Nota del autor: Quisiera recomendar como soundtrack del capítulo el vídeo que puse justamente arriba. La canción se llama "Who will know", que es un soundtrack de la película japonesa Shin Godzilla del año 2016. Es una canción que sinceramente me ha gustado y a la vez me ha inspirado para escribir este capítulo. Espero que les guste.
Posdata: Les deseo felices fiestas, aunque hace falta un día y algunas horas para Nochebuena XD.
(...)
Desde el momento en qué el grupo estuvo frente a frente con el inquisidor, nuestra pesadilla inicio. Su primer acto fue haber dejado cuidadosamente a la doncella recargada en la pared de la iglesia. Después, utilizando el miasma como una extensión de sí mismo creó sus espadas curveadas. Dichas armas por lo que me había explicado Qrow, eran una creación suya materializando cosas físicas a partir de lo que sería la corrupción más pura que la divinidad nos ha dado. Una cosa imposible considerando que la única cosa física que puede crear el miasma son los grimms. Es más, ningún humano en la historia ha soportado está clase de corrupción y la ha asimilado cómo suya.
Era como si, ese sujeto estuviera quebrando las leyes de las naturaleza a su conveniencia. Desafiando todo mandato divino que los dioses han dejado sobre lo que el ser humano es capaz.
Su poder no se limitaba a la creación de armas a partir de su corrupción. Sino una velocidad inhumana a tal punto de que era capaz de esquivar todo el fuego que le diéramos. Solamente dejaba un pequeño rastro de miasma antes de cambiar de posición y atacar.
—¡Matenlo!
Algunos de nosotros dispararon con toda la precisión que pudieron dar. Pero al final fue inútil, ya que fueron asesinados por una cuchilla contaminada en el cuello. Tampoco las Semblanzas fueron suficientes para contenerlo y fue bastante hábil para eludirlas para matar a quien estuviera enfrente de él.
—¡Maldito!—Dijo un compañero cazador, quien disparaba frenéticamente hacia el inquisidor.
—¡Kenneth cuidado!—dijo Qrow tratando de alertar a su compañero.
Kenneth no vio que iban a cortarle la mitad de su hombro con la cuchilla de ese monstruo, hasta que esté se había materializado justo detrás del. Dejando un rastro de su propia sangre, que poco a poco se tornaba negra rápidamente.
Fui testigo de cómo fueron contaminados al oír sus frutos de agonía y de dolor. La gran mayoría quedaron en el piso, vomitando brea negra viscosa. Algunos llegaron a toser sin parar hasta que no les quedaban fuerzas en sus pulmones...
(...)
De repente Glynda cambió su tono de voz a uno entrecortado. A raíz de esto, dejó salir sus emociones al dejar salir sus lágrimas. No solamente su profunda tristeza se hacía notar, sino que la ira también la dominaba. Ya que sus manos no podían dejar de apretar con mucha fuerza.
—Muchos murieron expuestos a la contaminación y no fuimos capaces de ayudarles. Yo misma les di clases en mis primeros años como maestra, y no pude hacer nada.
Su voz se tensaba aún más
—Ni siquiera les di la misericordia que se merecían. No pude ayudarles antes de...
La expresión de Izuku también se estaba tornando cómo la de Glynda. Pero está vez sus emociones estaban desatadas. Su autocontrol era lo único que le evitaba cometer alguna tontería. Le dolía hasta el alma que sus exalumnos murieran de esta forma tan horrible. Él mismo sabía que era un destino peor que la muerte.
Solamente empeoraba su sentimiento al ser inundado con los recuerdos que tuvo con ellos. Peor aún, le carcomía no haber estado con ellos.
—Todos imploraban que los mataran. Incluso le pedían al mismo inquisidor que les diera misericordia, pero eran ignorados. Qrow incluso trató de ayudarles pero ese sujeto no le dejaba opción ya que en todo momento trataba de matarle...
De repente Ozpin se había parado en su asiento para tocar suavemente el hombro de Glynda, a modo de consuelo. Al igual que sus compañeros se veía afligido al recordar a sus compañeros caídos. El mismo sabía que esto la estaba afectando y que probablemente la mejor opción sería que el tomara su lugar con el relator de los hechos.
—Si quieres le explicó lo sucedido,Glynda. Se que...
—No, debo hacerlo yo—dijo Glynda limpiándose sus lágrimas con un pañuelo que sacó de un bolsillo— Es mi responsabilidad poner al día a Izuku. Gracias de todos modos.
—¿Quienes murieron?—dijo Izuku interrumpiendo al dúo. Su tono de voz dictaba que era la de un hombre que apenas mantenía un autocontrol aceptable.
Glynda sabía bien que Izuku quería a sus alumnos. Por lo que tenía dentro de sí que él tomara el asunto por su propia cuenta. Pero era un riesgo que tenía que tomar ya que el tenía el derecho a saberlo.
—Kenneth y su equipo. El equipo TRYU, el equipo FHDA, y el equipo STAR. Solamente de esa generación sobreviven Tai, Qrow, Clover, Raven y Willow.
Tras unos segundos de haber pensado lo que quería decir, Izuku finalmente habló.
—Quiero que continúes con lo que pasó. Pero quisiera aclarar que no importa lo que pasé, vengaré sus muertes. ¿Está claro?
Opzin no pudo evitar mirar a su antiguo compañero con un poco de lástima. No era la primera vez que perdía a sus queridos alumnos y tampoco era la primera vez que juraba venganza. Desafortunadamente, él era muy emocional y cerrado cuando se trataba de estos temas. Tenía que tener la cabeza fría de lo que sentía ahora para poder controlar y no cometiera alguna tontería de su parte.
—No esperaba menos de ti viejo. Pero tú venganza no es la única reservada. Todos quieren un pedazo del pastel. Tendrás que compartir.
Izuku al oír eso frunció el ceño. Cómo siempre, Ozpin tenía razón.
—Por supuesto—dijo Izuku, concluyendo su respuesta a Ozpin, mientras cruzaba sus brazos.
Entonces, Ozpin al ver que el tema de la venganza se había concluido rápidamente, se dirigió a Glynda.
—Continua Glynda.
—Si—contestó con seriedad—También hablaré con Izuku luego con respecto a su venganza jurada. No sé preocupe, también le controlare para que el no cometa alguna estupidez.
—¡Los oigo!—exclamo Izuku.
Glynda desafortunadamente había experimentado la sensación de la ira por haber perdido a personas que le importaban antes. Incluso, ella misma cometió estupideces y su ex maestro también era muy propenso a eso.
Ella se sentía capaz de poder ayudarle a controlar sus emociones cuando el momento lo requería. Por lo que ahora tenía la responsabilidad de mantenerlo por el buen camino está vez.
Lastima que con Qrow no le ha sido facil lidiar con su creciente torbellino de emociones.
—Bien—dijo Glynda ya más calmada desde su última pausa- Continuare...
(...)
Estábamos en una desventaja abismal. La alta contaminación miasmática bajaba enormemente la efectividad de nuestra Aura, debido a que la misma nos protegía de la exposición. No teníamos el lujo de desperdiciar nuestro Aura en caso de que el combate se alargará en ese momento. Desafortunadamente pasó y nos estábamos debilitando a cada minuto.
Cómo dije, no pude hacer nada para ayudar a los demás porque tenía a mi propia enemiga manteniéndome ocupada.
A parte del inquisidor, ella era una heraldo que tenía una gran habilidad en la batalla. Una nunca me había topado en mi experiencia cazando heraldos.
—¡Ríndete maldita bruja! Mi señora no tolera los retrasos en mis misiones. ¡Hazme el maldito favor y muere!
Ella no parecía conocer el miedo y se lanzaba hacia a mi aún si mi ventaja era hacerle daño a corto y largo alcance. Cada error que yo cometia, era algo que ella aprendía. Todo para poder asesinarme en la menor oportunidad. Incluso mis ataques con mis cuchillos eran apenas una molestia para ella y únicamente mis técnicas me sirvieron para defenderme de sus ataques rápidos.
Peor aún, era una experta en el arco hecho con esas cuchillas hechas de Dust al unirlas. Logro herirme en mis brazos en varias ocasiones al casi rozarme con sus casi infinitas flechas.
—¡Estuvo cerca!—dije desviando algunas fechas cerca de mi rostro con mi semblanza, a través de mi fusta.
Desafortunadamente, las flechas que le mandaba de regreso nunca acertaban hacia su estúpida cara sonriente de esa perra. Lo peor no era eso, sino que nunca dejaba de hacer sus comentarios fuera de lugar.
—Debo admitir que eres aún mejor de lo que mi señora me contó sobre ti. Pensaba antes que solo eras una señora semianciana y tetuda que presumía de su semblanza. Pero has demostrado saber pelear. Aunque...—Dijo tomándose el mentón fingiendo pensar—Hay algo que no entiendo, ¿ En qué pensabas al fijarte, acostarte y casi casarte con ese anciano? Tiene la misma edad que mi señora, ¿lo sabías?
Obviamente hice todo lo posible por callarla. Ya que poco a poco me estaba obligando a contestar. Cosa que me hizo sentir que la sombra de mi inmadurez me estaba persiguiendo.
—Veo que hasta Salem supo de mi boda fallida...¡Espera! ¿¡Cómo lo supiste?! —exclamé enojada, mientras le lanzaba un pedazo de pilar de un edificio hacia ella.
Para mí desgracia ella lo esquivo fácilmente y simplemente quedó parada sobre lo que quedó de los escombros que le lance.
—Remanet, ¡dah! Hubo fotos de tu boda en noticias—dijo ella burlándose—Lastima que solo se vean cosas tuyas de tu boda fallida que lo que has hecho en tu puesto en el gobierno real.
—¡Cállate! ¡Déjate capturar!—dije sonrojada, con mi inmadurez a su máxima expresión.
Cuando estuve apunto de darle otra ronda de ataques, pude oír los gritos de agonía de mis compañeros y exalumnos. Antes de que pudiera reaccionar ella comenzó a hablar.
—No puedes hacer nada por ellos, pronto morirán de la peor forma posible; Contaminados. Nuestro inquisidor nunca decepciona cuando se encarga de la basura. Ahora tendré que hacer lo mismo para estar a su altura.
En ese momento, sentí el suelo debajo de mi calentarse como el infierno. Todo mi muro de protección telequinética era inútil debajo de mis pies y ella lo sabía. De alguna forma presentía que ella todo esté tiempo último su Semblanza para sobrecalentar el sueño debajo de mi esperando una oportunidad de que yo caiga.
El oírlos sufrir a ellos fue lo que me dejó vulnerable. Pague el precio al apenas escapar de la explosión que se hizo debajo de mis pies. Desafortunadamente mi
fusta quedó tendida en el suelo a unos metros de mi, ya que no pude agarrarla con firmeza al escapar de la explosión.
—¡Bonita fusta!—dijo la perra, quien rápidamente saltó de dónde estaba y se acercó a agarrarla—¿Esto es un arma? Quien sabe, solo que la necesitarás.
Cómo era de esperarse ella la rompió con mucha fuerza y luego con una sonrisa victoriosa la aventó hacia mí, hecha en dos pedazos. Quedé tendida en el suelo luego de la pequeña explosión, viendo que el único objeto que me hacía enfocar mi poder en un punto específico se había roto. Dándome cuenta que estaba en una desventaja peor que antes.
—ups, creo que me pasé—dijo todavía burlándose.
Lo máximo que pude hacer fue levantarme con mucha ira y enfocar mi Semblanza hacia mis manos. Para después darle un fuerte golpe psíquico que sirvió para alejarla un poco de mi.
—¡¿Quien lo diría?! La bruja sin su varita mágica aún puede pelear.
—Hubo un tiempo en que no tenía mi fusta. Se defenderme—dije mientras concentraba mi poder en mis manos.
Los golpes psíquicos requerían un gran gasto de Aura de mi parte, pero eran efectivos si quería de una vez acabar con ella. Podían debilitar gran parte de su defensa y su aura también parecía sufrír los estragos de su excesivo uso.
—¡Maldita!—exclamó Cinder mientras veía que se agrietan sus armas al recibir un golpe mío.
Mientras tanto, viendo nuestra inminente derrota de parte del culto, Qrow sabia que nuestra última opción era agarrar a la doncella cuando hubiera una oportunidad. Ya que si la misión fallara, la muerte de sus compañeros habría sido en vano.
Su única opción era confiar en la suerte. En este caso, seria depender de la suerte en persona. Clover era una presencia muy difícil de detectar cuando se lo proponía y Qrow dando todo de si con los últimos que quedaban era una excelente distracción.
—¿¡Eso es todo maldito bastardo?!—Dijo Qrow, totalmente agotado luego que el Inquisidor desgasto su arma al no romper su defensa.
No puedo imaginarme lo que debió haber sentido Qrow al tener a ese monstruo frente a frente. Incapaz de hacer nada mientras el estaba cubierto de la sangré de
sus amigos y compañeros. Tampoco podía auxiliar a quienes agonizaban en vida por la contaminación ya que significaba su propia muerte si lo intentaba.
Afortunadamente, Clover aprovechó la oportunidad y se hizo cargo de la chica. Todo a pesar de su agotamiento de Aura, cosa que le daba menos fuerza.
—Ya estás a salvó, tenemos que irnos—Dijo Clover en voz baja, mientras sostenía a la chica.
Por supuesto, el Inquisidor se dió cuenta rápidamente que por fin teníamos a la doncella. Fue suficiente el voltear a verlo para que se dirigiera hacia él.
Nuestra última esperanza era la mala suerte que proyectaba Qrow con su Semblanza. Cómo poner un obstáculo inesperado dentro de cada paso de ese sujeto.
—¡Clover!—gritó Qrow desesperado—¡Llévatela de aquí!.
Continuará...
¿Qué opinan? Espero que les guste.
