En un mundo gobernado por Alfas en su mayoría, ¿podría un Omega de bajos recursos hacerse de ese mundo?

Para muchos esto sería una cuestión risoria, un hecho inimaginable e incluso un tabú del que jamás debía hablarse; sin embargo, entre tantas opiniones, se olvidan que el mundo en el que vivimos está hecho de cosas imposibles. De asuntos improbables y de cosas inimaginables, así que, cuando la fabrica de chocolate mas grande del planeta anunció que abriría sus puertas una vez mas al mundo para que nuevos productos llegaran, y el olor a chocolate reinara, nadie se imaginó lo que llegaría a ocurrir después.

¡Willy Wonka contraería nupcias!

Fue lo que se escribió en cada periódico, en cada cartel y en cada publicidad. Las noticias que le siguieron solo fueron notas con tintes amarillistas; y quién consiguió la primicia se le considero como un Beta con mucha suerte.

No hace falta mencionar que aquel suceso hizo explotar en un sentido metafórico el mundo de la farándula y los negocios. Todos se preguntaban quién había sido el afortunado o la afortunada de hacerse de un gran patrimonio, y una fortuna que se elevaba mas allá del cosmos entendible de un humano. Quién habría sido tan inteligente como para hacer caer a un gran Magnate y un CEO tan... Excéntrico para que accediera al matrimonio.

Cada cual preguntaba, y se daban especulaciones, pero ninguno pudo dar con la verdad.

O al menos no, hasta que ese día tan esperado llegó.

En ese momento todos pudieron contemplarlo, las cámaras le apuntaron y los flashes lo iluminaron.

¡Era un Omega!

No había duda, el bordado del traje blanco e incluso el olor que llegaba a desprender lo delataban. Su piel como la porcelana y sus gestos dóciles solo lograba afianzar lo que se descubrió.

Fue una verdad impactante, pero nadie dijo nada en medio del shock. Así que cuando ambos hombres dieron el sí acepto, y ocurrió el intercambio de anillos como símbolo de su eterna y poderosa alianza matrimonial, para nadie fue una sorpresa el que la mitad de los invitados gritara con relativa incredulidad.

"¡El Señor Wonka se ha casado!"

"¡Un Omega es su pareja!"

"¡El soltero mas codiciado ha dejado de serlo!"

"¿Que sucederá ahora con la fabrica?"

Esa y muchas preguntas mas surgieron gracias al caótico momento, sin embargo como si el chocolatero hubiera esperado justamente esta misma reacción, lanzo una bomba más que hizo estallar las cabezas de los mas conservadores, y ganarse a la vez, las alabanzas de los que se consideraban mas liberales.

"...Con mis sentidos en orden y mi mente con sus capacidades mentales, yo, Willy Wonka, dejaré como único heredero de mi fábrica a Charlie Bucket, mi amado esposo; y si algún Dios nos sonríe en un futuro, a los cachorros que lleguemos a engendrar dentro de nuestro matrimonio."

No hace falta relatar el pandemonio que le siguió a lo recién revelado, sin embargo, eso ayudo a que la boda del Chocolatero y el Omega afortunado, se inmortalizara como el suceso más importante del año.

Nadie creía que un Omega pudiera hacerse del mundo en sus manos, pero justo ahora, ese omega les demostraba lo equivocados que estaban.


Para Charlie, el hecho de casarse a sus veinte tantos años con el Alfa mas excéntrico del mundo conocido, tenía sus pros y sus contras.

En primera, era verdad que el amor que se profesaban se volvió real en algún punto, luego de una confesión a medias y mal entendida por el infantil chocolatero que lo único que mantenía en su cabeza eran chocolates, y el esfuerzo del Omega para que el mayor entendiera en un amplió espectro lo que significaba el amor y sus propios alcances. Cuestión que significaba una increíble ventaja al aventurarse en las decisiones diplomáticas y económicas de la misma fábrica.

Sin embargo, así como había ventaja, claramente surgía una desventaja.

Willy era demasiado protector; y no es que se quejara de esta protección tan característica de los Alfas, sino que, había veces en las que esta protección no hacían mas que cortar su camino cuando se planteaba nuevos y arriesgados objetivos.

Un ejemplo de esto, sucedió cuando Charlie intento patentar un nuevo chocolate exclusivo de la marca Wonka y su querido mentor, lo impidió con una astucia que era digna de alabarse a un alto magnate.

¿Y por qué de este impedimento te preguntarás? Bueno, se debe a que ese chocolate era una creación que se consideraba de dominio público. Después de todo, ¡hacer chocolate en una barra junto a algún cereal era derecho de todos y no de unos cuantos! Así que la idea de Charlie, fue rotundamente rechazada, claro aunque no sin antes explicar el porqué.

Charlie no tuvo mas que aceptarlo.

La segunda ventaja, es que ahora Charlie no debía preocuparse de que debía comer el día de mañana, su vida y la de su familia se había vuelto mucho mas sencilla, por lo que no había problema con el ir y venir del salario que Wonka insistió en asignarle; pero, justo como pocos se imaginarían, esto también traía una desventaja bien escondida, y es que, ¡desde que llego a la fábrica no pudo gastar en absolutamente nada! Willy le proporcionaba todo lo que llegaría a ocupar, y eso en un principio estaba bien, sin embargo, el hecho de que él como un Omega adulto no podía siquiera costear sus propios gastos como un individuo independiente, le hacía sentir casi un aprovechado. Lo que llevaba a que Charlie rogara por un poco de libertad financiera...

Un ejemplo sucedió justo la semana pasada, antes de la boda.

Ambos hombres se encontraban en el laboratorio, intentando crear un dulce que pudiera brillar en la oscuridad y no fuese dañino para nadie en general, Charlie intentaba leer los complicados símbolos que era la letra de su amado futuro esposo, y Willy con un gesto de absoluta concentración vaciaba con esmero la formula mejorada sobre el caramelo.

Había un silencio ensordecedor, y cuando parecía que todo iba a salir bien, Charlie pregunto:

"...¿Estaría bien si colocamos un portal de flores blancas en el altar? A mi en lo particular me gustan las rosas con tintes rosados, ¿que dices?"

"¿Qué...?" En la absoluta concentración de la creación de un nuevo caramelo, Willy apenas presto atención a lo que el menor comentó. Y asintiendo ante el miedo que surgió de que su amado sucesor no obtuviera la respuesta que esperaba, solo respondió: "Sí. Es buena idea. Hagamos eso."

Charlie, que por un momento se emocionó con lo declarado por el mayor, se lleno de una clara emoción, y decidiendo que por primera vez en mucho tiempo él podría aportar algo a su propia boda, habló con un brillo especial en sus ojos.

"¡En ese caso, tendremos flores blancas en nuestro altar! Mandare a realizar un hermoso portal y las flores adornaran el lugar. Ocupare de mi propio dinero para que no haga falta absolutamente nada..."

"¡¿Qué?!"

Y como sí Wonka hubiera escuchado algo bastante malo, exceptuando el uso de flores, dejó de lado la formula de sus manos y miro a su lado, prendando sus ojos al contrario.

"¿Cómo que ocuparás tu propio dinero para las flores? ¡De ninguna manera! Querido, deseo recordarte la fortuna que cuelga de mi cuello, así que por favor, abstente de gastar un solo centavo. Me preocupa que tu economía aun no este lo suficientemente solida."

"¿Qué no esta lo suficientemente...?" Charlie murmuró, y comprendiendo una vez más lo que sucedía frente a él, frunció su delicado seño. "¿De qué estas hablando tonto chocolatero? Por si no lo sabías, mi propia fortuna sube a los cincuenta millones de dólares y aun continúa agrandándose. ¿Realmente piensas que aun no puedo costear nada por mi cuenta?"

"No es lo que quiero decir..." Willy negó, y dirigiendo su cuerpo para posarse frente a su querido Omega, mencionó con voz afligida. "Tu fortuna no es ni una decima parte de la mía, así que por favor, no gastes en algo que no es absolutamente necesario. ¡Haré los gastos que hagan falta y no faltara absolutamente nada! ¿No te dije que usaras mi tarjeta de crédito? Además, ¿qué cara pondría sí yo, un Alfa sangre pura deja a su delicado Omega gastar en algo tan pequeño? ¡No! Mi trabajo es proveerte y siempre haré caso de mi instinto, ¿no eso fue lo que me enseñaste sobre las relaciones de Alfas y Omegas?"

"Eso..."

Charlie por un segundo quedo desconcertado ante las palabras de su mentor, por lo que considerando cómo es que trabajaba la mente llena de chocolate de su amado, sencillamente se rindió. No deseando armar un alboroto una semana antes de la boda por culpa de unas simples flores.

"...Supongo que tienes razón, gracias Señor Wonka."

El mayor sonrió, y sintiéndose nuevamente satisfecho regreso a su labor. Sin descubrir la cara complicada de su prometido.

Habían cosas que eran complicadas, podía leerse en el semblante de Charlie.

Y pasando a la tercera ventaja, esta venía con su preparación. La educación que recibió en su pre adolescencia y su adolescencia, para culminar en su joven adultez fue de excelencia. No tenía ninguna queja, y de hecho gracias a ello, ahora tenía un doctorado en administración y finanzas; cuestión que había sido importante para que su mentor pudiera dejarle a cargo de la administración de la fábrica y la mercancía que salía a la venta y público en general.

Aprendió mucho en el camino y se sintió complacido cuando descubrió que su propia hipótesis para la tesis de su doctorado había funcionado a la perfección y se había implementado en la misma fábrica para una mayor producción; sin embargo, como había ocurrido las anteriores veces, esto también incluía una mísera desventaja.

Y es que Willy, ahora insistía en ser él su representante en cada campaña y en cada paso que daba al mundo exterior para expandir más el negocio.

Lo que ocasionaba más de una sola consecuencia, a causa de su infantil insistencia...

"¿Estas completamente seguro? Puedo acompañarte si lo deseas..." Mencionó por décima vez el chocolatero mas famoso del mundo, mientras Charlie solo negaba para terminar de colocarse sus zapatos, con un atuendo que le hacía ver elegante.

La escena quizá era habitual de ver en la pareja que apenas se consagraba como una unida y bonita pareja, sin embargo, el contexto en el que participaban no lo era tanto, pues justo en un par de horas Charlie debía tomar un vuelo en dirección a Estambul para firmar un contrato millonario y benéfico para la gran marca que Willy había llevado al éxito, y el hecho de que Willy estuviese insistiendo en acompañar como una sombra al menor por su propia seguridad, según sus palabras, hacía mención a lo profundamente sobreprotector que a veces llegaba a ser.

Por lo que Charlie, tratando de ser fuerte para negarle el pase al chocolatero y dejando salir su suave olor para calmar las ansiedades internas del mayor, intento convencerlo de lo contrario.

"Señor Wonka, ya hemos hablado de esto. No puedes simplemente colarte en mi viaje cuando la fabrica debe ser dirigida y operada por tú guía... Dejar el trabajo a medias esta mal, y lo sabes."

"Eso qué importa." Willy se quejó, justo como lo haría un niño. Arrugando su entrecejo y frunciendo sus labios. "Puedes estar en peligro si no voy, o incluso podrían aprovecharse de tu linda inocencia. ¡No permitiré que nadie te mire de mala manera! Eres mi representante y debes ser respetado como tal."

"¿Acaso alguien a dicho que me trataran mal en Estambul? Señor Wonka por favor, no entorpezcas mas mi camino y quédate aquí por el bien de la fábrica. ¡El chocolate depende de ti!"

"Ya sé que el chocolate depende de mí." Hablo Willy en un tono dramático. "Pero quiero que entiendas que deseo protegerte de todos esos tontos con cuello estirado que se creen mucho solo por ser de la realeza."

Charlie giró sus ojos, en un gesto de fastidio.

"Se supone que eso haga la realeza, por algo vienen de un linaje y dinastía de siglos. Ellos demandan respeto, sin embargo, justo como eso, también dan ese respeto. ¿Acaso no confías en el Sultán y su Esposa? Tengo conocimiento que han estado intercambiando cartas contigo últimamente..."

"¡Es por otro tema!" Exclamo el chocolatero antes de seguir a Charlie por la habitación. "Además, ¿como sabemos que realmente sean así? Yo en lo personal no confiaría ciegamente en ellos."

"Señor Wonka. Silencio." Demando Charlie, terminando de arreglarse, y posándose delante del mayor, sonrió. "¿Acaso no confías en mis habilidades?"

"¡Claro que confió en tus habilidades!" Menciono con gravedad el mencionado, y desviando su mirada, murmuró. "...Lo que pasa es que no confío en nadie más que en ti, fuera de estos muros hay personas maliciosas."

Al escucharlo, Charlie entendió un poco por lo cuál su amado chocolatero se negaba a dejarlo solo; así que decidiendo que podría hacer al respecto, dio con la solución a su problema.

"Willy..." Llamo suavemente al mayor, y acercandose para dar un suave beso en los labios contrarios, susurró. "Prometo que nadie va a mirarme hacia abajo y mucho menos menospreciar mi posición. De lo contrario, haré un caos hasta ganarme el respeto que me merezco por ser tu representante."

"...¿Estás seguro?" Cuestionó con firmeza el chocolatero, y observando ese par de ojos que le calmaban, recibió un asentimiento como una muestra de esa promesa.

"Por el dedo meñique. Es una promesa de alto valor, ¿no lo crees?"

Willy lo dudo por un segundo, pero dejándose llevar por la confianza que expedía su amado sucesor, le dejo ir. Aunque no sin antes devolver el beso que se le había otorgado, como un gesto cariño que el otro le había enseñado.

Y para no quedarse endeudado.

"Será mejor que cumplas esa promesa, por que si me entero de lo contrario, habrá problemas."

Charlie, sabiendo que las palabras de Wonka eran para cumplirse, asintió. Y retirándose de la habitación para ir a la salida, se despidió.

"Bien, será un trato. Hasta luego, llegare dentro de una semana. No dejes que los Oompa-Loompas coman mucho cacao, abriga bien a mis abuelos y deja que Padre y Madre tomen esas vacaciones pagadas a México."

Wonka volvió a asentir, y borrando su sonrisa cuando su perdió de vista a Charlie, ordenó al Oompa-Loompa a cerca de él.

"¿Podrías por favor traer el teléfono? Tengo que hacer un par de llamadas."

El Oompa-Loompa obedeció, y cuando el teléfono estuvo en las manos de Willy, muchas cosas sucedieron.

Y cuando Charlie llegó a Estambul, pudo ver lo que su paranoico mentor había hecho.

Sencillamente, sobornar con chocolate a la familia real de Estambul había salido de los límites, pero justamente había funcionado para cuando el trato fue cerrado y firmado. Así que no tuvo queja real una vez regreso a la fabrica de chocolate, a un lado de su muy feliz prometido.

...Y, volviendo sobre el tema.

Estaba contento de estar junto a ese gran chocolatero, pues las puertas de muchos caminos se habían abierto, sin embargo, eso también trajo sus propias consecuencias, especialmente una vez fue momento de cumplir debidamente con su papel de Omega y Esposo.

Para ser sinceros, Charlie tenía ciertas expectativas en cuanto al chocolatero, pues casi le doblaba la edad; y aunque en ese mundo donde todos los Alfas vivían hasta cumplir los ciento cincuenta años, cumplir treinta y ocho era ser considerado un joven Alfa, Charlie esperaba mucho de ese conocimiento.

Pero, cuando llego ese preciso momento de consumar su amor dentro de la noche de bodas, lo único que no espero, fue ver como es que era plantado en el lecho mientras su amado Marido iba a cambiarse las ropas de gala por su pijama, encaminarse hasta la cama y desearle buenas noches.

¿Acaso eso era una broma? Se preguntó Charlie en silencio cuando Willy le miro inocente y en espera a que se metiera con él debajo de las sabanas. Por lo que cuestionándole en voz alta, Charlie supo que debía tomar la iniciativa para mínimamente tener correctamente su noche de bodas y no ser un hazme reír la mañana siguiente al no verse marcado como la tradición mandaba.

"...Willy, ¿Sabes lo que debe suceder en la noche de bodas?"

"¡Claro! La pareja debe dormir junta para celebrar que su matrimonio esta completo. Y despertar a la mañana siguiente para anunciar que el matrimonio se llevo correctamente. ¿No es eso lo que debemos hacer ahora?"

"Eso..." Charlie dudó, por lo que suspirando hondamente. Rogo a Dios que le guiara. "Es como dices, pero, ¿sabes cómo es que tenemos que consumar nuestro matrimonio?"

"Durmiendo juntos. Es obvio. Así que ven, duerme."

"Willy..."

Charlie susurró, por lo que sintiendo como es que la sangre subía a su rostro, decidió tomar de frente el asunto, dispuesto a enseñarle qué es lo que debía hacer su tonto Alfa.

"Willy, no sé que es lo que te habrá mencionado tu padre o alguna otra persona en su propio momento, pero necesito que cooperes conmigo en lo que te estaré diciendo. ¿Esta bien?"

"¿Por qué? ¿Hay algo más que debamos hacer? ¿No solo debemos esperar a que venga la cigüeña?"

"Por el amor de..." Charlie se desespero, por lo que tomando de los hombros a su marido para acostarle sobre la cama, se subió encima a hurtadillas. Y mirándole profundamente, murmuró. "Lo siento mucho, pero no dejare que nos humillen a la mañana siguiente. Así que, Willy, esta noche te haré absolutamente mío. Debo de tener al menos mi primera noche de bodas."

"¿Charlie...?" Willy tembló, pero sintiendo como un algo dentro de él despertaba al olor del Omega, espero con suaves ansias.

"Solo sigue lo que diga y tus propios instintos harán el trabajo." Instruyo Charlie, y esperando paciente a que su marido actuara, el mismo preparo el momento.

...Y así, gracias a que Charlie se esforzó de muchas maneras, la marca en su cuello fue alabada y envidiada por muchos en todos los lugares y sitios que llegaba a frecuentar. La noticia de la consumación de su matrimonio llego a todos los rincones del mundo, y cuando Willy pudo procesar que la cigüeña no existía y que tocar a su Esposo de otras maneras le hacía sentir más que bien, la primer buena noticia llegó.

Como la Paloma que prometía una tierra bendita.

¡Charlie estaba en cinta!, y eso solo significó que una nueva aventura iniciaba para el reciente matrimonio: Todo fue nuevo, caótico pero tenía sus propios tintes dulces como el sabor del chocolate.

Los consejos de los padres de Charlie fueron absorbidos y aprendidos, tanto como las palabras de los mas viejos, aunque no se pudo decir mucho del Doctor Wonka. A él, solo lo visitaron una sola vez para dar la noticia, y después de ello, Willy trato de olvidar su presencia.

Charlie no mencionó nada, pero se mantuvo en contacto con su suegro, solo por si las dudas.

Y cuando las nauseas se terminaron, los antojos cesaron y las largas noches en el nido construido por Charlie concluyeron, fue el momento de dar a luz.

La primogénita del matrimonio Wonka llegó al Mundo en un día de invierno, y fue celebrado como solo un apellido tan excéntrico como lo era el mismo Willy Wonka, podría hacer. Lanzando al mercado un nuevo dulce que brillaba, aún en la mas profunda oscuridad y con el nombre de Anne inmortalizado en el.

El suceso fue histórico, pero lo que pocos sabían es que eso solo significó el inicio de lo que muchos llamaron con dramatismo, una dinastía de chocolateros.

Por lo que después de llegada la pequeña Anne, le siguieron sus cinco hermanos menores:

Timothy Wonka.

Susan Wonka.

Hannah Wonka.

Y los gemelos, Wendy y Winter Wonka.

La fábrica y los dulces recobraron un sentido de vida, que jamás se esperaría. Y para lo que muchos fue un final de una bonita historia, para Charlie, significó más que solo el final...

Esto fue solo el inició de su travesía...

Y el inicio de su propia lucha.