Ladies and Gentlemen!

Ustedes no me conocen pero espero que los pueda conocer más adelante. Es un honor presentarme ante todos ustedes y presentando una historia más de un anime que realmente adore de principio a fin.

Mucho gusto, mi nombre es AnZuZu Dragneel, soy una escritora más en este maravilloso pero cruel mundo de las palabras plasmadas y de los fanfics que son escritos por los mismos fans para todos y cada uno de nosotros.

Soy una escritora que ya llevo tiempo escribiendo y se podría decir que soy una veterana. ¿Cuál es mi misión? Es darles sentimientos a los personajes de quien escribiré, es darle miles de emociones, momentos y lugares que en algunas ocasiones se puede apreciar pero que no son capaces de explicar. Me encargo de hablar con cada uno de los personajes, me encargo de poder ofrecerles todo para que todos nosotros, nos podamos quedar maravillados y con un agradable sentimiento en el pecho que nos puede otorgar nuestro corazón. Me encargo de ayudar a las personas como yo, con debilidad visual, me encargo de subrayar algunas palabras, y en su totalidad los diálogos para que se más cómodo de esta forma que no fuercen su vista para dicha acción. Me encargo de prestar atención a las palabras de todos y poder cumplir con mis expectativas para seguir evolucionando en mis historias, en mi manera de escribir.

Es de esta manera en la que me presento ante todos ustedes.

It's time to read!

It's showtime!


Aclaración: Watashi no Shiawase na Kekkon (My Happy Marriage) no me pertenece. Es propiedad de Agitogi, Akumi. Yo solamente pido prestado sus personajes para poder escribir mis historias que se podrán leer a continuación.

Aclaración: Con estas historias no estoy cobrando por ninguna ganancia o regalía. Solo escribo para el entretenimiento de todo público pidiendo permisos al autor. Cualquier aclaración, pueden escribir en los comentarios su opinión al respecto.

Aclaración: Recuerden que esta historia es un fanfic, historias ficticias escritas de fans para fans, algunas cosas pueden cambiar y otras más se pueden agregar. No siempre los personajes contienen las mismas personalidades. Por favor, si no les gusta, abstenerse de comentarios ofensivos y/o negativos.


Cada que abría los ojos por la mañana, no podía evitar sentirse más cansada que el día anterior. Todo su cuerpo se encontraba tan adolorido y pesado que un pequeño quejido salía de ella mientras intentaba cubrir su cuerpo del frio que se estaba sintiendo en aquella pequeña habitación que le asignaron desde hace ya bastante tiempo. Cubrió su cabeza y se hizo bolita en el interior de sus sabanas, solo quería seguir soñando con un mundo cálido y acogedor donde si la quieren y puede escoger levantarse tarde porque así lo desea.

Soltó un pequeño suspiro, sabia que ya no debía dormir más o la iban a regañar como todas las mañanas sucede cuando el desayuno de sus "señores" llega tarde por su culpa. Con pesar, se levantó de su futón para empezar a limpiar su pequeña habitación y preparar sus desgastadas ropas para después empezar con la limpieza de aquella gran mansión. Una actividad que solo se le asigna a ella.

Miro por un instante sus piernas llenas de rasguños, sus brazos con alguna que otra cicatriz como sus manos, las palmas y sus yemas, se encontraban tan desgastadas y magulladas que no podía evitar sentir un poco de pena por si misma. Con aquella peineta rota y desgastada, cepillaba su largo cabello oscuro, tuvo que morder sus labios en ese momento, se encontraba bastante desgastado que prefirió dejar de cepillarlo y solo atarlo para evitar verlo.

Ella era un desastre.

Se sentía tan fea y espantosa que una punzada de dolor sintió en su pecho. Negó suavemente para alejar las lágrimas, se dio leves golpecitos en las mejillas para animarse un poco y salió de su cuarto antes de que empezaran a gritar el porque ella no se encontraba a primera hora frente a sus pies.

Aquella joven que todo el mundo miraba con pena y que no podían hacer nada por ella, se llamaba Saimori Miyo y siendo la hija mayor de Saimori Shinichi, ella no tenía ningún tipo de poder en aquella mansión, solo era una sirvienta más vestida como una hija cualquiera que era tratada de las peores maneras posibles, pues todo lo que una vez tuvo, se le fue arrebatado, incluso el amor que una vez su madre le dejo antes de morir, todos sus recuerdos y posesiones, fueron tiradas a la basura como ella lo fue en ese entonces.

Su cuarto era el más pequeño que se puede imaginar, su único par de ropa que tenía, se encontraba tan rota y desgastada que de vez en cuando le cosía pequeños parches para evitar sentir la vergüenza. Sus mejillas eran capaces de encontrarse siempre rojas por los golpes que le daban cuando ella no entendía una tarea asignada. La joven solo agachaba la mirada pues no era apropiado que ella los vea a los ojos y solo se encogía al saber que un golpe más vendría luego de las burlas que escuchaba de su "hermana" menor.

Ni siquiera había recibido estudios, no era capaz de leer o escribir, ni siquiera sabía sobre la etiqueta, no sabía nada.

¿Así quien se fijaría en ella?

Sabia muy bien que nunca saldría de aquella casa y si salía de aquel lugar, es porque sería vendida a alguien más. Es por eso que ese lugar no lo consideraba un hogar, solo era una prisión más de la que tendría que dedicar su vida para siempre.

Antes de dormir, solo rezaba porque, al día siguiente, aun siguiera despertando a pesar de todo el hambre que sintiera en ese momento como del dolor que sentía en su cuerpo. Solo rezaba por que alguien llegara a su vida y la sacara de ese lugar.

Solo quería ser libre.

-¿Miyo?

Abrió los ojos despacio al igual que sentía las lagrimas salir de sus ojos. Parpadeo un par de veces al sentir como pasaban un pañuelo por su rostro con una increíble suavidad que creyó por un momento, que aquello era todavía el sueño del que no quería despertar. Al sentir su rostro limpio, se enfoco en aquellos ojos azules que le miraban con atención, aunque también, con un poco de preocupación.

Se levanto poco a poco del futón, con ayuda de aquella persona, donde dormía para mirar la gran habitación donde se encontraba como en la mesita, se encontraban varios libros y demás cosas que guardaba con cariño. Poco a poco, sus recuerdos regresaron a ella que no pudo evitar sentirse un poco tonta al respecto. Había dejado la mansión Saimori para vivir con el que se convertiría en su prometido, en la persona con la que su padre la regalo. En su camino, no pudo evitar escuchar las malas lenguas y tener miedo a esa persona tan desconocida que realmente llego a pensar en no llegar a su destino. Pero su sorpresa fue que, al ver aquel hombre, sus ojos no pudieron separarse más de él, era hermoso, aquella mirada era demasiada fiera, aunque de cierta manera, estaba acostumbrada a que la miraran con total desagrado que solo aceptaba sin dudar cada una de las condiciones que le impuso para vivir a su lado.

Con el tiempo, se dio cuenta que aquel hombre de nombre Kiyoka Kudou, era diferente a lo que había escuchado. Aunque al principio desconfiaba de que ella le pudiera hacer algún daño, poco a poco es que se dedicaban palabras, se dedicaban miradas e incluso, confiaban un poco más en el otro. Aquel hombre que siempre se mostraba como un muro frio, en realidad era de lo más cálido que podía llegar a imaginar y que solo era una imagen que le mostraba a ella. Las suaves sonrisas que siempre le dedicaba, aquellos cálidos ojos que siempre la miraban, aquellos fuertes brazos de los que se cobijaba cuando empezaba a tener pesadillas. La apoyo cuando decidió por su propia cuenta, tomar clases, quería conocer aquel nuevo mundo que se describía en libros pero también, quería ser una buena esposa que siempre apoyaría a su esposo. Sin importar que sus manos se encuentren maltrechas por el trabajo forzado de limpieza, siempre la tomaba de la mano para hacerle saber que siempre se encontraría ahí.

Justo como en ese momento que no dejaba de dar pequeñas palmadas en su espalda y hablaba con suavidad a su lado.

-¿Kudou-sama? -Pregunto Miyo con suavidad cuando salió de sus pensamientos y lo miro.- ¿Qué es lo que sucede?

-Eso debo preguntarte yo -Soltó un pequeño suspiro.- Me levante porque creí escuchar algo pero solo te escuche sollozar, ¿Te encuentras bien?, ¿Quieres que llame algún doctor?, ¿Tuviste otra pesadilla?

Miyo no pudo evitar mirarlo con sorpresa al notar aquel rostro preocupado como la suavidad con la que tocaba su frente, sus mejillas y sus manos. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro al mismo tiempo que pequeñas risitas salían de ella. Kudou no pudo evitar mirarla con sorpresa pero al poco rato, relajo sus hombros al escucharla reír.

-Solo tuve un mal sueño, eso fue todo -Tomo la mano de su prometido entre las suyas para darle seguridad.- Recordé un poco cuando vivía en la mansión Saimori, no es nada importante

-Ya veo -Agacho un poco la mirada.- Supongo que no fue nada agradable recordar

-Fue agradable -Sonrió Miyo.- Porque a pesar de lo malo que fue, se me fue recompensado lo que pedía en ese entonces

-¿Y qué era lo que pedias?

-No lo diré -La joven lo miro con cariño, el mismo que le fue devuelta por parte de él que acariciaba su cabello.- Es un poco vergonzoso pero lo único que puedo decir, es gracias Kudou-sama, por haberme salvado

-Gracias a ti por querer quedarte a mi lado -Susurro el mayor antes de besar su frente con suavidad.- Es hora de seguir durmiendo, dulces sueños Miyo

-Espere

Sin poder levantarse, la mano de Miyo tomo la suya con fuerza. Aquel pequeño sonrojo de su rostro que era capaz de colorear sus orejas, Kudou de igual manera no pudo evitar sonrojarse e intentar desviar su mirada de lo linda que se veía ella al no querer separarse. Carraspeo un poco y asintió ante aquella pregunta silenciosa que hacia la joven. Con un poco de nerviosismo, Miyo se acercó un poco más a su prometido para recargar su cabeza en el hombro contrario. El mayor, soltó un suave suspiro para recargar su cabeza en la de ella y enlazar sus manos con suavidad.

-Probablemente Godou me regañe mañana por dormirme en el trabajo -Se burlo Kudou, Miyo sonrió.

-Dile que fue por mi culpa

-¿Y que lo grite? No gracias -Volvieron a soltar risitas.- Tal vez no deba ir a trabajar y quedarme a descansar en casa

-Eso suena bien para mi -Cerro sus ojos ante aquel suave respirar de su adorado prometido, aquella calidez que desprendía el cuerpo contrario, poco a poco, sus ojos empezaban a cerrarse.- Podríamos…

Y de manera tan rápida, es que ella cayo dormida.

Kudou no pudo evitar sonreír y quitar con dulzura los cabellos que tapaban el rostro de su dulce prometida. Una pequeña sonrisa era capaz de verse en aquel delgado rostro. Le alegraba que después de arreglar tantas cosas en el pasado, es que era capaz de apreciarse una bonita sonrisa en ella. Le quedaba mejor una sonrisa que aquellos ojos que solo mostraban dolor.

Sería una larga noche y aunque su espalda pagaría el precio, no importaba, pues solo quería saber que Miyo a partir de ese momento, siempre tendría buenos sueños, aunque sea con él acompañándole en cada noche. Kudou bostezo un poco, cerro sus ojos para acomodarse mejor y acercar a la joven a él.

Que tengan dulces sueños, pues cuando despierten, los rostros adormilados del otro les hará saber que aquello que presenciaban, era la dulce realidad de una linda pareja de prometidos que contra todo pronóstico, pudieron conocerse y nunca más quisieron separarse.


¡Muchas gracias por leer!

Desde hace algún tiempo que había querido escribir de ellos dos, aunque debo decir que fue desde que termine de ver el anime pero por algunos problemas que tuve, no había tenido oportunidad alguna. ¡Espero regresar muy pronto por aquí! Pues estoy segura que los sentimientos de nuestros queridos personajes, serán los que nos guíen a encontrarnos de nuevo.

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Por cada comentario el escritor desvelado tendrá una gran sonrisa en su rostro y más energías al seguir escribiendo.

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¡Nos vemos a la próxima!


Atte.: AnZuZu Dragneel

Fecha: Lunes 8 de Enero de 2024