Romper
Senku acababa de llegar de una misión a la Luna para avanzar en la creación de la ciudad lunar. Era ya su tercer viaje como astronauta, y el más largo, ya que duró dos meses.
Era agotador, pero el efecto revitalizante de la despetrificación ayudaba mucho a hacerlo sentir con ganas de seguir trabajando apenas llegar.
Apenas llegar a Japón luego de aterrizar, fue directo al laboratorio y se puso a trabajar en la forma de hacer más segura la pequeña base que ya habían logrado construir, con mejor capacidad y más protocolos de seguridad en caso de que algo falle, para así poder pasar más tiempo allí y que más personas pudieran trabajar al mismo tiempo, aunque tenían robots allí, pero todavía necesitaban mantenimiento y supervisión de humanos.
Luego de casi dos días trabajando sin parar con su equipo, se le ocurrió que debería haber ido a ver a Kohaku al llegar a Japón, porque se lo había prometido antes de irse, pero… Agh, solo quería dormir y relajarse, aunque… pensando en ello, no le molestaba la idea de perder unas horas de sueño para estar con ella.
Además, no podía negar que se lo había prometido.
Bufó y condujo hasta la Aldea Ishigami desde Tokio, aunque la Aldea ya era más bien una pequeña ciudad donde ya habían muchas personas modernas viviendo también.
Fueron un par de horas en auto, pero finalmente llegó a la casa de Kohaku y tocó la puerta, agradeciendo que viviera sola ahora y no tuvieran que escaparse a un hotel para estar juntos a solas.
Esperó unos momentos y… nada.
Volvió a tocar y nada. Vio la hora. Ella ya debería estar en casa.
Bufó y la llamó, agradeciendo que hace poco ella aceptara el siempre llevar un celular encima, por lo que debería poder contestarle.
—¿Hola?
—Leona, ya regresé, estoy afuera de tu casa, ¿dónde estás? ¿Sigues en el trabajo?
—Oh, pensé que estarías trabajando… no estoy en Japón, estoy en la Isla del Tesoro, han tenido algunos problemas con unos recién despetrificados, así que estoy ayudando a controlar la situación. Ja, no es muy difícil, pero hay mucho bosque por aquí, y muchas cuevas, así que tardaré un tiempo.
—Ah… —Frunció el ceño—. ¿Y no sabías que yo regresaba en estas fechas? —No estaba reclamándole, solo… estaba… sorprendido.
—Sí, sé que regresaste hace dos días, fui a verte al laboratorio, pero parecías muy ocupado, ¿no te diste cuenta? —Él amplió mucho los ojos—. Bueno, yo tampoco dije nada, pero pensé que ibas a estar muy ocupado, así que acepté este trabajo.
—Pudiste llamarme.
—Tú también.
Los dos se quedaron en silencio un largo rato.
—Muy bien, nos vemos luego.
—Nos vemos.
Colgaron y Senku regresó a Tokio más cansado que nunca y chasqueando la lengua por haber perdido el tiempo por nada.
Siempre supo que tener una relación sería una molestia, aunque Kohaku y él como tal no tenían un noviazgo ni nada, a pesar de que ella ya le hizo insinuaciones de querer matrimonio, lo suyo fue más bien espontaneo. Después del primer beso de verdad, de las primeras caricias, la primera noche, ya no pudieron detenerse, y continuaron y continuaron hasta llegar a ese punto y sin formalizar nada realmente.
No obstante, pese a no tener nada concreto, aun así se hacían promesas entre ellos, intentaban verse más seguido, pasar tiempo juntos, dejar un poco de lado sus ajetreadas vidas dedicadas al trabajo para tener un momento de diversión juntos.
Era agradable, pero ahora, mientras llegaba a su casa cansado después de un viaje inútil, Senku no podía evitar preguntarse si siquiera valía la pena.
Las siguientes semanas los dos se la pasaron trabajando, pero cuando Kohaku volvió ella fue a verlo y, aunque de nuevo lo vio ocupado trabajando, esta vez decidió hacerlo notar su presencia allí.
—¿Necesitas ayuda? —le preguntó al verlo intentar mantener quieto a un robot averiado que no dejaba de revolverse.
—Sí, gracias. —Bufó con cansancio.
Trabajaron sin problemas por un par de horas, y Senku decidió salir temprano por esta vez para invitarla a cenar ramen a su casa.
Mientras comían, se le pasó por la mente la idea de decirle que sería mejor dar por terminada esa relación rara que tenían, porque todavía quedaba mucho que hacer y no podían mantener las promesas que se hacían por sus trabajos y sus metas, pero, apenas terminar la cena, ella de repente se acercó a besarlo y él se olvidó de todo.
Al día siguiente, Kohaku se marchó junto con un equipo elite de policías a ayudar a resolver conflictos en Sudamérica, y Senku siguió trabajando como siempre.
Los problemas en Sudamérica escalaron, así que el equipo se iba a quedar allí más tiempo, y Kohaku llamó a Senku para decirle que no iba a poder verlo en su cumpleaños.
Él alzó una ceja.
—Sabes que eso no me interesa ni un milímetro. —Rascó su oído con indiferencia.
Ella se quedó en silencio un rato.
—Tienes razón, pero… igual quería decir que lo siento.
—Lo más importante es el trabajo. —Chasqueó la lengua, sin dejar de estudiar los números en su computadora—. Sé que harán una fiesta, pero solo iré allí a pedirle más de su colaboración a los dirigentes de los otros países resurgidos que asistirán, luego me iré y seguiré trabajando.
—Ja, como era de esperarse de Senku. —La escucho reír con diversión—. Aun así intentaré estar allí antes de febrero.
—Como quieras. —Encogió los hombros, luego colgó.
No volvieron a hablar hasta el primero de febrero, donde ella volvió a llamarlo para disculparse por no poder ir porque le habían pedido quedarse a entrenar a las fuerzas de seguridad femeninas de Brasil.
—Ah, había olvidado que me dijiste que volverías antes, descuida. —Él no prestó mucha atención, concentrado en escribir un reporte para enviarle a Xeno y que lo revisara.
—Supongo que esta vez no prometeré nada. —Kohaku suspiró—. Aun así, no quiero quedarme mucho más tiempo aquí, extraño a mi familia. Y también te… Extraño nuestras… noches juntos.
Eso llamó la atención de Senku, que de inmediato dejó su reporte y en cambio volteó a ver una foto de Kohaku que Suika le había regalado en su cumpleaños ya que la joven creía que ellos eran novios después de descubrirlos besándose una vez que fue a visitar a la guerrera.
Había dejado el marco en su escritorio más que nada para no decepcionar a Suika, pero ahora le molestaba ver esa sonrisa radiante y saber que hace meses no la veía en persona, y sobre todo lo molestaba que quería verla allí…
—Podría… —Se detuvo a sí mismo, preguntándose qué demonios estaba haciendo, pero al escuchar su respiración expectante al otro lado de la línea se obligó a seguir hablando—. Podría ir a verte allí a Sudamérica. —Carraspeó, abofeteándose mentalmente—. Hay que recoger una nueva carga de material y la última vez hubo problemas, así que… sería bueno ir a comprobarlo yo mismo.
—¡¿En verdad?! —Se oyó tan emocionada que Senku se contuvo de retractarse como había querido al segundo después de decirlo.
—Sí…
Y fue así como dos semanas después llegó a Sudamérica todavía reprendiéndose y cansado por el insufrible viaje, de nuevo replanteándose la locura de seguir con esta relación que hasta ahora solo servía como distracción y lo obligaba a hacer cosas ilógicas.
Tal vez debería aprovechar el viaje para decirle a Kohaku que era mejor terminar con lo que sea que tenían de una vez.
Sin embargo, una vez más, apenas verla se olvidó de todo y pasó el día con ella mostrándole su lugar de trabajo y a sus nuevos amigos, y luego pasaron toda la noche juntos en el hotel donde se quedaba.
Al día siguiente Senku superviso los materiales y luego pasó otra noche con Kohaku, pero al día siguiente volvió a Japón junto con los materiales, y el viaje le pareció un completo fastidio donde apenas pudo adelantar algo de trabajo.
El siguiente mes se la pasó muy ocupado, tanto que cuando Kohaku regresó no pudo dedicarle ni un minuto de tiempo, y se excusó a sí mismo diciéndose que ya le había dedicado suficiente tiempo viajando solo para verla.
Estaban en una fase crucial para la segunda base lunar, y programar más viajes a la Luna era siempre una odisea que requería de mucho cuidado y mucha concentración, él prácticamente ya ni sabía quién era de tanto trabajar, y tenía a todo su equipo igual.
Sin embargo, los demás aun así se hacían tiempo para pasar con sus familias y amigos, se apoyaban entre ellos, rotaban sus turnos, compartían responsabilidades, y trataban de hacer lo mismo con él, pero Senku no les hacía mucho caso.
No obstante, un día Suika dijo algo que lo hizo voltear hacia ella con los ojos muy abiertos.
—¿No quieres pasar tiempo con Kohaku? Ella ha estado trabajando mucho también, creo que les haría bien —murmuró con el rostro algo rojo, pero visiblemente preocupada por lo mucho que ambos estaban trabajando últimamente—. Yo y Chrome podemos terminar esta parte por ti.
—Ajá. —Chrome, aun concentrado en sus cálculos, volteó un momento hacia él, asintiendo.
Senku hizo una mueca. Sería mejor aclarar algunas cosas.
—Suika, sé que crees que Kohaku y yo somos novios, pero no es así.
—Oh, pero… —Pestañeó confundida, antes de sonrojarse más y sonreír nerviosamente—. Bu-bueno, pero… incluso como amigos, seguro que les haría bien. —Sonrió, incómoda.
Senku rascó su oído con fastidio.
Definitivamente esta relación rara con Kohaku era una molestia. Tenía que terminarla.
—Bien, tomaré un día libre.
Suika sonrió alegremente, pero Senku no pensaba hacer nada alegre.
Iba a terminar todo con Kohaku.
La llamó para que fuera a pasar el día siguiente con él, y ella, aunque sorprendida, accedió sin problemas, sonando algo cansada, cosa que lo preocupó un poco, pero se obligó a concentrarse en el objetivo.
Creyó que llegaría mañana, pero no, esa leona totalmente ilógica se apareció en su puerta a las once de la noche y le saltó encima.
Luego de… sacarse las ganas, ella se levantó de la cama, se colocó la camisa de Senku y se sentó en su ventana, mirando al cielo nocturno, confundiéndolo un poco.
Sin embargo, que ella tomara distancia de él lo ayudó a pensar correctamente una vez más.
Tenía que ponerle fin a lo que tenían, no era más que una distracción.
Como la ventana era bastante amplia, se colocó su pantalón y fue a sentarse a su lado, mirando su rostro serio iluminado solo por la luz de la luna por un momento antes de voltear también la mirada al cielo.
Ambos observaron las estrellas en silencio por un largo rato, Senku casi se pierde en sus pensamientos al detallar las constelaciones, pero al encontrarse con la constelación de Leo inevitablemente su mente volvió a ella, su leona.
No obstante… si le pedía terminar con todo, nunca más sería suya.
Se mordió el labio con fuerza.
¿Realmente quería acabar con todo? Ni siquiera tenían algo de verdad, pero él no era estúpido, sabía que ella quería más, y… sabía que él eventualmente querría más también.
No era por ella que quería romper su relación, era por su propia debilidad cuando estaba junto a ella, porque se olvidaba de todo al tenerla cerca, de repente su mente olvidaba los cálculos, los planes, los compromisos, y solo se concentraba en Kohaku.
Era ilógico, molesto, abrumador. Y estaba demasiado ocupado.
Tomó aire, sin quitar la vista de las estrellas mientras juntaba el valor para hablar.
—He estado pensando respecto a terminar nuestra relación.
Ella volteó a verlo con sorpresa, pero de inmediato sonrió tristemente.
—Yo también…
Eso lo sorprendió, pero no apartó la mirada del cielo nocturno.
Se quedó en silencio, así que ella siguió hablando.
—Desde que esto empezó, he pensado mucho en ti, quiero estar contigo todo el tiempo que pueda y todo el que tú puedas, quisiera hablarte todos los días, aunque sea una vez, aunque sea un "hola". —Volvió la vista al cielo con una sonrisa agridulce—. Me duele cuando paso mucho tiempo sin verte, pero sé que estás ocupado, y que solo te molestaría si hago lo que quiero. Y a veces quiero irme y ya no volver nunca para no tener que sentir eso.
Senku sintió sus palabras como un golpe.
¿No volver nunca?
—¿Y qué harías si terminamos esto? ¿Te irías? —preguntó en un susurro, apretando con fuerza la tela de su pantalón.
—Ja, también tengo mucho trabajo, no sería tan fácil. —Sonrió amargamente—. Pero quizás eso sería lo mejor. Podría terminar el entrenamiento de los nuevos reclutas que llegaron este año y luego irme a ayudar a Brasil un tiempo, hice buenos amigos allí, y necesitan ayuda también.
—Tan eficiente como siempre. —Senku sonrió de lado, detallando la constelación de capricornio para intentar distraer su mente del repentino vacío en su estómago.
—Quisiera… —La voz de Kohaku de repente se quebró y él ya no pudo distinguir nada en el cielo, pero se obligó a mantener la vista allí—. Quisiera… encontrar la forma de… de que no me duela estar lejos de ti, pero… —Él la miró de reojo, viendo su labio temblar.
Quería besarla para que se callara de una vez y dejara de decir esas cosas que la hacían sentir tan mal, pero él fue el que lo empezó, y debía ir hasta el final.
—Tú no quieres distracciones, y yo ya no quiero sufrir. —Volteó a verlo, con los ojos cristalizados—. Lo más eficiente sería terminar con todo. Como siempre, tienes razón.
Él hizo una mueca, cerrando los ojos lentamente.
—Las relaciones son demasiado problemáticas, eso es diez billones por ciento evidente… Nunca quise lastimarte, no quise…
—No es tu culpa. —Ella lo frenó, poniéndose de pie y dándole la espalda—. Es mi culpa, porque quiero más de lo que puedes darme, aunque siempre supe que no eres así.
—¿Así cómo? —La miró de reojo.
—No eres… No puedes… quererme como yo te quiero a ti…
—Lo que quieres decir —Se puso de pie también, acercándose a ella— es que no soy capaz de amar, ¿es eso?
—Amarme a mí —lo corrigió, volteando a verlo con los ojos ahora completamente secos, pero con rastros de lágrimas en sus mejillas—. Y está bien. Entiendo.
Él frunció el ceño con dureza.
—¿Y qué he estado haciendo los últimos dos años? ¿Jugar contigo, eso crees?
—No lo sé. —Volvió a darle la espalda, sonando miserable—. Pero esto no va a ningún lado. Yo quiero que esto avance, tú no quieres. Yo te amo, tú no me amas. Ambos lo sabemos, no vamos a andarnos con rodeos, no somos así. Sé que no quieres comprometerte ahora, quizás sí en el futuro, pero yo…
—No quieres esperar.
—Quiero… —Su voz volvió a quebrarse— pero me duele…
Senku retrocedió un paso, con su boca cayendo, antes de darle la espalda, ya sin saber qué más decir.
Sus ojos volvieron a las estrellas y se quedaron allí un largo rato, pensando y pensando, hasta que de pronto la escuchó moverse por la habitación y, minutos después, la escuchó irse.
Se fue de la habitación y se fue de la casa. Se fue de su vida.
Esto era lo que él quería, ¿verdad?
Volvió a sentarse en el marco de la ventana, mirando al cielo estrellado con amargura.
A su mente volvieron sus palabras respecto a irse, y se le oprimió el pecho con fuerza.
El amor era asqueroso… deprimente, doloroso, pero lo sentía. Incluso si ella creía que no podía sentirlo, lo sentía, y lo sentía hacia ella… solo hacia ella… Sentía tanto lo bueno como lo malo, sentía como cualquier ser humano y, por más que intentara obligarse a no sentir, el vacío en su pecho no dejaba de recordarle su ingenuidad.
Apretó los puños y se puso de pie bruscamente, caminando a grandes zancadas a colocarse su camisa que ella había dejado doblada en la cama, luego salió de la habitación y tomó las llaves de su auto.
No había terminado de hablar con ella. No había terminado con ella.
Apenas abrió la puerta, dispuesto a perseguirla, se la encontró fuera de la casa, con la mano extendida para tomar la perilla y los ojos muy abiertos al verlo allí.
Ambos se miraron incrédulos un momento, antes de lanzarse a besarse desesperadamente.
Senku rompió el beso más rápido de lo que habría querido, porque no podía más con la curiosidad.
—¿Por qué regresaste? Estaba a punto de ir a rogarte de rodillas —bromeó con una sonrisa maliciosa, haciéndola reír mientras enterraba el rostro en su nuca.
—Ja, no creo eso ni por un instante, pero me di cuenta de algo. —Se apartó de él, mirando hacia arriba, hacia el cielo estrellado—. Estaba siendo débil, creí que no podría soportar esperar por ti, pero lo que no puedo soportar es estar lejos de ti, y entonces pensé… que solo tengo que entrenar. —Volvió a mirarlo, con una sonrisa radiante de esas que opacaban por completo las miles de millones de estrellas en todo el universo observable allí sobre sus cabezas—. ¡Ja, así es como siempre resuelvo las cosas! Si me quieres, entrenaré y me volveré más fuerte, y esperaré por ti toda mi vida. —Sus ojos eran brillantes, decididos, y molestos, provocándole esas detestables sensaciones sin lógica alguna.
—Eres completamente ilógica, irrazonable y molesta… pero podemos intentarlo. —Levantó la vista al cielo estrellado una vez más, con el objetivo de que su belleza dejara de abrumar su mente de esta forma tan fastidiosa—. Hagámoslo de forma eficiente, sin perder el tiempo.
—¡Ja, ya sabes que así me gusta! —Envolvió sus brazos alrededor de su nuca.
—Entonces, múdate conmigo.
Ella se congeló.
—¿Ah?...
—Vamos al grano. —Sonrió maliciosamente, frotando su oído con su meñique—. Si quieres decirme "hola" al menos una vez al día, puedes hacerlo en las mañanas. Y a mí me molesta viajar hasta la Aldea o esperar a que vengas, así que puedes vivir aquí.
Kohaku pestañeó lentamente, antes de encoger los hombros.
—Ok. —Volvió a besarlo.
—Ah, y otra cosa. —La apartó otra vez, riéndose ante su cara de frustración—. La humanidad es capaz de prácticamente cualquier cosa, si tiene el tiempo suficiente para prepararse para ello, yo, por otro lado, no necesito más tiempo para saber que soy capaz de amarte, así que no dudes de mis capacidades, ¿quieres? —La miró con fastidio.
Ella lo miró boquiabierta, con sus amplios ojos reflejando el brillo de las estrellas, antes de sonreír temblorosamente y lanzarse a besarlo una vez más.
No volvieron a romper el beso, ni a romper nada más entre ellos.
Fin.
Holaaa :D
Aquí un fic para el día tres de la SenHaku Week, sigo atrasada, pero intentare subir otro hoy x'P
Siento q me quedo raro TnT Pero bueno, ojala les haya gustado Q-Q
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
