Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.

Capítulo 4

― ¿Debemos llevarlos a casa? ―Fue quizá la pregunta más estúpida que pude hacer.

La chica me miró dubitativa tras sus gruesos anteojos. Quizá corroborando si había escuchado bien y yo no tenía algún problema de raciocinio.

― No entiendo sus dudas ―exhaló―. Creí que desde que me comunique con el señor Cullen había quedado todo claro.

Edward no dijo una sola palabra. Él probablemente estaba perdido en sus recuerdos más olvidados.

Miré con atención a los tres chicos frente a mí. Los mellizos tenían gestos que me odiaban sin conocerme y la niña ni siquiera estaba mirándome a mí sino a Edward.

Mi mente solo repetía la misma frase: ¿Qué haríamos ahora?

No teníamos siquiera camas disponibles para ninguno de los tres. Nuestro penthouse era de un solo dormitorio, no era tan espacioso sino un lugar más íntimo con lo necesario para una pareja sin hijos y sin planes de tenerlos nunca.

Tal vez podría hablar con mis suegros. Sí, pudiera ser que ellos al tener una casa grande permitieran que los niños se quedaran a vivir bajo su resguardo. Aunque también estaría Charlie, mi padre no se negaría en ayudarnos.

Con mamá no contaba. Pero sabía que podía confiar en ella para cuidarlos por algunas horas, al menos en lo que estaba en la oficina… Dios, no había pensado en colegios.

Mi mente seguía desmenuzando cada nueva opción surgida.

― Bella… ―la voz de Edward me hizo mirarlo― tenemos que irnos.

Suspiré aún perdida en mis pensamientos.

Le sonreí a la chica Ángela. Pudiera ser que mi sonrisa fue más de nervios que de agradecimiento. Posiblemente le dejé claro que no estaba en mi mejor momento para tener unos niños bajo mi cuidado o quizás le hice ver que no tenía intención de hacerme cargo de ellos.

Mi debate mental seguía generando más ruido en mis pensamientos teniéndome en un estado aletargado.

Sin ser consciente de nada de lo ocurrido a mi alrededor llegamos al estacionamiento, tal vez, más tarde me pondría a meditar ¿cómo resolver su estancia?

― Bella es mi esposa ―Edward murmuró mientras pasaba las manos por su pelo.

Miré hacia todos lados y Ángela ya no estaba a nuestro lado. Tan solo éramos los chicos y nosotros dos.

Mordí suavemente mi labio inferior. Quería decir que mis nervios estaban siendo dominados, sin embargo sería mentir porque nada estaba bajo control.

― Hola ―dije nerviosa― en casa hay reglas que debemos cumplir.

Los tres chicos se vieron entre ellos. Ninguno parecía interesado en saber las reglas y mucho menos de mí.

― Creo que esa no es la mejor bienvenida ―gruñó Edward, mirándome.

Encogí mis hombros. Era la persona con menos tacto.

― No se preocupen en fingir ―espetó el chico. Tenía una complexión delgada y era muy alto para tener catorce años―. En cuanto podamos nos largamos de aquí.

― Cuida bien tu forma de hablar ―Edward le advirtió―. Créeme que no soy el más paciente.

El chico levantó su rostro, mirando a Edward de forma retadora, como si buscara enfrentarse a él. Su hermana estaba en modo defensivo, tenía las manos en puños y se posicionó delante del chico, de alguna forma parecía proteger a su hermano mellizo.

Entretanto, la más pequeña estaba asustada, escondida detrás de las piernas de su hermana.

― Vamos a calmarnos. ―Fue lo más sensato que pude decir―. Iremos a casa y ahí vamos a dialogar como personas civilizadas.

Al pasar al lado de la chica, Bree, escuché que rechinó los dientes. Volteé a verla solo para cerciorarse que ella se estaba riendo muy cómplice junto a su mellizo.

Calma Bella, me repetí mentalmente.

Unos niños maleducados no serán capaces de sacarme de mis cabales.

.

Cuando entramos al penthouse sus ojos casi se desorbitaron. La más pequeña abrió la boca y corrió hacia el ventanal, se notaba maravillada con la vista panorámica de la ciudad de Phoenix.

Los dos más grandes supieron guardar la compostura, apretaron los labios y miraron con desdén lo que había en casa.

Edward se rascó parte de la nuca.

En el camino se había mantenido en pensativo.

― Aquí será su casa ―les dijo en un tono para nada convincente―. Bueno, solo por unos días, nos mudaremos a un lugar más grande.

Entrecerré los ojos, mirándolo fijo. ¿Desde cuándo tomaba decisiones solo? Ah, desde que ellos aparecieron ―menee la cabeza― no me estresaría antes de tiempo.

Edward y yo teníamos una conversación pendiente. Porque en mi cabeza seguía sin procesar todo lo que había vivido.

Los tres niños no dijeron nada, ni una sola palabra, tan solo se sentaron en el sofá color blanco y procedieron a mirarnos como si fuésemos marionetas.

Crucé los brazos bajo mis pechos. Empezamos un duelo de miradas entre los cinco que parecía que ninguno quería perder.

― Ordenaré comida ―comenté antes de alejarme y resguardarme en la cocina.

Pocas veces ordenaba a domicilio. Realmente amaba la gastronomía culinaria, disfrutaba preparar un buen platillo, me relajaba la combinación de olores y sabores para un buen guiso, sin embargo mi mente este día no podría siquiera preparar una pasta carbonara.

Tomé el celular y deslicé mis dedos por la app de Domino's Pizza. Supuse que los niños amaban la pizza y disfrutarán comer una gran rebanada.

― No sé qué hacer.

Edward entró a desahogarse. Se veía más nervioso que yo.

― ¿Por qué no hablamos con tus padres? ―Propuse, mientras él me observaba con interés―. Ninguno de los dos tiene idea de cómo avanzar frente a los niños, es notorio que ellos tampoco tienen idea de nosotros. Algo debemos hacer y considero que lo mejor es que hablemos con tus padres.

― No sé si sea buena idea.

― ¿Por qué no? Esme es adorable y Carlisle es paciente, tal vez ellos serían mejores tutores que nosotros.

Edward resopló. Apoyó las palmas en la isla y frunció los labios quedándose pensativo.

― No los quieres, verdad.

― Tampoco tú ―discutí―. Ninguno de los dos estamos hechos para una responsabilidad tan grande, debiste haberme dicho antes, debimos dialogar y buscar otra solución.

― Siento que no me estás apoyando, Bella. Me estás dejando solo y no sé qué hacer con los hijos de Elizabeth.

― Empecemos por calmarnos ―pedí, tratando nuevamente de tragar mi coraje―. Todo se vuelve complicado cuando empezamos a discutir.

― Lo sé… ―sujetó mi mano, entrelazando nuestros dedos―. Hablaré con mis padres y les pediré ayuda.

Sentí un poco de alivio al escucharlo.

― ¿Te refieres a…? ―Mi pregunta murió en mis labios al ver que los tres chicos estaban escuchándonos.


Hola. Edward y Bella tienen una tarea difícil de ahora en adelante, igual los chicos no se la pondrán fácil a ellos, así que apenas empezamos. Espero volver pronto, gracias por sus favoritos, follows y reviews. Por ahí preguntaron si la historia es solo drama y no, la historia tendrá de todo solo sean pacientes pues va empezando.

Aquí los nombres de quienes comentaron el capítulo anterior: Rosemarie28, Jade HSos, ALBANIDIA, mrs puff, Lizzye Masen, Dulce Carolina, Iza, Ary Cullen 85, Valeria Sinai Cullen, Jane Bells, Andrea, Flor McCarty-Cullen, francicullen, Pepita GY, Daniela Masen, Maryluna, Isabella Salvatore R, Cassandra Cantu, Diannita Robles, solecitopucheta, Cary, Mapi13, Antonella Masen, aliceforever85, may jhonson D, saraipineda44, Sindey Uchiha Hale Malfoy, Elizabeth Marie Cullen, PaolaValencia, Car Cullen Stewart Pattinson, Verónica, claudiasamaris88, sandy56, Lili Cullen-Swan, patito feo, Estefania Rivera, kasslpz, rociolujan, Lizdayanna Cinthyavillalobo

Gracias totales por leer 💫💥