Calidez.
Un tacto suave junto con una sensación de satisfacción. Una suave risa con un ligero gemido.
Tacto que se le habría privado, por tanto, emociones y sensaciones tan ajenas para él que no podía encontrar palabras para describir la sensación que estaba sintiendo en aquel instante.
¿Qué era aquella llama que brillaba intensamente sin quemarlo?
Las manos de Emiya bajaron por la espalda de Jeanne, la mujer estaba en las mismas que siempre. Con el rostro rojo ante eventos que no podía responder como ella deseaba.
Un leve temblor en el cuerpo de Jeanne hizo que Emiya volviera en sí brevemente. Un beso a la frente de Jeanne fue dado con el más delicado cuidado, aquella señal de tacto y a la vez intento de tranquilizar.
Jeanne alzó la cabeza y vio el rostro de Emiya. Aquella mirada siempre apática como si supiera todo lo que pasaría ahora solo mostrada duda, un rostro usualmente estoico daba signos de flaques ante ella.
No era la persona que conocía, no era el hombre que la molestaría hasta la última gota de su paciencia. Fue la primera vez que veía una cara tan ajena a la usual de parte del hombre.
Emiya conocía su historia. Jeanne lo sabía al igual que había relatado algunas partes de su pasado, su tiempo en prisión la había dejado con una cicatriz que no podía borrar. No era como su yo que nunca cayó, fue solo un invento de alguien más, un intento de traer la idea retorcida de la santa al lado de la venganza.
Guilles fue quien la trajo, ni siquiera estaba segura de lo que pasaría una vez que su muerte llegara, fue por eso que tuvo miedo al principio. Ella no deseaba desaparecer.
No quería ser olvidada.
Al menos ese fue el pensamiento inicial que tuvo al principio de toda la aventura en este mundo. La idea de que no importara que hiciera, si no dejaba una marca, si no podía hacer que alguien la recuerde.
Solo sería el sueño vacío de un hombre que intentó crear la historia que pensaba que ella se merecía.
La duda en la cara de Emiya parecía agravarse, las manos del hombre lentamente se alejaban de su cuerpo conforme ella estaba estática y sin cambio. Jeanne se dio cuenta de ello, el beso la había dejado fuera de sí unos instantes.
Incluso si no fuese un gesto mayor o algo obsceno con lo cual avergonzarse de verdad.
Sintió que aquel pequeño fue mucho mayor que todo lo que había recibido hasta ahora.
Fue por ello que tomó esta vez la iniciativa una vez más. Tomando las mejillas de Emiya y dándole un beso como pudo, Jeanne no era buena en esto, lo reconocía internamente, pero no iba a darse las de perder contra Emiya. No incluso cuando parecía tan absorto en ella.
La correspondencia del gesto no tardó en llegar, ambos estaban ya en ropa interior hace un tiempo, las manos de Emiya fueron a su brasier. Jeanne quiso reaccionar, temblar un poco, pero en vez de ello solo abrazo un poco más al hombre junto a ella, internamente lo último que Jeanne deseaba presentar era algún signo de rechazo, incluso con el leve miedo que sentía o la sensación de ser abarcada en mayor medida de lo que deseaba.
No retrocedió.
No fue la primera vez que ambos estuvieron desnudos el uno frente al otro. Pero sí fue la primera vez que Jeanne se sintió tan insegura. De lo que conocía del pasado de Emiya, esta clase de situaciones no eran algo que el hombre fuera ajeno, pero no podía comprender entonces algo.
¿Por qué parecía tratarla como si porcelana fina se tratase?
Jeanne creyó que Emiya sería agresivo, se preparó internamente para no reaccionar ante ello, pero en vez de eso, solo obtuvo caricias y leves mordidas, un deje de llevarse por el placer surcó en la cabeza de Jeanne ante el trato suave y la forma en la que era tocada.
Su pecho estaba expuesto, algo que usualmente consideraría como fuera de sí por dejar las cosas como ahora fue nada más que placer. No era como si ella fuera la que estaba siendo sometida a pesar de la forma en la que era tratada.
Fue Emiya quien parecía retroceder de su naturaleza y someterse a sí mismo por ella.
Una sonrisa suave llegó en el rostro de la mujer junto con un ligero gemido al sentir el tacto en su pecho, como Emiya estaba jugando con el suavemente, pero no pasó por alto la mano que iba en sus piernas.
Jeanne abrió los ojos levemente cuando sintió como la mano de Emiya le apretó uno de los muslos y subió lentamente surcando y delineando cada parte de su cuerpo, fue ahí que llegó en su ropa interior y Jeanne tragó.
―Tú…
Los ojos de Jeanne se cerraron y se abrieron el súbito paro de Emiya. Ahora los ojos de ambos se encontraron, la mano del hombre se apartó suavemente y la mirada de duda estaba presente. Jeanne no entendió al principio.
¿Había mostrado algo que no quería para Emiya?
No podía ser, incluso podría apuñalarlo y el hombre sonreiría con alegría tal gesto dado por ella. Entonces lo que pudo haber sido fue… ¿el tragar ante el tacto de aquella zona?
El silencio de Jeanne hizo que Emiya dudara entre moverse o no. Probablemente el único momento en que pareció mostrar algún signo contrario hacia ella fue en aquel momento. Jeanne no supo que hacer cuando levemente las manos de Emiya cayeron a los lados y parecía que tenía miedo de seguir.
Miedo a lastimarla.
Un rechistar de lengua de Jeanne llamó la atención de Emiya. La mujer se puso de pie en la cama y de un solo tirón se quitó la única prenda que aún llevaba. Los ojos del hombre estaban abiertos, pero no pudo preguntar nada cuando un abrazo repentino lo derribó haciendo que ahora estuviera acostado con Jeanne sentada sobre él.
― ¡No creas que puedes tratarme como si fuese una de esas putas cualquiera! ―Jeanne estaba con los ojos cerrados mientras que gritó. Abrazando a Emiya sin la intención de separarse a pesar de que el hombre intentó poner los brazos sobre los de ella y moverla.
―Jeanne…
―Yo… ―Jeanne quería insultarlo, quería gritarle a Emiya por la forma estúpida en la que actuaba, pero incluso ella dudaba, dudaba que hacer o que decir; las piernas de Jeanne temblaban, ya no fue solo Emiya el que estuvo con duda de como seguir el trato con la persona a su lado―. Solo actúa como siempre…
Jeanne no supo como decir más que eso, no sabía que hacer para que Emiya dejara las dudas y que de verdad hiciera todo como siempre. Una parte de ella estaba realmente feliz de que intentara actuar dulce, gentil en todo sentido de la palabra y con un tacto que nunca le mostró.
Pero ese no era el hombre que conocía, ahora ante ella, con los pantalones desabrochados y con el miembro pegado en la ropa interior. Jeanne al estar encima de Emiya podía sentirlo, como este estaba como estaba por ella.
De verdad la encontraba atractiva.
Una mano en la mejilla de Jeanne hizo que se separara lentamente para encontrarse con Emiya una vez más. La duda se fue, el temblor tampoco se encontró ahí y solo quedó una sonrisa, por pequeña que fuera era un avance y una sonrisa mucho más significativa de la que cualquier podría darle nunca.
―No sabía que mí pequeña santa fuese tan pervertida.
Jeanne sonrió ante las palabras de Emiya. Una provocación y una búsqueda de enojarla. Pero no se molestó, al contrario, Jeanne sintió que su corazón latía incluso con más fuerza en aquel momento.
Ahora aquel hombre ante ella no era el que mostró duda alguna, ya no estaba quela manojo de nervios por ella y el miedo de lastimarla. Solo quedó aquella persona que la miraba con el afecto que nunca pensó recibir y el hombre que alguna pensó que no sentía nada.
Ahora solo quedó aquel humano imperfecto quien alguna vez fue Emiya. Aquel humano que le sonreía con confianza y buscaba enojarla porque quería conocer y ver sus reacciones. Jeanne sonrió, pero antes de poder contestar algo un beso le fue dado a ella. No se resistió, eso fue lo que deseó al final de todo.
No quería el hombre apacible que desconocía, quería al hombre malvado que conocía.
Un movimiento con su mano e hizo que la ropa interior de Emiya se moviera para abajo, ahora quedó lo que había llamado su atención con anterioridad y solo pudo sonreír algo temblante.
Movió lentamente su mano y pasó sus dedos alrededor del miembro expuesto y erguido.
Un jalón hizo que abriera los ojos y se sorprendiera, ahora ella estaba costada y Emiya frente a ella, mirándola levemente antes de acercarse y recostarse en el hombro de la mujer Emiya pasó una mano por el pecho, bajando por el estomago y llegado hasta la parte baja de Jeanne.
―Tú… ―Jeanne conocía lo de los juegos previos antes de comenzar, pero sintió que en vez de ayudarla solo parecía que Emiya la estuviera provocando. Con dos dedos entrando y jugando para ella haciendo que su cabeza se moviera hacia atrás ante la sensación
Era obvio que el experimentado era Emiya y fue por eso que lo dejó ir más allá primero, per en este punto parecía que se estaba burlando de ella.
El sonrojo de Jeanne estaba ahí, la vergüenza nunca se fue, pero parecía haber crecido cuando no pudo contener las manos que bajaran hacia las de Emiya quien seguía jugando con ella.
No pasó mucho antes que sintiera que su cuerpo llegara al límite y viera la sonrisa de satisfacción del hombre quien la veía ahora de manera diferente. No es que el hombre estuviera siendo rudo o algo parecido, ni mucho menos, por la forma en la que se movía supo que aún se estaba aguantando algunas cosas, pero era mejor quedarse en silencio en aquel momento.
Jeanne lo vio, buscando algo cuando se movió hacia un lado de la mesilla de noche y lo que vio la hizo sentirse alerta y molesta.
― ¿Por qué tienes eso? ―la pregunta de Jeanne vino con ella sentándose y viendo a Emiya con el ceño fruncido. El hombre parecía no entender lo que estaba reclamado por lo que Jeanne señaló lo que quitó en una mano.
―No irás a decirme que no los use, ¿verdad? ―Emiya alzó una ceja, pero parecía que su respuesta solo molestó aún más a Jeanne quien ahora tomó la caja en mano y la arrojó.
― ¿Con quien has estado? ―Jeanne sintió que su paciencia se iba. ¿Cómo era posible que aquel sujeto que podría prácticamente escribir el futuro a base de estrategias no entender algo tan claro y simple?
―… ―Emiya miró unos segundos la caja y abrió los ojos en comprensión―. Oh, aunque no lo creas, con nadie, fue algo que Giran me dejó cuando nos visitó la primera vez.
Jeanne sabía que el idiota frente a ella no le mentiría, no al menos de cosas como estas, sabía que si le decía la verdad sería mucho más sencillo para ella que simplemente ocultarlo.
― ¡¿El sin diente te dio esa basura y simplemente la aceptaste?! ―Jeanne no estaba creyendo y su mente iba a mil. Si bien era cierto que Giran hacia alusión que ambos estaban casados como broma, nunca pensó que algo así fuera pasar.
Emiya solo tomó su situación con humor y para desconcierto de Jeanne la besó. Un beso que duró unos segundos, era evidente que el enojo de Jeanne no había sido mermado en su totalidad, pero Emiya tomó aquello como algo lindo.
―Es bastante lindo de tú parte sentirte celosa cuando no había nada entre nosotros hasta ahora.
― ¡Di lo que querías sé que babeas por mí! ―Jeanne estaba a la defensiva y eso a Emiya le encantaba.
―Además, ¿con quien estaría si no fueras tú?, cuidarte me quita tiempo más que suficiente para ver a otra persona e incluso así nadie se acerca a lo que eres ―una sonrisa suave y ojos cerrados. Jeanne quería reclamar por las palabras tan fuera de lugar de parte de Emiya, incluso podría jurar que el hombre seguía burlándose de ella, pero no dijo nada.
Quería quedarse con el sentimiento de reconocimiento que tenía ahora mismo.
―Bueno…
Jeanne balbuceó incoherencias. Emiya la vio unos segundos y se dispuso a levantarse y traer de vuela lo que Jeanne había tirado, pero se detuvo cuando una mano llegó en su brazo y lo retuvo antes que pudiera bajarse de la cama.
― ¿Qué pasa? ―Emiya vio a Jeanne quien estaba con el rostro rojo, la tez pálida de la mujer nunca ayudó a ocultar lo que sentía, fue por eso que era realmente fácil para Emiya ver las expresiones y cambios.
―… ―Jeanne al principio no dijo nada. solo llevó una mano y se cubrió parte de la cara con el antebrazo evitando ver a Emiya de frente―. Solo hazlo así…
Los ojos de Emiya se abrieron ante la propuesta. Jeanne debería saberlo, ahora en cuerpos humanos y ambos siendo eso mismo había una posibilidad demasiado alta de que ocurriera "un pequeño milagro" si es que se daba la posibilidad.
―Tú… de verdad estás-
― ¡Lo estoy! ―Emiya solo podía ver la parte inferior del rostro de la albina quien estaba ante él. Jeanne estaba acostada, una mano detrás de la almohada bajo su cabeza, el otro brazo lo usaba para cubrirse la parte superior del rostro con el antebrazo y las piernas estaba extendidas frente a él y lo rodeaban en la cintura.
Jeanne no escuchó ninguna respuesta, tampoco sintió que Emiya se moviera, por lo que lentamente subió el antebrazo y vio al hombre quieto, viéndola casi como si estuviera intentando decidir algo.
― ¿Emiya? ―la suave pregunta con duda fue dada ante el silencio continuo, Jeanne bajó la mirada al ver como la única parte que respondió ante ella fue la de abajo, dando un pequeño movimiento ante ella.
¿No se había hecho incluso más grande?
Una mano tomó el ante brazo de Jeanne y la mujer sintió como fue jalada hacia el frente, ahora ambas partes intimas estaban en contacto, ella estaba siendo sujetada de la cintura evitando que Emiya entrara en ella de una vez. Los ojos del hombre parecían centrarse en ella y solo en ella, como si todo lo demás no existiera.
Le gustó.
― ¿De verdad estás bien con algo cómo esto? ―la duda nunca fue una facultad de Emiya, no fue algo que mostrara incluso en las situaciones más límite que había experimentado.
Pero la última confirmación podría depender de toda su cordura salirse de su cuerpo.
Jeanne no podía ocultar su rostro ahora con las manos alrededor de la nuca de Emiya y ambos con el rostro a unos centímetros de distancia. Jeanne abrió la boca y la cerró unas cuantas veces, y desvió la mirada.
―Lo dije… ―ella tragó y miró abajo donde estaba a punto de comenzar―Solo… hazlo así.
Ella bajó un poco la cintura y dejó que la punta entrara en ella para mostrar su punto.
Fue allí que todo signo de contención por parte de Emiya desapareció.
…
Shigaraki estaba quieto viendo a Archer. Estaba sirviendo té en tazas para todos, algo que usualmente no haría a menos que se lo dijera primero.
No solo fue para ellos, también para los miembros de la mafia quienes estaban reunidos.
Shigaraki quiso señalar que el hombre parecía de muy buen humor, mucho más que el habitual, pero no dijo nada, o al menos no lo haría ahora que estaba presentes los otros miembros, la mafia parecía cuidadosa aún con la comida de Archer.
―En unas horas comenzará la redada según la información que manejamos ―Overhaul miró la taza que se bajó frente a él en silencio, pero no dijo nada―. Supongo que ya tienes quienes se quedarán en sus respectivas posiciones.
La mirada de Overhaul se levantó de la taza y fue Shigaraki quien estaba tomándola con cuidado, Overhaul alzó una ceja ante la forma que se podría llamar "refinada" en la que el hombre de pelo blanco bebía el té frente a él.
― ¡El jefe te ha preguntado algo! ―un reclamo vino de uno de los miembros de la mafia. Shigaraki abrió un ojo y vio en frente sin interés.
―Sí, es la posición que te he comentado anteriormente ―la respuesta vaga hizo que Overhaul frunciera el ceño.
― ¿Planeas dejar a un tirador en una zona cerrada? ―la pregunta se dio por la idea de colocar a Archer para cuidar de la niña que mencionó que se debía proteger.
―Sí.
Overhaul solo frunció el ceño con mayor disgusto.
―Bien, si quieres sacrificar a tus hombres no me pondré en medio ―Overhaul se puso de pie y vio al hombre con la tetera en la mano. Las vendas habían sido remplazadas por una máscara de tela blanca con una cruz roja en el centro. La tela en la parte de atrás caída de la nuca hasta la mitad de la espalda. Incluso ahora, era imposible ver lo mínimo de las facciones del hombre.
―Indícale el camino, vámonos.
Shigaraki miró a Archer unos segundos antes que este asintiera y comenzara a seguir a la mafia por la puerta de la habitación, dejando únicamente a la liga dentro.
Toga fue quien comenzó a reírse.
― ¡No saben nada! ―la risa continua hizo que Shigaraki sonriera de lado. Cosas como las que había planeado y lo que había previsto no eran su estilo como antes, pero ahora se estaba adaptando.
Pensar antes de actuar.
Cosas como jugar el ajedrez le mostraron que incluso si había un enemigo de nivel bajo en la zona.
Este podría derrocar al rey sin que este pudiera responder.
…
Emiya estaba siguiendo en silencio al hombre frente a él. Este parecía no parar de hablar de la tal llamada "Eri" quien estaba siendo resguardada.
No dijo nada y solo lo siguió en silencio hasta que llegaron a una zona algo más alejada del resto. Había menos guardias, pero sí quienes parecían más fuertes que el esbirro promedio.
Al llegar hasta el final fue que estaba una puerta pesada, esta fue abierta después de varios códigos y mostró una sala llena de juguetes. Todos estaban cerrados y en medio de todos los juguetes.
Una niña totalmente aterrada al momento en que la puerta se abrió. No se movió, no intentó huir, solo se limitó a bajar la cabeza y arrodillarse. Emiya lo evaluó como un estado de sumisión más.
La niña prefería esto a resistirse por miedo a un daño mayor.
― ¡Esta Eri-chan! ―el hombre caminó y le puso una mano en el hombro a la niña―. Eri-chan, este es Archer, ¡se quedará a jugar contigo por el resto del día!
El comportamiento de la niña mostró aversión hacia el hombre presente, pero tampoco hubo un rechazo mayor al que mostraba el cuerpo de la niña. Emiya evaluó aquello.
Entre la basura presente probablemente el hombre que aterraba a la niña era el que menos la aterraba y era lo suficientemente "cercano" para escucharlo más que por miedo.
Era evidente que el cuidado de "Eri" no sentía afecto o remordimiento alguno por la situación de la niña, por lo cual era probable que el hombre fuera un nexo para que la niña no se revelara.
Funcionaría usualmente, Emiya podría darle un punto a la estrategia, pero Eri mostró más claridad en su juicio que el niño promedio por la forma en la que de igual forma presentó rechazo por el hombre que estaba intentando ser amigable con ella.
―Niña lista.
Aquel comentario salió apenas la puerta tras él se cerró y quedó a solas con la niña quien estaba aún en el suelo en silencio.
―Solo siéntate, no haré más que quedarme en una esquina ―Emiya caminó hasta una de las sillas en la habitación y se cruzó de brazos.
Eri estaba callada, no se atrevió a desobedecer lo dicho y caminó hasta la silla frente a Emiya y se sentó sin más.
Desnutrición y tortura.
Emiya pudo ver los signos de la joven quien estaba totalmente aterrada ante la visita de alguien más. Había signos de heridas recientes y marcas permanentes en los brazos que pasaban incluso las vendas.
― ¿Por qué no abres ninguno de los juguetes? ―la pregunta de Emiya fue con curiosidad. Eri se giró y miró los paquetes cerrados e incluso algunos con polvo acumulado.
―…
La niña intentó decir algo, pero se calló al instante en que alzó la cabeza y vio una única cruz roja en vez de un rostro. El miedo volvió a invadir a Eri, pero lo sabía mejor que nadie.
Si no respondía probablemente la pasaría mal.
―No… necesito algo así… ―casi un susurro, pero fue audible. Emiya estaba con los brazos cruzados y evaluó la respuesta y la reacción anterior con el hombre que parecía el más cercano con la niña.
Una sonrisa de lado y un bufido de diversión vino de Emiya.
―Eres lista.
Eri alzó la cabeza sin entender la razón por la cual estaba siendo felicitada. Lo usual era que la persona que le traía los juguetes la felicitada por cualquier cosa o por cosas sin sentido, ella se sintió incomoda con ello, sabía que esa persona quería algo, pero no entendía bien del actuar.
Más con el hombre sentado frente a ella era diferente.
¿Por qué la había felicitado?
¿Quería algo también de ella?
―Oh, lo olvidé, traje esto ―Emiya metió una mano en su bolsillo y al instante en que hizo eso escuchó la silla en la que estaba Eri caerse y la joven gatear hasta la pared opuesta.
El pecho de Eri subía y bajaba mientras que se hiperventilaba. Los ojos de la niña estaban centrados en la figura frente a ella intentando descifrar que podría hacer de ahora en más.
La niña estaba aterrada de lo que podría pasarle.
El puño del hombre se mostró revelando unos dulces. Los ojos de Eri viajaron directamente a lo mostrado y miró directamente al hombre buscando algo.
―No puedo comer algo así… ―la primera oración completa de Eri fue una negación. Emiya miró a la niña quien vio como el hombre ante ella inclinó la cabeza hacia un lado.
―No debes preocuparte de esto, después de esta noche ya no estarás aquí ―no había cámaras o audio en la habitación. Era obvio que fue una sala de seguridad hecha con poca anticipación.
La niña miró confundida al hombre. Las palabras dulces o las buenas ofertas solo eran pruebas, ella lo sabía, llegado el momento si aceptaba algo que estuviera en contra de lo que los demás deseaban…
Solo pasaría por un dolor que no quería repetir.
La intención de extender su mano e intentar reconfortar un poco a la joven que parecía perdida y a punto de llorar cruzó la mente de Emiya. Lo que un humano normal haría sería aquella.
Una reacción errónea hacia alguien que estaba asustado del mero contacto.
―Me recuerdas a alguien ―Emiya se puso en cuclillas. Lo primero que necesitaba era mostrar que no era una amenaza, lo segundo hablar suave, y siguiendo de eso poner una situación en la que llamara la atención de la niña.
Funcionó puesto que Eri parecía interesarse cuando las palabras fueron dadas.
― ¿Yo? ―la duda estuvo en la voz de Eri cuando preguntó señalándose con el dedo. Emiya sabía que la situación no se mantendría así por el resto de la noche.
No cuando el plan nunca fue ayudar a la mafia contra los héroes.
―Sí, fue alguien que al principio fue usada por otros para un fin particular ―Emiya comentó relatando la leyenda que conocía.
El fin de la guerra de los cien años a manos de una doncella que clamaba haber sido enviada por Dios.
La atención de la niña fue clamada cuando la historia comenzó.
― ¿Y qué pasó con esa persona?
Una respuesta predecible al igual que usual, casi sacada de algún libro o relato por lo sorpresivamente predecible que fue.
―Tuvo que cambiar, oh, no lo mal entiendas, ella llegó a ser un poco mala ―la palabra dada por Emiya refiriéndose a Jeanne y llamándola únicamente "un poco mala" era una subestimación bastante grande, pero tampoco iba a entrar en detalle.
―Pero siguió…
―Logró salir de las personas molestas que tenía a su alrededor, lo harás dentro de poco, no tendrás que volver a preocuparte por algo como estos días una vez que las cosas acaben ―Emiya intentó ser amigable, el reducirse en tamaño tanto como podía, un tono neutro y una distancia aceptable.
Todo puesto para lograr un poco de avance y que la niña no se sintierra aterrada o abrumada. El trauma que llevaba actualmente Eri era demasiado grande para dar algún movimiento repentino o avance súbito.
― ¿De verdad las cosas cambiarán? ―Eri preguntó bajando la cabeza una vez más. El humor de la niña estaba cayendo, sinónimo de la negación a la posibilidad.
―Sí, solo tienes que esperar unos minutos, llegarán unas personas, pero tendré que detenerlas por unos minutos más y luego me iré, ¿podrás esperar un poco más? ―un leve asentimiento con la cabeza de Eri el hombre asintiera con la cabeza.
Eri vio el gesto de reojo y alzó la cabeza levemente y vio como el hombre se quitó el guante que tenía en mano.
Un anillo negro y blanco estaba en una mano grande con ligeros cortes y callos. El hombre metió una mano dentro del abrigo largo que tenía, entre los costados del abrigo pudo ver dos soportes de cuero distintos, la niña no comprendió aquello, pero lo dejó pasar.
Un caramelo le fue tendido. No había visto algo así antes, la niña vio como el hombre le quitó el envoltorio y en vez de acercarse solo se lo tendió con la mano abierta.
Eri dudó.
No fue la primera vez que alguna situación similar se le presentó. Había estado viviendo con ello, alguien queriendo ganarse su favor solo para llevarla a la situación peor que la anterior.
¿Valía la pena dudar ahora y dejarse llevar?
―En unos segundos vendrán personas y derribarán la puerta ―Eri no entendió lo que el hombre frente a ella quería decir. Solo extendió su mano y pensó en tomar el dulce cuando el hombre se volteó a ver la puerta.
La puerta cayendo hacia el frente hizo que Eri se asustara. Cuando tocó la mano del hombre sin darse cuenta su habilidad se activó.
El pánico llegó a Eri, el hormigueo de su habilidad activarse recorrió todo su cuerpo, miró con horror el brazo del hombre que había brillado unos segundos.
―Llegaron un poco antes de lo previsto, ¿evalué incorrectamente a los de la mafia? ―Eri vio al hombre frente a ella. El hormigueo cesó con su sorpresa.
Algo se sintió apagado con el hombre ante ella, su habilidad se activó correctamente, pero en vez de pasar una tragedia como lo que había previsto, como la que siempre intentó evitar.
Ella en parte pensaba que se merecía lo que le pasaba por culpa de lo que había provocado a otros. Siempre lo decían, que ella tenía culpa de sus padres, de quienes interactuaron con ella, de sus amigos y conocidos.
Ella fue la culpable de que todos ellos desaparecieran.
Todo lo que conocía parecía irse y ser remplazado por una esperanza que no conocía.
¿Ahora había una persona que no iba a desaparecer?
Quiso preguntar algo más pero un abrigo largo bajó sobre sus hombros.
―Retrocede por ahora.
Cálido.
Fue un manto el cual cayó sobre los hombros del a niña, pero en vez de ser un manto heroico fue el abrigo de la persona que se supone que debía oponerse a su rescate.
Las palabras de que ella sería liberada después de unos minutos resonaron en la cabeza de Eri. La sensación de hormigueo que había ido por su cuerpo y cesado de golpe parecía volver, pero ahora ya no por su habilidad.
Si no por la forma en que todo iba moviéndose.
Emiya se ajustó el guante sin problemas delante de los héroes. Ya había cubierto su piel hace unos instantes y ahora solo estaba colocando las correas que iban dentro de su camisa en su lugar.
La mirada de los recién llegados se centró en aquella persona de pie. Alto con pantalones, zapatos, corbata y un chaleco color negro, la camisa color rojo acentuaba la corbata contrastando.
Pero aún así la concentración de los presentes iba a aquella mascara de tela larga que cubría cada parte de la cabeza el hombre, incluso no había lugares para los ojos. Era solo tela con una cruz roja en el centro.
―Esperaba que les tomara más tiempo llegar aquí ―la mirada de los héroes en primera línea fueron a las correas de cuero a los costados del hombre.
Había dos espadas colgando en los lados.
No hubo una respuesta de primeras. Fue una mujer de pelo rubio y un peinado hacia el frente quien tomó la iniciativa para acercarse.
―Supongo que eres Archer.
― ¿Llamas a alguien Archer a pesar de no tener un arco? ―la pregunta fue obviamente una burla, pero no hubo alguna risa o signo de simpatía.
―Ríndete, la única salida esta tras nuestro, atacas a distancia, es por eso que tienes espadas, hubo reportes de tú forma peculiar de vestir, no hagas más difícil esto.
―Ryuko, ¿verdad? ―la pregunta fue con interés. La mujer llamada asintió sin perder de vista cada movimiento del hombre.
La mano que subió hacia el mentón haciendo un gesto de pensar hizo que los demás frente a la puerta se alarmaran.
―No necesitamos pelear, me iré al pasar quince minutos, luego pueden llevarse a la niña ―ambos brazos del hombre se extendieron hacia los lados como si recibiera a los presentes con los brazos abiertos―. La única condición es que no pasen la línea de entrada.
Ryuko miró lentamente abajo.
Había una línea de separación de la losa ante ella, a unos dos metros frente a la habitación grande en la que estaba el hombre rodeado de juguetes.
La vista de aquella figura bien vestida, rodeada de juguetes extendiendo los brazos bajo una luz que parecía un escenario fue el equivalente a un escenario de una obra.
― ¡Parece la sala de un jefe final! ―de entre los presentes se asomó una joven que Emiya reconoció.
Nejire estaba ahí.
No sabía que ella se encontraría en el equipo de rescate.
Pareciere que la joven llegaba siempre a donde estaba de alguna forma u otra. La joven se adelantó, pero no cruzó la línea que había dicho.
― ¿Entonces te rendirás luego del tiempo establecido? ―Nejire alzó una mano cuando preguntó aquello, como si se tratase de una pregunta.
―Algo como eso ―Emiya estaba con los brazos cruzados viendo hacia el frente.
Pudo verlo y escucharlo incluso a la distancia, la discusión que se extendía por la forma en la que entregó sus palabras. Fue evidente la negación real pero no se movieron.
Viendo a la niña que estaba de fondo fue evidente que tomar a Eri como un rehén.
― ¿De verdad eres Archer? ―Nejire si bien parecía sonreír, no estaba mostrando el mismo ánimo de siempre, algo apago estaba presente―. Creí por los reportes que no estabas interesado en cosas como estas.
Emiya a veces olvidaba que la mujer que jugaba con Jeanne la mayor parte del día en línea no era la jugadora que daba dolores de cabeza a la albina.
Una sonrisa vino al rostro de Emiya al pensar en los constantes insultos y acciones de Jeanne.
―Quien sabe, tengo espadas conmigo, podría ser otra persona.
―Eh, pero las imágenes tuyas que hay son algo conocidas ―Emiya frunció el ceño una vez ante esa información, no sabía cuándo o dónde, pero alguien había obtenido imágenes de él.
¿Un traidor quizá en la liga?
No era lo suficientemente descuidado como para no identificar cuando estaba en la mira de alguien.
―Supongo que con esta charla iniciada están dando camino libre a mi pedido ―Emiya llevó ambas manos en la espalda y miró al frente.
Ryuko dio un suspiro.
―No tenemos tiempo que perder, el tiempo que pides demasiado, además, en menos de tres minutos vendrán refuerzos, solo ríndete y entrega a la niña tras de ti ―Emiya se giró levemente y vio a Eri.
Era evidente que los héroes no atacaban porque no sabían cómo funcionaba su "quirk" más lo único que sabían que podía hacer fue que era letal.
Emiya miró al frente a los autoproclamados héroes ante él, la idea de que personas como esas, dudando de la forma en la que lo hacían, mirando de frente temiendo más por su vida que la niña ante ellos.
Todo ese concepto de preservar el yo antes del tú le molestó en cierta forma.
Parpadeó un par de veces antes de realizar que estaba pensando y negó para sí. Emiya sabía que debía actuar más humanamente, más tranquilo, lo estaba intentando por ella.
Ser humano.
El silencio seguía en la sala. Por el ruido del exterior fue notable el conflicto de los alrededores, pero al menos Emiya agradecía que respetaran su regla de no pasar cierta franja.
No quería lidiar con nadie ahora, Jeanne no quería que hiciera eso.
La risa seca de Emiya salió llamando la atención a los presentes. Internamente Emiya se reía de sí mismo por relacionar constantemente pequeñas cosas con Jeanne.
A los dos minutos pasados llegaron los refuerzos que había hablado Ryuko.
Un joven que reconoció apareció con algunos héroes extra. Más su mirada fue más en dirección del chico, fue aquel que le dio un poco de diversión al hacer que Jeanne dudara que hacer y cómo actuar con él.
Deku si recordaba correctamente.
― ¿Dónde está Lemillion? ―Ryuko preguntó ni bien vio al chico de pelo verde.
Deku miró a un lado. Sin entender porqué aún no ingresaban en la sala.
―Se quedó a hacer tiempo, no, a ganar contra Overhaul ―Deku se corrigió al instante en que pensó en la derrota de aquel compañero.
―Estamos siguiendo las instrucciones de Nighteye ―Izuku no comprendió al principio las palabras de la mujer frente a él―. Cuando nos separamos, nos pidió que no avancemos precipitadamente contra el hombre que custodia al objetivo.
Una advertencia de alguien que podría ver partes del futuro no era para ser ignoradas.
Emiya por el otro lado de la habitación escuchó aquello con interés. Conocía a ese tal Nighteye, pero no pensó que podría ver algo sobre él.
Emiya consideró eso una molestia. El hecho que incluso cuando se alzaba por encima de los presentes, había ciertas habilidades que excedían a la regla de control de su parte.
En parte le molestó poder haber previsto algo como esto. Al estar tanto tiempo con Jeanne sus habilidades para planear o prever se estaban yendo gradualmente.
Era en parte porque no podía quitarse de la cabeza a esa mujer como actualmente que pensó en ella de manera directa.
El plan de evacuación de Eri había sido dejado de lado momentáneamente debido a las palabras de Nighteye. La situación en el exterior tampoco iba a buena disposición. La lucha con pequeños miembros había dejado mucho por el camino, incluso el propio Nighteye había sido herido.
Ahora el que estaba en una pelea singular fue Lemillion de entre todos. Fue quien tenía más posibilidades de lidiar con Overhaul al final.
―No se molesten, solo quedan nueve minutos.
Emiya miró al frente, la forma en la que parecían en conflicto los héroes mostrando la negativa a lidiar con algo desconocido.
Falta de sentido de exploración y falta de heroísmo.
Había dejado en claro la intención que no tenía la necesidad de tomar rehenes. Fue una forma de "compasión" en todo caso, conocía el nivel de los humanos en este mundo y conocía como estos se comportaban y el límite de su capacidad.
De la única persona podría dejarse llevar e ir con todo podría ser el héroe número uno de Estados Unidos, pero actualmente esa persona ni siquiera estaba en el mismo continente.
Dos de los héroes al fondo dieron un paso al frente, ambos se miraron entre sí a la confirmación de la toma de acción. Ryuko no dio el visto bueno.
―No hagan nada innecesario ―la advertencia implícita hizo que ambos de los que estaban intentando adelantarse se detengan.
En parte era una muy buena oportunidad. El mero hecho de tener a un objetivo, buscado de manera internacional era una gran fuente de mérito.
Uno podría saltar escalones con solo capturarlo.
―No pido mucho, solo tiempo, no tengo intenciones mayores a ellas ―Emiya alzó ambas manos, no esperó que las cosas fueran tan tranquilas como ahora.
Creyó que habría algún conflicto o que tendría que pelear para poder llegar a una solución mejor.
Pero de momento iban las cosas bien. Del lado de los héroes se notaba la intranquilidad por la perdida del tiempo y la forma en la que este era dejado atrás a post de una decisión que podría no ser la correcta.
― ¿No sientes calor con mi abrigo? ―Emiya se giró a Eri quien dudó unos segundos, sin saber si realmente le hablaban a ella, pero al momento de percatarse de eso negó con la cabeza.
―Es… cómodo ―la niña se abrazó a sí misma, llevando los costados del abrigo para acomodarse. Emiya sabía que no podía dejar algo como eso en la niña una vez que todo termine, pero prefería un poco de odio momentáneo a tener que lidiar con cosas más molesta después.
―Bien ―Emiya no hizo ningún movimiento, alguna acción precipitada podría significar una intervención de los héroes, y no quería moverse, si lo hacía sería para terminar con alguien.
Pero no era lo que deseaba hacer de verdad, intentaba ser mejor, intentaba estar en otra situación o en un mejor estado, al menos si podía evitar un derramamiento de sangre o la tristeza de otros estaría bien.
Los ojos de Emiya se abrieron ligeramente.
El pensamiento de aquella idea, una idea maldita y mal llevada estaba surcando su mente una vez más.
¿Qué fue lo que le hizo recapacitar?
Más que estar cada vez más ajeno a los demás no es que quisiera poner un límite entro otros. Solo deseaba ser tan humano como lo era Jeanne.
La idea vaga de humanidad, de consuelo y de molestia, la forma en la que podía estar al tanto de cada emoción como esa ahora era quizá el punto en el que pensó que al fin había caído en la locura.
El ruido de las paredes caer lo hizo volver a la realidad. Ahí en uno de los costados, por donde había sido preparada una puerta de emergencia llegaron invitados que no esperó.
Overhaul no entró por sus propios medios, fue mandado a volar al momento en que un joven se asomó por la entrada recién creada.
Por el número en el pecho y las palabras anteriores era fácil suponer que aquel recién llegado era el tal Lemillion.
Overhaul se golpeó contra la pared contraria. El espacio en el cual estaban era uno amplio, grandes paredes que se extendían para un amplio rango.
Fue un escenario preparado para él, pero Emiya no le dio uso porque no era la obra la cual interpretar.
― ¡Tú! ―Overhaul llamó a Archer quien estaba de pie a un lado de Eri. Los héroes al ver a Lemillion entrar dejaron de dudar.
Cargando hacia el frente dos de los que habían estado a la espera anteriormente saltaron hacia Archer quien miró hacia donde estaba Overhaul.
― ¡No! ―Ryuko si bien había pasado la brecha no se precipitó como los demás, en total fueron seis héroes quienes se asomaron y dieron un paso al frente.
Deku parecía listo también para saltar.
Un movimiento de la mano del hombre fue dado, no para defenderse o quitar algún arma.
Si no fue para cubrir el rostro de la niña con aquel abrigo que tenía.
Algo parecido a un vapor rojo llegó seguido seis fuertes golpes. Eri no pudo ver nada, pero reconoció el olor incluso si es que no podía ver lo que pasaba.
―No lo quites ―Eri detuvo su mano que había llegado hasta la parte de la prenda que le cubrió el rostro. Emiya se giró hacia los héroes, nadie dijo nada o intentó algo más.
Seis de sus compañeros habían caído de una forma tan brutal que no parecía humana. No hubo sonido, luces o algún espectáculo, nada que delatara lo que pasó, simplemente de un momento a otro los héroes que intentaron llegar un poco más alto, tomar un nombre.
Ser alguien.
Aquellos habían sido diezmados de una forma que no parecía concebida por un humano, no cuando parte de sus cuerpos estaban en el suelo en signo de que el daño no fue absoluto.
―Cuatro minutos, no pasen la segunda línea en ese tiempo, perdonaré a quienes pasaron la primera línea debido a la conmoción ―Archer levantó un dedo al explicar lo siguiente.
De verdad que él no quería estar ahí, y escuchando los gritos constantes de Overhaul siendo golpeado fue lo único que lo dejó un poco más en paz.
Al parecer Lemillion tenía una ventaja bastante grande contra Overhaul. Emiya lo supo, que era mejor así, solo no dejaría que los demás héroes interfieran de momento, Shigaraki fue quien le pidió aquello porque había algo que él deseaba.
La curiosidad fue lo que lo motivó a seguir las ordenes del chico quien parecía una persona completamente diferente en este punto.
―Solo un poco más niña, tendrás libertad ―Archer le comentó aquello a Eri. Se agachó y le quitó la cobertura del rostro.
Los demás héroes ya tenían una idea aproximada de que no había algo bien incluso si no estaba dando una atención real.
Fue lo mejor, dejando que tenga mayor margen para moverse.
Una situación peculiar. Emiya podía llamarlo a esto de esa forma, el ver como en el fondo de la habitación que no dejaba que los demás pasasen estaba "el jefe" siendo golpeado sin piedad por uno de los héroes quien podía darse rienda suelta con todo lo que tenía al no depender de nadie.
En este punto si dejaba que otros héroes pasaran solo estropearía las cosas y retrasarían lo que pasaba. Emiya no le importó mucho más lo que dependiera de la mafia.
Al igual que con la liga solo estaba ahí porque no quería arruinar su vida actual, se sintió algo extraño, el poder pertenecer a un lugar y tener un punto al cual volver.
Uno del cual realmente deseaba volver.
Incluso ante la situación límite para otros para, para Archer no había mucho que pensar.
Bueno, quizá en que debería cocinarle a Jeanne para la cena.
…
Me caigo a pedazos, terminé el capítulo porque Dios es grande.
Compré otro teclado.
Rey de picas fuera.
