Capítulo XV:

Link habría perdido la cuenta de cuántas horas llevaba perdido en aquel Santuario dando vueltas por todos lados. Solo podía escuchar las gotas de agua cayendo sin cesar por las paredes y columnas del recinto, el sonido de los tektites, unas arañas gigantes que por alguna extraña razón podían flotar sobre el agua, y el sonido de unos chuchus enormes moviéndose cual babosas por todo el suelo. Sentía que perdía la cordura con esos sonidos, la única forma que tenía de calcular cuánto tiempo llevaba allí encerrado era a través de las comunicaciones cada media hora que tenía con Zelda. También trataba de tararear canciones en su cabeza, algunas de su banda favorita los Indigo-Go's, una banda de rock que curiosamente la formaban zoras, y la canción de "La Balada del Pez Volador". Aunque luego de tararear esa de esa banda, empezó a tararear otra que creía haber olvidado, una que le traía amargos recuerdos.

Cuando entró al templo se sorprendió de ver lo bien reservado que estaba todo el recinto a comparación del Santuario Ancestral y el Santuario de Fuego que habría visitado anteriormente. ¿A lo mejor se debía porque estaba bajo agua? Fuese cual fuese la razón, era un sitio bastante sorprendente. Algo que también notó en cuanto entró fue ese ambiente húmedo y lo enorme que era aquel sitio. Había tantas habitaciones, tantas puertas… Pero lo que más captó su atención fue una escalera en mitad de la habitación bajo un candelabro de cristal, lo que no supo en ese momento es que aquella escalera se convertiría en su perdición. Cómo odiaba aquella maldita escalera. Empezó a recorrer aquella habitación, preguntándose a dónde podría ir primero. Se asomó por el precipicio, notando cómo abajo parecían haber una especie de peces carnívoros, ¿pirañas? Aunque no eran el único monstruo, también estaban los famosos tektites. Eran una especie primitiva, hacía siglos que se creían extintos, aunque tal parecía que allí seguían vivos. ¿Cómo era posible? Mientras caminaba mirando hacia abajo, casi fue sorprendido de repente por un ataque sorpresa que gracias a sus ahora desarrollados instintos logró detener, viendo que se trataba de un chuchu violeta enorme. Los chuchus eran en general pequeñas babosas que se encontraban en el campo, cuando estuvo en los Scouts aprendió que de estar sin recursos, te podías hidratar gracias a ellos. Sin embargo, este era de tamaño exagerado. Rápidamente dio dos tajos rápidos con su espada, deshaciéndose el bicho frente a sus ojos. Suspiró aliviado, esa había estado cerca, aunque en su mente solo podía imaginarse el regaño por parte de su novia al no estar centrado en lo que hacía.

Odiaba aquel sitio, era como un laberinto. Pero no le quedaba de otra, simplemente suspiró y al encontrar una puerta abierta, se adentró por esta con espada en mano preparándose para lo que quisiese enfrentársele.


Por otro lado, la princesa Zelda estaría sentada con ambos príncipes zoras y Sasan en la trastienda de la tienda de este último. La tienda estaba ubicada en la planta baja de una casa, el cual era una casa vacacional del tío de Sasan. La planta baja habría sido reformada para ser una tienda por la parte frontal y la trastienda una cocina, baño y salón. Sasan también había sido lo suficientemente amable de dejarles utilizar las habitaciones de arriba, ya que su tío se habría ido a la ciudadela en un intento de hablar con el nuevo rey sobre el estado del lago Hylia. Zelda estaría tomando un poco de té relajante, mirando por la ventana desde el salón. Aunque no estuviese nevando como en Necluda o Lanayru, se sentía un viento frío por todo el lago. Suspiró, levantándose lo suficiente para cerrar la ventana y nuevamente sentarse en su sillón, tomando su té y mirando por la ventana en dirección al lago, golpeando el reposabrazos con sus dedos inconscientemente en un continuo compás.

-¡YA ESTÁ BIEN!-gritó Ruto exasperada, sentada en el suelo, captando la atención sorprendida de todos.-¿¡Quieres parar de una vez?! ¡Me estás poniendo nerviosa! ¡Y no me concentro! ¡Sasan me está ganando y eso es patético!

Sasan simplemente rodó los ojos, dejando su baraja de cartas en la mesa de café y cruzándose de brazos mientras miraba a la princesa.

-¿Por qué no admites que no sabes jugar a las cartas y listo? Ralis no para de intentar explicarte y no le dejas.-respondió el otro hyliano, con un tono algo molesto, y es que llevaba casi una hora tratando de jugar una simple partida contra ambos príncipes zoras.-Admítelo, te crees superior y nunca has jugado a un juego de mesa.

-No seas imbécil.-respondió Ruto molesta.-Claro que sé jugar a un estúpido juego de mesa… ¿No tienes un Jenga borracho o algo mejor?

Zelda rodó los ojos al escuchar a Ruto. ¿Cómo podía pensar en eso en aquel momento? Miró en el reloj del salón, ya habían pasado como cuarenta y cinco minutos… ¿Por qué Link no contestaba? Estaba empezando a impacientarse y nadie parecía preocuparse por Link salvo ella, hasta que sintió la fría mano de Ralis sobre su brazo.

-Seguro que Link está bien…-murmuró el príncipe zorra para ella.-No te desesperes, a lo mejor se le ha pasado…

Zelda iba a responder, aunque justo en ese momento se escuchó la comunicación entrante de walkie-talkie y rápidamente se tiró a alcanzar este que estaba en medio de la mesa.

-¡LINK!-exclamó la princesa hyliana asustada.-¿¡Qué ha pasado?!

La comunicación estaba algo entrecortada, pero después de Sasan ayudarla a poner bien el canal, se escuchó la voz de Link a través del aparato.

-Me perdí porque me tragó una corriente de agua.-respondió Link a través de la línea, se le escuchaba algo cansado como si estuviese tratando de recuperar el aliento.-Y me atacaron unas pirañas cuando salía de ahí. Creo que una me mordió…-Zelda se quedó sin palabras al escuchar aquello, sin saber qué responderle.-Agh, mierda… Una de esas hijas de puta me mordió, al menos no es profunda…

-No debí dejarte solo…-murmuró la princesa mientras se sentaba nuevamente en su sillón y se frotaba el rostro agotada y apenada.-Debería estar allí y ayudarte…

-¿Y que te mordiesen a ti?-dijo el hyliano mientras de la pequeña bolsa que llevaba colgando del neopreno sacaba una venda y se hacía una mini especie de torniquete improvisado en uno de sus gemelos, tratando de detener así un poco el sangrado.-Ni hablar.

Zelda simplemente suspiró, no quería discutir más con Link, por lo que se levantó con el walkie-talkie en su mano y se encerró en el baño, para que así Sasan no escuchase el resto de la conversación. Se sentó en el suelo, recargándose en la puerta mientras sujetaba el walkie-talkie con su mano.

-¿Cómo vas con la llama?-preguntó Zelda.-¿Has encontrado alguna pista o algo? ¿Has gastado mucho oxígeno?

-No realmente…-murmuró Link cansado.-Este sitio es enorme, es un maldito laberinto de agua. Pero voy bien de oxígeno, no te preocupes por eso… ¿Cómo estás tú? ¿Has llamado a Gaepora por lo de la fuente?

-Traté de llamar antes a su oficina pero nadie contestó… Iba a volver a llamar ahora en un rato…-después de eso la princesa suspiró, echándose un mechón de su largo cabello detrás de su oreja y volviendo a acercar el aparato a ella.-Link… Prométeme que tendrás cuidado, por favor…

Al escuchar aquella petición de su novia, Link simplemente sonrió. Era adorable y en el fondo se odiaba por hacerla preocuparse de esa manera, aunque también sabía que era la mejor manera de dejarla a salvo.

-Trataré, princesa.-respondió, diciendo aquel apodo de la forma más cariñosa que pudo.-Te amo, te hablo en un rato. Corto y fuera.

Zelda sonrió enternecida al escuchar aquellas dos palabras, suspirando a la vez que apretaba el aparato.

-Yo también te amo.-respondió.-Corto y fuera.

Después de aquella conversación, se levantó del suelo. Se miró al espejo, viendo que tendría los ojos levemente rojos de aguantarse las ganas de llorar de la preocupación, para así suspirar y enjuagarse la cara con agua, secándosela con la toalla y saliendo nuevamente hacia el salón donde seguían los demás sentados. Sasan no hizo ninguna pregunta, parecía aun creerse la mentira de que Link estudiaba biología marina en la universidad y que estaba haciendo alguna especie de trabajo de campo con el lago Hylia seco. Los hermanos zoras siguieron tratando de pasar el tiempo jugando a las cartas, mientras que Zelda buscaba entre su mochila la pequeña tarjetita con el número de teléfono de la oficina de Gaepora. Una vez lo encontró, tomó el teléfono fijo en sus manos que colgaba de la pared y marcó este número y para su suerte esta vez le contestaron.

-¿Profesor Gaepora?-preguntó la voz al escuchar la voz del otro hombre detrás de la línea.-Soy Zelda Bosphoramus… Tengo otra pregunta que hacerle…

-¿En qué puedo ayudarla, alteza? Soy todo oídos.

-Nos queda por visitar una última fuente, la Fuente de la Sabiduría…-respondió la princesa.-En nuestro mapa no sale su ubicación exacta y nos preguntábamos si usted sabría algo al respecto o algún libro…

Gaepora suspiró, frotándose la barba mientras pensaba en todo lo que recordaba acerca de la fuente.

-Pues según los viejos manuscritos de la época, se decía que la fuente de la Sabiduría estaba en algún rincón de la cima del monte Lanayru.-respondió el mayor.-Y de hecho si no me equivoco, hace unos meses antes de que empezase el festival de las Diosas, hubo un hallazgo arqueológico por parte de la Universidad de Lanayru…-murmuró mientras buscaba en su portátil viejos emails compartidos con un colega de esa misma universidad, donde este le comentaba el gran descubrimiento, viendo nuevamente otro email comentándole una extraña experiencia.-Aunque al parecer, después del festival la casa real ordenó dejar de lado toda esa investigación… Creo que puede tratarse de la fuente, alteza.

Zelda se sorprendió al escuchar aquello, suspirando aliviada y esbozando una sonrisa llevándose incluso la mano al pecho.

-¡Muchas gracias!-respondió la princesa emocionada.-¿Sabe algo más acerca de la fuente?

-Es la más compleja de todas las fuentes, porque es la que rinde culto a la Diosa de la Sabiduría, Nayru, quien también otorga su nombre a toda la región y al monte Lanayru.-respondió el profesor.-En lo que se decía en los antiguos manuscritos es que había una tradición, los menores de diecisiete años no pueden subir a la montaña ya que se cree que no poseen la sabiduría suficiente y podrían deshonrar a la Diosa.-Zelda se quedó callada mientras escuchaba aquello, era una suerte que ya tuviese diecisiete años, aunque por alguna razón esa regla le habría puesto una enorme carga en sus hombros.-Además, Nayru es la Diosa asociada al fragmento de la Sabiduría de la Trifuerza, el que se dice que solo nace en el seno de la familia real. ¿Mi honesta opinión, alteza? Creo que la Diosa de la Sabiduría está enfadada con cómo hemos deshonrado su fuerte y las leyendas del reino, creyéndonos más sabios que ella… Tened cuidado cuando vayáis a visitarla ambos.

Zelda simplemente murmuró un pequeño "sí", cerrando los ojos mientras trataba de calmar el ataque de ansiedad que la estaba inundando. ¿Por qué todo era tan difícil? ¿Por qué su familia no hizo nada en el pasado para impedir esto? Se sentía abrumada, sentía que no podía respirar, una horrible opresión en su pecho. Solo quería llorar, estaba cansada de todo aquello. Jamás deseó ser la princesa de Hyrule. Jamás la prepararon para lo que realmente conllevaba tener ese título.

-Muchas gracias por todo, profesor…-murmuró Zelda.-Nos vemos…-después de eso colgó y se volvió a sentar en el sillón del salón, aunque en un estado de trance debido a la ansiedad que llevaba encima suya.


Link estaba exhausto de nadar y caminar. Habría descubierto que podía acceder a otros lados del Santuario si aumentaba o disminuía el nivel del agua. Emergió del agua hasta una habitación donde se encontró lo que parecía ser un trío de esqueletos, posiblemente un grupo de antiguos caza tesoros o cualquier otra cosa, la verdad es que tampoco tenía mucha relevancia aunque parecían llevar siglos allí. Lo que sí no se esperó fue que estos también recobrasen vida, como en la Caverna Ancestral, poseídos. Aunque bueno, después de ese santuario habría aprendido a no confiar en esqueletos. No fue difícil deshacerse de estos, de hecho sentía que su Espada Maestra era mucho más poderosa que la primera vez que luchó con estos, como si después de las dos primeras llamas la hoja fuese más poderosa. Más que hacérsele tedioso, fue incluso divertido deshacerse de estos.

Al morir, los esqueletos soltaron sus armas y Link se acercó a inspeccionarlas. Espadas, escudos, arcos de madera… Nada que llamase su atención. Eso fue hasta que vio un extraño artilugio en el cinturón de uno, una especie de zarpa oxidada por el paso de los años. Aunque se sentía como un profanador de tumbas al robarle a los esqueletos, se probó la zarpa en su mano. No veía nada raro, no sabía si quiera cómo utilizarla. No fue hasta que apretó un botón dentro de esta que sintió cómo todo su cuerpo fue arrastrado fuertemente, soltando un grito sorprendido en el proceso, hasta quedar enganchado en una enredadera. No se esperaba eso en absoluto, aunque no iba a negar que le pareció divertido y muy útil, considerando que el santuario estaba repleto de enredaderas como aquella. Se soltó de la enredadera, para así salir por la puerta y volver nuevamente a la habitación principal con la gran escalera.

Ahora que tendría aquella zarpa, podía utilizarla para subir rápidamente por las enredaderas hasta el piso de arriba donde empezaba la escalera. Una vez subía un piso, caminaba hasta quedar frente a la siguiente enredadera y así sucesivamente. Finalmente llegó al piso de arriba y notó cómo habría una especie de mecanismo del que podría tirar. Confuso ante lo que haría esto, decidió saltar para tirar de este y sorprendentemente aquel mecanismo hizo que la escalera diera una vuelta de ciento ochenta grados, haciendo que una cascada de agua bajase desde arriba que acabó empujando a Link río abajo hasta el fondo del todo el cual poco a poco se fue llenando hasta subir de nivel. Nadó como pudo hasta la superficie, aunque sentía cómo las pirañas mordían sus aletas y piernas tratando de tirar de él. Rápidamente pataleó para deshacerse de estas y lo logró, pero desafortunadamente un tektite le golpeó y mordió su brazo. De un fuerte movimiento logró zafarse una vez estuvo en el bordillo y rápidamente sacó su espalda para así de un tajo horizontal partir en dos al tektite. Le habría mordido bastante y su brazo dolía. ¿Acaso esos bichos no eran venenosos? Realmente esperaba que no. Cogió lo poco de venda que le quedaba y se hizo un torniquete en las nuevas mordeduras, suspirando agotado para así abrir por fin esa puerta. No había nada, salvo un orificio y agua que daba hasta el fondo, supuso que tendría que bucear nuevamente, por suerte le quedaba poco menos de la mitad del tanque todavía así que simplemente respiró profundo y se metió dentro para empezar a bucear.


-Me aburrooooo.-exclamó Ruto molesta mientras alargaba la última "o", mirando el reloj.-¿Cuántas horas han pasado?

-Unas cuatro.-respondió Ralis mientras se estiraba en el sofá.-Sasan dijo que el tanque solo tenía capacidad para siete horas… Espero que Link acabe antes…

Zelda estaba bastante más apagada desde aquella llamada. No solo eso, pero hacía casi una media hora que habría hablado con Link y no se veía con la fuerza de contarle lo dicho con Gaepora. Se sentía agobiada, solo quería llorar y que su novio la abrazase y reconfortase como solo él sabía hacerlo.

-¡Lo encontré!-exclamó Sasan desde la cocina, volviendo con dos botellas de vodka y tres vasos pequeños de chupitos.-No creo que a mi tío le importe, total ni si quiera me está pagando todas las horas que le estoy cuidando la tienda.

-¡Muy bien, Sasan!-exclamó Ruto emocionada, abriendo la botella y sirviendo el contenido en los tres vasitos, mientras Ralis rodaba los ojos agotado. ¿Es que su hermana no pensaba cambiar nunca?-Puede que no seas tan aburrido y te merezcas que te empareje con Finley después de todo.

-¿En serio vas a beber?-preguntó Zelda incrédula.-¡Link ni si quiera ha vuelto!

-Oh vamos, Zelda.-bufó Ruto casi en un berrinche.-Link está bien, volverá en un rato. Además, no se va a enfadar, solo es un poco para que pase el tiempo más rápido. ¿Verdad, Sasan?

Sasan asintió levemente, colocando uno de los vasitos en frente de la hyliana.

-No tenemos que beber mucho tampoco.-respondió encogiéndose de hombros.-Solo como ha dicho Ruto, para que pase el tiempo más rápido y eso.

Zelda miró el vaso frente a ella, algo insegura. Lo único de alcohol que habría bebido en su vida fue la cerveza del cumpleaños de Link, bueno, eso y vinos y champanes en las fiestas o eventos a los que era invitada por su estatus social aunque esos últimos realmente no los consideraba alcohol como tal. Esto era licor y jamás habría probado uno antes y se sentía levemente insegura, solo recordaba las palabras de su padre en toda su cabeza, la historia de la princesa del polvo… Pero por otro lado, a lo mejor eso ayudaba a que se olvidase de su ansiedad de una vez por todas, o al menos hasta que llegase Link… Y era como habían dicho Sasan y Ruto, para que el tiempo pasase más rápido.

-Nunca he bebido antes…-murmuró Zelda.-No sé si sea buena idea…

Ruto rodó los ojos al escucharla, para así mirar a Sasan.

-Es muy mojigata porque su padre es muy estricto.-Sasan ante aquello solo dijo "oh", a lo que Ruto volvió a ver a la princesa.-¡Venga! Tu padre no está aquí. ¡Hazlo!

Zelda suspiró y al final tomó el vasito de chupito en sus manos. Primero se lo llevó debajo de su nariz para olerlo. Bueno, no olía a nada. Luego se lo llevó a sus labios, solo para mojar estos y saborearlo levemente. Otra vez, nada, no sabía a nada. Suspiró, tomando valor para así tomárselo entero de un solo y finalmente lo hizo. Aunque no sabía a nada al principio, acabó notando cómo le quemaba la garganta al bajar por esta a lo que acabó tosiendo fuertemente, haciendo que tanto Sasan como Ruto riesen y se tomasen los suyos propios casi sin pestañear. ¿Cómo podían beber así de rápido?

-No siento nada.-dijo Zelda mientras los miraba.-¿No que esto pega fuerte?

-Dale tiempo.-respondió Ruto sirviendo otra ronda, a la vez que Sasan cogía otra baraja de cartas y las barajaba para jugar.-Prueba a tomarte otro.

-No le hagas caso a mi hermana, Zelda.-dijo Ralis sentado en el sofá mirando a los tres mayores.-Mi hermana viene borracha a casa todos los fines de semana.

-¡Cállate, Ralis!-exclamó Ruto molesta mirando a su hermano, a lo que este solo le sacó la lengua a su hermana mayor.

Zelda simplemente suspiró y volvió a tomarse otro chupito, tosiendo nuevamente después de bebérselo. Aún no entendía aquello del todo, aunque sentía que poco a poco iba gustándole más aquello. Después de aquello Sasan repartió las cartas para así jugar y pasar el rato, a la vez que a cada rato Ruto seguía sirviendo ronda de chupitos.


Después de bucear un rato emergió a otra habitación, cerrándose el desagüe de esta a cal y canto. Era una habitación prácticamente vacía, salvo por una gran pila de huesos y varias columnas. El sonido sorprendió a Link, aunque no solo a este, si no a una mujer morena de cabello platino, aunque tampoco parecía mucho mayor que él. Esta se dio la vuelta y Link se quedó sorprendido por su traje. Un vestido largo violeta con destellos dorados, abierto por las piernas, con un corsé del mismo color en la zona superior que además remarcaba mucho la zona de su pecho. Llevaba un largo ¿cetro? ¿báculo? En sus manos y en medio de este habría un cristal como si pudiese observar todo lo que pasaba. No entendía nada, aunque también se le hacía conocida.

-Vaya vaya, no creí que llegarías tan pronto.-dijo la mujer dándose la vuelta por fin y encarando al héroe que portaba la Espada Maestra en mano.-Vaya, eres como mi amado Ganondorf predijo que serías… Aunque eres toda una deliciosa para los ojos, no me extraña que mi hija haya caído ante tus encantos.-rio cínicamente la mujer.-¡Eso sí fue una sorpresa! Siempre parecía tan recta y juzgándome todo el rato y mírala, abierta de piernas para el héroe, eso sí fue una sorpresa.

Link se quedó atónito ante aquello. ¿Acaso esa mujer los habría espiado? ¿Cómo? ¿Se refería a Zelda? ¿Su hija? No, la madre de Zelda estaba muerta y ella era muy joven como para ser su madre… Entonces… ¡Era la reina consorte!

-¿Eres la madrastra de Zelda?-preguntó Link aún confuso.-¿Qué? ¿Trabajas para él? ¿Cómo? ¿¡Y cómo nos has estado espiando?!

-¡Bingo!-exclamó Cya entre risas, acercándose para acariciar la mejilla del héroe con su larga uña, haciendo que Link se hiciese para atrás con una mueca de desagrado ante tal mujer.-Soy la reina, Cya de Loughrey, aunque ese no es mi nombre de verdad claro, tuve que cambiar mucho para cumplir con los deseos de mi señor.-dijo mientras se miraba las uñas.-No sabes lo que tuve que aguantar, estando casada con ese vejestorio de Rhoam y aguantando a su estúpida y malcriada hija. ¡Y todas las veces que aguanté asesinarles mientras dormían! ¡Todos por los malditos planes de Ganondorf!

-¡¿Por qué has hecho todo esto?!-exclamó atónito Link, empuñando su espada con fuerza. Aún no era de concebir la idea de esa mujer engañando a todo el mundo, sobre todo a Zelda. Tener que vivir con el enemigo sin darse cuenta si quiera… No podía contarle aquello a Zelda, la destrozaría, tenía que protegerla aunque eso significase mentirle.-¡¿Por qué lo ayudas?! ¿¡Nos has estado espiando todo este tiempo?!

-Poder, duh.-dijo Cya como si fuese la cosa más obvia.-Y mi amado me prometió ese poder, ese poder que me fue negado desde que nací.-volvió a mirar a Link.-Yo misma hice que nevase en la región Zora, ¿no es genial? ¡Era mi primer encargo tan grande! No es por alardear, pero fui entrenada por Koume y Kotake y debes de admitir que hice un gran trabajo.-rio, aunque Link simplemente frunció el ceño.-Todas las tribus tenían dos opciones, o rendirse o morir. ¿Lo que has visto hasta ahora? Bueno, ya sabes que eligieron.

Link simplemente frunció el ceño, apretando el mango de su Espada y mirando a aquella vil mujer. En ese momento mil y un formas de lastimarla con la Espada Maestra recorrieron por su mente, un enorme odio empezó a inundarle.

-Vais a destruir Hyrule.

-Puede que sí, puede que no.-respondió Cya, mirándose sus uñas nuevamente.-Me trae sin cuidado. ¿Qué ha hecho Hyrule por nosotros? Tú deberías entenderlo, Link.-Link se sorprendió al ver que ella sabía su nombre. ¿Cómo? Nunca llegó a decirlo.-Oh, sí sé todo sobre ti, encanto. Tu familia clase baja pobre, trabajas para poder ayudar a los gastos de tu abuelo, tu madre muerta de cáncer por un sistema médico que le falló, tu padre muerto en el ejército por un reino que le falló cuando solo trataba de costear el caro tratamiento de su mujer…-susurró casi en su oído la hyliana, haciendo que Link entrase en un estado de trance recordando aquellos años de su infancia, cómo tuvo que madurar rápidamente para sacar adelante a su familia, a Aryll.-¿Y tu linda "princesa"? ¡Le sirvieron todo en bandeja de plata! Hyrule no ha hecho nada por ti, por nadie. ¿Por qué defiendes un reino que siempre te ha dado la espalda? Deja esa espada a un lado, únete a nosotros, danos tu fragmento…

Aquello último lo dijo acariciando el guante del chico, momento en el que Link reaccionó y rápidamente se echó hacia atrás, espada apuntando al cuello de la chica quien simplemente soltó otra risa cínica.

-Puede que Hyrule no haya hecho nada por mí…-murmuró Link, sin moverse ni un centímetro, aún con el filo de su espada en el cuello de la chica.-Pero es el reino donde vive mi familia, donde viven mis amigos… Y más importante, donde vive Zelda. Y Hyrule es muy importante para Zelda así que arriesgaré mi vida para protegerlo si hace falta.

-Oh vaya, pero qué héroe más leal.-dijo Cya tratando de aguantarse su risa.-¿Sabes? Me dabais envidia, cada vez que os veía a través de mi báculo, cómo la proteges, estás a su lado… Incluso cómo le haces el amor a la pequeña e inocente Zelda. ¡Yo también quiero eso! ¿Seguro que no prefieres venir conmigo, encanto? Créeme, te daré noches que jamás olvidarás.-al ver que Link no daba su brazo a torcer y solo apretaba con más fuerza el mango de su espada, suspiró cansada haciéndose para atrás y mirando nuevamente sus uñas.-Aunque me encantaría usar mi magia en contra tuya para hacerte cambiar de opinión… Me temo que me acabo de hacer la manicura y no quiero romperme una uña, así que te dejaré un juguetito con el que jugar, ¿te parece?

Antes de que Link pudiese decir nada, la mujer utilizó su báculo desaparecer de allí soltando su cínica risa. Sin saber qué hacer, sintió el suelo temblar y la gran pila de huesos unirse hasta crear un monstruo de carne y hueso, a la vez que el desagüe se abría y la habitación entera se llenaba de agua. El monstruo era una especie de gusano gigante, con varios tentáculos que salían de su boca y una enorme boca redonda con varios dientes afilados. El monstruo nadaba de un lado de la habitación y Link no sabía hacia donde tirar, por lo que buceó todo lo arriba que pudo para tener una mejor visión de aquella bestia y ver por dónde atacar, ya que su coraza parecía tan dura que dudaba que usar su espada le haría daño alguno.

Fue hasta que estaba casi encima de la cabeza de aquel bicho que notó que tendría un gran ojo en su espalda, por lo que sacó su zarpa para engancharse a este y rápidamente ser llevado a su ojo. Antes de soltarse del agarre de la zarpa, desenvainó su espada y dio una estocada tras otra y otra con toda la fuerza posible sobre su ojo, escuchando los gemidos adoloridos de aquel monstruo que después de varias estocadas lo lanzó lejos. Bien, aquello habría funcionado, nada mal. Buceó nuevamente hasta quedar encima de su espalda otra vez, utilizando nuevamente la zarpa y yendo nuevamente hasta su ojo de un tirón. Antes de soltarse, con su espada dio estocada tras estocada otra vez, escuchando los gemidos del monstruo. Era muy difícil utilizar una espada bajo el agua, sus movimientos eran lentos y más restrictivos, por lo cual debía limitarse a hacer estocadas con una sola mano mientras que se aferraba con la otra con la zarpa al ojo.

Sin embargo, después de dar su serie de estocadas, el monstruo utilizó sus tentáculos y lo atrapó aprisionándole y lanzándolo a través de la habitación con tanta fuerza que chocó con una columna agrietando su tanque. No lo rompió gravemente, pero sí miraba cómo el oxígeno bajaba más rápido, lo cual significaba que habría una fisura en este. Necesitaba acabar con aquel bicho en cuanto antes o podría acabar muriendo ahogado allí en aquel santuario. Como pudo, utilizó la zarpa una última vez para aferrarse al ojo del monstruo y dio una última serie de estocadas, la última con la mayor fuerza que habría hecho hasta ahora utilizando incluso su otra mano aunque acabó lanzado por ahí. Sin embargo, con esa última estocada el monstruo dio su último grito y después de moverse agonizando por toda la habitación, chocó con una pared para desaparecer por fin. La pared se rompió, liberando el agua del recinto y suspirando Link aliviado. Estaba definitivo, odiaba los templos con agua.

La grieta no solo liberó el agua, pero mostró otra estancia donde habría una fuente con un intenso fuego azul, la llama de Nayru. Sujetó su espada con ambas manos y una bola de fuego azul empezó a salir de la fuente, golpeando con fuerza toda la habitación hasta que cayó frente suya, saliendo varias pequeñas bolas que golpearon su espada repetidamente. Después de varios golpes y ver su espada rodeada de aquel fuego azul, la elevó hacia arriba apuntando al techo, viendo cómo estaba brillaba con un intenso brillo. La Espada Maestra estaba completa.

-Por fin estás lista, amiga…

Sonrió y suspiró aliviado, envainando la espada. Incluso creyó escuchar un leve murmuro salir de esta, un "amo", aunque creyó haberlo imaginado así que lo ignoró. Simplemente negó y se encaminó a salir de aquel horrible templo antes de que se agotase su oxígeno. Estaba agotado, solo quería dormir y no despertar en cien años.


Para cuando llegó a la superficie del ahora lleno lago Hylia, ya había agotado todo su oxígeno por lo que al salir respiraba como si realmente hubiese estado a punto de morir ahogado. Dudaba que iría a bucear en su vida, no quería volver a pisar agua. Se quitó las aletas y el tanque roto, llevándolo en mano y empezó a caminar hacia la tienda de Sasan, aunque a medida que se acercaba escuchaba una fuerte música salir de la casa.

Por otro lado, llegó un momento en el Zelda, Ruto y Sasan dejaron de jugar con las cartas y Sasan puso música en la televisión, cantando los tres como si estuviesen realmente en un karaoke. Incluso Zelda y Ruto cantaban juntas como si fuesen amigas de toda la vida, aunque solo Zelda cantaba bien. Habrían seguido bebiendo y a Zelda el licor se le habría subido bastante, tampoco se la podía culpar considerando que era su primera vez bebiéndolo. Estaban tan absortos en su mundo que ninguno escuchó el timbre, solo Ralis, quien rápidamente le abrió a Link y este se adentró al salón con el príncipe zora.

Justo en eso la canción habría acabado y Zelda notó la presencia de su novio, por lo que chilló emocionada "¡Link!" para así tirarse en sus brazos y besarle profundamente. Aquello sorprendió bastante al hyliano, quien hizo lo mejor posible para no soltarla y separarse levemente, notando el sabor a licor en los labios de su novia y comprobando las botellas y vasos en el suelo tirados, mirando enfadado a los otros dos responsables del desastre.

-¿Qué hace Zelda borracha?-preguntó molesto, abrazando protectoramente a su novia.-¿¡Habéis estado bebiendo, en serio?!

-No te pongas así, no ha sido para tanto, solo fue un poquito.-dijo Ruto mientras reía, chocándose con la tele y casi tirándola aunque Sasan la detuvo.-¿Ves? Estamos bien.

-No le creas, Link.-dijo Ralis mientras miraba de brazos cruzados a su hermana.-Ruto no paraba de darle chupitos a Zelda.

-¡Cállate, niñato!-exclamó Ruto, a lo que Ralis simplemente le sacó la lengua a su hermana.-¡Estoy bien, dije!

-Si me lo permites,-dijo Sasan mientras se levantaba y se acercaba a Link.-No deberías ser tan controlador, tu novia necesita libertad.

-¡Ninguno sabéis lo que Zelda necesita, joder!-exclamó molesto, notando a Zelda medio dormida entre sus brazos.-¡Y tú!-exclamó mirando a Ruto.-¡Madura un poco, joder! ¡Tienes a toda una puta tribu que depende de ti! ¡Deja de ser tan inmadura de una puta vez!

Dicho aquello, subió escaleras arriba molesto para así ir a la habitación que Sasan les habría asignado, la habitación matrimonial principal. Suspiró levemente, quitándose el traje de neopreno y quedando en ropa interior, con Zelda aún medio dormida en la cama. Sin embargo, mientras estaba ocupado colgando el traje, sintió cómo una mano tiraba de él hasta la cama con una risita, viendo a su novia quien se sentó en su regazo riendo traviesamente y besando sus labios lenta y profundamente. No iba a negarlo, amaba cuando Zelda tomaba la iniciativa de esa manera, lo excitaba bastante. Pero no, el mismo sabor a licor en sus labios se lo recordaba, Zelda no estaba en sus cinco sentidos. Y aunque amaba hacerlo con su novia, no iba a aprovecharse de la situación. Zelda se separó, empezando a quitarse su camiseta y llegando a quitarse su sujetador y Link hacía fuerza de su autocontrol, desviando la mirada y tomándola de las muñecas.

-Zelda, no…

Zelda al escuchar eso, esbozó una mueca apenada mirando a su novio, mirada que le dolía a Link pero no iba a dar su brazo a torcer.

-¿No?-preguntó apenada.-¿Ya no te gusto…?

-No, claro que no, princesa…-suspiró Link mientras la soltaba y volvía a ponerle la camiseta.-Pero estás borracha… Te amo y créeme, me encanta hacerlo contigo, pero no así…-Zelda se quedó cabizbaja, a lo que Link la tomó del mentón.-¿Qué te parece si te ayudo a ducharte, sí? Te ayudará a sentirte mejor.

Zelda asintió levemente y Link rápidamente se vistió con unos pantalones y camiseta, para así ir con su princesa y llevarla al baño a ducharse. La ayudó a desvestirse, para luego ayudarla a sentarse en la bañera y con cuidado pasaba el agua por su cuerpo. Miraba a Zelda ida, callada, casi como si quisiese llorar. Link suspiró, sabía que había algo atormentándola, pero no podía preguntarle en aquel estado, solo lo empeoraría, solo podía estar con ella ayudándola y apoyándola. No era la primera vez que veía a alguien pasar de borracho feliz a borracho triste.

Una vez la terminó de duchar, la ayudó a vestirse y la llevó en brazos hasta la cama. Iba a dejarla allí e ir al baño a ducharse él, pero Zelda lo detuvo nuevamente, mirándolo con sus ojos casi cristalinos, como si le rogase que no se fuese.

-No te vayas…-murmuró la princesa con la voz rota.-Te necesito…

Link miró apenado a su princesa, pero hizo caso a su petición y se recostó a su lado abrazándola por la cintura y acariciando lentamente su espalda. Zelda se recostó en su pecho y empezó a sollozar, cosa que rompía el corazón de Link.

-Soy un fracaso…-sollozaba Zelda.-Soy la princesa destinada al fracaso…

-No eres un fracaso, Zelda…-murmuraba Link, acariciando su mejilla con su mano libre y secando sus lágrimas.-Y jamás serás un fracaso…

Besó la frente de la rubia, dejando que esta llorase entre sus brazos hasta que se quedó profundamente dormida. Cuando la vio durmiendo ya, suspiró levemente y con cuidado de no despertarla se separó y levantó para ir a ducharse, necesitaba quitarse toda esa agua sucia de encima. Estuvo allí un rato, hasta que salió y sintió a alguien abalanzarse hacia él cosa que lo sorprendió. Con la poca luz que había, logró ver que era la princesa zora por lo que rápidamente la apartó y la miró furioso.

-¿¡Se puede saber qué haces?!-murmuró molesto, a lo que Ruto simplemente rio.

-Oh venga, no digas que no lo quieres…-susurró la zora en su oído, a lo que Link la volvió a apartar mientras esta reía.

-Te equivocas, no quiero nada contigo.-volvió a decir Link molesto.-¡Tengo novia, Ruto!

-¡Pues no lo entiendo!-exclamó Ruto en una rabieta, cosa que Link tuvo que taparle la boca para que no despertase a nadie más.-¿¡Qué tiene ella que yo no?! ¡Dímelo!

Link simplemente suspiraba cansado mientras pensaba "Diosas, sálvenme", para luego ver a Ruto molesto.

-¿Quieres saber qué tiene Zelda que tú no?-preguntó molesto, a lo que Ruto asintió.-Bien. Zelda es la chica más madura que he conocido. Tiene sus prioridades por delante, sabe lo que necesita su reino y es capaz de sacrificar todo para protegerlo. Es hermosa, inteligente, compasiva, responsable… No humilla a nadie por su estatus social ni discrimina a nadie. No hay ninguna mujer en Hyrule que le llegue a los talones.-Ruto miró atónita a Link, sin palabras.-¿Quieres saber por qué no me fijaría en ti nunca? Porque no le llegas ni a los talones a Zelda y nunca lo harás si sigues así. Tienes toda una tribu que depende de ti así que aprende a madurar de una puta vez porque por culpa de gente ególatra como tú es que Hyrule está como está y Zelda sola tiene el peso de todos sus errores en sus hombros.

Apartó bruscamente a Ruto de encima suya, para así volver a la habitación y volver a recostarse abrazando a Zelda. Estaba cansado. Cansado de aquel día tan agotador. Jamás se había sentido así de agotado, casi como si fuese a desfallecer. Cerró sus ojos y recordó su vida en Ordón, todas esas veces que salía a beber con Pipit al embarcadero del lago, todos los adolescentes borrachos e incluso drogados hasta las cejas. Incluso recordaba tener que llevar a Malon borracha perdida hasta su casa, a Malon liándose porros e incluso ofreciéndole, todas las veces que Malon le llamó para que fuese a recogerla borracha de cualquier fiesta y que la llevase a su casa, incluso una vez cuando la tuvo que esconder en su propia casa y diciéndole la última vez que estaba cansado que solo lo llamase cuando estaba borracha. Malon podría haber dicho que no era buen novio por abrir sus sentimientos a esta, pero nadie la cuidaba como él lo hizo y aquello dejó bastante lastimado el corazón enamorado de Link. Zelda no era así, y no le parecía mal que bebiese, todo lo contrario, pero no quería que lo hiciese por razones equivocadas y en un mal ambiente como ese, quería que fuese en un ambiente donde estuviese bien y segura, con personas que sí la cuidarían.


En la mañana Zelda se despertó y todo le daba vueltas en la cabeza. La luz le molestaba y su boca estaba sequísima. Iba a levantarse, aunque estaba mareada. Por suerte, en eso llegó Link con un vaso de agua y una pastilla, esbozando una leve sonrisa enternecida al ver a su novia en aquel estado.

-¿Qué tal tu primera resaca, princesa?-preguntó pasándole la pastilla y el vaso con agua, tratando de aguantarse una risa.

-Horrible…-se quejó Zelda, tomándose la pastilla y casi todo el vaso de agua de un solo.-¿Qué pasó anoche? No recuerdo nada después de jugar a las cartas…

-Al parecer montasteis un karaoke improvisado y empezasteis a cantar.-respondió Link, sentándose a su lado y acariciando su espalda.-Luego cuando llegué te llevé arriba y quisiste hacerlo conmigo.-Zelda abrió los ojos atónita, bajando la mirada a su ropa y mirando asustada que no era la misma ropa de día anterior. ¿Acaso Link se habría aprovechado de ella? Le daba miedo de solo pensar aquello aunque al ver el rostro de su novia, Link supuso rápidamente de qué se trataba.-Tranquila.-dijo tratando de calmarla.-No te dejé ir a más… Y estás con otra ropa porque te ayudé a darte una ducha para tratar de bajarte la borrachera, pero no hicimos nada… Jamás lo haría estando tú borracha inconsciente…

Zelda miró a su novio enternecida. ¿Qué había hecho para merecerse a un hombre tan atento y respetuoso como su novio? Aunque a decir verdad sentía que todos los hombres debían de ser así, Link era el estándar para ella.

-Gracias…-murmuró avergonzada.-Créeme, después de esto no volveré a beber… Qué vergüenza…

-No hay nada malo en beber.-respondió Link, apartando un mechón de su rostro y colocándolo detrás de su oreja.-Los irresponsables fueron ellos, porque era tu primera vez y debieron cuidarte… Créeme, no tiene que ser así… La próxima vez estaré allí al menos, para que haya una persona cuidándote de verdad…

Zelda sonrió dulcemente e iba a acercarse a besar a su novio, aunque en eso sintió otro mareo y ganas de vomitar y Link con sus rápidos instintos le pasó un balde para vomitar, ayudándola mientras sujetaba su cabello y acariciaba su espalda para calmarla.

-Dime que esto no se siente así siempre…

Link negó con una sonrisa, acariciando aún su espalda.

-Ya te lo dije, jamás me he emborrachado así, tengo mucho aguante.

Zelda esbozó un puchero al escucharle, soltando luego otra arcada.

-Te odio…

Link simplemente rio, tomando aún su cabello y acariciando su espalda.

-Yo también te amo, princesa.


Después de aquella mañana, empezaron el viaje de vuelta a la Región Zora. Primero debido a que Link le hizo una fisura al tanque de oxígeno, Ruto tuvo que prometer pagarle a Sasan el equipo para que los dejase irse en paz. El viaje en el auto fue más calmado aunque tardaron medio día en llegar desde el lago Hylia, sobre todo porque las primeras horas hicieron varias paradas para que Zelda vomitase. Después de unas horas de viaje, por fin se calmó y llegaron a su destino más rápido al no haber nieve por fin en la carretera.

Aparcaron el auto en el estacionamiento privado y luego subieron caminando todo el camino hasta la Región Zora. Link se notaba exhausto pero no dijo nada, solo quería llegar ya y ver que todo estuviese bien. Aún no les habría contado sobre la reina de Hyrule, solo que al matar a un monstruo acuático se levantó la maldición que habría congelado la Región Zora. Había decidido mantenerlo un secreto el mayor tiempo que pudiese, aunque en el fondo se sintiese culpable.

Una vez llegaron a la Región Zora, vieron cómo estaba llena de estos. Algunos más heridos que otros, pero todos parecían estar a salvo por fin. Parecían haberse percatado del cadáver de la reina y los soldados, ya que estos no estaban por ninguna parte como la primera vez que llegaron Link y Zelda.

Un zora más anciano que el resto miró confuso al grupo que se acercaba, aunque al ver de quiénes se trataban, rápidamente gritó haciendo que más zoras se acercasen.

-¡Princesa Ruto! ¡Príncipe Ralis!-exclamó el zora.-¡Están vivos!

Ralis sonrió emocionado, agitando su mano y corriendo al ver a todos.

-¡Muzu!-gritó emocionado el pequeño zora.-¡Estás bien!

Todos los zoras festejaron al ver a los príncipes zoras, aunque Muzu no fue lo único por lo que se sorprendió, también logró reconocer a la princesa de Hyrule con ambos príncipes, algo a lo que no daba crédito después de todas las noticias de que esta habría sido secuestrada por un hyliano.

-¡Princesa Zelda!-exclamó Muzu.-¡Está aquí! ¿Pero qué ha pasado? Estamos abrumado, no recordamos nada después de la visita de Ganondorf Dragmire a la región… La reina Rutela fue asesinada junto a varios soldados… ¿Qué ha pasado?

Zelda simplemente asintió, suspirando mientras pensaba en cómo contar la noticia. Iba a hablar, pero antes de poder hacerlo, escuchó algo caer y al girarse gritó horrorizada al ver que se trataba de su novio en el suelo desmayado. Rápidamente gritó que trajesen ayuda médica mientras que se colocaba de cuclillas y acariciaba su mejilla tratando de hacerle reaccionar. Sin embargo, Link poco a poco perdía la consciencia solo escuchando la voz de su novia a la lejanía.

Para cuando se despertó, Link estaba en una cama recostado. Su cuerpo le pesaba, apenas y pudo incorporarse. Su cabeza le daba vueltas, pero peor era el dolor de su cuerpo. Tenía vendas por todo su cuerpo, aunque lo más molesto fue notar que tenía una vía intravenosa en el brazo donde el tektite le habría mordido en el Santuario del Lago. Se frotó la cabeza cansado, cuando en eso notó que Zelda no estaba allí con él. Ya iba a gritar su nombre desesperado, incluso se estaba levantando, cuando la princesa entró por la puerta, mirando alegre a su novio despierto.


-¡Despertaste!-exclamó emocionada la hyliana, tirándose a los brazos de su novio quien soltó un quejido adolorido.-Perdón… Es solo que estaba muy preocupada…

-¿Qué pasó…?-murmuró Link, sentándose nuevamente pero esta vez con su novia.-No recuerdo nada…

Zelda esbozó una sonrisa apenada, acariciando su mejilla dulcemente para intentar calmarlo.

-Te desmayaste… Has estado inconsciente una semana…-aquello dejó a Link atónito y sin palabras, por lo que Zelda siguió hablando.-Tenías varias mordeduras profundas pero lo peor es que tenías veneno de tektite en tu sangre… Link, eso es muy peligroso, podrías haber muerto y no dijiste nada… Tuvieron suerte de que no llegó al corazón y seguía en tu brazo…-Link bajó la mirada culpable, a lo que Zelda suspiró.-¿Qué es lo que te digo siempre? Por más valiente que seas eso no te hace inmortal…

-No quería preocuparte…-murmuró el hyliano, dejando de su novia acunase su rostro.-Lo siento, princesa…

Zelda simplemente suspiró, negando con una sonrisa y besando sus labios lentamente. Después de eso lo ayudó a recostarse, debía mantener reposo aún, habría estado muy preocupada todos esos días durmiendo a su lado y rezándole a las Diosas para que no se llevasen antes de tiempo a su novio.

-Tengo que ponerte al día de lo que pasó esta semana.-dijo mientras se recostaba a su lado y acariciaba su cabello.-Fue difícil explicarle lo ocurrido a los zoras, aunque después de Ralis y Ruto apoyarme me empezaron a creer… Eso y que fue la única manera de explicar la congelación y eso.-suspiró Zelda.-A ver qué más… Oh, Ruto se ha tomado su papel como reina muy en serio. Te perdiste el funeral a la reina Rutela y los soldados, incluso tuve que preparar un mini discurso, aunque por suerte fue muy privado, no queremos que Ganondorf sepa que estamos aquí y tú enfermo… Ruto ha madurado bastante, su coronación igual fue privada, aunque dice que esto la supera y acabará abdicando a favor de Ralis cuando sea mayor de edad.

Link suspiró, acurrucándose en brazos de Zelda. Seguía cansado, pero al menos se encontraba con más energía y mejor.

-Bueno, me alegro de que se tome las cosas en serio…

Zelda sonrió, acariciando el cabello de su novio dulcemente tratando de calmarle.

-No te apures, estaremos aquí hasta que te recuperes por completo… Lo más importante es que mi héroe esté bien…

Link sonrió al escuchar aquello, para así compartir ambos un dulce beso y Link descansar entre los brazos de su novia.


Tuvo que pasar otra semana para que Link se recuperase por completo. La doctora que lo estaba cuidando, una zora llamada Yona y sobrina de Muzu, le habría dado de alta ya pero le recomendaba caminar primero antes de hacer cualquier actividad peligrosa. No le quedó más que aceptar, gracias a su novia protectora, y se iban a quedar otra semana en lo que Link se quedaba al cien por cien. Ruto acabó disculpándose con Link por su comportamiento, a lo que Link la perdonó, no era alguien que guardase rencores y estaba realmente feliz de ver a Ruto más enfocada en lo importante, le daba un aire de madurez que le sentaba bastante bien.

Link daba paseos con Zelda por toda la región, tratando de hacer algo de actividad física antes de volver a emprender su camino. Ya mañana partirían a la fuente de la Sabiduría, por lo que sería el fin de ese mini descanso. Habrían subido desde el embalse oriental hasta las termas de Lanayru, donde se apreciaba una hermosa vista del horizonte y anochecer, una perfecta vista del monte Lanayru a donde partirían la mañana siguiente. Zelda se adelantó un poco más frente a él, como si más que contemplando las vistas, sintiese nuevamente una carga sobre sus ojos que Link notó preocupado.

-Esa montaña que se ve a lo lejos es el monte Lanayru.-dijo Zelda dándole la espalda a Link.-El nombre le viene de Nayru, la Diosa de la Sabiduría…-bajó la mirada apenada, cosa que preocupó más a Link quien tenía la mirada fija en su novia.-Según una antigua tradición, los menores de diecisiete años no pueden subir a la montaña… Se cree que no poseen la sabiduría suficiente y podrían deshonrar a la Diosa.-suspiró, elevando la vista nuevamente hacia el monte.-Ni en la Fuente del Poder ni en la Fuente del Valor fui capaz de despertar mis poderes… En esa fuente, en la de la Sabiduría, quizás lo consiga… Lo presiento...-su mirada pasó de una de temor a una más decidida, llevándose las manos al pecho.-Podría equivocarme, pero siento que debo agotar todas las posibilidades, por remotas que parezcan…-suspiró, bajando sus manos.-Tengo ya diecisiete años…-murmuró tenuemente, dándose la vuelta y mostrando su semblante apenado a su héroe.-Creo que ha llegado la hora de ir a la montaña…-acabó diciendo, aunque ese mismo semblante apenado tornándose a uno más decidido sin dejar de reflejar el miedo que sentía la princesa.


-¡ERES UNA ZORRA INÚTIL!

Se escuchaban los fuertes golpes y los gemidos adoloridos que soltaba la mujer que los recibía, a la vez que los llantos rogándole a su agresor que se detuviese, llantos que solo incrementaban la cólera de este.

-¡No creí que fuese a escapar!-lloraba Cya, en el suelo, recibiendo otra patada en sus costillas y llegando a escupir sangre.-Ganondorf, amor… Aunque pudiese haberlo matado, no podría haberle arrebatado su fragmento… Lo habrías perdido para el resto de esta vida… No poseo el hechizo… No lo he encontrado…

Ganondorf simplemente bufó molesto, dándole una última patada a la mujer y haciéndola gemir adolorida, escupiendo más sangre.

-Odio a los inútiles, ¿me has entendido?-sentenció Ganondorf tajante, con una mirada capaz de asustar al mismísimo satanás.-Y más te vale que si vuelves a encontrarte a ese insignificante mocoso, hayas conseguido arrebatarle su fragmento de la Trifuerza o yo mismo me encargaré de aniquilarte si no lo ha conseguido él primero.

Después de aquello, salió de aquel pasadizo que llevaba a los calabozos y se encaminó al salón del trono. Aquellos dos estúpidos mocosos se le estaban resistiendo, pero pronto los encontraría y una vez esa estúpida fulana de Cya consiguiese el hechizo que permitía robar los fragmentos, nada lo detendría. Sería el ser más poderoso no solo de Hyrule, si no del universo. Tendría el poder de un Dios. Solo ansiaba eso, poder.

Estaría relajándose, tocando una siniestra melodía en su órgano, cuando escuchó la puerta abrirse a lo que apretó con fuerza las teclas de su órgano, llegando a romper algunas debido a la fuerza.

-¡¿QUIÉN OSA INTERRUMPIR AL REY?!

-No no no cariñito, no debes levantarle la voz así a tus madres. Te hemos educado mejor que eso.

Rápidamente se levantó de su silla al ver a sus dos madres en la puerta, yendo rápidamente detrás de ellas y tomándolas de las manos. Eran unas ancianitas gerudo, unas hermanas gemelas que lo acogieron cuando era un recién nacido, las mujeres que lo criaron y lo convirtieron en quien era, sus madres y las amaba como tal, sobre todo al nunca ocultarle quién era realmente.

-Madres, ¿qué hacen aquí tan tarde?-preguntó Ganondorf con preocupación.-Os acompaño a vuestra habitación, vamos.

Koume, la mayor de las gemelas, tiró a su hijo de la mejilla mientras negaba.

-Tienes mejores cosas de las que preocuparte, hijito. Deja de preocuparte por estas viejas.

-Así es.-respondió Koutake.-Es por eso que iremos al Templo del Espíritu.

Ganondorf las miró preocupado, sin entender a qué venía aquello.

-¿Al templo del Espíritu?-preguntó confuso.-Es un sitio muy peligroso… ¿A qué vais allí?

-Creemos que la respuesta a tu hechizo puede encontrarse allí dentro.-respondió Koutake, para luego hablar su hermana Koume.

-La Diosa del Desierto es considerada una Diosa maligna y en el pasado no solo protegió a nuestra tribu después del exilio, pero si no también fue nuestra base y escondrijo, así que seguro nuestros antepasados nos dejaron pistas allí.

Ganondorf asintió levemente, para así suspirar y apretar sus manos.

-Está bien, pero id con cuidado las dos.-sentenció firmemente.-E iréis en el avión privado de la familia real hasta el desierto, ¿entendido?

Koume y Koutake simplemente rieron, para así tirar de ambas mejillas a su hijo y besar cada una una respectiva mejilla, haciendo que Ganondorf suspirase. Podría ser el rey del mal, pero no podía negarle nada a sus madres.


Impa estaba recostada en su celda, apoyada en la pared de esta. Su cuerpo estaba malherido, pero no estaba muerta. Sabía que a Ganondorf no le convenía eso y mientras todavía pudiese serle de ayuda, su vida no peligraba.

Vio en eso el pasadizo secreto abrirse, apareciendo la reina consorte bastante magullada y con una mano en sus costillas murmurando un hechizo de sanación, a la vez que con su otra mano le traía una bandeja con comida como cada día. Impa rio irónica, ganándose una mueca de asco por parte de Cya.

-Te va a matar.-respondió Impa, tomando la bandeja y bebiendo el agua.-¿Acaso te ha dado ya todo el poder que te prometió? ¿Estás dispuesta a morir por él?

-Tengo que mostrarle mi valor primero.-respondió con un tono adolorido por sus heridas.-No pretendas confundirme, no traicionaré a mi señor Ganondorf.-dijo tajante la reina.-Dime, estúpida sheikah, ¿estás dispuesta a morir por una familia real que os ha tratado como os ha tratado durante toda vuestra historia?

Impa suspiró, dejando el vaso a un lado y mirando a la reina.

-Es verdad que la familia real de Hyrule no tiene las manos limpias de sangre.-respondió Impa.-Pero Hyrule es más que su familia real, es su gente. Y sé que dentro de la misma familia real hay gente que de verdad ama el reino y lo cambiará a mejor. Zelda será una gran reina cuando todo esto acabe y tendrá todo mi apoyo cuando eso ocurra.

Cya gritó colérica al escucharla, dando una patada a la bandeja y tirando toda la comida por los suelos. Impa no se inmutó, era otro arrebato más de aquella estúpida niña.

-¡Odio a esa puta niña!-exclamó Cya molesta.-¡La odio! ¡Y voy a robarle su fragmento de la Trifuerza y después matarla! ¡Y yo tendré el poder que mi señor me prometió! ¡Y te dejaré lo suficientemente viva para que vivas en un mundo sin tu preciada niña y nos veas destruir este estúpido reino hasta dejarlo cenizas!

Impa no se inmutó, mirando a la reina salir nuevamente de los calabozos. Simplemente suspiró, para así ponerse a rezar esperando que su protegida estuviese a salvo y pronto cumpliese con su cometido y los salvase a todos junto con el héroe elegido. Ganondorf debía morir pronto.


Comentarios finales: ¡Feliz años a todos! Sé que prometí actualizar antes pero el cuatri en la universidad más el trabajo me tenían muerta. Eso y que también así como a los jugadores nos es difícil el templo del agua, a la autora le es difícil narrar un templo de agua.

Estoy en época de exámenes y no terminaré hasta el 19 de Enero, después de eso prometo tratar de actualizar un poco más seguido como venía acostumbrando a hacer. Este capítulo fue de 8.979 palabras en compensación al tiempo, no prometo que los siguientes tengan longitud parecida pero trataré que tengan contención. Empecé a escribir este capítulo a las 17:00 del día 7 de Enero y mientras escribo esto son las 4:51 del 8 de Enero sin dormir, para que comprendáis cuánto se tarda en escribir estos capítulos.

En celebración del año nuevo, una serie de datos curiosos:

-La primera vez que escribí este fanfic fue hace seis años.

-Actualmente tengo la edad que le di a Cya (22 años) y me da mucho cringe imaginármela ahora con mi edad JAJAJAJAJA. Cuando escribí el primer capítulo tenía 16 años, qué vergüenza.

-La experiencia de Link con Malon borracha está basada en la canción "Why'd You Only Call Me When You're High?" de Artic Monkeys, canción que está en la playlist oficial del fanfic en Spotify "The Legend of Zelda: The Lost Legend". También adolescentes bebiendo y fumando porros en un embarcadero está sacado de mi propia ciudad (no me digáis que no es creíble, literalmente lo he vivido yo he sido Link en ese escenario y con menos edad incluso, no me enorgullezco pero he tenido gente en fanfics anteriores diciéndome que estas experiencias no son creíbles)

-El último diálogo de Zelda está adaptado de un recuerto de BOTW

-Sasan es el chico hyliano al que Finley, la niña zora de BOTW, le manda una carta en barril por el río zora en BOTW.

-Muzu es el zora molesto de BOTW y Yona la prometida de Sidon en TOTK

-Los chuchus y tektites, al igual que el templo y el jefe final estaban basados en sus respectivos de Twilight Princess

-Los Indigo-go's son la banda zora de Majora's Mask.

Eso es todo por hoy, son las 5:00am así que no quiero añadir nada más :) ¡Hasta luego y que la Trifuerza os acompañe!