir sus propias espadas, endurecieron su resolución, prometiéndose a sí mismos que la nueva katana que vería el mundo con el apellido Muramasa, sería su katana definitiva.
—Entonces, ¿se han negado a forjarnos una katana? —pregunté.
Mi mamá asintió—. Sí, a pesar de todos los intentos de tu padre, el padre de Shirou ha demostrado que la terquedad de su hijo ha sido una herencia.
Considerando la terquedad que mi amigo me había demostrado desde que lo conocí, no me quería imaginar cómo podría ser su padre en ese aspecto, una que no había visto hasta el día de hoy, o al menos, no dirigida hacia mí.
—Pro no solo el padre de Shirou es muy terco —continuó mi mamá con una pequeña sonrisa—. Tu papá también puede llegar a serlo si es necesario.
—¿Lo convenció? —pregunté.
La sonrisa de mi mamá se transformó en una mueca—. Más o menos. Le tomó dos años de constante insistencia, y, finalmente, logró conseguir una respuesta diferente al no; sin embargo, tampoco fue un sí.
—¿Entonces?
—El padre de Shirou decidió que, si la habilidad de tu padre era digna de blandir una katana hecha por la familia Muramasa, entonces él la forjaría, así que le pidió que le demostrase sus habilidades… —concluyó mi madre con una mueca.
—No… lo logró, ¿verdad? —pregunté preocupada.
Mi mamá negó con su cabeza—. Desgraciadamente, no. Juzgaron que, si bien tu padre tenía habilidad, no era suficiente como para blandir una de sus katanas.
—¿Qué tan alta tiene que ser la habilidad para que los consideren dignos? —pregunté en susurros.
No obstante, mi mamá me escuchó perfectamente, y suspiró—. El nivel de habilidad es… relativo.
—¿Relativo?
Mi mamá asintió—. Tu papá, a ojos de la actualidad, sería sin duda alguna, uno de los mejores practicantes de kendo del mundo. Nunca te lo contamos, pero el estilo de espada de nuestra familia, desciende del que es considerado como uno, sino el mejor, espadachín que haya visto Japón. Nuestra familia heredó las técnicas, las tradiciones, el entrenamiento, filosofía, todo, y, durante estos casi dos años, se te han ido transmitiendo. Y el estilo, en sí mismo, se ha ido refinando con los años, pero, a medida que el estilo se refinaba, sus usuarios… se degradaban.
—¿A qué te refieres? —pregunté.
—Tu bisabuelo fue más talentoso que tu abuelo, tu abuelo más que tu padre, y esto se mantuvo de padres a descendientes desde que el estilo fue heredado, lo mismo ocurrió por mi parte —me explicó mi mamá—. Al principio, se creyó que se trataba de una maldición, pero nunca se comprobó. Y, a medida que transcurrían las generaciones, nos dimos cuenta de que, seguramente, no se trataba de eso.
—¿Hmm?
Mi mamá me preguntó con una sonrisa—. Los guerreros del pasado eran impresionantes, ¿no lo crees, Tachie? —Asentí, confundida—. Pero los guerreros de hoy en día, sin importar que tanto entrenen, no les llegan a los talones…
—Bueno… es normal, es decir, ellos nunca…
—¿Existieron? —Asentí—. Tal vez eso sea cierto con algunos, pero puedo asegurarte de que varios de esos guerreros de famosas leyendas existieron de verdad.
—¿Cómo lo sabes?
Mi mamá continuó sonriendo—. ¿No te lo acabo de decir? El estilo que estás aprendiendo proviene de uno de los mejores espadachines de la historia de Japón, y si él no existió, ¿Cómo podría nuestra familia haber heredado su estilo y haberlo practicado hasta la actualidad?
—Por cierto okaa-san…
—¿Sí?
—¿Alguien más conoce nuestro estilo? —pregunté, confundida—. Porque tu y mi papá son de diferentes familias, pero ambos conocen el estilo, ¿Uno le enseñó al otro?
Mi mamá negó con su cabeza—. Bueno… —Y luego, con una linda sonrisa, me contestó—. El samurái tuvo otros hijos, a los cuales les enseñó el estilo, así que, en sí mismo, no es un secreto, salvo por aquello que nunca reveló, y aquello que sus herederos crearon y perfeccionaron.
—Hmm… entiendo… entonces, estamos en Fuyuki porque papá quiere una katana Muramasa, pero no pudo conseguirla, ¿por eso me dijeron que me llevase bien con Shirou?
Mi mamá hizo un mohín—. Realmente… eres demasiado inteligente para tu edad…
—¿Entonces es por eso? —pregunté, frunciendo el ceño.
—No exactamente… —me contestó ella—. En el caso de tu padre, tal vez si haya visto en tu relación con Shirou la oportunidad de obtener una de las katanas de la familia Muramasa…
—¿Y en tu caso?
—En mi caso… —Luego me volvió a sonreír—. Solo es el deseo de una madre por ver a su hija feliz.
Al escuchar esto, no pude evitar avergonzarme—. N-No digas esas cosas…
Mi mamá pareció ignorarme, y, en cambio, señaló hacia el parque, al cual habíamos llegado ya hacía un rato, pero al no encontrar a mi amigo, concluimos que solo teníamos que esperar, y por eso nos habíamos puesto a conversar.
—Parece que finalmente llegaron —dijo ella—. Ve, yo voy detrás de ti. —Siguiendo las ordenes de mi mamá, me adelanté para recibir a Shirou, quien venía acompañado también por su mamá. Sin embargo, la voz de mi mamá me detuvo—. Por cierto, ¿por qué no lo invitas al tiempo Ryuudou hoy por la noche?
—¿Eh?
—Me enteré de qué va a haber una exposición y exhibición de artes marciales, y que las personas en los alrededores han aprovechado la oportunidad para hacer un pequeño festival, así que podrías aprovechar para ganar ventaja, ¿Qué te parece?
No pude evitar avergonzarme, y respondí tartamudeando—. B-Bueno…
Mi mamá sonrió—. Hazlo, hazlo, yo me encargaré de convencer a su mamá.
—O-Okey…
Conversé con su madre y con Shirou durante un rato, hasta que mi mamá se unió a la conversación, lo que nos abrió un escape para poder ir a jugar.
…
Había releído los datos almacenados de aquel día muchas veces, cada vez que veía esta parte, no podía evitar sentir nostalgia, la cual más tarde era consumida por la amargura. Hubo varias cosas que mi madre no me dijo, pero que sí conversó con la madre de Shirou.
—Pero… ¿no te parece irónico? —observé como la mamá de Shirou le preguntaba a la mía.
—Un poco, la verdad… —respondió mi madre.
—Pensar que de un solo descuido, descendería tu familia…
Mi mamá la corrigió—. Es cierto que ahora son mi familia, pero si hablamos de orígenes, mejor decir la familia de mi esposo, para no causar confusiones.
—Oh, entiendo, entiendo… —Aceptó la corrección—. Desde su punto de vista, debió de ser bastante…
—¿Molesto? —Con dudas, la mamá de Shirou asintió a las palabras de mi madre—. Supongo que sí, dedicó toda su vida al arte de la espada, así que rechazó cualquier tentación carnal, lo cual logró en casi todas las ocasiones, salvo una.
—Eso lo hace más espectacular, y fue una niña, ¿verdad? —Observé a mi mamá asentir—. Que coincidencia, ¿no?
—De hecho, tuvo muchos hijos adoptivos, pero solo una hija de sangre, y, a pesar de que se le mantuvo oculta, de que fue la única que no recibió adiestramiento de su parte, de una forma u otra, su descendencia acabó heredando el estilo, y ahora, tantos años después, ha nacido otra niña con un talento absurdo con la espada, supongo que es como dicen por tus tierras, ¿no es así? Esa frase que me dijiste hace tiempo…
—Oh, ¿te refieres a que la sangre es más espesa que el agua?
Observé a mi mamá asentir—. Sí, esa. ¿Crees que cuando crezca un poco, sus habilidades puedan impresionar a tu esposo para que nos haga una espada?
—Hmm… no estoy seguro, los estándares del abuelo no son bajos… —expresó ella con dudas, pero luego sonrió—. Pero… incluso si al final no puede lograrlo, de todas formas obtendrán una espada, aunque no sea de la forma en la que tu esposo lo quiere, ¿no lo crees?
Mi mamá también sonrió—. Ojalá…
—¿Ojalá? —Vi a la mamá de Shirou fruncir el ceño—. ¿Ocurre algo extraño?
—Oh, bueno, es que ahora tiene competencia —expresó mi mamá.
—Ah, te refieres a Manaka, ¿verdad? —Vi a mi mamá asentir—. No creo que debas preocuparte, no dejaré que se acerquen demasiado.
Mi mamá se mostró sorprendida—. ¿Hmm? ¿Vas a tomar esa postura? —La respuesta de la mamá de Shirou fue un asentimiento—. ¿Por qué?
—Hay algo malo… algo malo con esa chica —comenzó ella a explicarse—. No sé qué exactamente, pero puedes llamarlo instinto de madre. Cuando estoy con ella, algo se siente mal, y además, la forma en la que mira a Shirou… no sé, tal vez es porque ya está entrando en la adolescencia, y eso la hace más peligrosa, sea lo que sea, no me gusta.
…
Mi mamá y la mamá de Shirou continuaron conversando, mientras que nosotros hacíamos lo propio.
—Entonces, ¿no crees que vengan? —pregunté.
Shirou frunció el ceño—. No sé, Aya-chan me comentó que su padre no le ha estado permitiendo ir a la escuela, aunque no sé porque, y, por otro lado, Mana-chan parece estar muy motivada como siempre; no obstante, también se le veía muy ocupada con algo, así que no sé si tendrá tiempo para venir a jugar.
—Hmm… comprendo… —Finalmente, me armé de valor—. Shirou…
—¿Sí?
—¿Quisieras venir al templo Ryuudou hoy en la noche?
Vi a Shirou mostrar una expresión de confusión—. ¿El templo Ryuudou? —Asentí—. ¿Están haciendo algo allí hoy?
Asentí—. Sí, una demostración de artes marciales, creí que te gustaría —le expliqué con una sonrisa.
—¿¡En serio!? —Volví a asentir—. ¡Genial! Sabes, hay una leyenda que dice que en el pasado, cerca del rio donde se encuentra el templo Ryuudou, vivía un dragón, y se dice que dicho dragón fue quien les enseñó artes marciales a los monjes.
—¿En serio? —Shirou asintió emocionado—. Bueno, eso lo hace más interesante, entonces, ¿te unes?
Shirou frunció el ceño—. Eh… tengo entrenamiento… no sé si me dejarán salir.
Sonreí—. Oh, no te preocupes por eso, mi mamá se encargará —dicho esto, ambos sonreímos al ver como nuestras madres conversaban animadamente.
…
Jugamos en el parque durante buena parte de la tarde, y luego nos dirigimos de vuelta a nuestras casas, para poder cenar antes de salir al Templo Ryuudou, el cual se encontraba al otro lado de la ciudad.
Mi papá había llegado entrada la noche, y si bien no estuvo en desacuerdo con que saliese a la exposición al templo, en parte gracias a mi mamá, si me pidió que, como mínimo, practicase antes de salir. Mi papá no solo se encargaba de su trabajo, sino también de mi entrenamiento, lo cual obviamente era un trabajo agotador; sin embargo, a pesar de su cansancio, decidió acompañarnos, debido a la situación actual de inseguridad por la que atravesaba la ciudad.
—Wow… —Shirou y yo corrimos alrededor de los puestos de comida.
Sus padres también habían decidido venir, así que nuestras dos familias estaban juntas. Nuestras familias se conocían desde hace casi tres años, así que estábamos acostumbrados a este tipo de salidas. La convivencia entre nuestras familias, siempre y cuando no tocásemos el tema de las espadas, solía ser buena, por lo que, las salidas eran bastante agradables.
Puestos de comida, puestos de atracciones, etc. No parecía que fuese un festival hecho con grandes expectativas de atraer gente, pero el templo Ryuudou era el único templo per se de Fuyuki, más allá de los respectivos altares que estaban por el resto de la ciudad, así que, cuando se trataba de este tipo de eventos, era lógico que atrajesen la completa atención de todos los interesados.
Empezamos a divertirnos probando todo tipo de comidas, y, mientras disfrutábamos de los platillos, pudimos ver a varios monjes corriendo de aquí para allá.
—Los monjes se ven muy ocupados —susurró mi amigo, a lo que yo asentí.
Sí, efectivamente, los monjes corrían de aquí para allá.
—¿Tal vez deberíamos prestarles una mano? —preguntó el padre de Shirou.
—El monje principal nos ha dado una mano en un par de ocasiones, así que debería de devolverle su amabilidad —apoyó, para mi sorpresa, mi padre. No obstante, después de pensarlo un poco, ambos eran hombres chapados a la antigua, así que este tipo de comportamiento no era extraño.
La mamá de Shirou, por otro lado, frunció el ceño, y comentó casualmente a mi mamá—. ¿Esta es la definición de un buen padre en Japón? —preguntó, seguramente haciéndose la tonta, como me había explicado Shirou que a veces hacía, pues, a fin de cuentas, ella había vivido ya varios años en Japón, así que sabía bien como se manejaban las cosas.
Mi mamá, sorprendida, preguntó—. ¿A-A qué te refieres?
—Ya sabes, trabajar todo el día, incluso durante el tiempo libre, no pasar tiempo con tu familia, e incluso ignorarlos para ayudar a los extraños… ¿Es así como funciona por aquí?
Mi mamá, yo, y mi papá, nos quedamos completamente callados, ¿era así como funcionaban las cosas en occidente? ¿Con esa certeza aplastante? ¿Dónde estaba el no lastimar los sentimientos de los demás?
—Creo que la última vez que papá salió con nosotros fue hace varios meses, y Tachie siempre se queja de que su papá siempre está trabajando y solo la llama para entrenar, así que, supongo que sí, mamá —Si el golpe inicial había sido duro, ahora esa dureza se había duplicado, no, tal vez triplicado, pues, quien había respondido, no había sido otro que Shirou.
Shirou, mi amigo, había heredado cualidades de sus padres, como la tozudes de su padre, pero también había heredado la certeza de su madre, solo que, mientras que su madre dominaba su lengua hasta el punto de hacerla una espada afilada, Shirou era simplemente directo, contundente, hasta el punto de que tanta sinceridad era capaz de lastimar. ¡Incluso mi papá había sido golpeado por esa sinceridad!
—Lamentable… Al menos yo obligo a tu papá a alejarse del trabajo de vez en cuando y salir con nosotros; sin embargo, para una mujer japonesa, estar siempre sola en casa, como una obra de arte, solo para ser admirada… debe de ser realmente solitario, ¿no lo crees Shirou? —Al ver que mi mamá no le había seguido el hilo, decidió conversar con Shirou.
«E-Ese... ese fue un golpe para mi mamá, ¿verdad?».
—Me imagino que sí, tal vez por eso la infidelidad es tan grande… —respondió Shirou.
«E-Esto no va a terminar bien…». Quería hablar, pero tenía miedo, ¿qué podía decir para cambiar el ritmo de la conversación? No lo sabía, además, si lo hacía, ¿el siguiente golpe no sería para mí?
—¿Dónde escuchaste eso, Shirou? —preguntó su madre, sorprendida.
—¡Oh! No los dijeron en la clase de economía familiar, que los esposos deben ser trabajadores, y las mujeres deben ser resilientes y no caer en la infidelidad —explicó Shirou.
«E-Eso es cierto, Shirou… ¡Pero no es algo que puedas decir así como así en esta situación!». Pensé cada vez más preocupada, poco a poco podía verlas, las miradas, miradas de los que pasaban a nuestro lado, de quienes escuchaban la conversación con el ceño fruncido.
—Mujeres así, eh… —expresó la mamá de Shirou—. ¿Te refieres a las Yamato Nadeshikos? ¿No es así?
—¡Exactamente! Las Yamato Nadeshiko son el estándar máximo de belleza, serían… como, las mujeres japonesas perfectas —explicó Shirou—. Así que se les enseña eso porque… como era… ah, sí, porque las Yamato Nadeshiko están desapareciendo. O eso dijo mi profesora…
«¡Bien, Shirou! Buen cambio de conversación». Animé a mi amigo internamente, de hecho, no era solo yo, el papá de Shirou y el mío asentían con aprobación, y mamá se mostraba orgullosa y sonriente. Pero… por un momento, vi una mueca en el rostro de la mamá de Shirou… y me dio mala espina.
—Las mujeres perfectas... —expresó su mamá al aire—. Shirou…
—¿Sí?
—Si algún día te encuentras con una mujer así… aléjate de ella —sentenció cortantemente su madre, para sorpresa de todos nosotros.
Esto también pareció sorprender a Shirou—. ¿Eh? ¿Por qué?
—Bueno, porque esas mujeres no son perfectas, solo aparentan ser perfectas, y si solo aparentan ser perfectas, eso significa que… te están ocultado algo —explicó una vez más la señora. Y su explicación, una vez más, destruyó cualquier sentimiento de aprobación y orgullo que se había generado con anterioridad.
—¡Oh, ¿Cómo las idols?! —preguntó mi amigo—. Me dijiste que las idols eran así.
—Sí, como las idols.
«Eh, ¿en serio las idols son así? B-Bueno, que bien que nunca me gustaron… mucho…». Pensé para mí misma.
—Hmm… en ese caso, tendré cuidado… —respondió Shirou de forma pensativa—. Aunque no me he encontrado con ninguna niña así.
«¿Acaso eres ciego, idiota?». Me pregunté a mí misma.
—¿Seguro?
—¿Hmm?
—Esa chica que conociste hace poco, ¿cómo se llamaba?
—Manaka —susurré yo, pero la mamá de Shirou me escuchó perfectamente.
—¡Sí, ella!
—¿Mana…? —preguntó Shirou.
Ambas asentimos.
—Tiene todas las características —explicó la señora—. Sumisa, obediente, leal, humilde, etc. Es tan buena que ha logrado que la llames Mana-chan en tan solo unos días, así que, ya sabes lo que eso significa, ¿verdad?
—¿Me está ocultando algo? —A lo que su mamá asintió—. ¿Cómo qué?
La mamá de Shirou se encogió de hombros—. A saber, pero, si necesita ocultarlo, entonces no puede ser algo bueno para ti. Si es así, entonces prefiero que salgas con una marimacha como Tachie, al menos sé que no te ocultará cosas que seguramente serán dañinas para ti a futuro.
«¿M-Marimacha? ¿¡Soy una marimacha!?», me pregunté completamente aturdida, «Es cierto que no soy la más femenina, y tal vez el ocultar uno de mis ojos detrás de mi cabello me da un aspecto un poco sombrío pero… ¿realmente soy una marimacha?».
–Yo… no creo que sea así —expresó Shirou con firmeza.
Esto nos sorprendió a ambas, ¿tanto confiaba en Manaka?
«¿Cómo es que ella… en tan solo unas semanas…?». Bajé la cabeza, desanimada.
—No creo que Tachie sea una marimacha… —afirmó Shirou.
—¿Eh? —levanté mi cabeza sorprendida.
—Es decir, es cierto que cuando la conocí si era una completa marimacha, era ruda, mucho. De hecho, todavía lo sigue siendo, pero se ha vuelto más suave con el tiempo —comenzó a explicarse—. Al principio, realmente no se arreglaba en lo más mínimo —«¡Podrías no decir esas cosas, idiota!», pensé, pero no lo dije en voz alta—, pero creo que era porque no esperaba hablar con nadie, siempre estaba sola, así que supongo que le daba igual si estaba presentable —«Eso puede ser cierto, pero, de nuevo, ¿¡Tienes que decirlo!?»—. Pero, desde que comenzamos a hablar, eso también ha cambiado, ahora se arregla más, ¡incluso se avergüenza cuando le digo que es linda!
—¡D-Deja de decir tonterías, idiota! —No pude contenerme más, y, finalmente, le grité.
—¿Ves? —le señaló Shirou a su mamá, haciéndome enojar y avergonzar aún más.
Lo peor es que sabía que nadie me iba a ayudar, pues este había sido el cambio de conversación que todos estábamos buscando. El padre de Shirou mantenía una expresión extraña, entre una mueca y una sonrisa, mi papá también tenía una mueca, pero se mostraba pensativo, y mi mamá estaba esbozando una pequeña sonrisa.
—Felicidades, Tachie. Has logrado que incluso note esas cosas —me dijo su mamá guiñándome un ojo.
Bajé mi mirada, no podía soportar tanta vergüenza.
—Cariño, ¿no quieres que vayamos a ver la exhibición de artes marciales? —preguntó el padre de Shirou.
Ella entrecerró sus ojos—. Oh, ¿no querías ir a ayudar a los monjes?
—E-Eso fue solo una sugerencia, parece que ya están recibiendo ayuda, y… sería aún más deshonroso no valorar todo lo que haces por mí, dejándote sola en medio de un festival —expresó el padre de Shirou, observar su terquedad ser derribada de esa forma, era algo realmente raro de ver—. Además, Shirou quiere ver la exhibición de artes marciales, para así poder luchar cuando sea un Kamen Rider, ¿no es así?
—¡Sí! —exclamó Shirou.
—Papá, ¿vas a ayudar a los monjes? —preguntó mi mamá. Esta forma de llamarse era normal cuando una pareja japonesa se convertía en padres, de hecho, la mayoría se llamaba únicamente como papá y mamá, mientras que, el que se llamasen cariño, o querida, como lo hacía el papá de Shirou, era una excepción, probablemente generada por la influencia de su esposa.
—P-Por supuesto que no, que clase de hombre sería si las dejase aquí solas… —se corrigió rápidamente mi papá, obligado por la presión de la situación.
—¿Podemos ir a ver los puestos de juegos? —pregunté.
—Por supuesto —me contestó mi papá con una pequeña sonrisa.
—En ese caso, ¿nos reunimos para ver los fuegos artificiales? —preguntó la mamá de Shirou.
—¿Fuegos artificiales? —preguntó mi mamá.
—Vi a unos monjes llevando con ellos unos fuegos artificiales, así que tal vez los lancen en un rato —nos explicó.
—Entonces, es perfecto, seguramente los lancen después de la exhibición de artes marciales —comentó mi padre.
—En ese caso, reunámonos más tarde —finalizó el padre de Shirou.
Y así nos dividimos momentáneamente…
…
—¡Eran increíbles, Tachie! —me dijo Shirou emocionado—. Se movían muy ágilmente, pero también eran muy contundentes —me explicó, antes de volverse hacia su padre—. ¿Crees que me enseñen si se los pedimos?
Su padre le respondió con una mueca—. Eso es complicado, ellos utilizan las artes marciales como un método para alcanzar la iluminación, no para… —Sin embargo, antes de que pudiese terminar de hablar, la mamá de Shirou frunció el ceño, provocando que él se detuviese momentáneamente—. … combatir el mal. Pero, si lo que quieres es saber combatir, basta con que continues con tu entrenamiento…
—¿En serio? —preguntó con alegría.
—¡Por supuesto! —Apoyó su madre.
—Aunque nuestra tarea no es estar en los campos de batalla… —susurró el padre de Shirou, de mala gana.
—¿Los Muramasa tienen un estilo de batalla? —pregunté, interesada. He incluso mi papá también se mostró de la misma forma.
—No exactamente, pero como hemos tenido que probar la calidad de cada espada que hemos creado, nos hemos visto obligados a aprender una serie de técnicas que nos permitan hacerlo —explicó el señor—. Al hacerlo, supongo que hemos aprendido como sacar el máximo potencial de cada espada, así que lo puedes considerar algo así. No serviría de mucho contra espadachines como de los que desciendes, si es lo único que tienes para defenderte, pero contra cualquier espadachín de la actualidad, debería de ser más que suficiente.
—Parece que van a tardar un rato en lanzar los fuegos artificiales —Todos nos giramos, y pudimos ver como mi mamá se acercaba a nosotros, ella había ido a preguntarle a los monjes a qué hora sería el espectáculo.
—En ese caso, podemos ir con tranquilidad y escoger un buen lugar para observar bien los fuegos artificiales —comentó el padre de Shirou.
—¿Tal vez podríamos comprar algunos dulces para disfrutar junto con el espectáculo? —preguntó la mamá de Shirou.
—No es una mala idea, pero entre nosotros dos no podemos traer para todos —respondió el padre de Shirou.
Mi papá giró su mirada hacia mi mamá y ella asintió—. En ese caso, permítanme ayudarles, es lo menos que puedo hacer.
Mis padres ya estaban acostumbrados a la amabilidad de la mamá de Shirou, la cual se le había contagiado a su esposo, y la cual, como buenos japoneses, siempre nos preocupaba no poder pagar.
—En ese caso, yo cuidaré a los niños —completó mi mamá.
—Bien, trato hecho —decretó la mamá de Shirou, y con eso, nos volvimos a separar.
…
—Vaya, este lugar está completamente repleto… —expresó mi mamá.
Y era cierto, el lugar estaba abarrotado de gente.
—Quédense cerca —nos pidió mi mamá—. Veamos si podemos conseguir un lugar.
Y así, poco a poco, nos movimos por el sitio abarrotado de gente. No obstante, por mucho que buscamos por los alrededores, no encontramos ningún lugar lo suficientemente amplio como para acomodarnos los seis a admirar el espectáculo.
—Tal vez deberíamos separarnos… —sugirió Shirou.
Sin embargo, mi mamá frunció el ceño—. No creo que sea buena idea, el lugar está demasiado lleno, podrían perderse.
—Pero si seguimos todos juntos, no abarcaremos suficiente terreno, y es difícil movernos por el sitio, debido al poco espacio —argumentó Shirou.
—Hmm… tal vez si Shirou y yo vamos juntos sin separarnos, no nos perdamos, creo… —sugerí.
Mi mamá no pareció convencida por la sugerencia, pero observó a nuestros alrededores, y el sitio no hacía más que llenarse aún más—. Tachie, ¿llevas contigo tu reloj?
—Sí —contesté, mostrándole el reloj que cargaba en mi muñeca.
—¿A dónde piensan ir? —nos preguntó mi mamá.
—Eh… —Shirou giró su mirada hacia mí, pidiéndome ayuda.
—¿Detrás del templo? —me pregunté a mí misma—. No creo que allá mucha gente por allí.
—Hmm… —El ceño fruncido nunca abandonó el rostro de mi mamá—. Tienen 10 minutos, vayan, vean si hay espacio, y si no, vuelvan a este lugar. Yo seguiré buscando por aquí, si no vuelven en 10 minutos, iré a buscarlos, y tendrán problemas, ¿me oyeron?
Ambos asentimos felizmente, y, tomándonos de las manos, nos dirigimos hacia la parte trasera del templo. Rodeamos el establecimiento, y, a medida que nos alejábamos del área principal, el número de personas disminuyo. Como nos mantuvimos cerca de los edificios del templo, pudimos ver a algunos monjes yendo de aquí para allá; sin embargo, ninguno de ellos se detuvo a preguntarnos que hacíamos o hacia donde íbamos, pues estaban demasiado ocupados.
—Realmente no hay mucha gente… —expresé en voz baja.
—Sí, incluso los monjes solo pasan de vez en cuando —me contestó Shirou.
—¿Podríamos verlo desde aquí? —pregunté.
—Veamos…
Ambos dirigimos nuestra mirada hacia el lugar de donde habíamos venido, porque, seguramente, los fuegos artificiales serían lanzados en esa dirección, para que toda la gente reunida allí pudiese verlos. Sin embargo, nos encontramos con un problema…
–El edificio principal tapa casi toda la vista… —dije.
—Movámonos hacia acá —sugirió Shirou, y ambos nos movimos hacia un lado en un intento de apartar al edificio principal de nuestra línea de visión.
Seguimos moviéndonos, pues no estábamos a gusto con nuestra perspectiva, y, sin darnos cuenta, nos acercamos a un pequeño bosque dentro del Templo Ryuudou.
—Creo que aquí es lo suficientemente bue- —Shirou estuvo a punto de decir algo, pero, de repente…
—¡Aaaahh…!
—¿Alguien gritó? —Shirou se giró y me preguntó.
—¿Tú también lo oíste? —pregunté, a lo que Shirou asintió—. Creo que viene de ese pequeño bosque.
—¿Habrá alguien en el bosque? ¿Estarán en problemas? —preguntó mi amigo—. ¡Si es así, debemos ayudar!
Shirou estuvo a punto de lanzarse hacia el bosque, pero, temiendo lo que podría estar pasando, lo detuve.
—Idiota, solo somos tú y yo, ¿y si se trata de un grupo de adultos? —pregunté.
—¿Entonces que hacemos?
Pensé durante unos segundos, y luego dije—. Acerquémonos lentamente, veamos que está pasando, y si se trata de algo que nos sobrepase, le pediremos ayuda a los monjes, ¿entiendes?
Shirou frunció el ceño, no mostrándose del todo contento con la idea, pero, finalmente, asintió—. Está bien.
Shirou y yo nos acercamos lentamente, a medida que nos aproximábamos, los quejidos se hicieron más frecuentes.
—¡Aaaahh~~…! Hfff… Hfff…
—¿Qué está pasando? —preguntó Shirou, preocupado.
Ambas habíamos escuchado otro grito, pero este sonaba raro, además, parecía haber jadeos.
—No sé… —respondí preocupada, me asomé ligeramente a los árboles, pero no podía ver nada, más allá de unas sombras moviéndose—. Creo que están muy profundo dentro del bosque.
—¡B-Baja la voz! O alguien se dará cuenta de lo que estamos haciendo…
Shirou y yo nos miramos intrigados.
—¿Lo qué están haciendo? —preguntó Shirou en voz baja—. ¿Están haciendo algo malo?
—No sé, pero tal vez si escuchamos un poco más, podremos averiguarlo —contesté.
—¡H-Hey! ¡P-Para no hagas e-! —Súbitamente, un nuevo grito se escuchó, y este fue más normal que los anteriores—. ¡P-Para, no me golpees!
—¿Eh? ¿Pero no estabas interesada en esto?
Cuando escuchamos la conversación, ambos nos preocupamos.
—¿Están golpeando a alguien? —me preguntó mi amigo—. ¡Sí es así, debemos ir y hacer algo!
Una vez más, Shirou estuvo a punto de lanzarse dentro del bosque, pero, nuevamente, lo detuve—. Idiota, si es un adulto, ¿qué vamos a hacer? Ni siquiera tenemos algo con que golpearlo.
—¿¡Entonces!?
—Eh… —Giré mi mirada de un lado a otro, y fue entonces cuando vi a un monje pasar cerca de nosotros—. ¡Ah! —Sin pensármelo dos veces, corrí hacia este—. ¡D-Disculpe, ¿puede ayudarnos?!
—¿Hmm? —Después de detenerse, el monje bajó su mirada hacia mí—. Lo lamento pequeña, en este momento estoy muy ocupado con el festival.
—¡Pero le están pegando a una chica en ese bosque! —exclamó Shirou, quien había corrido detrás de mí.
—¿¡QUÉ!? —exclamó el monje, estupefacto.
—Sí, sí, la escuchamos gritar y pedir que parase —recalcó Shirou.
—¿¡Donde!? —nos preguntó, y ambos señalamos hacia el pequeño bosque.
Sin tardar ni un segundo, el monje se lanzó hacia el bosque.
—¿Crees que deberíamos ayudarlo? —me preguntó Shirou.
—No creo, es decir, no podemos ayudarle a luchar, y él es un monje del templo, así que seguramente sabe artes marciales, ¿verdad?
—Supongo que tienes razón, pero… me molesta quedarme sin hacer nada —refunfuñó el chico.
—Bueno, eso lo comprendo, pero… más ayuda quien no estorba —concluí.
—¿¡QUE DEMONIOS ESTAN HACIENDO!?
—¿¡EEEHHHHHHH!?
—¡VISTANSE DE INMEDIATO!
Súbitamente, escuchamos los gritos del monje dentro del pequeño bosque.
—¿Eh? ¿Por qué el monje está gritando? —me preguntó Shirou.
—No sé, y… ¿vestirse? ¿había alguien desnudo? —me pregunté a mí misma.
—¡Niños, ¿qué hacen aquí?! —Ambos nos giramos y observamos como mi mamá se aproximaba hacia nosotros con el ceño fruncido—. ¿No les dije que solo tenían 10 minutos? ¿Por qué no volvieron?
—Bueno… —Empecé a explicarle.
A medida que le explicaba a mi mamá, las expresiones en su rostro iban cambiando, del enojo inicial que tenía mi madre por nuestra tardanza, pasó al desconcierto, luego a la preocupación, después a la consternación, y… ¿al enojo? Sí, mi mamá estaba enojada, ¿por qué estaba enojada? Ninguno de los dos lo sabíamos, pero mi mamá se negó a decírnoslo; sin embargo, una vez que el monje salió del pequeño bosque, el enfado de mi mamá no hizo más que aumentar.
El monje no salió solo, sino acompañado de dos personas, un chico y una chica, por su apariencia, probablemente estaban terminando el bachillerato, o eran recién ingresados en la universidad. Estos tenían miradas bajas y casi parecía que querían que se los comiese la tierra, y esto solo se hizo peor cuando dirigieron su mirada hacia nosotros, y obtuvieron una mirada de desprecio absoluto por parte de mi madre.
—Niños… —nos habló mi madre.
—¿Sí? —preguntamos ambos.
—Espérenme aquí un momento, tengo que tener unas palabras con esos dos…
Y sin esperar respuesta, mi mamá se dirigió hacia el monje y la pareja, para el terror de estos dos últimos.
—¿Tú entiendes que pasó? —le pregunté a Shirou, confundida.
—No tengo ni idea —me contestó él—. ¿No le estaban pegando a la chica?
—Eso creía…
Hubiésemos seguido discutiendo de no ser porque, de repente, observamos como, súbitamente, una explosión de colores iluminó el cielo nocturno.
—¿¡Ya comenzó!? —preguntó Shirou, preocupado.
—Eh, no lo creo… —dije, observando mi reloj—. No ha pasado mucho tiempo…
—¿Tal vez sean una prueba?
—Es una prueba muy bonita… —susurré mientras veía los fuegos artificiales estallando en el cielo.
Shirou asintió—. Lo es… —Luego, él giró su mirada hacia mí—. Hey, Tachie…
—¿Sí?
—Hagamos una promesa, ¿vale?
Me giré hacia él—. ¿Una promesa?
—Sí, prometamos que, sin importar lo que pase, siempre estaremos juntos y nos ayudaremos entre nosotros —dijo mientras me acercaba su mano con el dedo meñique extendido.
A lo cual, sonreí ampliamente, y, asintiendo, le extendí mi mano y ambos juntamos nuestros meñiques—. Promesa, quien no la cumpla deberá comer mil agujas.
—¡Promesa!
Luego de esto, mi mamá terminó de regañar a esos dos, o al menos eso nos pareció que estaba haciendo, y se volvió hacia nosotros.
—Parece que los fuegos artificiales se ven bien desde aquí —nos habló mi madre.
—¿Estamos en problemas por tardar? —pregunté.
Mi mamá suspiró—. Por esta vez, lo dejaré pasar. Vamos a acomodarnos, luego llamaré a tu papá para que sepan dónde nos encontramos y podamos ver los fuegos artificiales todos juntos.
—Lamento molestarles, pero… ¿Podrían prestarme a Shirou antes de eso? —De repente, una voz conocida se hizo presente.
Los tres nos giramos hacia el origen de esta, y pudimos verla: Iluminada por la luna, brillando levemente, con una sonrisa tan encantadora que me hacía correr un escalofrío por mi espalda, Manaka Sajyou.
«¿De dónde salió?», me pregunté, pero luego me di cuenta de algo muy aterrador, «¿Eh? ¿Por qué no puedo moverme? ¿¡Eh!? ¿¡Por qué no puedo hablar!?». Sí, súbitamente, había perdido la capacidad de hablar y de moverme.
—¿Mana? ¿Qué haces aquí? —preguntó Shirou, obviamente sorprendido—. ¿Dónde están Aya y tu papá, o, viniste con la señorita extranjera?
Manaka le sonrió hermosamente, muy para mi disgusto—. He venido a buscarte, quiero mostrarte algo increíble, voy a cumplir tu deseo —dijo sin contestar donde estaban el resto de personas con las que había venido.
—¿Algo increíble? —A lo que Manaka asintió—. Pero estoy a punto de ver los fuegos artificiales con mi familia y la familia da Tachi, ¿No puedes esperar hasta después de que terminen?
Manaka esbozó una mueca, y negó con su cabeza—. Me temo que eso sería muy problemático. Pero, te prometo que es algo rápido, no te perderás de nada si nos vamos ahora.
Shirou frunció el ceño—. Incluso si me lo pides, tengo que pedir permiso.
—Tranquilo, puedes ir, yo convenceré a tus padres —Quien habló, para mi absoluta sorpresa, fue mi mamá.
«¿Eh? ¿Qué estás diciendo mamá?».
—¿En serio puedo? —preguntó Shirou, sorprendido.
Mi mamá asintió con una sonrisa—. Claro, ve con ella.
«¡No, no, no! Es imposible que mi mamá, quien estaba furiosa porque nos perdimos por 10 minutos, le de permiso a Shirou de irse con una extraña, ¡Definitivamente algo está mal aquí!». Lo sabía, lo sabía claramente, pero no podía decirlo, no podía moverme en lo absoluto.
—En ese caso, ¿Tachi puede venir? —preguntó Shirou.
Por un momento la vi fruncir el ceño, pero luego se dirigió hacia mí—. ¿Quieres venir, Tachi?
Tenía sentimientos encontrados, por un lado, tenía miedo de lo que me podía pasar si acompañaba a Shirou, porque estaba segura de que Manaka estaba haciendo algo, pues todo se había vuelto extraño con su repentina aparición. Pero, por otro lado, tenía miedo de lo que le podía llegar a pasar a Shirou si lo dejaba solo con Manaka.
Giré mi mirada hacia mi madre, buscando ayuda, pero tragué saliva cuando me devolvió la mirada con unos ojos muertos y sin vida; no obstante, esto solo duró por unos instantes, pues luego su mirada volvió a la normalidad, y me sonrió—. Si quieres acompañarlos, hazlo —me dijo, dándome permiso.
Definitivamente, algo estaba mal, mi mamá nunca permitiría que los tres fuésemos por el Monte Ryuudou sin vigilancia. Pero, para cuidar a Shirou, finalmente tomé una decisión.
—Yo… —comencé a hablar—. Creo que prefiero quedarme aquí, acompañando a mi mamá.
«¿¡Qué!?». Me pregunté a mí misma, «¡Yo no quería decir eso!». Sí, una vez más, mis palabras no iban de acuerdo a mis pensamientos. «¡Tengo que decirle…!». Una vez más, intenté hablar, para corregirme; sin embargo, mi boca no se movió de acuerdo a mis deseos, por mucho que lo intenté, no logré decir ni una palabra.
—¿S-Segura? —me preguntó Shirou, indeciso.
Súbitamente, mi cuerpo volvió a moverse sin control, y asentí—. Sí, ve y disfruta con Mana, nos vemos más tarde.
Intenté resistirme, pero las palabras salieron de todas formas.
—Bien, en ese caso… nos vemos más tarde… —respondió Shirou con el ceño fruncido.
Después de esto, Shirou comenzó a alejarse, pasando al lado de Manaka, yo quería detenerlo, pero mi cuerpo no me obedecía. Luego Manaka me sonrió, al principio parecía una sonrisa inocente, pero, súbitamente, se torció en una sonrisa que hizo que un escalofrío recorriese mi espalda.
—Tachi… tú y tú mamá se ven cansadas, ¿por qué no duermen un poco? —nos preguntó, antes de darnos la espalda y seguir a Shirou.
Quería contestarle, ya era bastante obvio que, fuese lo que fuese que me estuviese sucediendo, era culpa de ella, pero, una vez más, mi cuerpo no me obedeció, de hecho, la obedeció a ella.
«N-No, ¡no lo hagas!, ¡mantente despierta! ¡No cierres los o-!». Por mucho que lo intenté, por mucho que me esforcé, mis ojos se cerraron, y mis piernas perdieron fuerza. Así, caí, dormida sobre el suelo del templo.
…
…
—T-T… Ta… Ta… chie… Des.. erta…
—¿Hmm? —gemí mientras habría mis ojos, allí, entre las luces y las sombras que cada vez se hacían más distinguibles, pude ver el rostro de mi papá.
—¿Papá? —murmuré mientras recobraba la conciencia.
—¿¡Estás bien, Tachie!? —lo escuché preguntar preocupado.
Me levanté con dificultad, miré hacia ambos lados y pude ver como los padres de Shirou rodearon a mi mamá, quien se encontraba sentada en el suelo.
—¿¡Cómo que no sabes donde se encuentra!? —escuché como le preguntaba la mamá de Shirou a mi mamá.
—Es que… realmente no lo sé…. —expresó mi mamá—. Llegué para regañar a los niños por tardarse, entonces me explicaron por qué se habían demorado y procedí a regañar a esos impresentables, luego… creo que vi unos fuegos artificiales, y… no recuerdo nada más.
—¿Qué ocurrió? —pregunté, terminando de despejarme.
—No los encontramos en el área donde todo el mundo se estaba reuniendo para ver los fuegos artificiales, así que comenzamos a buscarlos, y, como no los encontrábamos, corrimos a preguntarle a un monje —me explicó el papá de Shirou, al ver que ya me había despertado—. Este nos explicó que habían encontrado tiradas en el suelo a una niña y a una mujer, inconscientes en el patio trasero del templo, y que las habían llevado dentro de este para poder atenderlas.
—Les explicamos que estábamos buscando a tres personas desaparecidas y el monje nos permitió verlas; sin embargo, Shirou no estaba con ustedes —me explicó mi papá.
Súbitamente, sentí dos manos apretando con fuerza mis hombros, era la mamá de Shirou, quien, con una mirada desesperada, me preguntó—. ¿¡Tachie, sabes que le pasó a Shirou!? ¿¡Sabes dónde está!?
—¡Espera, apenas está despertando, déjala respirar! —le exigió mi papá, separándola de mí.
—Tachie, por favor… —Quien me habló esta vez, fue el papá de Shirou, quien, si bien se mostraba imperturbable, pude ver claramente como tenía los puños apretados.
Al ver la tensión y preocupación en el ambiente, hice un esfuerzo por recordar, y rememoré lo mismo que mi mamá les había contado, pero al igual que ella, lo último lucía borroso.
Súbitamente, un gran temblor se sitió en el templo, y una luz dorada y rojiza se vislumbro desde la ventana. Mi papá se arrojó sobre mí y sobre mi mamá, abrazándonos, y protegiéndonos de cualquier problema, el papá de Shirou corrió rápidamente hacia la ventana, y lo vi fruncir el ceño. El temblor solo duró unos instantes, y la luz que había entrado por la ventana desapareció.
De un momento para otro, habíamos regresado a la normalidad.
—¿¡Qué fue eso!? —preguntó desesperado mi padre—. ¿¡Otro ataque terrorista!?
—No… —respondió el padre de Shirou, con un tono de voz muy pesado—. Pero tal vez sea algo peor.
—La luz dorada parecía provenir del otro lado de la ciudad, cerca de la zona residencial, ¿habrá surgido de donde vivimos? —preguntó preocupada mi mamá.
—Luz dorada… —Susurré, y luego ella vino a mi cabeza—. ¡Manaka!
—¿¡Sajyou!? —me preguntó preocupada la mamá de Shirou.
Asentí—. ¡Sí! Ella apareció luego de que viésemos las pruebas de fuegos artificiales, y nos hizo algo raro a mi mamá y a mí, no podía hablar, ni tampoco podía moverme, ella se llevó a Shirou con ella, y luego nos hizo algo para que cayésemos dormidas.
—Ahora que lo dices… —susurró mi mamá—. Tengo una imagen borrosa de ella en mi cabeza…
Rápidamente, los padres de Shirou se miraron el uno al otro, obviamente preocupados. Ambos se miraron y asintieron sin decir nada, luego el papá de Shirou se dirigió al mío.
—Hashimoto-san, ¡tengo que pedirte un favor!
—¿Eh?
—Necesito que saques a todos los que puedas del Monte Enzou —pidió el señor—. ¡Este lugar ya no es seguro!
—¿Qué? ¿¡Por qué dices e-!? —preguntó mi papá, pero no pudo terminar, porque un ligero temblor se lo impidió—. ¿¡Qué demonios!? ¿¡Otra vez!?
—E-Eso, no pareció venir del otro lado de la ciudad… —habló mi mamá.
—No vino del otro lado de la ciudad, vino de abajo del Monte Enzou —explicó la mamá de Shirou.
—Una gran cantidad de mana se está concentrando en las entrañas del monte —dijo el padre de Shirou, y luego se dirigió hacia su esposa—. Esto puede ser muy peligroso, tenemos que ir, ¡ya!
—¿Mana? ¿¡De qué están hablando!? —preguntó preocupado mi padre.
—Demasiado tarde para explicar —contestó el señor Muramasa—. Escucha, Hashimoto. Ese temblor fue solo un primer aviso, van a venir más, y serán más fuertes, es probable que el Monte Enzou termine destruido, tienes que sacar a todos los que puedas del monte. Si me ayudas con esto, incluso estoy dispuesto a forjarte una espada.
Al oír la seriedad con la que hablaba, mi papá frunció el ceño, pero finalmente asintió—. Haré lo que pueda.
La mamá de Shirou miró a su esposo, y, una vez más, ambos asintieron—. ¡Iremos a traer a Shirou de vuelta, salgan tan rápido como puedan del monte después de que terminen de sacar a toda la gente del festival!
Ni siquiera tuvimos tiempo de responderles, porque enseguida abandonaron la habitación, corriendo hacia quien sabe dónde.
—Tachie, ven… —Vi como mi mamá abría sus brazos, con intenciones de cargarme, y aunque todavía estaba en esa edad, era un poco vergonzoso. Aun así, acepté su invitación, porque yo también tenía miedo de que podría pasarnos si nos separábamos.
—Vámonos —declaró mi papá, y mi mamá le siguió poco después.
Salimos de adentro del templo, y, a pesar de que se notaba cierta tensión en el ambiente, el festival seguía con relativa normalidad.
—Sal de aquí —Súbitamente, mi padre dijo estas palabras.
—¿Eh? —contestó mi madre, anonadada.
—Si lo que dijeron es verdad, entonces todos los que estén en el monte, están en peligro, y eso te incluye a ti y a Tachie —explicó mi papá.
—Y a ti también —contestó mi mamá.
Mi papá asintió—. Sí, pero prometí que intentaría sacar a tantas personas como pueda.
—En ese caso te ayudaré —contestó nuevamente mi mamá, a lo que yo asentí determinada.
—¿Y arriesgar tu vida y la de Tachie? —preguntó mi papá, pero ni siquiera nos dio tiempo de contestar—. No, no vale la pena el riesgo.
—¡Pero! —Sin embargo, mi papá logro callarla con la mirada, y al final, solo pudo decir un, "vuelve por favor."
Mi papá asintió levemente, y mientras mi mamá se alejaba, pude ver como mi papá corría hacía la campana del templo, agitándola fuertemente, y llamando la atención de todos.
Después de eso, no pude ver nada más de lo ocurrido, mi mamá bajó rápidamente las escaleras, llevándome en brazos. Cuando íbamos a mitad de camino, una vez más, el monté tembló, y mi mamá y yo estuvimos a punto de caer por las escaleras, por la altura de estas y su inclinación, estaba segura de que moriríamos en la caída, ni siquiera tuve tiempo de reaccionar, de gritar, o de hacer cualquier otra cosa, pero afortunadamente, aunque caímos, algo nos detuvo antes de que chocásemos contra las escaleras.
—¿E-Eh? —exclamó mi mamá sorprendida, había pasado en un instante—. ¿Q-Que fue eso?
Yo, que había estado más atenta a lo que había ocurrido, no pude evitar preguntarme, «Eso fue… ¿Un hombre con armadura?», parecía irreal, pero estaba segura de que eso era lo que había visto: un hombre alto, de cabellos dorados y plateada armadura. Él nos había sostenido durante unos instantes, y nos había ayudado a recuperar el equilibrio, antes de proseguir su camino a una velocidad increíble.
—¡Mami! —grité, señalando hacia arriba.
Mi mamá giró su mirada, y pudo ver lo que señalaba: un montón de gente comenzaba a bajar por las escaleras asustados y a gran velocidad. Entendiendo que si no nos movíamos rápido, nos atropellarían, mi mamá comenzó a bajar las escaleras nuevamente.
…
Afortunadamente, logramos llegar a la base del monte habiendo evitado ser atropelladas. Mi mamá y yo giramos nuestra mirada hacia el monte, solo para contemplar horrorizadas como, en la ladera de este, podíamos vislumbrar múltiples explosiones, luego observamos como, por culpa de estas, la ladera comenzaba a llenarse de llamas.
—Mami, papá está bien, ¿verdad? —pregunté, preocupada.
Noté como a mi mamá le costó sonreír, pero al final, lo hizo y me respondió—. Por supuesto, volverá dentro de poco.
Después de escucharla decir eso, ambas observamos preocupadas como, una vez más, múltiples temblores sacudieron la montaña, al mismo tiempo en que esta se cubría de llamas. Buscamos a mi papá con la mirada, entre toda la gente que bajaba, pero no fuimos capaces de encontrarle. Incapaces de hacer algo más, nuestra mirada se centró en la montaña, que, cada poco, temblaba y se sacudía.
Súbitamente, un nuevo temblor, uno mucho más grande que cualquiera de los anteriores, sacudió todo el monte y sus proximidades, y, desde las entrañas de este, como la que habíamos visto desde el templo en el otro de la ciudad, una gigantesca luz dorada atravesó la tierra, pareciendo consumir todo aquello que se le cruzase en el camino, y, cuando creímos que nosotras también seríamos consumidas, de repente, desaparecimos.
…
…
Abrí los ojos, ¿qué había ocurrido? ¿Había sido un sueño? Eso parecía, porque, de un momento a otro, estaba en mi habitación, en mi casa.
«¿Q-Qué ocurrió? ¿Por qué estoy en casa? ¿Todo fue un sueño?», comencé a preguntarme.
Sin embargo, no tuve tiempo de responder estas preguntas, porque mi papá abrió la puerta bruscamente, parecía agitado, golpeado e hiperventilado.
—¿Papáaah? —exclamé alegre pero consternada, porque mi papá no se detuvo después de abrir la puerta, corrió hacia mí y me cargó en brazos—. ¿Ehhh? ¿Qué pasa? ¿A dónde vamos? —pregunté, al ver como mi papá corría conmigo en brazos.
—Algo está ocurriendo en la ciudad, ¡tenemos que salir de aquí! —me respondió mi papá rápidamente.
Iba a preguntar donde estaba mi mamá, pero después de bajar apresuradamente por las escaleras del segundo piso, la pude ver en el recibidor.
—¿Listo? —preguntó mi papá, notándose acelerado.
—Sí, ponte esto, ¡rápido! —Estirando su mano, mi mamá le ofreció un trozo de tela a mi papá. Luego se dirigió hacia mí—. Tachie, quédate quieta —Al igual que hizo con mi papá, mi mamá me acerco un trozo de tela, que me colocó como una mascarilla casera, pude notar el algodón humedecido por el alcohol al tocar mi nariz, era incomodo, pero no me quejé.
—Vamos —Después de decir esto, mi papá me entregó a mi mamá, quien volvió a cargarme. Después de haberme soltado, vi como mi papá tomaba dos de sus tres espadas, y la tercera se la colgaba consigo.
Mi mamá también se colocó un trozo de tela, y, velozmente, salimos de nuestra casa. Lo que nos saludó fuera de esta, fue una escena sacada de una película de terror, un infierno llameante. El aire estaba cargado de humo, podía sentir el calor de las llamas, y olía el olor a carne quemada. Gritos, multitud de gritos de desesperación, y, a lo lejos, desde arriba, pudimos verlo.
—¿¡QU-Qué es eso!? —pregunté, aterrada.
—¿E-Es lava? —preguntó mi madre.
—Sea lo que sea, debemos alejarnos —expresó mi padre, a lo que mi madre asintió, y ambos comenzaron a correr tan lejos como podíamos.
…
Se extendía rápidamente, el fuego, la lava, mucho más rápido de lo que nosotros nos alejábamos. La pregunté a mi mamá si me podía bajar, para así correr a su lado, obviamente, se negó rotundamente, pero yo sabía que, la razón por la que no nos habíamos alejado definitivamente, era por mi culpa, porque mi padre podía correr más rápido, pero no lo hacía porque nos dejaría atrás, y mi mamá no podía correr más rápido porque me llevaba encima.
—¡Papá, dos y media! —grité, lo había visto, algo se había movido en las sombras.
Mi papá, afortunadamente, confió en mí y desenvainó su espada, un corte limpió, y con una velocidad al limite de lo humanamente posible, la espada de mi padre cercenó a nuestro atacante.
—¿¡Q-Qué demonios!? —preguntó mi padre al ver al enemigo asesinado.
Este era un cadáver, pero no por el corte de mi padre, sino que, antes de que este fuese asesinado, ya tenía un aspecto… de muerto viviente. Pálido, con múltiples marcas rojizas, y… ¿Sangre? No, no era sangre, lo que salió de esa cosa, no fue sangre, ¡fue el mismo barro de color negro rojizo que estaba consumiendo a la ciudad!
—¿¡Tenía lava dentro!? —preguntó mi madre aterrada.
—¡No se acerquen! —gritó mi papá, preocupado, y tuvo razón porque, súbitamente, el barró comenzó a moverse hacia nosotras—. ¡Vámonos, rápido!
Mi mamá y yo todavía estábamos aterradas, pero la voz de mi papá nos despertó, y huimos del lugar. A medida que corríamos con dirección al otro lado de la ciudad, observamos como esas cosas estaban atacando a los supervivientes, y nosotros mismos fuimos atacados un par de veces; sin embargo, mi papá logró encargarse de nuestros asaltantes, pero… a pesar de que mi papá era un espadachín muy habilidoso, al punto de que estaba segura de que podía enfrentarse a cualquiera, nuestros enemigos no eran normales. No solo parecían cadáveres andantes con lava dentro de sí, sino que eran mucho más rápidos y fuertes que las personas normales, sino fuese porque no parecían poder pensar al atacar, tal vez nos hubiesen asesinado en su tercer ataque.
Mi papá estaba jadeando, había eliminado a más de una decena de atacantes, mi mamá también estaba cansada, debido a que me había estado cargando durante toda la huida, e incluso se había visto obligada a hacer de señuelo para eliminar un poco de la presión sobre mi padre. Pero siguieron corriendo, y yo empecé a morderme los labios, porque no podía hacer nada para ayudar.
—¡Ma-Maldición! —exclamó mi papá, jadeando.
El lodo, lava, o lo que sea que fuese esa cosa, había arrasado toda la ciudad, incluyendo no solo a las personas, sino también a todo tipo de construcciones, y si bien las construcciones más grandes no fueron devoradas, si fueron derrumbadas, obstruyendo los caminos, y eso era con lo que nos habíamos encontrado, con una obstrucción causada por el lodo y los escombros de varios edificios.
—¿Q-Que hacemos? —preguntó mi mamá.
—No podemos pasar por aquí, tendremos que retroceder —Intentando calmarse, mi papá tomó esta decisión, pero, cuando se dio la vuelta para retirarse…
—¿E-En qué momento? —preguntó mi mamá, aterrada.
Nos habían estado persiguiendo durante nuestra huida, pero los habíamos logrado dejar atrás, o los habíamos logrado eliminar, pero, bastó solo unos segundos en el que nos vimos obligados a detenernos, para que nuestros perseguidores nos dieran alcance. Habían alrededor de… ¿15? No, 20, sí, alrededor de 20 enemigos.
—¿Qué hacemos? —preguntó mi mamá, retrocediendo.
Mi papá tomó la espada que cargaba consigo y que no estaba utilizando, y se la arrojó a mi mamá, quien la sostuvo con dificultad al estarme cargando—. Tendremos que abrirnos paso —declaró mi papá.
Al ver que estábamos acorralados, y que no había ningún lugar para huir, mi papá escogió luchar para intentar abrirnos paso. Al ver esto, mi mamá decidió bajarme, y me dijo—. Detrás de mí y de tu padre, ¿entiendes?
Asentí, y retrocedí dejando a mi mamá y a mi papá delante de mí.
Mi papá blandía dos espadas, y mi mamá blandía la tercera. Los… zombis, atacaron y mis padres les hicieron frente. Los zombis luchaban como bestias, no planeaban sus movimientos, ni usaban tácticas, luchaban como animales salvajes, pero tenían algo como ventaja: una fuerza y velocidad sobrehumana. Aun así, mis padres era expertos en el uso de la espada, entrenados desde jóvenes para heredar el estilo, así que, a pesar de que la fuerza de nuestros enemigos era mayor, pude ver como mis padres acababan con ellos aprovechando su mayor habilidad.
—Wow… —No pude evitar exclamar.
Ver a mi papá blandir la espada en un combate real era asombroso, pues era completamente diferente de nuestros entrenamientos. Sin embargo, ver a mi mamá luchar por primera vez… era el doble de asombroso. Mi mamá también era una experta espadachina, y también era una conocedora del estilo de combate de mi familia, o bueno, de una de sus subdivisiones.
Había logrado sacarle un poco de información a mis padres sobre el estilo. Al parecer, nuestra familia originalmente no había heredado el estilo, y tuvimos que aprenderlo de las diferentes familias a las que el usuario original les había enseñado, y estos discípulos habían creado una especie de líneas de sucesión, así que, a lo largo del tiempo, habíamos buscado recuperar el estilo en su totalidad, lo cual no era un objetivo sencillo de conseguir. Nunca nos centramos en suceder a alguna de estas líneas, y elegimos no sobresalir más allá de lo necesario para aprender, preferíamos ocultar el talento y compensarlo con constancia, o utilizar otros métodos, como el matrimonio, para obtener lo que queríamos, así que, en cierto sentido, podríamos ser considerados como "ladrones" de técnicas, aunque, más que robar, aprovechamos cualquier oportunidad que tuviésemos para aprender.
«Así es como lucha realmente uno de los nuestros… Miyamoto Musashi… Como su único descendiente fue una niña, el apellido se perdió, pero… la sangre se mantuvo». Pensé, mientras observaba atentamente la demostración de técnica y habilidad de mis padres, «De hecho, ahora que lo pienso, ¿Por qué no nos hemos cambiado el apellido?».
—¿Cómo es que no avanzamos? —preguntó mi mamá, sacándome del embelesamiento.
Era cierto, mis papás los estaban asesinando, pero no estaban avanzando en lo más mínimo, de hecho, estaban retrocediendo.
—¡Vienen más, por mucho que los asesinemos, siguen viniendo! —exclamó mi papá, preocupado.
Más y más, ¿acaso todo habían sido convertido en zombis? Sin importar a cuantos eliminasen, más zombis venían uno detrás de otro.
—¡Cuidado! —Empujé desesperadamente a mi padre, a pesar del peligro que suponía interponerme en su camino.
—¡Tachie, qué demonios estás…! —gritó mi padre, pero se detuvo al ver que en el lugar donde había estado, ahora estaba cubierto por ese barro, barro el cual se estaba moviendo—. E-Esa cosa… ¿Tiene vida?
Rápidamente, mi padre se levantó y me agarró para alejarme de esa cosa. Estábamos atrapados, más y más de esas cosas nos rodeaban cada segundo, y, de los cadáveres que mis padres habían derrotado, ese barro negro surgía, cubriendo el suelo y encerrándonos aún más.
—¿Q-Que hacemos? —pregunté preocupada, no teníamos forma de escapar, tampoco podíamos seguir retrocediendo.
Mi papá frunció el ceño, se mordió los labios y miró a mi mamá—. ¿Puede retenerlos durante un momento?
Mi mamá le devolvió la mirada preocupada, pero asintió. Luego de esto, ella se acercó a mí, y, para mi sorpresa, y angustia, me abrazó, luego se alejó, sin darme tiempo a decir nada. Mi papá le entregó una de sus espadas, y luego me tomó de la mano, jalándome con él.
—E-Espera, ¿y mamá? —pregunté, al ver como mi mamá se veía obligada a enfrentar a múltiples zombis.
—¡Volveré con ella pronto, ahora, coopera! —Al oír su orden, no pude evitar obedecer, habíamos llegado a donde los escombros nos tapaban el camino, era una pared de escombros de más de dos metros de altura, era imposible que pudiésemos saltarla—. Tachie, ¿ves ese lugar? La parte más baja.
—¡S-SÍ!
—Bien, te subirás a mis hombros y voy a saltar, cuando salte, te empujaré, y tienes que alcanzar ese lugar, ¿entiendes?
—E-Eh, pero…
—¿¡Entiendes!?
—¡S-SÍ!
Luego de esto, mi papá me abrazó, un abrazo, incomodo, que me pareció largo, y que me hizo encogerme de miedo, porque sabía, inconscientemente lo sabía, lo que pasaría después. Me colocó sobre sus hombros, con mis pies pisando sus manos, y luego, saltó, y en medio del salto, me empujó hacia arriaba. Estiré mis manos, directo hacia el lugar al cual me había señalado, fue por poco, estuve apunto de caerme, me raspé las manos y las rodillas, pero utilicé toda mi fuerza para sujetarme e impulsarme.
—¡-L-Lo-Lo logré! —Me giré rápidamente y estiré mi mano—. ¡Papá, llama a mamá y dame tu mano! —supliqué, pero lo que obtuve, fue una espada—. ¿E-Eh? ¿P-Por qué?
—Lárgate…
—P-Pero…
—Tachie… eres lo suficientemente lista para saber que no tienes la fuerza para levantarnos, y no podemos escapar de este sitio, así que lárgate —me ordenó mi padre.
—¡A-Aun así, s-sí…!
—¡Te dije que te largues ya! —me gritó mi padre-
—¡Y-Yo no lo haré! —grité, no quería abandonarlos, no quería hacerlo. Prefería quedarme con ellos aunque eso significase acabar como ellos, no quería estar sin mis padres—. ¡Y-Yo- Auch!
«¿Eh? ¿Eso fue una piedra?». Sí, fue una piedra, mi papá me había lanzado una piedra.
—¡Que no entiendes pedazo de idiota, no quiero que mueras aquí, así que lárgate de una vez o no dejaré de arrojarte piedras hasta que lo hagas! —me volvió a gritar.
Giré mi mirada hacia mi mamá, la cual estaba siendo atacada desde múltiples flancos, pero no se giró a mirarme. Y-Ya era muy tarde para que intentasen escapar, e-estaban completamente acorralados.
—¡Lárgate te he dicho! —Otra piedra, tuve que cubrirme para que no me golpease—. ¡Lárgate y vive! —S-Sabía que tenía que hacerlo, sabía que, me estaban dando una oportunidad para sobrevivir. No podía ser egoísta, no podía desperdiciarla, pero… ¡No quería! ¡No quería abandonar a mis padres! Otra piedra—. ¡LARGATE POR FAVOR!
Las lágrimas, no pude evitar que saliesen, no pude evitar que corriesen por mis mejillas. Tomé la espada con fuerza, y miré por última vez a mi padre, lo vi, suplicante, antes de girarme y comenzar a correr.
—Gracias… Tachie.
…
Corrí, corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron, mientras mis lagrimas caían por mis mejillas. Estaba tan… agotada, agobiada, consternada, confundida y dolida, que incluso no me fijé bien en el camino y terminé resbalándome y cayendo. Ignoré el dolor en mis piernas y manos, la sangre que corría por mis heridas, y me levanté adolorida, tenía que salir de este infierno, tenía que seguir adelante. Volví a correr, a lo lejos, pude ver a más de esos zombis, así que hice todo lo posible por evitarlos. Parecía que, mientras más me alejaba, menos había.
Sin embargo, súbitamente, pude ver a una chica un poco mayor que yo corriendo hacia mi dirección, parecía aterrada, y pronto pude ver el porqué, pues, detrás de ella, había un zombi persiguiéndola.
—¡ALEJATE! —gritó la chica, intentando que no me acercase, pero no podía hacer eso, detrás de mí, solo había más zombis.
¡Slash!
El zombi lanzó un zarpazo contra la chica, alcanzándola, y provocando que la chica tropezase y terminase cayendo contra el suelo. No lo pensé dos veces, ya estaba corriendo hacia ella, así que tenía el impulso, tomé la espada, y las memorias de mi entrenamiento cruzaron por mi mente durante un instante. Ira, colera por lo que había perdido por culpa de estos monstruos, mi espada se tiñó de estos sentimientos, antes de blandirla contra el zombi.
¡Clash!
El zombi parecía estar centrado únicamente en su víctima, así que lo tomé por sorpresa y lo apuñalé en el pecho. El impulso fue tanto que nos arrojé un par de metros atrás. Me alejé rápidamente, sacando mi espada de su pecho, y observé si la cosa se movía, afortunadamente, no fue el caso, pero sabía que esas cosas tenían ese lodo negro en su interior, así que no me acerqué a él.
Retrocedí hacia donde estaba la chica—. ¿¡Estás bien!?
¡Cof, cof!
Ella levantó su mirada y me horroricé al verla, sus ojos parecían perdidos, y esa cosa negra y rojiza estaba saliendo de su boca—. La… espada… ¡LA ESPADA POR FAVOR! —gritó enloquecida—. ¡Rápido, rápido! ¡ANTES DE QUE ME CONSUMA!
N-No entendía que estaba pasando, pero al ver lo desesperada que estaba, reaccioné instintivamente y le acerqué mi espada. Fue entonces cuando me di cuenta de lo que había hecho, y me asusté ante la posibilidad de que se convirtiese en un zombi y me atacase, pero la realidad supero mi imaginación.
¡Slash!
La mujer se apuñaló a sí misma, acabando con su vida.
Estaba perturbada, consternada y aterrada, pero, pero… tenía que seguir, tenía que alejarme. Con las manos temblando, tomé mi espada, la saqué del cadáver de la chica, y me alejé temblando.
…
Cof, Cof…
Corrí durante unos pocos minutos, no podía alejarme tan rápido como quería, había caminos bloqueados por los escombros, por el lodo, o por los zombis, además del fuego que impregnaba el aire con humo, incluso con la mascarilla que me había hecho mi mamá, cada vez me costaba más respirar. Tenía que esquivar todo esto, así que no podía correr en línea recta, pero estaba segura de que ya no debería de faltarme mucho.
Fue entonces cuando lo vi, en este ambiente rojizo, fue difícil distinguirlo, pero era imposible no distinguirlo. Finalmente, algo bueno, estaba con vida, solo pude ver su cabello entre tanto humo, así que me acerqué sin prestarle atención a nada más, solo quería reencontrarme con alguien conocido, necesitaba verlo, yo… no tuve tiempo.
Shirou estaba caminando como uno más de esos zombis, sin prestarle atención a nada de lo que le rodeaba, seguramente estaba así por todo lo que nos había ocurrido, pero debido a eso, no se dio cuenta que, una de las estructuras que estaban semidestruidas, la cual estaba justo a su lado, había empezado a desmoronarse. Varias partes de esta cayeron cerca de donde estaba mi amigo, y si no se movía rápido, y toda la estructura colapsaría, y lo aplastaría.
—¡SHIROU, MUEVETE, SE VA A CAER! —Se giró hacia mí, pude ver sus ojos desorientados, pero no hubo otra reacción, siguió caminando en la misma dirección y a la misma velocidad—. ¡MUEVETE!
Nada, absolutamente nada. Temiendo que la estructura colapsase, repetí lo mismo que había hecho anteriormente: corrí con todas mis fuerzas hacia mi amigo. «Se va a desmoronar, rápido, ¡más rápido!». Corrí tan rápido como mis piernas me permitieron, a la vez que veía como la estructura se desplomaba sobre mi amigo.
¡Trash!
Lo taclee, justo antes de que la estructura se viniese abajo.
…
—Sh-Shi.. rou… —Mi visión estaba nublada, me dolía todo el cuerpo. Lo había logrado, ¿verdad? Lo había salvado, ¿verdad?
Mi visión estaba borrosa, no sabía si era por el humo, o por que al caer contra el suelo me había llenado de tierra. Con mis manos, intenté limpiar mi rostro, y pude ver un poco mejor, a unos metros delante de mí, se encontraba Shirou, también tumbado en el suelo, y no pude evitar sonreír, lo había logrado, lo había salvado. Giré mi mirada, la estructura se había derrumbado.
—¡UCK! —Intenté levantarme, pero en el momento en el que apoyé mi pierna, un dolor inconmensurable me impidió levantarme, y volví a caer. Giré mi mirada una vez más, y pude ver que mi pierna estaba sangrando. Una roca me había golpeado la pierna, y ahora no era capaz de levantarme, traté una vez más, pero el simple hecho de apoyarla me causaba un dolor indescriptible. Giré mi mirada y sonreí, Shirou se estaba levantado—. S-Shirou, por f-favor, ayúdame... No puedo levantarme…
Al ver que mi amigo se levantaba, tuve esperanzas de que ambos pudiésemos escapar de este infierno ayudándonos entre los dos, pero esas esperanzas murieron cuando el giró su mirada hacia mí, una mirada vacía—. ¿S-Shirou? —Volví a preguntarle, esperanzada en que mi voz lo regresase a la realidad, pero…
—¿¡SHIROU!? ¡E-ESPERA! ¡N-NO ME DEJES AQUÍ! ¡ESPERA! —grité, pero Shirou, mi amigo, ni siquiera me contestó, se levantó, y, una vez más, volvió a caminar—. ¡ESPERAME, NO ME DEJES AQUÍ! ¡NO PUEDO LEVANTARME, SHIROU!
No se detuvo, ni siquiera giró su mirada, yo… había sido abandonada.
«¿¡POR QUÉ!? ¿¡POR QUE ME ABANDONAS!?». Ya no tenía fuerzas para gritar, el aire lleno de humo estaba colmando el lugar, cada vez que abría la boca, tragaba humo y tosía como respuesta. «¿¡NO PROMETIMOS QUE SIEMPRE ESTARIAMOS JUNTOS!? ¿Por qué…?». Pero no tuve mucho tiempo para preocuparme de esto, «¡N-No, aléjate!».
El lodo estaba acercándose, realmente, parecía tener vida propia. No podía levantarme, así que me vi obligada a arrastrarme, pero no pude alejarme mucho, mis manos y mis piernas estaban cansadas, lastimadas y adoloridas, me alejé tanto como pude, pero era solo cuestión de tiempo para que el lodo me alcanzase, al final, me recosté sobre una pared semi destruida. Ya no tenía fuerzas, nadie iba a salvarme, y el lodo me consumiría.
Dirigí mi mirada hacia la espada a la cual todavía me aferraba, el recuerdo de lo que acaba de vivir con la chica que intenté salvar vino a mi mente, «T-Tal vez… antes de que me consuma…», me temblaban las manos, tenía miedo, no quería morir, no quería, pero… la mirada horrorizada de esa chica estaba grabada en mente.
Giré mi espada, colocando la hoja en dirección a mí, si lo hacía bien, solo sería un segundo, no dolería, pero no podía sostenerla bien, mis manos temblaban demasiado. Tomé aire, y sujeté la espada con todas mis fuerzas, «Cuenta hacia atrás, será rápido… T-Tres… D-Dos… U-Uno… C-Ce-».
Pasos, justo cuando estuve a punto contar hasta cero, escuche pasos, giré mi mirada con una sonrisa, «¿Volviste, ¡Shirou!?». Pero mis esperanzas murieron tan rápido como aparecieron, no era Shirou quien había venido, era un hombre joven, estando en sus tempranos veintes, de cabello rubio y, seguramente, extranjero.
Sí, mi tormento no acabó con el abandono de mi mejor amigo, todavía tenía que sufrir aun más.
La roca se deshizo después de superar la altura de varios edificios, y yo salté hasta una de las azoteas de estos. Calculé más o menos la trayectoria de la espada que me había lanzado, y me hice una idea de la posición de Shirou. El edificio más alto en un rango de, más o menos, cuatro kilómetros.
Ese día, le hice una promesa a mi mejor amigo, prometimos estar siempre juntos, ese día, mi mejor amigo me traicionó, rompió nuestra promesa, y me abandonó para que muriera, ese día perdí a mis padres, y mucho más, y sacrifiqué mi libertad para poder mantenerme con vida.
—Te salvé la vida hace diez años, Shirou, ¡Ahora voy a cobrártela!
Y así, dio comienzo el segundo round de nuestra pelea.
Notas de autor:
Buenas gente, ¿Cómo están? Este seguramente será el último cap del año, así que aprovecharé para felicitarlos, feliz navidad y feliz año nuevo, ¡que tengan unas excelentes fiestas!
Espero que hayan disfrutado el capítulo, y bueno, sin mucho más que decir, pasemos a las preguntas:
1-. camilo navas: Eh, bueno, 50/50. Las piedras filosofales de Atlas que guardan los registros de la vida de las personas de las que están hechas existen en el canon, pero el como las usa Altrouge lo inventé yo junto con su Principio.
2012: Bueno, Altrouge ya dijo en la primera parte que Liner puede generar una espada, así que ya lo verán.
Bueno, agradezco que me hayan acompañado un año más, y les de deseo un prospero 2024. ¡Nos vemos el siguiente año!
