Capítulo 1.
— En serio haremos esto.
Su rostro fue brutalmente golpeado por una barra de hierro, el joven escupió un diente y algo de sangre.
— Ese diente costará tu mandíbula, hijo de puta.
Su rostro fue agarrado con la mano del matón, la cual estaba siendo imbuida en un material metálico mientras apretaba aún más el rostro del peli verde.
— Déjate de estupideces y habla. ¿Dónde está el cargamento?
— ¿Que cargamento? — Su rostro fue soltado por el sujeto que caminaba bastante inquieto.
— ¡Tú sabes joder!
De entre su abrigo saco algunas fotos que tiro al suelo enfrente del chico quien solo rio entre dientes.
— Ese día fue interesante.
— Hijo de puta, ¡¿te parece gracioso?! ¡Mataste a mis hombres!
— ¿Acaso importa? Solo estoy cumpliendo con mi trabajo.
— ¡Tu puto trabajo está jodiendo mi compañía!
Completamente fuera de si se lanzó contra el chico que sonrió. Sus ataduras se deshicieron y de un rápido movimiento atravesó el estómago de aquel tipo con su brazo.
— ¿Co-Como? — Escupiendo sangre.
— Nunca vigiles el frente, siempre fíjate en las manos. Adiós.
Tiro al tipo al suelo y miro su mano toda cubierta de sus sesos y sangre, simplemente se limpió con la camisa del tipo y salió de aquella habitación.
Miro con aburrimiento a un montón de hombres tirados en el suelo con agujeros en todas partes, se encontraban en un terreno desierto, más adelante una limosina lo estaba esperando y a su lado un hombre con una mascarilla oscura mirándolo.
— Te demoraste más de lo habitual... Midoriya.
— Me estaba divirtiendo, además. — Se posicionó a unos centímetros de él mirándolo directamente a los ojos— Acaso escuché mal o me llamaste Midoriya... Chisaki.
— ¿Quieres que te lo repita? O tengo que ser más claro.
— Estás muerto.
Antes de siquiera moverse, la puerta de la limosina fue abierta dejando ver a un anciano, ambos ante su presencia se apartaron.
— No puedo dejarlos por un segundo... Izuku, Kai.
— Lo lamento abuelo, solo no me parece, que se allá demorado tanto en algo tan simple.
— Para la próxima lo haces tú, pajarito.
— ¡Tu!
— ¡Suficiente! Regresemos a la mansión, no tenemos tiempo para peleas innecesarias.
— Como diga jefe.
Izuku simplemente se adentró en la limosina, mientras Chisaki estaba estresando por este jodido animal. Por otra parte, los cuerpos de los Yakuza muertos eran completamente incinerados. Tranquilamente lo haría Chisaki pero no quiere ensuciarse con esa sucia sangre.
— Y bien abuelo, ¿que nos ibas a notificar?
Los tres miembros ya se encontraban dentro del vehículo con camino a su mansión.
— ¿Notificar? ¿De qué me he perdido?
— Es algo sin importancia, pero cambia totalmente el camino que tendrá nuestra organización Yakuza.
— ¿Que? ¿Nos volveremos pacifistas?
Izuku hablo con sarcasmo, pero noto como el viejo parecía tensarse un poco. Ante eso dejo toda broma y presto atención. Chisaki no era distinto.
— Todos estos Yakuza que hemos eliminado por completo, fueron órdenes dadas por el gobierno de Japón. Para poder incorporarnos como una organización dedicada a la protección y resguardo de civiles en caso de un atentado de villanos o aún mayor.
— ¿Y qué pasará con nuestros negocios ilegales abuelo?
— Ya los he deshecho todo, solo conservamos nuestras alianzas y empresas legales.
— ¡¿Estás bromeando?! ¡Todas esas plantaciones, el mercado negro, todo eso era el 60% de todo el imperio!
— Lo se Kai, pero ya no las necesitamos.
— ¿No lo necesitamos? ¡Siquiera sabes lo que hiciste!
— ¡Suficiente Kai!
El anciano se mostró serio ante el chico quien apretó los puños, claramente estaba fastidiado y muy alterado por todo lo dicho.
— Señor, ya llegamos.
El primero en salir fue Chisaki quien azotó la puerta muy molesto mientras Izuku solo tenía una sonrisa divertida en su rostro.
— ¿Qué piensas de esto Izuku?
— ¿Eh? ¿Sirve siquiera mi opinión?
— Eres parte de la familia y mi mano derecha, no lo olvides.
— Si Chisaki escuchará eso, jaja. De todos modos... no me importa, ya te lo dije antes. Seguiré cada una de tus órdenes y cumpliré tus ambiciones, incluso si me cuesta la vida.
— Aun sigo pensando que exageras. — Sonriendo levemente.
— De cierta manera, ahora entremos... ese imbécil de seguro dejo un desastre a su paso.
Ambos salieron de la limosina ingresando en la mansión.
— ¿Tome una buena decisión? — El anciano no parecía muy convencido, incluso pensaba que era una mala idea.
— Eres el primero en querer hacer un cambio viejo, si esto sucede los Yakuza podrán dejar un pasado lleno de sangre... o intentarán hacerlo.
— Eso espero, pero Kai... el realmente no está contento.
— Era de esperarse su reacción, un tipo obsesionado con borrar los quirks del mundo, que le quiten contactos es un golpe bajo.
— Eso quiero evitar, su plan... no es bueno.
— No te preocupes, yo lo mataré si se vuelve inestable.
— Ya te dije que no harás eso, él es tu hermano, son familia.
— Créeme viejo, tan él cómo yo... no pensamos igual.
Sin más se fue de ahí dejando al Yakuza analizando toda su situación actual. Simplemente no es algo que pueda digerir con facilidad, y será difícil hacerlo.
XXXXX.
— ¿Un viaje?
— Quiero que te encargues de una reunión en la empresa de Estados Unidos, esto puede aumentar aún más nuestros ingresos, así que no falles Izuku.
— Está bien, no suena tan difícil, solo es negociar.
— Sin amenazas chico.
— Bien, idea descartada.
— Ya vete y ten cuidado. — Sonriéndole al chico.
— Igual tu viejo, no es por nada. Pero no descuides a Chisaki. — Su mirada cambio a una más seria— Uno de mis hombres me conto que planea joderte viejo, procura tener cuidado.
— No creo que llegue a ese límite. — Bastante despreocupado.
— Su cordura esta por un hilo, y ese hilo... se romperá muy pronto. — Sin más abrió la puerta— Procura contactarme por cualquier emergencia.
Ese día se había ido para Estados Unidos, pero también... todo cambio. Habían pasado un mes completo organizando y negociando para obtener un porcentaje aceptable con la empresa que se estaban asociando, no era fácil... el tipo con el que se querían aliar, Marco Garcia, no era alguien muy sencillo de convencer.
— Ese viejo no me ha contactado y mucho menos he tenido novedades con mis espías. Esta demasiado tranquilo, es preocupante.
Se encontraban en el aeropuerto privado de su familia, ya estaban abordando el jet y queriendo regresar. Sobre todo, por apuro del pecoso, no estaba muy seguro de lo que estaba ocurriendo en la mansión. Su celular sonó y al instante contesto oyendo la voz de uno de sus hombres.
— ¿Que ha pasado?
— Señor, el jefe enfermo. Esta en cama.
— ¿Como? Hasta el momento se le ha dado la medicación y el tratamiento necesario para que esto no pase. ¿Chisaki tiene que ver en esto?
— No señor, lo hemos mantenido vigilado las 24 horas, día y noche. Pero no ha dado señal de traición.
— ¿Se a acercado al jefe?
— Un par de veces, pero siempre estamos ahí con él.
— Esta bien... ya estoy regresando. Mantenme al tanto.
Uno de sus guardaespaldas se acercó mirándolo con curiosidad ante la expresión molesta del chico.
— Cuando llegue a la casa, matas a Takashi y le sacan toda la información a ese soplón.
— Señor... pero Takashi es.
— Es un traidor. Ese imbécil realmente cree que soy un idiota, bien... le enseñare lo que sucede cuando me quieren joder.
— Esta bien señor, ¿qué haremos cuando regresemos?
— Tomar la casa, matar a Chisaki, exterminar todo rastro de su traición... esta es la ultima vez que lo tolero, no me importa lo que diga el viejo... voy a cortarle las manos y torturarlo hasta su muerte.
— Esta bien señor.
— ¡Señor Izuku! ¡El avión está en óptimas condiciones, podemos despegar!
El piloto se encontraba en la entrada del avión. Izuku solo asintió y todos se adentraron en el lugar.
XXXXX.
Traición, todos lo habían traicionado, por un par de miles de dólares adicionales. Era cierto el dicho, con plata baila el mono... y estos animales se vendieron fácil a Chisaki o como quiera que le llamen. Izuku se encontraba arrodillado, su cuerpo lleno de cortes y contusiones. Una pila de cuerpos se encontraba detrás suyo, muertos, cortados por partes. Ni siquiera los miembros más fuertes de la casa pudieron detenerlo.
— Si que diste lucha, por nada eras la mano derecha del viejo.
Era un día lluvioso, Chisaki se encontraba delante suyo con un paraguas en mano. Un traje oscuro y su típica mascarilla de cuervo, sus más leales hombres a su lado y un pilo más atrás suyo.
— Te voy a arrancar la puta cabeza.
— ¿En serio? Siquiera podrás hacerlo, mírate... estas hecho un desastre.
— Me deshice de la mayoría de tu ejército.
— Vendrán más, siempre vienen más. De las alcantarillas, callejones, de los sitios menos esperados, son como perros... buscan refugio, comida... se los doy y me son leales.
— Te morderán Chisaki, siempre lo hacen.
— No te preocupes por eso hermano... nadie puede tocarme sin morir antes.
Se acerco a paso lento al chico. Izuku se apoyó en una rodilla y con ayuda de la katana que tenía en su mano se intentó levantar... pero Chisaki le coloco la mano en el hombro deteniendo su avance.
— Quiero matarte Izuku, pero antes... quiero que veas como cumplo mi objetivo de curar a estos tontos necios de su propia avaricia.
— ¡Mejor mátame, prefiero eso mil veces antes que vivir en tu amada "utopía"!
— No... ¡llévenselo y enciérrenlo en la celda más oscura y aislada del calabozo! — Varios hombres lo inmovilizaron y empezaron a llevar— ¡Sera torturado por cualquier fallo, insubordinación! ¡Ahora eres solo un esclavo Izuku! Disfrútalo.
Chisaki miro el desastre del chico, no le importo en lo más mínimo.
— ¿Que hacemos señor? — Uno de sus miembros Chronostasis pregunto.
— Ya saben el procedimiento, no dejen nada.
Sin más se adentró en la mansión dejando a los demás encargarse del desastre de Izuku.
Fin del capítulo.
