Capítulo II
Lionel fue condenado por la muerte de sus padres y por intentar que su hijo quedará como un vegetal, no obstante, sus abogados le compraron tiempo y por eso Chloe y su padre tuvieron que entrar en el programa de testigos protegidos. O eso se pensó, pero estos murieron por una explosión en su nuevo hogar.
Mientras en el castillo, Lex se sirvió una copa de bourbon, cuando la sintió pasar por su garganta supo que había sido envenenado, sintió ardor en el estómago y como si le hubieran prendido fuego por dentro, ¡iba a morir!
Despertó cuando la tarde se hacía noche y parpadeó, luego de un par de minutos inmóvil trató de moverse un poco, con algo de esfuerzo se apoyó en sus brazos y levantó el torso, se quedó unos minutos sentado y después se incorporó, estaba adolorido por el golpe y su estómago se sentía pesado, su cabeza punzaba, pero era algo soportable. Lex fue hasta el sillón y se dejó caer. No notó cuando se quedó dormido, pero fue un descanso reparador. Despertó a media noche ya repuesto. Se levantó y agarró la botella, la llevó al laboratorio y él mismo hizo las pruebas, definitivamente ese licor estaba envenenado.
–¡¿Entonces que demonios pasó?!
Lex no supo a qué atribuir que no hubiera funcionado el veneno, pero lo agradeció.
El triunfo de ver a Lionel en la cárcel no pudo disfrutarlo como quisiera, porque Clark seguía sin querer perdonarlo.
Buscando distraerse, se interesó por una investigación que su padre estaba haciendo sobre unas piedras que prometían el conocimiento universal, Lex se embarcó a Egipto para buscar una de esas piedras, la consiguió y también la perdió en extrañas circunstancias, algo que le molestó bastante.
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Clark tuvo una nueva visión desde que se libró del control mental de Jor-el, Pete se fue, Lana regresó con novio incluido y conoció a Loise Lane, horror que no le deseaba a nadie, para bien o para mal volvió a hablar con Lex, no negaba que sentía todavía algo por él, pero no confiaba y sin eso no creía que regresarán a ser tan unidos.
Por su parte Lex estaba feliz de que Clark volviera a hablar con él, no importaba que fuera para pedirle cosas, él le daría la luna si se lo pidiera, lo único que opacaba su buen humor eran algunas molestias estomacales que le atribuía a ese veneno que si bien no lo mató, lo dejó enfermo.
En ese momento dejó de leer un informe, pues escuchó esos pasos conocidos.
–Clark.
–Hola Lex, vengo a contarte.
–¿Qué pasó?
–Entré al equipo de fútbol y soy quarterback.
–Te felicito Clark.
–Espero que puedas ir a verme jugar.
–Por supuesto.
Clark sonrió y le dio un beso en la boca a Lex, ninguno de los dos dijo nada y el menor salió huyendo después de eso.
Lex se tocó los labios y sonrió, no podía perder la esperanza. Aunque Clark se lo estaba poniendo difícil, pues seguía suspirando (en opinión de Lex) por Lana.
Ppr su parte, Clark se regañó por haber cometido esa indiscreción, después de todo deseaba terminar con todo lo relacionado a Lex y solo tenerlo como un conocido, ya ni siquiera como amigo, pero era difícil dejar de sentir lo que sentía.
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Lionel salió de la cárcel y fue gracias a Genevieve, madre de Jason el novio de Lana, no es que al Luthor mayor le importará mucho lo que esa mujer quería como pago, no después de haber sido curado milagrosamente de su mal del hígado. Estaba agradecido por su suerte, pero no dejaría de darle una lección a su hijo por desobediente, Lex tenía que recordar quien era el dueño de Luthorcorp. Lionel regresó al castillo y para asombro de Lex se comportó muy tranquilo y sin rencores. Lex no le creyó, pero fingió hacerlo para vigilarlo de cerca.
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Las cosas siguieron su curso, y una batalla por las piedras se llevó a cabo entre algunos personajes incluida Lana, quien deseaba saber más sobre la Condesa Battory y ese tatuaje que de pronto adornó su piel. Clark fue advertido por Jor-el para juntar las piedras antes de que causarán problemas, más no hizo caso porque no confiaba en "su padre" biológico o para el caso, la esencia de este.
Lex se vio de nuevo siendo de los cercanos a Clark, sin embargo, el menor parecía no querer reconocer la relación que tuvieron o simplemente hacer como si nunca hubiera sucedido.
Conforme el tiempo transcurria y hacía algunos intentos de conseguir las rocas, Lex siguió sintiéndose enfermo y sin confiar en nadie decidió hacerse unos análisis en un laboratorio, a solas. Por eso no pudo culpar a nadie más por el error que claramente echaron a perder las pruebas. Lex las hizo tres veces y se puso furioso porque el resultado no varió. Luego de tratar de calmarse destruyó los archivos, se retiró para calmarse y regresar al día siguiente para repetirlos.
Llegó al castillo, entró a su despacho, se sirvió una copa la acercó a su boca y sintió asco al solo oler el licor. Enojado y frustrado, lanzó la copa hacía la chimenea. En ese momento un invitado inesperado llegó:
–Wow alguien está de mal humor.
–No molestes Jasón.
–Tranquilo, solo vengo a avisarte que ya estamos listos.
–…
–Ir a China ¿Recuerdas?
–Esta noche.
Jasón asintió y Lex exhaló.
–Iré a alistarme, te veo en el hangar.
El rubio salió del castillo sin dejar de sonreír, pues para él era divertido si Lex Luthor estaba pasando un mal día, no importaba el motivo.
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Con lo sucedido en China y al sentirse más que mareado cerca de aquellas rocas verdes. En cuanto estuvo en Smallville, Lex fue a realizar de nueva cuenta los análisis. Al concluirlas y revisar los resultados, maldijo:
–¡Demonios!
Lex hizo varias respiraciones para calmarse, más esa realidad lo estaba venciendo y llevándolo a un ataque de pánico.
–No solo soy un fenómeno, tenía que ser uno de los peores. ¿Qué voy a hacer?
Lex cruzó los brazos y pensó un par de minutos, podía acabar con el problema, pero necesitaría ayuda, además… ¿Era realmente un problema? Obviamente nunca se imaginó en esa situación o por lo menos no siendo esa parte de la ecuación, no obstante, sabía cuando fue y quién era la otra parte. ¿Podría hacer esto? ¿o era mejor no intentarlo? teniendo esos antecedentes familiares, no seguir con ello sería como hacer una obra de caridad, después de todo aún tenía las cicatrices de la educación de Lionel como padre. Lex se aclaró la garganta y tomó una decisión. Fue a preparar la máquina de ultrasonido y con algo de trabajo la maniobro para usarla. No deseaba verlo, sino verificar el sitio para poder extraerlo o si era posible usar algún método poco invasivo como algunas píldoras o medicamentos. A nadie le confesaría que sabía perfectamente que con el tiempo que ya tenía no serviría nada de eso y que realmente deseaba conocerlo o conocerla. Y lo vió, ya formado, su cabecita y sus cuatro extremidades tan normal como se esperaría de cualquier embrión humano. Lex se dejó caer en la camilla sin dejar de sostener el transductor que seguía enviando la señal para reproducir el sonido de ese corazón de la próxima generación de los Luthor.
Lex sintió que sus mejillas se mojaban por las lágrimas y no pudo…, no quiso evitarlo. Podía detenerlo, tenía lo recursos para hacerlo, pagar a quien tuviera que pagarle, más ese ser no pidió estar ahí, pero lo estaba y sobrevivió a un intento de envenenamiento, era fuerte, era suyo, bueno no solo suyo.
El heredero Luthor se arregló, guardó lo necesario de las pruebas en una memoria y lo demás lo destruyó. No era solo su decisión, debía decirle a Clark a pesar del miedo de que este lo viera como un monstruo y no quisiera saber nada de ellos, después de todo Clark no tenía la culpa de lo que hubiera cambiado en el cuerpo de Lex con esa lluvia de meteoritos. Sacó una sola impresión y la guardó en su abrigo, la necesitaba ya que ese pequeño estaba bien escondido y solo se mostraba como una leve hinchazón, ahora que ya sabía el origen de ello, Lex dejó de pensar que su dieta debía ser la culpable de esa pancita.
Salió del laboratorio y sin perder el tiempo se dirigió a la granja Kent. Estacionó su auto y salió de él. Martha fue la que salió a recibirlo.
–Lex…
–Señora Kent, buenas tardes. Vengo a ver a Clark.
Martha vio la sonrisa nerviosa de Lex y le pareció extraño, no es que el chico no sonriera, más está vez se le notaba titubeante. Martha había visto el cambio en las miradas entre Lex y Clark, algo que solo una madre podría notar, pero que ella quiso negar, por lo menos en su mente. Pero esa sonrisa en Lex y la energía que parecía rodear a este al hablar de ver a Clark, alertaron a la mujer.
–No está Lex, hoy fue a una entrevista en Met. U, por la beca de fútbol.
–Oh…, pero ¿volvera hoy verdad?
–No lo creo Lex, deseaba dar un recorrido por las instalaciones aprovechando el viaje.
–Vaya. Podría decirle cuando regrese que si puede ir al castillo, hay algo urgente que debo decirle.
Cómo Lex dijo esa última frase muy nervioso, Martha se dijo que era hora de intervenir.
–Se lo diré Lex.
–Gracias.
Lex casi se giró para irse, pero Martha lo detuvo.
–Ven Lex, te invito una taza de café y un pedazo de tarta.
Lex casi salivó por el ofrecimiento y aceptó de inmediato.
Ya en la casa y en la cocina, Martha les sirvió a los dos, pero Lex le pidió té en vez de café.
Ella se sentó luego de eso y miró al joven comer con gusto el postre.
–Lex sé que Clark y tú han sido amigos desde que se conocieron, incluso después de esa noche que el volvió muy enojado de tu castillo…–Lex quiso explicar, pero ella lo detuvo con un movimiento de mano.–No sé que pasó, pero lo que fue ya no importa si él te perdonó. La cuestión es que realmente Clark es un adolescente a punto de ser adulto o cumplir la mayoría de edad y tú ya eres un adulto con una compañía a tu cargo y problemas familiares que no son fáciles, Clark merece vivir a su tiempo y a su ritmo. Clark debe vivir su juventud, una normal. ¿Lo entiendes verdad?
–Señora Kent…
–Dime Martha.
–Martha, nunca tuve una mala intención al ser amigo de Clark. Traté de no interferir con sus amigos y él…
–Pero lo hiciste Lex, sé que sin malas intenciones, sin embargo, sucedió.
Lex se dio cuenta en el énfasis que puso Martha en esa palabra y supo que lo que tuvo con Clark no fue tan discreto como creyó, y se dijo que por lo menos fue ella y no Jonathan quien lo notó.
–Yo…
–Lex, deja que Clark siga su camino, deja que tenga las experiencias nuevas que todos tenemos.
–Pero yo…
–Lex, él es joven y todavía no sabe lo que quiere o lo que cree querer.
–Lana Lang.–afirmó con amargura Lex
–Ella u otra, o… alguien de su edad, sin tantas cargas encima.
Lex frunció el seño, entendió lo que dijo Martha Kent, pero eso no significaba que estuviera de acuerdo.
–Yo…puedo esperarlo.
Martha suspiró e iba a responder, pero otra voz lo hizo por ella
–Luthor deja en paz a Clark, él no es uno de tus amigos por dinero.
–Señor Kent.
–No. No le prohibí a Clark que se acercará a ti porque creí que debía ver con sus propios ojos que esa amistad no era buena para él, pero de aquí en adelante te quiero lejos de él.
–Jonathan…
–No Martha, con los Luthor hay que ser tajantes.
–¿Por qué? Yo no le he hecho nada malo.–se defendió Lex.
–Y no lo harás si está en mis manos evitarlo.
–Clark es mi amigo.
–¿Lo es? O solo es un sujeto de estudio para ti.
–Si se refiere a mis investigaciones, no quise molestarlo, solo tuve curiosidad.
Martha tuvo que intervenir para evitar que Jonathan fuera más allá de solo discutir con Lex, se dirigió al menor y lo instó a retirarse, haciendole prometer que dejaría que Clark tuviera una vida normal. Lex tuvo que ceder, pues no podía enemistarse con los padres de Clark.
–Lo prometo.
Dijo Lex, salió de la casa y subió a su auto para irse de ahí. Sin ayuda o siquiera alguien con quién hablar, Lex se preguntó ¿Si podría darle una familia a su hijo o que tanto daño le haría con su inexperiencia en ser parte de una? ¿Era justo traerlo a ser nieto del loco de Lionel? ¿Era justo dejarlo vivir y tener que esconderlo?
…
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