Comentarios Iniciales:Tres años en hiatus, sé que no es justo... Pero si alguien desea leer esta historia nuevamente, no habrá más hiatus y prometo una historia llena de acción, romance y drama.


Capítulo: IV

Unas nubes oscuras se posan sobre vuestro amado reino de Hyrule, opacándolo todo. Solo se escucha una malvada risa de fondo y se siente una agonía en todo el cuerpo.

Sin embargo, de entre esas oscuras nubes aparece un halo de luz y las nubes se van dispersando. Y en medio de este halo de luz, se encuentra un joven vestido de verde empuñando una espada y un escudo en su espalda.

Ese es vuestro héroe, princesa, el héroe de Hyrule.

Y vos, vos sois la princesa del destino.

Y juntos, derrotareis el mal que se avecina sobre vuestro reino.


Se podría decir que la princesa Zelda estaría nerviosa.

Ese era el día más importante de su vida, pues ese día se celebraría su primer discurso ante el público y los medio, primer discurso que además por tradición tenía que haber escrito ella sola.

El festival en honor a las Diosas se hacía todos los años, aunque en la época moderna solo se celebraba como tradición olvidando realmente por qué se celebraba en primer lugar. El festival era una manera de honrar a las Diosas de la leyenda, rogando así por su protección a Hyrule y las tierras vecinas un año más. Hoy en día, ya no eran muchos los hylianos quienes realmente creían en las diosas. El festival habría permanecido aunque ahora era una época para pasársela bien con muchas actividades divertidas, días no laborales, juegos, comida y mucha bebida alcohólica.

Sin embargo, una parte de la verdadera tradición seguía en pie.

Se hacían ofrendas a las Diosas por parte de la familia real, más una antigua oración en hyliano antiguo. Además, venían muchos colegios a lo largo y ancho de todo el reino para así visitar el castillo y conocer más sobre la historia de tan maravilloso y próspero reino.

Styla, junto con el asesor de moda de la familia real, vistieron a la princesa con un simple pero hermoso vestido azul de mangas francesas. En todo momento la princesa ocultó sus delicadas manos en un par de guantes blancos de encaje. Tal y como su nana le habría dicho, aquella marca que habría aparecido recientemente en su mano no podía ser vista por nadie independientemente de quién se tratase, ni su padre. Aquello desconcertaba a Zelda, pero ya después del festival Impa le habría prometido hablar sobre ello y explicarle.

Styla estaba emocionada. A pesar de que Hytopia hacía siglos habría dejado de ser un reino, en cuanto el pueblo se alzó ante sus monarcas quienes derrochaban el dinero de los impuestos en caros vestidos y decapitaron a su última reina con una guillotina, ella siempre habría soñado con cómo sería ser una princesa y todas las maravillosas cosas que haría. Aunque al conocer a Zelda y ver luego a toda la presión a la que estaba sometida siempre, ese deseo se habría achicado levemente. Sin embargo, al ser una invitada por parte de la princesa, gozaría de un asiento junto a la familia real y demás invitados importantes del reino.

Todo estaría listo y en pocas horas el destino de Zelda, princesa de Hyrule, estaría sellado. Pronto pasaría a ser reconocida como tal ante los medios y el resto del mundo. Solo esperaba que su madre desde el cielo se enorgulleciese de ella…


Por sorprendente que pareciese, Link logró dormir todo el camino en el autobús.

Desde Ordón, el viaje a la capital de Hyrule era bastante largo, de aproximadamente cinco horas. Teniendo en cuenta que el discurso empezaba a la una de la tarde junto con el festival, se obligó a que se tomase el autobús a la cinco de la mañana para así poder hacer paradas para descansar los alumnos e ir al baño.

Mientras que Link dormía, Karane y Pipit estarían en los asientos de atrás siendo levemente melosos a la vez que se molestaban mutuamente. Eran una feliz pareja y bastante envidiable por la amistad y química que tendrían.

Por otro lado, Groose estaría sentado junto con sus dos mejores amigos, Cawlin y Stritch quienes se dedicaban a tirarle bolitas a cada persona del autobús solo por "molestar". Sin embargo, el más alto de estos al ver al hyliano rubio, bufó molesto.

-No sé por qué a un idiota holgazán como él le dan un trato especial.

Karane escuchó eso y casi se levantaba para así darle un par de golpes al pelirrojo, pero Pipit tuvo que calmarla.

Sin embargo, Link no podía evitar removerse entre sueños.

Se veía a él, con una espada y escudo en mano frente a una niebla espesa. Una horrible sensación de impotencia le acorralaba y solo se escuchaba una malvada risa de fondo. ¿Qué era todo eso…?

Poco después el profesor Buhel y el profesor Asteus anunciaron la llegada a la capital, por lo que Link despertó de golpe, y todos estaban ansiosos por al fin haber llegado.

Al salir todos del autobús, miraban asombrados la capital. Muchos nunca habrían salido de Latoan o mínimo de Eldin, que era la segunda región más cercana, por lo que al ver aquellos edificios y luego el castillo se quedaron bastante impresionados.

En eso, Buhel alzó la voz.

-¡Escuchadme! Queda media hora antes de que empiece el discurso de nuestra princesa. Nos iremos todos al palco real del palacio y después del discurso tendremos la visita guiada en el castillo. Después de esto, podréis pasear por la capital pero deberéis regresar al hotel antes de las ocho y media. ¿Entendido?

Todos dijeron un fuerte "sí" y caminaron para así encaminarse hacia el castillo de Hyrule.

Link se bajó la capucha de su verde sudadera a la vez que guardaba sus auriculares en su mochila marrón. Le habría prometido a Aryll tomar fotos de la capital, por lo cual estaba bastante emocionado por ese viaje. Aunque no podía evitar sentir una ligera sensación en su estómago, y no era ninguna buena a decir verdad…


El palco real era enorme y desde allí se veía la gran multitud de gente junto con los medios de televisión que grabarían a su princesa en tan importante día. Zelda al ver todo aquello estaba bastante nerviosa. ¿Y si nada salía bien en ese día?

La familia real se encaminaba hacia el palco, seguido de la nana de Zelda, Impa, como representante de la guardia real, y de Styla. Justo a mitad de camino, se toparon con un muy alto hombre de tez oscura y cabello rojizo. Notándose a leguas de que se trataba de un hombre Gerudo, el único en su especie.

-¡Señor Dragmire!-exclamó el rey acercándose a este y tomándole de la mano.-Es un honor verle aquí, aunque no había sido informado de su llegada.

El hombre esbozó una sonrisa mientras hacía una pequeña reverencia y luego le tomaba de la mano.

-Es un honor, majestad. Gracias a asuntos relacionados a mi empresa he venido desde el desierto Gerudo y ya que estaba aquí he decidido venir y apreciar el discurso de nuestra princesa y presentar mis respetos.

Nuevamente hizo una reverencia, para la reina y la princesa.

Sin embargo, Zelda estaba bastante inquieta ante aquel hombre y una sensación de miedo recorrió su cuerpo. Además, de eso, su mano con aquél símbolo empezó a picar, por lo que las llevó hacia atrás y empezó a rascarse levemente.

-Es todo un placer que hay, señor Dragmire.

El gerudo simplemente rió.

-Por favor, majestad, llamadme Ganondorf. Después de todo, solo soy un empresario y líder de una tribu.

El rey sonrió.

-Sería un honor que nos acompañase en el palco en el discurso de mi hija.

-Si es así majestad, me complacería unirme a vos y vuestra familia.

Zelda miró atónita como su padre ofrecía sin más e iban nuevamente junto con aquel hombre al palco. No iba a ocultarlo, estaba aterrada, paralizada. Pero al ver a todos caminar, no pudo hacer otra cosa que asentir y seguirlos hasta llegar.

Pronto llegaron y quince minutos de estar sentados, empezaría el discurso de su alteza.

Zelda se levantó de su asiento y carraspeó levemente calmándose. Miró hacia su pueblo y justo antes de empezar, no pudo evitar observar su mano la cual picaba por el dorso. Sin embargo, negó. No, no podía distraerse en aquel momento. Y con una sonrisa en su rostro, recitó su tan esmerado discurso.

-Hoy, celebramos el festival de las Diosas. Un festival que se viene celebrando desde la fundación de nuestro amado reino. Un festival que nos recuerda nuestras raíces y nos recuerda por qué debemos de estar orgullosos de ser hylianos. No importa si somos hylianos, zoras, gorons o incluso gerudos. Todos somos hijos de las Diosas, todos somos hylianos. La Diosa Hylia, protectora de la Trifuerza, luchó contra un gran mal que amenazaba con destruir el mundo entero.-recitaba la princesa maravillando a quienes la escuchaban por tal naturalidad con la que hablaba, naturalidad que habría sido heredada por su difunta madre.- Hylia combatió las fuerzas malignas oscuras, y finalmente logró sellar el poder maligno así logrando que la leyenda de la diosa se transmitiese de generación en generación entre los seres humanos. Hoy, en Hyrule conmemoramos el día en el que las leyendas que todos conocemos y amamos cobran vida, desde la leyenda de la Diosa que nos guía, la Trifuerza, hasta la del héroe que lucha en contra del malvado. Las leyendas son parte de nuestro pasado, presente y futuro pues nos hacen ser un pueblo orgulloso como lo es Hyrule. No debemos de olvidar nuestro futuro, como tampoco debemos olvidar a quienes nos precedieron y nos han abandonado, como es el caso de mi difunta madre la reina. Hoy con una sonrisa debemos festejar, honrar a quienes no están y honrar nuestras costumbres.

Al acabar, todos aplaudieron y clamaban con una sonrisa a la princesa. Habría sido uno de los mejores discursos dados por la familia real y se notaba la pasión puesto en este, sobre todo al mencionar a la difunta reina.

Al acabar esto, la familia real recitó en hyliano antiguo un rezo a las Diosas y una vez acabado esto se dio por fin inicio al festival.

La familia real abandonó el palco y Zelda se despidió de su familia para así ir junto con su nana y amiga en dirección al festival.

En el salón del trono solo quedaban ambos monarcas junto con algunos soldados.

-Ha sido un magnífico discurso, debéis de estar orgulloso de vuestra hija.

El monarca al escuchar aquello, sonrió.

-Sí, veo que ha heredado la labia de su madre.

Ganondorf empezó a caminar de un lado a otro.

-¿Creéis realmente en esa leyenda, majestad?

El monarca miró sorprendido al gerudo.

-Bueno, las leyendas no son más que eso, leyendas. Pero nuestro deber como familia real es mantener nuestras tradiciones vivas.

El gerudo rio irónico mientras miraba el dorso de su mano, tapado con un guante de cuero.

-Es curioso que digáis eso, cuando vuestro reino fue fundado en leyendas, majestad. Las Diosas, la Trifuerza, el héroe, la magia… ¿No creéis?

El rey frunció el ceño, confundido.

-¿A dónde quiere llegar, Dragmire?

Ganondorf rió.

-Sois un inútil e insensato, majestad. ¡Todo un poder desaprovechado! ¡Hablo de la Trifuerza! ¡Ese objeto tan codiciado! ¡Llevo todas mis vidas detrás de este y por fin esta vez lo tendré entre mis manos!

El rey no pudo evitar echarse hacia atrás.

-¡Está loco! ¡Guardias! ¡Arréstenlo!

Justo en eso, mientras los guardias se acercaban, una especie de corriente morada los abatió. Estos intentaban luchar contra ella aunque esta era muy poderosa. El rey confuso y temeroso, al ver de dónde provenía, vio a su esposa con esta corriente salir de sus manos.

-¡Cya! ¿¡De qué se trata todo esto?!

Cya rió burlona.

-Oh, cielito… ¿De verdad creías que estaría contigo? No te confundas. Solo sirvo a mi señor Ganondorf. Mi amado. ¡Todo esto ha sido siempre un plan! ¡Yo misma me encargué de asesinar a tu amada esposa! ¿Y lo nuestro? Bueno, digamos que influyó un poco de mi magia para hacer que olvidases tu voto de no volver a casarte y así estar conmigo.

El rey se hacía hacia atrás, temeroso y acobardado. ¿Toda su vida era una mentira? ¿Allí iba a acabar él? Pero… ¡Zelda!

-¡Os lo ruego! ¡No le hagáis daño a mi hija!

Ganondorf rió.

-Me temo que no será posible, majestad. Pues vuestra hija posee uno de los fragmentos de la Trifuerza. Es la princesa del destino y la necesito para así hacerme con lo que deseo.

Antes de poder el rey decir nada más, Ganondorf usó su magia contra él haciendo que este soltase un grito de dolor. Pronto, no quedó más del rey. Solo su cuerpo cual marioneta sin vida. Cya por su parte soltó a los soldados, pero estos tenían la vista opacada. Seguían a un nuevo amo.

-¡Traedme a la princesa Zelda!

-¡Sí, mi señor!


Los sentidos de Impa eran bastante agudos al ser esta una Sheikah, por lo cual no fue sorpresa que escuchó los lamentos del rey. Al ver cómo también los guardias a su alrededor empezaban a actuar raro, rápidamente tomó a la princesa y a la amiga de esta y apretando un ladrillo de la pared se abrió un pasadizo secreto. Ambas adolescentes, atónitas, apenas pudieron decir nada ya que fueron empujadas hacia este.

Con una antorcha que habría en esta pared, Impa empezó a caminar vigilando siempre las sombras. Zelda y Styla preguntaban qué sucedía, estaban empezando a asustarse.

-Parece que ha empezado un golpe de Estado, y mi deber es proteger a su alteza.

Ambas adolescentes se quedaron en shock.

No tardaron en llegar a una especie de habitación secreta, donde habrían más sheikahs. Zelda los miró atónita. ¿¡Qué estaba pasando?! ¡¿Y su padre?! Impa por otro lado miró dos de los sheikahs.

-Llevaos a la señorita Styla de aquí y aseguraos que llegue sana y salva a su casa. Yo me iré con su alteza y escaparemos al refugio.

Los dos sheikahs asintieron y se llevaron a la hytopiana, quien seguía en shock y solo decía que la soltasen. Zelda miró a su nana en shock mientras la detenía tirándola del brazo.

-¡Impa! ¡¿Qué está ocurriendo?!

Impa tomó la mano de Zelda.

-Esto está ocurriendo, princesa. ¿La leyenda? Es cierta. Y ahora se repetirá. Mi pueblo lleva generaciones protegiendo a la familia real desde las sombras temiendo que este momento llegase. En cuanto pasó lo de vuestra mano supimos que estaba a punto de pasar nuevamente y no nos quedó otra salvo reunirnos y planear vuestro escape para protegeros y que podáis seguir vuestro destino. Ahora debemos irnos.

Zelda no lograba comprender nada. Sentía que todo era un mal sueño pero no podía despertar de este.

-¡Impa! ¡Mi padre! ¡Hay que ir a por él!

Impa esbozó una ligera mueca que desconcertó a la princesa.

-Me temo que no va a ser posible, su alteza…

Lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Zelda. ¿Acaso eso significaba que su padre habría…?

Unos sheikahs le entregaron a Impa cierto objeto y esta se lo entregó a Zelda.

-¿Qué es esto…? ¿Una Tablet…?

Impa negó levemente.

-Es una Piedra Sheikah. En el último cataclismo fue lo que ayudó a la princesa del destino como una herramienta. Te será útil y no dejes que nadie te lo arrebate.

Zelda se aferró a este objeto pero miró a su nana con los ojos cristalinos.

-Impa no puedo…

En eso, varios disparos se escucharon y un par de sheikahs vinieron corriendo.

-¡Impa! ¡Es la guardia real! ¡No somos suficientes!

Impa soltó un ligero "mierda", para luego ver a la princesa y abrir otro pasadizo.

-¡Tienes que huir! ¡No mires hacia atrás!

Zelda negó entre lágrimas mientras miraba a Impa y tiraba de ella.

-¡No! ¡No me iré sin ti!

La mujer sheikah esbozó una triste sonrisa mientras acariciaba su mejilla.

-Te he criado, Zelda, y te he querido como una hija… Nunca te abandonaría… Prometo que te encontraré. ¡Pero ahora corre! ¡Corre y busca al Gran Árbol Deku!

Sin más que decir, Impa empujó a Zelda y cerró ese pasadizo, para así correr e intentar derrotar a los guardias.

Zelda lloraba, pero decidió correr lo más lejos que pudo. Finalmente salió por una especie de desagüe del castillo, estando ya fuera de este. No sabía a dónde ir, no sabía qué hacer… Estaba sola…

Por otro lado, Link se habría retrasado de su grupo de amigos al ir al baño, diciéndole a estos que se adelantasen.

Mientras iba caminando por una especie de plaza, vio a quien parecía ser una chica rubia en un callejón llorando sentada en el suelo.

Se acercó a esta con cuidado, poniéndose de cuclillas en frente suya.

-¿Estás bien?

Zelda, quien estaría con los ojos cerrados mientras lloraba, miró sorprendida a quien estaba delante suya. Un halo de luz parecía rodear a este chico y fue como si algo en su interior se calmara, como si ese chico le transmitiera seguridad y confianza.

-¿Quién eres…?

El chico simplemente sonrió.

-Soy Link. ¿Y tú? ¿Qué hace una hermosa chica llorando en un sitio así?

Antes de que Zelda pudiese decir nada, un guardia encontró a la princesa y sacó una pistola.

-¡La princesa! ¡Está aquí!

Link al ver la pistola se quedó atónito, pero al ver que la chica estaba en apuros no pudo pensárselo ni dos veces.

Vio que habría un contenedor de basura y con todas sus fuerzas lo empujó hacia este guardia tumbándolo y dejándolo inconsciente. De una patada logró quitarle la pistola, haciendo que esta cayese por las alcantarillas.

-¡Vámonos!

Antes de que Zelda pudiese reaccionar, aquel chico tomó la mano de Zelda y tiró de esta para así huir de allí.

Corrieron apenas por un par de calles cuando el chico abruptamente se detuvo y se aferró a su mano izquierda, cayendo luego de rodillas mientras gemía adolorido. Un terrible dolor se encontraba en esta y poco a poco un triángulo se formaba en su mano con el triángulo derecho brillando más que los otros para luego desplomarse en el suelo. Zelda se quedó atónita. ¿Qué era eso…? ¡La Trifuerza! ¿Acaso él también…?

Por un momento, presa del pánico, pensó en dejarlo allí abandonado. Pero él la había salvado, y compartían un mismo destino al parecer…

En eso, recordó también sus sueños y pesadillas. El chico de verde, el halo de luz, ese nombre, Link… Se le hacía tan familiar…

Como pudo, tomó a Link de un brazo y lo puso alrededor de su propio cuello, mirándole apenada como este apenas tenía fuerzas.

-Necesito que me ayudas para salir de aquí…

A duras penas Link asintió, para ambos caminar y huir de allí mientras se escondían entre los callejones. Pronto llegaron a una especie de casa en construcción, allí estarían bien de momento.

Link a duras penas logró despertarse para así su mano.

-¿Qué es esto…?-volteó a ver a la chica y frunció levemente el ceño.-¿Eres la princesa…?

Zelda asintió levemente cabizbaja, viendo la Trifuerza en el dorso de su mano.

-Link… Gracias por haberme salvado antes…

Link negó levemente mientras se incorporaba.

-No es nada… No podía dejarte allí tirada, parecías estar en problemas… ¿Pero no era ese un guardia? ¿Qué sucede?

Zelda no pudo evitar echarse a llorar nuevamente mientras cubría su rostro.

-Ha habido un Golpe de Estado… Mi padre, el rey, no ha sobrevivido…

Link miró en shock a la princesa, sin poder creerse las palabras de esta.

-¡¿Pero cómo?!

Zelda simplemente se encogió de hombros, mirando apenada su mano.

-¿Conoces la leyenda de la Trifuerza, el héroe y la princesa del destino?-Link asintió y Zelda suspiró.-Al parecer, se está volviendo a repetir…

Link negó rápidamente.

-Eso es una leyenda, no me tomes el pelo…

Zelda suspiró entre molesta y abrumada, para así quitarse su guante y mostrarle su mano con la Trifuerza.

-Hasta hace unos días, esto no estaba en mi mano. Pero un día, me puse a investigar sobre esto ya que había tenido una especie de pesadilla donde estaba junto con un chico rubio y este hablaba de la Trifuerza a la vez que estoy escuchando voces que me dicen que encuentre al héroe. En ese momento, investigando, un dolor horrible inundó mi mano y de allí brotó este símbolo. Hoy, mi padre ha sido asesinado. ¿Crees que me lo estoy inventando? No estoy loca, pero lo que me está pasando es una locura.

Link la miró sorprendido, pero negó levemente para así suspirar y quedarse cabizbajo mientras pensaba.

-Si estás hablando de sueños… Yo también he tenido uno…-al ver la mirada sorprendida de la princesa, Link volvió a suspirar mientras miraba el techo.-Bueno, para empezar también escucho una voz que me dice que encuentre a una "princesa del destino". Pero también he tenido sueños raros donde me veo con una espada y un escudo que en mi vida había visto rodeado en una espesa niebla y una risa malvada se escucha.

Zelda le miró apenada, llevándose las manos al pecho.

-Yo he tenido ese mismo sueño…

Link la miró apenado, para así tomar la mano contraria la cual también tendría ese símbolo.

Sin embargo, en ese momento, una luz dorada rodeó ambas manos y ambos se miraron sorprendidos. No sabían qué significaba todo aquello, pero sí parecía que todo era real. Estaban unidos, unidos por un mismo destino…

Entonces ambos escucharon una dulce voz.

La princesa portadora de la sabiduría ha encontrado al valeroso héroe.

Juntos debéis derrotar al malvado para así sellar vuestro destino y salvar Hyrule de las garras del mal.

Ambos se separaron rápidamente y Link miró a Zelda.

-¿Has escuchado eso…?-Al asentir la princesa, Link suspiró frotándose el rostro.-Parece que estamos juntos en esto.

El rubio se levantó, quedando Zelda sorprendida.

-¿Por qué haces esto? No tienes por qué…

Link negó con una sonrisa mientras le ofrecía su mano a la princesa para levantarse.

-Parece que es mi destino, ¿no? Además, si todo esto es cierto… Debo hacer lo que sea por salvar a esos a quienes amo, jamás dejaría que les pusiesen un dedo encima. Y si esta es mi misión en este mundo, que así sea.

Zelda sonrió al escucharle, para así levantarse con su ayuda.

-Bien…

Al estar ambos de pie, Link miró levemente a la princesa.

-¿Y ahora qué? He dicho todo esto pero no sé qué hacer…

Zelda pensó levemente mientras sacaba la Piedra Sheikah y miraba esta.

-Mi nana dijo que fuese a buscar al Gran Árbol Deku… Según una vieja leyenda, este era el guardián del bosque de Farone… Pero no sé cómo llegar…

En eso, Zelda le dio a un botón de la piedra en la pantalla la cual decía "Moto Hyliana Alfa", para que mágicamente apareciese una extraña moto. Esta parecía como si la parte delantera fuese como un caballo con un… ¿Cuerno? ¿Un unicornio? Era bastante rara, no se asemejaba a una moto moderna, ni vieja. No parecía una moto en verdad. A su vez, dos cascos del mismo estilo aparecieron.

-¡Vaya pasada!-exclamó Link asombrado.-¿¡Cómo hiciste eso?!

-¡No lo sé!-exclamó la princesa atónita.-Le di a un botón y salió esto.-al volver a tocar el botón, esta desapareció con los cascos.

-Pues creo que hemos encontrado transporte… ¿Pero qué es eso?

Zelda suspiró.

-Es una piedra sheikah, mi nana me la dio… Dice que podía ayudarme…

Link al verla apenada, se acercó a ella y acarició su mejilla.

-Todo estará bien…

Zelda esbozó una ligera sonrisa.

-Será mejor que nos apresuremos… Pero no puedo salir con esto…

Link negó con una sonrisa.

-Tranquila, puedo encargarme de eso.


Era temprano, por lo que nadie estaría en el hotel.

Sabía que Karane compartía la habitación con Ilia y Ganty, unas compañeras de clase. Link forzó la puerta con dos clips de papel que la recepción y Zelda le miró sorprendida.

-¿Cómo hiciste eso?

Link se rascó la nuca riendo.

-Digamos que siempre me dejo las llaves en casa, soy muy despistado…

Al entrar, cerraron la puerta y buscó la maleta de su amiga y sus compañeras de cuarto.

-Así pareces muy princesa. Hay que buscarte algo genérico, medio, que no destaques con eso.

Zelda asintió levemente, viendo a Link rebuscar entre las maletas. A final, Link sacó una camiseta blanca simple, la cual robó de la maleta de Ilia, unos vaqueros azules rotos por la rodilla, que robó de la maleta de Ganty y una sudadera azul oscura con el escudo de la universidad de Latoan que robó de la maleta de Karane a la vez que unas zapatillas negras de esta última.

Zelda tomó aquella ropa y se fue a cambiar al baño, para así dejar su vestido allí doblado. Se amarró el cabello con una coleta alta y al salir miró a Link.

-¿Cómo me veo…?

Link la miró sorprendido, pero simplemente sonrió.

-Para nada una princesa.

Zelda esbozó una pequeña sonrisa, jamás en la vida se habría visto así. Si tan solo Styla la viese…

Link a su vez, dejó una nota a su amiga diciendo que no iba a volver por ahora a Ordón pero que estaba bien y no se preocupase por él.

Pasaron un segundo por la habitación de Link donde este habría ido a por su mochila marrón. Al verle, Zelda sonrió y ambos salieron de allí.

-Creo que necesitamos guantes… Para tapar las marcas, nadie las puede ver…

Link asintió levemente y al salir a la calle miró buscando alguna tienda. Finalmente encontró una tienda relacionada a cosas sobre motos, por lo que tiró de su mano y entraron a estas.

Allí, habría unos mitones de cuero negros. Link tomó dos pares, de diferente tamaño el segundo par para Zelda, para así pagar diez rupias en total. Salieron de la tienda y le dio un par a Zelda.

-Son cómodos, tienes libre accesibilidad y ocultan lo necesario. Además, para la moto también sirven.

Zelda asintió con una sonrisa mientras ambos se los ponían.

-¿Sabes conducirla acaso?

Link asintió levemente.

-Me saqué el carné hace poco, no te preocupes.

Se encaminaron a un callejón para así con la piedra sheikah hacer aparecer la moto. Guardaron la piedra en la mochila de Link y poco después salir rápidamente de la capital.

Sin saber que en ese momento, Ganondorf utilizaba el cuerpo del rey como marioneta para así anunciar a Ganondorf como nuevo rey y decir que la princesa Zelda habría sido secuestrada y se buscaba a su captor, a la vez que se le daría una recompensa a quien los trajese a ambos con vida.


Comentarios finales: ¡No me puedo creer que haya escrito más de 4423 palabras! Estoy en shock, supongo que la inspiración me ha llegado de lleno...

La leyenda vuelve a resurgir pero esta vez en nuestra época. ¿Cómo derrotarán a Ganondorf? ¿Qué pasará con ambos? Quiero que se vea la evolución de amistad-romance entre ambos y sobretodo profundizar en esta trama que me tiene encantada. Mezclar "mitología" con lo moderno será divertido.

Sin más que añadir, os invito a dar favorite, follow y a seguirme.

¡Que la Trifuerza os acompañe!