Damian y Anya estaban sentados en el asiento de debajo del ventanal, era sábado. Por lo tanto, veían como seguía lloviendo a través de la ventana. El lugar por dentro estaba cálido, ya que habían encendido una chimenea. Y veían como caía la lluvia al igual que como se desprendían sus sentimientos mutuos envolviéndolos en un solo sentimiento, el amor. Ese simbólico sentir era digno de algunos, nunca de todos. Anya tomaba un café y su esposo tomaba un late. Conversaban de temas triviales. Sin embargo, había un tema que le inquietaba a Anya cada vez más por las noches, y Damian se daba cuenta pues solía moverse demasiado en la noche, no eran más que pesadillas. Sin embargo, tan infundadas no eran. Y Damian lo sabía, sabía que por las noches le pasaba eso, así que lo único que podía hacer era abrazarla y sólo así se calmaba. Sólo en sus brazos, nunca en los ajenos.
Así, Anya habló con un tono sombrío.
一Damian, ¿qué harías si ellos buscan venganza y me asesinan?
Damian, que estaba sentado al lado de ella la abrazó, ella apoyó su cabecita sobre el hombro de él, era su lugar seguro después de todo.
一Eso no pasará, cariño 一dijo Damian besando su frente一. Y si llegase a pasar, te buscaría por cielo, mar y tierra y te rescataría incluso antes de que te hagan algo. Te lo juro, Anya.
一Aw, eres muy tierno 一dijo Anya con la sensación de ansiedad disminuyendo一. Me siento más tranquila.
一Soy tu esposo, ese es uno de mis tantos deberes 一dijo Damian sonriéndole.
Ya se acercaba el atardecer, y Anya fue a su habitación a buscar su celular para llamar a Yor, quería decirle que mañana irían a cenar al departamento. Estaba en eso, cuando de repente alguien la llamó, ella contestó, sin embargo, dicen que nunca hay que responder llamadas de extraños. Y Anya lo aprendió por las malas. Del otro lado de la línea surgió una voz.
一Querida telepática, estamos con un francotirador que nos dice que tu esposo está en la ventana 一Anya abrió sus ojos y su pulso se aceleró一. Si haces lo que te pedimos, no lo mataremos, si desobedeces o le dices lo que te estamos contando ahora, dispararemos. Tú decides, tu esposo o hacer lo que nosotros queremos.
Anya estaba contra la espada y la pared y lo sabía, pero no podía exponer a su esposo al peligro. La vez pasada ya tuvo que exponerse a causa suya y no quería que algo como la muerte se lo llevara, así que era escoger la muerte de su amor o sacrificarse ella. No había por donde perderse.
一¿Q-qué debo hacer? 一dijo Anya con la voz temblorosa.
一Sólo sal de tu casa con cualquier excusa, a la vuelta de la esquina un auto rojo te pasara a buscar y cómo será la última vez que verás a tu esposo, te recomiendo que te despidas bien.
一¿Me prometen que no le harán nada? 一dijo Anya.
一Tienes mi palabra.
一Haré lo que me dicen.
Así, Anya le dijo que iría a la tienda de conveniencia, porque faltaba maní. Y cuando estaba en la puerta, le dijo a Damian:
一Te amo y siempre te amaré.
Sin embargo, Anya, quien vestía un lindo suéter de cuello alto de tono rosa pastel y unos sencillos jeans, no fue capaz de quedarse ni un minuto más ahí. Así que, aguantándose las ganas de llorar, partió. No podía demostrar debilidad frente a los enemigos, así que por eso tragó pesado y se fue a encontrarse con el auto rojo que ya estaba estacionado y que ella pudo ver a lo lejos. Caminó con miedo, susto y temor, pero ya no podía echarse para atrás. No, ahora ya no cabía esa opción en la ecuación. Y allí, al llegar frente a frente, un guardaespalda le abrió la puerta. Ella entró, sin más.
Entonces, escuchó el sonido de una bala y se asustó en demasía. La ansiedad le subía como una marea alta.
El chófer le dijo:
一Bienvenida querida Anya, no nos conocemos, pero a partir de ahora estarás con nosotros.
Anya reconoció su voz, era la misma que la de la llamada.
一¿A quién le dispararon?
一Oh, pudo haber sido a tu esposo o una bala al aire 一dijo el chófer一. Quién sabe.
一Desgraciados 一dijo Anya intentando abrir la puerta, pero fallando en el intento. Estaba asegurada.
El guardaespalda se larga a reír.
一Ni intentes escapar, ahora nos perteneces, Anya.
一En tus sueños 一dijo Anya rebatiendo.
Anya se sentía mal, tan mal que la incertidumbre la estaba matando. ¿Lo habían matado? ¿O sólo querían hacerle creer que lo habían matado? Tantas preguntas y pocas respuestas. Cielos, qué haría ahora.
一Te llevamos a un barco, allí te encontrarás con unos científicos. Y deberás hacer todo lo que te digan, niñita.
Así Anya cruzó sus brazos y se resignó. Suspiró y con una expresión de tristeza en su rostro se quedó en silencio. No sacaba nada con llorar a estas alturas. Sólo debía permanecer serena y no caer en la locura. Damian la buscaría sí o sí, de eso estaba segura. Debía confiar en sus palabras, porque eso era lo único que podía hacer. Si comenzaba a sentir ansiedad a todo vapor, pues de manera probable caería en un círculo vicioso llamado pánico. No podía permitirse eso, Damian la rescataría y punto final.
El auto se detuvo y Anya vio que el lugar en donde se habían estacionado no podía estar más vacío. No había ni un alma en pena, sólo era ella con esos criminales. Cielos, ni siquiera podía gritar, porque nadie la escucharía ni mucho menos escapar corriendo, porque como en las películas de forma probable se caería y después quizás, incluso, le podrían injuriar por haber intentado escapar. No quería saborear el escarmiento.
Así que cuando le abrieron la puerta, ella sólo mantuvo su cabeza gacha mientras dejaba que le ataran las manos, pues nada más podía hacer en esa situación tan peligrosa. Luego, la guiaron a un barco moderno, que aparentaba ser de contrabando. Ella se subió a regañadientes, y derramando una lágrima, siguió su camino.
La llevaron al lobby del barco, en el primer piso y allí le dijeron que se sentara. Ella obedeció y esperó a que pasara algo. Pero pasaron los minutos y nadie llegaba a explicarle nada. Sintió como el barco partía hacia un rumbo desconocido para ella y pensaba en muchas escapatorias. ¿Quién la detendría si ella decidía tomar aire en la baranda de la proa y luego saltar? Seguramente, a Damian no le gustaría para nada que ella hiciera eso, ni siquiera en esta situación desesperada. Ya que, en el caso que eso funcionara y lograra escapar, quedaría a la deriva por varios días, aunque esto podía ser variable. Pero sin agua ni comida, las probabilidades de morir eran bastante altas. Así que, se resignó a quedar sumisa, por ahora.
Acto seguido, se escucharon en el pasillo voces masculinas aproximándose. Luego, entró uno con un traje negro y tenía aspecto formal.
一Hola, Anya 一dijo el de traje一. Me presento soy Marck Watson y soy un científico aspirante a obtener el premio Nobel del área de la medicina genética. Y tú eres la clave de este codicioso experimento. ¿Sabes por qué? Porque tus genes son tan únicos que deben ser mezclados con los de otro muchacho telepático de tu misma edad, cuya descendencia me hará ganar el premio. Porque será la primera criatura telepática que nacerá sólo por la mezcla de genes, y sí, tú serás la que lo de a luz 一dijo el científico ajustándose sus lentes.
Anya estaba impactada, no podía ser cierto. No podían obligarla a hacer algo que no querían, no. Era inaudito y muy injusto. Ella era exclusivamente de Damian, no permitiría que ningún chico la tocara a menos que fuera Damian, por obvios motivos.
一Me parece una idea codiciosa y muy vil. Piensas que ganarás con ese experimento, pero ¿y si fallas? ¿Habré dado a luz a un hijo que no quiero y que más encima fue en vano? Además, estoy casada.
一Maldita insolente. Este experimento goza de ser innovador 一dijo el científico一. Pasa Jack.
Y así entró el muchacho recién nombrado. Éste lucía muy atractivo. Su cabello rubio y sus ojos verdes sólo eran de adorno, o al menos eso asumió Anya, porque sabía que se llevaría mal con él. Era evidente que tenía un aire engreído y muy altanero. Él usaba una camisa a cuadros de colores cálidos y un pantalón de tela café.
一Hola, Anya 一dijo amistosamente el chico, para sorpresa de ella, luego prosiguió admirándola一. Vaya, eres más hermosa que en la foto. ¿Y qué haces atada? Desátenla.
一P-Pero…
一Pero nada, si no garantizan su bienestar, no participaré del proyecto 一dijo dominante Jack.
Así, el guardaespalda la desató, y ella lo miró a sus ojos y le dijo:
一Gracias, Jack ¿cierto?
一Sí, ahora déjennos solos, porque se supone que debemos de hacer un bebé ¿no? 一dijo el chico tan serio que daba envidia su seriedad.
Así, los presentes se fueron y Jack miró a Anya y Anya lo miró a él con miedo. Retrocedió.
一No me tengas miedo, Anya. Te explico el contexto, mi padre es el científico loco que cuando descubrió que podía leer mentes, quiso a toda costa juntarme con una chica telepática para que él pudiese ganar el nobel. Siempre estuve en contra de su plan, pero sólo le seguí la corriente por una razón 一dijo el chico, raramente amistoso.
一¿Cuál es la razón? 一dijo Anya impactada.
一Tú, quería conocerte en persona. Pensé que podríamos haber sido compatibles, pero parece que me ganaron. Le tengo mucha envidia a tu esposo, y de hecho, recién me vengo a enterar de tu estado civil. De haber sabido antes, hubiera abortado la misión.
Jack suspiró en desaliento y a modo de desesperanza.
一Ayúdame a contactar a mi esposo. Quiero estar con él 一dijo Anya.
一Oh sí, te paso mi celular 一dijo Jack como si nada一. Llámalo ahora, porque en cinco minutos más, no tendremos señal.
Anya llamó.
一¿Sí? 一dijo Damian.
Y sólo la voz de él logró calmar a su corazón. Porque ahora sabía que ese disparo que escuchó había sido una falsa alarma.
一Damian estoy viajando en barco hacia… 一hizo una pausa y le preguntó a Jack el paradero en donde se encontraban, luego volvió a hablar一. Sí, hacia ese lugar. Así que apresúrate y ven a buscarme, te extraño mucho.
一¡Anya! 一dijo Damian一. ¿Estás bien? Iré enseguida a ese lugar.
一Sí, Damian, estoy bien 一dijo Anya一. Estaré esperándote, te amo.
一Y-yo también te amo, amor 一dijo Damian y luego se cortó la llamada.
Ahora que Damian estaba avisado, ¿qué podría salir mal? No era como si de repente a Jack le diera la locura y abusara de ella. Además, se veía bastante gentil, amable y correcto. Y aunque no lo admitiría a viva voz jamás, si ella no hubiese conocido a Damian y hubiese estado soltera, quizás se hubiese fijado en él. Sin embargo, esa era una idea inconcebible, ya que, estaba enamoradísima hasta le médula de Damian sólo por el hecho de ser él.
To be continued…
