Capítulo VII

Lex creyó que su campaña iba mejor que la de Jonathan Kent, pero de pronto hubo un repunte de este al usar su verdadera apariencia de granjero y buen vecino, pero no solo eso, también estaba seguro de que recibió un buen donativo que invirtió en publicidad. Lex tuvo que invertir más tiempo a la relaciones publicas y si bien sabia que los FitzGerald trataban a Conner como si de verdad fuera su nieto, eso no le quitaba ese vacío en su corazón al no poder estar más tiempo con su bebé.

Entre sus visitas a sus seguidores, se topó con Loise Lane y esta lo atacó diciéndole que solo era un tipo rico que deseaba comprar un puesto en el gobierno.

–Pues no puedo ofenderme, si eso viene de alguien que nunca termina lo que empieza, no señorita Lane.

Lex sonrió ufano ante el claro enojo de la chica y es que ya estaba harto de tratar con pinzas a las amiguitas de Clark. No era su problema si estas creían en él o no, después de todo siempre sería un mentiroso a los ojos de los que rodeaban a Clark y finalmente a los ojos de este.

Lex se reunió con los jóvenes universitarios que lo apoyaban y hubo una chica que sabia bastante de su vida o lo que las noticias daban a conocer, su nombre era Samanta. En un principio se sintió alagado, sin embargo, cuando esa admiración se convirtió en algo mas sicótico que incluyó un ataque a su rival político Jonathan Kent y obviamente él siendo culpado por ello, fue que confirmó que ella era un peligro para los demás, incluido él, pues burlando a la seguridad, Samanta logró entrar al castillo y no solo eso, se acomodó en el despacho de Lex. Cuando este la vio llevando la cabeza rasurada y ofreciéndosele desnuda, supo que debía detenerla, la encaró, pero ella estuvo a punto de atacarlo si no hubiera sido por Joaquín y el doctor Conrad que intervinieron, Lex hubiera resultado herido de nuevo. Por eso el Doctor al revisarlo le dijo:

–Lex esto ya está poniéndose muy peligroso, primero recibiste ese disparo y luego esta chica loca intenta atacarte. ¿Es tan importante ganar esta elección?

Lex suspiró y vio con serenidad al medico.

–Es importante, pero si los números siguen como están, no vale la pena arriesgarme a dejar solo a mi hijo.

Lex fue guiado a su habitación por Conrad, el medico lo instó a descansar.

–Pero debo advertir de Samanta.

–Lo hará Joaquín, no te preocupes.

–Mientras no me culpen de esto también.

Conrad negó y por fin hizo caminar al millonario, convenciéndolo con Conner.

–Si bien ya no lo alimentas, quiere dormir contigo cada vez que tiene oportunidad.

–Lo sé, pobre de mi niño, no he tenido tiempo ni de dormir con él.

Llegó a la habitación del bebé y se metió bajo las mantas, y Conner no tardó en pedir que lo llevarán con él.

Pasaron un par de horas cuando Lex fue despertado y advertido, ya que su padre iba llegando. Lex dejó la cama con mucho cuidado para que Conner no se despertara, se colocó una bata y bajó a ver a Lionel.

El mayor entró poco después de que Lex se sentara en el sillón individual de la sala, cerca de la chimenea.

–Hijo, me extraña que no estés trabajando hasta tarde en tu campaña.

–No veo que avance mucho estando cansado y con dolor de cabeza, además de haber sido casi atacado por una demente.

–Oh si, debió ser una gran decepción para tus seguidores, digo Samanta solo quería ayudarte.

–Si, bueno era mejor no recibir esa clase de ayuda, pero supongo que me traes noticias ¿no?

–Solo que Jonathan está bien y atraparon a tu admiradora. ¿La ayudaras?

–Yo no tengo nada que ver con lo que hizo y definitivamente hacer algo por ella, no se vería bien para mi imagen.

–Oh si, tu imagen, esa que quieres alejar de tu apellido y todo lo malo que significa este.

–…

–En fin, solo vine a ver como estabas y a decirte que tus esfuerzos de alejarte de tu nombre y fama, son patéticos, pero eso ya lo sabes, que nadie verá más allá de que eres un Luthor.

–No te entretengo más Padre, y es que ya te estás volviendo repetitivo.

Lionel miró con desde a Lex y salió del lugar, Lex comprobó que el auto de este estuviera en camino y regresó con su hijo. Se metió con cuidado bajo las mantas, abrazó al bebé y este solo suspiró satisfecho al sentir a su gestante.

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Fue dos días más tarde, que Lex se decidió por remplazar definitivamente a su seguridad, y es que se encontraba arreglando algunas citas con el jefe de su compaña, cuando un par de policías llegaron y de pronto lo amenazaron para que les entregara ¿Una nave espacial? Por lo que respondió:

–No sé de que hablan.

–Solo hay un tipo aquí en Smallville con los recursos y velocidad de reacción para esconder esa nave, ese eres tu Luthor.

–Pues insisto en que no se de que hablan.

Claro que sabía que se referían a la nave de esos tipos –los sirvientes de Zod–, pero él no se llevó esa nave, ni siquiera estuvo cuando la lluvia de meteoritos sucedió, claro que conociendo a su padre, no dudaba que hubiera hecho esos arreglos antes de que Jor-el lo poseyera, pero Lex no sabía donde estaba esa dichosa nave o que le había pasado. La pareja de policías no le creyó y Lex tuvo que encararlos dispuesto a llevarlos a donde quisieran, con tal de que no se acercaran al segundo piso, donde su hijo se encontraba. Sin embargo el alboroto alteró a Conner y Conrad bajó a verificar que sucedía, pero al ver desde el pasillo lo que estaba pasando, llamó a la policía y le explicó que estaba sucediendo, sonando incrédulo al ver que dos de ellos estaban amenazando a Lex Luthor (su empleador) por lo que su llamada fue de alta prioridad.

Mientras, Lex caminó hacia la salida con el hombre policía apuntándole y la mujer detrás, caminaron hasta la patrulla y lo obligaron a subir, luego ellos lo imitaron, arrancando enseguida, salieron por el camino, pero en la carretera ya los esperaban para rodearlos los otros oficiales, guiados por la Comisario. Luego de que todo se arregló, Lex regresó a su casa y revisó que todo estuviera tranquilo y sin extraños rondando y con eso listo, fue a ver a su hijo. La habitación de Conner estaba insonorizada desde que Clark llegó a atacar a Lex y por eso, Lex no sabía que su hijo estaba llorando, no hasta que entró al cuarto. Conner ya tenía el rostro sonrojado y la nariz sucia, porque se negaba a que lo limpiaran. Lex corrió hacía él y lo cargó arrullándolo, unos minutos más tarde Conner se calmó, Connie FitzGerald lo limpió y le dio el biberón a Lex para que se lo diera. Lex se sentó en el sillón frente a la ventana y alimentó a su hijo, al mismo tiempo que comentó…

–Esta ciudad es muy peligrosa, antes, eso me parecía interesante, ahora no quiero que mi hijo viva aquí si no es estrictamente necesario.

–Lo será si ganas las elecciones.–explicó el doctor Conrad.

–Si…

Conner terminó de comer y como ya estaba tranquilo, dejó que Lex se lo diera a Susy y que está le sacara los gases, así que Lex lo dejó con ellos y regresó a su oficina en el piso inferior.

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Fue una gran decisión y no es que hiciera algo para perder esas elecciones, no estaba en su naturaleza competitiva dejarse ganar, más con sus números cayendo, tomó fuerza esa idea que anidó en su cerebro en ese ultimo percance de los policías. Habló con Conrad y le pidió que fuera sincero y muy realista.

–¿St. Andrews es una ciudad donde puedo instalarme?

–Puedes, mi casa es la tuya y la de Conner.

–¿Oportunidades de negocio?

–Si y de conocer mentes científicas jóvenes, escocesas. Una de las mejores universidades de Escocia está ahí.

–Eso me agrada, y casi me convences, pero Conner es mi prioridad, debe estar seguro para que yo pueda dedicarme a crear un imperio.

–Y después de convivir contigo estos meses, lo lograras Lex Luthor.

–Debe ser sin que tenga que estar cuidando las espaldas de mi bebé y las mías.

–Mi familia es la suya, somos algunos y no nos agrada que los nuestros sean molestados.

–Gracias, simplemente no quiero que la seguridad que contrate me quiera traicionar por algunas monedas de oro.

–El honor es importante para muchos de nosotros.

Lex le sonrió al medico y lo dejó seguir trabajando en sus mensajes y salió a su oficina para mover algunas cantidades y comprar un lugar en St. Andrews preferentemente cerca de la clínica Megan FitzGerald, pues en esos pocos meses de vida de Conner, los escoceses se habían ganado su confianza, siendo los únicos que estaban de su lado. Era hora de dejar esperar porque Clark o los padres de este les dieran una oportunidad, era hora de dejar de mendigar cariño. Todos los arreglos lo haría con algún prestanombres para que su padre no pudiera rastrearlos, ni él ni nadie.

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La esperada fecha llegó y los resultados no lo favorecieron, dándole el senado de Kansas a Jonathan Kent, si bien, Lex se desilusionó, del mismo modo se despidió de todo su equipo de campaña con serenidad, gastó otro poco en recompensarlos y esperó esa visita que detestaba, pero que a la vez le daría la libertad de acciones. Lionel fue puntual para llegar a regodearse de cómo Lex perdió ante un granjero. Lex dejó que Lionel se burlara a su gusto y cuando creyó que este terminó, dijo.

–Padre, crees que tienes razón y si no pude ni ganar una elección, tampoco debo dirigir Luthorcorp ¿No?

–¿Qué estás diciendo? Yo no insinué nada.

–Oh claro que no, eso sería vulgar incluso para ti. Pero me venció un hombre honorable, pero al luchar por Luthorcorp solo somos nosotros dos, ambos Luthor, así que si quieres de regreso la empresa, te reto a que me la quites.

–Oh Lex, esta derrota te ha puesto de los nervios, es mejor que te deje descansar.

Lionel se fue, más Lex supo que el reto fue aceptado por este. Y es que sabía que tomó mucho dinero de Luthorcorp para cubrir su campaña y que Lionel aprovecharía eso para recuperar acciones, las cuales se desplomaron por su derrota, pero si jugaba bien sus cartas tendría tiempo de crear algo con el dinero de sus herencias maternas y dejarle Luthorcorp a Lionel, con este ocupado sacando adelante a la empresa, lo dejaría en paz y podría irse a establecer en St. Andrews, para empezar su propia empresa una que le diera a Conner el respaldo para que pudiera vivir tranquilo y sin que tuviera que conocer nunca a Lionel. Al mismo tiempo haría crecer su fortuna para hacer a su hijo Dueño del mundo, pero si Jor-el creía que se iba a salvar de cooperar en todo eso, estaba muy equivocado. Lex tomó su llave y se presentó en la Fortaleza Helada.

–Lex Luthor, sabía que vendrías.

–¿Lo sabías?

–Concluí que en cuanto supieras que la deuda de vida que tiene Kal-el se pagaría hoy.

–Ah. ¿Cómo podría saberlo? Pero es interesante que ésta sea la fecha, pues es una muy importante para su familia.

–Depende de él que lo siga siendo.

–¿A qué te refieres?

Kal-el basa toda su vida en las emociones humanas, en las relaciones que considera importantes.

–Lo harás elegir.

Dedujo Lex y la IA explico.

–No. Se que él lo pedirá solo si le doy la oportunidad.

–Veo. No creo que te interese, pero no deberías quitarle a nadie.

–Es una regla universal, una vida por otra.

–Ambos sabemos que es posible que tú puedas intervenir.

–¿Estás pidiendo por Kal-el?

–No. Estoy siendo práctico, entre más lo amenaces con su familia humana, más lo alejaras de ti y sus raíces, se cazan más moscas con miel que con hiel.

–Supongo. Entonces que Kal-el haya traído a una humana significa que es muy importante para él.

Lex se asombró por esa información y algo de malestar de hundió en su estómago, pero trató de hacerlo a un lado y opto por decir el asunto por el que iba.

–Como no hubo suerte en la política, quiero seguir en lo que soy bueno. Y tú me ayudarás.

–¿Por qué?

–El imperio que planeó levantar, requiere trabajo, dinero y productos. Los que otros científicos y yo haremos a partir de algo de tu tecnología.

–Los humanos no son aptos para conocer los avances en tecnología de Kryptón.

–Obviamente no los avances más desarrollados, pero si los más sencillos.

–…

–Es por Kon-el

–Te enviaré lo que consideraré serán los avances en medicina que podrían usar ustedes los humanos.

Lex sonrió y dejó a la IA decidiendo, había visto varios de sus archivos y sabía que incluso los inventos Kyptonianos más sencillos, serían un boom en ese mundo y exclusivos de… Lexcorp. Lex regresó al castillo y decidió tomar una copa para celebrar su éxito. Joaquín entró y le avisó que Lana llegó de visita. Lex exhaló serenándose para recibir a la princesa de Clark

La chica entró y Lex saludó cortés.

–Hola Lana ¿Qué te trae por aquí?

–Quería avisarte que me casaré con Clark y de ahora en adelante el trato contigo será meramente profesional.

Lex vio con incredulidad a la chica y no pudo contenerse, y comenzó a reír. Lana no supo cómo reaccionar ante ello y Lex tuvo tiempo de calmarse antes de decir.

–No sé que impresión te di, durante este tiempo de tratarte, pero te aseguro que solo fui amable contigo por Clark, como lo fui con Chloe o con otros. No estés construyendo castillos de ensueño en tu cabecita, para mí eres solo una niña que no sabe lo que quiere y que no puede dejar atrás el pasado, aunque reconozco que a pesar de eso Clark te prefirió sobre mi.

–¡¿De que hablas?!

–Pues de que va a ser. Si creíste que fuiste la primera pareja de Clark, es que eres algo inocente

Se burló Lex, estaba siendo inmaduro, pero se dijo que mínimo eso le debía Clark, por lo menos una sola verdad, la de su relación.

–¡Eres un mentiroso!

Gritó la chica y salió corriendo, Lex la vio salir y dejo salir el aire, bueno eso había sido cruel y le traería problemas, pero se sintió bien.

Lex bebió lo último de su copa y subió al segundo piso con los FitzGerald y Conner, era hora de empacar. Así, si el indignado Clark iba a reclamarle, Lex podría cortar de tajo con Smallville y sus habitantes de doble moral.