A/N: ¡Hola! Ya estoy aqui de vuelta :) Una semana desde la última actualización, debe de ser un record para mí hahah

Veréis que el capítulo es bastante más cortito de lo habitual. Esto es porque he decidido dividir lo que tenía escrito en dos partes. Se estaba alargando demasiado (casi como 25 páginas de word en total) y quería hacer correcciones y reescribir cosas que me llevarán bastante tiempo, y me sabía mal haceros esperar. Además, la segunda parte de lo que he escrito se siente "diferente" a esta primera de Borgin y Burkes, por lo que me parecía la mejor idea dividrlo.

Eso es todo, espero que os guste :)


Snape abrió la puerta de Borgin y Burkes, provocando que ésta crujiese y que la campanilla en ella repiquetease suavemente. El sonido agudo de metal contra metal rompió el silencio y sobresaltó al hombre que se encontraba detrás del mostrador, quien levantó la cabeza con rapidez, la sospecha y el miedo mal escondido en su mirada. Sus ojos se posaron en el lugar en el que se encontraban Harry y Snape, y al reconocer al Maestro de Pociones, su expresión cambió por completo. A pesar de que intentó ocultarlo y que una falsa sonrisa se formó en sus labios, Harry pudo ver el desconcierto y la preocupación en el rostro de Borgin.

"¡Señor Snape!" Dijo con voz empalagosa y artificial. "¡Pero qué maravillosa sorpresa!"

"Borgin." Repuso Snape, mucho más fríamente.

"Que alegría verle aquí, en mi tienda. Sano y salvo." Dijo Borgin. Y, aunque su tono seguía siendo igual de halagador, Harry pudo detectar cierta duda en él. "Corrían los más espantosos rumores sobre usted."

"¿En serio?" Replicó Snape con desinterés. "No deberías creer todo lo que oyes."

"Por supuesto, por supuesto, señor. Sobre todo, cuando eran historias tan horribles en primer lugar. Cosas como… Bueno, casi no me atrevo a decirlas en voz alta. Cosas como que, Merlín me perdone, el señor Oscuro le había asesinado por traidor… O que… que el crío Potter le había cortado la garganta como venganza por Albus Dumbledore…"

Borgin sacudió la cabeza y agitó las manos, como si quisiera hacer desaparecer aquellos pensamientos tan espantosos de su mente, pero no engañó a Harry. Era obvio que estaba intentando descubrir la verdad, observando la reacción de Snape a esas palabras.

"Desde luego, todo eran burdas mentiras, como veo." Continuó diciendo Borgin. "No sabe lo que me complace que así sea."

"Ya somos dos…" Dijo Snape con frialdad.

Borgin intentó sostener la mirada del maestro de Pociones, pero cuando aquellos ojos negros se posaron en los suyos, no pudo hacer otra cosa que evitarlos. Tosiendo levemente, el hombre se pasó una mano por su aceitoso cabello y dijo:

"Y, eh, bien… ¿Qué le trae a mi modesta tienda?" Preguntó, cambiando de tema. Luego pareció recordar que Harry también estaba allí porque añadió: "¿Y quién es este apuesto joven?". ¿Un nuevo estudiante, tal vez? Su cara me resulta familiar...".

Harry abrió la boca para responder, intentando pensar en una mentira, pero Snape le salvó antes de que tuviera que hacerlo.

"Quizás le recuerdes de una de tus visitas a la Mansión Malfoy el año pasado. El señor Evans pasó algún tiempo allí, como invitado."

Aunque aquello nunca había sucedido, Borgin asintió, como si lo recordase perfectamente.

"Oh, por supuesto, el señor Evans. Por supuesto." No dijo nada más, sin embargo, y Harry tuvo que admirar la astucia de Snape. Borgin no iba a hacer más preguntas si tenían que ver con la mansión de los Malfoy. Todos sabían que el círculo íntimo de Voldemort se había alojado allí.

"En cuanto a qué nos trae a tu tienda…" Dijo Snape, acercándose al mostrador lentamente, con aquella elegancia siniestra que le caracterizaba. "Estoy buscando ciertos materiales difíciles de encontrar. Materiales que espero que tú puedas proporcionarme." Se metió una mano en un bolsillo de su túnica y Harry pudo ver como Borgin se tensaba, pero Snape se limitó a sacar un folio con una lista escrita en él. Después se lo pasó al hombre, quien lo cogió con una mano temblorosa y empezó a leer.

"Difíciles de encontrar, en efecto." Dijo Borgin tras unos segundos de silencio. "Pero ha venido al lugar adecuado, sin ninguna duda." Dobló la hoja que Snape le había dado y se la entregó de vuelta, sonriendo de nuevo con aquella dulzura falsa que Harry estaba llegando a odiar. "Deberían estar en la trastienda. Si es tan amable de acompañarme..."

Borgin indicó una puerta al fondo de la habitación con una mano, causando que. Harry mirase a Snape con ansiedad. Quería ir con él para cubrirle las espaldas, pero no sabía si hacerlo levantaría sospechas. Estaba a punto de decir algo, cuando Snape le llamó con aquel nombre falso, provocando un segundo de confusión en el muchacho.

"Evans." Dijo, sin mirarle. "Ven tú también. Hay demasiados objetos interesantes en esta tienda como para dejarte solo con ellos."

Harry exhaló, aliviado, y se apresuró a unirse a los dos magos.

"No es ninguna molestia, de verdad." Dijo Borgin al verle acercarse. Aunque sonrió, Harry pudo notar su incomodidad. Estaba claro que no se fiaba de ellos y que habría preferido mantenerles separados. "Si el chico quiere quedarse y observar puede hacerlo sin problema… Es normal que un joven inteligente tenga curiosidad y-"

"No es su curiosidad lo que me preocupa." Replicó Snape. "Si no su incapacidad para mantener las manos en su sitio. No quieres saber la de desastres que ocasionó en la Mansión de los Malfoy precisamente por tocar lo que no debía…"

"Oh, entiendo perfectamente." Dijo Borgin, inclinando la cabeza. "Lucius siempre ha guardado cosas magnificas en esa casa." Parecía más relajado que antes y Harry comprendió enseguida porqué. Si 'Evans' sentía un gran interés por las Artes Oscuras y había permanecido mucho tiempo en la casa de los Malfoy, lo suficiente como para causar varios problemas, quería decir que no era un traidor y que no estaba de parte del Ministerio. Por consiguiente, Snape tampoco podía estarlo.

"Un auténtico paraíso para los amantes de las Artes Oscuras, sí señor." Continuó diciendo Borgin, y Harry intentó formar una expresión de adolescente arrepentido con aquel rostro extraño que Snape le había dado. "Imagino que debió ser difícil no investigar más detenidamente su colección, ¿eh?"

"Un poco." Asintió Harry, con lo que esperaba que fuese una sonrisa convincente. Debió de serlo, porque Borgin se la devolvió y fue la expresión más sincera que el chico le había visto desde que habían entrado.

"Te agradecería que no alentases al muchacho." Intervino Snape con aquella voz glacial tan suya. "Su situación ya es precaria, lo último que necesita es que el Ministerio le encuentre rebuscando entre objetos que ellos consideran 'peligrosos'."

"No, señor, claro que no. No querría eso en absoluto…" Borgin carraspeó y, aunque evitó encontrarse con los ojos oscuros de Snape y un silencio incomodo cayó en la habitación, Harry pudo ver que aquel deje de desconfianza y sospecha en su rostro había desaparecido por completo. Con ese tema de conversación aparentemente inocuo, el Maestro de Pociones había ayudado a disipar las sospechas de Borgin, y a asegurarle sutilmente que seguían en el mismo bando, el de las Artes Oscuras, los mortífagos y Voldemort.

Impresionado una vez más por la astucia de Snape, Harry fue vagamente consciente de que Borgin había comenzado a hablar de nuevo.

"… ese caso, quizás será mejor que el muchacho venga con nosotros."

Sacó un manojo de llaves del bolsillo de su túnica y, tras buscar la correcta durante unos segundos, abrió la puerta de la trastienda.

"Adelante, por favor, adelante." Dijo, haciéndose a un lado y dejándoles pasar.

Snape entró primero y Harry detrás de él, sintiendo la mirada de Borgin en su espalda al pasar junto al hombre. Una vez dentro, sus ojos tardaron un poco en acostumbrarse a la oscuridad de aquella nueva habitación. Cuando lo hicieron, pudo ver que frente a ellos había decenas de estanterías que alzaban desde el suelo hasta el techo, creando pasillos que se extendían por toda la estancia, repletas de tarros con cosas flotantes en su interior, cajas de madera cerradas con candados y cantidad de objetos extraños que el chico no supo identificar.

"Dadme un segundo, enseguida vuelvo." Dijo Borgin, cerrando la puerta por la que habían entrado. Luego desapareció detrás de una estantería, sus pasos resonando en la habitación. Harry le oyó caminar entre los pasillos, hasta detenerse a unos diez metros de donde Snape y él se encontraban. Tras unos segundos de silencio, los sonidos característicos de alguien rebuscando entre objetos llenaron el aire.

Mientras esperaban, Harry miró a Snape y enarcó una ceja, preguntándole si creía que todo iba bien. No lo dijo en voz alta, pues sabía que Borgin estaría escuchando cada palabra que dijeran, pero confiaba en que el maestro de Pociones sería capaz de entender su expresión sin problemas. Sin embargo, para estar seguro, dejó que sus pensamientos flotaran en la superficie de su mente, donde Snape podía leerlos fácilmente, incluso sin usar la Legeremancia.

Tras unos segundos de prolongado contacto visual, el Maestro de Pociones asintió levemente, respondiendo a aquellas palabras no pronunciadas. Al verlo, Harry suspiró, aliviado. Sin embargo, la expresión en el rostro de Snape le dijo que no bajase la guardia, y el muchacho inclinó la cabeza, indicándole que no lo haría. Al cabo de unos instantes, los ruidos que Borgin había estado haciendo hasta entonces cesaron, y fueron sustituidos por el repiqueo de sus zapatos contra el suelo. Cuando apareció de nuevo junto a ellos, llevaba algo en las manos.

"Ah, aquí están. Difíciles de obtener, sin duda." Entregó a Snape una bolsita con algo que parecía pelo de animal y luego otra llena de unos objetos blanquecinos que Harry estaba casi seguro de que eran huesos. "Pero útiles, muy útiles."

El chico contuvo el impulso de preguntar al respecto, mientras Snape se guardaba los objetos dentro de su túnica. Tras unos segundos de silencio, Borgin se aclaró la garganta, nervioso.

"Y, eh, bien, ¿puedo ayudarles en algo más?" Preguntó, caminando hacia la puerta. "¿O eso será todo?".

"En realidad… Sí que hay algo más." Dijo Snape y Harry sintió el peligro en la voz baja y suave del profesor. El vello de sus brazos se erizó, mientras un escalofrío le recorría, y se preguntó si Borgin podría sentirlo también. "Aunque creo que sería más inteligente discutirlo aquí, lejos de miradas indiscretas."

Borgin, que estaba de espaldas a ellos, a punto de abrir la puerta, se detuvo en seco ante las palabras de Snape. Sus hombros se tensaron y lentamente, como quien se enfrenta a un animal peligroso, retiró la mano del pomo y se volvió de nuevo en su dirección. Harry pudo ver una gota de sudor resbalando por su frente y su garganta se movió visiblemente, tragando con dificultad.

"¿S-Señor?"

"Has hablado sobre 'rumores' cuando hemos entrado..." Dijo Snape, su mirada manteniendo a Borgin petrificado, de pie frente a él, con la boca medio abierta. "Bien, eso es todo cuanto preciso. Rumores."

"¿Rumores?"

"Sí."

"Me… Me temo que no comprendo." Borgin esbozó una pequeña sonrisa nerviosa, en la que ya no había rastro de dulzura, sino miedo.

"Oh, déjame que te explique." Comenzó Snape, con voz siniestra, mientras Harry tragaba saliva, esperando su siguiente movimiento. "El Ministerio considera que magos como yo, como el señor Evans aquí, somos, ah, inofensivos ahora mismo. Pero eso cambiará si nos ven haciendo preguntas sobre… ciertas personas que consideran peligrosas." Snape dejó que esas palabras llenasen el aire durante unos segundos, mirando a Borgin intensamente. "Mi capacidad de maniobra es limitada. Muy limitada. Por ello, me veo obligado a preguntarte por información que, en otra época, gente como tú no estaría al corriente."

"¿Señor?"

"Los demás." Dijo Snape, yendo directo al grano. "Los que consiguieron escapar. Los que fueron capaces de huir del Ministerio."

"No sé dónde están." Dijo Borgin inmediatamente. "No donde se esconden, lo juro, yo…"

Snape agitó una mano, con aire de aburrimiento.

"Ya sé que no lo sabes, Borgin. Ninguno de nosotros confiaría lo suficiente en ti como para darte una información tan valiosa." Con una pequeña sonrisa, dio un paso hacia delante y se acercó todavía más al hombre, invadiendo su espacio personal. "No. Lo que quiero saber es qué dicen tus rumores. Qué plan hay en marcha."

Borgin tragó saliva, evitando los ojos de Snape, y Harry permaneció en silencio, su propio corazón latiendo con fuerza.

"¿Plan? ¿Qué plan?"

"Para traer de vuelta al señor Oscuro. Para vengarnos de Potter y de los Aurores. Para retomar el control del Ministerio. Piensa, Borgin, piensa." Murmuró Snape, con su voz más suave y peligrosa.

Harry aguantó la respiración, mientras Borgin negaba con la cabeza. El muchacho no osaba moverse. Sentía miedo de pronto, a pesar de que la mirada de Snape no estuviese posada en él, a pesar de saber que estaba de su parte. En su mente, dio las gracias a Merlín de que así fuera.

"N-no hay ningún plan. Lo juro."

"No. Me. Mientas." Dijo Snape, pronunciando claramente cada una de las palabras, su rostro a centímetros del de Borgin.

"Es la verdad." Replicó el hombre en un hilo de voz. "No confían demasiado en mí, cómo usted ha dicho, pero eso me ha quedado claro. No hay ningún plan, ningún modo de reorganizarse ni de retomar el control del mundo mágico. Y el señor Tenebroso… Está muerto, definitivamente esta vez. Todos lo dicen. Es por eso que no hay un ningún plan." Dijo Borgin, hablando cada vez más deprisa." Y los que consiguieron escapar han decidido huir. Salir de Gran Bretaña. Cambiar de identidad. Me llegaron contactos para obtener Poción Multijugos, trasladores ilegales, cosas así. Es por eso que lo sé. No hay ningún plan, ¡lo juro!"

Snape había agarrado a Borgin por el collar de su túnica y soltado un gruñido al oír aquellas palabras.

"¿Me estás diciendo que no hay nada que podamos hacer?" Dijo, apretando los dientes.

"Yo… Yo…"

"Borgin." Le advirtió Snape, sacudiéndole, obligándole a mirarle a los ojos.

"Yo… Eso… Eso me temo." Murmuró el hombre, todavía más asustado si cabe. "Pero usted ha conseguido engañar al Ministerio, podría-"

"¡Lucius!" Le cortó Snape, provocando que Borgin diera un respingo. "Los Malfoy. ¿Qué se sabe de ellos? ¿Consiguieron escapar?"

Harry intentó ocultar su confusión. Los dos sabían que los Malfoy habían sido arrestados.

Borgin tragó saliva, temiendo lo que sus próximas palabras podrían desatar.

"N-no, señor. Los Aurores les apresaron."

Snape gruñó y dejó ir el collar del hombre, quien permaneció en su sitio, encogiéndose aún más si cabe.

"¿Eso es todo?" Preguntó Snape con urgencia, perforándole con aquellos ojos negros. "Información, Borgin, necesito información. ¿Qué más sabes de ellos? ¿Cuál es su situación?

Con la espalda apoyada en la puerta cerrada, Borgin no tenía donde huir ni esconderse de la mirada de Snape. Levantó ligeramente los brazos, tratando de protegerse de aquellos ojos negros, lo que hizo que Harry sintiera una punzada de lástima por él. Podía ver lo asustado que estaba y se alegró una vez más de que Snape no le estuviera mirando de esa manera.

"Hay, hay rumores…" Comenzó, escogiendo las siguientes palabras con cuidado. "He oído que están los tres en su casa. Hasta que se celebre el juicio, al menos. Una pequeña bendición." Dijo, esperando que aquello consiguiese aplacar la ira de Snape. "Desgraciadamente… Parece ser que… con total seguridad, Lucius acabará en Azkaban. Pero… ¡Pero!" Añadió, al ver la expresión en el rostro de Snape. "Narcissa y Draco es más probable que mantengan su libertad. Permanecerían vigilados, por supuesto, pero relativamente libres." Se apresuró a decir Borgin. "Se les permitiría quedarse con la casa y una pequeña parte de su fortuna. Siempre que Lucius colabore, claro, y que… Y que el chico Potter testifique a favor de ambos."

"¿Cómo?" Aquella vez la sorpresa en la voz de Snape fue real, y Harry estuvo seguro de que su cabeza se había movido sutilmente en su dirección. "¿Por qué demonios testificaría Potter a su favor?"

Borgin abrió la boca y murmuró:

"Eso... Eso me temo que no lo sé, señor. Hay algunos rumores de que el chico Malfoy le ayudó. Le salvó la vida. O... O tal vez fuera al revés... No está claro, señor. Lo siento, yo-

"Cállate." Le cortó Snape. "No me interesan tus disculpas".

"S-sí, señor..." Dijo Borgin en voz baja.

El silencio cayó en la oscura trastienda y, de pronto, Harry fue muy consciente de su propio cuerpo, del ruido que hacía su corazón latiendo con fuerza y su respiración agitada. Intentando no llamar atención sobre sí mismo, el chico se quedó inmóvil, mientras su cerebro trabajaba furiosamente. Había pensado indagar sobre como estaban los Malfoys, pero, entre una cosa y otra, un mes desde la Batalla todavía no lo había hecho. Sabía que habían sido capturados y que estaban relativamente a salvo. Pero también era consciente de que el resultado del juicio cambiaría su situación. Harry intentó comprender lo que sentía por ello, por los Malfoy, pero era difícil llegar a una conclusión. Llevaba años odiando a aquella familia con todas sus fuerzas, especialmente a Lucius. Si era sincero consigo mismo, el hombre se merecía como pocos su eventual encarcelamiento, después de todo el dolor que había causado. Sin embargo, el comportamiento de Draco en la Mansión Malfoy, negándose a identificarle, y la mentira de Narcissa a Voldemort la noche de la Batalla, hacían que las cosas no fueran tan sencillas como solían serlo. No se sentía tan cómodo como antes, enviándolos a Azkaban, a pasar el resto de su vida en prisión. Era complicado, sobre todo ahora que, según Borgin, su futuro recaía sobre sus hombros. Tendría que pensarlo, hablar con Snape, tal vez visitar a los Malfoys antes del juicio, si es que eso era posible…

En ese momento, sin embargo, aparcó aquellos pensamientos en el fondo de su mente para ocuparse de ellos más tarde. No podía permitirse perder la concentración en medio de Borgin y Burkes, con Snape acercándose a Borgin una vez más y hablando en su voz más amenazadora:

"... ya veo que no nos vas a ser de más utilidad…". Dijo. Y entonces se metió una mano en el bolsillo de su capa. Tanto Harry como Borgin se sobresaltaron, pensando que iba a sacar la varita. Pero, para alivio del muchacho, cuando volvió a ver la mano larga y blanca de Snape, estaba llena de un puñado de brillantes monedas. El Maestro de Pociones las empujó contra en el pecho de Borgin y susurró. "Ten. Por los ingredientes y la información. Que no se diga que no pago mis deudas."

Borgin cogió los galeones automáticamente, con las manos temblorosas. Una vez que Snape estuvo seguro de que no se le caerían, le miró a los ojos de nuevo y añadió:

"No le digas a nadie lo que hemos hablado hoy aquí. O te haré otra visita. ¿Me has entendido?"

"Sí, señor. Pero no..."

"Bien." Dijo Snape. "¡Evans! Nos vamos. No, no es necesario que nos acompañes, Borgin. Conocemos el camino".

Harry tragó saliva, mirando al hombre de aspecto lastimero mientras se apartaba de la puerta para dejarles pasar. Sabía qué clase de persona era Borgin, sabía que si fuera Harry quien estuviera en su lugar, el hombre no se preocuparía lo más mínimo por él... Pero el chico no podía evitar aquel sentimiento de compasión y lástima que había aparecido en su pecho. Viéndolo ahí, temblando, con aquella expresión de miedo en el rostro, Harry se preguntó cómo era capaz Snape de mantenerse en el personaje. Cómo podía hacer cosas mucho peores que ésta, presenciar cómo otros torturaban y asesinaban a inocentes, mientras que Harry ni siquiera podía soportar un poco de rudeza e intimidación sobre un hombre malo.

El muchacho cruzó la tienda en silencio, caminando detrás de Snape, mientras un torrente de admiración, tristeza y preocupación por el profesor le llenaba el pecho. Esperaba con todas sus fuerzas que aquella fuera la última vez que Snape tuviera que interpretar el papel de mortífago. El Maestro de Pociones se merecía un poco de descanso, de paz y tranquilidad después de todo. Ambos lo merecían.


A/N: Y hasta aquí el capítulo de hoy... ¿Qué os ha parecido Snape en modo espía? Espero que os haya gustado tanto como a mì escribirlo.

Bueno, nos vemos en el siguiente. ¡Que tengáis un buen día! :D