Capítulo XV
Con esa advertencia, para los periodistas que siguieron a los del Planeta, Duncan miró a Lex y lo agarró del brazo para que ambos subieran a la limusina. Antes de que cerraran la puerta, Duncan con una gran sonrisa mencionó:
–Vayan a ver la venta de LuthorCorp, esa si será noticia. Eso estaba recordando Lex ya en el auto y por eso se giró a ver a su amigo.
–Gracias por lo de allá atrás.
–Para eso estoy aquí, para recordarte que esto solo es una visita para terminar de cortar lazos con Lionel. Aunque no sé que pensar de tu... media hermana.
–Llámame incrédulo, pero me parece muy raro que no haya sabido nada de ella hasta que Lionel murió.
–¿Crees que está mintiendo?
–No, pero tampoco la considero parte de mi familia, si Lionel nunca me consideró su hijo, no veo porque yo aceptaría a una de sus bastardas, si lo hago no dudes que surgirán más.
Duncan se quedó en silencio, pensando en lo dicho por su amigo y luego de eso, acotó:
–Ella parece saber mucho de Queen. Te serviría.
–Eso puede ser una ventaja o desventaja según las circunstancias.
–Si.
–Lo que debo poner en la balanza es si puedo incluirla en el circulo de los que saben de Conner.
–Lo vas a presentar en algún momento.
–Si, pero mientras no sea necesario, quiero que viva su niñez normal.
–Muy comprensible.
–Y así como lo ves, ese granjero, no es nada tonto y unirá los puntos. No quiero llegar todavía a ese enfrentamiento.
Duncan asintió y dejó esa conversación para abrir su laptop para verificar el mercado, luego de ver unos momentos, escuchó a Lex.
–¿Cómo va?
–Como esperabas, están peleando por cada pedazo de la empresa.
–Lionel siempre fue un maldito, pero hizo una gran empresa.
–Una que no te interesa.
–Sería enfermizo quedarme con la causa de mis peores recuerdos y jamás le colocaría ese peso a Conner, él no debe cargar con LuthorCorp.
–¿Lex, nada de LutorCorp te sirve como para rescatarlo?
–Si hubo algo que generara dinero sin ser algo ilegal, créeme amigo ya lo obtuve por compra, lo demás son despojos que a LexCorp no le benefician en lo más mínimo.
El viaje al hotel llegó a su fin y los abogados junto con Lex bajaron, asombrados de ver a algunos reporteros en la recepción, Lex fue conducido por sus guardaespaldas hasta el ascensor y Duncan se quedó con los otros abogados a responder algunas preguntas.
Lex llegó a su suite y sus guardias se quedaron cerca, pero dejándole algo de intimidad, pues fue directo al teléfono para llamar a Saint Andrews. Luego de que la servidumbre respondiera, se escuchó una vocecita:
–Hola papi.
–Hola Conner.
–¿Ya vienes a casa?
–No, mi amor, te dije que serían tres días y no ha pasado ni uno...
–Ya quedo vedte.
–Y yo a ti Conner.
Lex sonrió, su hijo no hablaba claro cuando deseaba toda su atención, "cómo si no la tuviera siempre" se dijo.
–Prometo que cuando regrese te llevaré...
–¡Quedo mushos beshos y abrazhos!
–Ah, muy bien, tendrás muchos, muchos.
–Te quedo musho.
–Y yo a ti, muchísimo.
–Me voy.
Dijo el niño y luego a escuchó el sonido de colgar. Lex dejó el teléfono. Se abrió la puerta y entró Duncan quien lo vio todavía sonriendo.
–Mi hijo me alegra el día.
–Lo imagino y lamento traerte trabajo, pero si queremos ver pronto a Julián, tenemos que concentrarnos.
–Claro.
Duncan fue hasta la sala y dejó su portafolio sobre la mesa, sacando documentos, laptop y plumas. Lex se le unió con lo mismo y ambos se pusieron a verificar las ofertas, decidiendo quienes serían los compradores.
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Los periodistas se movieron veloces, unos para llevar las nuevas a sus respectivos diarios y otro para buscar más noticias en el ático de Lex o en algún hotel si este se hospedaría en uno.
Luisa se giró y con el dedo picó a Clark que fingió que le molestaba este gesto, aunque ni lo sintiera.
–¡Oye!
–¡Lo primero que te dije Smallville y lo primero que haces!
–¡¿Qué?!
–Lo alcanzaste y ni siquiera le tomaste una foto de cerca, ya ni digamos una pregunta.
–... ¿No viste el tamaño de sus guardaespaldas?
–Eres un niñote crecido.
Clark se encogió de hombros, no pensaba llevarle la contraria a Luisa, mucho menos le iba a decir que se quedó inmóvil recordando a Lex y esos días en los que eran solo ellos dos, ese tiempo en que Lex era el mundo para Clark, ese mundo que alejó por prejuicios y por... cobardía. Viendo a Lex resguardado por sus guardias de seguridad, tan alejado como lo que era, un poderoso hombre de negocios que era inalcanzable para un periodistas muchos más para un granjero, aceptó que en Smallville él fue tan cercano a ese millonario como nadie lo fue. Porque pasaron unos segundos, pero unos segundos que le hicieron revivir y pensar en tantos años siguiendo un camino que era el correcto para ser un buen ser humano que hiciera algo bueno por la tierra, a pesar de si mismo.
–Vamos Smallville, debes llevar la noticia a Perry.
Luisa lo sacó de sus pensamientos.
–¿Y tú que harás Luisa?
-Yo voy a buscar a Luthor y a su abogado, me deben una explicación.
Clark no discutió con la chica, pero dudaba que pudiera acercarse al abogado de Lex, mucho menos a este. Llevó las noticias acompañadas de las fotografías que tomó, Perry bufó, más estuvo satisfecho con la noticia. Del grupo de imágenes Clark retiró una donde se veía a Lex sonriendo, si bien era una sonrisa burlona, a Clark le gustó y se la quedó. Esperó que Luisa se comunicara y cuando lo hizo y supo donde estaba hospedado Lex, se dirigió para allá, deseaba hablar con este y estaba dispuesto a usar sus poderes para llegar hasta él.
Al llegar, como se imaginó, varios periodistas buscaban como entrar al lugar o tener alguna exclusiva de Lex, pero hasta ese momento nadie lo había logrado. Clark subió hasta el piso indicado y con su velocidad no fue un problema, pero hizo lo posible por no toparse con nadie, tampoco deseaba crear un problema ni para El Planeta, ni para Lex. Entrar a la suite del Luthor sería lo difícil y Clark lo pensó un poco para buscar una manera discreta o bien podía ir directo y esperar que Lex lo quisiera recibir y no ordenara que lo echara su seguridad.
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En la suite, Duncan miraba el video junto a Lex y se rio:
–Seamos sinceros, si no tuvieras la tecnología del abuelo de Jules en esas cámaras, no sabrías que ese Kent ya entró al hotel y está en este piso.
–No lo niego. Sabía que vendría por eso las puse, seguro quiere una entrevista.
–O quiere recordar viejos tiempo.
–...
–Bueno, yo digo. En fin, como ya sabes que está aquí y no has dado ordenes de que lo saquen, supongo que quieres hablar con él.
Duncan se levantó de la mesa, recogió todos sus documentos y salió, diciéndoles a los guardias que regresaría en unos momentos y llevaría a un invitado de Lex.
Duncan caminó hasta la salida de emergencias y llamó.
–Señor Kent.
–... ¿Cómo me...?
–No importa. Venga conmigo, Lex lo recibirá, con una condición.
–¿Cuál?
–Que se retire cuando se le pida.
–Está bien. ¿Cómo estás?
–Como ve, estoy muy bien, gracias a mi mejor amigo.
–¿Y como…?
–Oh, no nada de entrevistas.
El abogado caminó de regreso y al llegar a la puerta de la suite, los guardias dejaron entrar a Clark. Duncan cerró y les pidió que estuvieran al pendiente del momento en que Lex avisara para que el invitado fuera escoltado fuera del lugar.
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Lex se levantó y salió al balcón, llevaba una copa en la mano, se asomó para ver la entrada del hotel y notó al grupo de figuras en la entrada, considerando que los periodistas acamparían para poder verlo cuando saliera, pero lo interesante es que la venta la estaba llevando a cabo el grupo de abogados que lideraba Duncan y él solo estaba monitoreando a los compradores para saber si serian competencia en algún momento para LexCorp. Escuchó los pasos, pero no se giró, en cambio se recargó en la baranda del balcón.
–Lex…
–Clark.
–Regresaste.
–Según los rumores nunca me fui, de hecho he sido muy activo en los negocios y otras cosas.
–Los rumores y tú nunca se han llevado bien.
–Supongo. ¿Qué quieres?
–Yo…Deseaba verte.
Lex se incorporó, se giró y de ese modo quedaron de frente. Ambos habían cambiado, no mucho, pero si lo suficiente para aceptar que ya no eran los niños crédulos de Smallville.
–Recuerdo que las últimas veces incluso te arrepentiste de conocerme o salvar mi vida.
–…
–Clark, si tu novia te envió por una exclusiva, no tengo ninguna y si tuviera…no te la daría, hace mucho que me cansé de ser el conocido (no puedo decir amigo) conveniente, el que servía para ayudar, pero nunca para ser aceptado.
–Lex… yo… ¿Por qué no viniste al funeral de tu padre?
–Lionel tenía solo un hijo, uno del que estaba orgulloso, aunque ¿que tan patético puedes ser alguien que se imagina ser padre del hijo de otros?–Lex se rió y agitó la mano, luego entró a la habitación y a la sala.–Si eso es todo, ya puedes irte.
–Lex ¿Te quedaras en Metrópolis?
–No. Ni en Estados Unidos.
–¿Regresaras a…?
Lex sonrió condescendiente.
–A dónde debo regresar. No te lo diré, no quiero que tus entrometidos amigos me vayan a molestar y prometí no darte exclusivas.
–Me agradó verte.
–Que mal mentiroso eres, Clark.–El Luthor señaló la puerta.–Adios.
Clark caminó hasta la puerta y antes de abrirla se giró a ver al mayor, pero Lex ya no estaba en la sala. Suspiró y salió al pasillo, ese encuentro fue tan frío que a pesar de todo sintió que su corazón se apretó, no podía culpar a Lex, porque tenía razón antes de que se dejarán de ver solo hubo discusiones entre ellos, empezando por las acusaciones que él hizo. Clark estuvo de acuerdo en que el Luthor ya no era su amigo, obviamente ya lo intuía, pero eso no quitaba lo doloroso que fue escucharlo de los labios de Lex…Ni soñaba con creer que Lex recordara su tiempo juntos… como amantes.
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En el balcón, Lex se terminó su bebida y dejó el vaso en la mesa para ir a tomar un largo baño que le quitará el cansancio y el mal sabor de boca por esa visita de un Clark más desvaído que el que conoció y del que se enamoró hace años. Debía agradecer el poder terminar esa historia sin tanto drama.
…
