Esto era irritante a despertado con un severo dolor de cabeza terrible de nuevo, a tomado demasiado sake inundando su sistema en alcohol, se a puesto muy ebrio tanto que no puede recordar nada en lo que hizo en la noche en ese bar.
Estaba en su departamento, eso era seguro y además desnudo, había escuchado antes la puerta cerrase, de seguro se acostó con una chica y ella ya se habrá ido: Suspira cansado maldiciendo por haber tomado de sobremanera y no recordar nada.
Cierra sus ojos e intenta recordar. Ok esto era problemático. Nada, todo en blanco muy borroso y doloroso intentando forzar su adolorida cabeza, siente la garganta seca y rasposa, se endereza con desgana en la cama y se baja sin molestarse en vestirse ya que ciertamente estaba en su departamento.
En la cocina se sirve un vaso de agua y la toma junto con una pastilla para calmar su dolor. Resopla molesto viendo la hora, ya faltaba poco en que comiencen las clases, ser maestro es agotador y muy cansado pero era su obligación en enseñar a sus alumnos un buen camino de ser héroes, aunque sean a veces problemáticos.
Se da una ducha rápida quitando el olor a alcohol, le ardía la espalda por unos rasguños que de seguro había dejado la chica.
Al terminar de bañarse y de cambiarse nota en el suelo un broche rosado con forma de mochi, era pequeño e infantil y en el se podía ver un pelo castaño color chocolate: Lo observa con desinterés y lo guarda en su bolsillo. Mira su cama se veía tan cómoda, tenía ganas de dormir todo el día aunque eso lo aprovechara tomando el tiempo de descanso en la escuela.
Frunce el ceño notando algo en las sabanas ¿Se habrá olvidado algo más la mujer? Levanta las sabanas y era una mancha de sangre ¿Tan rudo fue el sexo? ¿Acaso ella era virgen? Era una hipótesis pero puede ser, se apretó los sienes avergonzado sabiendo que la pobre mujer desconocida de ve de estar más adolorida que como estaba él ahora mismo.
Antes de irse agarra sus sabanas y las pone al canasto para lavarlas cuándo vuelva.
Ya en U.A . Todos sus alumnos estaban es sus asientos excepto uno, era extraño que llegase tarde, pasaron los minutos y aún así no a aparecido, así que continuo con la clases.
Pasaron tres semanas y su alumna a faltado enviando notas de estar enfermo. La había visto en los pasillos quería exigirle cuál era la razón de su falta a clases pero ella con solo verlo huía evitándolo cada momento, cuándo la intentaba buscar o llamar en los dormitorios no respondía y aparentemente no estaba en la habitación ¿Por qué?
Faltaba poco para las vacaciones, los chicos ya estaban planeando irse de visitas con sus familiares. Midoriya había decidido irse a entrenar con All might y al parecer Katsuki Bakugou los acompañara en sus viajes.
Ya era tarde, caminaba en los pasillos hacía la cocina a ver si los chicos no han dejado desorden, veía que la luz de la cocina estaba encendida, escuchaba los trates y el fregadero, alguien estaba despierto.
Al llegar entra abriendo la puerta viendo la espalda de Ochako, la chica que lo ha estado evitando todo momento, estaba cantando entretenida mientras lavaba unos platos. ¿A está hora? Observa el reloj en la pared y ya era media noche ¿Acaso no sabe qué mañana habrá entrenamiento a las seis? Cierra la puerta detrás de él y avanza hacía ella pero ella no se percata de su presencia.
Ella vestía un york rosado corto hasta los muslos y una remera blanca musculosa y usaba unas pantuflas rosadas e comunes. Su cabello castaño corto color chocolate se balanceaba suavemente e alegre mientras titubeaba una melodía.
– ¿Qué haces a estás horas tan tarde? ¿Sabes qué mañana habrá entrenamiento? Ochako. – Dice serio con un tono profundo y ronco. Viendo como ella se detenía repentinamente y podía ver que se tensaba ante su presencia ¿Por qué será? Bueno casi todos se tensaban cuándo ya llegaba al salón o al entrenamiento a supervisar pero, esto era diferente.
– ¿Sensei?–Piensa nerviosa ¿Era él? Siente su rostro calentarse intensamente, voltea solo un poco su rostro para confirmar que no estaba loca. Temblorosa coloca el último plato limpio en secar mientras se esforzaba intensamente en voltear.
Su mirada oscura y sus ojos negros la veían serio como hacía con todo el mundo, respira hondo y intentando no ponerse nerviosa, su corazón palpitaba más rápido y su mente le gritaba que corriera pero su cuerpo estaba inerte viendo a su Sensei parado frente en de la puerta, su única salida.
–a... Aizawa-sensei. –Dice tartamudeando y se sonrojaba más que cuándo estaba cerca de Deku-kun. Sonríe nerviosa ante su maestro.
–Tranquila, no te castigare por solo lavar unos platos sucios, de todos modos no tenías que hacerlo tan tarde. Mañana tienes prácticas. –Dice observando las reacciones extrañas de Ochako, aprovechando está oportunidad la interrogará, ante estos meses de ser evitado y las faltas de clases importantes que ella se había perdido.
– ¡Lo siento! yo… Ya me voy. –Dice moviéndose hacía la puerta pero él se interpone mirándola interrogante frunciendo el ceño.
–Te preguntare esto ¿Por qué has faltado mucho a las clases y por qué me evitas? Si algo anda mal, puedes confiar en mí y decírmelo, puedo ayudarte. –Dice serio viendo como ella desviaba su mirada y volvía a mirarlo. ¿Por qué tanta incomodidad hacía él? Se sentía un poco desconcertado al ver la repentina expresión de alivio de ella.
–Parece que no lo recuerdas. –Dice soltando aliviada un suspiro pero aún así solo espera que no lo recuerde.
– ¿Recordar qué?– Pregunto curioso e fastidiado viendo la mirada aliviada de la adolescente. ¿Acaso se ha perdido de algo?
– No, nada. – Dice retrocediendo, hasta que sentía otra vez ese mareo y esas ganas de vomitar, últimamente a estado sintiéndose fatal.
– ¿Te encuentras bien? – Pregunto preocupado al ver como su alumna se tambaleaba y palidecía un poco. Puede que en verdad se sentía enferma, pero eso no quiere decir que tuviera que evitarlo, él la habría ayudado y atendido si ella estaba enferma.
– Es...estoy bien, Sensei, solo fue un mareo y... –No termina ya que siente una repentina ganas de vomitar: Coloca sus dos manos rápidamente en sus labios y corre hacía el pequeño baño de al lado, al entrar no cierra la puerta y cae de rodillas vomitando el contenido en el retrete.
Aizawa muy preocupado estaba arrodillado al lado de ella mientras recogía su cabello castaño para atrás y que no se ensuciará de vomito mientras le frotaba su espalda para calmarla. ¿Qué le pasaba? Tendrá que llevarla a Recovery Gil para que la atendiera: La mira preocupado. ¿Desdé cuándo ha estado ella así? La observa serió.
Al cabo de unas horas la adolescente se aparta mareada del retrete echándose atrás e apoyándose en el torso de Aizawa sin importarle si lo molestaba o no. El profesor la ayuda a pararse mientras ella se sujetaba a él. La joven castaña mareada va al lavado y se limpia con ayuda de su sensei el rostro, el sabor a vomito era desagradable, la adolescente al terminar de limpiarse recupera su compostura un momento. Le sonríe con una mirada de disculpa a su sensei.
– Creo que aún no me siento bien. – Dice riendo un poco y sonrojándose viendo que estaba entre el abrazo cálido e fuerte del pelinegro. Intenta apartarse para darle su espacio pero él no la soltaba. – ¿Sensei? – Dice viendo los ojos oscuros y preocupados de su maestro.
– ¿Desdé cuándo estabas así? ¿Es por eso qué no ibas a las clases? ¿Por qué no dijiste nada? – Pregunto molesto y muy preocupado, no quería soltarla temía que ella cayera y se lastimara.
–No sé, creo que hace tres semanas, no estoy segura.– Dice mareada y apoyando su cabeza castaña en el torso fuerte de su Sensei, se sentía cansada y avergonzada. Pero aún así, se sentía bien, siente de nuevo esa colonia que él tenía, un aroma tan varonil e embriagante, si aspiraba más su aroma podía sentir un toque de dulce en él.
Que bien se sentía y que cálido estaba. Cómoda, lo abraza sorprendiendo al mayor. Rodeando sus brazos alrededor de él, acercándolo más, sintiendo su calor corporal y fuerte cuerpo, era tan alto y cómodo, no quería alejarse.
Aizawa no se movía pero siente como si no fuera la primera vez que ella estaba tan peligrosamente cerca de él, un perfume dulce e reconocible invade sus sentidos ¿Dónde había olido ese aroma antes? No lo recuerda. Sintiéndose preocupado e incomodo se aparta un poco de la chica y la observa, su mirada era cansada con las mejillas ruborizadas, mirándolo fijamente de una manera desconcertantemente dulce. Un recuerdo aparece en mente pero se veía muy borroso.
–Te llevare a tu dormitorio, mañana te acompañare a que te vea Recovery Gil. –Dice suave haciendo que ella ábrase su brazo como soporte mientras salían de la cocina, caminaban en silenció en los pasillos, se escabulleron de los dormitorios 1-A de las chicas sin hacer un ruido brusco para no despertar a las demás adolescentes.
Aizawa abre la puerta de Ochako y al estar dentro, él coloca a la castaña en la cama ayudándola y arropándola en las cobijas, no había encendido las luces ya que la luna alumbraba lo suficiente por la ventana del balcón. Se sienta de lado al borde de la cama observado a su estudiante cansada viendo los mechones marrones caer en su rostro.
– Gracias, sensei. Perdón por las molestias. – Dice avergonzada, tenía suerte que por lo menos la habitación estaba un poco oscura, ya que sentía que estaba muy ruborizada.
–Descuida, solo duérmete, mañana nos veremos. – Dijo suave e bajo corriendo un mechón castaño de la frente de la joven hasta que ella se queda profundamente dormida.
Se queda un momento viendo si ella estaba bien, observa la habitación con desinterés, era tan normal como cualquier persona, excepto para el resto de sus alumnos, se levanta con cuidado, voltea hacía la puerta listo para irse hasta que siente que pisaba algo pequeño, baja la vista y ve que era el mismo broche que tenía, puede que se le haya caído del bolsillo: Lo agarra y lo guarda en su bolsillo mientras salía, no antes ver alrededor del pasillo si una intrusa estaba despierta.
No era bien visto que un profesor saliera de la habitación de una joven alumna adolescente en unas horas muy tarde. No quería provocar malentendidos. Él era un hombre fiel de confianza jamás se atrevería a ponerles un dedo encima a sus queridos estudiantes con intensiones descaradas. Él jamás seria capas de hacer algo atroz como eso.
Ya era de mañana, Ochako se levantaba con unas terribles nauseas, saliendo rápido de la cama agarra una bolsa para vómitos que había comprado cuándo comenzó a vomitar, al terminas tira la bolsa en el tacho ¿Qué hora era? Observa su reloj y era terriblemente temprano, eran las cinco de la mañana. Escucha que golpeaban la puerta suavemente, se acerca y la abre viendo que era su compañera Mina con una bolsita de plástico. ¿A está hora despierta? Podía ver unas ojeras de su amiga, parece que no durmió bien. ¿La estaba esperando?
– Ochako ¿Te encuentras bien? – Pregunto susurrando preocupada mientras veía la apariencia desalineada y pálida de su compañera. Siente culpa ya que ella fue la causante de que su amiga castaña esté así. Quiere creer que no sea "Eso" lo que su amiga la esté pasando mal.
– Estoy bien, solo cansada. –Sonríe permitiendo que su compañera entrase. Ve que la rosada sacaba una cajita roja de la bolsa y se lo entregaba con timidez, palidece y traga saliva al leer lo que decía la caja, sabia que era eso. Tenía miedo, porque eso podría ser una posibilidad de su condición. Si lo pensaba todo encajaba, el vomito. Los mareos y dolores de cabeza y sus disgustos al olor de algunas comidas, los síntomas y más.
–Yo… compre esto al notar que te sentías mal e investigue sobre esos síntomas. – Dice avergonzada viendo con lastima a su querida amiga. ¡Maldición! si no hubiera hecho esa apuesta a una Ochako ebria en el bar. Que claro le habían permitido beber, mientras no le avisarán a ninguna autoridad. No estaría en está situación.
Ochako traga saliva y mira la caja, sin más, la abre y saca el test de maternidad, la observa un largo rato y la pone de nuevo en la cajita, sale sin mirar a su amiga y se va a los baños de mujeres, después de unas horas, Mina esperaba entre el baño hasta que escucha a Ochako abrir la puerta y la miraba. Al verla le dolió el corazón, unas lagrimas gruesas salían ante esos ojos chocolates.
– Ochako-chan. – Dice viendo las cinco test de maternidad usados mostrando un positivo. Había comprado suficiente por si acaso. – Lo siento, fue mí culpa. –Llora abrazando a la castaña.
–No te culpes. También es mí culpa. – Dice amable abrazando a su amiga rosada mientras sentía como su corazón palpitaba frenético ¿Qué iba hacer? ¿Cómo le iba a contar a sus padres? y ¿A él? Tenía miedo. Él no recuerda nada sobre esa noche, ella tampoco recuerda mucho de la noche solo recuerda poco y de haberse despertado con él en sus brazos. Si dice algo podría arruinarle la vida, él no tiene la culpa de nada.
– Ochako-chan, aún ahí forma de interrumpirlo, solo vamos a... –Dice Mina pero sin terminar la frase.
– ¡No! No lo menciones, jamás sería capas de hacer tal atrocidad es...es mí bebé, no lo voy abortar, solo porque cometí un error. ¡Yo me are cargo de él! – Dice molesta y decidida. Si bien, era muy joven aún pero no seria capas de hacer eso. Si hiciera tal cosa jamás se perdonaría, seria como una asesina. Si no ¿Qué derecho tendría llamarse héroe si mataba a un bebé en especial si era suyo? Tampoco era tan inhumana para acabar con esa vida, para bien o para mal era su hijo.
–Me tengo que ir. –Dice repentinamente separándose de su amiga, no podía quedarse, dentro de poco vendrá Aizawa a llevarla con Recovery Gil. No quería que nadie más sepa que estaba embarazada excepto de sus padres, ellos la entenderían aunque puede que se molesten al principio con ella.
– ¿Te iras? ¿Qué pasara con tu carera de ser héroe y con los de más? ¿Y qué pasa con él? ¿No sé lo dirás? –Dice preocupada Mina. Ella sabe que era Aizawa. Él tenía derecho a saber, aunque de seguro se molestaría inminentemente ante tal atrevimiento de usarlo estando casi fuera de si mismo.
–Él no recuerda nada de aquella noche y prefiero que sea así, Mina, Aizawa-sensei es una buena persona un buen hombre que daría la vida por nosotros, aunque sea un gruñón cascarrabias. Sabes lo que le harían a él si se enteraran de que es el padre de mí bebé, Es mayor, un héroe profesional y mí maestro, lo castigarían. No tiene la culpa, yo me acerque a él cuándo estaba en esas condiciones. –Dice preocupada y culpable.
Si no hubiera estado ebria no habría aceptado tal reto de su amiga. Él estaba en el mismo bar, ebrio pero poco consciente y ella se aprovecho sin pensar en las consecuencias, estando segada ante el alcohol y su estupidez negligente de seducirlo.
–Pero…
–Ya tome mí decisión Mina-chan, por favor, no le cuentes a nadie, quiero que sea entre las dos ¿Si? –Suplica a su compañera.
–Si... confía en mí, yo te apoyare. – Dijo algo dudosa asintiendole a la castaña. Que le sonrió agradecida.
Aún nadie se ha despertado y era mejor, ya que aún era muy temprano, Ochako ya preparo sus cosas lo más rápido y silencioso que pudo con ayuda de Mina y dejo unas notas para el director de la escuela que dejaría U.A. dejando una excusa para que no la buscaran. Aunque sabia que no funcionaria del todo.
Aizawa y los de más se habían sorprendido ante el avisó del director sobre cierta partida de una pelimarron que había dejado U.A. Está mañana.
Más tarde….
Aizawa estaba sorprendido, molesto y preocupado por su alumna de porque habrá abandonado la escuela, ella iba bien como futura héroe, tenía potencial como todos los demás, cuándo fue a los dormitorios y vio que no estaba en la habitación, se preocupo más, ella no se sentía bien ¿Y de la nada desaparece? Eso era básicamente sospechoso. Algo debió suceder. Era su obligación mantener a sus queridos alumnos a salvos pero parece que algo se le paso desapercibido con Uraraka. Pero no puede deducir que era.
Al día siguiente había ido a la casa de los padres de Ochako con permiso del director que también estaba confundido y preocupado además de que los villanos aún tienen ojos sobre ellos.
Fue un viaje largo pero al fin pudo llegar a la casa de los padres de Uraraka, ellos no le dijeron nada, solo que ella estaba en su habitación descansando y no le permitieron que entrara y esperar, ellos lo miraban con decepción y simpatía a la vez, no comprendía porque, pero paresia que sabían algo.
–Señor Aizawa, puede ir se, no ahí nada que pueda hacer aquí. –Dice molesto el Padre de Ochako con voz seria.
–Esto es algo personal Eraserhead-san. Lo siento. – Decía la Madre de Ochako sonriéndole con simpatía.
–Lamentó molestar. – Dice irritado ¿Qué pasaba? Parece que sabían algo pero no le querían escupir las palabras en la cara. ¿Por qué no le dicen de una vez que es lo que pasa? Resopla y se aleja de la pequeña casa. Le habían dicho que trataba de algo personal pero nada más. ¿Y qué era eso de personal? Siente que estaba siendo observado, levanta su vista en la dirección de la pequeña casa.
Observa una ventana, de inmediato ve una cabellera castaña que se ocultaba. Algo en su interior le gritaba que se quedase y averiguara usando sus habilidades de héroe, era un presentimiento extraño.
–Volveré, mañana. – Dice serio volteando y marchándose, subiendo a un auto negro que lo esperaba.
Pasaron los días tortuosos desdé que dejo la escuela de héroes. Lo extrañaba súbitamente a diario, sus practicas la discusión de Lida e Bakugou ante la falta de moralidad del chico explosivo, todo extrañaba.
Sus amigos en especial Mina, la visitaban y la hacían feliz pero se desanimaba cuándo siempre le preguntaban porque dejo la escuela, unas amigas sabían de su embarazo ya que les contó pero no les menciono quién es el Padre, ellas le prometieron no decir nada, eso lo agradecida mucho.
Ahora paseaba en el centro comercial para comprar materiales de maternidad y esas cosas. Llevaba dos bolsas de compras enormes, a conseguido lo necesario y barato que podría llegar a pagar, no se sentía tan mal como esta mañana cuándo vomito todo su brillante vomito en el retrete.
Sintiendo el aire fresco suspira cansada y tranquila, en el mercado no había muchas personas, estaba lista para irse pero siente un delicioso aroma en un comercio de comida.
Tal vez pueda quedarse un momento más, no aria daño, sostiene más firme una bolsa en su brazo derecho, pesaba más que la otra. Al acercarse al mostrador ve el letrero de una buena hamburguesa de aguacates sus antojos le golpeaban cada vez más, queriendo comer cosas extrañas, cuándo siente el olor a comida, no puede evitar querer comer.
–Se ve bien. – Dice animada casi babeando esperando a que la atendieran. Después de horas la atienden y luego le entregan la hamburguesa junto a su bebida de naranja saludable. se sienta en una mesa frente a un ventanal grande, el sol se estaba ocultando lentamente mientras de apoco se hacían visibles las estrellas, tendrá que disculparse con sus Padres por llegar tarde, da un mordisco gustosamente a su hamburguesa disfrutando su sabor, veía la luces de la ciudad brillar y encenderse.
–De seguro Aizawa-sensei estará en sus patrullas nocturnas ahora. – Dice distraída pensando en su sensei, recordando las veces que él iba a verla en su casa hasta que dejo de hacerlo, algo que la alivio y entristeció al mismo tiempo.
Recuerda el día incomodo cuándo les contó a sus padres sobre su embarazo y quién era el padre, ya les explico lo sucedido, claro se molestaron y se preocuparon sobre que pasara sobre el niño o niña. Sorprendentemente sus rabietas no duraron mucho, al momento de enojados terminaron hablando sobre el futuro bebé con entusiasmó, tenía suerte de tener padres tan sutiles e amorosos o sino ahora mismo estaría viviendo en la calle.
– Si, y lo estaré en un momento Uraraka. Ya que la vigilancia es poca de noche. – Dice una voz profunda e cansada.
–Si. No ahí mucha vigilancia de noche porque... –Decía distraída hasta que se detiene y volteaba rápido levantando la vista y viendo que era él, estando al lado suyo, parado y mirándola con esa mirada habitual que siempre tenía, estaba vestido con su vestimenta de héroe.
–A…Aizawa-sensei. –Dice sorprendida viendo esos hermosos ojos oscuros ¿Qué hacía él aquí? Se tensa ante su presencia.
– Cuánto tiempo Uraraka. –Dice indiferente, la había visto cuándo estaba apunto de hacer sus patrullas hasta que la vio en un ventanal de un mercado de comida: Agarra una silla y se sienta frente a ella viendo como se tensaba mientras un ligero carmesí oscurecía más sus mejillas. No esperaba encontrarla sola pero era su oportunidad ver si estaba bien.
–Me...Me alegra de verlo Sensei ¿Cómo está en la escuela? –Pregunto sonriendo nerviosa intentando no apartar la mirada, siente como su rostro se calentaba lentamente y su corazón palpitaba al tenerlo cerca, sentado y mirándola detenidamente con esos ojos negros y profundos.
–Lo normal supongo ¿Y tú cómo estás? –Dice indiferente viendo como ella lo miraba con esos ojos chocolates esforzándose en no apartar su mirada de él. Que curioso, ella aún quiere evitarlo, ya siendo que ha abandonado U.A.
–Bien. –Responde sonriendo ante la típica indiferencia de su ex maestro, dejando un poco su incomodidad, se queda observándolo en silencio, viendo cada detalle de él, su cabello negro largo y descuidado estaba un poco más largo que antes, su mirada cansada aburrida y ojerosa lo hacía ver algo aterrador pero si lo mira bien no se veía tan mal además esa cicatriz bajo su ojo en su mejilla lo hace ver atractivo, tenía que admitir que él es perfecto de cierta forma, claro.
¿Quién lo diría? ¿Por qué se siente atraída por él ahora? Baja su mirada reprochándose mentalmente en pensar en él de esa forma. Maldición, esos cambios de humor la están poniendo sentimental, siente un nudo en la garganta sintiéndose muy culpable y una terrible por mentirle, pero era por su bien mayor como héroe y maestro. No quería meterlo en problemas.
Siente una mano en su hombro y levanta la vista viendo al hermoso hombre mayor, quería contarle y disculparse pero tenía miedo, vaya cobarde que era, ve que él la miraba preocupado, sin más coloca su pequeña mano sobre la de él apretándolo con delicadeza, se sentía tan bien.
– ¿Estás bien? uraraka. –Pregunto, se preocupo ante el cambio de ánimo de la joven, siente su mano pequeña sobre la suya, lo desconcertó un poco pero no aparto la mano, parece que así está más tranquila.
–Si…yo… Estoy bien, solo estoy un poco cansada. –Dice sonriéndole dulcemente, ya no tenía hambre guarda su hamburguesa y toma su jugo hasta terminarlo, tenía mucha sed, mientras acariciaba distraída la mano cálida del héroe que aún descansaba en su hombro, aún no quería soltarlo.
–Creo que es algo tarde, te acompañare a casa. –Dice algo incomodo, por suerte no había nadie viéndolos, no quisiera causar una mala impresión en los civiles chismosos. Ellos suelen ser mal pensados.
–Si. Gracias. –Dice sonriéndole mientras se levantaba y agarraba las dos bolsas que tenía sobre una silla. Ya no se sentía incomoda y nerviosa estando con él.
Caminaban uno al lado del otro hacía la salida del mercado comercial, Aizawa generosamente llevaba una bolsa pesada mientras la joven castaña tenía la ligera hasta que ella se detiene notando una maquina para tomarse unas fotos, traga saliva y sin más agarra del brazo a su ex Sensei y entran en la maquina de fotos.
– ¿Qué haces? –Dice desconcertado ante el repentino movimiento de la adolescente mientras veía que ella colocaba monedas en la maquina y ponía las cortinas.
–Nada, solo quiero que nos tomemos una foto. – Dice nerviosa mientras abrazaba el brazo de él mientras los dos sostenían las bolsas de compras.
Aizawa frunce el ceño confundido, mira con su expresión habitual la cámara mientras por dentro se sentía extraño con Ochako. ¿Por qué tan de repente actúa tan extraña? El flash de la maquina les toma una foto. Luego sale de la maquina, espera fuera del aparato mientras la adolescente agarraba una pequeña foto de ellos dos.
– ¿Satisfecha? –Pregunto viendo que ella volvió a su lado y asentía con una linda sonrisa mientras salen del comercial.
Después de horas caminando en un silenció cómodos, llegan a la pequeña casa, él le entrega la bolsa pesada, se preguntaba que era lo que había comprado para que sea pesado, claro para él no fue problema pero aún así le dio curiosidad.
–Gracias por acompañarme Sensei. –Dice triste viendo que él asiente mientras de un rápido movimiento ella planta un beso en la mejilla de su ex Sensei, usando su peculiaridad de gravedad cero para alcanzar besar su mejilla, él era muy alto después de todo.
– ¿Qué?…–Dijo sorprendido hasta que ella ya se había ido corriendo hacía la casa golpea la puerta y el Padre de la chica lo abre hasta que lo ve y lo fulmina, Ochako voltea un poco, le sonríe y entra mientras el mayor cerraba la puerta.
¿Pero qué carajo acaba de pasar? Se toca la mejilla dónde ella lo beso, esto claramente esta mal pero ¿Por qué se sintió bien? Resopla sintiéndose raro y se va sin saber que esa noche fuera la última vez estando con ella.
Continuara…
en otro fic.
