Cenizas de Heroes

Paseo Nocturno

El sol se había ocultado y la noche dejaba entre ver las estrellas y una profunda luna llena, para un joven que llegaba a casa se sentía como si el día hubiese durado una eternidad, algo cansado se retiró de lleno a su cuarto mientras esperaba la cena que una de sus cuidadoras preparaba para él, se quedó pensando en todo lo que había pasado, en aquella señora que le vio confundida y sobre todo… en Nidia, era como si ella estuviera donde él se parara ¿era casualidad o una mala broma del destino? Cosas que el joven Amaury Thulle no entendía.

Luego de un rato recostado en su cama se levantó mirando la espada que el mismo había fabricado pero que todavía no estaba terminada, le faltaba una pieza y una muy importante: la fuente de energía, pero mientras pensaba en algo para darle poder simplemente la amarro con vendajes en lo que conseguía dichosa fuente, sus pensamientos se fueron cuando lo llamaron a cenar.

- Y dime Amaury ¿Cómo te fue en la escuela? – le pregunto Alister Exilien.
- Fue un día tranquilo.
- ¿Tranquilo?
- Si, ya sabes, lo típico, hacer nuevos amigos, aplicarse en clase, poner a bravucones en su lugar…
- ¿Qué tu hiciste qué?
- Nada, más de lo mismo, es todo.
- Bueno, al menos saliste limpio de tu primer día.
- Y apenas es el primero.

Después de una cena y una charla Amaury se volvió a retirar a su cuarto, volvió a mirar la espada en su escritorio y una especie de carta que el jamás había visto, quiso preguntarle a Alister si ella sabía algo de esa carta pero la vio durmiendo frente a la televisión mostrando el noticiero conducido por Nybras Ayperos, él se regresó a su habitación y cerrando la puerta fue al escritorio y abrió la carta, que por cierto estaba escrita en papel pergamino y con lenguaje en latín, la carta decía lo siguiente:

"Estimado AMAURY THULLE usted acaba de ser seleccionado y escogido para una reunión de alta importancia hoy a media noche, es importante que acuda ya que el tema a tratar es uno de suma importancia, esperamos contar con su presencia, no está obligado a ir si no quiere…

"Saludos AT… P.D.: Si acuda por favor venga solo, es un absoluto secreto"

Pero ¿Quién querría verlo a estas horas de la noche?, sea quien fuera él no tenía idea de lo que pasaba, no tenía obligación de ir, pero la curiosidad y el deseo de saber quién lo llamo fue más fuerte, así que tomo su espada y saliendo en silencio por la ventana fue al encuentro acordado ¿será una trampa?

Habia llegado al lugar de reunion que resulto ser el gimnasio de la escuela, al entrar vio que la luz de la luna era lo único que iluminaba el lugar, camino lentamente al centro de la cancha esperando alguna sorpresa, pero solo escucho una voz que lo llamaba.

- Has llegado, te estábamos esperando.

Amaury preocupado tomo su espada y se puso en guardia, listo para pelear, pero entre las sombras unas figuras aparecían alzando los brazos como en son de paz.

- Tranquilízate, no te haremos nada, somos amigos. – le dijo la voz.
- ¿Quién eres? Muéstrate y da la cara. – hablo desafiante Amaury.

De las sombras salían tres personas que para Amaury le eran más o menos conocidas, especialmente una de ellas que resulto ser una conocida teraferox.

- ¿Tu eres Amaury? Te recordaba más… pequeño. – le dijo la teraferox.
- ¿Cómo me conoces? – le pregunto Amaury.
- Te conozco desde hace años, aunque eras pequeño, quizás de unos seis años o menos.
- ¿Y tú eres?
- ¿No me recuerdas? Te refrescare la memoria… soy Astrid, Astrid Thulle.

Ante él se paraba iluminada por la luna una joven Astrid Thulle vestida con una túnica sencilla, algo corta y ligera, las otras dos figuras entre las sombras se aparecieron y ella los presento.

- Ellos son el capellán Boris Lavrov. – señala Astrid a Boris.
- Un gusto. – saludo Boris.
- Y ella es mi esposa y mano derecha, la sargento mayor Yuseia Kyofza.
- Saludos joven. – le saludaba Yuseia.
- Nosotros somos parte de la Soberana y Santísima Orden de los Caballeros del Martillo.
- ¿Eh? – pregunto confundido Amaury.
- La Orden del Martillo a secas.

Amaury bajo su arma al ver al trio de caballeros frente a él, confundido por lo que le decían ¿acaso dijeron "Orden del Martillo"?

- Y díganme ¿yo que tengo que ver en todo esto? – preguntaba confundido Amaury.
- Te hemos estado observando, pero no vayas a pensar que te andábamos acosando, no, al contrario, hemos visto todos tus movimientos y notamos que ese apellido es más que eso. – le explicaba Astrid.
- ¿O sea?
- Eres digno prospecto para unirte a la Orden o en un principio al Corpus del Acolitado.
- ¿Yo un caballero? Debe ser un chiste, no puedo ser un caballero.
- ¿Por qué no? Vimos como defendiste a esa chica del trio de bravucones hoy en la Academia Beforiana.
- Solo hice lo correcto, eso es todo, no me convierte en automático en un caballero.
- Pero si en un héroe, los verdaderos héroes siempre lucharan por los desprotegidos y desamparados, ayudaste a esa chica sin proponértelo.
- Es que me lleno de rabia e impotencia ver como ese trio de estúpidos se aprovechaban de ella.
- Eso es lo que mueve a un caballero y héroe, la necesidad de justicia.
- ¿Y creen que debería ser uno de ustedes?
- Al menos comenzarías como acolito.
- No me siento un caballero la verdad, solo quiero vivir mi vida y ya.
- No te obligaremos si no quieres unirte, pero piénsalo, tienes un potencial sin explotar, eres como un diamante el grupo, con nosotros lograras desatarlo y llevarlo a limites completamente nuevos.
- No lo sé ¿Qué dirían mis cuidadoras y lady Kylean?
- ¿Quién crees que te recomendó para el Acolitado?

En eso Amaury quedo paralizado y pensativo ¿acaso fue su guardiana responsable de todo esto?

- Dame tiempo para pensarlo. – le dijo Amaury a Astrid.
- Toma el tiempo que necesites muchacho, no te apresures que tampoco haremos eso, solo ten en cuenta esto, la decisión es solamente tuya, no habrá mas oportunidades.
- Gracias por el dato.

Aun pensativo salio del gimnasio dejando solos al trio, Yuseia observaba que Astrid sonreía a pesar de la tensa platica que tuvo con él.

- ¿Sera buena idea que sea parte de los acólitos? – le preguntaba Yuseia.
- Asi es, el tiene madera de guerrero.
- He visto en ese chico algo muy familiar Astrid, como si lo hubiésemos visto antes.
- Chicos ¿pueden dejarme sola un rato?

Yuseia y Boris salían también del gimnasio y se quedaron esperando a Astrid que miro la luna y se arrodillo con las manos juntas, de sus ojos se derramaba una pequeña lagrima y su sonrisa nunca se apagó.

- Es el ¿verdad?, si es asi entonces ya no me sentiré tan sola… gracias por haberlo enviado… papá Sirius.

Entre el viento que soplaba y se llevaba las hojas y algo de basura el huraño Amaury caminaba todavía pensando en la propuesta que le hizo Astrid, observo una lata que empezó a patear mientras caminaba hasta que vio otro pie que detenía la lata, se detuvo y observo que era ella quien tenia la lata en su pie y luego esta se levanto a la mano de la chica, que era por cierto Nidia.

- ¿No es un poco tarde para paseos nocturnos muchacho? – le pregunto curiosa Nidia.
- Lo mismo te preguntaría a ti.
- Parece que tuviste una fiesta.
- Fue una pequeña tertulia, nada sin importancia.
- Se te nota pensativo.
- Son cosas en mi cabeza, es todo.

Nidia no le creyó ni una palabra mientras apretujaba la lata y la echaba a un bote de basura, luego se sentó en la acera y saco un cigarro, Amaury le hizo compañía y se sentó.

- ¿Quieres uno? – le ofrecía un cigarro Nidia a Amaury.
- No, gracias, no fumo.
- Como quieras.
- Vas a terminar con los pulmones ennegrecidos con el tiempo.
- ¿Vamos a hablar de mis problemas con el cigarro o de lo que estás pensando?

El solo suspiro y miro a un caracol avanzando por la calle tranquilamente.

- ¿Conoces a la Orden del Martillo? – le pregunto Amaury a Nidia.
- He oído de ellos y de la caceria de payasos que hacen ¿Por qué?
- Me ofrecieron unirme al acolitado.
- ¿Y?
- No lo sé, no se la verdad si estoy seguro de ello.
- ¿De unirte a ellos?
- Mira ¿crees que tengo madera de caballero?
- Pues para empezar tienes una espada ¿por cierto, de donde la sacaste?
- Yo mismo la arme.
- Eres un experto en la tecnología al parecer.
- Se me da desde que era pequeño.
- Eres todo un cerebrito.
- Lo malo es que la espada ni siquiera esta terminada.
- ¿Terminada?
- Si, le falta una pieza, la fuente de energía.
- Ya veo, pero se ve que esta integra y lista para matar.
- Lo sé, pero sin esa fuente de energía siento que su potencial estaría completamente limitado.

En eso una chispa se encendió en su cabeza e inmediatamente se levantó, había recibido un flashazo y se quedo mirando profundamente a la luna.

- ¿Qué te pasa? – preguntaba Nidia.
- Sabes Nidia… no quiero dejarte sola, pero debo irme a casa.
- Entonces ¿Qué haces aquí conmigo? Vete y duerme, mañana tenemos escuela.
- Cierto, entonces adiós.
- Adiós.

Amaury se lanza corriendo a casa en tanto Nidia apaga el cigarro en el pavimento y se pone de pie, en eso su telefono suena, alguien le está llamando.

- ¿Bueno? – contestaba Nidia.
- ¿Dónde estás muchacha? – preguntaba alguien al otro lado de la llamada.
- Estaba respirando el aire nocturno ¿ocurre algo?
- Recuerda señorita, después de la escuela tenemos la "reunion" con "ellos".
- Entiendo, regreso a casa, chao.

Colgaba y pisaba el cigarro para caminar por la banqueta mirando en dirección a donde Amaury había corrido, ella solamente puso cara larga.

- No eres el único que tiene algo más que contar.

Amaury logra llegar a casa y con total discreción entra a su habitación por la ventana solo para ser recibido por una molesta Alister.

- ¿Adónde te habías ido jovencito? – preguntaba Alister.
- Por ahí, un pequeño paseo nocturno no hace daño a nadie.
- Paseo nocturno… al lugar donde esta carta decía.

Amaury se dio cuenta que Alister había encontrado la carta, temía que ella se diera cuenta de con quien se había reunido y con que intenciones.

- Mas te vale que me digas la verdad Amaury. – ordenaba molesta Alister.
- Me cito Astrid Thulle.
- ¿Astrid? ¿Qué quería ella contigo?
- Que me uniera a la Orden del Martillo.

Al escuchar esas palabras Alister suelta la carta y se acerca mas preocupada que nunca hacia Amaury sujetándolo de los brazos.

- Dime que no le dijiste que sí. – preocupada dijo Alister.
- Le dije que necesitaba tiempo para pensarlo.
- Por favor mi niño, dile que no.
- ¿Por qué?
- No quiero que comprometas tu vida volviéndote un caballero.
- Dije que lo pensare, ademas Astrid era quien me llamo, dijo que alguien me recomendó para unirme.
- ¿Pero que clase de enfermo mental pensó que tu serías parte de ello? ¿Su Ilustrísima sabe de ello?
- ¿Y quien cree que me recomendó a la Orden del Martillo?

De pronto Alister quedo en silencio, no se podía creer que la misma Kylean fuese quien lo recomendó con ellos, sin decir absolutamente nada salio de la habitación en profundo silencio, Amaury solo se limito a mirar como salía y luego cerraba la puerta para colocar la espada en su lugar y el en su cama, miro el techo pensativo ¿se unirá o no a la Orden?