Capítulo: XIII
Link no se equivocó, la región Zora estaba bastante lejos y parte del camino había que hacerlo a pie. Sin embargo, había un pequeño problema que ninguno pareció prevenir, también por el hecho de que no habrían visto las noticias en todo ese tiempo, y es que era que la Región Zora estaba completamente helada. Realmente tampoco debería sorprenderles un poco de nieve en algunas regiones de Hyrule considerando que estarían en invierno, pero había un minúsculo problema, y es que era que jamás habría nieve en la región Zora. No se trataba solo porque la Región Zora estuviese cerca del mar y debido a eso la temperatura era más cálida, si no porque el frío es casi mortal para los zoras, mucho más incluso agua congelada. Los zoras no podían nadar en agua congelada, menos vivir en esta, así que cuando sus antepasados se establecieron en aquella zona, se aseguraron de que fuese una zona con una temperatura más o menos similar durante todo el año. Por esa misma razón, a medida que iban río Zora arriba, sintiendo cada vez el aire más frío calar hasta sus huesos, se quedaron atónitos al ver nieve en el camino y el río prácticamente congelado.
-No entiendo…-murmuraba Zelda bajándose de la moto y viendo la nieve a sus pies.-Esto es imposible… Jamás ha habido nieve aquí…
Link habría sacado la tableta sheikah junto con el mapa de carretera, sentándose en la nieve sin poder evitar tiritar levemente, solo habría visto la nieve una vez, hace más de diez años, una vez que fue junto con sus padres al Monte Lanayru a esquiar. Honestamente no recordaba mucho de ese viaje, aunque en ese momento juraba recordar lo mucho que odiaba el frío. Estaría mirando ambos mapas, buscando una ciudad cercana, suspirando levemente al ver una no tan lejos en el mapa, aunque seguramente les tomaría casi todo el día en llegar hasta allí.
-No podemos avanzar.-dijo Link atrayendo la atención de la princesa, levantándose del suelo y acercándose a ella.-Hay mucha nieve en la carretera, la moto necesita cadenas… Tenemos que ir a algún taller o algo.
Zelda simplemente asintió. Debían salir de allí cuanto antes, incluso para comprar ropa apropiada para el clima. Ambos se estaban congelando a pesar de tener puestas sus sudaderas. Link incluso podía jurar que los labios de Zelda se estaban poniendo morados, aunque no iba a negar que verla con la nariz levemente roja del frío era ciertamente adorable. No tardaron en subirse en la moto y con cuidado Link empezó a conducir montaña abajo en dirección a la aldea Hatelia. No tenía ningún tipo de experiencia conduciendo en la nieve y era bastante peligroso de por sí, incluso en algunos momentos sentía cómo perdía levemente el control de esta misma. No podía tener a Zelda allí montada, era muy peligroso. Tal y como predijo, tardaron casi todo el día en llegar a Hatelia, una ciudad ubicada en la región de Necluda junto a Lanayru, la cual estaba tan llena de nieve como la región Zora. A medida que avanzaban, podían ver a la gente tratando de sacar la nieve con palas de sus casas o negocios, al igual que trataban de quitar la nieve encima de los techos de sus casas puesto que corrían el riesgo de que estos se derrumbasen. Zelda miraba aquello sorprendida. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué estaban las regiones de Lanayru y Necluda, una región que gozaba normalmente de un clima agradable, congelada? Link conducía lentamente, mirando hacia ambos lados tratando de encontrar un taller, hasta que finalmente encontró un cartel en el que se podía leer "Taller de Gorman". Suspiró aliviado, para así bajarse junto con Zelda y entrar al taller empujando la moto.
El taller era pequeño, pero no parecía haber nadie. Zelda se sentó junto con las mochilas en unas sillas que habría cerca de una pequeña oficina. Link suspiró, para después mirar hacia todos lados buscando a alguien que trabajase allí.
-¿Hola?
Justo en eso dejó de escuchar el ruido de un soplete, mirando cómo unos dos autos más adelante, salía alguien apoyado en un patinete para skate de debajo del auto. Esa persona se levantó, dejando ver que era una chica. Llevaba su cabello negro recogido en un coletas, a la vez que llevaba puesto un mono para trabajar de color marrón. Se levantó el casco con víscera protector, dejando ver su rostro el cual era completamente serio.
-¿Es que no sabes leer?-preguntó la chica mientras se cruzaba de brazos y le miraba.-Está cerrado.
Link se giró, notando que en efecto habría un letrero que decía "abierto", por lo que supuso que el lado contrario que estaba dando hacia la puerta pondría "cerrado". Link suspiró, estaba tan agotado y desesperado que ni si quiera lo notó.
-No lo vi al entrar.-respondió Link volviendo a ver a la chica quien seguiría con el mismo rostro.-Solo necesito unas cadenas para las ruedas de mi moto, después de eso me iré.
La chica frunció el ceño, pero simplemente suspiró para así agacharse y observar la moto mejor. Era raro, siempre se jactaba de reconocer inmediatamente cualquier modelo ya fuese de auto o moto, pero en aquel caso no reconocía aquel modelo. Era de un color negro con raras luces azules y naranjas, sin contar que tendría forma de… ¿Caballo? ¿Unicornio incluso? Trató de buscar su número de serie o incluso la placa con el nombre de la marca, pero no logró encontrar nada de eso. Para el colmo, ni si quiera tendría matrícula de circulación. ¿Qué clase de moto estaba conduciendo aquel chico? Mientras más miraba la moto, más podía notar la tranquila mirada del chico tornarse levemente nerviosa. No lograba entender nada. Y de solo ver esa moto incumplía varias normativas de circulación.
-Es la moto más rara que he visto.-dijo la chica mientras se levantaba y miraba al hyliano.-¿Acaso la hiciste con partes extras o algo?-no recibió respuesta de Link, a lo que simplemente suspiró.-La verdad es impresionante, no te lo voy a negar.-se quitó sus guantes de trabajo, dejándolos en una mesa para volver a cruzarse de brazos.-Pero lo siento, aunque quisiera ayudarte no puedo.
-¿Cómo?-preguntó Link entre atónito y molesto.-Mira si es por el dinero eso no importa, tengo suficiente y de sobra.
La mecánica simplemente rodó los ojos, aguantándose las ganas de pegarle al chico. ¿Acaso estaba viviendo debajo de una roca?
-No es por el dinero.-respondió en un suspiro.-No hay cadenas, se han agotado en toda Necluda y Lanayru, tanto para auto como para moto desde que empezó esta nevada.-aquello hizo que Link se sorprendiese, estaban bastante jodidos, iba a preguntar que cuándo habría cadenas nuevamente pero la chica se le volvió a adelantar.-Y tampoco sé cuándo habrá un cargamento nuevo, por si no te has enterado desde que bloquearon las fronteras, todos los cargamentos se han parado hasta nuevo aviso.
Fue justo en ese momento que Zelda decidió inmiscuirse en la mini discusión que Link estaría teniendo con la mecánica, atónita al escuchar aquella noticia. ¿Hyrule habría bloqueado sus fronteras? ¿Cuándo habría pasado eso? ¿Acaso fue obra de Ganondorf o fue algo decidido entre los demás países? Sentía que le estaba dando un ataque de ansiedad, era como si empezase a hiperventilar y su pecho doliese a la vez que el resto de su cuerpo temblaba. ¿Qué estaba pasando con su reino? Rápidamente se levantó de la silla, para ir con Link y la mecánica, momento en el que esta última notó la presencia de la rubia.
-¿Puedes repetir lo que has dicho?-preguntó Zelda tratando de mantener un poco la calma, aunque Link podía notar que su novia estaba al borde de un colapso mental.-¿Hyrule ha bloqueado sus fronteras?
La mecánica simplemente asintió confusa. ¿Es que acaso esos dos no habrían visto las noticias? Era de lo único de lo que hablaba todo el mundo, el rey Ganondorf Dragmire habría cerrado las fronteras con el resto de los países. Link por otro lado, ayudó a Zelda a sentarse en una silla cercana y trató de ayudarla a respirar mientras se ponía de rodillas frente suya para quedar a su altura y hablaba con ella en una voz suave y tranquilizadora. Fue en ese momento que la mecánica por fin entendió lo que estaba pasando, viendo por primera vez las mochilas que estarían cerca de ambos rubios, que parecían no llevar más que lo puesto, el agobio de la chica por las fronteras bloqueadas. ¿A lo mejor pretendían huir del país? Seguramente que aquella nevada les habría pillado de la nada, como a todo el mundo a decir verdad, puesto que ni si quiera llevaban ropa apropiada para el clima. Y además, que quién sabe hacía cuanto estaban huyendo por lo cual no se habrían enterado de la noticia, y más aún si no llevaban sus teléfonos encima para que no les localizasen mediante el GPS. Aquello ablandó su corazón, no podía dejarlos así, se habría hecho una promesa a sí misma después de su propia experiencia. Suspiró, para así agacharse también al lado del rubio y atrayendo las miradas de estos dos.
-Soy Ashei…-dijo la mecánica por fin.-Seguro que os estáis muriendo del frío y todo eso… Vivo a un par de calles y tengo una habitación libre… Podéis pasar la noche, daros una ducha, comer algo… Y ya en la mañana con más calma podéis pensar en qué podéis hacer… Podéis dejar la moto aquí incluso, no pasa nada…
Link y Zelda se miraron durante un par de segundos, al principio levemente inseguros, pero simplemente asintieron para luego levantarse Link y ayudar a Zelda a levantarse y luego tomar las mochilas que estarían en el suelo. No iban a negarlo, estaban agotados y necesitaban pensar con claridad qué hacer de ahora en adelante. Salieron del taller, con Zelda temblando levemente del frío y soplando sus manos que estarían congeladas. Link notó aquello, para así tomar las manos de la princesa y soplarlas por ella, depositando luego un leve beso en el dorso de una, cosa que hizo que la princesa sonriese enternecida y se calmase un poco. Ashei no tardó en salir después de haber cerrado todo el taller y puesto la alarma en este, para así empezar a caminar por las calles llenas de nieve de Hatelia y hacerle una señal a ambos rubios para que la siguiesen.
-¿Cómo os llamáis?-preguntó Ashei, volteando a verlos levemente.-Ya que os vais a quedar en mi casa, es lo mínimo que debería preguntaros.
-Soy Zelda…-respondió la princesa en un murmuro, caminando detrás de la mecánica y tomada de la mano de Link.-Y él es Link…
Ashei no dijo nada más, simplemente asintiendo, para luego detenerse frente un viejo edificio. Al llegar, primero abrió la puerta del portal del edificio con un poco de dificultad y luego subieron dos pisos hasta llegar frente a otra puerta de madera más pequeña. Ashei la abrió, luego encendiendo la luz y dejando ver un piso que aunque pequeño, era bastante amplio. Tendría un balcón con varias plantas, un sofá grande con una televisión de plasma también de varias pulgadas. La cocina era abierta con el salón, con todos los apartados de color negro contrastando con las paredes del apartamento de color burdeos. Habría otro largo pasillo que Link supuso que daban a las habitaciones y baño, pero no quiso preguntar por el momento. La decoración era simple, con algunas decoraciones relacionadas a autos y poco más. A primera vista a Zelda no le parecía la típica casa de una chica, pero la verdad estaba bastante limpia y organizada así que le gustaba. Ashei se volvió a adelantar un poco, abriendo la primera puerta que se encontraba en el pasillo y encendiendo la luz. Era una habitación pequeña, con una cama, armario y una mesita de noche, pero para Link y Zelda era más que suficiente, mucho mejor que haber dormido en una cueva en la Montaña de la Muerte.
-Solo tengo una cama.-dijo Ashei mientras ambos rubios dejaban las mochilas en el suelo.-Pero si queréis puedo poner unas mantas en el suelo o algo…
-No, así está bien.-dijo Zelda esbozando una cansada sonrisa.-Gracias por todo, Ashei…
Ashei simplemente asintió, saliendo de la habitación y dejándoles un rato a solas. Zelda suspiró, estaba agotada aunque al menos ya no tendría frío. Link por otro lado miraba por la ventana, asegurándose de que el sitio fuese seguro, para después cerrar la persiana y sentarse junto con Zelda en la cama tomándola de la mano nuevamente aunque esta vez acariciándosela.
-¿Cómo te encuentras?-preguntó el hyliano acercándose a su novia y con una mano apartando un mechón de su rostro hacia detrás de su oreja.-¿Mejor?
Zelda simplemente se encogió de hombros, quedándose levemente cabizbaja. No sabía qué responder exactamente. Se sentía impotente, por no poder hacer nada por su reino, también se sentía colérica, puesto que Ganondorf no paraba de llevar Hyrule a la ruina para quién sabe qué propósito. Pero sobre todo, se sentía inútil, inútil de no poder ayudar a nadie y sobre todo por no poder despertar su poder sagrado.
-Solo quiero que esto acabe ya…-murmuró Zelda, sintiendo cómo su novio ahora acariciaba su mejilla.-Quiero que Ganondorf desaparezca de nuestras vidas… Que Hyrule esté a salvo…-suspiró nuevamente, tratando de aguantar las lágrimas que amenazaban por salir de sus ojos.-Pero parece que a medida que avanzamos, peor está Hyrule… No puedo más…
Link simplemente miró apenado a su novia, para así abrazarla y estrecharla en sus brazos. Una vez Zelda estuvo entre los brazos de su novio y con su rostro en su pecho, no pudo evitar echarse a llorar, sacando fuera todos esos sentimientos, toda esa ansiedad que llevaba encima. Link no decía nada, simplemente acariciaba su espalda y cabeza. Siempre sabía lo que Zelda necesitaba y en ese momento, sabía que Zelda solo quería desahogarse y llorar. Estuvieron así durante un buen rato, hasta que por fin Zelda se calmó. Link limpió las lágrimas de sus ojos y después de depositar un suave y lento beso en los labios de la princesa, ambos salieron de la habitación para así encontrarse a Ashei junto otro chico, pelirrojo y con lentes, que parecía ser totalmente distinto a como era Ashei.
-Este es Shad.-dijo Ashei mientras señalaba al pelirrojo.-Mi novio, también vive aquí a veces.
Zelda dijo un pequeño y tímido "hola", mientras que Link simplemente movió la mano al ser de pocas palabras. Se acercaron a la isla de la cocina, para así sentarse en dos altos taburetes negros mientras que los dueños de la casa estaban al lado contrario. Habría un silencio levemente incómodo, así que Shad decidió romper el silencio.
-Ashei dice que estáis escapando, ¿no?-preguntó Shad mientras sacaba cuatro botellines de cerveza de la nevera, dándole una a cada uno aunque Zelda la rechazó amablemente, abriendo las tres restantes y dándoselas a Link y a Ashei.-¿De qué huis?
-Shad…-dijo Ashei, regañando a su novio. Ella entendía aquella situación y sabía que era una pregunta algo incómoda de responder.
-Sí estamos escapando.-respondió Link después de darle un trago a su cerveza.-No hemos hecho nada malo si es lo que estás pensando, no estamos escapando de la policía ni nada de eso.-dijo al ver la mirada inquisidora de Shad, aunque con aquella respuesta el pelirrojo se calmó levemente.-Hay gente que nos persigue y por eso estamos escapando.-estaría contando el mismo relato que Zelda le habría contado a Romani y Cremia, ya que era la historia que habrían acordado explicar cuando les preguntasen.-Venimos desde Onaona, estamos intentando salir del país por Akkala pero está nevando y mi moto no tiene cadenas.
Ante aquella respuesta Shad se calmó levemente, mirando de reojo cómo Ashei estaría mirándole con el ceño fruncido y cruzada de brazos. A decir verdad no entendía por qué Ashei ayudaba siempre a gente que estaría escapando, era siempre lo mismo, hacía un mes fue una adolescente que estaba huyendo de los servicios sociales y semanas antes otro que huía de su familia. Sabía que ella tenía sus razones, por más que nunca se las explicase, pero siempre apoyaría en sus decisiones.
-Lo siento…-murmuró Shad ya más calmado y relajándose un poco el ambiente.-Es solo que me preocupo por Ashei.
-No necesito que te preocupes por mí.-dijo Ashei aún cruzada de brazos.-Soy una mujer fuerte, no necesito que me cuides como si fuera indefensa.-suspiró ya calmándose, para así voltear a ver a Link y a Zelda.-Lo siento por eso, ¿sí? Tranquilos, no le diremos a nadie que estáis aquí ni nada… Entiendo que es una situación incómoda, solo quiero ayudar como pueda.
Zelda simplemente esbozó una sonrisa, escuchando cómo tocaban el timbre. Shad se encaminó hacia la puerta, quedando ambos rubios con la mecánica nuevamente.
-Tu apartamento es muy bonito.-dijo Zelda mirando levemente el salón.-¿Vives aquí con Shad?
-A veces.-respondió Ashei encogiéndose de hombros y luego dándole otro trago a su cerveza.-Es mío realmente, aunque solo lo alquilo. La verdad es que tuve suerte, el alquiler no es tan caro, aunque normalmente tengo un compañero de piso para compartir gastos aunque mi última compañera se fue hace poco porque decidió dejar la carrera… Shad solo se queda a veces a dormir, pero vive con sus padres en verdad.
-Se nota que se preocupa por ti.-dijo Zelda atrayendo la mirada de Ashei quien seguía bebiendo su botellín.-Digo, con lo de antes… No tienes que preocuparte de eso, se nota que lo hace porque te quiere y se preocupa… ¿Cómo os conocisteis?
-El taller donde trabajo es de su padre.-respondió Ashei tirando el botellín vacío en la basura.-Shad en verdad estudia historia y arqueología en la universidad, se gradúa este año y está trabajando en sus tesis.
En eso Shad volvió, con dos cajas de pizza y las puso en la isla de la cocina para así Ashei y él agarrar unas rebanadas primero y luego Link y Zelda. Al menos a partir de ahí el ambiente no fue tan incómodo y empezaron a hablar amenamente. Ashei les dijo que llevaba viviendo allí ya hace dos años, los mismos que llevaba trabajando para Gorman, el padre de Shad, aunque con este último llevaba saliendo un año solo. Después de eso Shad volvió a su casa, puesto que decía que tenía un examen al día siguiente y tenía que seguir estudiando. Zelda se fue a darse una ducha y mientras Link se quedó ayudando a Ashei a recoger un poco la cocina. Ashei no podía negarlo, Link la intrigaba. No hablaba mucho, solo lo necesario, más que callado parecía simplemente reservado.
-No hablas mucho, ¿no?-dijo Ashei mientras lavaba los platos, mirando de reojo a Link cerrando la bolsa de basura y dejándola en el pasillo fuera del apartamento.
-Supongo.
-Te sigues preguntando por qué os ayudo, ¿no?-preguntó Ashei dejando de lado los platos y volteando a ver a Link, quien simplemente asintió.-Porque yo también he escapado y sé lo horrible que es y la ansiedad constante que es estar solo sin nadie que te ayude, con el miedo de que te encuentren.-aquello sorprendió a Link, quien abrió ligeramente los ojos, aunque siguió escuchando a lo que Ashei le contaba.-Realmente soy de la ciudadela… No tengo padres, siempre he estado en casas de acogida y a los dieciséis me escapé con mi novio que era mayor que yo… Mi novio era ladrón de autos y siempre me gustaron los autos así que le ayudaba a reacondicionarlos para venderlos o participar en carreras ilegales…-suspiró levemente molesta, odiaba recordar su propia historia.-Era una niña tonta, ¿sí? Ni se te ocurra juzgarme.
-No lo haría.-respondió Link frunciendo levemente el ceño ante la acusación.
-El caso es que los metieron presos, a todos.-siguió contando Ashei.-Me entró miedo, sabía que lo que hacía era ilegal pero no quería ir a la cárcel… Supongo que simplemente lo hice por no estar sola o algo, tampoco sentí que pertenecía a ese mundo o algo… Antes de que pudiesen involucrarme o seguirme decidí huir, de todos modos no me quedaba nada allí…-suspiró levemente, tratando de olvidar ese doloroso recuerdo.-Creo que tardé meses en asentarme en un sitio, no podía confiar en la gente y el simple hecho de escuchar las sirenas de policía me hacía temblar… Luego llegué aquí, vi a Gorman buscando a alguien que le ayudase y me contrató a pesar de no tener currículo ni nada…-volvió a suspirar aunque esta vez más tranquila, para luego mirar a Link.-El punto es que os entiendo, porque me gustaría que alguien hubiese hecho lo mismo por mí cuando estuve en esa posición… Y me da igual de qué estáis huyendo, podéis contar conmigo. Solo promete que cuidarás bien de esa chica, ¿sí? Parece que todo esto puede con ella más de lo que le gusta admitir…
Link simplemente asintió. No tenían que recordarle que cuidase de Zelda, él entregaría su vida por protegerla de ser necesario. Después de terminar de ayudar a Ashei, fue a darse una ducha rápida y de ahí a la habitación donde estaría Zelda ya recostada. No dijo nada, simplemente se recostó a su lado para luego abrazarla y sentir cómo la princesa se acurrucaba entre sus brazos.
-Deberíamos comprar ropa para el frío…-murmuró Zelda, acurrucada en el pecho de Link y sintiendo cómo este acariciaba su cabello y espalda.
-No te preocupes por eso ahora, ya lo veremos en la mañana…-respondió en un pequeño susurro Link.-¿Te sientes algo mejor, princesa?
-Algo.-respondió la princesa, suspirando levemente.-Pero quiero que me prometas una cosa, Link…-Link se sorprendió levemente ante aquello, pero simplemente asintió, haría cualquier cosa por ella.-Prométeme que harás a Ganondorf pagar por todo el daño que le está haciendo a Hyrule, por favor…
Link pudo observar cómo los ojos zafiro de su princesa se llenaban de pequeñas lágrimas, rompiendo su corazón levemente. No tenía ni que pedírselo Zelda, juraba que haría pagar a ese usurpador por todo el daño que le estaría haciendo a Zelda.
-Lo prometo, princesa.
A la mañana siguiente Link se levantó temprano, con cuidado de no despertar a Zelda pues sentía que ella necesitaba descansar más que él. Para cuando se levantó, miró a Ashei preparando café en una cafetera con cápsulas y bebiendo ella de una taza.
-Buenos días.-dijo Ashei mientras dejaba su taza a un lago.-¿Expreso o capuchino?
-Ah…-murmuró Link pensando un poco.-Expreso está bien para mí, capuchino para Zelda…-Ashei simplemente asintió, agarrando otras cápsulas más.-¿De casualidad sabes dónde hay una tienda de segunda mano o algo? Necesitamos ropa para el frío…
-Hay varias tiendas en el centro.-respondió Ashei volviendo a tomar de su café.-La más barata es una que se llama Segundas Oportunidades, supongo que encontrarás buena ropa si no se la han llevado ya por la nevada…-suspiró levemente, viendo por la ventana cómo las calles estaban llenas de nieve aún.-Esto va a peor… No llevo muchos años viviendo aquí, pero tanto Shad como su padre dicen que jamás ha nevado antes aquí… Muchas cosas raras están sucediendo últimamente en Hyrule… Y las noticias no están cubriendo nada, dicen que el nuevo rey los tiene silenciados… ¿Sinceramente? No os culpo por querer huir del país, a este paso las cosas solo se van a poner más jodidas.-justo en eso la máquina de café emitió un sonido, por lo que Ashei tomó la taza que habría dejado debajo de esta y se la dio a Link.-En fin, no es que podamos hacer mucho.
Link aceptó su taza, murmurando un leve "gracias", para así mirarla levemente mientras esperaba a que se enfriase un poco. La verdad él antes opinaba lo mismo, antes de toda esa odisea claro estaba, pero desde que supo sobre su destino ahora comprendía que las cosas no eran así. Una sola persona tenía el destino del mundo sobre sus hombros. Todo el mundo esperaba mucho de él y empezaba a sentirse incapaz de expresar lo que realmente sentía. No creía estar a la altura de su destino y empezaba a preferir guardarse sus pensamientos para así mismo. Incluso le costaba abrirse ante Zelda, no tenía ganas de agobiarla más cuando ella misma se sentía mal con su propio destino.
Ashei dejó el café de Zelda preparado y se fue al trabajo, dejándoles las llaves de Shad por si acaso. Link estaría tomándose su café, distraído en sus pensamientos, cuando sintió un beso en su mejilla. Sonrió levemente, girándose para así ver a Zelda y abrazarla por la cintura.
-Buenos días.-murmuró Link besando la mejilla de su novia.-Ashei te preparó café, después iremos a comprar ropa para el frío. ¿Te parece?
Zelda asintió levemente, para así ir a por la taza de café que Ashei le habría dejado y sentarse al lado de Link.
-He tenido un sueño extraño…-murmuró la princesa mientras soplaba su taza, atrayendo la mirada de Link.-Había una mujer sola, envuelta en una luz y me observaba desde un lugar que parecía estar consumido por la oscuridad…-aquello hizo que Link arquease levemente la ceja, confuso.-No sé, parecía hyliana pero tengo una sensación de que no lo era… A lo mejor era una hada o una diosa… Pero era bastante hermosa…-la princesa suspiró, tomando por fin un sorbo a su capuchino.-Creo que me estaba hablando porque estaba moviendo los labios, pero no lograba escucharla… A lo mejor si tuviese mi poder podría haberla escuchado… O a lo mejor era una pesadilla, no lo sé…
Link miró levemente apenado a su novia, a la vez que se levantaba de la silla para así lavar su taza ya vacía.
-No creo que haya sido una pesadilla.-respondió atrayendo la atención.-A lo mejor es tu subconsciente o algo así diciendo que estás más cerca de despertar tu poder de lo que crees.-dejó la taza limpia a un lado, para así acercarse a Zelda.-Yo creo que en la fuente de la sabiduría podrás despertarlo.
Zelda simplemente sonrió, para así pararse y acercarse a su héroe para besarlo. Solo necesitaba los ánimos de Link cuando se sentía como un fracaso.
Después de desayunar, ambos caminaron hacia el centro desde casa de Ashei ya que estaba a pocas calles. Caminaban rápidamente ya que se estarían muriendo del frío, incluso miraron en uno de los termómetros que habría en la calle y juraron cómo ahora hacía menos grados que la noche anterior cuando llegaron a Hatelia. Ya habrían pasado el umbral de cero grados centígrados, y eso que a penas era mediodía. No tardaron en encontrar la tienda que Ashei le recomendó a Link, entrando y suspirando al sentir la calefacción del lugar.
A decir verdad, Zelda no sabía por dónde mirar. Jamás habría entrado en una tienda de segunda mano. En el caso de Link ya habría comprado anteriormente en ese tipo de tiendas así que sabría en qué zonas buscar mejor, ya que a veces era algo difícil encontrar algo de buena calidad y que además fuese su talla. Lo importante era comprar un chaquetón, camisetas manga largas, bufandas y puede que otro tipo de guantes ya que los mitones no es que abrigasen mucho precisamente. Con ayuda de Link, Zelda logró encontrar una camiseta blanca de cuello de tortuga y manga larga, y él mismo encontró otra en la sección de hombre. Bueno, al menos parecía ser abrigada. El chaquetón fue algo más difícil puesto que apenas habrían, pero Zelda logró encontrar uno de color beige bastante lindo y que costaba apenas diez rupias. Link por otro lado encontró uno verde oscuro de un tono distinto a su sudadera. Zelda no pudo evitar reír levemente. Antes de conocer a Link, jamás le habría gustado el verde o cómo le quedaba a alguien. ¿Desde que conoció a Link? Se habría convertido en su color favorito. Las botas que llevaban, aunque no fuesen específicas para nieve, eran cómodas y abrigaban un poco con los calcetines. Mientras se dirigían a pagar, Link también tomó una bufanda beige y otra negra para él, un gorro de lana beige y otro verde para él, al igual que un par de guantes beiges para Zelda ya que sabía que sus manos de helaban rápidamente. En total habrían gastado casi cincuenta rupias que Link rápidamente pagó con un billete morado.
Tenían que lavar la ropa nueva, por lo que buscaron una lavandería, por lo que buscaron por las calles hasta que dieron con una medio vacía. Metieron la ropa en dos lavadoras y después de robarle detergente y suavizante a un chico distraído con su teléfono escuchando música también con sus auriculares puestos, pusieron por fin la lavadora. Estuvieron más de una hora esperando, aunque al menos estaba agradable la temperatura debido a la calefacción. Zelda estaría apoyada en el hombro de Link, distrayéndose mirando a las lavadoras dar vuelta una y otra vez y no pudo evitar reír levemente atrayendo la atención de Link quien la miraba confusa.
-No me mires así.-dijo Zelda intentando aguantar su risa.-Es solo que, hasta ahora nunca habría tenido que poner una lavadora… Siempre que me quitaba mi ropa, al día siguiente amanecía limpia en mi armario… Y ahora tengo que robar detergente con mi novio para poner una lavadora.-soltó otra carcajada, cubriendo rápidamente su boca.-Irónico, ¿no?
-Si te sirve de consuelo, la primera vez que puse una lavadora la llené hasta arriba y el agua empezó a salir de esta.-dijo Link soltando una leve risa, que solo hizo que Zelda soltase otra fuerte carcajada que rápidamente tapó con su boca. A Link le gustaba verla reír y distraerse, por lo que no le molestaba que lo hiciese con esas anécdotas suyas.-Luego intenté secarlo todo con papel de cocina y creo que usé sin exagerar dos rollos. Al final acabé pidiéndole ayuda a mi madre y estuvimos como una hora arreglando mi desastre.
-Yo nunca podía arreglar mis propios desastres.-respondió Zelda mientras se apoyaba en su hombro.-Una vez con diez años traté de recoger un vaso que habría tirado sin querer, pero mi profesora de etiqueta me regañó.-se incorporó levemente, adquiriendo una pose seria para así imitar a su profesora.-"¡Princesa! ¡Una princesa no debe de ser vista de rodillas en el suelo limpiando!"-Link no pudo evitar ser quien riese esta vez, haciendo que Zelda sonriese y tomase su mano.-Tienes suerte, fuiste criado para ser más independiente por ti mismo… Yo creo que simplemente fui acondicionada para creer que alguien haría las cosas por mí siempre…
-No pienses así de ti misma.-dijo Link, sorprendiendo levemente a Zelda.-Tú también eres bastante independiente, no todos aguantarían esto… Además, ahora comes fideos instantáneos de microondas en vaso. Si eso no es sinónimo de independencia, entonces no sé lo que es.
Zelda simplemente negó con una sonrisa, para así acercarse y besar a su novio dulcemente. Link era la única persona que podía hacerla sonreír de aquella manera. Lo quería, mentira, lo amaba muchísimo. No podía imaginarse una vida sin él a su lado. Tampoco es que quisiese, porque Link habría prometido estar a su lado siempre protegiéndola y eso era lo único que Zelda necesitaba en su vida para saber que todo estaba bien.
Una vez la lavadora y la secadora acabaron, ambos recogieron sus ropas nuevas. Fueron primero a un pequeño baño que habría para cambiarse las camisetas que llevaban a las nuevas, guardando las otras en sus mochilas. Después de eso salieron y se pusieron sus respectivas sudaderas y bufandas. Link simplemente se puso su gorro sin pensarlo mucho, tapando con cuidado sus orejas que estaban congeladas del frío, mientras que Zelda se miraba en un pequeño espejo con cuidado de no estropear su cabello y cubrir bien sus orejas puntiagudas. Ambos se pusieron sus bufandas y luego sus chaquetones. Zelda se asombraba de lo increíblemente guapo que se miraba Link con cualquier cosa y con ropa verde, pero simplemente reía para sí misma para luego besar sus labios. A Link eso le pilló de sorpresa, pero no iba a decir que no a un beso de su novia. Después de eso le entregó a Zelda los guantes, quien se sorprendió al recibirlos pero sonrió agradecida para rápidamente cambiárselos antes de que alguien viese su marca. Ahora sí estaban preparados para el frío invernal de la región Zora, aunque esperaban que no fuese muy tarde para sea lo que fuese que los estuviese esperando.
Después de hacer algunos recados más como aprovisionarse de cosas, caminaron hasta el taller de Ashei. Ashei no estaba sola, si no que Shad y el padre de este también estarían allí. Shad estaría leyendo un libro mientras que Gorman mirando un auto con el capó abierto y Ashei subida en este tratando de arrancarlo hasta que por fin lo logró.
-¡No sé cómo lo haces, Ashei!-exclamó Gorman emocionado.-Estaba a punto de tirar esta chatarra, pero me sorprende que hayas sabido arreglarla. ¡Tengo que enseñárselo a Bolson!
-De hecho, de eso quería hablarte, Gorman.-dijo Ashei mientras se bajaba del auto y miraba a su jefe.-¿Me podría quedar con el auto?
-¿¡Qué?!-exclamó Gorman sorprendido.-Pero se lo gané a Bolson en una apuesta… ¿Para qué quieres esta chatarra? ¿Y tu auto? No veo por qué necesites otro…
-No seas ávaro, papá.-respondió Shad a su padre mientras rodaba los ojos.-Has tenido a Ashei trabajando por meses en este auto, déjala que se lo quede. Y no eres quién para hablar, tienes ya dos autos. ¡Y me hiciste trabajar para pagarme el mío!
Gorman simplemente suspiró molesto, pero accedió. Al fin y al cabo, Ashei se lo habría ganado y no podía negarlo, le tenía mucha estima a la chica. Desde que ella habría llegado al taller, tenían más clientes que nunca ya que ella era capaz de encontrar todos los problemas que tuviese cualquier vehículo. Eso, y que su hijo estaba perdidamente enamorado de la chica y como no le diese el auto, Shad estaría llorándole en casa todo el día sin dejarle ver la televisión en paz. Acabó por darle las llaves a Ashei, quien simplemente esbozó una leve sonrisa y luego besó la mejilla de su novio, mirando cómo su suegro y jefe se iba a su oficina dentro del taller. Iba a guardar las llaves en su bolsillo, cuando miró a Link y Zelda ya dentro del taller por lo que se acercó a ellos.
-¿Sabes conducir un auto?-preguntó Ashei a Link, a lo que este asintió.
-Sé conducir.-respondió.-Pero no tengo licencia, acabo de cumplir dieciocho años hoy.
Ashei estaba sorprendida por ese dato, pero peor estaba Zelda quien literalmente miró atónita a su novio e incluso por poco lo zarandeaba de los hombros.
-¿¡Qué?!-exclamó Zelda entre molesta y sorprendida, asustando levemente a Link.-¿¡Cumples años hoy y no me avisas?! ¡Link! ¡Encima son tus dieciocho!
Link simplemente se rascó la nuca mientras esbozaba una pequeña mueca, algo avergonzado.
-Soy muy malo con las fechas…-respondió algo avergonzado.-Recién y me di cuenta hoy cuando vi en la factura de la tienda que ponía dieciocho de noviembre, no te enfades… Realmente nunca me acuerdo de mi cumpleaños y con todo esto he perdido la noción del tiempo…
Zelda se miraba enfadada, pero simplemente suspiró y lo dejó estar. Sabía que el cumpleaños de Link era pronto, porque él lo habría mencionado, pero también habría perdido la noción del tiempo. Ashei simplemente se encogió de hombros y le dio las llaves a Link.
-Me vale, sabes conducir.-dijo mirando la mueca confusa de Link.-Considéralo un regalo de cumpleaños.-aquello sorprendió tanto a Link y Zelda, quienes no encontraban qué decir por la magnitud de aquel "regalo".-No me miréis así, no hay cadenas para la moto de Link y francamente es muy peligroso conducir en la nieve si no tienes experiencia y más con moto, no tenéis ni idea la cantidad de accidentes de tráfico que ha habido estos días por la nevada…
-Pero no tenemos cómo pagarte algo así…-murmuró Zelda nerviosa, a lo que Ashei negó con una leve sonrisa.
-Le he explicado a Link mis razones de ayudaros.-dijo Ashei, por lo que tanto Zelda y sobre todo Shad miraron sorprendidos a Link quien tendría un rostro neutral.-Esto es lo mejor para vosotros, ¿sí? Así iréis más seguros… Además, yo ya tengo un auto también, no necesito dos.
Zelda no pudo evitarlo y se lanzó a abrazar a Ashei quien se quedó sorprendida, pero esbozó una sonrisa y la abrazó de vuelta. Ayudar así era una sensación reconfortante y se alegraba de poder ser de ayuda, algo que le habría gustado tener cuando era una adolescente sola y asustada en una vida completamente nueva. Ashei ni si quiera era su nombre real, si no Salma aunque se habría jurado no usarlo nunca más. Salma ya no existía, solo Ashei.
Después de eso Ashei les dijo que la esperasen arriba en su apartamento, ya que Shad y ella tenían que arreglar unas cosas aún en el taller. Zelda y Link fueron a su apartamento y Link no paraba de hablar diciendo las ventajas de tener ahora un auto, ya que podrían llevar más cosas en el maletero y sería más cómodo a la hora de conducir varias horas y con las temperaturas o lluvias. Zelda simplemente sonreía debido a lo amable que podía ser la gente en Hyrule, jamás habría conocido gente tan desinteresada, normalmente cuando se le acercaban siempre querían algo así que aquello la habría sorprendido bastante.
-Sigo enfadada porque no me dijiste que era tu cumpleaños…-murmuró Zelda mientras subían hacia el apartamento de Ashei después de haber abierto el portal.-Aunque bueno, creo que tampoco te he dicho el mío…
-Ya te dije que ni si quiera recordaba qué día es hoy.-contestó Link mientras terminaba de subir los dos pisos y abría la puerta del apartamento de Ashei.-Y yo sí sé qué día es tu cumpleaños.-respondió el rubio, sorprendiendo a la chica.-Es el tres de marzo.
-¿Cómo lo sabes?-preguntó Zelda mientras entraba y cerraba la puerta detrás de ella.-No recuerdo habértelo dicho…
-No te rías, ¿sí?-pidió Link mientras se quitaba el abrigo, mirando a Zelda negar levemente.-Cuando iba en el autobús hacia la ciudadela, antes de quedarme dormido te busqué por internet.-Zelda se quedó sorprendida, queriendo decir algo aunque fue interrumpida por Link.-No me acordaba de tu cara ni nada porque no suelo ver la televisión y eso, y como sabía que vería tu discurso… No sé, me entró curiosidad y busqué a la princesa de Hyrule por internet. Es muy raro, salía en qué hospital naciste y hasta en qué colegio estudiabas. También vi algunas fotos y lo primero que pensé fue que eras guapísima.
Zelda negó con una sonrisa, para así acercarse a Link y ponerse de puntillas para besar sus labios mientras se apoyaba en sus hombros. No le gustaba que la buscasen por internet a pesar de ser una figura pública, le daba una leve sensación de grima. Pero que Link hubiese pensado eso al ver una foto de ella la enterneció, era adorable. Y pensar que después de ese discurso acabaron enredados en todo ese lío…
-Feliz cumpleaños, mi héroe.
Para sorpresa de Link y Zelda, Ashei y Shad habrían traído una pequeña tarta de chocolate comprada a última hora en un supermercado de esquina junto con un par de velas y una caja de cervezas. Link estaba sorprendido, diciendo que aquello no hacía falta, pero Shad y Ashei negaron diciendo que no se cumplían dieciocho años todos los días y que al menos debían tomarse una cerveza todos para celebrarlo.
La pequeña celebración improvisada fue amena. Zelda probó su primera cerveza, aunque hizo una mueca rara al no gustarle el sabor de esta, cosa que hizo que Link riese enternecido y besase la mejilla de su novia. Después los tres le cantaron feliz cumpleaños al cumpleañero y Link miraba su pastel y velas del número dieciocho pensativo. Su último cumpleaños fue en casa, su abuela y Aryll hornearon un pastel y habrían invitado tanto a Pipit, Karane, Cremia, Romani e incluso Malon ya que aún seguía saliendo con esta última. Fue un buen cumpleaños y no iba a negar que los extrañaba en este, pero este era ahora más especial aún porque era el primer cumpleaños que compartía con Zelda, su princesa, y no necesitaba nada más.
A la hora de soplar las velas no le hizo falta pedir un deseo, puesto que ya tenía todo lo que quería. Solo pidió no perderla nunca a ella.
Se habrían ido a dormir todos, aunque Link y Zelda estaban en la pequeña cama individual de la habitación de invitados besándose lentamente, aunque sin dejar que las cosas fuesen más allá puesto que no estaban solos. Link sentía las caricias de Zelda en su mejilla, bajando lentamente hasta sus abdominales. Le costaba tener autocontrol a decir verdad, aquella chica le volvía loco. Zelda se separó poco a poco del beso, quedando cara a cara con su novio.
-No seas malo.-dijo Zelda mientras esbozaba un pequeño puchero.-Ya dime qué pediste.
Link simplemente negó con una sonrisa, apartando un mechón del cabello de la chica y colocándolo detrás de la oreja de esta.
-¿No te han dicho que si dices los deseos ya no se cumplen?-dijo Link divertido, más aún al ver el puchero de la chica.-Y realmente quiero que mi deseo se cumpla.
Zelda negó con una sonrisa, diciendo un leve "tonto" con tono dulce mientras se recostaba en la cama nuevamente y se dejaba abrazar por Link. Link simplemente abrazó a su novia con dulzura, acariciando el cuerpo de esta. No quería soltarla, no quería perderla nunca, le entraba ansiedad de solo pensar que algo pudiese pasarle a Zelda. Pero en aquel momento, con ella durmiendo entre sus brazos, se sentía seguro, era un momento perfecto sin nada más pasando. Para cuando volvió a ver, Zelda ya estaba durmiendo plácidamente y Link simplemente cerró sus ojos y aunque no era particularmente religioso, al menos antes de todo ese viaje, rezó una y otra vez a las Diosas que protegiesen a Zelda y la ayudasen a despertar por fin su poder sagrado.
A la mañana siguiente bajaron junto con Ashei y Shad hasta el taller para así guardar sus cosas en el maletero y terminar con los últimos detalles del auto para el viaje como echar la gasolina y ponerle las cadenas. Ashei les preguntó que qué harían con la moto y Link se inventó rápidamente que la habrían vendido para así tener un poco más de dinero, ya que no podía explicarle que era una moto mágica que aparecía al darle a un botón en una tableta mágica. Después de preparar todo, Zelda abrazó a Ashei agradeciéndole nuevamente por todo y prometiendo un día pagarle por todo lo que los habrían ayudado. Ashei simplemente negó con una sonrisa, le habría agarrado cariño a Zelda, era como la hermana pequeña que siempre deseó tener. Después de despedirse de Ashei y Shad, Link y Zelda partieron por fin en dirección a la Región Zora, sin saber el caos que el rey Ganondorf habría dejado en la antes pacífica región acuática.
Comentarios Finales:
¡Hola! Tengo dos curiosidades en este capítulo: Primero, algunos fragmentos del diario de Zelda de Breath of the Wild fueron utilizados. ¿Saben decir cuál? Segundo, el cumpleaños de Link se corresponde a la salida de la versión de Wii de Skyward Sword, mientras que el cumpleaños de Zelda se corresponde en la salida de Breath of the Wild.
Y antes de acabar, he decidido hacer una playlist en Spotify con las canciones que me inspiran para este fanfic, al igual que canciones que siento que serían las favoritas de ambos personajes y canciones que quedarían perfectas de fondo en algunas escenas. Esta playlist no es solo para vosotros, si no para ayudarme a inspirarme a escribir este fanfic. Poco a poc nos vamos acercando al final y me va a doler despedirme de este fanfic.
Título de la playlist en Spotify: The Legend of Zelda: The Lost Legend
Link: playlist/0q0IrOiaEhTXIIVV1eMsZW?si=8d801ccb788c44b0
Sin más que añadir, os veo en la próxima actualización que la Trifuerza os acompañe.
