Prólogo.
Cómo seres humanos siempre estamos sujetos a cambios, en sí la Naturaleza y la vida misma están llenas de cambios, circunstancias, momentos, escenas, episodios que evolucionan, progresan, se estancan o terminan.
Cada día es una posibilidad en el que existen miles de pequeñas decisiones, pensamientos, anhelos y deseos que nos llevan a labrar un camino. Posibilidades.
Puede existir mas de un camino, decisiones que van ligadas, causa y efecto, prueba y error; al final todo se limita a un enorme árbol que escalamos día a día, dicho árbol esta lleno de pequeñas ramas que no siempre llevan a lugares bonitos, a lugares de crecimiento. No. A veces es una rama que se entrelaza consigo misma provocando que caigas en un ciclo que en su mayoría atormenta tu mente día a día, pero sigues caminando, porque si detienes esa rama se romperá.
Bonitos u oscuros lugares al final de cada, en cierta medida es irrelevante, porque son parte de la historia.
La humanidad esta formada por elecciones, posibilidades envueltas en tiempo, sueños, melancolía y circunstancias, situaciones que nos presionan a escoger una sola cosa, una sola rama esperando que sea la correcta, error, esperando que sea una que nos haga seguir creciendo, seguir caminando, siempre debemos decidir, considerar dejarlas atrás, seguir cargando con ellas o esconderlas por un periodo de tiempo en él que en ocasiones nos permitimos creer que se nos olvidan.
Caminar, decidir, olvidar. Vivir.
Verbos que encierran un sin fin de realidades, circunstancias y tribulaciones. Palabras tan grandes qué pensar en el hecho de profundizar en su concepto y significado estremece cualquier carne. ¿Cuánto puede pasar en una vida? ¿Cuántos pasos dados han sido con certeza? ¿Qué tanto podemos cambiar con los años? ¿Realmente estamos decidiendo? ¿De qué forma un pensamiento singular puede alterar todo lo que falta por venir?
Poniendo un pie en el cubo de la generalización me atrevo a decir que no todas las personas, sin importar género, edad o circunstancia nos ponemos a pensar en las consecuencias que traerán nuestras decisiones, inclusive si se trata de decisiones personales. Esas que hipotéticamente solo afectan al individuo involucrado. Siempre hay consecuencias, daños colaterales.
Causa y efecto, incluso aunque dicho efecto no sea inmediato, siempre hay una reacción ligada a una decisión. Las resoluciones buenas o malas, desencadenan situaciones inverosímiles, fantásticas o desgarradoras en nuestras vidas y todo comienza con una elección . Un cambio de nuestro ánimo, de nuestros anhelos y prioridades que nos llevan u orillan a responder. A elegir.
Sin embargo, a pesar de qué cada día existen miles de decisiones que tomar, no siempre tenemos la oportunidad de tomar una decisión vislumbrando el panorama completo, he incluso cuando tenemos esa oportunidad dependemos de las realidades de más involucrados, es decir, no podemos controlarlo todo.
Y esto no sucede por falta de voluntad, al contrario; En ocasiones nuestras circunstancias no nos permiten sopesar de manera objetiva nuestras posibilidades, por la adrenalina del momento, los sentimientos que nublan nuestra cordura, la falta de ánimo o el firme estatuto de nuestras convicciones. Sin embargo, siendo muchos los factores qué no nos permiten considerar realmente el mar de posibilidades frente a nosotros, o incluso, la falta de ellas; todos, en grupo o de manera individual esperamos tomar un decisión y qué está sea la mejor, la qué más nos convenga, la qué lastime a menos personas, la qué no nos haga sufrir, una que satisfaga en su mayoría nuestros anhelos, expectativas y qué mejore de alguna manera nuestra situación.
En ocasiones nublando nuestra lógica o la escasez de recursos nos arriesgamos a lo qué consideramos mejor para todos y si bien en muchas de las ocasiones erramos, cómo humanos, todas las decisiones que tomamos, día a día al comienzo de nuestras vidas, son arrojadas al destino con una sola cosa en común.
Esperanza.
La esperanza de que pasé lo que pase, el cambio que se produzca sea favorable y sólo sucedan cosas buenas. O cómo en mi caso, la esperanza de crear situaciones que me permitan controlar mi propia vida. Si bien sé que controlar todo es imposible, porque estamos a merced del tiempo, a veces solo el tener control de tus emociones, de como las decisiones de otros te afectan o no, es lo único que necesitas controlar para poder vivir en paz.
