Capítulo VIII
Lana salió molesta, pero más que nada impactada por esa información, sabía que Lex era ruin, pero dudaba que mintiera incluso poniendo en duda su inclinación sexual o la de Clark. La chica iba con los ojos anegados en lágrimas y por eso no alcanzó a frenar para evitar un autobús, sucedió como en una pesadilla, el carro dio vueltas y ella no pudo sobrevivir, Clark arribó en segundos, pero finalmente fue demasiado tarde. Clark no podía dejar que Lana muriera solo por que le contó su secreto o por lo menos eso es lo que él creía, así que fue hasta la Fortaleza helada y llamó a Jor-el exigiéndole ayuda, la IA solo le dijo que debía elegir y él lo hizo, eligió que ella viviera. Por eso cuando esa noche Jonathan tuvo un infarto y lo dieron por muerto Clark se sintió el peor hijo, el más malagradecido, por supuesto que también por eso culpó a Jor-el, sin embargo, Jonathan no murió solo quedó en coma. Lana, Chloe y Loise llegaron para visitar a Jonathan o saber la noticias sobre este. Clark corrió a abrazar a Lana, y esta devolvió el abrazo, pero algo tensa. Con las primas hablando con Martha, Clark guió a su novia a un lugar donde pudieran hablar. En las escaleras de incendio Clark se sentó y la instó a imitarlo, cuando estuvieron los dos juntos, él preguntó:
–¿Qué sucede?
–Nada importante.
–Por favor Lana, sé que algo te pasa.
–No creo que sea importante. En este momento debes cuidar de tu padre no preocuparte por otras cosas.
–No puedo cuidarlo si tengo esta duda.
–Lo siento Clark.
–Sabes que puedes decirme lo que sea.
–Si, bueno yo…–Ella suspiró y para darse valor aferró la mano de Clark entre las suyas.–Fue algo que dijo Lex.
–¿Qué?
–Ni siquiera debe ser verdad, seguramente estaba enojado porque sospecha que me contaste tu secreto.
Clark sonrió levemente al pensar que hizo bien en solo regresar un poco antes del accidente de Lana para que todo ese día siguiera siendo perfecto.
–Clark, Lex dijo que era una ingenua si creía que había sido tu única pareja, incluso dijo que me elegiste sobre él…
Clark palideció al escuchar esa confesión de Lana, y es que ni por error pensó que Lex hubiera confesado sobre su relación, exactamente, su relación, una que él fingió nunca existió, tanto así que creyó que Lex había hecho lo mismo, sin embargo, no solo Lex no lo hizo si no que se sintió remplazado por Lana, pero claro que eso era cierto ¿No?
–¿Clark?
–… Yo… Lo siento Lana… fue algo…
Clark no pudo decir más, ya no le era permitido mentir, no si Lex nunca lo hizo, y es que recapitulando, él fue quien terminó con lo que fue una verdadera relación, y es que después de buscarla con tanto ahínco, simplemente actuó como un niño que se aburre de un juguete nuevo y brillante dejándolo olvidado, así se alejó de Lex sin darle explicaciones.
Lana interpretó el silenció de Clark y sacó sus propias conclusiones: Lex no había mentido, pero seguro que Clark no tuvo culpa de nada.
–Lo entiendo Clark, él debió ser el responsable, no es tu culpa. Muchos de Smallville hubieran caído en sus redes, es un experimentado seductor.
Clark miró a la chica con incredulidad, pero a la vez con admiración, solo Lana para buscarle excusas para un desliz y quitarle toda la culpa.
–Lana…
ella lo abrazó y besó castamente en los labios.
–No dejemos que él nos separe.
Clark devolvió el abrazó sintiéndose reconfortado por la comprensión de Lana, pero también extrañado de que esta no le hubiera dado importancia a lo que pasó con Lex. Y de nuevo se dijo que era mejor ir de acuerdo a los estándares de todos y cumplir con esas expectativas, así siempre sería parte de algo importante, de una familia. Aunque una partecita de él se hubiera sentido muy contenta de que Lex no hubiera olvidado sus momentos juntos, reconoció que tampoco deseaba olvidarlos, pero sabía que no podía ser, no si quería encajar en esa sociedad.
Aún así la culpa no dejó a Clark y decidió hacer algo. Con su padre en el hospital y recordando ese otro final en el que perdía a Lana por culpa de lo que Lex le dijo. Se dirigió al castillo para advertirle a Lex que dejara en paz a los suyos. Entró como siempre sin pedir permiso o avisar y caminó derecho al despacho del mayor, pero este se encontraba vacío, más vacío que de costumbre, pues no había muchas cosas que Lex usaba por lo regular. El chico recorrió el sitio con la mirada y frunció el ceño ¿Acaso Lex había regresado a Metrópolis? No podía ser ¿Por que lo haría? Y es que pensándolo detenidamente en esa línea de tiempo o lo que fuera, Lana no sufrió el accidente, pero lo que le dijo Lex no cambió ¿Acaso el mayor se sintió culpable? Lo dudaba. Clark se animó a recorrer el lugar con su mirada de rayos x buscando presencias, pero fuera del algunos sirvientes exteriores no había más, el lugar ya no estaba habitado. Clark se quedó unos minutos en el lugar y luego se retiró, seguro Lex había regresado a la ciudad, pero… A él no debería de importarle ¿O si?
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Lex y Conner fueron invitados del Doctor FitzGerald y su esposa durante unos días, en lo que su casa quedaba lista, lo que ayudó a Lex para empaparse del conocimiento de las empresas que predominaban en Escocia y principalmente en St. Andrews. Sin embargo consideró que sería mal visto si comenzaba a intervenir en los negocios locales de inmediato, por lo que se concentró en buscar un lugar y gente que le pudiera servir para su nuevo laboratorio, los primeros conocimientos que Jor-el compartió con él y que podrían imitar con pocas limitantes, era la clonación de órganos con algunos ajustes biomecánicos para mejorarlos. Lex tenía las especificaciones, solo requerían algunos datos adicionales, y conseguir los materiales y científicos. Sentado en una de las sillas de jardín y cerca de Conner, que jugaba sobre una manta, Lex leía detenidamente sobre ese proyecto, por eso se sobresaltó un poco al sentir a su hijo agarrarlo del pantalón llamándolo. Lex dejó el dispositivo en la mesa y alzó a Conner.
–¿Qué quiero mi hermoso Luthor?
– Pha… Pha…
Lex sonrió ante el intento de palabras de su unigénito y se levantó para llevarlo a pasear por el extenso jardín.
Lex caminó un poco y enseguida Conner quiso caminar, obviamente de la mano de su adorado papá.
La verdad es que arropados por el cariño de los FitzGerald, ni Lex ni Conner tenían mucha prisa por mudarse a su casa, aunque estuviera cerca de esta.
La casa que eligió Lex, con ayuda de los FitzGerald, fue la indicada: De tamaño mediano y no tan ostentosa, amueblada al estilo minimalista, pero cómoda para que Conner no tuviera obstáculos para gatear y dar sus primeros pasos, cuando eso sucediera, que según Conrad FitzGerald sería en cualquier momento. Situada sobre una pequeña colina algo alejada de la ciudad, pero no tanto como para requerir forzosamente transporte. La casa contaba con un establo para criar caballos y una gran extensión de terreno boscoso, esa fue una de las especificaciones de Lex para la compra, además de que la propiedad a nombre de Conner FitzGerald no traería ninguna sospecha, pues los vecinos eran todos FitzGerald. En cuanto a eso El Doctor Conrad no exageró, de verdad los FitzGerald los acogieron como parte de su familia y se propusieron no dejar que intrusos los molestaran o invadieran su intimidad. Y bueno, Conner pasó a ser parte de los bebés de la familia y al igual que estos, compartía la atención de todos los adultos. Lex por su parte había sido recibido con emoción, pues el rumor de que se instalaría ahí y abriría un laboratorio o más, fue una gran noticia para las familias con hijos que estudiaban alguna especialidad en ciencias, incluso algunos ya profesionales que deseaban tener una oportunidad de ser parte de los avances científicos de Lexcorp. Unos, que se rumoraba entre los cercanos, serían todo un avance científico de clonación.
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Un par de días después del infarto de Jonathan y en Metrópolis, Martha fue golpeada y asaltada cuando fue a recoger un préstamo para los gastos médicos que los estaban ahogando. Clark fue a buscar justicia y conoció a la Ángel vengadora y al mismo tiempo tuvo que salvar de su venganza a Lionel. Cuando el hombre mayor estuvo a salvo –gracias a la intervención del Kent– y dentro de su oficina, enseguida se lamentó por el error que la chica cometió al confundirlo con el verdadero culpable, Clark vio a Lionel y le preguntó:
–¿Lex está en este edificio?
–Oh…–Lionel no había visto a su hijo, más estaba seguro de que este solo estaba haciendo berrinche.–No. Debe estar en su ático.
–¿Ya no vivirá en Smallville?
–Si, por supuesto, seguirá viviendo allá, pero tuvo que regresar por un par de días.
Clark no se dio cuenta que sonrió levemente, más Lionel claramente lo notó, así que se dijo que Lex sería de gran ayuda para acercarse al chico Kent y más en ese momento que Jonathan estaba en coma.
Lionel se ofreció a llevar a Clark a Smallville y este no pudo negarse.
Ya en Smallville, acompañó a Clark al hospital y al ver a Martha le dijo que sabía que el gobernador le pidió que ejerciera en lugar de Jonathan como senadora, en lo que este se recuperaba, pero ella se negaba, pues no quería dejar a su esposo solo, Clark ante eso, agregó:
–Mamá, deberías hacerlo, así papá no habrá trabajado en vano tanto.
–Pero…
–Hazlo Martha.–Opinó Lionel.–Así podrás tener los ingresos para los gastos de Jonathan y evitar situaciones como la de la otra noche.
–Hazlo por mi, Mamá, así estaré más tranquilo.
La mujer pelirroja asintió finalmente.
–Lo haré por ustedes.
Dijo mirando a Clark y a Jonathan en el cuarto. Lionel se dijo que debía jugar bien sus cartas y ganarse a madre e hijo, por si Jonathan recordaba su pequeña escaramuza que dio pie a ese infarto, por lo menos su familia lo convencería de olvidarlo. Y vaya que Lionel era un gran jugador y con un colmillo bien retorcido, porque recuperó Luthorcorp en adquisiciones hostiles aprovechando el berrinche de su hijo y a la vez usándolo como rostro de Luthorcorp.
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Lex salió a almorzar, pues Connie era muy estricta en cuanto a los horarios que debía pasar con Conner y él también se hizo la promesa de siempre hacer tiempo para su niño, hacerle ver que él era lo más importante para Lex.
Llegó a la casa, se adentró hasta el jardín donde escuchó la verborrea de Conner, quien al verlo, chilló emocionado para que lo cargara, petición que Lex cumplió de inmediato. Estaba acomodándole el babero a Conner, cuando su teléfono sonó, lo sacó, pero no iba a responder si era del trabajo, más reconoció el numero de la Granja Kent y cedió al instinto:
–Hola.
–Vaya, si te encontré.
–Bueno Clark, si llamaste a mi numero creo que era lógico que respondiera.
–No lo sé, tal vez no lo hicieras porque sabes que te iba a cuestionar.
–¿Cuestionarme? ¿Y ahora que hice según tú?
–No te estoy culpando de nada.
–Por favor, si empiezas con esas palabras y ni siquiera un saludo, ¿qué esperas que piense? además te recuerdo que tú fuiste el que cortó la amistad entre nosotros, ¿pero que digo? cortaste cualquier contacto que no fuera para tu beneficio ¿no?
–He hice bien, pues has demostrado que no te importa más que los resultados sin pensar en las personas.
–…
–Recuerdas a Víctor Stone.
–¿El jugador? ¿Qué hay con él?
–Lo convertiste en una maquina, solo para sacar beneficios y…
–Oh, Clark deja de balbucear o repetir los diálogos baratos de Chloe, si crees que hice eso o cualquier otra cosa…–Lex vio a Conner que le estaba sonriendo y besó su frentecita, antes de responder.– Todo lo malo que crees que hice o haré… es cierto, así que mantente lo más alejado de mi.
Fue lo último que dijo Lex, colgó y regresando a un inquieto Conner a su periquera, sonrió y le preguntó a Connie.
–¿Qué hay de almorzar?
Los FitzGerald devolvieron la sonrisa y Connie comenzó a servir los platos. Mientras Contad le mencionó:
–Deberías cambiar tu número de móvil.
–Ya lo hice solo estoy esperando el nuevo número.
El Doctor Conrad asintió complacido.
Era mejor de ese modo, Lex no podía seguir desgastándose con las dudas y acusaciones de Clark y los cercanos a este, no era un mártir ni quería serlo. Conner debía crecer libre y sin prejuicios u odios por el apellido que llevaba y cerca de Smallville y sus residentes nunca lo lograría, ahí en St Andrews, ambos crecerían y vivirían sin cadenas o desconfianzas.
…
