Había historias donde un mundo fue creado de la nada. Otros contaban relatos donde el que el mundo se formó a partir del caos. Concebido por entidades primigenias, emergiendo de las profundidades de aguas antiguas, de una diosa madre traicionada por sus hijos, siendo descubierto por la migración continua de seres más allá de las estrellas.

A partir de ello también nacieron seres superiores y sus historias: Un Rey tres cuartos de dios, uno de humano, las Hazañas de Gemelos Divinos hijos del Rey Olímpico, pero esa no era la historia narrada está vez.

Existió una vez un hijo, un sabio. La luz nacida de la luz y la palabra del Padre. Aquel a quien solo le importaba la protección y alegria de aquellos a los que consideró familia.

Los ojos de cielo nublado brillaban con alegría, una pequeña sonrisa y el pelo corto que se mueve de forma eterea con el viento, diciéndoles que siempre se quedará. Diciéndoles que no los dejará...

El era el protector de los Siete Cielos Ardientes.

El hombre sin embargo vería caer mucho de lo que amó en medio de una guerra cruel. Los poderosos regocijarse con la muerte de otros mas debiles, los justos sucumbiendo en su afan de lograr las buenas intenciones.

- Hermano... No me siento muy bien -La figura del antiguo angel caido parecia deshacerse mientras volutas de polvo dorado rodeaban a ambos.

El joven guerrero celestial estaba muriendo.

Las lagrimas corrieron por su rostro. No importaba que fuera un genio con la magia, la realidad era cruel. Vio como lentamente el polvo dorado era esparcido con el viento.

Su luz era fuerte, pero no era suficiente ¿Cómo El no había finalizado el conflicto? ¿Cuando el día del juicio aún estaba lejos? Aún así persevero, dejando atrás mucho.

Camino en el infierno mismo por el bien de los demas.

Los crueles ojos de rojo abismal ardientes volvieron al antiguo plateado, una sonrisa feroz mientras la mano destellante con el poder de la Estrella de la Mañana atravesaba su pecho y empezaba a deshacer su cuerpo en sangre negra.

Había llegado al final, al final, no era su primera muerte ni su primera herida.

Pero aquél ataque lo dejaría fuera durante mucho tiempo. Una cicatriz se marcaría por la voluntad del Altísimo.

Al mismo tiempo el relámpago divino azotó el Inframundo, la voz de Dios se hizo oír. Otro trueno resonó en un espacio sin cielo.

Y cuando tuvo una oportunidad no pudo ser más que amargo al enfrentar a sus hermanosvestidos de corrupción y ruina, locura y desesperación.

No podía simplemente morir. No podía dejar la guerra como estaba. Era inconcebible el sólo pensamiento de abandonar a sus hermanos y la Humanidad. Entonces buscó el cáliz con el que se había hecho la alianza nueva y eterna, la sangre de Dios de la cual el mismo formaba parte.

E̴̝͓̻̻̯̔̅̔̌̈́̂ņ̴͚̬̯̈̈́͌̄̃͆̈́̕d̵̢̻̖̤̥̜̞̅l̵̗̙̙͋̅e̷̹͈̯̦̦̓̌̽̍͐͝͝ș̴̓̓̉̑̈́̎̑̕s̵̨̳̯͕̤͈̹͑̀̈́͆͘͜ ̴̮̓̈́̉̉̕ͅSï̶̶̡̡̛̛̭̱̫̭̱̫̓͆̎̍ṅ̵̙̬̳̼

Y encontro la maldicion a través de su búsqueda, aquella que habia sido desterrada por la vergüenza de los dioses antes de separar los mundos.

Un juramento que mantener con un ultimo aliento. Los restos del templo en lo profundo del Inframundo parecía nunca haber pasado por un período de paz. Las sombras crecían profundo, sólo repelidas por su luz.

Sus ojos se posaron en la copa del milagro. Sus sentidos hormiguearon ante la putrefacción envuelta y contenida por lo santo. El vello de su cuerpo se erizó antes de que iniciará su rezo.

Rezó al Grial de los deseos que sólo los dignos podían usar. Imploró a los Males del Mundo para descargar todas las maldiciones en un sólo lugar y darse tiempo a si mismo y a los demas. El milagro se hizo, la condenación se desencadenó.

El hombre sin nombre acumuló el poder que caía sobre el y luego lo liberó. Muerte, aún le era un concepto que si bien no le era extraño aún le era ajeno.

Cuando la montaña en la que estaba contenida se derrumbó sobre sí misma no grito, aun si estaba en lo profundo del infierno. El magma maldito fluyó sobre su cuerpo al mismo tiempo que la luz sacra explotaba. Terremotos indecibles recorrieron el espacio de las almas condenadas, relampagos rojizos y plateados bullian inestables.

Luego dormir profundo, cientos de años, un espacio oscilante entre las pesadillas y visiones de un futuro lejano.

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Shun Kimura era la sombra, el estudiante, aspirante a hombre detras de un gran hombre. Aun asi, sus palabras eran concisas y claras.

La luz de su ingenio no estaba oscurecida por las limitaciones impuestas por ser el supuesto hijo de yakuza.

Tenía un cabello de negro oscuro y ojos color avellana inteligentes. Su estructura corporal tenía la cantidad correcta de músculo en los lugares correctos, un cuerpo entrenado pero no de una forma exagerada. Vestía una sencillo uniforme escolar.

Sus sentidos le alertaron. Se despidio de un compañero con rapidez con una excusa plausible que en realidad nunca fue exactamente mentira. Tenía que reunirse luego con un club de la escuela y el Consejo Estudiantil.

Nunca dijo que ambos estaban compuestos por demonios, cada uno de los miembros. Ni que lo haría para cambiar el orden del mundo.

Por eso cuando sus pasos le hicieron desandar por milesima vez el camino al inframundo del suspuesto paraiso que eran los callejones abandonados de Seul lo hizo con prisa.

Chillidos de terror, susurros gorgoteantes.

Las paredes de los edificios estaban agrietadas, revelando secciones abiertas del marco de acero debajo, y el vidrio que enmarcaba las ventanas estaba gris borroso por la acumulación de polvo. Una endeble pared de ladrillo estaba llena de trozos de vidrio destrozado.

Un repentino terremoto en miniatura sacudio el galpon mas cercano, otra obra de completa decadencia. la chatarra fue golpeada hacia atras, sillones agujerados saltaron en el aire. Pero el se mantuvo de pie, fluyendo con cada ondulacion de la tierra, sus pasos se hicieron mas rapidos.

Mas gritos y mas fuertes que antes. Por el suelo vio marcas, marcas de cortes y sangre reseca. Casi piso un crucifijo destrozado, la madera manchada en un liquido morado.

Pero no retrocedio, porque se habia enfrentado a seres que eran mas terribles. Aquél ser estaba distorsionado, pero no roto.

Aun no.

Tres adolescentes aterrorizados mas alla de cualquier panico causado por alucinaciones se tambaleaban en medio de una convulsion inducida por el aura sangriente que escapaba del verdadero demonio que estaban enfrentando. Sus ojos estaban vacios, pero las manos temblorosas rogaban por ayuda.

Los pasos se aceleraron, las palmas se unieron en una posicion de rezo.

Siempre estuvo aguardando la llegada de uno, la llamada que le permitiese actuar. Y lo vió, escuchó, sintio, el vaho caliente escapo de sus labios. la humedad se filtraba con el moho asqueroso por las ruinas.

-Jiajiajijiaajjaijueajaia ¡Si! ¡Todos brillaran como mi tesoro, si mi tesoro! -

Vio las personas desventuradas que habian llegado por alguna razon ridicula que no conocia.

Incluso cuando estaban esos que "Tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven; tienen orejas, y no oyen"elsimplemente no podia ir y dejarlos así , no podía ser asi. Era contra su naturaleza.

Los parpados se retrajeron. Los musculos se abultaron y tensaron. Y los orbes color bronce observaron el mundo tal como debia ser, una vez mas. La sombra se retiro, dejando al verdadero personaje entrar en accion.

Galael saludó al mundo.

Contempló al monstruo que enfrentaba, su cuerpo cubierto de sarpullido, un rostro humano agigantado mas allá de lo que la física debía dictar hasta formar un rostro mitad equino mitad felino era soportado por un largo cuello delgado y doblado.

Cabellos blancos sucios se tornaban al rojo y negro en diversos puntos. Dos cuernos doblados se erizaban como púas a los costados de cada ojo.

Tenía un arma agarrada en un brazo que parecia dislocado, abultado de musculos y venas moradas que latian a cada segundo. La hoja parecía extrañamente limpia, gigantesca y pulida, su hoja y empuñadura manchada con sangre negra.

El otro brazo igual de monstruoso llamo su atención al agarrar una viga oscura llena de herrumbre del techo, arrancarla y abollarla en una mano de siete dedos para aplastar a sus victimas.

-Ah, si, ssii, vengan a jugar con el viejo Freed ¿No es para eso que buscaron a Freed?-

Y ante su incrédula vista Freed Sellzen gruñia y reia, convertido en una quimera, un demonio de grotescas proporciones. Su conciencia parecía muy perdida en el exterior monstruoso.

La luz cobró vida. Su cuerpo se endureció más allá del cuerpo normal y cuando la viga de acero cayó contra el grupo desprevenido aparecio en cuclillas y clavó su codo contra el metal.

– Lento, sin tecnica –Murmuro.

El acero estalló. Una cúpula de luz cubrió a las victimas de cualquier daño, sus rostros volvieron a la tranquilidad de un sueño sin sueño mientras una cupula secundaria de un blanco pálido sanaba cualquier herida física que tuvieran. Tendria que encargarse de las mentales mas tarde.

Entonces se puso de pie una vez mas, su brazo humeando con acero derretido.

- ¿Luzz?-Un extraño reconocimiento inconsciente brillo en la esclerotica negra.

– De hecho, tal vez pueda arrojar algo de luz sobre tí así que, por favor... –

El rostro del demonio renegado se crispó de forma rabiosa al contemplar su figura abierta a cualquier ataque. Pero también pudo reconocer el miedo oculto en los ojos desenfocados, miedo al brillo que portaba.

– ..vete al abismo al que perteneces, o de otro modo–

Su figura se desvaneció en una imágen borrosa hasta dibujarse de forma correcta justo por delante de la quimera en que se había convertido el exorcista, el demonio extraviado que se habia sumergido en uno de los tantos barrios bajos de Japon.

La misma luz que habia envuelto a la gente surgio de su mano y muto en una claymore de dorado reluciente. Los ojos del monstruo se entrecerraron, incluso con su mente perdida en la lujuria del combate su cuerpo deforme recordaba haber sido entrenado para la lucha. Su cuerpo estallo con energia no reprimida.

–...tendre que obligarte a hacerlo –Declaro mientras la espada se acercaba a su pecho expuesto.

Sellzen chilló y arrojó un manotazo que esquivó justo a tiempo para cortar a través de su brazo. La piel era gruesa, pero la luz quemaba las tinieblas tan bien cómo quemaba la carne.

–Fuerza bruta sin cerebro detrás, antes eras mucho más... –Comento para sí –. El espadachín sagrado, uno con el potencial de alcanzar a Vasco Estrada –

El chillido que siguio al corte le habria hecho estallar los timpanos a cualquiera si no hubiera tomado medidas.

Salto hacia atras en una voltereta que le hizo deslizarse unos metros. Por el rabillo del ojo contemplo la barrera intacta con la gente dentro. Un pulso de energia reforzo aun mas las protecciones. Nunca podia ser lo suficientemente cauteloso.

La danza continuo, sus pies le guiaron en su esquivar mientras el galpon se derrumbaba sobre si y el demonio intentaba de forma infructuosa golpearlo. Ladeo su cuerpo, alzo su brazo. La espada en su mano brilló.

El aire se deslizó alrededor de su cuerpo en su desplazamiento cuando una fuerza invisible le transportó y pasó a través de las paredes agrietadas. La hoja oscura chilló al clavarse contra el espacio donde estuvo un segundo antes.

Un giro y la espada en su mano creció en tamaño a una claymore de dos manos.

Para su crédito Freed aún tenía algo de lo que una vez fue su habilidad en esgrima. La espada oscurecida se convirtió en una estela zigzagueante que detuvo su arma e intentó aplastar su cabeza en un charco de sangre.

La fuerza en el agarre del brazo dislocado habia aumentado enormemente, incluso con la forma inadecuada de repente se hizo imponente. Galael llevo mas fuerza a su arma, creando una ligera distorsion en el aire.

Pero de repente se detuvo. Un brillo extraño emergia de la hoja, como pequeños puntos de luz de color blanquecinos atravesando la noche. Giraron y giraron como, petalos caidos de un lirio blanco. El negro cedio al plateado pristino, pequeñas estrellas brillantes cual las de una constelacion alumbrando el rostro desfigurado.

Los ojos del exorcista caido se agrandaron.

-Sii... Tu siempre -El gruñido habia mutado en algo mas consciente, mas que el espectro maniatico que la bestia irreconocible habia demostrado.

Era una voz ardiente de emocion y cuando los ojos volvieron a mirar la hoja inmaculada Galael vió arrepentimiento

-.T-tu siempre estuvisteconnmigo mi verdadero mentor... Preciosa Luz de luna Guía –

El exorcista se tambaleo hacia atras. Los ojos de esclerotica oscura vacios cambiaron a un tono suave de plateado que desvanecio el rojizo. Su oponente tragó con incredulidad. La voluntad de la Humanidad al fin y al cabo...

Lo que el Padre había visto en ellos.

- Ahh, por favor ayudame...Buen cazador -Una ultima suplica humana desde el caparazon de un monstruo arrepentido. Su postura cambio a un aire marcial.

El hombre habia salido de la Iglesia por su corrupcion, buscando la Palabra del Señor. Se habia entrenado luchando contra todo lo que el mundo le habia arrojado, sin importar las desventajas ante los seres sobrenaturales.

A cambio, fue capturado por la Vieja Faccion de los Satan y forzado a convertirse en diablo bajo innumerables tormentos que habian deformado todo lo que era.

Al menos, hasta ese momento.

- Que asi sea pues -Cualquier pena fue aplastada por el reconocimiento y la conviccion. La luz contenida exploto en un torrente, un remolino de energia que perforo por completo los restos del edificio.

Un choque de espadas solo lo habia causado. Sellzen habia resistido el ataque, usando su juego de pies para aterrizar con el suelo como apoyo. Su oponente de cabello oscuro chasqueo los dedos de su mano libre para crear otra barrera alrededor del espacio donde luchaba, los daños no debian propagarse al resto de la ciudad.

El acero forjado por las manos de Freed choco contra la luz dorada del angel. Metal contra sacro, dos combatientes hicieron resonar el ruido de sus armas una y otra vez.

Era claro que el antiguo exorcista empezaba a mejorar su estilo de lucha, pero su oponente no retrocedió un sólo paso ni recurrió a tácticas como la burla para distraerlo.

En cambio, sintio admiracion.

- Postura y tecnicas impecables -Felicito a su adversario mientras ambos se retorcian en una danza de luces y aceros destellantes.

Tal era el respeto de aquellos antiguos caballeros, que de haber sido las cosas diferente podrian haber sido compañeros aliados, hermanos de armas.

Aun asi, el combate debia llegar a su fin. Muchos inocentes podian sufrir si no lo hacia. Entonces, deshizo su arma y apreto su puño. La manga de su uniforme ya desgarrado estallo en hilos desconectados que flotaban en el aire.

- Luz... MI luz -

La luz era lo que sostenia en su mano derecha, un poder sin adulterar, reprimido solo por la voluntad de un ser. Las fauces de Sellzen se abrieron una ultima vez, la adoracion clara en los ojos llorosos de la bestia.

Cuatro alas fantasmales florecieron a los costados de Galael, la luz se desplegó con más fuerza en un remolino destellante.

-Marshallah-

Entonces todo se comprimió en un golpe, un corte. Todo acabó en aquél instante. Los restos desgarrados del lugar se derritieron.

El acero empujó contra la luz, ráfagas de viento recorriendo la hoja. El espacio inestable estalló, cráteres corrieron a través de la superficie terrestre.

El cuerpo atormentado cedió, ya dolorido y palpitante, se sacudió, agitado. Un grito irregular se desgarró de su garganta cuando su cuerpo se rebeló, temblando espasmódicamente, sus músculos se tensaron dolorosamente.

Pero estaba descoordinado y desequilibrado y casi insensible, su respiración entrecortada y resollante mientras tomaba aliento tras aliento ansioso.

Moviendo su mano y limpiándola de la sangre, pronto descartó el poder que habia usado. Motas doradas se desvanecieron en el aire.

–Esta es la despedida... –Susurro entonces, la luz abandono los ojos arrepentidos –. Que los Cielos te reciban en su abrazo –

Freed se derrumbo en polvo. La espada abandonada a la cuál habían llamado Luz de Luna permaneció vibrando con poder. Estrellas brillando a través de la oscuridad eterna. Una luz que habia permanecido a pesar de la oscuridad, una luz que habia sobrevivido a la suya.

El hombre que segundos atras parecia un adolescente se adelantó. Con sus brazos acogió a las personas desmayadas que se estremecieron ligeramente ante la calidez que despedía su cuerpo en el entorno frío.

Todos eran cautelosos por naturaleza, calculadores y cansados de caer inadvertidamente en estratagemas y trampas ocultas, incapaces de ver que dentro de las personas no solo había crueldad, sino también bondad. Por más tranquilo que todo pareciera en la superficie eran tiempos oscuros.

Y estaba harto de la forma en que era el mundo. Aún, así, debía esperar. Los músculos volvieron a encogerse aún más que antes. El cabello negro que se había vuelto ligeramente gris se alargó hasta deslizarse por sus hombros y una corta barba con líneas de gris y negro se dibujaron en su rostro.

Debía limitarse más, mucho más, por el momento. No podía dejar su fachada. Su mano se alzo mientras absorbia una parte del aura liberada. Luego apreto el puño y una barrera nueva se erigio sobre el espacio vacio. No solo protegeria, alejaria a aquellos que no quisiera dejar pasar.

Un paso, el hombre desapareció junto a todos los que llevaba sobre su cuerpo.

Al día siguiente un rubio revisaria los restos volados en pedazos de la calle entera desde el espacio fuera de la barrera. Un ligero ceño se marcaba en su rostro.

'Hay algunos rastros de divinidad... Más allá del viejo guardian, al parecer tenía un tesoro sagrado' Reflexionó el caballero Gremory.

Kiba era un adolescente que era mucho más de lo que realmente parecía. Demonio, sirviente de la heredera al puesto de Archiduque del infierno: la Princesa Carmesí Rías Gremory. Lo sobrenatural recorría cada parte de su cuerpo e incluso su sombra.

Sin embargo más allá de la libertad que se le pudo dar el no era libre, atado a sus principios y codigos morales. Era el tipo de leal hasta la muerte y no pensaba cambiarlo.

Cómo tal su pensamiento estaba orientado al bien de quién servía, pues un caballero no podía pensar otra cosa.

Su mano buscó su oreja izquierda donde Akeno había instalado hacía mucho un canal de comunicación con su círculo mágico para poder dirigir su voz a cualquier persona que debía escucharlo en el círculo del Club de lo Oculto.

– Buchou, el diablo del exorcista mutado ha sido eliminado por el Guardián –Su voz fría y clara resonó en el oído de la pelirroja.

Rías Gremory cerró sus ojos azules mientras salía de la ducha. Sus labios se curvaron ligeramente hacia arriba cuando su torre le alcanzo su toalla murmurando algo sobre nudistas, antes de hacer oir su respuesta.

– El viejo perro de Amaterasu nunca decepciona cuando llega el momento –La voz era suave, tranquila cómo el agua en constante flujo –. Me parecía haber sentido aquello desde lejos, buen trabajo Kiba; puedes volver a casa –

Al mismo tiempo el mismo adolescente caminaba con paso tranquilo por las calles de Kuoh. Pero era diferente, ataviado con un gakuran antiguo y un cuerpo que parecia tallado en piedra por Miguel Angel llevaba sus brazos atras de la espalda de forma floja. Su destino era nuevamente la academia.

Esquivo personas y bicicletas que no lo percibian, como si estuvieran sus ojos cubiertos por un velo que le impedian verlo.

Entro por alli siendo ya de tarde, ningun alumno pregunto por su aspecto extraño cuando todos usaban ropa occidental o porque alguien tan viejo que no era del personal entraba con tanta tranquilidad al lugar.

Era como si en realidad no existiera en el plano comun de los simples mortales que charlaban inconscientes de su presencia.

Los pajaros en cambio no estaban tan tranquilos, los animales a veces podian percibir mejor que los humanos el cambio siempre presente en el aire. Eso sin contar los familiares ocultos entre todos las palomas que sobrevolaban la ciudad.

Etereo, enigmatico, se acerco a pasos rapidos mientras se deslizaba cómo si no estuviera alli. Como mucho de lo que entraba en lo sobrenatural y lo sobrenatural mismo.

Aunque la definición de sobrenatural era extraña, siendo ya casi un aspecto normal.

Chicas magicas, vampiros magos que usaban magia más allá de la hechicería común, demonios colegiales. El sentido de sobrenatural estaba bastante deformado, casi cómo hacía cinco mil años atrás.

Habia unos cuantos sensibles a la magia, cada vez mas por dia; lo unico que los retenia era que no se manifestaba en una forma visible.

El que se paseara con una ilusión deletreada en cada punto de su cuerpo era más para no causar molestias que otra cosa. Sólo aquellos que el quisiera podrían verlo, como los demonios que ya le aguardaban en la sala del Consejo Estudiantil.

Era alguien a simple vista superior. Uno entre cientos, entre los que realmente incursionaban mas alla en el mundo oculto por la luna.

Una joven alta de cabello oscuro se acercó sonriente a la posicion dónde el estaba. Su cerebro la anotó con su nombre y apellido al instante. Akeno Himejima, Reina de la heredera Gremory. A pesar de su sonrisa sus ojos parecían despedir la electricidad que tanto caracterizaba su personalidad.

– Estabamos esperando –Saludo con una inclinación de cabeza.

– Lamento si han esperado demasiado, los restos del diablo callejero ya han sido resguardados, es sólo cuestión de llamar a la unidad de limpieza y reconstrucción –Contesto con tranquilidad mientras ajustaba su atuendo japonés sobre su cuerpo.

– Le agradecemos por eso -Saludo otra voz, perteneciente a otra mujer de cabello negro de una estatura menor entretanto ajustaba sus anteojos –. Haga el favor de acompañarnos a la sala del consejo -

...habria resultado mucho mas profesional si al menos le llegara a los hombros, tuviera el poder para respaldar su actitud seria y no tuviera un aspecto tan aniñado.

Era demasiado tierna.

El resultado fue que el tuvo que reprimir una mueca que intentaba mutar en una risa. Tenia un buen control de sus rasgos faciales, pero dejo entrever algo de aquello a proposito para la Reina Gremory mientras entraban al establecimiento protegido por numerosas barreras.

Casi al instante tuvo que evitar chocar con un adolescente de cabello rubio que caminaba nervioso con una gran cantidad de papeleo en sus manos.

A pesar de ello el chico logro tropezarse con sus propios pies y tambaleandose volco todo por el suelo ante la mirada impasible del resto de las personas que habitaban la habitacion.

El hombre que habia adoptado el nombre de Shun tosio de forma falsa con algo de incomodidad.

Claramente era un nuevo reencarnado, que alguien se apiadara de su pobre alma.

Casi al instante vio a Sona Sitri alzandose de la silla con su ¿Justa? furia vengadora por el desastre compilado de proyectos de estudios a corregir.

Realmente incomodo. No podía tomarse en serio a esa chica ¿Su mayor sueño era ser campeona de juegos de clasificación?

Entonces aparecio el verdadero jefe del lugar.

Hilos de rojo carmesi giraron y giraron, su forma dada por un pincel invisible mientras un enorme circulo se dibujaba en el aire. De aquel nacieron otros multiples circulos encadenados con palabras mas antiguas que muchas naciones, todas girando sin prisa, pero sin pausa.

Los ojos de todos se centraron en el circulo magico que tenia escrita la presencia de la verdadera influencia demoniaca en Kuoh. Una figura emergio lentamente con destellos al salir del circulo de teletransportacion.

Ojos de un claro color zafiro brillantes, alta, imponente. Su figura voluptuosa incitaba al pecado a cualquier alma que no tuviera el control suficiente sobre su cuerpo, los labios carnosos apenas delineados por el labial atraian los ojos no menos que sus atributos más visibles.

Y por supuesto, el cabello rojo, más rojo que la sangre misma que se extendía por su ropa casual y llegando casi hasta su cintura mostraba porque recibía su otro nombre por uno de los setenta y dos pilares. Gremory.

Entonces el circulo se disipó e incluso Shun tomó un aspecto mas serio. No exactamente le estaba agradando Rias Gremory, pero no solo tenía poder para poder justificar sus acciones. Tenía convicción, tenía fuerza de voluntad y tenía un objetivo muy alto.

Eso, eso era algo que respetaba. Y por ello miró a la pelirroja como alguien mas... Digno, más allá de las diferencias de poder, incluso si podían llegar a ser enemigos.

Sonā guardó silencio. No era algo consciente, era algo instintivo, arraigado en su sangre.

Obedecer o callar ante el superior.

– Veo que has cumplido con tu deber una vez más, Amaterasu estaría orgullosa –Las palabras aunque honestas tenían un ligero matiz de burla.

Su voz en algún punto ya era desafiante al hablar con tanta tranquilidad de un ser divino.

Sin embargo una ligera sonrisa se dibujo en los labios del hombre. No era que no hubiera captado aquello, tanto el como todos los demás lo sabían. Era una provocación que no serviría.

– Amaterasu responderá por si misma –Grave, tranquila, su voz respondió dejando de lado la pequeña afrenta al mismo tiempo que tomaba un sorbo ligero del te servido por Akeno –. Lo importante es ¿Saben bien de los caídos? –

Después de todo, el territorio pertenecía al Shintō. Y Amaterasu era una diosa que no tenía problemas con cosas tan tontas cómo esas, no era Ares o Zeus. La verdadera razón para reunirse aparte de intercambiar algunas afrentas y bromas ociosas era otra.

– Son cinco actualmente, hemos comprobado que Azazel aún no ha hecho ningún movimiento, sorprendente para quién es Gobernador General de una de las facciones interiores de los ángeles caídos –

– Eso sólo deja a alguien cómo Kokabiel o Shemhazai – Intervino la Sitri cruzándose de brazos –. No se realmente cual de los dos es más peligroso en éste caso, uno es un cadre y el otro un serafín... Pero aún así ambos son leyendas de la Guerra de las Facciones, diferencia de poder o no –

–Bien podemos tener que prepararnos para la guerra una vez más –Murmuro Tsubaki, que había estado callada hasta aquél instante.

Koneko en el rincón hizo una mueca mientras sus orejas de gato se inclinaban ligeramente hacia atrás.

Un pensamiento fugaz cruzó por la cabeza de Shun sobre lo incómodo que era guardar extremidades de uno mismo a la vista de todos.

Extremadamente incómodo.

– No dejaré que eso pasé –Rias nego sacudiendo la cabeza con firmeza, causando que hebras de delgados cabellos carmesí se agitarán –. Nadie está listo para volver a esas épocas –

El aún no fue dicho, pero estaba claro.

– En ese caso debemos intervenir más directamente –Kiba hizo oír su voz para sumar su consejo, la mirada se desplazó hacia Shun – ¿Puedes hacer algo aparte de avisarle a Amaterasu? –

– Podría reunir una buena cantidad de youkai y algunos humanos, además de sumar mi propio esfuerzo –Murmuro por lo bajo, pero lo suficientemente alto para que todos con sus oídos desarrollados pudieran escuchar –. Aparte de eso también tienen sus guardias en la frontera, pero necesitaremos algún salvoconducto de los Maou –

Rias se tensó casi al instante. Su mandíbula se apretó con fuerza antes de entrecerrar sus ojos.

– Veré que puedo hacer –Respondio de forma evasiva –. Sonā también puede hacer algo, Serafall debe tener cámaras en todos lados así que no sería muy difícil enviar algún mensaje... –

Sonā también pareció tensarse en su asiento, pero se contuvo mucho mejor que Rias.

Sin embargo el adolescente que apenas había terminado de acomodar todo mientras hablaban parecía haber llegado a su límite luego de tantas noticias nefastas sobre guerras.

– ¡¿Vamos a morir?! –Estallo, su cuerpo tensandose antes de abrazar sus piernas y empezar a balancearse sobre su taburete.

– Bien, eso definitivamente cierra todo – Sonā había llegado al límite de su paciencia –. Gracias por asistir Kimura-san –

– Ha sido un placer estar con ustedes... Que Dios les bendiga –Respondio sonriente, la puerta ya abierta antes de irse con un fuerte salto en el aire.

Un estallido en el cielo resonó de repente al mismo tiempo que Rías hacía una mueca molesta. Un hilillo de sangre bajaba por los labios del peón reencarnado de Sonā Sitri.

Casi al unisono el resto se puso a gruñir del dolor.

Saji Genshirou abrió los ojos desconcertado mientras tosia sangre y cayó hacia atrás inconsciente luego de sentir que un extraño cortocircuito se apoderaba de su cuerpo, dejándolo sin fuerzas en el suelo.

- Kimura.. No se realmente si respetarlo o a veces temerle por su forma de ser -Murmuro Kiba mientras negaba con la cabeza. Su cabeza dolia con fuerza y eso cuando el era un demonio de clase alta.

Saji siendo de clase baja tenía suerte de no haber sufrido un aneurisma cerebral gracias a todas las barreras en la sala y la cercanía de su rey. Si hubiera estado al aire libre su cabeza bien podría haber explotado.

Tal era el poder de Dios para de una forma más que indirecta eliminar diablos y demonios por igual. Incluso en los tiempos de dudosa paz las bendiciones eran increíblemente fuertes.

- Ser temido o amado... -Mascullo Rias divertida - ¿Es demasiado pedir ambos? -

Rias no podía estar en desacuerdo con esa lógica. Pero eso no cambió el hecho de que a la hora de la verdad las elecciones nunca eran simples.

Ganar para salvar lo mas importante muchas veces implicaba sacrificar algo que valía mil veces más que una estúpida pieza de ajedrez. Sona no sabía verlo, incluso con toda su inteligencia.

La historia de su vida le habia respondido. Y sabía cual era su respuesta. Ella había nacido para liderar, era fuerte, era orgullosa. Tenia un reino por derrocar para obtener su puesto.

Un rey que se esconde detrás de sus hombres mientras luchan su guerra no es un rey. Un rey debe reír como ninguno y ser ejemplo del bien y el mal.

Ella era Rías Gremory nacida de los Bael y sería el demonio más poderoso de todos los tiempos.

Pero primero lo primero.

– Kiba, ayuda a llevar a ese idiota –


Una historia publicada y realizada hace un tiempo que tengo el interés de compartir por aquí. Espero que la disfruten.