21 - 22 de agosto 1812
De acuerdo a lo planificado, los viajeros llegaron a Lambton en horas de la tarde. El coronel Weston fue muy insistente para que los Gardiner y Elizabeth se hospedaran en su casa. Pero finalmente declinaron la invitación ya que casa del coronel era relativamente pequeña y no tenía prácticamente sirvientes.
A la mañana siguiente, Elizabeth estaba terminando de peinarse cuando su tía le aviso que había llegado el coronel Weston, y estaba en la salida privada de la posada esperandola.
Termino rápidamente de arreglarse y bajo a encontrarse con el coronel, que estaba parado mirando a la puerta, esperándola.
Después de los saludos de cortesía, le dijo con tristeza, "Disculpe que vine tan temprano a visitarla Srta. Bennet, pero lamentablemente recibí ordenes urgentes de mis superiores, y debo marcharme enseguida al norte del país. Varios de los soldados de mi regimiento ya están en camino."
El rostro de Elizabeth se entristeció por la noticia, ya que disfrutaba mucho de la compañía del coronel. Antes que pudiera contestarle, le tomó su mano, la miró a los ojos y le dijo, "Si bien esperaba tener unos días más para disfrutar de su compañía y tener la oportunidad de conocernos aún mejor, no deseo partir, sin antes hablar con usted sobre mis esperanzas y anhelos."
Elizabeth se ruborizo y bajo la vista. El coronel le beso la mano. "Srta. Bennet, en estas últimas semanas, la admiración que años atrás sentía por usted, se ha transformado en un sentimiento mucho más tierno y profundo. Pienso en usted constantemente, y deseo estar con usted en todo momento. Nunca sentí algo igual por ninguna otra dama y estoy convencido que jamás lo voy a sentir." Se arrodillo y mirándola a los ojos le dijo, "¿Me haría el gran honor de ser mi esposa?"
Elizabeth cerró los ojos y pensó en lo que sentía por el coronel: innegablemente lo admiraba, respetaba y apreciaba. Sin duda, a medida que pasaba el tiempo y lo conocía mejor, más le agradaba, y era muy probable que con el correr del tiempo, esos sentimientos crecieran aún más. Abrió los ojos y con una leve sonrisa respondió, "Si, coronel Weston. Con gusto acepto ser su esposa."
El caballero sonrió, se levantó, y lentamente mente su rostro se acercó al de Elizabeth, la miró a los labios y después a los ojos, y por fin, la beso suavemente en los labios.
Elizabeth cerró los ojos, ya que deseaba recordar para siempre ese momento, su primer beso. Fue muy rápido, y no pudo determinar con precisión lo que sintió. Abrió los ojos, y el coronel sonriendo le preguntó, "¿Puedo llamarte por tu nombre cuando estamos solos o con los Gardiner? Quisiera que me digas Patrick en lugar de coronel Weston."
"Si puedes, Patrick."
"Gracias, Elizabeth. En cuanto termine esta misión, voy a ir a Longbourn a hablar con tu padre para pedir formalmente su permiso para casarnos. ¿Puedo escribirte?"
"Si, puedes. ¿Sabes cuánto tiempo vas a estar en el norte del país?"
"No lo sé con certeza, pero estimo que serán solo unas pocas semanas. Hay varios disturbios a causa de la muerte de unos trabajadores en fábricas y minas, y la milicia local pidió ayuda para contener la situación ya que hay indicios que podría haber una rebelión."
"Espero que puedan contener la situación." Elizabeth suspiró, "Varios de los hijos de los inquilinos de Longbourn se han ido a trabajar a las fábricas y minas del norte del país. Unos pocos volvieron, y las historias que he escuchado es que las condiciones de trabajo son muy malas."
"Lamentablemente, en muchos casos es así..."
Conversaron unos pocos minutos más, posteriormente el coronel habló brevemente con su hermano político sobre su compromiso con Elizabeth. Después se marchó.
