Esta historia está dedicada con mucho cariño a toda la gente que me estuvo dando su apoyo con Strenght, sin vosotros no hubiera sido igual de divertido escribir mi primer fanfic. Escribiendo un nuevo futuro tiene la misma premisa y prácticamente los mismos personajes, pero distinto desarrollo. Podría decirse que es la versión actualizada.

Unas aclaraciones antes de empezar:

-Death Note no me pertenece, y la teoría en la que he basado este prólogo (y por consiguiente, la historia entera) tampoco se me ha ocurrido a mí, así que créditos a las respectivas personas.

-Contiene spoilers de la historia original, así que lee bajo tu propio riesgo :)

-También está disponible para leer en AO3.


ESCRIBIENDO UN NUEVO FUTURO

Prólogo: El sonido del silencio:

Noviembre de 2007

-Está muerto – les dijo aquel forense – Lo siento.

Los agentes se miraron entre sí conmocionados mientras el doctor apartaba del cuerpo de L aquella máquina que medía las constantes vitales. No, no, no, aquello no podía estar pasando… ¿Cómo iban a continuar con el caso Kira si faltaba L?

-Lleváoslo – ordenó el forense a un par de enfermeros que traía con él – Hay que hacerle la autopsia.

-Sí, señor Kawashima – asintieron obedientemente.

Los enfermeros levantaron con cuidado el cuerpo de L y lo pusieron sobre una camilla, para después cubrirlo con una sábana.

-Adiós… Ryuzaki – se despidió el jefe Yagami con tristeza mientras veía cómo los enfermeros se llevaban la camilla en dirección al aparcamiento donde estaba la ambulancia – Gracias por todo.

-Adiós, Ryuzaki – lo imitó el resto de agentes, cabizbajos.

Habían tenido sus más y sus menos con el detective, pero ninguno de ellos había deseado ese final… excepto Light. El castaño lucía dolido al igual que el resto, aunque en el fondo se regocijaba ante todo lo que estaba ocurriendo y disimulaba las ganas de reírse a carcajadas como un desquiciado. Kira había ganado, sí, ahora el mundo sería suyo y nadie podría impedírselo.

-¿Dónde está el otro cuerpo? – preguntó el forense en el momento en el que regresaron ambos enfermeros empujando otra camilla vacía.

-Ahí dentro – contestó el jefe Yagami señalando una puerta – Sígame, por favor.

Tras decir aquello, todos los allí presentes salieron en fila de la sala de control y caminaron por los pasillos en dirección a la sala del ayudante de L.

-Aún me pregunto cómo ha llegado hasta aquí ese montón de arena… – comentó Matsuda extrañado al verlo de nuevo.

-Ni idea – se encogió Light de hombros – Pero se me ha ocurrido que quizás Ryuzaki tenía pensado utilizarla para algo – mintió.

-Quizás… – contestó el joven policía convencido por aquella respuesta – Aunque ya no sabremos para qué…

Light volvió la cara y sonrió con maldad. Nadie se había dado cuenta de que aquella arena eran los restos de Rem, su otro obstáculo. Sin duda, aquella noche estaba siendo muy divertida para el castaño.

El jefe Yagami abrió una puerta y todos fueron pasando a otra sala llena de pantallas. El forense entonces se agachó junto al cuerpo de Watari y repitió la misma operación llevada a cabo minutos atrás con L, mientras todos observaban en silencio cómo aquel aparato volvía a señalar todas las constantes vitales a cero.

-De nuevo, lo siento – murmuró el doctor Kawashima – Lleváoslo también, por favor – ordenó a sus enfermeros.

Los dos hombres cargaron el cuerpo en una nueva camilla y también lo llevaron hasta la ambulancia. Los agentes se despidieron entonces del médico forense y de los enfermeros en el parking del cuartel, y después el vehículo se puso en marcha en dirección a uno de los hospitales de Tokio, bajo la intensa tormenta de aquella noche.

-¿Sabes? Este aparato no está trucado – dijo entonces el doctor Kawashima sacando de un maletín otra máquina igual que la que había utilizado en presencia de los agentes.

Quitó la sábana que cubría a L, y le conectó aquella máquina, la cual empezó a pitar indicando señales de vida.

-Milagro, has resucitado – bromeó el hombre – ¿Estás bien, chico?

-Sí – asintió L sintiéndose completamente agotado – Eso… creo.

Las voces a su alrededor sonaban… distantes. Esa sustancia asquerosa que le había echado al café había hecho efecto inmediato, y sentía desde hacía rato los músculos dormidos y su piel algo más fría de lo normal. Pero era necesario pasar por aquello para que los demás lo tomaran por muerto.

-¿Y qué hay… de él? – quiso saber L, mientras señalaba con un leve cabeceo la camilla de Watari.

-En ti logré percibir un leve pulso antes cuando te examiné, pero no en él – le explicó – Aunque… enseguida lo sabremos con certeza.

El forense desconectó el aparato al detective y procedió a ponérselo a Watari, pero esta vez no emitió ningún pitido.

-Lo siento… – dijo el señor Kawashima con tristeza – Realmente era una gran persona.

A L se le hizo un nudo en la garganta, pero retuvo el llanto por pura vergüenza. Watari había sido como un padre para él y su pérdida dolía mucho no, muchísimo…

El doctor volvió a guardar el aparato en su maletín y después se sentó en un taburete cercano a L.

-Desconozco los motivos de todo este teatro que acaba de ocurrir, pero parece algo realmente serio – le dijo el hombre – Sin embargo, me lo pidió Wammy como un favor especial, así que no haré ninguna pregunta al respecto.

-Gracias por su comprensión, señor Kawashima – respondió L.

-Mira, haremos esto. Diremos que has tomado algo en mal estado y, con el pretexto de que tienes que pasar la noche en observación, te proporcionaremos una habitación en el hospital bajo un nombre falso – propuso el forense – La sustancia que le entregué a Wammy era bastante fuerte, así que necesitarás descansar un buen rato hasta que se pase el efecto.

-Entendido – murmuró el moreno conforme. Realmente en ese momento no se sentía con fuerzas ni para ponerse en pie…

Un poco después, la ambulancia llegó al hospital y los enfermeros llevaron la camilla con L hasta una sala de espera en la que en ese momento no había nadie más.

-Enseguida vendrán a por ti – le informó el señor Kawashima.

-Vale – contestó el moreno y a continuación el resto se fue, dejándolo solo.

Al chico le molestaba la luz del techo, así que se puso el brazo sobre los ojos.

"Aún llevo oculto en un doblez de la manga el trozo de papel de la Death Note con mi verdadero nombre apuntado" se recordó. En cuanto pudiera tendría que deshacerse de él, ya que nadie debía descubrir ese dato. Ahora que Watari se había marchado, solo sabían su nombre el propio L y una sola persona más…

El chico suspiró. Desde el momento en el que vio al shinigami blanco supo que algo iba mal… Tenía la sensación de que aquella criatura estaba haciendo el mismo rol que el caballo de Troya. Y efectivamente, al final había sido atacado desde dentro de su propia fortaleza, una maniobra muy astuta por parte de Kira, sin duda.

Sin embargo, gracias a uno de sus meticulosos interrogatorios, el detective había logrado sacarle una información ciertamente interesante a aquella criatura. Existía una manera de anular el efecto de esa libreta, una sola. Y era escribiendo el mismo nombre a la vez en dos cuadernos distintos. Una esperanza mínima, pero eso también significaba que montando un escenario ideal podría encontrar su salvación.

"Aún me queda una duda" pensó L. "Aunque estoy casi seguro de que el trozo de papel por sí mismo tiene tanta validez como si hubiera escrito dentro de la propia Death Note, también cabe la opción de que no valga y que el shinigami no me haya atacado siquiera…" razonó. "¡Qué lío!" agregó rascándose el pelo.

L quería encontrar la respuesta correcta cuanto antes, pero sabía que en ese momento por muchas vueltas que le diera no iba a llegar a ella… Además, iba a necesitar ayuda para desenmascarar a Kira, así que ya había decidido que el próximo paso sería volver a Inglaterra, donde prepararía el contraataque junto a los sucesores.

En ese momento, se abrió la puerta de la habitación y entraron dos enfermeras hablando animadamente.

-Tú eres el chico que ha tomado algo en mal estado, ¿verdad? – le preguntó una de ellas amablemente.

-Así es – respondió L apartándose el brazo de la cara.

-¿Cómo te encuentras?

-Bastante cansado – admitió.

-Te vamos a trasladar a la habitación que se te ha asignado, ¿de acuerdo?

-Vale – asintió el chico conforme.

Una de las dos mujeres empezó a empujar la camilla y la otra los siguió también.

-Bueno, como te decía antes, es que todo le queda tan bien… – comentó la enfermera que iba empujando.

-Sí, sí – asintió la otra – ¡Es tan mona!

L las miró con curiosidad. De repente habían cambiado de tema y no sabía de qué estaban hablando.

-¿Tú qué opinas, chico? – le preguntó la enfermera que no llevaba la camilla al notar su mirada.

-¿Yo? – se sorprendió L de que lo incluyeran en la conversación.

-Sí, tú – respondió ella – Mira, mira.

La mujer le enseñó una revista abierta por una página llena de fotos de Misa posando sonriente con diferentes atuendos.

"Entonces se referían a Misa… Sí que es muy guapa, aunque creo que lo es más aún en persona" pensó el moreno mientras la observaba. "¿Eh? ¿Qué estoy diciendo? ¡Por muy guapa que sea es una sospechosa!"

-No entiendo de moda, lo siento – contestó L apartando la mirada de aquella revista.

Las dos mujeres se encogieron de hombros y después siguieron hablando de ropa y de otras cosas que a él no le interesaban demasiado.

A L entonces se le abrió la boca. Su cuerpo le estaba pidiendo a gritos hacer algo que hacía mucho tiempo que no podía realizar con total tranquilidad. Dormir.


¡Hola!

El título del prólogo (El sonido del silencio) va en contraposición con el título del infame capítulo 25 del anime (Silencio), mi propio ordenador me puso la canción de "The Sound of Silence" mientras estaba escribiendo y me gustó la idea jaja.

La primera vez que publiqué esta historia empecé directamente con el capítulo 1, pero creo de verdad que este prólogo aclara mucho más las cosas porque sentía que quizás quedaba un poco brusco el otro inicio así con L directamente en el final del anime. De esta manera puedo explicar de forma más natural el uso de la norma de la Death Note en la que se dice que si se escribe un nombre dos veces al mismo tiempo la persona no muere (que digo yo que para qué van a inventarse una norma así de importante si al final supuestamente nadie le da uso... ¿no?).

Un saludo y gracias por leer.