Nada de Katekyo Hitman Reborn o Harry Potter me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparecerán más adelante en la historia.


Future's Games

Capítulo 8

-... lo mejor, ¿no creen? - El idiota se rio, pero su corazon no estaba en ello. No fue una sorpresa cuando se apagó, dejando de sonreír, solo para confesar: - Tus-chan nunca vio lo que estaba pasando como un problema, ¿verdad? - Porque mira que llegar a hacerles esto… era la peor clase de broma que podría haberles hecho, y Takeshi estaba seguro que-

Hizo una pausa, hizo una doble toma, y el invitado no invitado hizo exactamente lo mismo, ojos muy grandes mirándolo como si no hubiera esperado verlo allí.

- Buenas tardes, Tsuna. - ¿Qué iba a hacer?, ¿llorar?

Eso lo haría su padre en cuanto viera todas las marcas de sangre que estaba dejando su amigo, quien por su solo aspecto acababa de venir de un festín. Había agarrado color, y le hacía falta un corte de pelo. Y ropa. Y un buen baño. No necesariamente en ese orden, porque francamente el baño debería de ser lo primero.

- Ahhh… - Al menos no se fue inmediatamente. Al menos. Tomando en cuenta que todos debían de estarlo matando con la mirada, era increíble. - ¿Perdón?, ¿dejé una nota?, ¿se supone que sería un mes o algo así? - No tenía mucha pena, para bien o para mal. - ¿Keshi-nii…? - Ah. Ah. Había venido por eso.

- ¿Con el festín que te has dado y quieres postre? - Nadie en verdad estaba molesto, no realmente. No a estas alturas. - Ven aquí Tsuna-sama. - No, de verdad que no, aunque tenían todas las razones del mundo para estarlo.

Su amigo finge su muerte con tal de obtener unas vacaciones.

- Pensé que vería a… - Si, si, entendía, entendía. - Además que pegarle un susto al señor Tsuyoshi nunca pierde su encanto. - ¿Por qué esto no lo sorprendía?

- Papá no es inmortal Tsu-chan. - Pero no podía negarlo, por desgracia. - Pensábamos que estabas muy lejos, ¿tal vez en Panamá? - Y que no lo verían hasta que, al menos, ya estuvieran en su tiempo viendo como solucionar todos los problemas.

- Esa aún está en la lista. - ¿Acaso estaba siendo una gira mundial ahora?, no lo culpaba. - ¿Puedo? - Un festín y aun quería el postre, que de cosas.

En lugar de una respuesta verbal, Hayato solo expuso más su cuello como una invitación. Nada de esto era nuevo, nada, y aun así Tsu-chan preguntaba. La respuesta casi siempre sería sí, y lo sería siempre si no tuvieran que hacer pausas para evitar anemia o alguna cosa de esas que no se molestó en prestar atención cuando se lo estaban diciendo.

- Por cierto, ¿puedo preguntar quien te ayudo? - Hace años había tenido un mal momento en digerir como Hayato podía estar tan tranquilo mientras esto pasaba, hablar como si nada.

El que se quedara quieto y permitiera esto nunca fue una sorpresa en sí. Cualquiera de ellos lo haría si el vampiro así lo necesitaba, y tomando en cuenta lo poco que salía luego de llegar a la mansión… si, era casi un requisito a ese punto. El que Hayato hablara sin una pizca de molestia, aun no lo comprendía.

- Irie-chan. - Ante el nombre se miraron. Ese era al mismo que habían puesto en la mira para matar y que aún seguía en dicha lista. - Algo sobre que la única forma de vencer a esos locos era con algo que está aquí y que destruimos en el futuro. - Una pausa solo para lamer la herida, la sangre, y como nota extra antes de volver a su comida: - Solo quería vacaciones.

Si, de eso se habían dado cuenta todos y su abuela-espera, no, no era así…

- Creen que moriste. - Se le salió antes de darse cuenta. Tsu-chan, afortunadamente, no le paro en lo más mínimo.

Para alguien que se había dado un festín, sin duda alguna tenía hambre. Menos mal que solo quería el postre, por Dios.

- Creímos que moriste. - ¿Hacía falta la corrección?, diría que no, pero…

- Si consiguen mi ropa será mucho, ¿saben? - La breve pausa solo para mirarlos cada uno a la cara y decir esto con una ceja levantada era demasiado.

- No sabíamos eso hasta que tú yo joven nos lo dijo. - En enojo, confusión y sin tener idea de que como tomar todo eso. - Y no le creí. - No hasta que vio la nota, en el pasado.

Nadie iba a creerle nada a Tsu-chan, nadita. Debía de estar queriendo matar a medio mundo, y más solo por el hecho de que no lo iban a dejar salir a ningún lado. Diría que era un merecido castigo por jugar con lo que no se debía de jugar, pero eso solo sería cierto si fuera este Tsuna en particular. ¿El de esta época?, no tenía culpa alguna y era solo una cruel víctima de todo esto y quién sabe cómo iba a salir de eso. Probablemente no querría hablar con ellos en un buen tiempo…

- ¿Es conocimiento común? - Finalmente terminando con el postre y sin tener pinta de moverse, más bien parecía que planeaba tomar la siesta allí mismo sin siquiera darse una buena limpieza, agregó: - No, en serio, han visto a un par de vampiros morir. ¿Se les olvidó lo que les pasó? - Si, de verdad pretendía dormirse allí. Pobre Hayato.

- A ti no te hace nada el sol. - Si no fuera por la necesidad de beber sangre, se les olvidaría que estaban tratando con un vampiro. - Y te hiciste el muerto demasiado bien. - Había algo más que amargura goteando de esas palabras.

Estaba seguro de que todos habían revisado ese cadáver al menos una vez, no queriendo creer que en verdad estaba muerto. Lo había cargado en sus brazos, sin pulso, sin respirar, frío… Más de uno debió de hacerlo, y no era de extrañar porque.

- ¿No? - Ojos a medio cerrar, perfectamente cómodo. Si, iba a tomar la siesta allí. Hayato no estaba ayudando al meterse con su pelo y limpiar aquí y allá la sangre en su cara. - Una leve ilusión aquí y allá, y una buena siesta. - Ah.

Es decir que lo que cargaron fue a alguien durmiendo a pierna suelta sin preocupaciones en el mundo, y tal vez a alguien que no entendía o le daba gracia toda la "exageración" porque creía que debían de pensar que no estaba muerto porque no estaba muerto.

- Hmmm… - Su mejor amigo era un peligro sin duda alguna. - ¿Te ayudo…? - Esto fue para Hayato, ofreciendo una almohada.

El guardián de la tormenta le negó con la cabeza, diciéndole que estaba bien así, que no le importaba ser cama portátil ni calentar personal. Esto ocurría tantas veces con ellos que ya ni siquiera era una sorpresa para nadie que los conocía. Podría pasar en cualquier momento porque a veces no habían horarios y alguien era lo suficientemente desvergonzado para hacer esto con tal de que lo malcriaran y no tener que ir a la cama.

- Los demás no van a creer esto. - No hasta que lo vieran con sus propios ojos, claro está.

En el futuro…

- No son más que mocosos aquí. - ¿Y no era eso lo más divertido del asunto?

Los grandes y temidos guardianes de la lluvia y la tormenta no eran más que niños que no sabían ni atarse los cordones de los zapatos. La pelea ya estaba ganada desde el principio, y eso todos lo sabían. Como sus lacayos habían fallado antes…

Bueno, suponía que el Décimo era el Décimo, así no fuera más que un niño como estos que tenía a su merced. Debieron de haberse confiado, y por lo visto el niño tenía garras.

- Es inútil resistir. - Admitiría que, con todo y todo, había sido divertido. Estupido, porque nunca tuvieron oportunidad y eso todos lo sabían, pero divertido. Tal y como un gato jugando con un par de ratones. Tal cual. - Supongo que será mejor que terminemos con esto de una vez… - Porque si no iban a hablar, entonces debía pasar a medidas más drásticas.

Todo sería más simple si hablaran, sufrirían menos, y su muerte sería relativamente rápida. ¿Qué había de malo en eso?, igual iban a cantar, igual iban a morir, solo que el proceso sería… ¿uh?, ¿y este punto ro-¡crash!

- Midori tanabiku namimori no~

Ese canto… no, no podía ser…

- Dai naku shou naku nami ga ii~ - La pequeña ave voló lentamente en su campo de visión hasta aterrizar en un rama cerca, y mirándolo directamente, siguio: - Itsumo kawaranu sukoyaka kenage~

No, no podía ser…

- Ah, veo que decidiste unirte a la fiesta. - Si bien decía esto como si nada, por dentro estaba sudando frío.

¿Por qué ahora?, ¿y por qué el?

- Tomo ni utaou namimori chuu~ - El punto rojo otra vez apareció en su vista, y esta vez se movió automáticamente antes de recibir un láser directo en medio de la frente.

Y justo cuando tenía a estos dos atrapados, justo cuando-Bueno, está bien, ¿que podría esperar?, Vongola era así. Por supuesto que aparecía otro de ellos a salvar la garganta de otro, por eso es que eran tan problemáticos, y también porque era tan fácil cazarlos. Pero este guardián en particular… ¿por qué este guardián?, ¿por qué?

- Cuenta la leyenda que, una vez que escuches esa canción, ya estás muerto. - La chica terminó con un intento de intimidar que no funcionaba muy bien, parando la grabadora con la canción de lo que parecía ser un himno escolar cantado por pajaritos.

- ¿Y ahora de dónde sacaste esa creepypasta? - No la regañaba porque era la hora del almuerzo y al menos era entretenido. Muy estúpido, si, pero entretenido. No había nada bueno en la televisión en estos momentos. - Cuando escuche unos pollitos cantar ya sé que viene la llorona. - El chico tenía razón, aunque estaba al borde de oír tantas Creepypastas. Ese había sido el tema de la semana de esta chica.

- ¡No!, ¡es en serio! - Y esta era la parte entretenida: las peleas. - Y no sería de la llorona, parece que es del guardián de la nube de Vongola. El rumor está corriendo desde hace años, pero si escuchas lo que dicen los sobrevivientes de…

Era cierto, era completamente cierto la estupidez de los pollitos cantando y de que detrás venía nada más y nada menos que el guardián más sanguinario de Vongola.

- Hmmm. - Y dicha persona no lo consideraba un digno adversario solo por como lo estaba mirando.

Vestido de negro, con lo que parecía ser aprtes de armadura en los brazos y en el epcho, y tal vez alguna clase de reloj inteligente en la muñeca. Tonfas en las manos. Una mirada de completo aburrimiento. Y finalmente, la marca de que en verdad lo identificaba: una cicatriz profunda en la frente con un símbolo extraño.

El hombre lo miró otra vez, luego miró a sus presas, y su atención pasó a su smartwatch. Unos click y lo próximo que sabía es que no había nadie allí.

Absolutamente nadie.

- ¿Pero que mier-

Un dolor de los mil demonios se dio a conocer en sus partes nobles y luego todo era negro.

Minutos más tarde…

- Gracias. - A regañadientes. Muy a regañadientes.

La vista de Hayato y Takeshi estaba tanto en quién los había salvado como en el tipo que había dejado sangrando en el piso de la cabeza con las manos en cierta área. Noqueado de la peor forma y en menos de 10 segundos.

- Algunos considerarían la invisibilidad como una trampa. - El prefecto demonio de Namimori solo sonrió de una forma que les puso la piel de gallina a ambos hombres.

- ¿Qué hacen aquí? - El "es muy peligroso para ustedes" dicho solo con el tono.

- Buscando a Tsuna-sama.

- Se escapó, ¡sabe que no debe salir!

Hibari pestañeo una, dos veces… luego sacó unas gafas extrañas de su chaqueta y se las colocó antes de juguetear con su smartwatch.

- No hay reportes de masacres aún. - Qué comentario tan alentador. - Hay que esperar. Mientras, vayamos a la base. - Y como quien no quiere la cosa: - Quiero saberlo todo. - No era una sugerencia o una petición, era una demanda.

En otro lugar yacía un vampiro feliz de la vida, tomando una siesta en un árbol sin haberse molestado en limpiarse debidamente y quien despertaría un par de horas más tarde por algo invisible jalandolo de los pies fuera del árbol antes de verse siendo cargado como un saco de papas en el aire.

No tardaría en identificar quién, no con la voz, pero si pegaría el grito al cielo y entraría en pánico por un par de minutos. Luego serían solo quejas y promesas de que no murió y era perfectamente seguro que saliera, que no le pasaría nada y todo eso.

En vano.

Extra

- Hasta ahora todo bien. - Nada de monstruos y cosas extrañas, todo perfectamente normal y apacible, al punto que muchos dirían que era hasta aburrido.

Prefería mil veces esto, así fuera aburrido, que a las locuras cotidianas. Solo por su hermanito. ¿Qué sería de él ahora?, ¿seguía vivo?, ¿alguno de sus amigos estaría velando por él como se los pidió?

Ni siquiera podía comunicarse con nadie, había perdido casi todo por culpa de lo rápido y loco que había sido todo esto. Ahora si-

- ¡KAMI-SAMAAAA!

Una chica bonita de pelo largo de inmediato se paralizó, quedando como una estatua en la entrada de un liceo. En segundos, estaba rodeada de gente queriendo hablar con ella.

- Buenos días. - El chico no había saludado bien cuando se lo estaban comiendo los demás por haber abierto la boca. O por haberse acercado a su diosa. Cualquiera servía cuando no sabías.

Okey, mejor se iba a la otra calle, no quería ver ese dra-

-... y eso por llamarme enana! - Okey, tal vez este lugar no era tan normal como parecía.

- No quiso ofenderte Taiga, estoy seguro de eso, ¿verdad amigo? - Cambio de acera para evitar ver un drama y entraba en otro.

¿La tercera es la vencida?

-... mi harem! - Hizo una doble toma y no precisamente por lo que estaba diciendo el muchacho. - Todas las tetas y traseros que quiera, muchas chicas lindas solo para mi… - Tampoco era por el sangrado o el sonrojo o la cara de perversión del chico.

No, era porque el chico tenía alas. Alas de murciélago negras, probablemente un demonio. Y no estaba solo, había una chica con dichas alas más adelante que no dudo en devolverse solo para golpear al chico por pervertido. Lo oyó, seguramente lo oyó. Los camaradas del chico al menos eran humanos, o creía que eran humanos.

Mejor se quedaba con la primera. Obviamente ni el chico ni sus amigos tenían idea de lo que estaban pidiendo. Lo lamentarán en algún futuro, pero no era su problema y francamente para esas cosas estaban los padres.

Quizás…

Quizás este no era el lugar correcto tampoco…