Hola a todos.
Por fin les tengo el capítulo 12, planeaba subirlo el 1 de enero como regalo de inicio de año, pero la visita sorpresa de unos familiares no me dejó hacerlo. Estos días tuve casa llena, pero feliz de verlos después de mucho tiempo jajaja.
Me alegra que les haya gustado el capitulo anterior, además, tenía que darle un buen regalo a Sango pro su cumpleaños, y que mejor que supiera que Miroku está perdidamente enamorado de ella jaja.
Shikon de Oz: Jajaja algo extraño el nombre del antro, no crees? Quise hacer una referencia hacia la perla, sin utilizar el nombre Shikon, así que se me ocurrió Luna de Cristal. Además, tienes razón en algo, Salvaje es la canción de Inuyasha, cada que ve a Kagome no puede evitarlo.
Karii Taisho: Pronto lo sabrás, no en este, pero si en un capitulo futuro, lo único que te pudo decir es que, Ayame se da cuenta de todo, toooodo. Y si, al fin Miroku aceptó sus sentimientos por Sango, ahora tendrá que comenzar a portarse bien para disfrutar del amor. Y por el drama no te preocupes, en este capítulo aun hay felicidad. Gracias por tus buenos deseos, y espero que este 2024 traiga buenos momentos para ti y sobretodo muchos éxitos colega.
Cbt1996: Créeme, vas a odiar más a Kikyo, pronto lo verás; y la reacción de Kag es porque la loca (jajaja) logró sembrar la semilla de duda en su mente, pero Inuyasha ya cambió por ella, ya no quiere a nadie más que no sea Kagome. Cuando escribí la escena de Sango y Miroku yo también me emocioné, la idea era que le confesara sus sentimientos de otra forma, pero ya sabes que cuando los personajes deciden hacer otra cosa, no nos queda más que seguirles el juego. Que te puedo decir de lemon, tienen que disfrutar antes del drama que está por desatarse, así que prepárate. En el siguiente capítulo sabrás un poquito de lo que quiere Koga.
Rosa Taisho: Presiento que no eres la única que quiere pelear con Kikyo, se que es mega tóxica y que será el dolor de cabeza de esta parejita, pero no tanto como lo será Koga, ya lo verás. Era o no era Koga el que estaba en el antro? Jajajaja pronto lo sabrás.
Eline HiguTaisho: Me da gusto que ya estés al día, y que haya valido la pena. Hazle caso a ese mal presentimiento, porque Kag también tiene un poquito de miedo al ver tanta felicidad en su vida. El drama está por desatarse, pero al final, se que el sol brillará para ella. Espero que disfrutes este capítulo.
LucyCullenBB: Gracias por leer y unirte a este barco, espero que pronto puedas estar al día con los capítulo y que disfrutes de esta historia tanto como yo. Bienvenida.
Sin más preámbulos, aquí les dejo el capítulo 12.
CAPITULO 12: REUNIÓN FAMILIAR
Narra Inuyasha
-Inuyasha, ¿Pasa algo?
Kagome me miró extrañada. Desde que salimos del antro no había dicho ni una sola palabra. No quería preocuparla, pero mis pensamientos se enredaban en la sombra de Koga, y aunque intenté apartarlos, la extraña inquietud persistía como un susurro en la oscuridad de la noche.
-No -mentí- solamente no quiero apartarme de ti. -quise tomar su mano, pero ella la apartó.
-Mmm -cruzó los brazos manteniendo la mirada hacia el frente.
-¿Mmm?, ¿solo eso? -fingí molestia- Mínimo esperaba un beso-. La atraje hacia mí para abrazarla, pero ella me alejó.
-No me toques -se quejó molesta.
-Ahora soy yo quien pregunta ¿Qué te pasa? -dije sorprendido.
-Nada, simplemente no me está gustando que me trates como una niñita tonta. -Expresó sin dirigirme la mirada.
Un incómodo silencio se apoderó del interior del auto. La inquietud persistía, pero ahora se mezclaba con la tensión entre nosotros. El sonido de la lluvia comenzó a golpear suavemente el techo del automóvil, acompañando el ambiente tenso que flotaba entre nosotros. Intenté romper el hielo, pero mis palabras quedaron atrapadas en la garganta. Kagome fue quien se encargó de acabar con ese silencio.
-Di algo, Inuyasha. -Por fin volteó a verme, y pude percibir en su mirada un dejo de tristeza.
-Kag… -No sabía qué decirle. Lo que más me importaba era su bienestar, y el preocuparla no estaba en mis planes.
-Desde que estábamos en el antro te pusiste muy tenso; hasta podría jurar que buscabas a alguien. Y ahora ni siquiera me dirigiste la palabra, y cuando te pregunto qué es lo que te pasa, lo único que me respondes es "Nada".
La lluvia golpeaba con más intensidad el parabrisas del auto, como si el clima reflejara la tormenta emocional que se gestaba entre Kagome y yo. Tragué saliva, sintiendo que cada palabra que decía podría ser un paso más hacia el abismo.
-Kagome, no quiero preocuparte con mis cosas. Son solo tonterías que rondan mi cabeza. -Intenté explicar, pero ella soltó un suspiro molesto.
-¿Tonterías? Inuyasha, somos pareja, deberíamos compartir nuestras preocupaciones, no ocultarlas. -Su voz tenía un tono de frustración y decepción que me hizo sentir aún peor.
La tensión se volvía palpable, y el sonido de las gotas de lluvia golpeando el metal del auto parecía marcar el compás de una conversación incómoda. Traté de buscar las palabras correctas, pero mi mente seguía anclada en el recuerdo de Koga y en la sombra que proyectaba sobre nuestro presente.
-Kagome, no quiero que pienses que te trato como una niñita. -solté por fin-. Es solo que hay algo que vi en el antro, algo que no me gusta y no quiero preocuparte. -Mi confesión salió más brusca de lo que pretendía, pero al menos estaba siendo honesto.
Ella frunció el ceño, mirándome con una mezcla de curiosidad y preocupación.
-¿Qué viste, Inuyasha? No me ocultes nada. -Su tono demandante dejaba claro que no estaba dispuesta a aceptar medias verdades.
La lluvia continuaba su danza sobre el automóvil mientras yo respiraba hondo, preparándome para desentrañar el misterio que se interponía entre nosotros y la serenidad que alguna vez compartimos.
-Sólo son suposiciones… -Respiré profundamente antes de continuar,
-Inuyasha, sin rodeos por favor.
-Después de que salimos del baño, vi a un mesero que no nos quitaba la mirada de encima, y podría jurar que se trataba de Koga. -Kagome frunció el ceño, una mezcla de confusión y preocupación en su rostro.
-¿Koga? -asentí- Inuyasha, ¿por qué no me dijiste esto antes? ¿Por qué lo ocultaste?
Aquí vamos de nuevo. No quería responder sus cuestionamientos; el día que volvió a ver a Koga, reaccionó tan mal, verla llorar me dolió en lo más profundo del alma, pero, sabía que, si no le decía la verdad, nunca me lo perdonaría.
-Pequeña… -acaricié suavemente su mejilla, y después solté un suspiro- No quería que te alteraras como aquella vez que lo encontramos en el parque, te pusiste muy mal y …
-Inuyasha, -tomó mi rostro entre sus manos y me dio un ligero beso en los labios. Sonreí y la abracé.
-Estaba tratando de protegerte, Kagome. -Mis palabras salieron con sinceridad, y ella asintió.
-Entiendo, pero… no puedo vivir en una burbuja toda mi vida -dijo con seriedad- Koga ya no puede hacerme más daño del que ya me hizo. Además, tú estás a mi lado ahora.
-Siempre, mi pequeña. -La abracé con más fuerza, sintiendo el calor reconfortante de su cuerpo-. Lo único que deseo es protegerte, por esa razón no quise mortificarte.
-Estando contigo no tengo miedo a nada ni a nadie. -Lo miré directamente a los ojos- Por favor, prométeme que ya no me ocultarás las cosas.
-Kagome
-Promételo, Inuyasha. -Asentí con determinación, sellando la promesa con un beso en su frente.
-De acuerdo, pequeña. No habrá más secretos.
Mis palabras resonaron con firmeza mientras la abrazaba con ternura. La promesa compartida parecía crear un lazo más fuerte entre nosotros, fortaleciendo la confianza que siempre sería el cimiento de nuestra relación.
A pesar de que la lluvia aún no cesaba, Kagome se despidió y corrió hacia la entrada del edificio. Afortunadamente, la distancia era corta, por lo que no se mojó demasiado. La luz del vestíbulo la recibió, dibujando destellos en su figura mientras se adentraba en el resguardo del edificio.
xxxxxxxx
La semana transcurrió con normalidad, e incluso, cada día que pasaba, la idea de que el encuentro con Koga podría haber sido una coincidencia sin importancia ganaba terreno en mi mente. Decidí olvidarme por completo del asunto y seguir con nuestras vidas. Kagome y yo nos sumergimos en la cotidianidad de nuestra relación, disfrutando de los pequeños momentos que nos unían.
Lo curioso fue que, aunque ella trataba de actuar de manera normal, un dejo de nerviosismo la acompañaba; y sin temor a equivocarme, podría asegurar a que se debía a la comida a la que mi madre nos había invitado.
-Tranquila, pequeña. -tomé su mano mientras manejaba.
-¿Estás seguro de que le caeré bien a tu familia? -se mordió el dedo índice
-Te amarán, Kag. -Di un beso en el dorso de su mano- Sólo relájate, no hay nada de qué preocuparse. -Una risa nerviosa se dibujó en su rostro.
Mientras avanzábamos, Kagome soltó unos cuantos suspiros intentando calmar sus nervios; y lo estaba logrando, hasta que llegamos a la casa de mis padres, a las afueras de la ciudad. El camino se abría ante nosotros, rodeado de árboles centenarios que daban la bienvenida a la imponente residencia familiar.
El portón automático era majestuoso, con su imponente estructura de acero y diseño moderno. Las puertas se abrían suavemente al detectar nuestra llegada, revelando el camino adoquinado que conducía hacia la casa. La entrada estaba rodeada por altos arbustos cuidadosamente podados, aportando un toque de elegancia y privacidad.
A medida que nos acercábamos, Kagome observaba con asombro el portón automatizado, fascinada por la tecnología que lo controlaba. La facilidad con la que se abría ante nosotros añadía un toque contemporáneo a la atmósfera tradicional del lugar.
-Es increíble -exclamó Kagome, admirando la perfecta sincronización del portón.
-Sí, mis padres lo actualizaron recientemente. -comenté con orgullo.
-Esa tecnología es la que…
-Así es, -interrumpí- Es el proyecto que lanzaron haces unos meses. -ella asintió
La tecnología moderna se integraba armoniosamente con el diseño clásico de la propiedad, creando una entrada acogedora pero sofisticada. Estacioné el auto, bajé rápidamente y rodeé el auto para abrir la puerta del lado de Kagome.
-Kagome, bienvenida a casa de mis padres. -Sonreí mientras le ofrecía mi mano para ayudarla a salir del automóvil.
Ella aceptó mi mano con una sonrisa nerviosa, sus ojos brillaban con curiosidad y emoción al contemplar el jardín perfectamente bien cuidado. Estaba repleto de flores blancas que, con sus pétalos inmaculados, se mecían suavemente al compás de la brisa, creando una danza etérea que llenaba el aire con su dulce fragancia. Arbustos meticulosamente podados rodeaban el jardín, ofreciendo un marco perfecto para las flores que florecían en tonos blancos puros.
En el centro del jardín, un camino de piedra serpenteaba entre los macizos de flores, invitándonos a explorar este oasis de calma. La combinación de lirios, rosas blancas y otras variedades creaba una paleta floral que resaltaba la belleza atemporal de los tonos blancos.
-El jardín es hermoso -susurró mientras recorría con la mirada cada rincón del lugar con fascinación.
-Lo es. Mis padres se encargan de su cuidado. -la tomé de la mano y la guie hasta la entrada de la casa.
Ni bien habíamos llegado, la puerta se abrió, revelando la figura acogedora de mi madre, quien nos recibió con una sonrisa radiante. Su cálida bienvenida disipó cualquier rastro de nerviosismo que Kagome pudiera haber sentido.
-¡Inuyasha!, hijo, que bueno que viniste. -Me abrazó fuertemente- Nos tienes muy abandonados a tu padre y a mí.
-Lo siento, Izayoi. He tenido mucho trabajo con el nuevo proyecto. -dije respondiendo a su abrazo.
-Estoy segura de que será un gran éxito. Y ésta hermosa jovencita, ¿quién es? -enfocó su mirada en Kagome, quien de inmediato se puso tensa.
-Ella es Kagome Higurashi. Mi novia.
Por un momento también me puse nervioso, porque Izayoi no dijo nada, solo la observó detenidamente, hasta que una gran sonrisa apareció en su rostro, y como si la conociera de toda la vida, la abrazó con ternura.
-Kagome, mi niña hermosa -exclamó mi madre, desvaneciendo cualquier atisbo de nerviosismo. Kagome, más aliviada, le devolvió el gesto con una tímida sonrisa.
-Es un placer conocerla, señora Izayoi. -respondió Kagome con cortesía.
-Por favor, solo dime Izayoi. -respondió mientras nos guiaba hacia el interior- No es necesaria tanta formalidad
-Está bien, Izayoi -dijo con más confianza.
El interior de la casa era una combinación armoniosa de elementos tradicionales y toques modernos. El salón, donde nos dirigimos, presentaba paredes decoradas con delicadas pinturas y estantes repletos de antiguas reliquias familiares. La iluminación suave destacaba la calidez de la madera oscura que constituía gran parte de los muebles y adornos.
En el centro del salón, una mesa rectangular de madera maciza estaba lista para recibirnos. Un mantel elegante y vajilla fina revelaban la atención meticulosa que se prestaba a cada detalle. El aroma tentador de la comida flotaba en el aire, añadiendo una capa adicional de invitación a la atmósfera hogareña.
-Inuyasha
Una voz imponente pero amable resonó en la sala, interrumpiendo nuestros pensamientos. Volteé para encontrarme con la figura de mi padre, Toga Taisho, quien se encontraba de pie al final de la sala. Sus ojos dorados, heredados de la familia Taisho, se posaron en nosotros con serenidad.
-Padre. - Saludé con una sonrisa.
-Me alegra que hayas venido. Tu madre no hace más que hablar de ti y de lo mucho que te extraña.
-El trabajo en la empresa se ha vuelto demandante, sobre todo con el nuevo proyecto. -expliqué mientras tomábamos asiento alrededor de la mesa.
-Si trabajaras conmigo no estarías tan alejado de tu madre -replicó en un intento de querer convencerme de entrar en su empresa.
-Lo sé, pero quiero demostrar que puedo obtener grandes logros con mis propios esfuerzos, padre. - Respondí con determinación.
Su mirada reflejó comprensión y respeto por mi elección. Aunque siempre había estado la posibilidad de unirme a la empresa familiar, yo había decidido forjar mi propio camino, encontrar mi éxito a través de mis esfuerzos y decisiones.
-Entiendo, Inuyasha. Siempre he confiado en tu capacidad para tomar decisiones sabias. -Expresó, reconociendo mi independencia. -Y ¿Quién es la señorita que te acompaña? -Enfocó su mirada en mi acompañante.
-Ella es Kagome Higurashi. -respondí entrelazando nuestras manos- Mi novia.
-Mucho gusto Sr. Taisho. -dijo un poco apenada. Mi padre la observó minuciosamente.
-Kagome, dime Toga, por favor.
-La comida está lista -mi madre interrumpió al entrar al salón con unos platos de comida.
-Déjame ayudarte, Izayoi. -Kagome se acercó a mi madre para tomar la bandeja y llevarla hasta la mesa.
Ambas comenzaron a organizar todo en la mesa. Esa escena me llenó de felicidad; por primera vez en mucho tiempo, me sentía verdaderamente en casa. En mi familia siempre hemos sido muy unidos, inclusive con mi medio hermano Sesshomaru. Sin embargo, desde que decidí emprender mi camino independiente y tras la relación fallida con Kikyo, todo parecía desmoronarse; me sentía solo y las visitas a mi familia disminuyeron. Ahora, con Kagome, todo cobra nuevamente sentido; es como si la luz de un nuevo camino me guiara hacia una vida repleta de alegría y amor. Si tan solo ella supiera que la imagino a mi lado en todos mis planes futuros, quizás se asustaría; solo debo ser paciente y permitir que las cosas fluyan de manera natural.
Pasamos a la mesa y comenzamos a disfrutar de un reconfortante guiso de carne con verduras, acompañado de arroz blanco perfectamente cocido; cuando una voz con tono profundo, sereno y enigmático resonó en la sala.
-Padre, Izayoi. -pronunció con calma transmitiendo un aire de elegancia- Disculpen la tardanza, tuve un percance con la operación.
-No te preocupes, Sesshomaru. -respondió mi madre con una tierna sonrisa en el rostro- Ven, siéntate con nosotros. -él asintió.
Sesshomaru entró a la sala con una presencia imponente, su figura alta y esbelta destacaba en la habitación. Vestía un impecable traje formal, compuesto por una camisa blanca perfectamente planchada, un elegante pantalón oscuro y una corbata de tono sobrio. Su cabello plateado, tan característico, estaba peinado con meticulosidad, cayendo en suaves ondas alrededor de su rostro. Portaba un saco en una mano con una elegancia natural, mientras que su expresión, aunque serena, revelaba la firmeza y determinación que lo caracterizaban, digna de un médico.
-Inuyasha. -Su saludo fue preciso, sin embargo, su mirada ambarina persistió en Kagome.
-Sesshomaru. -respondí su saludo-. Ella es Kagome, mi novia.
-¿Y no te pudiste conseguir algo mejor? -levantó la ceja sin quitarle la mirada.
-¿Qué te ocurre Sesshomaru? -pregunté con evidente molestia. Kagome se encontraba sorprendida por lo que acababa de escuchar.
-Idiota. Le hablo a ella
-Hermano, no te pases. -Mi tono denotaba una clara molestia, pero él parecía disfrutar de su propia provocación.
-Kagome, ¿realmente estás dispuesta a soportar al salvaje de mi hermano? -Su expresión imperturbable apenas dejaba entrever un destello de diversión.
-Bueno, al menos no tengo que preocuparme por falta de diversión.- Kagome agregó con humor.
-Inuyasha, te compadezco. -Sesshomaru soltó una risa discreta, rompiendo momentáneamente su fachada de seriedad.
El comentario de Kagome generó risas en la mesa, incluso mi padre no pudo contenerse. El ambiente tenso se desvaneció, y la atmósfera se llenó de una risueña complicidad. A pesar de la inusual bienvenida de Sesshomaru, la comida continuó de manera agradable, marcada por bromas y risas. Al terminar, Kagome ayudó a mi madre a levantar la mesa y dejar todo en perfecto orden; después, todos salimos al jardín.
-Y cuéntanos Kagome -intervino mi padre- ¿a qué te dedicas?
-Bueno, trabajo en el Instituto Shikon, como profesora de educación preescolar
-Es el mejor Instituto en todo Japón -respondió Izayoi- Te felicito Kag, solo los mejores profesores logran entrar en ese lugar.
-Gracias Izayoi. -Las mejillas de Kagome se sonrojaron por los halagos de mi madre.
-Ahora entiendo por qué logras soportarlo -nuevamente, Sesshomaru comenzaba a molestarme. A veces odio cuando saca su pésimo humor a flote.
Estaba a punto de responderle a mi hermano, cuando el timbre de su teléfono robó la atención. Pidió disculpas y se retiró para responder la llamada.
-Kag, disculpa al idiota de mi hermano. A veces parece que se le cayó de los brazos a su madre cuando era un bebé.
-Inuyasha -Izayoi me reprendió con un tono maternal- Respeta a tu hermano. -Kagome sonrió ante su comentario.
-Disculpen, tengo que retirarme -Se excusó Sesshomaru- Hay una emergencia en el hospital.
-Adelante, hijo. -respondió mi padre- No te preocupes.
-Visítanos pronto -pidió mi madre.
-Claro, Izayoi. -Sesshomaru corrió hacia su auto y salió a toda prisa.
Continuamos la conversación en un ambiente más relajado; Kagome se sentía más cómoda y disfrutaba de la charla con mis padres hasta que llegó el momento de retirarnos.
-Tienes que regresar pronto, Kag. -Izayoi la abrazó dulcemente y Kagome le correspondió el gesto.
-Está bien, Izayoi, prometo visitarte pronto -respondió
-Hijo, no te alejes mucho, por favor. Sabes que tu madre se preocupa mucho por ti. -Comentó mi padre con una expresión tranquila-. Además, a mí también me encantaría tenerte más seguido por aquí, Inuyasha.
-Lo intentaré, padre. Gracias a ambos por todo
-Fue un placer tenerte en casa, Kagome. -Izayoi sonrió.
-Igualmente, gracias por recibirme tan amablemente. -Kagome correspondió con gratitud.
Nos despedimos de mis padres y salimos de la casa. Mientras caminábamos hacia el auto, Kagome comentó:
-Tu familia es encantadora, Inuyasha. Incluso Sesshomaru. -sonrió al recordar la broma que nos hizo a su llegada.- Me sentí muy bien recibida.
-Me alegra que te lleves bien con ellos. Son importantes para mí. -Le sonreí y la abracé antes de entrar al auto.
El camino de regreso fue tranquilo, y a medida que nos acercábamos a su departamento, la atmósfera se volvía más serena.
Narra Kagome
La tarde fue muy amena y divertida. Mis nervios iniciales se habían disipado conforme avanzaba el tiempo, y por el cálido recibimiento de la familia de Inuyasha; me sentí como si estuviera en mi propia casa, y a pesar de ser una familia con un apellido importante, en ningún momento me hicieron de menos, al contrario, me trataron como alguien más de la familia.
-Ya estás más tranquila, ¿Cierto? -La voz de Inuyasha me sacó de mis pensamientos
-Si, en verdad tu familia es muy amable. Y tu mamá es un amor de persona.
Rio ante mi comentario y mientras compartimos una risa cómplice, la noche se extendía ante nosotros; la luz de la luna iluminaba el camino mientras Inuyasha conducía hacia mi departamento. Al llegar, nos despedimos con un largo beso; Inuyasha mordió suavemente mi labio inferior, dejando un rastro de pasión en el aire.
-Nos vemos mañana, mi pequeña. -Susurró con ternura.
-Hasta mañana, amor.
Lo vi alejarse perdiéndose entre la luz de la luna, y aunque la noche se volvía más silenciosa, mi corazón resonaba con la calidez de los momentos vividos. Subí hasta mi departamento con una gran sonrisa en mi rostro, la cual se borró de inmediato cuando abrí la puerta.
-¿Qué haces aquí? -pregunté muy sorprendida y asustada a la vez
Continuará...
