Buenas tardes. Espero estén pasando un bello inicio de año. Este fic se posiciona después de la tercera temporada, así que si no la han visto puede que no entiendan el por qué de los ataques de Hilda. Gracias por estar.

Diario de un Hada - Parte 01 -


"Son varias las teorías sobre el origen de las hadas, pero todas coinciden en un punto común: la relación de las hadas con la naturaleza y que su nombre extrañamente significa: Destino."

Veo sus sombras disimuladas en mi ventana como cada noche desde hace tres días.

Si bien Trollberg nunca es del todo tranquilo, sé que este halo de misticismo no es normal. Está más intenso que nunca.

Sé bien que ellos me observan desde más allá del viento. Desde su gran colina.

También sé que me aman, de una u otra manera me aman, pero eso no disminuye el miedo y esta sensación profundamente incómoda.

No entiendo y no me atrevo a preguntar, no me atrevo. Ni a mamá.

Menos a mamá que apenas si sabe algo...o disimula muy bien.

¿Serán verdad todo eso? ¿Será cierto que somos así?

Es tan extraño, tan oscuro. Tan...enfermo.

Siempre soñé con ser un ser fantástico. Ser más con la naturaleza, ser más con el aire y la montaña.

Pero así... ¿Es así? ¿Así?

Yo así no lo quiero.


Tres días antes de que comenzará a escribir este diario, fue cuando Frida me invitó a realizar una actividad divertida en la biblioteca. Solo a ella se le ocurre llamar "actividad divertida" a la tarea escolar.

-Que vas atrasada en tus estudios, Hilda.- Me regañó mientras caminábamos apresuradamente.

Le seguí el juego de los niños aplicados un rato, pero ya que se concentró en los números algebraicos y sus extrañas conversiones, la dejé en su silla y me dediqué a vagar por los pasillos en busca de una lectura que valiera la pena.

Desde hacía días estaba tras un tema en particular y que mejor para buscar que la biblioteca de Trollberg.

Aunque no es como si tuviera otro lugar cercano similar para indagar.

Revise libros de dos secciones diferentes en busca de respuestas, pero, desgraciadamente, mi búsqueda fue completamente infructífera y altamente frustrante. Así decidí recurrir a quien recurren los extraviados en un lugar como ese.

-¿Historias de Hadas? ¿Hablas de cuentos de hadas?

-No, Kaisa, no de esos cuentos de los hermanos Grimm, de esos ya vi que hay montones. Deseo algo de Historia, no de historias.

-Historia...de Hadas...

-Sep, usos, costumbres, ¡orígenes!

Kaisa se me quedó mirando, luego sonrió. Sentí un leve escalofrío nacido de la sensación de tener un secreto bien oculto y que alguien más lo sepa.

Nadie en el pueblo, excepto papá, mamá, Frida y David, saben que soy parte hada.

¿Por qué no se ha hecho público? Pues, realmente porque no hay necesidad de divulgarlo y dos, no es como si los demás chicos me fueran a creer. Recién me había enterado de que Frida y David creían que me pintaba el cabello con todo y que les había jurado que era natural.

"La verdad es que pensamos que era tierno que intentaras convencernos de que tu cabello era natural" Había dicho la infame Frida entre risas nerviosas.

"Si, no queríamos romper tu ilusión" Dijo el menso de David.

Si ellos, mis mejores amigos, no me habían creído, de los demás esperaría algo así:

"Ven, les dije que terminaría loca, la rara", o algo parecido.

-Entonces, ¿hay algún libro o no?

-Historias de hadas. Aquí solo encontrarás leyendas y la mayoría poco creativas. Si me das un minuto puedo traerte uno de esa parte de la biblioteca donde solo algunos tenemos acceso.

-Hablas de ustedes las brujas, ¿cierto?

-Exacto, Hilda. Enseguida vuelvo.

En un parpadeo ella desapareció.

"Otras teorías menos populares dicen que las hadas descienden de los ángeles rebeldes que, cuando fueron arrojadas del cielo, se refugiaron en el mar, en el aire, en los montes y ríos; sin embargo, se ha cree que esta teoría solo disfraza un hecho más terrenal y oscuro. Las hadas comenzaron hace mucho tiempo como hombres, pero sobre todo mujeres humanas, no como ángeles rebeldes. Éstos se convirtieron en hadas a causa de alguna fuerte infracción contra la naturaleza (contra natura), siendo castigados por ello a tener una apariencia más salvaje, y vivir en un mundo aparte.

Sobra decir que no era lo que yo esperaba del libro que había recibido de las manos de Kaisa. Me gustaba la introducción que ponía a las hadas con una fuerte relación con la naturaleza; como seres traviesos, místicos y mágicos. Y si bien entendía que no todo iba a ser lindo, no esperaba ciertamente algunas cosas.

La palabra contra natura de entrada fue un trago amargo. Con todo y que en ese momento no daba por sentado nada de lo que estaba leyendo.

Siendo sincera, yo esperaba el origen de mi familia materna como algo más brillante, más como...¡rayos!, más como los cuentos de hadas...ironía aparte.

Estuve a nada de cerrar el libro. No había necesidad de contaminar mi percepción con ideas que seguro no eran ciertas. Desgraciadamente nunca he sido muy atenta a mi sentido de conservación y continué leyendo:

"Existen hadas con poderes nocivos que lo llegan a utilizar contra los humanos, la mayoría de las veces por maltratar la naturaleza (talar un bosque sería una auténtica catástrofe para su mundo). Llegaban a raptar a niños para cambiarlos por seres feéricos totalmente iguales a los niños raptados. Así intentaban crear una estirpe entre humanos y hadas, aunque los niños morían al poco tiempo, ya que eran pálidos y enclenques. En algún tiempo, a todos aquellos niños que estaban pálidos y delgados se les consideraba que eran hijos de las hadas y habían ocupado el lugar del verdadero hijo."

En ese momento no quise prestar atención a un detalle que me dejó un sentimiento horrible en el pecho. En cambio, caí en cuenta que nunca había aclarado ese punto con la tía Astrid. Mucho menos con los abuelos quienes apenas conocí. ¿Qué era o de dónde venía esa horrible leyenda de que raptaban niños? Tenía que ser un enorme, enorme error.

Nosotros, es decir ellos no harían algo así. ¿Cierto?

Cuando intenté retomar la lectura sentí un fuerte zumbido en mis oídos, mis piernas se debilitaron y volteé a ver a las altas ventanas de la biblioteca al sentirlas vibrar. Juraría que por un segundo las esquinas del lugar se habían vuelto más oscuras mientras leves murmullos comenzaron a escucharse en las paredes. En todos los cristales se formaron sombras de diversos tamaños.

Cerré los ojos sintiéndome muy extraña, con miedo. Los sonidos comenzaron a mezclarse.

-Hilda...Hilda...¡HILDA!

Grité tan fuerte que todas las personas me mandaron callar al mismo tiempo. Kaisa se movilizó de inmediato hacía mi mesa.

Abrí los ojos, era Frida quien estaba frente a mí, igual bastante desconcertada.

-Yo...lo siento, Hilda no quise asustarte; pero es que no respondías. ¿Estas bien?

-Niñas, ¿Qué alboroto traen ahora? Si bien son invitadas especiales a mi biblioteca, si siguen con el escándalo me veré en la penosa necesidad de echarlas del lugar.

Yo respiraba agitada mientras miraba a todos lados. Todo normal.

-¿Ustedes no lo sintieron?

-¿Sentir que?- Preguntó Frida.

Las miré y ambas estaban bastantes confundidas. Entendí que todo era cosa mía. Ya sea que hubiese sucedido o no.

-No es nada. Yo...debí quedarme dormida.

-¿Con los ojos abiertos?- Preguntó Frida.

-Pues sí, no es que sea algo muy raro.- Dije bromeando mientras veía de reojo las paredes y sus ventanas.

Luego me disculpé con Kaisa y con todas las personas del lugar. Frida me dijo que ya había acabado su tarea, que fuéramos a casa de David para jugar un nuevo tablero de guerra que le habían comprado.

Yo acepté rápidamente y salimos del lugar no sin antes pedirle a Kaisa que me prestara el libro.

Así fue como terminó en casa.


-No, Hilda, eso de que las hadas raptaban niños es un malentendido muy desagradable. Los que sí secuestraban niños son los vigilantes de la entrada, eso que parecen anemonas-hongo. Tú en primera persona viste lo peligrosos que son. Por culpa de esas cosas es que a las hadas se les hizo tan mala fama.

-Si, mamá. Eso es lo que pensaba.

"Las hadas roban niños humanos ya sea para tenerlos como sirvientes, para recibir el amor de un niño humano o por simple malicia."

Sabía que tenía que dejar de leer el libro que me dio Kaisa, pero mi curiosidad innata me jugaba en contra.

-¿Qué tan ciertas son las cosas que vienen en este libro, Kaisa?- Le había preguntado aquel día antes de retirarme.

-Es un libro tan viejo como la más vieja bruja, según me han dicho. Pero te seré sincera, no es como que me haya metido demasiado a leerlo, la historia de las hadas no nos es más importante que la de los troles o las sirenas. Es solo cultura general. ¿Por qué te importa tanto de pronto?

-¿Cultura...general?

Ese día no atreví a decirle la verdad sobre mi origen.

"Otras historias afirman que las hadas sienten una gran atracción por las y los jóvenes guapos. Entonces estos niños raptados se convertirán en sus amantes."

"Otras teorías hablan de la debilidad y enfermedad que padecían los hijos de las hadas al correr por sus venas siempre la misma sangre, por lo que raptaban niños y los criaban hasta que se hacían mayores y podían tener relaciones con ellos para asegurar que su estirpe volviera a ser sana y fuerte."

"Se piensa que los niños zurdos eran niños cambiados."

-Genial, ahora detesto ser zurda.-

Era el primer día con ese libro en mi escritorio...y fue la primera noche que las ventanas de mi cuarto me pusieron nerviosa.

Sé que aquella suerte de oráculo que conecta nuestro mundo con el de las hadas lo usan mis abuelos y claro que nunca se me ocurrió preguntar si alguien más conoce su uso. Todo había ocurrido tan rápido que no hubo tiempo de nada.

Solo sé que ahora las siluetas que a través del rabillo del ojo alcanzo a distinguir en los cristales, me provocan una sensación desagradable que antes me hubiera parecido imposible.

¿Cómo un ángel de la guarda se vuelve de un día para otro algo que se siente maligno?

"...las hadas descienden de los ángeles rebeldes que(...) fueron arrojados del cielo..."

Necesito hablar con tía Astrid.


Dos días antes de que comenzara a escribir este diario, supe que me iba a ser imposible visitar a la tía Astrid.

Siendo lunes en la mañana, Alfur ya me había descrito las actividades de una semana escolar que venía súper pesada.

-Tienes que esforzarte, Hilda. Mira, en esta gráfica se ve claramente como tus calificaciones varían desde 7.5 a 9.2. Necesitas una estrategia para aumentar entre un 5 y 10% bimestrales estos números.

Alfur realmente se esforzaba, pero no le prestaba realmente atención.

Esa noche había soñado algo y estaba inmersa en un intenso análisis.

Había soñado que estaba en un pueblo. Se notaba que era de hace algunos cientos de años. Calles de tierra y casas de madera con algunas chimeneas humeantes. Luego, de pronto todo se había oscurecido. Entre las penumbras solo alcanzaba a ver a lo lejos una casa abandonada al lado de un lago. Se escuchaba como si piedras fueran arrojadas de algún lado en la noche al agua una y otra vez.

Me dirigí lentamente hacía la casa pero me detuve de pronto cuando vi cómo, entre la maleza cerca del lago, salía un ser encapuchado.

Si, similar a las primeras veces que vi a mis abuelos. Me oculté.

Aquella entidad se acercó a la casa y atravesó la pared. Tuve una necesidad desesperante de acercarme y sin contenerme corrí agachada hasta una ventana, desde donde con mucho cuidado, me asomé.

La figura estaba parada en medio de una habitación; frente a él ya hacía algo a sus pies. Entre la oscuridad me esforcé para distinguir aquello que se mecía en el suelo.

Agucé los ojos.

Era una cuna; entonces no hubo dudas en mí.

Era un hada e iba a robar un niño.

-¡Alto!- Grité cuando lo vi agacharse a la cuna pero no salió sonido alguno en mi garganta; golpeé el cristal, desesperada. El encapuchado sacó de entre sus ropas algo envuelto en una sábana y lo colocó en el canasto, tomando de allí, algo similar.

Una vez realizado el intercambio, desapareció.

Casi junto con él la casa se comenzó a hacer polvo y solo quedó la cuna en medio del bosque frente al lago. La luna en el cielo se reflejaba en el agua y el viento movía todo con un vaivén que se mecía junto con la cuna.

El miedo fue tan fuerte que me dolió el estómago. El ruido del viento y animales nocturnos se incrementó.

Con todo me acerqué paso a paso, siempre mirando a todos lados.

A una distancia que consideré prudente, me asomé.

Entre los tejidos de mimbre de la cuna, estaba un hermoso bebé envuelto en una sábana rosa. Me miraba con curiosidad y la luna se reflejaba en sus ojos.

Me acerqué sin miedo y sonreí a su ternura. Si esa cosa había dejado un bebé, ¿Qué se había llevado?

Se escuchó una piedra golpear el agua y volteé a ver al lago. Allí estaba el ser encapuchado, flotando en medio de todo con la luna sobre él.

Algo tomó mi muñeca de pronto, algo que sentí frío y huesudo.

La garganta se me secó.

Lo que había en la cuna ahora era un pequeño monstruo huesudo de enormes y hundidos ojos, piel arrugada y verdosa.

Fue cuando desperté.


Realmente no quería preguntarle por teléfono a mi tía acerca de nuestros orígenes ni sobre la veracidad de las teorías oscuras. Mucho menos contarle por ese medio de mi horrible sueño.

No por teléfono.

Desgraciadamente para ese día ya sabía que las hadas son (¿somos?) buenas para mentir y guardar secretos. Necesito ver sus expresiones cuando le hable de esto.

Tampoco quería escabullirme como antes a mitad de la noche y escapar de casa, se supone que la comunicación entre mamá y yo está más franca que nunca y se siente como algo mal.

Pero si no tengo opción...

-Mamá, ¿Qué sabes tú del origen de las hadas?- Le pregunté durante el desayuno; después de haber escapado de los regaños de Alfur y antes de partir a la escuela.

-¿Orígenes? ¿En qué andas ahora, Hilda?

-Eso, orígenes. Los humanos tenemos la Evolución, la Creación, la Panspermia. ¿Qué tenemos las hadas?

Mamá detuvo el cuchillo de madera con el que estaba cortando la mantequilla, me volteó a ver.

-No se te ha ocurrido, no sé, ¿qué quizá tenemos los mismos orígenes hadas y humanos?

-¿A qué te refieres?

- A eso: Evolución, Creación, etc.- Y regresó a partir la mantequilla y distribuirla encima de los Hot Cakes, que luego me sirvió.

Su respuesta era buena, y me dio pie increíble para seguir el tema.

-Ok, bien. ¿De dónde evolucionaron las hadas? ¿De las mariposas?

-Bueno, yo...

-O, ¿Dios nos creó igual que al hombre?

-Mira, realmente...

-En el caso de que vengamos del espacio si ya se sale de control ¿No?

-Me quieres escuchar.- Expresó ya molesta.- Mira, yo, quiero decir, realmente yo no lo sé. Nunca he hablado del tema con mis padres o con la tía Astrid por razones que ya sabes. Pero hay algo aún más importante: definitivamente no me importa. Solo sé que soy feliz con mi hija y con todo lo que ahora hemos descubierto. ¿Qué más da de dónde venimos?

-Si, en eso tienes razón.-Dije apenada. Y era verdad. Mamá tenía razón, me estaba nuevamente obsesionándome con algo y sabía de sobra que todo se podía salir de control, lo mejor era parar ahora, devolverle el libro a Kaisa y...

-Ahora, si quieres saber más, ¿por qué no le preguntas a tía Astrid?

Me le quede viendo. -¿Estás segura, mamá? Yo...no quisiera incomodarla.

-No veo por qué sería incómodo. Incluso a mi me serviría conocer un poco de nuestro recién descubierto árbol genealógico. No le hace daño a nadie.

Y si, allí supe que mamá nunca había leído nada al respecto. Reí nerviosa y asentí con la cabeza. Luego comencé a comer.

La mantequilla estaba riquísima.


Buenas tardes, tenía rato que quería escribir algo de Hilda. Lo siguiente será la entrevista con Astrid, más preguntas a Kaisa y datos del mundo de las brujas y pues, uno o más secretos familiares no muy agradables que se dejan entrever.

Un saludo a todos.

Lobo Hibiky