Dormitorio Slytherin, Hogwarts, 25 de diciembre de 1992

Harry tenía entre sus manos el diario que había recibido del señor Malfoy y su padre el primer día de aquel curso.

"Feliz Navidad, Harry" le devolvió la felicitación el diario.

Por fuera no parecía nada extraordinario, pero lo que había en su interior era mucho más, una ventana al pasado.

Un pasado donde su mayor enemigo habitaba.

Su padre le había dicho que era seguro, que él no podía hacerle daño siempre y cuando solo se mantuviera pegado al plan, conseguir información y llegar a comprenderlo.

Lo que no esperaba era llegar a entablar un vínculo con Tom Ryddle. Era solo un poco mayor que él, y era especial.

Habían empezado solo con pequeñas frases, de reconocimiento, luego fueron vivencias, problemas en las clases.

Después, sin darse cuenta comenzaron a hablar de su pasado.

Tom era genial pero había tenido un pasado muy duro, como el de Harry.

Harry se lo contaba todo a su padre, siempre había sido así, pero de algún modo, Harry trataba de no transmitir que quien solo debería producirle rechazo le hacía sentir seguro y él mismo.

—Él solo es un recuerdo encerrado, Harry, recuerda eso.

—Lo sé, pero parece tan real, y él no es como lo imaginaba.

Su padre asentía cuando Harry le comentaba aquellas percepciones, no quería decir que no entendía como alguien tan impresionante podía ser la misma persona que luego se convertiría en alguien tan tenebroso.

—Es importante que aprendas de él, de su pasado, de lo que con casi tu edad él hizo aquí.

—¿Por qué?

Rara vez Harry cuestionaba a su padre, nunca le había dado un motivo para desconfiar de él, pero sentía que estaba buscando una aguja en un pajar y que Tom Ryddle, ese Tom Ryddle no se merecía esa deslealtad.

—Hay en su pasado algo que hizo, una magia que nosotros desconocemos y le hizo ser la criatura que hoy es. Pensamos que fue en esa época y quizás nos ayude a poder acabar con él.

Harry asintió, Tom Ryddle, Voldemort era un mago oscuro, había matado, torturado y llevado el miedo no solo al mundo mágico. Muchos magos le siguieron, magos que creía que los muggles eran inferiores, criaturas que no debían vivir en libertad mientras ellos se escondían tras hechizos y secretos para no ser descubiertos.

Harry había conocido la crueldad de los muggles, sus tíos eran personas desagradables que le habían maltratado, y el resto de muggles no habían sido mucho mejores con él. Los niños de la escuela, sus profesores, sus vecinos. Todos habían mirado hacia otro lado mientras Harry sufría.

Fue un mago el que le recogió y lo trató como un hijo, fue un mago el que se convirtió en su amigo, y fueron magos los que le enseñaron todo el conocimiento que ahora tenía.

Tom no había tenido ni un padre como Severus ni un amigo como Draco.

Y la idea de poder ser su amigo, mostrarle que no estaba solo, era cada día más fuerte para él.

Tanto que su mejor amigo se resintió.

Draco no era una persona que supiera compartir, y no le gustaba compartir a Harry, había dejado claro que él siempre sería el primero.

—Estoy harto de ese diario —se quejó Draco cuando Harry en su cama seguía escribiéndose con Tom, este le estaba contando cómo aprendió él los distintos dialectos dentro del pársel.

—Sabes que tengo que hacerlo —le dijo Harry, Draco bufó.

Estaban solo en su dormitorio, el resto estaban en la sala común o en la biblioteca.

—Sé que te escribes con otro, no soy estúpido.

Harry levantó una ceja, y Draco se levantó de su cama indignado. Lo que no esperó Harry fue que le arrebatara el diario y lo tirara al fuego.

Harry se levantó corriendo y antes de que pudiera lanzar un accio, el diario salió despedido de las llamas de nuevo a las manos de Harry.

Tenía los bordes chamuscado pero no estaba caliente, y tanto Draco como él lo miraban asombrados.

—Nunca —dijo Harry con una voz que ni siquiera él se reconocía— Nunca vuelvas a tocarlo, él es mío.

Draco lo miró asombrado, pero Harry sabía que lo que había dicho era cierto. Era suyo y Harry era de él.

—Harry.

—No quiero hablar ahora contigo, Draco, déjame solo.

El rostro de Draco reflejó algo que pocas veces había visto en él, Draco siempre era tan seguro de sí mismo, incluso a veces arrogante, aunque con Harry tuviera muchas más facetas, con él era cariñoso, le gustaba saltar a su cama y abrazarse cuando no había nadie más. Le contaba sus pensamientos más profundos, como lo que siempre había deseado tener un hermano o hermana, la soledad de una casa tan grande con tantas normas. Su deseo de ser auror, y que su padre le había dicho que eso era un profesión para pobres.

Draco siempre le buscaba, le tenía en consideración, se preocupaba porque Harry estuviera bien, Draco era su mejor amigo y Harry le estaba echando de su propio dormitorio, no quería su compañía.

Draco se fue, y Harry se sintió mal, pero abrió su diario y le preguntó a Tom

"¿Estás bien?"

"Él está celoso de mí"

"Ambos sois mis amigos."

"Él quiere que solo seas suyo, él te intenta aislar de los demás, es caprichoso y egoísta, lo has visto otras veces."

"Draco no es así, tú no lo conoces"

Pero Harry sí sabía que Draco podía ser así, de hecho, cuando pensó en ir a hablar con él, Draco le negó la palabra. Y no le volvió a hablar por una semana.

No era la primera vez que Draco reaccionaba exageradamente, durante un tiempo del año anterior se enfadó porque él había hecho pareja con Theo en clase de herbología, ni siquiera lo habían elegido fue la profesora Sprunge la que los unió, pero Draco culpaba a Harry de no haberse negado y exigir que los pusieran juntos.

Luego se enfadó cuando Draco no fue seleccionado ese curso para el equipo de Quidditch y Harry tenía que ausentarse para sus entrenamientos.

Dos semanas después aparecieron una docena de escobas profesionales para todo el equipo de Slytherin, y Draco como miembro del equipo.

Draco era manipulador y dramático. Y ahora estaba volviendo a serlo.

Pero donde Harry se había comido su orgullo y le había pedido perdón a Draco aunque él no tuviera la culpa, ahora ya no quería hacerlo.

Si Draco estaba celoso, era su problema. Si Draco lo quería de ese modo, Harry no le dejaría salirse con la suya esta vez.

"Estoy orgulloso de ti, Harry"

Ahora era Navidad y Draco se había ido, pero Harry tenía a Tom y a su padre, ya no estaba solo y no tenía que callarse para que otros lo quisieran.

"Gracias"

"Hoy es un día especial" escribió Tom "quiero hacerte un regalo"

Harry se emocionó cuando Tom le fue guiando por el interior del castillo, no había prácticamente nadie y entrar en el baño de las chicas no fue problema. Descendió hasta las zonas más profundas y abrió una puerta con las palabras que Tom escribió en pársel en el diario.

Detrás de ella, le esperaba su amigo, el joven Tom Ryddle con el que había estado meses hablando. Ya le había visto en sus recuerdos, pero en ninguno aparecía Harry.

Ahora allí de pie le estaba esperando con una amplia sonrisa, y Harry sintió que la magia de aquel momento era un regalo perfecto de Navidad.


¡Feliz Navidad!

Otro año más, no sé si quedará alguien leyendo esto, pero aquí lo dejo.

Besos

Shimi