Estaba asustado, aunque no quisiera admitirlo, maldita sea la hora en la que aceptó esa estúpida apuesta, tendría que haber sabido que no ganaría, más su orgullo lo obligo a aceptar aquello.
Era un Malfoy, debía estar a la altura de su apellido, no iba a admitir que la idea le aterrorizaba y mucho menos enfrente de ellos… de ella.
La noche estaba despejada y la luna llena se mostraba en todo su esplendor iluminando el terreno, a lo lejos se escuchaban algunos aullidos, sin embargo, era lo único que se podía oír, el lugar estaba inhóspito y el silencio sepulcral acariciaba sus tímpanos, estaba en un cementerio muggle.
"El famoso cementerio de Highgate" había dicho Blaise emocionado "patrimonio cultural muggle, lleno de leyendas urbanas" con esos aires de misterio que solo él sabía ponerle a todo, en ese momento no le había parecido tan terrible ¿Qué podían tener los muggles que no hubiera visto o estudiado en el mundo mágico? Pero una vez allí vio las cosas de una manera diferente.
Trago grueso, después de todo él era un Slytherin, no lo caracterizaba precisamente la valentía.
Apuntaba hacia todos lados con su varita, había conjurado un lumus apenas entraron al cementerio, claro que no contaba con que ella iba a salir corriendo dejándolo solo en ese lugar espeluznante, las lapidas inertes parecían burlarse de él, todo el lugar tenía un aire demasiado gótico para su gusto, las estatuas y los mausoleos, todo lleno de musgo y enredaderas, abandonado a su suerte.
-Vamos Hermione, no es gracioso- nada.
Su reloj de bolsillo marcó las 00:00.
Trago grueso.
"...Es entonces cuando los espectros vuelven a este plano..." maldito Blaise, si sobrevivía a esto iba a matarlo, no sin antes hacerlo sufrir.
Se escuchó un crujido y enseguida volteo a ver de dónde provenía, alumbraba el lugar, pero no encontró nada, había empezado a sudar, esto ya no le gustaba.
Decidió avanzar más que quedarse quieto y expuesto, las lápidas lúgubres generaban sombras siniestras a su paso.
-Hermione…
Iba a matarla por dejarlo solo cuando la encontrará… si es que lo hacía.
Empezó a escuchar más ruidos y algunas risas, pero cada vez que alumbraba no veía nada, si era una broma a su costa o juego se iban a enterar.
Había que ser coherentes, él no era un estúpido Gryffindor, ante el primer ruidito decidió que debía salir de allí, a la mierda la apuesta, no iba a pasar la noche en aquel lugar, pero no podía irse…no sin ella.
No era un héroe, pero tampoco era tan cobarde como para dejarla sola, no sabía en qué momento pasó, pero se había vuelto importante para él.
Llegó a un mausoleo y decidió sentarse un momento, no podía caminar toda la noche y aquel lugar era como un laberinto a sus ojos, todo se parecía y era enorme, daba la impresión de no tener fin.
Se dejó llevar por sus recuerdos, la situación todavía se le hacía irreal, fue a principio de año…
Estaba con Blaise hablando de Quidditch en su sala común cuando Theo llegó con la castaña, la guerra había terminado y su casa ya no tenía tantos integrantes, este les dijo que había ganado una apuesta y el trabajo de semestre de historia de la magia donde era compañero con Hermione lo harían allí, sonrió al recordar el gran debate que se armó entre las tres serpientes y la leona, las cosas no fueron fáciles, tres veces por semana ella se encontraba ahí y de a poco fue ganando territorio con las serpientes, el primero en sucumbir fue Blaise que empezó a estar de acuerdo con ella, fue cuestión de tiempo hasta que a todos se les hiciera costumbre, por eso una vez terminado el proyecto ella siguió yendo tres veces por semana, los debates se transformaron en charlas y juegos, retos y apuestas…
Volvió en sí con el ulular de un búho y casi sonrió de la ironía, después de todo estaba ahí por una apuesta, se puso en guardia y decidió volver en su búsqueda.
Trato de verlo como una estrategia y esperaba encontrarla antes de que terminara la noche.
Sonrió de lado como tanto estaba acostumbrado, no llevaba capa, solo el pantalón, camisa y corbata del uniforme, según la leona si algún muggle los viera con esas capas pensaría que estaban ahí para algún ritual satánico, en cambio así la ropa se asemejaba a la de ellos.
Se había perdido en sus pensamientos y no se dio cuenta de una rama sobresaliente hasta que estaba en el piso, con el impacto su varita cayó en algún lugar del terreno y él sobre una tumba, todos sus sentidos se pusieron alerta, algo que no podía evitar, luego de ser mortio y pasar por una guerra era imposible bajar la guardia cuando se sentía expuesto.
Se mantuvo quieto en la posición que había caído, observando para encontrar su varita sin éxito.
-Maldita sea- algo le decía que esa noche iba a ser eterna, hizo un ademan para levantarse, pero entonces quedo congelado en el lugar.
-No deberías maldecir sobre la tumba de otra persona- Merlín sabía que esa no era la voz de la castaña… ni ninguna que conociera.
Despacio giró la cabeza, ya no tenía su varía, todo lo que le quedaba era la luz de la luna. Vio una mujer de cabello largo sentada sobre una de las lápidas, la mitad de su cuerpo consumido por las sombras, aparentaba una edad joven y le sonreía.
- ¿Malfoy? ¿Draco? ...-Hermione Granger estaba casi segura de que lo había escuchado y aunque al principio le pareció divertido perderlo de vista con lo nervioso que se veía muy pronto se dio cuenta de que no era tan divertido estar en un cementerio sola- Oh, aquí estás.
La luz de una varita lo alumbró y salió del estupor, parpadeo varias veces mientras se ponía de pie
- ¿Asustado Malfoy? -Hermione estaba apuntando su varita con un lumus hacia él.
Una sonrisa triunfal se dibujaba en su boca, una sonrisa que había, muchas veces, intentado o logrado borrar.
Volvió en sí con su acostumbrada máscara de frialdad y le devolvió la sonrisa.
-Ya quisieras Granger- era demasiado orgulloso como para admitirlo, aun si ella ya lo conociera como para saber que mentía nunca lo iba a aceptar.
Ella rodó los ojos y lo tomó del brazo incentivándolo a caminar.
La observó bajo la luz de luna mientras lo arrastraba, hermosa e imponente en aquel escenario, la suave brisa mecía esos bucles rebeldes llevándole el perfume tan característico de vainilla y canela, tan dulce…
Su mente casi deja de funcionar... casi, entonces recordó la situación en la que estaba cuando lo encontró.
-Espera-La detuvo y se giró, la mujer que había visto ya no estaba, era como si se hubiera esfumado.
- ¿Qué sucede? -Hermione lo observaba seria, se había quedado mirando ese punto fijo, negó con la cabeza antes de responder.
-Mi varita, la perdí cuando caí-Comenzó a deshacer sus pasos buscando el artefacto, ella también la buscaba alumbrando con la suya.
-Allí, mira… bajo esa lápida.
Definitivamente allí estaba, justo bajo la lápida donde había visto a esa mujer, se agachó para recogerla y volvió con su castaña, ella tomó su posición inicial a su lado.
-Ya son pasadas la una- miraba su reloj con el ceño fruncido.
- ¿Dónde te habías metido? Me cansé de llamarte- Sabia que no podía reprocharle nada, pero aun así lo hizo, se suponía que eran amigos ¿verdad?
-Ay vamos Draco, no te iba a pasar nada- trato de quitarle peso al asunto agitando su mano de forma despreocupada.
-Yo no estaría tan seguro- Ahora que estaban juntos ya no le parecía tan horripilante el lugar, pero no quería dar el brazo a torcer.
-Lo siento, no debí dejarte solo, tampoco es como si te hubiera pasado algo ¿Contento? -Hermione mordía su labio, no le gustaba darle la razón a la serpiente y el no pudo evitar pensar que quería ser el quien los mordiera.
Sacudió la cabeza ¿En qué estaba pensando? Debía admitir que la sensación de besarla no tenía comparación, una vez que probó sus labios supo que la leona le gustaba, pero no podía decir lo mismo de ella, nunca hablaron de eso.
-Estaré contento cuando reciba mi premio- con su acostumbrado porte de superioridad disipo sus pensamientos.
-Para eso tenemos que ganar… ¿no crees? - y ahí estaba de nuevo, esa expresión de altanería mezclada con sugerencia se estaba juntando mucho con las serpientes y no le desagradaba en absoluto.
- ¿A dónde nos estás llevando Granger?- habían avanzado hasta un punto donde solo había catacumbas.
-Encontré el lugar perfecto, incluso podemos hacer guardias y descansar…- no la dejo terminar.
- ¿Descansar? ¿En un cementerio? Estás loca…- la miro con una mueca de incredibilidad y ella bufo como si el no entendiera nada.
-Piénsalo como estrategia, cuando duermes el tiempo pasa más rápido.
-Pues yo no voy a dormir en un cementerio.
-Hablo el gran Malfoy- voltio los ojos hacia arriba con hastió.
Entonces se detuvo y él la siguió.
-Llegamos- sonreía orgullosa.
Frente a ellos había un pequeño quiosco, las columnas estaban llenas de enredaderas y se notaba que la naturaleza, como en el resto del cementerio, había tomado gran parte del lugar.
Hermione empezó a subir los escalones y la siguió para no quedarse atrás.
-A que es hermoso ¿verdad? – la castaña lucía una autentica sonrisa observando a su alrededor.
-Sí, hermosa...- respondió, sin referirse precisamente al quiosco.
Se sentaron en el suelo de piedra, estaba frio y no le agradaba demasiado, pero debía admitir que era mejor que la tierra y no tenía ningún muerto en su interior.
De solo pensarlo tuvo un escalofrió.
-Aun no puedo creer que hayamos hecho esto- la castaña se veía entre emocionada, sorprendida y temerosa.
- ¿Venir a un cementerio? - la miraba con una ceja levantada.
-Fugarnos de Hogwarts en plena noche previa a la graduación- Hermione podía ser muchas cosas, pero nunca dejo de comportarse como una sabelotodo obediente, aunque rompía las reglas nunca dejaba de pensar en las consecuencias- si Mcgonagall se entera nos expulsará, no debí dejarme convencer por esas serpientes…
-No lo sabrá, y si lo hace no va a expulsarnos, mañana nos graduamos y ya no volveremos a la escuela, piénsalo como una aventura, si no lo hacíamos hoy ya no lo haríamos nunca-En parte esa también había sido razón suficiente para aceptar la apuesta, Draco sabía que las cosas fuera de Hogwarts no serían igual. -Además, no sería la primera vez que te fugas de la escuela y has roto las reglas de muchas formas a lo largo de los años.
-Pero eso es distinto ¡estábamos tratando de salvar el mundo! - Hermione abrazaba sus piernas y termino por apoyar el mentón en las rodillas.
Se quedaron en silencio, pero no era incómodo, era un silencio conocido, ahora que lo pensaba no habían sido muchas las veces que se encontraban a solas, sin Blaise o Theo, le gustaba, podía admirarla sin que lo estuvieran molestando y si ella lo notaba no decía nada.
-Ya son las tres, no falta tanto- bueno ahora si podía decir que estaba nervioso, trago tratando de deshacerse del nudo en el estómago.
La apuesta era quedarse hasta las cinco, de esa forma podían volver a Hogwarts sin que nadie se diera cuenta.
Empezó a sentir añoranza, estaba cayendo en cuenta de que mañana sería el último día que estaría en la escuela, ya no habría reuniones en la sala común, ni juegos o apuestas, ya no habría Hermione Granger en su vida y se maldijo mentalmente por haber perdido tanto tiempo, estúpida creencia de la sangre... fueron siete años… SIETE AÑOS de escolaridad y recién en el último habían dejado las riñas de lado, se maldijo mentalmente mientras las imágenes se suscitaban en su cabeza, las risas, las conversaciones, las riñas, los debates, los insultos, los juegos, como le sonreía llena de suspicacia cuando explicaba algo que no sabían, sus gestos exasperados, su perfume, la forma en la que lo miraba, como inconscientemente la buscaba en los pasillos o deseaba que se acercara el día en que se juntaban. No se imaginaba su vida después de eso, sus reuniones con Theo y Blaise sin ella no serían lo mismo.
Volvió al presente cuando sintió su mano sobre la suya.
- ¿Estás bien Draco?
Lo miraba con preocupación, con sus ojos color miel brillosos, las mejillas sonrosadas y llenas de pecas, la luz de la luna reflejada en su piel y sus labios carnosos en una mueca.
No lo pensó, se inclinó hacia ella y la besó...
Al principio fue un beso tosco, apoyó sus labios sobre los de ella y los movió con lentitud, con miedo...con incertidumbre, aun así sus labios se sentían cálidos y dulces, una corriente le recorrió la columna vertebral, estaba por desistir cuando ella le correspondió, fue ahí cuando dejó de pensar y se dejó llevar, el beso subió de intensidad, tomo su rostro para delinear sus facciones en una caricia, sintió como sus manos tomaban su cabello y su boca se abría dando paso, saboreo su mandíbula y enredó sus lenguas en una danza, no quería separarse pero la necesidad de aire se hizo cada vez más presente, cuando soltó sus labios junto sus frentes, sin soltarla, sus respiraciones estaban agitadas y sus labios hinchados, la atrajo hacia él y la abrazo, no quería soltarla.
Se quedaron así, juntos tratando de acompasar la respiración, ella le había devuelto el abrazo y después de un rato se acomodaron mejor, quería detener el tiempo y quedarse ahí.
Tenía su cara enterrada en su pecho mientras el trazaba círculos inconscientemente en su espalda, cerró sus ojos y aspiro: vainilla y canela.
Entonces una idea cruzo su cabeza "después de todo quizás si sea capaz de dormir en un cementerio" y con ese pensamiento sonrió.
- ¿Sabes La razón por la que los muggles le temen a este lugar realmente? - la leona rompió el silencio, su voz no abandonaba ese tono de sabelotodo.
- ¿Por qué esta embrujado? - intentó
-Por el Rey vampiro de Valaquia- Draco se tensó y ella levanto su rostro para observarlo-fue traído a Inglaterra en el siglo xix y posteriormente enterrado aquí mismo.
-Pues si está muerto entonces no hay mucho que pueda hacer- el hecho de saber que podían toparse con un vampiro lo inquieto más si se trataba de los antiguos vampiros originados con magia.
-Todos los vampiros están muertos, es un estado inherente de su condición- la castaña parecía estar divirtiéndose con todo eso, pero el no pudo evitar ponerse alerta- la razón por la que los muggles le temen es que a lo largo de los años ha habido… casos, avistamientos.
-Dime que Blaise no jodidos sabia esto- Si su "amigo" sabía todo eso iba a matarlo, como iba a mandarlos ahí, a mandarla a ella ahí, apretó la mandíbula de solo pensarlo y apretó el agarre que tenía sobre ella.
-Tranquilo Draco, es solo una leyenda, un cuento muggle- la castaña acaricio su mejilla y se relajó, pero no bajo la guardia.
-Todas las leyendas son reales en algún punto Hermione- ya no quería quedarse en ese lugar, aunque tampoco quería dejar ir a la leona, entonces un pensamiento apareció, la alejo lo suficiente como para verla- espera, tú ya sabias esto, lo sabias ¿Y aun así me dejaste solo? - no podía creerlo.
-Si un rey vampiro se hubiera levantado de su supuesta tumba no se quedaría merodeando en un cementerio, hubiera vuelto a su antigua forma de vida ¿Qué razones tendría para quedarse aquí? Es ridículo, solo una leyenda.
-Se me ocurren varios hechizos que podrían mantenerlo encerrado en un cierto perímetro especifico...
-Ya son las cuatro y media, deberíamos volver- lo corto removiéndose nerviosa y el suspiro, se estaba ablandando.
-Shhh, cállate Granger- inconscientemente la atrajo más hacia sí, sabía que una vez en Hogwarts el día se pasaría veloz con las ceremonias.
-No quiero que me expulsen Malfoy-suspiro y levanto su cabeza para mirarlo.
No quería soltarla, pero los minutos pasaban y debían volver, sobre todo con la nueva posibilidad de un vampiro al acecho.
Se levantó y lo observó tendiéndole una mano.
-Eres increíble- Ella sabía que ese no había sido precisamente un cumplido, pero de todos modos no podía evitar sonreír.
Y así se pusieron en marcha hacia la salida del cementerio.
- ¿Sabes Malfoy?, realmente agradezco que Theo me haya hecho esa tonta apuesta, ustedes las serpientes no son tan malos como creía.
-Si tú lo dices Granger…- una sonrisa petulante se asomó en sus labios.
-Blaise va a decepcionarse, no nos cruzamos ni al vampiro ni a la dama de negro- negó con su cabeza mientras él sentía una inquietud en su pecho.
- ¿La dama de negro? - pregunto.
-Sí, quizás Blaise te cuente su historia, pero se decía que era una bruja.
-Pues si tanto quería corroborar hubiera venido el- realmente tenía una charla pendiente con Zabini.
Hermione se detuvo enfrentándolo y toda la molestia que sentía contra su "queridísimo" amigo se esfumo mientras se perdía en esos ojos bañados de miel, tomando su mano sintió el conocido tirón bajo su estómago que los aparecía a las afueras del castillo.
Draco Malfoy sabía que no iba a haber otra como ella y aunque siempre pensó no ser merecedor de la castaña por una vez quiso ser otra persona para poder tenerla.
Más allá de las puertas del colegio y más allá de las apuestas.
