EL PORTAL
**Asami**
Korra saltó del lugar en donde estaba sentada y me tendió la mano.
-Vamos- dijo sonriendo, pero con algo de mando en la voz.
-¿A…dónde?
-Acabas de decir que quieres vacaciones, ¿por qué no ahora?- su sonrisa, parecida a la de una niña pequeña me hizo a mí sonreír.
-No lo sé, ¿por la fiesta? ¿por los invitados? ¿por qué no llevo nada más que lo que tengo puesto?- dije irónicamente, haciendo que ella rodara los ojos.
-No es nuestra fiesta- sus hombros se alzaron y le dio al suelo con el pie- pero si eso es lo que quieres, volvamos; seguramente Mako estará encantado con eso.
Bien, entendí su punto, la verdad era que no tenía ganas de regresar a donde estaban todos, no quería ver ni hablar con nadie, y aunque fueran mis amigos, estaba un poco cansada de la hiperactividad de Bolin y la formalidad exagerada por la que había optado Mako, ¿no podían ser más…normales? Miré a Korra, que examinaba mi rostro como intentado adivinar mis pensamientos.
-Seremos sólo nosotras dos… ¿verdad?- Una sonrisa se extendió lentamente a lo largo de su cara.
-Lo prometo.
Un largo camino cubierto de vainas se extendía ante nosotras, haciéndome dudar de la genial idea de irnos en ese preciso momento. Después de todo lo que había pasado, lo menos que quería era tener más de lo mismo, y caminar entre enredaderas vivas no me daba toda la confianza del mundo. Korra caminaba a mi lado con los ojos muy abiertos, como maravillada por la inmensa columna de luz que se erigía cada vez más cerca de nosotras. Definitivamente ella no dejaba de sorprenderme, ¿acaso nunca se cansaba? Tan metida estaba en mis pensamientos, que no me había dado cuenta de que ella me miraba frunciendo el ceño.
-¿Estás bien?
-Yo...sí. Bien, estoy bien- y en ese momento supe el porqué de su preocupación. Estaba temblando de pies a cabeza.
-Es más sencillo de lo que parece, créeme. No dejes que te intimide- Dijo guiñándome un ojo y tomando mi mano, su tacto áspero y cálido a pesar del frío logró tranquilizarme. Entonces miré hacia arriba. El resplandor del portal era algo que jamás había visto, ni siquiera en el brillo del sol. Aun así no lastimaba, por el contrario, atrapaba a la vista haciendo difícil apartarla. Al contrario de como siempre creí, no era blanco, era como si de él surgieran todos los colores que existen, danzando al compás de los susurros que lograban salir de él.
-¿Escuchas eso?
-¿Qué es?- dije, aun con algo de miedo. Ella se giró para verme con cara de emoción y dijo lentamente…
-El mundo espiritual
Ahora sí no había marcha atrás. Ella dio un paso al frente y me miró esperando mi reacción, y yo, tras un largo suspiro la seguí, entrando al portal. El trayecto fue extraño, como si por un momento mi cuerpo dejara de ser mío, y todo lo que alguna vez me hizo ser tangible se hubiera esfumado; busqué la mano que Korra, pero había desaparecido, y en su lugar, cientos de hormigas parecieron recorrer mi cuerpo. Pude sentir la energía bajando por mi espina dorsal, activando cada una de las sensaciones que era capaz de sentir y fluyendo libremente. Me sentí grande, poderosa, libre… Y tuve miedo. Un segundo después la intensa luz fue reemplazada por la gélida luz de la luna, una luna inmensa y blanca que ocupaba gran parte del cielo, iluminando el espacio casi tanto como el sol. Muy cerca de mí estaban los portales del norte y del sur, y en medio del triángulo, un árbol inmenso y hueco
-¡El día de la Luna!- una Korra emocionada saltó a mi lado, y al ver mi cara de expectación rodó los ojos- Verás, una vez al año igual que en nuestro mundo, se puede ver la Luna más grande de lo normal. Bien, pues en el mundo espiritual se vuelve ¡ENORME! ¡Había olvidado que era hoy!- Y dicho esto echó a correr. Subió por una colina cercana y bajó dando volteretas y girando sobre sí misma, haciendo agua control de manera juguetona.
-¡Oye, cuidado!- gritaban algunos espíritus pequeños cuando Korra pasaba cerca de ellos a punto de aplastarlos, pero ella no escuchaba, en esos momentos su felicidad no tenía límites.
Me reí de buena gana y la vi durante largo rato mientras danzaba y reía. De verdad que no podía entenderla, apenas una semana atrás ciudad República estaba en peligro, hace un mes ni siquiera sabíamos dónde estaba y hace dos años todavía no podía caminar. Pero aquí estaba frente a mí, siendo la persona más feliz del mundo sólo porque la Luna estaba grande. Sin querer, comencé a pensar en todo ese tiempo que no estuvimos juntas, ¡cómo la extrañé! Recordé tantas veces que quise abrazarla y decirle que todo iba a estar bien, todo el apoyo que no pude darle y las veces que yo también necesité un abrazo y ella no estuvo. De repente apareció más fuerte que nunca; pero algo cambió en su mirada en ese tiempo y lo noté: Era más dura y menos inocente que antes, y eso rompió mi corazón. Recordé cuando comprendí que debía enfrentar a Kuvira. En ese momento un escalofrío erizó mi piel al recordar todo el riesgo que corrió por haber nacido Ávatar, cada golpe de Kuvira dirigido a ella me oprimió el pecho, y pensar en que algo le pudo haber pasado me llenó de terror.
Me acordé de mi padre, del momento en que la policía encontró su cuerpo. De la cara de Mako con su gesto fingido de neutralidad, y esa simple frase 'lo siento Asami, no creo que debas ver esto', de la empresa, de ciudad República en ruinas y del papel de mujer fuerte que estaba obligada a desempeñar. Miré a Korra de nuevo, quien ahora corría entre un montón de conejos libélula intentando ganarles la carrera. Ahora su aspecto rudo había desaparecido y la inocencia había vuelto a ella, y por un momento, pareció como si nada malo le hubiera pasado, como si nunca hubiera estado cerca de morir. No supe cuando mis ojos se nublaron y mi cuerpo se tambaleó; sólo recuerdo sentir la hierba en mis rodillas y las palmas de mis manos, y mis lágrimas cayendo como nunca mientras luchaba por respirar.
-¡ASAMI!-
Bueno, éste es el inicio del primer fic que escribí allá por el 2015. En ese tiempo, las cosas eran muy diferentes en mi vida. Todavía estaba en la universidad, luchando contra los profes, las tareas y mi sexualidad, así que se verá mucho de eso aquí. Quienes ya lo leyeron cuando lo publiqué la primera vez, hola, perdón por tardar tanto, ésta vez sí voy a tratar de terminarlo. A la gente nueva, hola, de antemano una disculpa por los inminentes errores, nunca fui escritora. Bienvenidos n.n
