BEING HUMAN
Capítulo 26
LA VIGILIA DEL SACRIFICIO
El blanco de la habitación se difuminaba en penumbrosas sombras. Un viento frío le escocía la nuca, obligándole a erguirse sobre la cama.
Ino Yamanaka entornó la mirada. Las prístinas paredes blancas del hospital se habían convertido en el empapelado rugoso y lila de su alcoba. Dos pares de ojos le contemplaban nerviosos, atentos e inquietos. Aun Hinata Hyuuga, quien sin cuerpo físico arremetió a sobrecogerse, encogiendo los hombros y evadir la dubitativa mirada.
Los labios de Sakura se curvearon en una mueca meditativa. Ino supo el porqué.
Aun tenía el resabio de sangre entre sus propias comisuras. El agreste sabor de la sangre, tan electrizante y estimulante como un cubo de hielo recorriendo su espina.
Su paladar todavía tenía la esencia y la vida de Genma Shiranui.
—Yo…
—Lo sabemos, Ino –sentenció Sakura, cortando de tajo toda intención de mísera y patética excusa. Los orbes jade oscilaban en un brillo melancólico y casi empático— Genma… había hablado conmigo antes. Supe lo de su enfermedad, supe de lo de ustedes y…
—...Sólo...insistió, a pesar de que yo no quise hacerlo...—la rubia resolló en un susurro más para sí misma. Su mirada se posó en Hinata—¿Que pasó con tu puerta?
La joven Hyuuga simplemente se alzó de hombros, con una cabizbaja expresión.
—La perdí, cuando regresé ya no había nada…—la mirada bajó un momento y luego el brillo diletante de sus pupilas enarcó una expresión aun más consternada—y…vi a alguien. Un joven deambulando por la entrada de la casa…—su voz temblaba—…estaba muerto, Anko lo mató y…y…él no sabía que estaba muerto…
Un fútil silencio se aprestó momentáneamente. Hinata continuó.
—…Le había escuchado decir a Anko que volvería…que el infierno caería en la casa…
Ino se irguió levemente sobre la cama, sin importarle mucho el adolorido torso, aun exiguo a reponerse del ataque. La herida había cicatrizado pero quedaba el moretón y los músculos contusos emitían un ardor ensordecido. Miró a ambas chicas.
—No se lo permitiré…—espetó en un gruñido seco—Esto se termina ahora.
—¡No! –Sakura le tomó por un hombro, al menos con la sutil pero determinada fuerza para impedirle levantarse de la cama—No estás en condiciones; si ella quisiera podría arrancarte la cabeza en este momento…
—N-n-no creo que…lo dijera en serio –irrumpió Hinata, en un vago intento por apaciguar el incipiente desconcierto—Tal vez sólo está alardeando…somos tres y…y los chicos… a-además, yo ya estoy muerta, no puede hacerme nada…
La rubia negó, angustiada.
—Si puede…—miró directamente sólo a Hinata—…ahora es la casa la que te retiene aquí. Sakura y yo e inclusive Naruto o a Itachi, ella…podría deshacerse de todos nosotros y destruirá la casa; no quedará nada para ti. Te…desvanecerías en el aire…
Sakura no espetó nada, sólo permaneció cruzada de brazos, mirando hacia la duela polvorienta.
—No la dejaremos –aun en un hilo de voz, Hinata hacia acopio de fuerza por sonar segura—Tu mejorarás y la enfrentaremos. ¡No vamos a dejarla ganar!
Ino la contemplaba, ella parecía haber recobrado la calma, pero Sakura sintió miedo. Si alguna oportunidad tenían de acabar con Anko Mitarashi, la posibilidad estaba en peligro. Aun podían contar con Naruto, Itachi e inclusive Shisui. En número tenían ventaja, pero…ningún plan era infalible, no teniendo como recordatorio lo sucedido en la funeraria. Habían perdido a Sai. ¿valdría la pena perder a alguien más?
…Sin embargo, algo en su mente empezaba a dar vueltas. Como una diletante brisa.
"No. No más víctimas en esta cruel ruleta suicida, aún podría hacerse otra cosa, sin inmiscuir a nadie más", atajó Sakura mentalmente.
Habría luna llena mañana…
—0—
Sasuke Uchiha contempló el cielo, sintiendo el cuello entumecido por el tosco asiento del Civic. El cielo, que no era de un azul sino un purpúreo crepuscular a pesar de ser casi las siete de la mañana, había enarcado densas sombras alrededor del terraplén donde el auto había derrapado y varado a casi dos metros de la carretera.
Espetó un bufido incómodo y abrió la puerta, esperando encontrarse con el otro vehículo contra el cual había chocado. La espalda le crujió protestando por aquellas incómodas horas estáticas. Miró en derredor, encontrándose completamente solo.
Sólo salvo las huellas toscas de las llantas de una camioneta, que parecía derrapar en reversa no hacia la carretera sino hacia la espesura del bosque, posiblemente a alguno de tantos caminos de terracería que conducían a uno de tantos insignificantes poblados aledaños.
Sacó el teléfono del bolsillo encontrando que seguía sin tener señal.
"Bien, al carajo con intercambiar números del seguro para arreglar esto", pensó molesto, sin siquiera recordar el número de placas de la camioneta. Aunque ni caso tendría, ni siquiera había conseguido verlas y dudaba que tratándose de simples pueblerinos pudiesen tener alguna responsabilidad vial.
Examinó el desperfecto en la defensa y la llanta delantera pinchada. Imposible sacar el auto y retomar el camino. Internamente agradeció que el bocón de Naruto no estuviese allí o siquiera se hubiese enterado del desperfecto de esa noche; casi seguro vociferaría algo con respecto a que se había estampado contra algún vehículo fantasma o tonterías asi…
"Fantasmas…si claro, aunque…¿no era algo asi lo que te había traido a este pueblo miserable? ¿Precisamente persiguiendo fantasmas de un pasado que querías olvidar?" enunciaba algún resquicio de cordura y lógica en su mente. Y no tenía que ver con lo sucedido la noche anterior.
Los expedientes en Otogakure y la investigación que el propio Kakashi le había encomendado; desapariciones que vinculaban la ciudad del Sonido y Amegakure…y un nombre que figuraba en uno de los reportes de la policía de ésta última…un incidente en el hospital general de Ame y el nombre fichado de los médicos que estuvieron implicados en lo que parecía un altercado terrorista en el área de urgencias…
Haruno S.
Haruno Sakura…¿Qué estaba haciendo ella en Amegakure?
—¡Uchiha-san! –una voz emergió de la densa bruma de sus cavilaciones trayéndolo de nuevo a la realidad. El brillo de la torreta de un auto patrulla con el emblema de Amegakure en sus puertas.
Sasuke se giró levemente y reconoció a Ibiki Morino, el detective de homicidios que había sido asignado al caso del hospital. Éste permanecía inquisitivo con aquella pétrea expresión en su semblante hosco.
—Le esperábamos desde ayer –murmuró Morino—Ahora veo el porqué del retraso. Las carreteras son un peligro en esta zona por las lluvias.
El joven sólo espetó un escueto murmullo respecto a la pésima señalización del camino, cerró el vehículo no sin antes sacar del maletero una caja de archivo que había revisado en su turno en Otogakure. Ya se encargarían del remolque del vehículo alquilado después, según Ibiki, era más importante llegar al precinto para acotar el procedimiento de arresto respecto a ciertos individuos de interés de los cuales ya se tenía su ubicación.
Vio figurar nombres cuya relevancia implicaba su presencia en los últimos meses en Amegakure; Nara, Mitarashi, Shimura, Yamanaka…
Haruno…
—0—
Un gélido viento se aprestó cerca de las once de la mañana, afortunadamente sin lluvia pero el clima parecía que podría acercarse un huracán. Ino Yamanaka caminaba lentamente, tratando de conservar algo de entereza en sus pasos, haciendo éstos un eco arrítmico en el desquebrajado cemento que cubría toda la zona de aquellas bodegas abandonadas.
El lugar al que Anko le había llevado hacía semanas atrás, sólo para recordarle cual era su verdadera naturaleza. Y ahora ella haría lo mismo, sabía que la encontraría allí…y le recordaría su lugar en el mundo.
—No esperaba verte recuperada tan pronto, jovencita…—casi como si le hubiese estado esperando, Anko Mitarashi enunció, de pie desde el marco de una puerta. La mitad de su figura estaba cubierta por la densa sombra del interior de un almacén derruido, como una aparición digna de algún demonio de alguna desconocida leyenda. Sus orbes ambarinos destellaron con ávido interés—…parece alguien te sirvió de aperitivo…¿haz vuelto a cazar?
La boca de Ino se torció en una mueca despectiva.
—Vamos a acabar con esto. —sentenció escueta—Sólo tú y yo. Mañana aquí mismo.
Anko emergió por completo de entre la media penumbra, apoyó la espalda contra el muro y alzó levemente una mano, contemplando sus cetrinas uñas como si esto fuera más interesante que dirigirle la mirada a la rubia.
—Hmm…no se, estoy algo ocupada. —masculló aun sin mirarla, con una sonrisa pérfida—Después de que me arruinaste años de trabajo, hay que volver a empezar y es mucho muuucho papeleo…¿Qué tal la semana entrante?
—Tiene que ser mañana. Y seré sólo yo quien te detenga.
Finalmente Anko enarcó el semblante hacia ella. Soltó un suspiro lánguido y fastidiado.
—Mi niña, sólo mírate cómo estás…—se mofó—hoy o mañana o el viernes, no importa, podría acabar contigo antes de que parpadearas y tú lo sabes.
Ino no dudó, ni siquiera se movió.
—Entonces no te tomará tiempo y podrás seguir con lo que se te antoje en cuanto te deshagas de mi. —dijo en un tono firme. Notó la sonrisa de Anko ampliarse.—…sólo hay algo a cambio; dejarás que Sakura, Hinata, Naruto, Itachi y Shisui se larguen.
Anko dio un par de pasos más hacia ella con una fingida y casi teatral expresión de lástima.
—Por los dioses, ¿Qué influencia ejercen sobre ti? –suspiró.
—Tu no lo entenderías. —sentenció Ino—De hecho, se puede decir que eso resume todo cuanto he despreciado de ti.
La mujer de cabello negro pareció asentir, alzándose levemente de hombros.
—Bien, dispondrán de veinticuatro horas para irse de Amegakure…—volvió a esbozar aquella sonrisa lacónica—…después me encargaré de ellos si es necesario. —no esperó una respuesta, sabía que la expresión impertérrita de Ino era bastante obvia.
Se dio la vuelta, echando a andar de nuevo hacia los almacenes, no sin antes dirigirle una última frase a su antigua protegida.
—Tenía tantas expectativas contigo, pequeña…iba a darte la mitad de la Franja de los Reinos, algo que ni tu padre podría…
Un gruñido atávico escapó de los pálidos labios de Ino Yamanaka.
—0—
Naruto tamborileaba nerviosamente los dedos sobre el secante del escritorio. Aun tenía ojeras por lo poco que había conseguido dormir hasta la llamada de su superior Chouji Akimichi. Había bebido casi dos tazas de ese insípido café en la comisaría y aun asi no evitaba expeler un gemebundo bostezo de tanto en tanto.
Estaba sentado, con Chouji a su lado de pie, mientras los pequeños ojos de éste estaban fijos en un tercer sujeto; un joven que parecía no pasar de los veintisiete, con el cabello castaño atado en una cola de caballo alta. Su rostro ajado y fastidiado miraba fijamente la pantalla de su teléfono celular.
—Me manda a buzón de voz. —gruñó Shikamaru Nara—Es raro que Ino lo tenga apagado. —entornó el rostro con un gesto fastidiado y aburrido hacia Chouji—Si no contesta más tarde, tendremos que arreglar este desastre como podamos.
—Llamé a mi padre, dijo que él podría encargarse con Morino-san de los expedientes de las desapariciones –la voz de Chouji se notaba tensa—…pero el verdadero lío es con las denuncias en el hospital.
La voz de Naruto se quebró en un atisbo de duda.
—Yo podría…—empezó a cavilar—…tratar de ayudar con el caso del sujeto que entró a urgencias esa noche. No estaba presente pero fiché el archivo cuando ese tipo de recepción lo envió acá…
Shikamaru parecía asentir, pensativo.
—Izumo es muy parco con los informes, aun si lo manejaron discretamente allá omitiendo lo del "cadáver andante"…siento que este tal Ibiki no haría más que refutar lo inexacto del informe—dijo.
—¡Bueno, hay que hacer algo, dattebayó! –Naruto dio una palmada al escritorio—¿No se supone que son ustedes los que se encargan de estas cosas?
Se sorprendió levemente a sí mismo por aquel ímpetu a pesar de saber la naturaleza de ambos hombres; sorprendido por esa extraña pasibilidad de estar junto a dos vampiros y siendo él el único con pulso viviente. Sin embargo la situación apremiaba, aun si estaba en juego su propio pellejo.
Shikamaru sacó un paquete de Marlboro del bolsillo de su camisa y cogió uno. Dio una calada profunda bajando la cabeza y exhaló el humo por la nariz.
—Sí –reconoció, en voz casi inaudible—Pero eso suele ser cuando sólo hay tres o cuatro cuerpos que dejar en casos fríos y encarpetar, no el incendio en una funeraria con casi veinte restos calcinados y dos prominentes personas de interés implicadas. Lo de Danzo aunque no lo parezca, repercute también por los inversores mortales que tenían quien sabe cuanto en ese negocio de porquería y Anko, simplemente es un ancla con Otogakure…
—Sin contar la prescencia de los Sabaku –apuntó Chouji—Aunque eso es problema nuestro pero no es bueno teniendo mortales merodeando.
—Yo me encargo de los Sabaku, en lo que ganamos tiempo para que Ino ponga de su parte para "convencer" a Ibiki que todo el altercado fue por un tipo pasado de sustancias.
—¿Otro borrado de memoria? –inquirió Chouji.
Naruto se sobresaltó.
—¡¿Cómo que "otro"?! –chilló—Espera, ¿Es asi como resuelven todo esto?
Shikamaru se inclinó hacia adelante con un destello en sus ojos marrones. Aunque su cara denotaba cansancio y fastidio, su voz sonó amable.
—Hay veces que no hay otra opción más que usar lo que esté a nuestro alcance—enunció—…además no es sólo el caso del cadáver reanimado, tu amiga de pelo rosa estaba implicada en el informe.
Chouji miró a Naruto, por sobre la cabeza inclinada de Shikamaru, y guiñó un ojo.
—Bien… –exhaló Naruto sin levantar la vista–. Adelante, mejor solventarlo asi...
"Mejor que nadie más fuera de estos chupasangre revisara ese informe…sobretodo el "teme"", arguyó mentalmente.
—0—
El día casi llegaba a su fin, también la explicación de Ino. Ambas chicas se limitaron a contemplarla por un largo momento.
—¡¿Qué rayos hiciste Ino?! —exclamó Sakura, conteniendo los puños en frustrado gesto—¡¿Te has vuelto loca?! ¡¿Por qué decidiste eso?! ¡¿Por qué tienes que ponerte en peligro tan esúpidamente?!
—Porque tenemos que ponerle fin. –Aseveró Ino.—Si no lo hacemos, nos destruirán una por una.
—Entonces pelearemos contra ella en su propio terreno. —enunció Hinata en voz baja. Miró a Sakura y luego a Ino.—Pudimos destruir a todos los neófitos en la funeraria, acabar con ella no sería difícil si lo hacemos las tres…
—Dije que sólo seré yo –los azules orbes de Ino destellaron confiados —Si la mato, todo esto acabará, nos dejarán en paz.
Sakura se irguió levemente sobre la silla, mirándo a Ino con irritación. Un mechón de su rosado fleco le cubrió parte del rostro, sacó el labio inferior para apartárselo con un resoplido.
—¿Y cuándo será eso?, tu "gran acto suicida"—inquirió.
—Mañana por la noche –respondió Ino, lúgubre.
—¡¿Mañana?! —exclamó Sakura con los ojos plenamente abiertos en gesto ofuscado—¡Mañana me transformo y no podré estar alli!
—Precisamente por eso –afirmó Ino—Porque mañana te transformas y no podrás estar allí. —su mirada pasó a Hinata—Y tu debes quedarte en la casa, junto con Shisui por si algo ocurre.
Aunque Sakura no espetó nada, pareció estar levemente de acuerdo en cuanto a Hinata, sin embargo la Hyuuga se había adelantado hasta Ino, con los brazos en jarras y las mejillas arrebatadas por la furia.
—¡No puedes excluirnos Ino-chan! ¡Yo también soy parte de esto! ¡¿Qué va a pasar conmigo entonces?!
—Tu sigue con Sakura, Itachi y Shisui –exhaló Ino—…y todo irá bien. No es su batalla, nunca lo ha sido. Entiendan.
Hinata le miró por un instante, con los labios estremecidos. Sakura creyó que estaba por llorar, pero lo que hizo fue estallar súbitamente.
—¡¿De eso se trata?! ¡¿Quieres ser una mártir?! —la voz de Hinata reverberó con un eco cacofónico, la luz de la sala tintineó un par de veces y luego, sin más, la bombilla estalló. La taza de té en la mesita salió disparada y fue a estrellarse contra una de las paredes. Hinata giró sobre sus talones para contemplar a ambas chicas que retrocedieron ante esos ojos tan ardientes que parecían radioactivos.—¡POR TI ES QUE PUDE HACERLE FRENTE A MI FAMILIA Y AUN SI PERDI MI PUERTA NO VOY A DEJAR QUE TE SACRIFIQUES DE ESA MANERA!
Las cortinas se sacudieron violentamente por un momento, luego, todo pareció sumirse en un abrupto silencio. Ino la miraba, Hinata parecía haber recobrado la calma pero Sakura sintió miedo.
"Somos nosotras tres, Ino…" pensó, "Y…asi tendrá que acabar".
—¿Has decidido el lugar? —Sakura soltó el aliento que contenía.
Ino asintió.
—En el área norte, donde está la antigua bodega de los Nara. Nadie va allí.
Sakura se dio cuenta de que ya nadie fingía. El violento reclamo de Hinata y la cara de Ino, sería y demasiado demacrada, se habían encargado de eso. El intento era parte del asunto, tal vez tan peligroso como la misión a la funeraria. Todas lo sabían... pero nadie se echaría atrás.
Y ella tampoco.
—Deja que yo lo haga –Sakura enunció de pronto—Yo iré a decírselo a Anko. Si hablo con ella…
—No, Sakura –le espetó Ino.
—A mí no me tocará. Sabe que si lo hace se acaba el trato, por favor, Ino… Al menos deja que lo intente.
Ino, contra su voluntad, asintió con la cabeza.
Arriba en el piso superior, una figura diletante había contemplado todo en un inocuo silencio.
—No deberíamos estar aquí —Shisui susurró desde el descansillo de la escalera—…es un buen punto para largarnos ya, "comadreja".
Su primo simplemente se limitaba a terminar de cerrar la maleta deportiva que llevaba durante todo el viaje. Echó una mirada fugaz hacia la habitación que había compartido con Sakura desde el día anterior al regresar de la revuelta de la funeraria.
—Sé que ella no la dejará sola –dijo con la voz tan baja como un susurro—Y no soy nadie para obligarla.
El joven fantasma sólo atinó a echarse las manos en los bolsillos, con una diletante máscara de resignación.
—Aun así, deberías prepararte para mañana…y que pase lo que tenga que pasar entonces.—musitó.
Sakura pasó por un lado de él, entro a su alcoba, tomando el descolorido abrigo rojo y salió, siendo detenida por Itachi. Los toscos nudillos de éste le asieron por un momento del brazo, un gesto perentorio y suave.
—Ten cuidado. –murmuró.
Ella sólo espetó un acortado "si", sin siquiera mirarle a la cara.
—0—
Entonces la lluvia había empezado y había densos charcos en el desgarbado suelo. Sakura gritó, haciendo que su voz sonara con un eco apagado por las gruesas gotas estrellándose contra las paredes de hormigón.
—¿Qué ninguna de ustedes usa ya el teléfono? —Anko dejó caer el cigarrillo a medio fumar y lo aplastó bajo un zapato.
—Tengo un mensaje de Ino. Sobre donde se reunirán.
La mujer, apostada contra una silla empolvada, se limitó a contemplarle con algo que parecía una mezcla de lástima e interés.
—¿Y? Debe ser algo tan importante como para mandar a su mascota y no decírmelo de frente, supongo. ¿Acaso va a retractarse?
—No…no entiendo cómo es que esto llegó tan lejos, pero es mi última oportunidad.—Sakura sintió su voz lejana a sus propios oídos, carente de potencia—…ella…es una mujer sola, ¿porqué es tan importante?
Las pupilas de Anko chisporroteaban, pero era un chisporroteo seco, como el del sol en el desierto.
—Ino es demasiado peligrosa, más de lo que ella supone. —sentenció—Verás, tenía el corazón más negro de todos nosotros, pero encontró otra cosa y se arrepintió. Todo se reduce al simbolismo. —Anko dio solemnes golpecitos en el posa brazos de la silla—Y yo, necesito erradicar más de mil años de vergüenza y de miedo, y el escepticismo de Ino indica que hay una alternativa y se convierte en tema de discusión…
—Nos iremos lejos –apremió Sakura—No volverías a vernos nunca. No tienes que matarla, basta con que digas que lo has hecho. Nadie se enterará.
—Yo lo sabría. —Anko sonrió—Sabría que permití que me disuadiera la compasión. —su rostro se ensombreció—El simbolismo es importante para mí, si no puedo disciplinarla por esto, no merezco este mundo, nadie lo merece. —Enfática y con un destello complaciente en su mirada, aquella sonrisa se torció—Eres valiente por venir hasta acá. Y lo respeto. Pero una vez puesto todo en movimiento…no podemos hacer nada más.
Un gemido siseante escapó de los labios de Sakura; "Piensa lo que quieras... Piensa lo que quieras, que yo tengo mi propia opinión."
—El lugar donde ella dijo que se verían…será mejor que lo apuntes.
—0—
Shisui miró fugazmente a Hinata y luego la taza, aun con los restos del te en su interior. Las manos de la joven la detenían con un pulso firme…sólido. Y la bajó, posándola de nuevo sobre la mesa.
—No…¿Esto no es normal, verdad?
El muchacho se pasó la mano por la boca, espetando un suspiro.
—Pues…no, en realidad hacer algo asi toma tiempo y, no estas usando toda tu energía, ¿o si?—inquirió.
Hinata negó tímidamente.
—Ni siquiera tengo que concentrarme como tú o Rock Lee me decían…—resolló—…sólo la tomé como lo habría hecho estando viva.
Hubo un silencio confuso y pensativo, luego Shisui se levantó, andando resueltamente alrededor, como meditando un complejo acertijo.
—Bueno…tal vez, el que hayas perdido tu puerta, signifique que estás más anclada aquí—argumentó—Piénsalo de un modo práctico, rechazaste la muerte…o más bien lo que terminaba con ello. –se pasó una mano por detrás de la nuca—Eso no es algo que yo haya visto.
—No…creo que sea algo…bueno…—Hinata sujetaba nerviosa sus dedos—Ino dijo que si Anko quemara la casa, podría desvanecerme…
—Si tomamos en cuenta que estás más…"sólida", no lo creo –Shisui trató de emitir una risa confiada, pero fingir en este momento era difícil aun para él, pero tenía que hacer un esfuerzo—Podrías darle unos buenos puñetazos en su despreciable rostro si quisieras.
Pero hasta Hinata sabía que ese forzado optimismo era sólo una sutil manera de apaciguar las aguas de aquella tormenta venidera.
Mientras, el murmullo del televisor fluctuaba en el denso vacío de la sala. Sakura había regresado y había ido hacia la ducha casi directamente. Ino, en un gesto perentorio y demasiado reservado, regresó a su alcoba, sólo para pasar en un contemplativo silencio mirando la pantalla del teléfono reacia a responder los textos pendientes.
—0—
Sakura salió de la ducha, con sólo una vieja blusa sin mangas, el pantalón del pijama y el cabello aun goteando en los mechones del fleco. Se quedó quieta un momento en el pasillo, sin acabar de decidirse a ir a la cama.
La mente zigzagueaba en la misma idea, vueltas y vueltas en algo que ella sabía cómo terminaría. Lo había estado analizando esa tarde mientras iba rumbo hacia el abandonado almacén en busca de Anko. Sin embargo al regresar, sintiendo aquella peste a traición y bajo la cálida agua de la ducha, todo aquello que había tramado se le antojaba como la salida fácil más elaborada jamás planteada. Tal vez no un suicidio como parecía la resolución de Ino, pero tampoco podía ser una estrategia infalible.
…Si había conseguido matar un vampiro casi salvaje como lo fue Tayuya estando a vísperas del plenilunio, su letalidad lobuna podía ser más eficaz estando en plena luna llena, ¿No?
"¿Y qué no ha sido eso a lo que tanto has estado temiendo? ¿A esa letalidad?", atajó su mente. "Sácale algo de provecho…le debes mucho a Ino, estúpida…"
La idea se le ocurrió de un modo tan natural que seguramente debía de llevar mucho tiempo en el fondo de su pensamiento, esperando el momento propicio para aflorar a la superficie.
"Se lo debes…¿o esperas que ella simplemente muera…?"
—Sakura…—la voz de Itachi le sacó de aquella bruma diletante.—¿Pasa algo?
Ella entornó la mirada, relegando todo lo que su mente abatía y negó sutilmente con la cabeza. Aun sentía que hasta la pregunta era inútil. "¿Ocurre algo?" Claro que ocurre y es todo, no sólo el caos de los últimos días sino la que sería la obvia resolución de estos y ese "¿Ocurre algo?" no era ni la punta del iceberg…
—Sólo fue un día tenso…—respondió ella casi en automático.
Se había sentado al borde de la cama. Itachi cerró la puerta, quedándose de pie junto a esta. Su rostro, parco y casi inexpresivo a no ser por el brillo de sus ojos, tenuemente carmesíes cortesía del instinto lobuno, denotaban una muy lejana duda.
—¿Iras mañana al bosque? –inquirió él.
Sakura se reacomodó el fleco aun húmedo.
—No…—musitó—…después de la última vez que estuvimos los dos, allí…fue…peligroso…—armaba la frase con cautela, como una niña que planea cuidadosamente una mentira para excusarse de no haber hecho los deberes—Iré al otro extremo…al lado éste. No donde estaba la cabaña.
Itachi le miró, dudoso.
—No creo que sea seguro que estuviésemos separados, por lo que está por pasar. —admitió seriamente—Aun como lobos somos letales para cualquier vampiro…pero no creo que sea prudente.
"Letal" ahí estaba la palabra de nuevo. Sakura sintió de nuevo aquella aprensión y se percató que tal vez no era su instinto de supervivencia, sino el lobo. Claro; el lobo había deliberado esto, el lobo le impulsó a encarar a Anko…el lobo era letal pero también leal. El lobo estaba presente allí.
—Estaré preparada –dijo.
La mitad de aquella estratagema había quedado establecida en un escueto diálogo; la otra mitad se estableció cuando ella le atrajo lentamente hacia donde estaba y se sentó a horcajadas en su regazo.
La calma sinuosa y casi apacible antes de una tormenta. Algo con lo que podía estar de acuerdo con el lobo interno era que el miedo y la falsa seguridad tenían su base en un instinto primario. Un instinto del que ella ya no tenía el interés en negar.
Porque tal vez no habría otra oportunidad después.
Los labios rozaron suavemente, luego con un tacto más firme a los que Itachi respondía en cada embate. Él vio una verdad diferente en sus ojos y en la humedad entre sus piernas. Cuando le quitó la blusa, sus pezones estaban duros. Ella gimió al primer roce y lanzó una suave exclamación cuando él chupó, uno primero, el otro después, acariciándolos. Sakura le tomó la mano y se la llevó entre las piernas.
El balanceo de sus caderas se aceleró. Itachi le levantó y la tumbó de espaldas en la cama. En vez de desgarrarle la ropa interior, se la quitó con un cuidado casi disimulado.
Deslizarse en su interior fue como deslizarse en un aceite exquisito.
Se movió con ella, usándola, pero dejando también que ella lo usara. Sakura tuvo el primer orgasmo casi de inmediato, con un gruñido hosco y salvaje, clavándole las uñas en la espalda. Después se mecieron juntos en golpes largos, lentos y en algún momento a él le pareció que había otro orgasmo. Itachi llegaba al borde. Jadeaba y apretaba los dientes, sintiendo los cánidos emergiendo levemente al igual que las garras, clavándose sobre el colchón.
Por fin empezó a acelerar hasta que su ritmo se disolvió en un corcoveo excitado. Le miró la cara: el brillo de sus orbes jade se había tornado una tonalidad casi ambarina. Y se sintió súbitamente disparado hacia el abismo, delirante.
Cerca del final, ella intentó ahogar un grito y le mordió el hombro.
El instinto del lobo… no, el lobo presente, en todo momento.
Pero en el fondo de su mente subsistía una especulación, como un leve destello que no acababa de apagarse.
CONTINUARA
Notas de la Autora:
Y...tras un milenio volvi...sorry la laaaarga y eterna espera pero aqui esta la primer parte del final de temporada. En si iba a postear todo pero eran más de 16 paginas asi que dejo lo mejor literal, para el final.
Espero no demorar tanto jejeje. Nos leemos!
Higurashi´s Out!
