Capítulo 40. Síndrome de Estocolmo

El horror se había apoderado de la noche. El espanto, el dolor, la sensación cada vez más intensa de que era succionada por un agujero negro mucho peor que aquel del que acababa de huir…

Hermione sentía un intenso dolor en todo su cuerpo. Tenía profundas heridas en su piel desnuda. Era la noche del martes y Lucius aun la tenía encadenada en su sótano de una forma que recordaba horriblemente a un pedazo de carne en el frigorífico de una carnicería, colgando de un gancho de forma inerte…

Su cuerpo desnudo y magullado colgaba con los pies sobre el suelo y los brazos aun en alto, estirados hacia el techo, donde las cadenas la sostenían por las muñecas… ya no sentía nada en las manos, había perdido la sensibilidad hacía mucho…

¿Cuánto tiempo había estado en ese sótano del horror ya? Un día, dos días… No podía recordarlo… Había anochecido de nuevo, igual que el día anterior…

Y ella seguía ahí… Esperando… Y esperando…

¿Y qué esperaba? ¿A que Lucius finalmente la asesinara? No parecía haber nada más que esperar. Lucius ya le había dicho que Harry estaba en Azkaban, en un momento en que había estado burlándose de ella… No tenía esperanzas de que él pudiera hacer algo, porque estaba tan prisionero como ella. Quizás incluso más.

Pero ella no podía hacer nada para huir de ese sótano. No había nadie a quien llamar, nadie a quien pedir ayuda… No tenía su varita ni tampoco ningún medio, mágico ni no mágico, de pedir ayuda…

En un momento cruzó por su mente la idea de un elfo doméstico. Había leído que ellos podían aparecerse y desaparecerse en muchos lugares donde los magos no podían. Pero ella no tenía un elfo doméstico, ni conocía a nadie que tuviera uno. El más cercano era Ralph, pero servía a los Malfoy… Estaba Dobby, a quien había visitado en las cocinas de Hogwarts, pero no respondía a ella y por lo tanto no tenía la habilidad de convocarlo.

Nadie sabía donde estaba ella tampoco… A esta altura, Draco o Ron habrían notado su ausencia. Suponía que en Hogwarts los profesores estarían al tanto de que estaba desaparecida… pero, ¿cómo iban a descubrir que Lucius la tenía prisionera en el sótano de su mansión? No tendrían forma de saber eso.

Estaba perdida. Nadie podía ayudarla. Su esperanza más profunda e íntima había sido que Harry, de alguna e imposible forma, fuera a ir a rescatarla… Era una idea que se había formado dentro de su mente en algún momento de todo ese horror… una idea absurda e infantil, fundada quizás en el hecho de que Harry era quien siempre salvaba el día, quien siempre se convertía en el héroe…

Sin tan solo tuviera allí a ese héroe… a su héroe… para que viniera a salvarla del horror de Lucius Malfoy…

¿Pero cómo iba a salvarla Harry si estaba dentro de Azkaban, prisionero y custodiado por miles de dementores? ¿Y cómo iba a saber que ella estaba allí…?

Pero él ya la había salvado desde dentro de Azkaban, unos días atrás… Ya la había salvado del poderoso maleficio que había mencionado Lucius, aquel bajo el que había estado prisionera, en el agujero negro…

¿Cómo había hecho Harry para contactarse con ella, cuando ella estuvo atrapada en el interior de su propia mente, en el fondo de su propio cerebro, cautiva por el maleficio? Ni siquiera Lucius entendía cómo había logrado librarse de esa maldición.

Sabía que eso había sido real. Lo sabía. Harry había ido a buscarla y la había convencido de que tenía que enamorarse de él para salir de allí. Y la había besado. Y entonces ella había sentido algo más potente que esa maldición creciendo dentro suyo, un sentimiento que siempre había tenido pero que se activó y que creció a un nivel lo suficientemente fuerte para conseguirlo… para conseguir salir de allí…

Y no había vuelto a caer en la maldición. Era real. De verdad había escapado del maleficio… El amor que sentía por Harry la había sacado de allí. Y el mismo Harry era el que le había dicho que era esa la forma en que lo lograría.

Si tan solo Harry pudiera venir a verme aquí también, tal como lo hizo dentro de mi mente, pensó Hermione, mientras colgaba de las frías cadenas en la oscuridad de ese lúgubre y helado sótano, ahora totalmente desnuda, dolorida, con hambre, cansancio y una desesperanza que se aferraba a su corazón con una fuerza impasible…

Oyó ruidos arriba…

Oh, no… su corazón palpitó con fuerza. El terror subía por su garganta…

¿Era Lucius de nuevo? ¿Quería más? ¿Aún más?

Había estado todo el día desahogando sus deseos sexuales con ella. Toda la tarde había estado allí en el sótano poniéndola en todas las poses posibles: en cuatro patas, boca arriba, boca abajo… Le había quitado las cadenas para hacérselo en una cama convocada mediante magia, atándole en cambio las manos a la espalda… Ella no había tenido ninguna oportunidad para tratar de golpearlo con algo, de quitarle la varita, nada… El mago había sido extremadamente cuidadoso con esas cosas… Había tenido que soportar cómo la cogía de cualquier forma que se le cruzara por la cabeza. Se la había cogido de forma vaginal, anal, oral… La había golpeado con un látigo convocado mediante magia, le había colocado diversos juguetes sexuales dentro…

Mientras pensaba en todo lo que había tenido que vivir ese día, una lágrima cayó rodando por el rostro de Hermione.

No quería más… No quería más… Quería salir de allí… O que la matara de una vez… O que pudiera irse de allí de alguna forma, cualquiera… la que fuera…

Entonces, mientras oía los pasos en las escaleras, lanzó un deseo desesperado a la noche, con la más absurda e inútil esperanza de que él pudiera oírla, donde sea que estuviera.

-Harry, por favor… -dijo en un susurro, al vacío y siniestro sótano del horror-. Harry, si me oyes… por favor… estoy en el sótano de la Mansión Malfoy, prisionera… Por favor, ayúdame, Harry… Te necesito… Te necesito mucho…

Las lágrimas continuaron cayendo por su rostro, y entonces la reja que conducía a esa prisión subterránea se abrió y el terror volvió a apoderarse de ella, al tiempo que aquella imperceptible presencia que había viajado cientos de kilómetros hacia su mente se alejaba de allí a toda velocidad, atravesando el aire nocturno fuera de la mansión y atravesando las tierras y el océano que la separaban de allí…

Bellatrix pestañeó y apartó la mirada de la pared de la celda, posándola ahora en Harry.

-Está en peligro -dijo entonces, en un susurro-. Tu amiga… Hermione… Está en peligro en este momento.

Harry se quedó mirándola con la mirada más extraña. Tenía unas ojeras color negro fuerte alrededor de los ojos, que estaban hundidos en sus marcadas cuencas. Su cabello estaba más largo y despeinado que nunca. Se veía incluso más delgado de lo usual y parecía no haber dormido en mucho tiempo.

Era el esfuerzo constante por mantenerla fuera de su mente… a Rowena, que ahora sabía que en verdad se llamaba Bellatrix Lestrange. Era el esfuerzo constante por evitar que leyera aquello que latía de forma más presente en el frente de su mente: que sabía su secreto. ¿La había logrado burlar? Ella no había hecho mención alguna de que supiera el contenido de la carta de Sirius. Pero parecía difícil de creer que Harry hubiera tenido éxito en mantener eso oculto de ella: la bruja se había mostrado increíblemente hábil anteriormente en el arte de leerle la mente.

Sin embargo, no tardó mucho en descubrir la respuesta. En ese momento, ella le dijo:

-Sé que no confías en mí. Pero pensé que debías saberlo.

Y acto seguido, recostó su cabeza repleta de cabello negro con rulos sobre la almohada, mirando al techo ahora.

Harry no respondió. Su mente trabajaba a toda velocidad… ¿De verdad Hermione estaba en peligro? ¿O Bellatrix estaba mintiéndole, como quizás había hecho todo ese tiempo? No podía dejar de pensar en el contenido de la carta de Sirius…

Si te ha enviado en algún "viaje mental" para comunicarte con alguien más, NO LO CREAS, HARRY. Lo más probable es que eso no haya pasado realmente, si no que lo haya implantado en tu mente nada más.

¿Es decir que nunca había ido a la mente de Hermione realmente? ¿Aquella secuencia en el "agujero negro" no había ocurrido en verdad? Había parecido tan real… Había luchado por recordar los detalles, para tratar de decidir si había sido real o no… Lo que más recordaba era, por supuesto, el beso. Ese beso que tanto había escapado a él… porque el sábado no había besado a Hermione realmente, si no a la Hermione oscura, bajo su engaño… y antes de eso, en el baño de prefectos, no la había besado tampoco; porque solo lo habían hecho "como amigos"…

¿Y ahora, al parecer, su primer beso con Hermione dentro de ese viaje mental había sido falso también? ¿No había sido más que una alucinación provocada por Bellatrix, una mortífaga que quería engañar a Harry y posiblemente asesinarlo en algún momento para cumplir los designios de su gran Lord Voldemort? Eso explicaría que ahora le dijera que Hermione corría peligro… Sería la continuación de su plan, quizás hacer que Harry accediera a "viajar" nuevamente, para en realidad asesinarlo, por ejemplo…

¿Quizás Bellatrix era capaz de asesinarlo desde dentro de su mente…? ¿O quizás Azkaban ya estaba volviéndolo loco? ¿Y si tomaba sus manos de nuevo y Bellatrix se apoderaba de su mente, pero esta vez la aniquilaba con algún poder de magia negra desconocido por Harry?

Era lo más probable…

La paranoia no lo dejaba siquiera dormir. No le quitaba la mirada de encima a la bruja. Su única tranquilidad era que, si moría allí asesinado por ella, al menos Ron sabía qué era lo que tenía Hermione, bajo qué maleficio exactamente estaba… Quedaba alguien vivo que podría ayudarla… Alguien más que sabía qué era lo que estaba pasando…

Recordó una vez más la secuencia del supuesto viaje mental… De los viajes, porque el primero en verdad había sido en la celda de Verity. En aquel, ella se había mostrado exactamente igual que siempre, ofreciéndole a Harry su gran optimismo que parecía ser a prueba de todo, incluso de Azkaban. ¿Cómo había hecho Bellatrix para inventar toda esa escenificación? ¿Acaso había conseguido suficiente información de su cerebro sobre cómo era Verity, para poder luego representarla de forma fiel a su personalidad?

Lo dudaba. Harry no había pensado tanto en Verity y en su personalidad como para que Bellatrix extrajera esa información de sus pensamientos recientes…

El viaje de Hermione, por otro lado, había sido igual de real… Hermione incluso le había dicho que creía que no sería capaz de vencer a la Hermione oscura porque su mente era lo único bueno que tenía, aquello que la caracterizaba, y Harry había tenido que convencerla de que esto no era así…

¿Cómo había hecho Bellatrix para saber tantos detalles de Hermione leyendo solo sus pensamientos actuales…? ¿O acaso tenía acceso a mucho más que solo eso? ¿Qué tan poderosa era esta bruja? Y si era tan poderosa y su verdadero objetivo era matarlo, ¿por qué no lo había hecho ya? Harry nunca había estado tan débil y vulnerable en su vida. Incluso se había quedado dormido unos minutos, o quizás unas horas, no lo sabía, contra esa pared contra la que se apoyaba siempre… Si lo quería muerto, Bellatrix podría haberlo asesinado en alguno de esos momentos…

Pero, en su lugar, la bruja se mostraba totalmente desinteresada por él. Se pasaba el día observando la pared o algún punto fijo en la celda, como si en verdad estuviera muy lejos de allí, viajando por las mentes de muchas personas… Y Harry no había vuelto a pedirle que visitara la mente de Hermione luego de leer la carta de Sirius, por eso ella no había vuelto a hacerlo.

Ahora, sin embargo, estaba insinuando haberlo hecho. Y una vez más, la total falta de respuesta de Harry no hizo que ella insistiera sobre el tema, que tratara de convencerlo de algo, ni nada… ahora simplemente estaba recostada en su cama mirando el techo… ¿Quizás visitando la mente de alguien más…?

¿O era una jugada maestra de su parte, fingiendo ese desinterés por Harry para que él confiara en ella de esa forma…?

No sabía qué hacer. Las palabras de su padrino seguían grabadas a fuego en su mente, pero, al mismo tiempo, ¿qué tenía que perder si escuchaba a Bellatrix? ¿Acaso podía terminar peor de lo que ya estaba? ¿Acaso algo peor podía pasar si confiaba en ella solo un segundo, para ver cuál era el supuesto peligro bajo el que Hermione estaba ahora?

Harry alzó la mirada hacia la cama de Bellatrix.

-¿Dices que Hermione está en peligro?

La mujer volvió en sí. Despacio, se incorporó y se sentó en la cama. Entonces, de esa forma lenta y siniestra que la caracterizaba, giró su rostro muy despacio hacia él, hasta que finalmente sus ojos marrones se encontraron con los verdes suyos.

La mirada que compartieron fue probablemente la más profunda que Harry hubiera compartido en su vida con otra persona. Hubo tantas cosas en esa mirada que no estaban puestas en palabras, que era difícil que Harry pudiera trasladar toda esa información en pensamientos concretos…

Le quedó clarísimo, solo viéndola a los ojos, que ella sabía absolutamente todo lo que él no había querido que supiera: la carta de Sirius, sus sospechas hacia ella, su temor de morir asesinado en esa celda por sus manos… La mujer sabía cada uno de esos pensamientos, porque los había leído de su mente desde el momento uno.

Y, aún así, había algo más: Ella no había dicho nada de nada sobre el tema al enterarse ni en todo ese tiempo desde que lo había leído de su mente. Ni para convencerlo de que ella no era todas esas cosas que Sirius había dicho, ni para convencerlo de ninguna otra cosa, ni para lograr nada más en general tampoco… No había dicho una palabra, porque, según Harry interpretó con esta mirada que le estaba dirigiendo ahora, ella no tenía ningún interés en convencerlo de nada.

Aun así, Harry no descartaba que esta información enviada por medio de sus ojos hacia él fuera un engaño, tal como Sirius había dicho. Y Bellatrix tampoco iba a molestarse en negarlo, porque sabía perfectamente que no tenía argumentos para convencer a Harry. Y, más importante que eso, no parecía estar interesada en hacerlo.

Por lo tanto, Harry se quedaba prácticamente en el punto de partida: No tenía forma de saber si ella era confiable. Sabía que ella había leído todos sus pensamientos, que lo sabía absolutamente todo, y sabía que ella no iba a tratar de convencerlo de que confiara en ella, ni en nada más. No tienes que confiar en mí, le había dicho antes… Y había aun más en su mirada: ella sabía también que todo esto estaba pasando por la mente de Harry en este momento… lo que hacía que toda la situación fuera aun más intensa… Y Harry sabía que ella estaba leyéndolo todo de su mente… Pero, aún así, la mujer permaneció en total silencio. No dijo nada de nada.

Se miraron entre sí, compartiendo un mensaje silencioso con sus ojos y sus pensamientos. El mensaje de ella, expresado con su mirada, con su expresión, era claro para Harry: No diría nada al respecto porque no estaba interesada en ello ni en convencerlo de que confiara en ella. Y el mensaje que Harry le dirigió con sus pensamientos, que sabía que ella estaba leyendo, fue que no confiaría en ella por el momento, pero que aun así trataría de ver qué era lo que tenía que decirle sobre Hermione.

Luego de unos segundos de esa mirada intensa, ella habló:

-Temo que Hermione está perdida… no creo que pueda salvarse de esta… Lo lamento mucho, de verdad.

La mente de Harry empezó a caer como en un torbellino, girando en espiral hacia lo más profundo del abismo…

Confiar o no confiar…

-¿A qué te refieres?

-Ha sido capturada por una persona… -Bellatrix bajó la mirada hacia el suelo-… una persona terrible.

-¿Quién? -Harry frunció el ceño-. ¿Quién la capturó? Pensé que tratarías de ver si había logrado salir o no del maleficio…

-Ha salido de los efectos del maleficio. Ese no es el problema. Pero, de alguna forma, ha caído en manos de la peor persona con la que podría haber terminado… No creo que se salve de esta. Lo siento.

Harry inspiraba aire de forma profunda, tratando de mantener la cabeza serena. Entonces, un pensamiento nuevo surgió dentro de él.

No te preocupes, Harry, decía la voz en su mente. Lo está inventando… Y eso es algo bueno… Tratará de engañarte y quizás hasta te asesine, pero no hay nada de qué preocuparse, porque Hermione no está en peligro realmente…

-Desearía que fuera así -susurró ella entonces en voz baja.

Harry alzó los ojos rodeados de negras ojeras hacia ella, y de pronto había un intenso rencor en ellos…

-¡YA DEJA DE LEERME LA MENTE! -gritó entonces. Ni siquiera supo por qué reaccionó así. Pero perdió el control por completo. Harry se puso de pie, anduvo dos pasos hacia la cama de ella y empezó a gritarle: -¡NO LO TOLERO! ¡DÉJAME EN PAZ!

Ella no respondió. Ni siquiera alzó la mirada hacia él. Seguía mirando el suelo fijamente.

Esto enloqueció aún más a Harry.

-¡MÍRAME, BELLATRIX LESTRANGE! ¡MÍRAME CUANDO TE…!

Pero la palabra "hablo" jamás salió de los labios de Harry. Con una vehemencia inusitada y un ímpetu brutal, la mujer se puso de pie, dirigió su mano al cuello de Harry y empezó a ahorcarlo con tanta fuerza que le cortó la respiración de cuajo. Bellatrix lo empujó contra la pared más cercana, ahorcándolo con muchísima fuerza, acercó su rostro al de él y colocó sus ojos a centímetros de los suyos.

Había una mirada desquiciada en su rostro ahora. Sus ojos lanzaban chispas. Lucía furiosa y peligrosa. Terriblemente peligrosa…

-Si quisiera matarte, Potter, lo habría hecho cinco segundos después de que te metieran en esta celda -le susurró con un hilo de voz, mientras abría los ojos exageradamente, con una mirada que le puso cada uno de los bellos del cuerpo de punta-. No tengo ningún interés en ti ni en lo que pienses de mí, de verdad, y no me molestaré en convencerte de ello. Pero a donde vuelvas a gritarme de esa forma, te prometo que tus miedos se harán realidad y los dementores tendrán que recoger tu cadáver frío del suelo de esta celda.

Harry se quedó helado. La mujer le soltó la garganta y se alejó de él, con una mirada macabra y que mostraba exactamente la imagen de la terrible y despiadada Mortífaga a la que Sirius debía haberse referido…

Ahora Harry sabía dos cosas: una de ellas era lo terrible que debía haber sido esta mujer en sus épocas de plena actividad como Mortífaga. Y la otra era que su objetivo, definitivamente, no era matarlo. Porque acababa de tener la oportunidad perfecta para hacerlo y no lo había hecho.

La verdad es que ningún dementor se había siquiera acercado a la celda al oír el alboroto. Debía importarles una mierda si dos presos se mataban entre sí. Y Bellatrix había apretado su garganta con tanta fuerza que de mantener la presión solo unos segundos más habría podido acabar fácilmente con él…

Ahora Harry se aferraba el cuello con ambas manos, jadeando de forma profunda, tratando de recuperar el aire…

Y giró el rostro muy despacio hacia ella de nuevo.

Con la voz entrecortada y la garganta aun doliéndole, preguntó:

-¿Quién…? ¿Quién es…? ¿Quién… ha capturado… a Hermione…?

Bellatrix no contestó enseguida. Se quedó sentada con la mirada fija hacia adelante. Luego de lo que pareció una eternidad, volvió a hablar, con la voz fría y apagada:

-Lucius Malfoy. La ha capturado y la tiene prisionera en su sótano, desnuda y encadenada. No creo que le queden muchas horas antes de que se canse de violarla y decida matarla.

La información ingresó en el cerebro de Harry como un tsunami rompiendo su ola de mil metros de altura sobre su cara. Sintió que todo a su alrededor se desmoronaba en pedazos.

¿Qué…?

-¿Lucius… Lucius Malfoy…?

-Es mucho peor de lo que suena -dijo ella, sin mirarlo, seria y fría-. No creo que sepas ni un uno por ciento de todo lo que yo sé sobre Lucius Malfoy…

Harry apoyó la espalda contra la pared, aun luchando por respirar. Se la quedó mirando, y ella continuó:

-Lucius Malfoy no es solo el padre "malvado" de tu pequeño enemigo de la escuela… Es mucho más que eso... Durante la Primera Guerra, era el proxeneta del Señor de las Tinieblas…

Sus ojos giraron hacia Harry muy despacio, pero su cara seguía fija adelante. Una sombra muy oscura y lejana se reflejó en la superficie de su rostro.

-Lo llamaban el Príncipe de Sangre Dura. Él le conseguía las mujeres al Señor de las Tinieblas. Mujeres que, te imaginarás, no estaban con él precisamente por voluntad propia… Las capturaban. En su mayoría eran muggles de excepcional belleza, con cuerpos perfectos… En otros casos eran hijas de muggles… A esa clase de mujeres las consideraban prácticamente basura, así que Lucius Malfoy se encargaba de capturarlas y llevárselas a su señor para que este se acostara con ellas contra su voluntad. Luego de eso, las mataba.

"Malfoy se encargaba de todo. Él las capturaba, se las llevaba, y luego de haber sido 'usadas' las asesinaba y se encargaba de hacer desaparecer sus cuerpos… Todo era orquestado por Lucius Malfoy. El Señor de las Tinieblas no se ensuciaba las manos personalmente con eso. Acudía a Malfoy cuando tenía ganas de coger, y entonces él le proveía mujeres… Él hacía todo el trabajo sucio.

Harry sintió que su cerebro se ponía más frío ante ese relato…

-Por supuesto, el Señor de las Tinieblas no se contentaba solo con esa clase de mujeres. Ellas eran el bocadillo de entrada nada más. Alguien como él quería probar mujeres 'de status', como las llamaban. Mujeres sangre pura -explicó-. Estas otras también eran capturadas, pero tenían un tratamiento especial. No eran asesinadas luego del acto sexual, porque las consideraban valiosas. En su lugar, eran mantenidas prisioneras durante mucho, mucho tiempo…

"Como te imaginarás, no hay tanta gente sangre pura, así que tampoco tenían una gran variedad de mujeres para elegir. Cuando capturaban a alguna sangre pura, la mantenían prisionera durante meses, incluso años… Cada vez que el Señor de las Tinieblas quería tener sexo con una sangre pura, lo que él consideraba 'sexo de calidad', entonces iban a los calabozos a buscar a alguna, como si fueran a descorchar el mejor vino de la fiesta, el de verdadera calidad…

"Las mantenían allí, en jaulas, prisioneras… igual que como nosotros aquí ahora -añadió, con una voz terriblemente amarga-. Azkaban es mejor que eso, te lo aseguro… Azkaban es una liberación al lado de eso… El estar allí prisioneras, sabiendo que si oías pasos en las escaleras era porque uno de ellos estaba yendo a buscarte para llevarte ante el Señor de las Tinieblas, que estaría deseoso de hacerte lo que él quisiera, de hacer cualquier locura que le viniera a su desquiciada mente con tu cuerpo… No sabes el horror que era eso…

Harry se dio cuenta de que estaba respirando muy agitado y de que estaba tan nervioso que su cuerpo temblaba. No solo era lo que estaba diciendo la bruja, si no la forma en la que lo decía, como si conociera de primera mano, en carne propia, la sensación que estaba describiendo…

-Tú… -murmuró Harry, lentamente-. Tú… ¿fuiste una de ellas?

Bellatrix asintió con la cabeza muy lentamente.

-Soy de una antigua familia de magos sangre pura -dijo en voz baja-. Y quizás uno de los tesoros sexuales que más valoró el Señor de las Tinieblas mientras estuvo con vida.

Se quedó mirando hacia la nada, con la mirada perdida.

-Fui criada en una familia que adoraba la pureza de sangre y que apoyaba al Señor de las Tinieblas cuando recién se había alzado al poder… cuando aún no había mostrado su verdadero y terrible rostro al mundo… Pero yo no me sentía atraída por él. No era esa clase de persona… de joven. No fui voluntariamente a su lado. Me capturaron. Me llevaron prisionera y me encerraron en una jaula durante ocho años, cuatro meses y veintisiete días.

Tenía el mentón apoyado en la mano ahora. Sus ojos marrones parecían estar en esa otra celda una vez más, brillando con el fantasma del recuerdo más terrible de todos…

-Ocho años, cuatro meses y veintisiete días donde me pasaban comida a través de barrotes y solo me brindaban ciertas 'comodidades', como una cama cómoda, sanadores también cautivos a mi disposición para lo que fuera que necesitara, y atenciones así, con la única finalidad de mantenerme 'bonita' para el Señor de las Tinieblas. Él quería que me viera tan sexy como fuera posible… pero encerrada en una jaula. Para él. A su disposición. Para ser su esclava sexual cada vez que sintiera la necesidad de acostarse con una sangre pura, con una mujer de calidad…

"A veces se olvidaba de mi existencia -susurró Bellatrix, con una voz fina como la muerte-. Pasaba días enteros encerrada en mi jaula, sin saber de él… En un comienzo, cuando recién me habían capturado, eso era una bendición… Pero con el tiempo, empezó a volverse un martirio…

Sus ojos se abrieron de forma exagerada mientras miraba hacia adelante, tan concentrada en su relato que parecía que el resto del mundo se había detenido, dejando de girar para oírla…

-Empecé a necesitarlo. El Señor de las Tinieblas era mi única relación humana. Mi único contacto con alguien. El resto de las personas, como Lucius Malfoy, solo me golpeaban, se burlaban de mí, me maltrataban… Me mantenían allí para él, pero les daba igual si yo estaba viva o muerta. De a poco me di cuenta de que el único motivo por el que seguía viva era por él, por el Señor de las Tinieblas, porque él quería que yo estuviera viva para poder tenerme a su disposición, para acostarse conmigo… Yo era su posesión más valiosa, una sangre pura que él consideraba de extrema belleza, y la que mejor se lo hacía… con la que mejor lo pasaba en la cama… Conmigo, el Señor de las Tinieblas encontró su mejor sexo…

"Y por eso mismo, yo sabía que mientras fuera valiosa para él no iban a matarme. No quería morir… Y empecé a desarrollar sentimientos por él… Empecé a desear que llegaran esos encuentros… -los ojos de Bellatrix denotaban esa locura de nuevo ahora-. Quería que Lucius Malfoy bajara esas escaleras hacia mi prisión, hacia mi jaula, para buscarme… porque eso quería decir que me llevaría a la habitación del Señor de las Tinieblas, donde alguien me acariciaría, me miraría a los ojos, me diría que yo era su favorita, me daría algún tipo de afecto, de compasión…

Harry sintió un escalofrío horrible. La voz de Bellatrix estaba temblando. Hasta ese momento, jamás había creído ver ningún tipo de emoción en ella.

-Incluso si me golpeaba o me maltrataba, el Señor de las Tinieblas estaba disfrutando conmigo. Yo estaba siendo útil… Y él me estaba dando lo único que podía anhelar en un momento así: un propósito. Ser útil para algo… No había lugar en mi mente para cuestionamientos. No me pasaba por la cabeza si lo que estaba haciendo estaba bien o mal. Los conceptos de 'bien' y 'mal' escapaban a mi mente, porque todo lo que pasaba por mi cabeza era ese instinto tan básico de supervivencia… Solo sabía que quería sobrevivir, y que para hacerlo tenía que ser la mejor prostituta del Señor de las Tinieblas, la mejor esclava sexual. Mientras fuera útil para él, sabía que él no me asesinaría.

La mujer entonces parpadeó y se quedó mirando a Harry. Era difícil saber si su expresión denotaba tristeza, horror, maldad, perversión o todo eso a la vez.

-Esto fue hace mucho tiempo. Fui capturada en 1971, cuando acababa de empezar la Primera Guerra Mágica. Yo tenía veinte años recién cumplidos… Me liberaron en 1979, cuando le juré al Señor de las Tinieblas que me convertiría en su más fiel Mortífaga, y él consideró que ya no necesitaba una jaula…

"Y de verdad fui una gran Mortífaga, de las mejores que tuvo… Asesiné, torturé… Hice todo lo que él quería, ya no solo en el plano sexual… Mi mente había cambiado. No me lanzaron ningún maleficio. No fue como lo de tu amiga… Yo quería hacerlo. Tal como te dije el otro día… Yo era malvada… Me convertí en eso, en esa jaula. Dejé de ser la persona que era antes… Me convertí en eso otro… Tu padrino te dijo la verdad sobre mí. Incluso durante mi juicio, en 1981, juré lealtad eterna al Señor de las Tinieblas. Porque de verdad creía con toda mi alma en él, y quería estar con él otra vez… Él se había convertido en mi vida…

Volvió a dejar la mirada gacha. Su mirada se apagó. El brillo en sus ojos se esfumó.

-Pero las cosas cambiaron en algún momento antes de eso. Él ya no pedía acostarse conmigo tan seguido como antes. Empezó a buscar otras mujeres. Yo ya no era la favorita… Empecé a sospechar que había otras chicas sangre pura más jóvenes que yo, que él prefería. Hasta que un día le oí decir de primera mano a Lucius Malfoy que yo ya estaba vieja…

"En ese momento debí haberme dado cuenta, haber cambiado. Pero mi mente seguía teniendo solo lugar para él. Seguí adorándolo, a pesar de que él ahora solo quería que hiciera otros trabajos para él… trabajos no sexuales. Y seguí adorándolo todo ese tiempo, a pesar del rechazo, a pesar de saber que para él yo ya me había convertido en un producto viejo que había perdido su atractivo, que ya no servía…

"Y luego de eso el Señor de las Tinieblas cayó, gracias a ti. Y fue solo luego de muchos años aquí, en Azkaban, que empecé a olvidarlo… Fue la soledad de esta prisión… La ausencia de él y de todo lo que me había rodeado esos años… Fue el vacío de Azkaban el que me ha hecho pensar con claridad otra vez. O tanto como es posible para alguien como yo… Fue un proceso muy lento. Muy, muy lento…

Se hizo un silencio que los envolvió a ambos. Harry miraba fijamente a la mujer de cabello negro con rulos que estaba sentada ante él, al borde de su cama. Lucía tan triste, tan demacrada, tan apagada… como si un dementor hubiera absorbido su alma y ya no quedara nada en ella más que un cuerpo vacío, un recipiente sin nada dentro.

Harry se atrevió a hablar:

-¿Aun piensas en serle leal… a él?

Ella negó con la cabeza, despacio.

-No… No, él se ha ido -lo decía con tanta tristeza como si estuvieran hablando de un gran ser querido suyo-. No lo entenderías… Pensarás que estoy loca… Él mató a tus padres… Y yo pude haber sido quien los matara, tranquilamente, porque lo habría hecho sin dudarlo si él me lo hubiera ordenado.

Harry frunció el ceño. Esa idea era totalmente inquietante. Pero, sin embargo, no lo suficiente para eliminar la oleada de empatía hacia ella que se le había despertado en el pecho.

Harry se aclaró la garganta y se quedó mirando el suelo.

-Aun así, es terrible lo que has tenido que vivir… Tienes razón, no podría entenderlo. No tengo idea de cómo podría sentirme si alguien me mantuviera prisionero de esa forma durante tanto tiempo… No tengo la menor idea de qué podría pasar con mi mente… Sea lo que sea que pasó después, no fue tu culpa que te capturaran en primer lugar… No creo que tú hayas querido caer prisionera de ellos, y que te usaran y te esclavizaran sexualmente… Lo que haya pasado después, suena más bien como una reacción psicológica de tu parte… Y no creo que sea justo juzgarte sin tener la menor idea de lo que es vivir todo eso que tú viviste… Y no creo que sea justo que tú estés aquí y Lucius Malfoy esté libre.

Ella alzó las cejas unos pocos milímetros y entonces se volvió hacia él.

-Eres alguien inusual, Potter… Muy, muy inusual…

-Sí, me lo han dicho -murmuró él.

-No hablo de tu cicatriz, ni de las cosas que hayan tenido que ver contigo mientras eras un bebé, que seguramente ni siquiera recuerdas y las cuales no han sido tu decisión -dijo ella, seria-. Hablo de quien eres ahora, del hombre que eres… No has tenido padres magos criándote, y sé que tus tíos eran una mierda contigo… Pero aun así, has crecido como un buen hombre, alguien que estoy segura de que no tocaría a una mujer contra su voluntad… Te lo dije el primer día que estuviste aquí: sé perfectamente que eres inocente. Porque yo conozco a verdaderos violadores, a la verdadera maldad en los hombres que se aprovechan de las mujeres… mejor que nadie, quizás… Y se nota desde aquí hasta Hogwarts que tú no eres uno de ellos.

Harry se quedó en silencio. Respiró hondo y se dejó resbalar por la pared, hasta que quedó sentado en el suelo.

-Pero dices que Hermione está con él ahora… con este monstruo… con Lucius Malfoy… -Harry negó con la cabeza-. Ahora entiendo todo. Ahora entiendo la influencia que Draco tiene encima… No lo justifico, pero todo tiene más sentido.

Bellatrix se cruzó de brazos y volvió a quedarse como ausente.

-Es una familia que jamás debió existir… Cissy, que se convirtió en su esposa... Mi hermana. Al Señor de las Tinieblas no le gustaba tanto ella en la cama. La dejó vivir por ser sangre pura, y Lucius Malfoy acabó casándose con ella… Como si estuviera quedándose con las sobras, con lo que su señor no había querido para él… Normalmente, Lucius podía follarse él mismo y matar a las mujeres que quisiera, excepto a las sangre pura. Esas estaban reservadas para el Señor de las Tinieblas… Así que no estaba acostumbrado a poner sus manos sobre esas mujeres, que claro que él considera superiores… Cuando el Señor de las Tinieblas le cedió a Cissy, fue como un regalo para él… Como si su señor le estuviera regalando algo, un objeto… Estoy convencida de que hasta el día de hoy Cissy cree que está en el lugar correcto, casada con el hombre correcto… A pesar de todo lo que ha tenido que vivir a su lado… Pero, en fin…

Lanzó un suspiro y se pasó la mano por el cabello negro.

-No puedo hacer otro viaje… Lo siento, pero no puedo. No puedo hacerlo tan seguido… Quisiera ayudarte, alertar a alguien… Pero he usado todas mis energías para ver a Hermione, para ver dónde está y cómo se encuentra… Y tardaré mucho tiempo en volver a conseguir las energías necesarias para hacer algo al respecto, para alertar a alguien fuera de aquí… Será tarde.

-¿Cuánto tiempo? -preguntó Harry de inmediato, mirándola.

-No lo sé. Quizás horas, quizás días… -negó con la cabeza-. Ella es hija de muggles… Solo se está divirtiendo un poco con ella… Por el aspecto que tenía, la ha capturado hace rato ya… Quizás hace un día, incluso dos… No le queda mucho tiempo… En cualquier momento, se cansará de ella y la asesinará. Lo siento, de verdad… Pero lo conozco muy bien… Demasiado bien… Y sé exactamente cómo procedía con ellas… Podría estar decidiéndose a matarla en este preciso momento, mientras hablamos.

La desesperación atrapó a Harry por las entrañas. Hermione estaba viva aún. Estaba viva en este momento. Lo sabía. Y él también estaba vivo, por lo que tenía que poder hacer algo. Ya mismo.

Se puso de pie de un salto.

-No puedo quedarme aquí de pie mientras espero a que la asesine -dijo, con su corazón bombeando contra su pecho rápidamente-. No puedo… Tengo que hacer algo. Ahora mismo. ¡Tengo que ayudarla…!

Ella lo miró con una mezcla de tristeza y total resignación que lo puso aún más nervioso.

-¿No puedes intentarlo? ¿Hacer un viaje más, a cualquier sitio, para alertar a alguien de la situación…? Sabes exactamente dónde está, y quién la tiene capturada…

Ella negó con la cabeza, y Harry sintió unas repentinas ganas de gritarle otra vez. Pero se contuvo, tratando de usar la cabeza, de pensar de forma inteligente… Necesitaba salvar a Hermione. Necesitaba hacer algo, lo que fuera… Necesitaba un plan…

-¿Tienes tu carta disponible? -le preguntó-. La que podemos mandar una vez a la semana… Yo ya he usado la mía.

Ella le dirigió una especie de sonrisita triste.

-Los condenados a cadena perpetua no tenemos ese beneficio -dijo-. No es que me importe mucho, porque no tendría a quién escribirle… Pero no, no la tengo.

-Alguien más en las otras celdas quizás tenga una y pueda ayudarnos… -Harry corrió hasta los barrotes y asomó la cabeza tanto como pudo entre ellos, buscando alrededor con la mirada, en total desesperación-… ¿Y no podemos dar aviso a los dementores…? ¡Ellos tienen que alertar al Ministerio, tienen que hacer algo!

Se detuvo al ver la mirada de Bellatrix tras él.

-Lo que dice un prisionero solo es considerado un desvarío producto de la locura, en el mejor de los casos -le dijo.

-¡Tiene que haber algo que podamos hacer…!

Pero Bellatrix tenía razón.

Y la realidad fue cayendo sobre Harry tan oscura como la noche, cerniéndose sobre él y apagando cualquier pequeña luz de esperanza…

No había nada que hacer.

No había nada que pudieran hacer para salvar a Hermione.

Lucius Malfoy la usaría como juguete sexual un rato más, considerándola una asquerosa sangre sucia que no valía nada, descartable, y al acabar de quitarse las ganas con ella la asesinaría y se desharía del cuerpo de la misma forma en que lo había hecho con tantas otras mujeres en su pasado, durante la Primera Guerra Mágica…

Harry estaba en crisis, caminando por toda la celda en círculos, al borde de la desesperación…

Cuando entonces…

Bellatrix se volvió hacia los barrotes con tanta energía, una tan inusual en ella, que Harry se pegó un sobresalto. Pensó que eran dementores, pero no, era algo más: Había un perro allí, del otro lado de los barrotes, mirándolos fijamente. Un perro negro que estaba sacando los dientes, como a punto de atacar…

Entonces el perro, que era muy delgado, caminó hacia ellos, pasando entre los barrotes, desapercibido por los dementores, que no estaban patrullando ese pasillo…

Y en ese momento se transformó ante ellos, convirtiéndose a su forma humana.

Y era Sirius.

-Harry… -dijo su padrino, mirándolo a los ojos, con su barba y cabello largos, ofreciéndole una gran sonrisa paternal-. Por fin nos encontramos de nuevo.