Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada y Toei Animation.
6. Te enfermas en el momento más inadecuado.
Ennead arregló su corbata y se llevó las manos a los pantalones, intentando limpiar el sudor de las palmas. Aunque no era común, el pelirrosa había elegido el sábado como el día para tener su primera, y esperaba que la última, entrevista de trabajo del año; eso le había servido para tener cinco días de preparación, cinco días para ensayar preguntas y ver qué trajes le quedarían mejor para ese gran momento.
Mientras esperaba a que el sujeto de recursos humanos se desocupara, Ennead suspiró nervioso e intentó mantener la calma. El día anterior había comido demasiado, producto de los nervios por su entrevista, y esa mañana había amanecido con un ligero dolor en el vientre que había calmado a punta de medicamentos. Pero la larga espera lo estaba poniendo nervioso de nuevo, provocando que de alguna extraña manera el dolor regresara.
Intentando ignorarlo, Ennead, le dio un sorbo al vaso con agua que le habían ofrecido y se dedicó a mirar su curriculum con suma atención, asegurándose de que todo estuviera en orden.
Por suerte, el hombre de recursos humanos apareció, con una sonrisa de disculpa, y dio inicio a la entrevista, Ennead se dio cuenta cuando comenzaron a preguntarle sobre sus trabajos anteriores y su experiencia en su ramo. Tratando de mantener la calma, él respondió tal y como había ensayado, con una sonrisa de lado e intentando mantener el carisma que había aprendido por videos en Internet.
La entrevista avanzó con normalidad, fuera de los momentos de titubeo, Ennead pensó que verdaderamente estaba pasando la entrevista, puesto que todo parecía bien, pero entonces todo empeoró.
Primero lo sintió como un tirón en el estómago, un ligero movimiento no planeado o esperado. Después sintió algo más, un dolor aún más agudo, un golpe preciso que lo hizo detenerse a media oración.
—¿Te encuentras bien, Ennead? —preguntó el hombre de recursos humanos cuando su entrevistado se inclinó un poco, llevando la mano a su estómago.
—P-por supuesto —Ennead asintió con una sonrisa tensa. Un sudor frío comenzaba a recorrerle toda la espalda y sus manos comenzaban a temblar. El dolor en el estómago se hacía más agudo conforme pasaban los segundos—. Todo está en orden.
El hombre asintió, no tan seguro, pero después sonrió de manera brillante y comenzó a hablar de los pormenores del empleo; sin embargo, Ennead ya no escuchaba, estaba concentrado en los movimientos de sus intestinos, deseando que no se escuchara nada, deseando que a él no se le saliera nada.
Los siguientes cuatro minutos fueron agónicos.
Sus intestinos no le dieron tregua, peor aún, no le prestó ni un segundo de atención a lo que su interlocutor decía, o los papeles que le dio. Sólo pudo reaccionar cuando el hombre extendió la mano para darle un apretón, Ennead no supo si de bienvenida o despedida, y lo dejó solo, hablando de otras cosas más que él no entendió porque estaba demasiado ocupado tratando de no doblarse de dolor.
Cuando el hombre desapareció, Ennead, se tomó su tiempo para acomodar sus papeles y salió corriendo cuando creyó que ya nadie le estaba poniendo atención, directo a la salida y a los baños públicos cercanos a ahí.
Sólo rezaba poder llegar a tiempo.
Comentarios:
¡Gracias por leer!
Para dato aclaratorio, Ennead es el santo de plata de Escudo en SS Omega.
