Romeo y Julieta
Parte 1 Obertura
La madre de la niña conocida como Hinata Hyuga era una mujer muy infeliz en los últimos años, tanto que para lo único que vivía era para ver crecer a sus dos hijas. Sin embargo, la menor de ellas era demasiado apegada a su padre y la consideraba a ella como solo una figura de adorno, por lo que Hinata era la única que parecía tenerle aprecio.
¿Desde cuándo su vida comenzó a ser una porquería? Aunque debería echarle la culpa al clan Hyuga de buena parte de su malestar, otro factor era sin duda Kushina Uzumaki, su ex amiga. Cuando eran amigas, eran como uña y mugre, un escape a su realidad como la futura matriarca del clan, pero esto solo fue algo transitorio y es que Kushina la abandonó cuando más la necesitaba en su vida.
Hinata Hyuga siempre tuvo una capacidad para ver cosas que nadie más podía en el sentido metafórico de la palabra. Se podría decir que tenía un sexto sentido para ver más allá de las apariencias y notaba que su madre guardaba mucha irá y tristeza en su corazón. ¿Cómo podía ayudarla?
No había mucho que pudiera hacer por ella ya que esos problemas en el corazón no eran sencillos de eliminar. Sin embargo, algo cambiaría en una mañana de invierno, justo después de que un niño rubio de ojos azules la defendió de unos abusivos.
—Hinata, cariño. ¿Por qué traes una bufanda rota en tus manos?—preguntó ella sosteniéndola.
La madre de Hinata escuchó la historia de su hija pero ya sabía que ocurrió porque ella misma estuvo presente cuando todo ocurrió. Reconoció perfectamente quién era ese niño, siendo el hijo de la antigua amiga que la abandonó. ¿Por qué tenía que ser él quien la defendió y no alguien más?
—Al menos necesitas reparar la bufanda, ¿no lo crees? Si ese niño te defendió, debes darle algo de regreso—le sonrió ella a su hija.
—Sí, madre—.
La mujer llamada Hanamei Hyuga le enseñaría a su hija el arte de tejer y le consiguió hijo rojo para que la niña comenzara a practicar. Esto era algo que Hinata tendría que lograr por su cuenta para que su regalo fuera del todo sincero.
Por su parte, Hanamei si conocía la situación del niño Uzumaki, el niño zorro. Era lamentable que Minato no pudiera detener ese rumor de que su hijo era un jinchuriki y eso provocó el odio del pueblo al niño. También podía notar que el niño era igualito en personalidad a Kushina, pero a diferencia de ella parecía tener una voluntad de hierro muy fuerte.
El tiempo pasó y siguió recibiendo más noticias del niño y parecía que el chico era increíblemente torpe, tanto que no heredó nada del talento de sus padres, quizás Kushina era pésima enseñando cosas o estaban sobreprotegiendo a su hijo y estaban limitando su potencial. Conociendo a esos dos y por como fueron con ella, podía darse una idea de que Naruto Uzumaki era una víctima más de las ideas absurdas de sus padres, por lo que tenía una idea como trazar su ansiada venganza dulce y fría.
—Madre, ¿Quieres que sea amiga de Naruto? Pero padre me dijo que no me acercara a él—dijo Hinata con miedo.
—Sí, pero tu padre tiene muy malos antecedentes de tomar malas decisiones. Escucha cariño, dale esto a Naruto. Estoy seguro de que le va a gustar—sonrió Hanamei muy sospechosamente.
—Bueno madre—.
Después de un día de clases, Hinata le contó que Naruto le gustó su regalo, un monedero de sapo que él bautizó como Gama chan y había sido un acierto ganarse la confianza del niño. Por lo que entendía, era un chico muy solitario y no tenía amigos, aunque en ocasiones se juntaba con algunos niños de la clase.
Su teoría de que Naruto parecía no tener el nivel requerido por negligencia de sus padres era correcta ya que Hinata mencionaba que nunca ganaba los sparrings. Esto ya lo había visto antes y era una estrategia que usaban los Kages para que un jinchuriki siempre fuera codependiente de sus cercanos, limitándose al poder de su Biju. Con los antecedentes de Kushina y Minato, al menos debía dar signos de heredar el talento de sus padres, pero no era así. ¿Al menos Kushina le daba educación o solo le daba lo más básico para que no fuera el prodigio que se esperaba de su hijo? Conociéndola a ella, parecía que no quería que Naruto entrara en misiones peligrosas y por eso quería que siempre fuera un mísero Genin, cosa que ya no le agradó.
—¿Madre, este es el pergamino del Puño Suave? ¿Por qué me lo das a mi?—preguntó Hinata nerviosa.
—Es solo la versión sin Byakugan del Puño Suave. No estoy faltando a las reglas del clan, hay muchas técnicas que se derivan del Puño Suave que se parecen. Hinata, quiero que me escuches con atención. Necesito que se lo enseñes a Naruto fuera de clases—.
—¡Pero no soy tan buena en Puño Suave!—.
—Aun así eres buena en Taijutsu. Confía en mí, esto será un secreto entre las dos—.
Habían pasado algunos años y el plan de Hanamei Hyuga iba a la perfección. Las notas de Naruto habían incrementado bastante según lo que había oído y es que Hinata se aseguró de que el rubio aprendiera lo que pudieran preguntar. El darle lecciones teóricas al rubio era bastante complicado y no tenía la enorme inteligencia de Minato, pero si se lo explicabas de manera que él entendiera, podía asimilar algún conocimiento a su manera. Su Taijutsu se vio enormemente mejorado, tanto que varios notaban ciertas similitudes con el Puño Suave, pero no tantas ya que el rubio tenía un estilo de combate naturalmente acrobático debido a que le dio un estilo propio.
Solo había un único fallo en su plan y era que Minato no acomodó a su hija con Naruto en su equipo, sino en un trio de Genin que era sospechosamente similar al antiguo Equipo 7 que dirigió el Cuarto Hokage.
—¡Hijo de su…! ¡¿Dejó a Naruto con Kakashi mata amigos?!—exclamó furiosa la mujer.
—Sí, a mi me dejaron con Kurenai Yuhi de sensei—explicó Hinata a su madre.
—¡Le dije que no te pusiera con ella! ¡Lo único que vas a aprender con ella es a rendirte!—.
Hanamei estaba que se la llevaba la fregada y es que era lógico que Naruto debía ir en un equipo de otro estilo, pero ese idiota de Minato neciamente replicó la misma estrategia que a él no le funcionó.
—¡Lo único que va a conseguir es que maten a Naruto! No, ¡Solo va a entorpecer sus progreso!—.
—Madre, según oí Kakashi sensei es un excelente Jonin—comentó Hinata sobre ello
—Un excelente Jonin, pero tiene la misma escuela que Minato. Yo lo conozco bien, él siempre tendía a favoritismo. Todo su equipo está muerto por no entrenar debidamente a sus estudiantes. No confío en ese sujeto, algo me dice que va a hacer lo mismo que su maestro. Ya me dio dolor de cabeza—se quejó ella yendo por algo de tomar.
¿Qué podía hacer ahora? Sus planes se fueron al carajo ahora y no podía reclamar porque al parecer el gracioso de su esposo fue la que aprobó a Kurenai como la sensei de su hija y ahora Naruto y Hinata no podrían verse seguido.
—¡Escuchame bien, cambio de planes! Cuando termines tus misiones y no veas a Naruto te quiero aquí para reiniciar tu entrenamiento—.
—Pero…—.
—Vamos a entrenar tus ojos, necesito que hagas algo estas semanas—.
—¿Eh?—.
Así pasaron varias semanas en las que Naruto y Hinata no se verían para nada, a lo que Hanamei tenía razón sobre que el motivo para ponerlos en distintos equipos era separar a esos dos. Sin embargo, ese tiempo valdría la pena porque se acercaba la fecha de los Exámenes Chunin y tenía el presentimiento de que la sensei de Hinata con el sentido de la realidad completamente alterada iba a enlistar a su equipo sin prepararlos bien.
—Asi que ahora te enlistaron en los Exámenes Chunin, que sorpresa—.
—Sí, madre—.
—Estoy casi segura que el equipo de Naruto fue enlistado también—.
No solo Naruto estaría ahí, sino el hijo de la traidora número 2, Mikoto Uchiha. El bodoque de ella era seguro que sería ascendido a Chunin porque Minato tuvo pláticas con su padre sobre el tema del intento de golpe de estado que se iba a llevar a cabo. Ella lo sabía porque oyó ciertos chismes ya que era imposible ocultar una verdad y el clan Uchiha ahora estaba en mejores términos con la aldea, por lo que era seguro que Sasuke tendría más facilidades para avanzar de rango. En el caso de Naruto sería al revés debido a que seria eliminado en cuanto hubiera oportunidad para retirarlo de estas pruebas.
—¿Cómo va tu mano, Hinata?—preguntó Hanamei viendo las vendas de la mano derecha de su hija.
—Aun duele—.
—Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Tú eres la más responsable y pura de corazón comparada a tu hermana menor. Cuando llegue el momento, tu ojo derecho será quien guíe a Naruto en la oscuridad—.
—¿Mi Byakugan?—preguntó Hinata confundida.
—No, algo mejor. Hinata, tus ojos son diferentes a los del clan, cuando llegue el momento la pureza de tu ojo derecho llegará a despejar la oscuridad—le habló Hanamei de manera metafórica.
Hinata no entendería estas palabras por el momento y se fue, mientras que Hanamei veía que la Luna saldría a dar su brillo.
—Ha llegado el momento, no me arrepiento de nada—fue lo único que ella dijo antes de que llegara el desastre.
El día de los exámenes llegó y Naruto se encontró a Hinata para ver qué tenía la mano derecha vendada.
—¿Qué es eso?—preguntó Naruto confundido.
—Solo un raspón, no es nada—.
—¿Cómo has estado?—.
—No te preocupes por mi—.
Los eventos transcurrirían de forma normal y finalmente se celebrarían las preliminares, de forma que se harían batallas para descartar a los participantes. Naruto le tocaría pelear contra Kiba, quién le traía animosidad al rubio desde la Academia Ninja.
—Pobre Naruto, le tocó contra Kiba. Va a perder muy rápido—comentó Ino muy segura de lo que iba a pasar.
—No, Kiba es el que está en problemas—replicó Hinata a todos.
—¿No está mal hablar mal de tu compañero de equipo?—preguntó Sakura de eso.
—Es por eso que lo digo, Naruto es más fuerte que Kiba—.
Hinata cerró los ojos y recordó algo que ocurrió hace un tiempo antes de que se graduaran. Su madre le había hecho prometer a Naruto que a cambio de recibir conocimiento, esto debía usarse para el bien de los demás y no para beneficio propio. El rubio había cumplido esto y cuando miró a Naruto viéndola a los ojos, ella asintió de que está vez podía dejarse llevar un poco.
—¿Por qué te ríes, acaso tienes miedo?—le dijo Kiba al chico.
—No, me estoy riendo porque jamás me podrás vencer—.
Naruto no era alguien arrogante, pero Kiba si se iban a llevar una lección de su parte y lo iban a gozar como no se lo podía imaginar. Unos cinco minutos después, el Inuzuka estaba hecho mierda en el suelo y nadie se la podía creer que la batalla terminó muy rápido.
—¿Por qué Naruto tenía el Byakugan?—balbuceó Kakashi viendo que el rubio tenía el ojo blanco.
Kiba había usado todas sus técnicas, pero Naruto en un descuido del sujeto le dio un golpe de Puño Suave en su abdomen y el encuentro terminó pronto.
—¡Eso es imposible! ¡¿Cómo es que ese perdedor tiene el Byakugan?!—exclamó furioso Neji.
El rubio volvió a tener los ojos normales y quién estaba peor emocionalmente era Minato que había contemplado como es que Naruto tenía el ojo blanco. ¿Cómo lo pudo hacer? Era imposible tener ese poder ya que era un Kekkei Genkai y lo peor de todo es que parecía manejar bien ese poder.
—¿Por qué no usaste ese poder cuando estuvimos en las Olas?—preguntó Sakura recordando sus penurias.
—¿Quién dijo que no lo hice? Además apenas lo estaba dominando, he estado practicando mucho—le comentó Naruto a Sakura que parecía aterrada de eso.
—¿Por qué no nos dijiste nada?—quiso saber Kakashi que sabía que estaba en un gran problema con su sensei.
—Porque le hice una promesa a alguien de no revelar esto—solo dijo el rubio.
Kakashi con su gran agudeza notó que Hinata no parecía estar impresionada de esto, por lo que era seguro que conocía a esa persona detrás de ese poder concedido.
La siguiente batalla sería entre Hinata y Neji Hyuga, un reto muy duro para la chica Hyuga ya que su primo la odiaba por la muerte de su padre Hizashi. Este era un tema delicado y Hinata sabía que su primo le haría daño, su rencor no la dejaría pensar bien pero no debía quedar mal frente a Naruto, viendo su mano vendada.
—Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, tus ojos iluminarán la oscuridad…—recordó Hinata las palabras de su madre.
—Lady Hinata, te advierto que si continuas en esto no me voy a contener—le dejó en claro el Hyuga.
La chica le tenía lástima a su primo de que hubiera caído tan bajo en su filosofía tan nefasta y pesimista. Nacido con una gran inteligencia para el mundo ninja, pero era pésimo viendo que su filosofia era una excusa para sentirse mejor.
—Neji, tú eres el que debe rendirse. Nunca me podrás ganar—.
—¿Desde cuándo eres tan sarcástica? Estás segura de tu victoria cuando el destino ha dictado que yo seré el ganador—.
—Neji, te lo digo. No pienso retroceder, lo hago por tu seguridad—.
Neji estaba irritado porque Hinata parecía muy confiada y este fue a combatirla. ¿Por qué había dicho esas palabras? La chica se defendía como podía pero el Taijutsu de la chica era muy inferior al suyo. La peliazul comenzaba a debilitarse por cada golpe y lo peor es que tenía problemas para mantenerse de pie.
—¿A dónde se fueron esas palabras tan seguras?—se burló Neji de la debilidad de su prima.
—Mi corazón duele, estoy a punto de morir. Neji, gracias por ayudarme—dijo la chica que cayó desmayada.
Neji no entendía a qué se refería pero al parecer el partido había terminado y el referí se acercaba a ver a la chica.
—Esto aún no ha terminado—advirtió Naruto en el palco.
—¿De que hablas, Naruto?—preguntó Sakura muy confundida.
—Referi, mire—.
Gekko miró que algo salía del cuerpo de la chica y era una especie de humo mientras que era cubierto de una pequeña capa de chakra púrpura en su cuerpo. Ella se levantaba y Neji notó con el Byakugan que sus órganos dañados sanaron por completo y sus puntos de chakra fueron restaurados.
—Acabas de cometer un error, Hyuga inferior—declaró una Hinata que miraba con total desprecio a su primo.
—¿Inferior? No me subestimes—se fue Neji a combatirla de nuevo pero se detuvo al ver qué el ojo derecho de Hinata brillaba azul.
—¿Qué te ocurre, Neji? ¿Por qué te congelas?—.
La chica empezó el combate y Neji empezó a sentir mucho dolor debido al aumento de fuerza que tuvo la chica. Ese ojo derecho no era un Byakugan, sino algo más y se estaba acoplando a sus movimientos.
—Eres patético, tu existencia solo es para servirme. Escapas de la realidad con hacer sentir mal a otros, pero esto se acabó—.
—¡Cállate!—.
Neji no podía hacer más y sus movimientos eran bloqueados uno por uno, mientras que la chica no hacía esfuerzo alguno. ¿Qué estaba sucediendo? Minato jamás había visto tampoco ese doujutsu y tenía la sospecha de quién podría saber algo, pero sería un dolor de cabeza preguntar eso.
—Le está ganando a Neji, lo está superando—murmuró Lee impresionado.
—No sé que te causa tanta impresión, ella también es una Hyuga—alegó Naruto viendo con enojo a Lee porque la estaba menospreciando.
—No hablaba de eso, sino que…—.
—¿Que ella no es una rival digna? No te confundas, pero si solo te basas en eso me temo que eres un gran idiota—.
Hinata tenía contra las cuerdas a Neji y es que su ojo derecho había copiado todos los movimientos del Hyuga para acoplarlos a su estilo. El castaño se estaba desesperando y no sabía cómo reaccionar ante esto.
—Creí que sería más emocionante, pero me rindo—suspiró Hinata desactivando su poder y volviendo a ser la misma.
—¡¿De que estás hablando?!—.
—Creí que tendría satisfacción al hacerte pedazos, pero no siento eso. Madre tenía razón, ya me siento mejor. El saber que ya no eres invencible para mí me hace sentir mejor, pero ya no necesito demostrar nada más. De todos modos no voy a ser Chunin a este paso, así que renuncio—se fue Hinata del sitio.
Neji estaba furioso porque no fue solo humillado sino que la victoria fue regalada y vacía, cosa que le llenó de odio a su prima. Naruto sonreía porque sabía que Hinata había hecho lo correcto y lo mejor de todo es que ahora mismo su padre haría un alboroto.
—¿Por qué se rindió? ¡Lo tenía en sus manos!—exclamó Ino viendo en shock esto.
—Es cuestión de orgullo, darle una victoria vacía a su rival es peor que ganarle. Ella ya no tiene más que demostrar—explicó Naruto el sentir de Hinata.
Quien estaba impresionado era Orochimaru ya que jamás había visto eso. ¿Cómo es que el hijo del Hokage obtuvo un doujutsu sin injertos científicos? Él mismo lo había intentado con el Sharingan pero no pudo y lo peor de todo es que no había calculado bien los eventos.
Mientras tanto, los altos mandos estaban discutiendo como es que Naruto había adquirido el Byakugan y tanto como Hiashi como los demás clanes no tenían idea de que había ocurrido.
—¡No, Hiashi! ¡Naruto no debe estar bajo supervisión de ningún clan!—reclamó Minato al castaño de ojos blancos.
—Todo Byakugan que aparezca estará bajo el resguardo de nuestro clan, es el trato que tenemos desde la fundación de la aldea—.
—Naruto no es un Hyuga, él es un Uzumaki. Sus leyes no lo afectan a él—.
—Su Byakugan debe ser usado para el bien de Konoha—alegó Shikaku Nara.
—El Byakugan ya es usado para eso, están rompiendo nuestro tratado—replicó el Hyuga.
Los buitres se estaban peleando por Naruto y lo peor de todo es que no llegaban a algún trato. Kushina que no había entrado a la junta sabía perfectamente quién era la culpable de todo y fue a confrontarla.
—Oh, mucho tiempo de no verte, Kushina—saludó Hanamei haciéndose la inocente.
—¡No te hagas la inocente! ¡¿Qué le hiciste a mi hijo?!—.
—Nada que lo vaya a perjudicar, Naruto es un niño bueno, no como tú, zorra abandona amigas—decía la Hyuga con una sonrisa macabra.
—¡Por ese tipo de cosas es que terminamos nuestra amistad, eres muy rara! ¡Dime qué le hiciste a mi niño! ¡Habla Hanamei!—.
—Si tanto quieres saber, Naruto a partir de ahora es la consorte de mi niña. El ritual Otsutsuki está completo—alegó ella muy traviesa.
—¡¿Otra vez con esas cosas de la Luna?! ¡Esas son fantasías de tu cabeza enferma!—.
—Jajaja, niega todo lo que quieras. Por más que quieras sobreproteger a Naruto, su destino lo va a alcanzar. Él va a ser mucho mejor que ustedes y yo solo le di el empujón, quiero ver cómo se hacen pedazos por él—sonreia Hanamei de manera enferma.
—¡Escuchame con atención, aléjate de mi hijo! ¡No dejaré que tú y tu hija rara se acerquen a mi hijo!—.
En ese momento, Hanamei le dio una tremenda bofetada a Kushina y cuando la miró en shock se podía ver la mirada vacía y sombría de la peliazul.
—Puedes decirme lo que quieras, pero si te metes con mi hija no me va a temblar la mano. Ella no tiene nada que ver en nuestro pleito jurado—.
—¡Tú te metiste con el mío!—.
—No, le hice un gran favor. Quizás al inicio lo hice por malicia, pero cuando vi como era no pude evitar ayudarlo por mi voluntad. Él no se merece ser tratado como la mascota del Holage y de Konoha—le señaló la Hyuga.
—¡Minato no haría eso, es su padre!—.
—Por favor, Minato los sacrificaría a ambos por el bien de la aldea. Mira lo que pasó con mi cuñado Hizashi, si tú no vas a hacer algo por tu propio hijo, yo si lo voy a hacer. Aunque le prohíbas a Naruto ver a mi hija, él no va a hacerte caso y lo sabes bien—.
—¡Yo soy su madre y me va a obedecer, ya te lo advertí, aléjate de él!—fue lo último que dijo la pelirroja antes de irse del lugar.
Hanamei sabría que Kushina y Minato harían de todo para alejar a Naruto del clan Hyuga pero sería inevitable que el niño les siguiera el juego por mucho tiempo.
—¡No es justo! ¡¿Por qué me van a prohibir con quién me junto?! ¡Ya tengo suficiente con que todos en la aldea me odien! ¡¿Por qué me tienen que prohibir estar con personas que si me quieren!—.
—Naruto, no nos malentiendas. Tratar con el clan Hyuga no es fácil, es mejor mantener las distancias con ellos—le quiso engañar Minato a su hijo, pero no le creyó.
—Ustedes no entienden, Hinata no es así como ustedes dicen. Ella nunca me ha hecho nada malo, ella me entiende—le dijo Naruto a sus padres.
—Hijo, ella viene de un clan donde las apariencias lo son todo. La vas a perjudicar si sigues estando con ella, si de verdad la quieres tienes que dejarla ir—le instigó Kushina muy seria.
Naruto se sentía muy traicionado y aunque sus padres tenían razón en parte, no iba a rendirse sin antes luchar.
—Mamá, papá, los amo, pero está vez no voy a hacerles caso—les replicó Naruto con una mirada que desafiaba la orden que les había dado.
—Naruto, si no vas a hacerlo por las buenas, lo vas a hacer por las malas—se empezó a desesperar Kushina por perder el control de su hijo.
—Si el clan Hyuga no me acepta, entonces voy a cambiar al clan Hyuga cuando yo sea Hokage quieran ustedes o no—.
Naruto sonrió mientras se iba a su habitación dejando a sus padres un poco frustrados, pero algo consternados por la madurez que tomo. No estaba siendo tan impulsivo sino que estaba desafiando a todo el sistema en sus propios términos, siendo está una de las lecciones de Hanamei a su futuro yerno.
Mientras tanto, Hanamei estaba sentada con su esposo que esperaba una explicación de lo que había hecho ella al jinchuriki y ella se estaba haciendo la que la virgen le hablaba.
—Habla Hanamei, ¿Qué fue lo que hiciste? El Byakugan no se puede conceder a alguien que no nació con el ojo, ¿Cómo es que alguien sin relación con el clan tiene nuestro poder?—le interrogó el hombre a la mujer.
—Es una larga historia, si más bien recuerdas mi abuela viene de la Luna. Cuando la aldea fue fundada, mi abuela emigró de nuestro clan pariente como muestra de alianza—.
—Eso ya lo sé, ¿Entonces el clan de la luna tiene un poder que le puede dar el Byakugan a alguien que no lo tenga?—preguntó serio Hiashi.
—Correcto, pero no todos pueden recibir ese poder. El poder de la Luna es demasiado potente para ser tolerado por humanos comunes, pero Naruto no es un ser humano común. El clan Uzumaki y el clan Hyuga vienen de un mismo origen, por eso este poder fue posible serle concedido al hijo del Hokage—explicó Hanamei empezando a ponerse seria.
—¿Por qué no le diste este poder a otro Hyuga? Neji es el prodigio del clan o Hanabi, ellos son más adecuados—.
—Quizás si, pero su corazón está muy manchado de malos sentimientos para serles concedido. No quiero imaginarme que haría el clan con un poder como este, no solo es el Byakugan sino un chakra muy fuerte que pocos podrían resistir. No pienso entregar este poder a alguien que pueda utilizar mal ese regalo—.
—¿Tienes tanta fe en Hinata a pesar de no ser lo que el clan espera?—.
—Es justo por eso que la elegí sobre Hanabi. Ella es diferente, sus ojos son especiales, estoy segura que el poder de nuestro antepasado está ahora en buenas manos y esa es mi decisión—declaró Hanamei muy tajante.
Después de ese día, Naruto sería entrenado nada más y nada menos que su propio padrino, el Sanin Jiraiya, quién tenía la orden de Minato de que desistiera de ese deseo de seguir con esa amistad que lo podía perjudicar. Sin embargo, Jiraiya estaba más interesado en otra cosa y era espiar a las mujeres del balneario.
—¡Si de verdad tienes el Byakugan, úsalo y dime las medidas que tiene las chicas de los baños!—.
—¡Claro que no!—.
—¡No mereces ese poder!—.
—¡Usted es el que menos merece tener ese poder, viejo cochino!—.
—Niño del demonio, no entiendo porque les caíste bien a las Hyuga. Son las mujeres más difíciles de conquistar—alegó el Sanin.
—¿Eh? ¿De que habla?—.
—Las Hyuga son muy especiales a la hora de elegir pareja, muy conservadoras y bastante opulentas. Aunque seas el hijo del Hokage, ellas están acostumbradas a otro estilo de vida—le comenzó el Sanin a meter algo de cizaña.
—Entonces tendré que trabajar duro para juntar dinero—alegó el rubio.
—Oye, no debes de caer en el vicio del dinero. Es una de las tres cosas que debe evitar un ninja—.
—Sí, pero ese dinero será para algo que valga la pena—.
—Aunque consiguieras ese dinero, no es garantía de que ustedes dos sean amigos para siempre. Al final ella conseguirá un esposo de que ella ame mientras tú tienes que mirar a lo lejos como es feliz y cuando ese esposo muera, ella se pondrá a beber sake y se irá de la aldea sin importa que fueran amigos—alegó Jiraiya proyectándose en su vida.
—¿Eh?—.
—Te estoy evitando un mal, niño—.
—Oiga, pero no pienso en Hinata como novia, ella es mi mejor amiga—comentó el chico sin saber bien que es lo que sentía por la chica.
—Asi empiezan los enamoramientos, no te sugiero ir por chicas así de dificiles. Mejor enfócate en tu carrera ninja y a proteger la aldea—.
Aunque lo que decía Jiraiya sonaba lógico, algo dentro de Naruto le decía que no aplicaba con Hinata. Era algo extraño, quizás muchas chicas eran así de superficiales pero conocía a Hinata para saber que ella no era así y cerró los ojos.
—Yo voy a respetar las decisiones de Hinata, pero si alguien la obligara a hacer algo que no le guste, no voy a quedarme de brazos cruzados—.
—Este niño es incorregible—pensó el Sanin muy serio.
Fin de la Obertura.
