Esta historia participa en la #Dinámica_de_diciembre #Fantasía_Invernal de la página de Facebook Mundo Fanfics InuYasha y Ranma
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-Kasumi, has visto a Ranma hoy?
Sin voltear hacia su hermana menor y apurada por atender el estofado frente a ella, la aludida apenas atinó a responder
-lo vi en el dojo temprano.
Akane salió de su casa, sin rumbo definido. La noche cubriría las calles en poco menos de una hora y la nieveparecía formar una curiosa pasarela con montículos blancos apilados por aquí y por allá.
Recorrió algunas calles del vecindario hasta llegar a la ciudad. Visitó las cafeterías, panaderías y tiendas que a Ranma más le gustaban, pero no había ni señales de su prometido.
Incluso preguntó a algunas de sus amigas que venían de comer en el restaurante de Ukyo si habían visto a su prometido, pero la respuesta fue la misma: no lo habían visto.
La sola idea de que él estuviese con Shampoo le alteró los nervios y le crispó una vena en la frente.
Seguro que el muy descarado había terminado por ir con aquella mujer!.
Suspiro, bastante harta de aquella situación absurda a la cual Ranma no parecía capaz de darle punto y final.
Cada navidad, durante los últimos cinco años, aquellas tres odiosas mujeres se las arreglaban para importunar las fiestas decembrinas y, por supuesto, ese año no había sido diferente.
Mas temprano, las tres habían llegado, rompiendo paredes, lanzando retos y exigiendo ver a su "prometido". Y no conformes con el alboroto causado se quedaron ahí, esperando cual hienas hambrientas hasta que apareciera su presa. Pero él fue el gran ausente del día.
Que trío de mujeres tan fastidiosas! Y su padre que apenas había terminado de pagar la reparación.
Ajustó un poco más la bufanda roja en su cuello y se llevó ambas manos a los labios para calentarse con su aliento.
- Ranma, estúpido-masculló antes de retomar su camino.
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-Ya estoy en casa-susurró para sí mismas al cruzar el umbral de la propiedad, mientras se preparaba para quitarse los zapatos con pocas ganas y menos ánimos por entrar.
El variado grupo de calzados indicaba claramente que hoy también tendrían visitas no solicitadas.
Y que habría caos a la hora de la cena y mayor alboroto en las horas subsiguientes. Con Ukyo, Shampoo y Kodachi rellenando la boca del chico de la trenza con apetitosa comida que ella jamás sería capaz de preparar.
Y por supuesto, luego estarían horas reclamando por una cita que él no sabía como evitar cumplir. Con suficiente mala suerte hasta Kuno se les unía.
Y también significaba que Ranma apenas lograría escabullirse unos segundos para estar juntos y si acaso tendrían oportunidad de intercambiar sus regalos, igual que en años anteriores.
Pero, en verdad, que ya estaba harta de todo aquello.
-shhh, ey, Akane-escuchó débilmente la voz de Ranma
Akane giró sobre sus talones pero no logró distinguir de donde provenían las palabras
-Oye, boba, aquí arriba!-escuchó un poco mas fuerte y retrocedió dos pasos antes de descubrir al chico vestido de San Nicolás que se escondía entre las nevadas ramas del árbol en la entrada.
-Ranma, qué estás haciendo ahí?-preguntó quedamente acercándose a él.
Era cuestión de minutos para que la manada entera lo detectara y se le echara encima.
-Pues, estoy evitando a las visitas?-respondió con obviedad él, acogiéndose de hombros.
-En donde estuviste todo el día?-quiso saber intentando sonar lo mas tranquila posible.
-Por ahí-se limitó a contestar él y los siguientes segundos los pasaron en silencio.
-Ya mejor baja, escuché que esas tres planeaban hacer una competencia-soltó fastidiada metiendo ambas manos en los bolsillos de su abrigo.
-Y cual es el premio está vez?-se interesó el chico.
-Cuál más? La ganadora tendrá una cita contigo en no sé donde.
Ranma pareció meditar unos segundos ante la información recibida.
-Y tú no participas?-preguntó dando un salto hacia ella y quedando a escasos centímetros.
-Claro que no.-se apuró a responder sintiendo que las mejillas se le empezaban a acalorar por la cercanía -además...
-Qué?
-Nada. -respondió ella dándose la vuelta para entrar a la casa
-Estas celosa, verdad?
-Por qué debería estarlo? Eres un tonto - dijo sacándole la lengua
Ranma se apresuró a cerrarle el paso. Estaba realmente jodido si lo veían esas tres y eso era algo que no planeaba permitirse esa navidad.
-Ahora qué quieres?-preguntó fastidiada
-Siempre tan grosera -reclamó él cruzándose de brazos
La chica lo miró con rabia e hizo amago de continuar su camino. Ranma lo evitó rápidamente tomándola por el brazo.
-Oye, quieres ir a un sitio? Es realmente increíble-le aseguró
-No quiero, por qué no invitas a una de tus prometidas
-Eso estoy haciendo.-respondió con obviedad- Te estoy invitando a tí. Tú eres mi prometida.
El corazón de Akane se agitó nuevamente, como solo él era capaz de hacerlo latir.
Era injusto. Ranma decía algo así y ella casi infartaba. Le sonreía y ella se derretía como mantequilla al sol. Y cuando estaba cerca de ella, incluso el invierno más frío no tenía como evitar el calor que sentía su corazón.
-Y no vas a esperar para saber quién gana? Eres el premio, recuerdas?-alegó con timidez intentando encontrar excusas para negarse.
-Que nos cuenten después.-dijo sonriéndole con un guiño.
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Perfecto. Completa y totalmente perfecto. Tanto que estar ahí juntos, solos ellos dos, casi parecían un sueño.
-Son hermosos, Ranma-dijo sin poder contener la emoción al abrir su regalo.
-Claro que lo son-respondió el chico de inmediato-vamos rápido, verás que de verdad es increíble este sitio.
El hielo del lago parecía muy firme y los patines color violeta eran exactamente los que ella le había comentado a su prometido que quería para Navidad.
-Cómo los conseguiste? Creí que se habían agotado desde octubre-preguntó tomándolo de la mano para empezar a patinar.
-Bueno, tengo mis contactos-respondió con el pecho lleno de orgullo-Si dices que quieres esos patines, haré lo que sea para que los tengas
-Ranma... gracias. Tu regalo está en...-intentó explicar ella pero él la silenció poniéndole el dedo índice en sus labios
-Para mí no existe...-A él aún le costaba decir cosas así-Para mí, no hay mejor regalo en el mundo que estar contigo.-concluyó acomodando la bufanda en su cuello con cuidado.
Akane se inclinó un poco para besarlo en la mejilla derecha y luego se se alejó de él para intentar calmarse. Se deslizó con gracia sobre el hielo y realizó algunas piruetas simples que el chico aplaudió como un fanático.
Estaba pasando. Finalmente, solo ellos dos durante la Navidad. Sin familia molestando ni ningún Kuno, Shampoo, Ryoga u Ukyo enloquecida por separarlos.
Estar en el lago congelado, con nieve blanca rodeándolos, solo para hablar y reír de cualquier cosa era casi un milagro de navidad. Y además tenían comida y bebida caliente dentro de la pequeña cabaña, pero más importante aún Ranma estaba ahí, a su lado y todavía vistiendo el pantalón del uniforme de Santa.
Akane se sentó sobre la nieve antes de entrar a la cabaña y cerró los ojos deseando que todo aquello no fuera solo un sueño.
-Qué haces?-preguntó su prometido a unos pasos de ella
-Es una tradición-comentó Akane recostándose en la nieve
-Una tradición?-quiso saber él, sentándose a su lado, lleno de curiosidad.
-Claro, te recuestas y mueves tus brazos, de esta manera-explicó Akane, agitando ambos brazos sobre la nieve-Como si fueras una mariposa.
-Qué no era un ángel?-cuestionó de inmediato Ranma
-Bueno, pero quieres intentarlo o no?-respondió ella sin interés de aceptar su error.
-Bien-aceptó el chico recostándose a su lado e imitándola al mover los brazos enérgicamente -Qué te parece, eh? Soy muy bueno en esto, Akane!
-Ya lo creo.-respondió divertida y tan pronto como Ranma detuvo su aleteo, se inclinó sobre el chico y lo besó suavemente.
Despacio. Sin prisas.
-Te amo-confesó ella con timidez, él sonrió como un niño que ha recibido el mejor de los regalos. Y volvió a besarle, saboreando su dulce compañía.
Porque estaban juntos y podían tomarse su tiempo para continuar haciendo ángeles en la nieve.
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Nota de la autora que no tiene vergüenza y se excusa tras el trabajo y la maestría:
Llegué tarde (tarde no, tardísimo XD) pero espero que sea de su agrado este pequeño aporte a la genial dinámica de navidad.
