Capítulo v
La niñera de Conner fue elegida por los FitzGerald con el visto bueno de Lex, ella era otra conocida de los escoceses y por ello igual de discreta. Además de que estos también se quedarían unos meses con ellos en el castillo, mientras su nueva clínica se estaba construyendo en Escocia y a pedido de Lex, que no deseaba que su hijo estuviera ni un minuto solo si él se encontraba trabajando por su futuro.
Esa tarde regresó de una reunión que le auguró buenas noticias y negocios con el ejercito para vender uno de los inventos de sus científicos. Estaba estresado y deseó beber un poco de bourbon, pero recordó que no podía, a Conner no le gustaría un poco de alcohol en su leche. Llegó al castillo y luego de asearse (no le agradaba ir a ver a Conner sin limpiarse antes), entró a la habitación de su hijo, en esta ya estaban las luces de noche prendidas y Conner en su cuna siendo arrullado por la niñera y por la Señora FitzGerald (que era muy apegada al pequeño). En cuanto Conner escuchó a su padre y Lex juraba que no sabía como su hijo reconocía de inmediato su presencia aunque no hablara, se removió y comenzó a gimotear. Lex fue hasta la cuna y se asomó y unos ojos símiles a los suyos lo miraron. Conner rio y estiró sus bracitos. Lex lo cargó y les dijo a las mujeres que fueran a descansar o a cenar, ellas obedecieron y el Luthor abrazó a su hijo golpeando su pequeña espalda y contándole su día, Conner estuvo tranquilo por unos buenos minutos, pero luego de ello pidió ser alimentado. A pesar de la vergüenza y negación de las primeras veces le provocaron, Lex se acostumbró y ahora hasta disfrutaba ese lazo con Conner que se creaba en ese ritual, terminó y luego de que le sacó el aire al morenito, lo arrulló. Escuchó unos toques en la puerta.
–Adelante.
El Doctor FitzGerald entró y saludó.
–Veo que mi paciente aún está despierto.
–Ya casi se duerme ¿Qué sucede?
–Nada malo, solo deseaba entregarle el certificado de nacimiento de Conner, el original, el que sus abogados redactaron ya lo firmé, pero quería darle este…
–No es necesario.
–Lo es Lex, usted puede guardarlo para si mismo o para que algún día se lo pueda mostrar a Conner y va incluida mi promesa de que si lo necesita yo daré mi testimonio de que Conner lo tuvo usted y si necesita lo contrario… también lo haré.
–Doctor FitzGerald…
El hombre sonrió y le dio el papel a Lex, acarició los mechones de Conner y se retiró. Lex leyó el documento, lo dejó sobre la cómoda y siguió arrullando a su hijo.
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Clark disfrutaba sus días de humano, pero cuando tuvo que ayudar a Chloe con lo que Gabriel Duncan intentaba hacer, todo se salió de control y él terminó muerto, o por lo menos como ser humano murió, Jor-el con el cuerpo de Lionel lo llevó hasta la Fortaleza Helada y ahí le propuso regresarle sus poderes, pero a cambio perdería a alguien importante para él. Clark para detener los misiles, aceptó.
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Lex estaba en su oficina cuando se enteró de lo sucedido a Clark y no se quedó tranquilo y usando su llave fue con Jor-el, este aún tenía la apariencia de Lionel. Este no le ocultó nada sobre la promesa de Kal-el y Lex se asustó un poco, pero solo antes de que recordara que… Él ya no era importante para Clark y a Conner ni siquiera lo conocía y para erradicar dudas Jor-el explicó.
–Kon-el no está en peligro, no por esa promesa de Kal-el, hicimos un trato.
–¿O sea que no eran solo los que atrapó Clark?
–Te lo dije, hay alguien más…, pero todavía no sé deja ver.
–Ya, bien. Entonces Clark simplemente sigue igual ¿no?
–Si.
Lex regresó al castillo y decidió llamar al Hospital para pedir el expediente del Kent, pero obviamente no se lo dieron. Por eso cuando Lana Lang se presentó en el Castillo al día siguiente y se lo aventó en su escritorio, con un discurso defendiendo al Kent y atacándolo a él, simplemente lo tomó hasta con aburrimiento. Lana se fue y Lex continuó con su trabajo, cada vez era más fácil alejarse de Clark y los que los rodeaban. Tampoco es que pudiera culpar a Clark de su alejamiento, después de todo solo era un jovencito inmaduro y Lex se culpó por creer que el deslumbramiento de Clark por él, había sido algo más profundo. Lex sonrió, pues de cierto modo si lo fue… Conner nació por eso y nunca lo negaría o se arrepentiría, simplemente porque lo que siempre buscó (una familia) la obtuvo por ello. Con una gran sonrisa Lex siguió trabajando, en los documentos que los investigadores de su próximo proyecto le habían enviado.
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Loise regresó a Smallville y los Kent de inmediato le ofrecieron que regresara a vivir con ellos, Clark no estaba muy feliz, sin embargo no podía ser descortés. Hubo un momento en que recordó que cuando Lex lo necesitó le ofrecieron vivir con ellos, pero casi a la fuerza y desconfiando de él todo el tiempo, pero a Loise nunca se preguntaron nada sobre ella, igual si fuera Lana, Chloe o hasta Pete, pero obviamente sus padres nunca aceptarían a Lex, así este hiciera todo bien y Clark, bueno él solo siguió sus enseñanzas: Los malos son malos y nunca van a cambiar, no confíes en ellos. ¿Pero realmente eso era cierto? ¿La gente no podía cambiar para bien? Por primera vez Clark tuvo dudas sobre las enseñanzas de sus padres, pero lo olvidó rápidamente.
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Arthur Curry era un chico que podía nadar más rápido que Clark y que podía respirar bajo el agua, lo conocieron cuando salvó a Loise de ahogarse. Clark lo siguió para investigarlo y descubrió que este trató de entrar a las instalaciones de unos laboratorios de Luthorcorp, ya que según sus explicaciones en ellos se creó una arma que afectaba y mataba a los peces a su alrededor. Clark se indignó ante esta información y llevó con él a Arthur para ir al castillo y confrontar a Lex.
Lex los recibió y Clark le dijo a que iban.
–Debes detener ese proyecto que estás haciendo Lex.
–Clark, hasta donde sé, tú ya no eres mi brújula moral.
–Lex…
–Oh no Clark, esta vez no puedo darte lo que pides, no puedo decirle al ejercito que perdí millones en una tontería.
–¡Eres un maldito Luthor y espero que recibas lo que mereces!–exclamó Arthur.
Lex lo miró de arriba a abajo y no respondió, una amenaza de alguien que ni conocía no le afectaba, mucho menos si lo que hacía, lo hacía por Conner, incluso si después tuvo que retener a ese tipo por un tiempo.
No obstante a pesar de sus acciones, fue la primera vez que uno de sus proyectos fue saboteado y su enojo no se debió al dinero perdido o por el fracaso, sino porque conseguir su objetivo no podía seguir tardando, la seguridad de su hijo estaba en juego, pero mientras Clark jugaba al héroe, él tenía que trabajar el doble para conquistar al mundo.
Lex salió de sus laboratorios, con el dolor de cabeza golpeando sus sienes, llegó al castillo y luego de asearse se dejó caer en su cama, se encontraba tan mal que ni siquiera fue a ver a Conner. Lex se quedó dormido y fue horas después (o eso creyó) que despertó asustado buscando a su hijo. Se levantó y fue hasta la habitación de Conner. La niñera dormitaba en una silla junto a la cuna del bebé, Lex caminó lentamente y se asomó para ver dormir a su hijo, pero no esperaba que este estuviera despierto.
–Oh mi bebé…
Conner gimoteó y Lex lo alzó en brazos rápidamente. Lo arrulló y en voz queda le pidió perdón por dejar que los problemas lo alejaran de él, el bebé suspiró satisfecho y minutos después ya dormía tranquilamente. Lex despertó a Susy (la niñera) y la envío a dormir, el se quedaría con Conner esa noche o lo que quedaba de ella.
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Cómo si la gente a su alrededor se hubiera puesto de acuerdo para hacer que se alejara definitivamente de Lex, uno de sus nuevos maestros, llamado Milton Fine no había dejado de hablar mal de Lex, desde compararlo con Hitler hasta asegurar que era un megalómano egoísta que poseía Smallville, con cada frase que dijo colocó una barrera más alta entre Clark y Lex, pues para el de Smallville fue más fácil pensar lo peor de Lex y así no cuestionar su decisión de no darle una oportunidad a pesar de lo sucedido.
Lana entró a la MU y Clark la apoyó como buen novio. Luego de que ella fuera aceptada en una Fraternidad (para tener vivienda) se comenzó a comportar extraño, Chloe y él lo notaron y decidieron intervenir, averiguando que lo que tenía era una extraña condición de vampirismo. Fine le aseguró a Clark que Lex podría tener la cura, lo que resultó cierto, y eso dejó más seguro a Clark de que Fine tenía razón en todo lo referente a Lex.
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Luego de que Lana fuera curada Clark visitó el castillo para agradecerle a Lex o cuestionarlo.
Clark entró y Lex lo miró unos segundos antes de seguir acomodando unos documentos.
–Lana está bien.
–Me alegro.
Se quedaron en silencio unos minutos.
–¿Necesitas algo más?
–No.
–Sabes, me parece algo sospechoso que ese amigo tuyo tenga información confidencial de mis proyectos.
–Es maestro y un investigador.
–Aún así tiene información confidencial.
–Pues no debería de serlo si afecta o beneficia a la gente.
–Si son proyectos sin terminar, no tienen porque ser conocidos.
–Cuando el habló mal de ti, yo te defendí y ahora me arrepiento.
–¿Te importo todavía como para defenderme?
–Eso creí.
–¿Ya no?
Clark se encogió de hombros.
–Clark…Si hubiera algo importante que nos uniera ¿Tú lo querrías?
El menor se armó de valor para por fin y dar por concluido eso que Lex aún creía que existía entre ellos.
–Me equivoqué.
–¿Por qué?
–Creí que nuestra amistad podía ser algo más, pero no fue así.
–¿No sentiste algo más que amistad?
–Ahora que por fin estoy con la persona que amo, sé que no es lo mismo.
Lex no respondió, no hubo necesidad, después de todo Clark no estaba listo, pero tampoco interesado en saber…
Clark salió del despacho de Lex y este negó, ya se estaba cansando de tratar de ser una persona mejor que su padre, pero recibir el mismo trato que este.
Dejó que su frustración y tristeza se asentaran para seguir trabajando, estaba afinando los detalles de su candidatura para la senaduría por Kansas. Porque como le dijo a Jor-el, le daría a su hijo el mundo como fuera necesario, Conner solo lo tenía a él para cuidarlo.
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No pasaron ni un par de días y a la granja de los Kent llegó de visita el mejor amigo de Jonathan, el senador Jack Jennings quien resultó ser el opositor de Lex y al que en ese momento estaban chantajeando, obvio Jonathan señaló a Lex como el autor de ese chantaje y en un arranque de decencia Clark fue de nuevo al castillo a reclamarle, Lex no era el culpable y envió al menor con una tarjeta a un club nudista para que buscara pistas y lo dejara en paz.
Lex llamó a sus investigadores al igual que los encargados de su campaña para pedirles que buscarán más información sobre lo de Jennings. Luego se estiró un poco y decidió dejar para después algunos pendientes, pues pasar un tiempo con Conner estaba en su agenda. Lex subió hasta la habitación de su hijo. Conner estaba en unos cojines en la alfombra frente al ventanal recibiendo feliz los rayos del sol. Lex camino hasta su niño, llamándolo….
–Hola cariño.
El bebé intentó levantarse y lo consiguió y luego comenzó llamando a su papá.
Lex se sentó y estiró los brazos para que Conner se agerrara. La señora FitzGerald sonrió.
–Este pequeño crece a pasos agigantados, señor Luthor.
–Verdad que si.
–Definitivamente. –Se escuchó decir de una voz masculina, era el Doctor.–Según sus controles, Conner tiene el tamaño de un niño de diez meses y la inteligencia también.
–¡Pero tiene cinco meses!–exclamó Lex.
–Lo sé, pero ya gatea, simplemente no lo hace porque no quiere.
Lex sentó a su hijo en sus piernas y besó su cabello.
–Es hora de presentarte a tus abuelos o por lo menos intentarlo.
Los FitzGerald no agregaron nada, la discreción en ese trabajo está primordial.
Lex mimó a Conner hasta que, lo que les pidió a sus empleados estuvo listo
Acomodó los documentos en lo que arreglaron a Conner. Con los dos listos, los FitzGerald cargaron la silla del pequeño y los tres adultos junto con él bebé subieron a la limusina. Y se dirigieron rumbo a la Granja Kent.
Al llegar Lex bajó solo, Jonathan lo recibió con mal gesto y comenzó a atacarlo verbalmente. Lex trató de calmarse y hablar:
–Tengo algunas cosas que debe ver.
–Todo en ti es mentira Luthor.
–Solo léalo.
–Son más pruebas que fabricaste seguramente.
Lex le dio el sobre a Jonathan, pero no se fue.
–No voy a leerlas frente a ti.
–No. Quiero que la señora Kent y usted sepan algo muy importante, quiero mostrarles algo maravilloso…
–La verdad Lex, dudo que algo bueno venga de ti.
–Deme el beneficio de la duda.
Jonathan miró al menor y negó.
–Permitimos que Clark entablara amistad contigo, pero abusaste de esa confianza.
–Lo sé y no puedo disculparme lo suficiente por eso, más no fue por maldad si no por un sentimiento puro, se lo juro.
–Eso no importa, y si bien no actué legalmente contra ti, porque Martha y yo somos culpables por no alejar a Clark de ti, no me detendré si sigues acosándolo.
–¡¿Acosándolo?!
–Clark es jóven, tiene una novia y una vida por delante que es mejor que no sea manchada por ti.
Lex sintió como esas palabras le dolieron más que si Jonathan hubiera usado su escopeta, era extraño que esas personas que creyó que fueron casi los únicos que lo aceptabaron en Smallville en realidad lo consideraban como un virus. Lex vio que la señora Kent lo miraba también y por su rostro, supo que escuchó todo y estaba de acuerdo con su esposo.
–Ya veo… Nunca seremos bienvenidos aquí.
Los Kent vieron partir la limusina y regresaron a sus tareas, tal vez habían sido crueles con Lex, pero no permitirían que ni él ni nadie ensuciaran a Clark solo por diversión.
En la limusina Lex exhaló y luego agarró la manita de Conner (que dormía) y la besó.
–Te amo bebé y eres lo más limpio en mi vida.
…
