Capítulo: VIII
Para cuando Zelda despertó, Link ya no se encontraba a su lado durmiendo. Se incorporó poco a poco, frotándose los ojos cansada y luego estirándose un poco. Realmente habría extrañado dormir encima de un colchón. Sin embargo, al recordar que habría dormido abrazada a Link no pudo evitar sonrojarse fuertemente. ¿Qué habría sido todo aquello? Jamás habría hecho antes eso con nadie, menos con otro hombre. Si solo la prensa rosa se enterase… Pero bueno, eran circunstancias especiales y, aunque lo negase, parecía que no podía dormir si no era con el contrario. Se sentía algo rara con la compañía del contrario. Se sentía segura, cálida, que incluso podía ser ella misma. Las palabras sobraban pero simplemente con estar al lado del héroe se sentía en paz, algo que no sentía desde hacía varios años. ¿Le gustaba Link? No podía confirmar aquello, era raro y tampoco se conocían de mucho. Pero algo en su interior le decía que solo quería estar con él, que no necesitaba nada más.
Cuando bajó, se encontró a Link haciendo el desayuno para todas y sirviendo este en varios platos. Romani, la niña pequeña hermana menor de Cremia, simplemente rio al tener en frente suya el plato de tortitas con huevo y beicon que Link habría preparado. Zelda se sorprendió ante lo bueno que se veía aquel plato, acercándose al hyliano por detrás.
-No sabía que sabías cocinar…-comentó Zelda detrás de Link, viendo a este revolver los huevos.
-¡Link es el mejor cocinando!-dijo Cremia mientras llenaba sus tortitas de sirope.-Siempre que se queda aquí es el encargado de cocinar por eso mismo, creo que la única persona que cocina mejor que él es su abuela.
Link negó con una sonrisa avergonzada, terminando de cocinar para así servir el resto en dos platos y darle uno a Zelda.
-¿Quieres café?-preguntó el hyliano a la princesa, a lo que esta asintió y este le sirvió un poco para luego dárselo a la princesa y sentarse a su lado.
Malon simplemente miraba la escena entre ambos rubios, bebiendo un poco de su taza de café, notando cómo con cada contacto de sus manos o cómo cuando sus ojos se encontraban, ambos se sonrojaban y a veces soltaban hasta una risa avergonzada. Lo odiaba. Pero sobre todo se odiaba a sí misma, por haber perdido aquello por su estupidez.
-Zelda.-dijo Malon, atrayendo la atención del resto.-¿Qué tal si me ayudas a preparar las cosas para el mercado de granjeros de mañana? Así también trabajas un poco y puedo enseñarte.
Link no estaba del todo convencido, pero antes de que pudiese decir algo Zelda simplemente asintió con una sonrisa diciendo que era una buena idea. Link suspiró, para luego simplemente comer en silencio, sin estar totalmente convencido en dejar a Malon sola con la princesa. Después de comer, Zelda con ayuda de Romani se dedicó a lavar todos los platos sucios. Jamás habría hecho esa tarea tampoco, pero era mucho más fácil que intentar poner una lavadora y Romani era un amor de niña. Romani no paraba de hablar, hablando de su escuela, sus amigas, incluso contándole anécdotas divertidas de Link en la granja, como cuando una vez fue perseguido por un montón de cuccos molestos que no paraban de picotearle. También Zelda se enteró que Romani era la mejor amiga de Aryll, la hermana menor de Link, y que prácticamente todos se conocían desde muy pequeños.
Justo cuando acabaron de lavar los platos, Malon llegó con varias cajas y le dijo a Zelda que ya era hora de ponerse a trabajar. La princesa simplemente asintió y se despidió con una sonrisa de Romani, quien dijo que debía ir a cuidar de los animalitos del rancho, quedándose solas Malon y Zelda en el comedor.
-Bien.-dijo Malon mientras se sentaba al lado de Zelda.-¿Ves estos frascos con mermelada?-preguntó, a lo que Zelda asintió.-Pues hay que ponerles una pegatina en la parte delantera y ponerles un papel encima de la tapa con un hule como lo estoy haciendo, ¿ves?-terminó de preparar un frasco, a lo que Zelda asintió.-Es muy fácil, hasta tú puedes hacerlo.
Zelda no dijo nada al respecto sobre aquel comentario con segundas intenciones que Malon soltó y simplemente se dedicó a repetir lo mismo que Malon habría hecho con uno de los frascos de mermelada. Estuvieron cinco minutos en silencio trabajando, solo escuchándose afuera a Romani gritar mientras Cremia y Link trabajaban con cosas más pesadas. Al pasar nuevamente Link cerca de la ventana, Zelda se giró para apreciarlo, sonrojándose levemente al verlo nuevamente sin camiseta bajo una capa de sudor.
-Link es muy popular.-dijo Malon atrayendo la atención de Zelda, aún ocupándose de un frasco.-En el instituto tiene a un montón de chicas detrás suya, aunque las que más se pelean por él son Ilia y Ganty.
-Oh…-murmuró Zelda levemente, volviendo a lo suyo.-Bueno, es bastante atractivo, no me extraña que le guste a muchas chicas…
-No es solo que sea atractivo.-prosiguió la pelirroja, atrayendo la atención de Zelda nuevamente.-Es diferente al resto de idiotas, ¿sabes? Es tranquilo, siempre respetuoso, trabaja mucho para ayudar a su familia, siempre se ofrece a ayudar al resto… Y no sé, tiene un aura de chico malo o rebelde por lo callado que es más esos piercings que lleva… Que no me preguntes por qué, pero lo hace verse mil veces más atractivo. Además, es muy fuerte aunque no por eso le gusta meterse en peleas.
-Supongo…-murmuró nuevamente Zelda, viendo levemente por la ventana al hyliano. Malon tenía razón en todas esas cosas, pero no era solo eso lo que le gustaba de Link. Esperen… ¿Acababa de admitir que le gustaba Link? No, solo estaba agradecida con él… Sí, era solo eso…
-Pero Link las rechaza siempre.-siguió contando Malon, atrayendo la mirada de Zelda.-No le gusta que lo vean superficialmente y se queden solo con eso… Aunque también es muy difícil de conocerle por dentro, ¿sabes? No se abre mucho con la gente… Yo le conozco de años y sinceramente, jamás me dice qué es lo que le molesta y eso era algo que siempre me molestaba de él.
Zelda escuchaba atentamente lo que Malon decía mientras se dedicaba a preparar los envases, cuando al escuchar lo último que dijo la pelirroja por fin entendió por qué esta era tan hostil con ella. ¡A Malon le gustaba Link! ¿Cómo no pensó en eso antes? Ahora que lo pensaba era bastante obvio. ¿Acaso Link lo sabía? ¿Y si le preguntaba?
-¿A ti Link te…?-preguntó la princesa, aunque inmediatamente Malon la interrumpió.
-Estuvimos saliendo.-respondió casi en un susurro, quedándose cabizbaja también.-Pero… Bueno, al principio estaba muy feliz… Link siempre ha rechazado a cualquier chica que se le declaraba en el instituto pero conmigo fue distinto… Y hemos sido amigos desde siempre, creí que quien mejor lo conocía era yo…-suspiró nuevamente, echándose el cabello hacia atrás mientras pensaba.-Link… Él ha establecido un muro a su alrededor y difícilmente deja a alguien entrar o saber lo que siente, ¿sabes? Y yo… Yo me frustraba porque él jamás me decía nada… Solo le miraba siempre callado, serio, sin abrirse a mí…-Zelda se apenó levemente mientras escuchaba a Malon hablar, sin saber qué decir.-Al final le dije que cortaría con él porque no sentía que me involucraba en su vida… Creí que sería un ultimátum y cambiaría, pero simplemente se fue y no volvió al rancho… Le sigo viendo en el instituto y demás, pero simplemente me ignora… Fui una tonta, no debí presionarle y ahora lo he perdido para siempre.
Zelda miró apenada a la chica, acercándose para poner su mano en el hombro de ella en un intento de brindarle apoyo.
-Bueno… Es verdad que Link es bastante reservado sobre lo que le ocurre…-murmuró la princesa.-Pero no creo que eso signifique que no quiere dejar entrar a la gente, puede que le cueste… Siento que para Link lo más cómodo es estar en silencio y es así como él te demuestra lo importante que eres para él, cuando no es necesario decir nada para decir cómo te sientes…-Malon se quedó sorprendida al escuchar aquello, jamás lo había pensado de esa manera.-No conozco a Link de hace mucho, pero siento que a veces las palabras sobran entre nosotros… Es… No sé, como si no tuviésemos que decir nada para saber cuándo el otro se encuentra mal… Quiero decir, siempre es necesaria la comunicación en una relación, pero también es increíble cuando tampoco se necesita decir mucho para expresárselo a otra persona…
Aquello fue lo último que Malon necesitaba para confirmar su hipótesis, sintiendo su corazón romperse por completo. Link nunca fue para ella, nunca sintió nada parecido con Link y por más que le doliese admitirlo, seguramente Link jamás habría sentido la misma conexión con ella que con Zelda.
-A ti…-murmuró Malon, haciendo que Zelda la mirase.-A ti te gusta Link, ¿no? Puedes decírmelo… Ya te lo dije, a la mayoría de chicas les gusta Link, no me extrañaría si a ti también…-Zelda se sobresaltó al escuchar aquella pregunta, para luego quedarse callada durante unos segundos, sin saber qué responder, en parte también porque no quería lastimar a Malon o algo parecido.-Mira, te voy a ser sincera. Salí con Link casi seis meses y en todo ese tiempo, y en todo el tiempo en el que hemos sido amigos, jamás me ha mirado de la misma forma en la que te mira a ti. Tampoco me protege de la manera en la que te defiende y protege todo el rato. Podría estar tirándome de los pelos con Ilia que él incluso miraría hacia otro lado. ¿Pero a ti? Te digo lo más mínimo y ya está enfadado conmigo.-bufó molesta, haciéndose el cabello hacia atrás mientras miraba a la princesa que estaba levemente incómoda.-Mira, sé desde hace años de su "rincón secreto", el techo de esa habitación en el que se cuela para ver las estrellas… Y lo descubrí porque le seguí, jamás me había invitado ni cuando éramos pareja… ¿Pero a ti? La primera noche aquí y te lleva allí. Además, os vi durmiendo juntos anoche también. ¿Y tienes la cara de negármelo? Te gusta Link. Y créeme, a ese idiota también le gustas.
Zelda se quedó callada con aquella revelación, sin saber qué responder. No iba a negarlo, ya no podía, Link era tan distinto a cualquier otro al que hubiese conocido antes, Malon tenía razón. ¿Otro? Otro seguramente habría intentado propasarse con ella todas las noches que durmieron el uno junto al otro. ¿Y qué hizo Link cuando estuvieron a punto de compartir un colchón? Irse al suelo en señal de respeto. Link parecía conocerla mejor que nadie, salvo Impa claro, y no dudaba ni un segundo en consolarla. Compartían el mismo peso sobre sus hombros así que innegablemente eso los habría unido más. Por no hablar también que sin conocerla, Link la salvó de aquel guardia. Y por si fuera poco se sentía segura y protegida en sus brazos, no necesitaba más, sentía un calor en su pecho al estar a su lado y ayer, aunque ambos lo negasen, estuvieron a punto de besarse. ¿Le gustaba Link? Podría ser, pero tenía tantas cosas en su cabeza que le era difícil aclararse.
-No lo sé…-murmuró Zelda, quedándose cabizbaja.-Puede… Pero tengo tanta cosa en mi cabeza ahora mismo…
Malon simplemente bufó frustrada, frotándose el rostro y mirando a la princesa.
-Mira, deberías aclararte de una vez.-dijo Malon aguantándose las ganas de zarandear a la rubia.-Porque puedes llegar a perderlo y porque créeme que como eso pase, me arrepentiré de haber perdido contra ti. Link no se tomaría todas estas molestias por nadie. Pero tú, tú debes de ser especial para él o algo porque créeme, jamás lo habría visto así.
Zelda no pudo evitar esbozar una leve sonrisa sonrojada al pensar en la idea de que a lo mejor sí era especial para Link, en que a lo mejor este también sentía algo por ella. Pero al final simplemente suspiró, debía concentrarse en su misión de salvar Hyrule junto con Link, además, no creía poder aguantar un corazón roto con todo lo que estaba sucediendo en su vida en esos momentos.
Al día siguiente, Malon y Romani estarían en clases, ya que al parecer Ordón no estaba tan lejos de allí tampoco. Cremia se habría graduado hacía dos años, así que ahora se dedicaba a tiempo completo al rancho. Cremia le pidió ayuda a Link para ir a vender los productos al pueblo, pero Link tuvo que negarse diciendo que nadie de Ordón podía verlo, por lo que Cremia se fue dejando a Link y Zelda al cuidado de la granja. Durante parte de la mañana Link y Zelda estuvieron haciendo sus correspondientes actividades, para luego Link irse al granero a practicar con la espada maestra en un montón de paja, con Zelda detrás suya sentada en otro montón de paja.
-Cada vez se te da mejor luchar con la Espada Maestra…-dijo Zelda, viendo todos los ataques que Link realizaba.
-Pero necesito mejorar.-respondió Link, aún con la mirada puesta en el montón de paja.-Si quiero enfrentarme a Ganondorf, si quiero protegerte a ti y a la gente que quiero, debo practicar…
Zelda miró apenada a su héroe, para así levantarse y colocarse detrás suya, tomando su mano izquierda la cual sujetaba la espalda, haciendo que Link voltease a verla.
-Una espada no tiene poder a no ser que la mano que la empuñe tenga el valor suficiente…-murmuró Zelda, sorprendiendo a Link por esas palabras.-Link, no te ofusques… No nos viene bien toda esta ansiedad si queremos concentrarnos en nuestra misión… Está bien practicar, pero no quiero que ninguno nos agobiemos, ¿sí?
Al escucharla, Link simplemente esbozó una leve sonrisa, tomando de la mano a la princesa. Aunque Zelda tuviese razón, no pararía de tratar de mejorar, todo con tal de protegerla. Daría su vida por ella de ser necesario, daba igual cuántas balas tuviese que soportar de los soldados poseídos. ¿Por qué? No estaba del todo seguro, pero le daba igual. Incluso le daba igual haber nacido si era solo para protegerla, pero lo haría. Porque en ese tiempo, Zelda se habría convertido en una de las pocas razones por las que no mandaba a la mierda todo. Solo quería asegurarse que estuviese siempre bien y de preservar esa sonrisa en el rostro de la chica.
-Está bien…-respondió el hyliano, sin poder evitar acariciar la mano de la princesa encima de los mitones.-¿Qué tal tú? ¿Malon te ha seguido molestando?
Zelda se sorprendió ante aquello, para así negar con una sonrisa y ambos sentarse en el montón de paja.
-La verdad es que creo que nos estamos empezando a llevar mejor…-respondió la princesa, sintiendo cómo entrelazaban sus manos.-Estuvimos hablando toda la tarde, incluso me dijo que fuisteis pareja…
Link se sorprendió ante aquello, tosiendo levemente al haberse atragantado por la sorpresa, para luego desviar el rostro avergonzado y rascarse la nuca por lo mismo.
-¿Y te dijo algo más sobre eso…?
La princesa lo pensó durante un par de segundos, para luego responder negando levemente con la cabeza.
-Que fue ella quien lo quiso dejar, como que no erais compatibles.
Link suspiró al escuchar aquello, frotándose el rostro levemente avergonzado. No le gustaba que la gente supiese sus cosas tan personales, más algo así por lo que se sentía bastante avergonzado.
-Creo que nunca fuimos compatibles, pero no lo quise ver…-murmuró Link levemente cabizbajo.-No sé, es raro… Creí que con Malon sería diferente, la conozco desde hace tantos años… Pero tampoco iba a forzar algo que no podía…
Zelda lo miró apenado, para así voltear a mirarle mejor y poder ver su expresión.
-¿La amabas?
Link suspiró, encogiéndose de hombros y aún desviando la mirada.
-Creo que sí llegué a enamorarme de ella…-rio avergonzado, volteando a ver a Zelda.-Patético, ¿no?
Zelda miró apenada a Link, para así soltarse el cabello y utilizar su coleta para amarrar el cabello del hyliano en una pequeña coleta y poder apreciar mejor su rostro.
-No es patético…-murmuró Zelda, a escasos centímetros del hyliano mientras amarraba su cabello.-Solo no has encontrado a la persona que te complemente y te entienda. No eres el único, yo también me siento así…
Link simplemente miraba con sus mejillas sonrojado a la princesa, sintiendo su corazón ir a mil por hora, quedando a los ojos de la contraria justo cuando esta terminó con su cabello.
-Creo que he encontrado a esa persona…
Y antes de que Zelda pudiese responder, escucharon el camión de Cremia volver por lo que ambos se levantaron rápidamente para ir a esconder la Espada Maestra antes de que la pelirroja la viese.
Siempre repetían la misma rutina. En la mañana, mientras Cremia, Malon y Romani no estaban, Link se dedicaba a practicar con la espada con Zelda observándole, quedándose esta maravillada con los movimientos que este hacía con la espada. Aún le costaba creer que Link jamás habría usado una antes, o incluso practicado esgrima o un deporte similar. ¿Sería acaso eso un poder del alma del héroe que habitaba en su interior? Al llegar Cremia, ambos corrían a esconder la Espada Maestra, para luego ponerse a hacer sus quehaceres. Sin querer, Zelda cada vez que podía se distraía mirando a Link trabajar en la granja sin camiseta. No importaba cuántas veces le miraba, Link era el chico más atractivo que habría visto. Bueno, también era verdad que los que habría en su colegio privado donde solo iba la élite de la ciudadela eran todos o poco agraciados o idiotas, pero Link lo tenía todo. Además, sin quererlo cada día se hacían más cercanos. Ahora no pedía permiso para dormir con el contrario si quiera, este ya estaría esperándola en su cama para así dormir juntos, a pesar de que fuese una cama individual y durmiesen apretujados, o mejor dicho abrazados el uno al otro. Una vez apagaban las luces, charlaban casi durante horas, abriendo su corazón al contrario soltando conversaciones profundas sobre su vida. Zelda le habría contado a Link sobre la muerte de su madre, lo mucho que cambió su padre cuando apareció Cya en su vida, cómo estaba llevando la muerte de su padre con todo lo ocurrido… Y Link hizo lo mismo, contándole cómo fue ver a su madre enferma y luego morir, su padre morir y haber recibido sólo un ataúd con la bandera del reino encima y quedarse él con la responsabilidad de cuidar de su hermana y hacer que esta nunca se sintiese sola o triste por no tener a sus padres.
Después de comer y descansar, Zelda estaría lavando los platos sucios del almuerzo con ayuda de Romani, riendo dulcemente al escuchar todas las historias de la niña en lo que hizo aquel día en clases. Mientras, Link estaría dándole de comer a los caballos y acariciando estos, siempre le habrían gustado los caballos e incluso Malon le habría enseñado a montar y hasta a saltar obstáculos, para luego escuchar unos pasos entrando al establo y suspirar él al ver a cierta pelirroja acercándose a él.
-¿Qué pasa ahora?-preguntó suspirando, a la vez que cogía una pala para limpiar el establo.
Malon rodó los ojos al escucharle, para así sentarse en un banco que habría y mirarle.
-¿Desde cuándo te gustan las rubias pijas?-preguntó la pelirroja, escuchando luego un suspiro por parte de Link.
-¿Se puede saber a qué te refieres?
-A Zelda, obviamente.-respondió la pelirroja, cruzándose de brazos mientras lo miraba serio.-Estás distinto, no sé… Mira, sé que lo dejamos y todo eso, pero te conozco desde que tenemos tres años… Y aunque no estemos saliendo, siempre me preocuparé por ti, tonto…-al decir aquello Malon, Link relajó su semblante, dejando la pala a un lado y mirándola.-¿Por qué haces esto por ella? ¿Por qué te sacrificas tanto por una niñata que no conoces? ¿Y por qué te gusta ella…?
Link simplemente suspiró, llevándose sus manos a los bolsillos y quedándose cabizbajo. No sabía qué responder. Desde que conoció a Zelda, algo se apoderó de él. Un deseo de protegerla a toda costa. A lo mejor era su supuesta "alma del héroe", pero fuese lo que fuese no se arrepentía de nada, lo haría una y otra vez, sobre todo para poder ver la sonrisa de la princesa una vez más.
-Cuando conocí a Zelda…-murmuró Link, atrayendo la atención de Malon.-Ella estaba llorando, en un callejón, temblando del miedo… Y no sé, algo en mí dijo que no podía dejarla así, que debía ayudarla… Y desde que la conozco, en mí solo hay algo que me dice "hazlo".-negó a la vez que soltaba una pequeña risa, esbozando una sonrisa que Malon juraba que era de un idiota enamorado.-Es totalmente diferente a lo que imaginé que sería… Es inteligente, pero a la vez tiene miedo… Es muy madura, pero no duda en mostrar sus sentimientos, al menos con las personas que ella siente que son cercanas… Además, siempre creí que la gente como ella me miraría de menos por no tener el mismo nivel económico, algo así como Groose se burla de mí…-suspiró levemente, echándose el cabello hacia atrás debido a que se le estaba pegando este con el sudor en la frente.-Pero ella no es así… Es diferente, ¿sabes? Además, no te lo voy a negar, es guapísima, no le llego a los talones… Y tiene una voz preciosa…
Malon rodó a los ojos, tirándole en la cara un poco de paja para así callarlo.
-Ya, ya, Romeo.-dijo la pelirroja levemente enfadada.-Tampoco necesito escuchar cómo babeas por ella.-Link simplemente rio avergonzado, pidiendo perdón, para así sentarse a su lado.-¿Así que ella te gusta de verdad?-Link lo pensó durante un par de segundos al escucharla, para luego asentir levemente cabizbajo, suspirando y luego echando la cabeza hacia atrás y frotarse el rostro frustrado.-¿Entonces? No seas idiota, díselo.
-No es tan fácil…-murmuró levemente cabizbajo.-Hay muchas cosas en nuestras cabezas ahora mismo… Ni si quiera sé si ella siente lo mismo por mí… Creo que prefiero dejar las cosas como están ahora…-Malon bufó molesta, para luego darle una colleja en la nuca al hyliano, haciendo que este se quejase y la mirase con el ceño fruncido.-¿¡Y eso por qué ha sido ahora?!
-¡Porque los hombres sois unos idiotas!-gritó Malon exasperada, levantándose del banco y saliendo de allí.-¡Hombre tenías que ser!
Al final habrían pasado cinco días en el rancho Lon Lon. Zelda ya se encontraba mucho mejor, ya que estaría más descansada y habría comido mejor. Tenía mucho mejor aspecto, más energía y Link creía que tal vez el haber ayudado en la granja le habría ayudado a la leve depresión que tenía la princesa por no haber podido despertar su poder en la fuente del valor.
Link habría salido ya del baño después darse una ducha, secándose el pelo levemente con una toalla mientras caminaba hacia su habitación. Sin embargo, al llegar se sorprendió al no ver a la princesa ya allí, aunque al ver la ventana abierta suspiró esbozando una sonrisa sabiendo dónde se encontraba esta. Salió por la ventana, para así subir hacia el techo con ayuda de la vieja escalera, encontrándose a la princesa sentada observando las estrellas y la luna. No pudo evitar quedarse embobado viéndola durante unos segundos. Su cabello se movía con la leve brisa que soplaba, sus ojos y su pálida piel brillaban bajo la luz de la luna. Era hermosa. Realmente a sus ojos, la princesa Zelda era una Diosa, y él nunca le llegaría a los talones a aquella chica, jamás.
Iba a bajar otra vez a la habitación, pero en eso la escalera rechinó, llamando la atención de la rubia quien al ver al hyliano simplemente esbozó una dulce sonrisa.
-¿No vienes a hacerme compañía?-preguntó la princesa, sonriendo. Y Link, como buen caballero que era, acató las órdenes de la princesa para así acabar por subir y sentarse a su lado. Zelda sonrió esta vez complacida, para así recostarse en su hombro mirando las estrellas.-Estaba mirándolas una última vez…-comentó la rubia, mirando aún el cielo.-Cuando vuelva a la ciudadela no podré volver a verlas así… Será una pena…
Link simplemente miró de reojo el rostro apenado de la princesa, para así colocar su mano encima de la de la chica, sintiendo ambos su corazón palpitar por aquel simple roce.
-Iré a buscarte siempre que quieras.-dijo Link sin dudar, sorprendiendo a la princesa quien se separó para contemplar mejor su rostro.-Me da igual dónde estés… Iré a buscarte al castillo o donde sea y te traeré para que puedas ver las estrellas todas las veces que quieras…
Zelda sentía su corazón palpitar fuertemente, casi y juraba que se podría escuchar el sonido de este saliendo de su pecho. Miraba a Link a los ojos, esos profundos ojos azules que le recordaban a un lobo, esperando encontrar algún signo de que lo decía de broma o algo, pero Link hablaba totalmente en serio, haciendo que Zelda no supiese cómo reaccionar por un segundo.
-¿Siempre vendrás a por mí…?-preguntó la princesa en un hilo de voz, mirando aún a los ojos al hyliano, aunque el cabello de este empezaba a ocultar un poco su rostro.
-Siempre.-volvió a confirmar el hyliano sin dudarlo.-Zelda… No sé… Yo…-empezó a balbucear Link, suspirando intentando buscar las palabras correctas, quedándose luego cabizbajo debido a la vergüenza.-No quiero que solo seamos un recuerdo cuando esto acabe, ¿entiendes?-preguntó, pero no recibió respuesta alguna de la princesa.-No quiero perderte de mi vida… Te has convertido en una persona muy importante para mí…
Zelda no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa enternecida, más aún al notar la vergüenza de Link debajo de sus mechones rubios. Se desató el cabello, dejando su coleta azul en su mano, para luego acercarse al contrario, sentándose en el tejado de cuclillas y con sus dos manos intentar hacerle una coleta, centrada en su cabello mientras el contrario alzaba la mirada sorprendido por aquel gesto.
-Yo tampoco quiero perderte de mi vida, Link…-susurró la princesa, sintiendo los rubios mechones del contrario entre sus dedos. Estaba empezando a cogerle el gustillo de jugar con el cabello del contrario.
Una vez terminó de hacerle la coleta al mayor, bajó lentamente sus manos desde la cabeza del rubio hasta los hombros de este, deteniéndose en estos y bajando la mirada, encontrándose con la profunda mirada azul del contrario. Era como si el tiempo se hubiese detenido entre ambos, solo sabiendo que este seguía debido a que la fría brisa de la noche seguía soplando alrededor de ellos. Link no supo en qué momento cogió todo aquel valor, pero elevó su mano hasta la mejilla de la princesa. Era distinto a las veces anteriores que habría hecho el mismo gesto pero para consolarla, aquí estaría acariciando dulcemente con la yema de su pulgar la suave y pálida mejilla de la princesa, disfrutando del tacto de esta. Zelda habría entrecerrado levemente los ojos, por lo que Link bajó unos centímetros su mano hasta que estaría tomando a la princesa del mentón con esta. Cerró los ojos y poco a poco la poca distancia que los separaba empezó a desaparecer, hasta que sintió sus labios unirse con los de la princesa de Hyrule. Era una sensación indescriptible. Los labios de la princesa eran dulces y aunque fuese un beso levemente torpe por parte de esta, los labios de ambos encajaban perfectamente y se movían a un lento y dulce compás. Zelda rodeó la nuca del contrario con sus brazos, mientras que Link rodeaba la cintura de la chica con su mano, atrayéndola más a él e incluso llegando Zelda a soltar un gemido sorprendida ante aquello. Era un beso mágico, bajo la luz de la luna y de las estrellas, solo ellos dos, acompañados del viento rodeándoles… Incluso sintieron cómo ambas marcas empezaban a brillar más que nunca, pero tampoco les importó ya que estaban absortos en aquel maravilloso y deseado beso. Al hacerse presente la falta de aire, ambos se separaron poco a poco, aún sin creerse lo que acababa de suceder, para así mirarse a los ojos con una expresión confusa, sorprendida pero sobre todo con algo de temor a qué decir luego.
Link carraspeó levemente, desviando la mirada avergonzado, deseando por un momento que la tierra lo tragase. ¿Pero qué habría hecho? Seguramente acababa de destrozar su amistad con la princesa y todo se haría muy incómodo entre ellos. Además… ¿¡Acaso se podía besar a la princesa de Hyrule?! Estaba seguro de que habría una ley o algo en contra de eso… Zelda simplemente esbozó una sonrisa enternecida, tomándole de la mano y atrayendo así la mirada de Link, aún avergonzado por lo ocurrido.
-¿Y si te pido que te quedes a mi lado?-preguntó la princesa, sorprendiendo a Link por aquella pregunta.-¿Te quedarías a mi lado aún después de que esto termine?
-Siempre.-respondió Link, volviendo a elevar su mano, esta vez hasta la nuca de la princesa para así acercarla lo suficientemente a él, llegando a casi rozar sus labios.-Todo lo que mi princesa me pida…-Zelda sonrió ante aquella respuesta, para así sentir nuevamente los labios de Link posarse sobre los suyos.
Esa noche, la Trifuerza del valor y la Trifuerza de la Sabiduría, empezaron a vibrar juntas en las manos de sus respectivos portadores.
A pesar de que pudo haber sido levemente incómodo al principio, Link y Zelda continuaron con su rutina de dormir juntos debido a las pesadillas de la princesa. Sin embargo, dejó de ser incómodo al instante en el que se acurrucaron el uno junto al otro, puesto que ahora Link se sentía con la libertad de poder abrazar a la princesa por la cintura mientras dormían y Zelda de abrazar el pecho de Link mientras dormía. Por más que les diese vergüenza, tuvieron que hablar de lo sucedido. No hablaron exactamente de desde hace cuánto tenían esos sentimientos, pero sí qué deberían hacer con ellos. Al final, Zelda prefirió ir despacio, puesto que era su primera relación y además sentía que era mucha presión considerando cómo estaban las cosas con el reino. Link aceptó con una sonrisa, él solo era feliz de poder estar con Zelda y prometió respetarla siempre y apoyarla, tal y como venía haciéndolo desde que se conocieron. Y Zelda también confiaba en él y creía en su palabra. Link jamás le había demostrado lo contrario, nunca se propasó con ella antes y además no creía que lo iba a hacer ahora que estaban empezando a salir. Con Link se sentía segura y ese sentimiento solo se hacía aún mayor con el paso de los días.
Por el trabajo realizado en el rancho, Cremia les habría dado a cada uno un total de trescientas rupias. Al principio Link quiso rechazarlas, diciendo que era más de lo que le habrían pagado anteriormente en las veces que habría trabajado para el rancho, pero Cremia lo obligó a aceptarlos alegando que necesitaban el dinero más que ellas y más si seguían pensando en esconderse de aquella manera. Zelda estaba realmente agradecida con Cremia, Malon e incluso Romani. Una vez todo aquello acabase y las cosas volviesen a la normalidad, prometía agradecer a todas las personas que les ayudaron en su odisea. Cremia y Romani se habrían despedido ya de ambos con un abrazo, quedando solo Malon quien estaba de brazos cruzados. Se acercó a Link para abrazarlo, a pesar de que para ambos fue un poco incómodo al principio, aunque luego se calmaron, después de todo seguían siendo buenos amigos.
-Cuídate, idiota.-dijo Malon mientras se separaba del abrazo, esbozando ambos una leve sonrisa.
-Gracias por todo…-murmuró Link, a la vez que tomaba a Zelda de la mano, gesto que no pasó por alto por ninguna de las pelirrojas.-Si llegas a ver a mis abuelos… Diles que estoy bien. Les dejé una nota en su tienda, pero si les dices tú sabrán que es verdad… No les digas nada más, solo eso…-Malon asintió levemente, para luego ver a Zelda y suspirar, abrazándola igual con una sonrisa.
-Y cuídate tú también, Zelda…-murmuró, sorprendiendo a la rubia.-Y también cuida de este idiota, ¿sí?
Zelda no pudo evitar soltar una dulce risa al escuchar aquel apodo, más aún al ver a Link bufar al escucharlo. Simplemente asintió con una sonrisa, entrelazando su mano con la del rubio.
-Prometo cuidarlo bien…-dijo la princesa sonriendo.-Gracias por todo, de verdad…
Una vez salieron, al estar ya lejos de las miradas de ambas pelirrojas, Zelda se dedicó a invocar la moto hyliana para así empezar su travesía. Ambos se sentaron en la moto con ambas mochilas, para luego Link sacar de una de esta un mapa de carretera, sorprendiendo a Zelda.
-Me lo dio Cremia.-respondió ante la mirada de la princesa.-Nos vendrá bien, sobre todo porque no podemos utilizar GPS y no sé llegar a Kakariko o a ningún otro sitio.
Zelda simplemente asintió con una sonrisa, para así acercarse a Link y plantar un beso en su mejilla antes de ponerse el casco.
-Me gusta que pienses en todo.-dijo Zelda con una sonrisa, a lo que el rubio sonrió igual. Después de eso, Link guardó el mapa y se colocó también su casco, para así empezar a conducir por la carretera nacional hasta Kakariko.
Estuvieron conduciendo durante cuatro horas aproximadamente, aunque a las dos horas y media de trayecto decidieron parar en una estación de servicio para descansar y comprobar el mapa para asegurarse que iban en la dirección correcta.
Una vez llegaron a Kakariko, hicieron desaparecer la moto hyliana y continuaron con el trayecto a pie. Kakariko ahora era una ciudad modesta pero importante y aunque en el pasado fue hogar de los sheikahs, estos ahora eran una tribu casi al borde de la extinción, o eso se creía. Se decía que los sheikahs restantes vivían en las montañas de Kakariko, alejado del resto de la población para así vivir en paz y que sus templos no fuesen profanados por los curiosos. De igual manera era común ver a los sheikahs conviviendo con el resto de la ciudad, aunque era prohibido pisar su tierra sagrada.
Link y Zelda iban caminados de la mano, fingiendo ser una joven pareja de viaje y preguntando cómo podían acercarse hasta las ruinas sheikahs. Les explicaron de un camino que estos usaban para ir a la ciudad, pero que era prohibido que no sheikahs utilizasen ese mismo camino para subir. Igualmente dieron las gracias y esperaron a que anocheciese para así ir por este, esperando no ser vistos por ningún entrometido.
Una vez oscureció, ambos emprendieron el camino. Por suerte, este estaba iluminado por farolillos así que no se les resultó tan horrible como el bosque, aunque ir montaña arriba les cansaba bastante y Zelda tuvo que pararse varias veces a descansar. Una vez llegaron, se encontraron con un enorme templo de estilo sheikah, de grandes tejados triangulares y con el emblema de los sheikahs, un ojo sangrando, en medio de este. Las puertas de piedra estaban cerradas a cal y canto, pero iluminándose por la piedra sheikah lograron ver una inscripción con el emblema de la familia real, es decir la Trifuerza, en este por lo que Zelda se detuvo frente a esta para cantarla.
-Sky turns red Princess, go to bed, close your eyes and sleep, dream ahead/Hear me sing, hear my voice within, lay your head to rest/Dream all your fears away, dream of a better day, please, dream of better distant times.
Como por arte de magia, las puertas se abrieron, sorprendiéndose ambos hylianos. Link tomó a Zelda de la mano, caminando solo unos pasos delante de ella por protección, hasta acabar encontrándose con una persona de baja estatura en medio del patio central del templo.
-Os estábamos esperando, princesa.-dijo la voz, acercándose cada vez más y más.-Y a ti también, héroe elegido.
Zelda apretó la mano de Link algo insegura, pero este simplemente la entrelazó con la suya dando a entender que todo iría bien, calmándose la princesa y hablando luego.
-¿Quién eres? ¿Cómo sabes que vendríamos?
Por fin, después de lo que pareció un rato, la figura misteriosa salió de las sombras hasta la luz, dejándose ver que no se trataba de nada más que de una anciana de cabello blanco amarrado en una especie de palillos.
-Soy Impaz.-respondió la anciana mirando a ambos jóvenes.-Anciana de la tribu sheikah, tribu que fue encomendada en su momento en la misión de proteger a la familia real de Hyrule y en la misión de guiar a la reencarnación de la Diosa y al héroe elegido por la mismísima diosa Hylia.-aquello sorprendió a ambos rubios, por lo que la anciana rio levemente al ver las caras de ambos para luego dar media vuelta y hacer un ademán con la mano para que les siguiese hasta el interior del templo.-Seguidme, muchachos. Hay mucho de lo que hablar ahora que estáis aquí.
Sin pensárselo dos veces, la princesa y el héroe elegido tomaron sus mochilas, para así seguir a la anciana hasta el interior del templo, esperando por fin que sus preguntas tuviesen respuestas y poder ser guiados con más claridad en su siguiente misión.
Comentarios Finales: Créditos a Game4ce en Youtube por la letra de "Zelda's Lullaby".
