Al cabo de todas las emociones vividas bajo esa fría y silenciosa noche de otoño, en mi mente no dejaba de pensar en lo mucho que había cambiado mi vida, luego de haber vivido ese sublime y realmente sorpresivo primer encuentro en compañía de mis curiosas y adoradas gemelas.

Y es que sin siquiera proponérselo, habían despertado en mi toda la lujuria y el inexorable deseo que yacían dormidos en lo más profundo de mi apacible y relajado interior; cambiando de una vez y para siempre, la forma en la que vería al resto de mis hermanas.

Mientras continuaba tendido sobre mi pequeña cama, contemplando con enorme tranquilidad y agrado, la manera en la que los debilitados destellos de la luna impactaban con total delicadeza y calma, sobre la grisácea silueta desnuda de Lucy; no dejaba de preguntarme una y otra vez, como serían las cosas de aquí en adelante, ahora que contaba con la incondicional ayuda de mi misteriosa y perceptiva hermana menor.

¡Jamás estuve tan contento de vivir rodeado de tantas mujeres!.

A eso de las 5:30 am, y mientras los primeros rayos del sol se asomaban tímidamente a través de la pequeña ventana presente en mi habitación; nos percatamos con descomunal tristeza, de como nuestro intenso, fugaz y prohibido encuentro había llegado a su inevitable final... ¡Al menos por esta ocasión!.

Fue así como de un momento al otro, Lucy comenzó a apartar de muy mala gana su increíble y totalmente transpirada figura de mi cama; y tras vestirse sin nada de prisa, se acerca hasta el lugar en donde me encontraba, e intempestivamente me da un corto pero efusivo beso en los labios, que me hizo estremecer con absoluto agrado e intensidad.

¡Los dulces e humedecidos labios de Lucy eran un auténtico manjar, altamente refrescante y adictivo!.

Luego de contemplar la singular manera en la que su vivaz y apasionado beso me había dejado, mi pequeña y motivada hermanita acercó su diminuta cabeza a escasos centímetros de la mía; y sin siquiera inmutarse ante nuestra fehaciente cercanía, no demora en esbozar:

Lucy: Estoy dichosa de que finalmente hayamos unido nuestros cuerpos y nuestras almas bajo la oscuridad perpetua del delirante e infinito pecado. ¡Suspiro!.

Tras escuchar sus efusivas y perturbadoras palabras, mi cuerpo entero se llenó de un extraño y electrificante júbilo, producto de su inesperada belleza y sensualidad; por lo que sujetándola con increíble rapidez y gracia, no tardé en devolverle el beso con deslumbrante impaciencia, hasta cortarnos mutuamente nuestras agitadas respiraciones.

A medida que nos besábamos con extasiante deseo y ganas, y aprovechando la inminente cercanía de nuestros cuerpos, extendí rápidamente mis ávidas y cosquilleantes manos; hasta lograr apoderarme del sugestivo y realmente respingón trasero de mi jadeante y complaciente hermana menor.

Y lo continúe haciendo casi hasta lograr sentir la manera en la que mi sensitiva y acalorada polla, había comenzado a frotarse insistentemente contra el aplanado abdomen de mi inquieta acompañante.

¡Hmm!. ¡Que apoteósica y sublime sensación!.

Al cabo de un rato, y tras lograr apartar con un descomunal esfuerzo nuestros ansioso y emocionados labios, Lucy comienza a acariciar muy lentamente mis afiebradas mejillas con sus dóciles y diminutas manos; tras lo cual, me susurra con absoluto fervor:

Lucy: ¡Lincoln!. Ya que somos un solo ser, y compartimos mucho más que nuestros cuerpos y nuestra esencia, quiero que sepas que estoy de tu lado; y que jamás te juzgaré, sin importar cuan siniestros y perturbadores sean tus fantasías y deseos más ocultos. ¡Suspiro!.

En ese instante, el frío e imperturbable rostro de Lucy se tornó aún más inexpresivo y misterioso; por lo que estaba más que seguro de que estaba hablando completamente en serio.

Lleno de estupefacción y asombro, tan solo me limité a observarla muy fijamente, mientras movía sus finos labios con pasividad.

Lucy: Y lo único que espero a cambio, es que llegado el momento, tu tampoco me juzgues; y me ayudes a cumplir con cada uno de mis, ¡Sinceros anhelos!.

Sus palabras me llenaron de total intriga y curiosidad, ya que en ese preciso momento, no podía tan siquiera imaginarme que clase de fantasías retorcidas albergaría Lucy en su joven y escalofriante cabeza; ni lo que tendría que hacer para ayudarla a conseguirlos. ¡Rayos!.

Fue así que al percatarse de lo temeroso y confundido que me encontraba en tan delirante y extraña situación, Lucy comienza a acariciarme la cabeza con extrema lentitud y delicadeza; casi al tiempo en el que empieza a decir con total serenidad:

Lucy: ¡Tranquilo Lincoln!. ¡No pienso interponerme en tu camino!. Tan solo me mantendré apartada en la penumbra, esperando pacientemente... ¡Por si alguna vez me necesitas!. ¡Suspiro!.

Al terminar de pronunciar tan contundentes y controversiales palabras, Lucy se aparta rápidamente de mí lado y comienza a vestirse con enorme tranquilidad y gracia; y tan pronto lo consigue, empieza a dirigirse hacia la puerta de la habitación, batiendo levemente su pequeña y sensual figura con auténtica lujuria y convicción.

¡Uff!. ¡Jamás pensé que Lucy pudiese llegar a ser tan ardiente y provocativa!.

De esa manera, y tras lograr percibir el impactante sonido producido por el cerrojo de la puerta, concluyó una noche absolutamente mágica e inigualable; que permanecerá por siempre grabada, en lo más profundo de mi memoria.

¡Todo en mi mundo era absoluta felicidad!.

Con una enorme sonrisa en el rostro, y el cuerpo completamente magullado y acalambrado, caí rendido sobre mi reducida y alborotada cama; con la firme intensión de tratar de recuperar cuanto antes, un poco de las muchas energías que había perdido en tan extensa y vivaz jornada.

Un par que horas más tarde, y aún con el cuerpo bastante agotado y sensible, mi breve intento por descansar se vio claramente interrumpido por los recurrentes e incesantes gritos de las gemelas; quienes como de costumbre, no perdían la más remota oportunidad de adentrarse en mi habitación para despertarme, y obligarme a cumplir con cada uno de sus estresantes y agotadores caprichos.

Fue así como de un momento al otro, comencé a sentir la vibrante manera en la que Lola se subía con increíble destreza y habilidad sobre mi consternado y expresivo cuerpo; hasta dejarme con la polla totalmente dura y electrificada.

Una vez que Lola estuvo lista y en posición, comenzó a restregar su firme y respingón trasero, sobre mi afligido y conmocionado miembro; casi hasta dejarlo completamente eufórico y animado.

¡Ohh, cielos!. ¡Que grandiosa forma de despertar!.

No sabía el porque, pero en esa ocasión llegué a disfrutar con mayor emotividad, de la particular forma que tenía Lola para despertarme; y la gocé aún más, luego de palpar directamente con mis manos, de todo el calor y la inigualable textura presentes en su candente y ovalada colita.

De continuar así, el diminuto cuerpo de Lola no iba a tardar en hacerme correr con absoluta agonía y efervescencia. ¡Rayos!.

Por suerte, los continuos roces y sacudidas de Lola se vieron brevemente interrumpidos, tras percibir la notoria e inconfundible voz de nuestra dedicada y enérgica madre; mientras nos llamaba insistentemente a desayunar.

Fue así como, con una inmensa sonrisa en sus labios, y si dejar de mirarme fijamente a los ojos, Lola se apartó de mi angustiada y petrificada polla; dejándome con las bolas adoloridas, y mi corazón a punto de reventar. ¡Oghmm!.

Una vez que estuve solo en mi habitación, volví a recrear los desbordantes acontecimientos que pude disfrutar en compañía de mi sensual y somnolienta madre; los cuales, no tardaron en generarme una extraña sensación de angustia y pánico, ante la temible posibilidad de que llegase a recordar algo de lo sucedido.

¡Mi vida como la conocía, estaba pendiendo de un frágil y delgado hilo!.

Pero por suerte para mi, todos mis temores e infinito malestar pasaron rápidamente a un segundo plano, en el instante en el que llegué al comedor y logré divisar la imponente y majestuosa sonrisa que tenía nuestra alegre y coqueta madre, en su lindo y extasiado rostro.

¡Esto sí que era una grata e inesperada sorpresa!.

A pesar de mis fuertes dudas e infinitos resquemores, la mañana transcurrió con total calma y normalidad, y lo único diferente en esta, eran los apoteósicos gestos de placer y felicidad, presentes en el efusivo rostro de nuestra deslumbrante y risueña progenitora.

Los cuales, no tardaría en llamar la atención de la inmensa mayoría; salvo por Lucy y por mi... Quienes sabíamos a la perfección, el porqué lucía tan radiante y contenta.

Pese a mis más recientes miedos e incontables titubeos, Rita no se dio cuenta en ningún instante, del emotivo y brioso encuentro que logramos pasar juntos en su oscurecida y resguardada habitación; aunque al ver lo sonriente y dichosa que esta se encontraba, estaba más que seguro de que lo había disfrutado plenamente.

¡Al parecer Rita no estaba siendo atendida últimamente como ella se lo merecía!.

Ya sin nada más de que preocuparme, aproveché el resto del día para recuperar mis energías, y tratar de descansar con un poco más de relajación y calma.

Luego de un par de días y tras comprobar con auténtico agrado y regocijo como la vida en la casa Loud transcurría sin mayores sobresaltos ni complicaciones; volví a enfocar mi lujuriosa mente, en tratar de determinar con cual de mis atractivas y candentes hermanas tendría mayores oportunidades de poder estar.

Fue así que durante un tiempo, estuve debatiendo en mi cabeza posibles métodos que me ayudasen a acercarme a mis ardientes y esquivas hermanas; pero muy a pesar del interminable esfuerzo y dedicación invertidos en tan importante tarea, no lograba hallar la manera de alcanzar mi tan ansiado objetivo.

De ese modo, y entre más pasaban los días, mayor era la impaciencia y la terrible frustración que se acumulaba en mi alarmado e intranquilo cuerpo. ¡Rayos!.

Todo cambió un lunes por la noche, mientras permanecíamos reunidos en la mesa del comedor, cenando con absoluta calma y tranquilidad.

Recuerdo muy bien como ese día en particular, mientras degustabamos con verdadero agrado de uno de los nuevos platillos de papá, el como Luna aprovechó la pasividad de la velada, para decirle a Lori que no la recogiese después de clases; ya que según ella, tenía "cosas que hacer", y llegaría un poco más tarde de lo habitual.

En ese momento, las relajadas palabras de Luna no parecieron importarles ni a mis padres, ni al resto de mis hermanas; por lo que continuaron cenando sin ningún tipo de inconvenientes.

Pero a diferencia de ellos, no demoré en comenzar a preguntarme que era eso tan importante que tendría para hacer, y que le impedía llegar a casa temprano.

Luego de ese anuncio y tras pensar en lo sucedido una y otra vez, no tardé en percatarme de la sistemática manera en la que Luna había estado sacando todo tipo de excusas durante las últimas semanas, para tratar de evitar llegar a casa temprano.

¡¿Será acaso que tendría algún novio en secreto?!. ¡O simplemente tenía que hacer algún tipo de trabajo escolar!.

En cualquier caso, no tenía ni la más remota idea de que era eso tan importante que la había estado manteniendo tan ocupada después de clases; pero de seguro no era nada bueno, si estaba dispuesta a conservarlo en secreto.

Me pregunto... ¡¿Qué rayos será lo que estará ocultando?!.

Después de ver la naciente expresión de alivio y complacencia presente en el efusivo rostro de Luna, no pude evitar el comenzar a sentir un suave retorcijón en el estómago, que me hacía sentir ligeramente impaciente; y que a su vez, me impulsaba a investigar que era eso tan importante que tenía que hacer al salir de la escuela.

Durante el resto de la noche, no dejaba de dar vueltas en la cama de tanto pensar en las posibles explicaciones de él porqué últimamente Luna había comenzado a llegar tan tarde a casa. Aunque de cualquier modo... ¡Estaba más que dispuesto a tratar de averiguarlo!.

A decir verdad, esta era la ocasión ideal para poner a prueba las diversas habilidades detectivescas que había logrado aprender en los últimos años, luego de estudiar los cientos de cómics de Ace Savvy.

Fue así que estando completamente listo y decidido, y tras vivir una extensa y realmente agobiante mañana en el colegio; aproveché el que teníamos clases de gimnasia en la última hora de ese día para poder escaparme, y lograr llegar a la secundaria de Luna, justo antes de que acabase su jornada.

En ese momento mi corazón latía de forma rápida y descontrolada de solo pensar en ser sorprendido, ya que no daría para explicar mi presencia en ese lugar; pero aún así, me mantuve atento, a la espera de que apareciese Luna frente a mis ojos.

Después de un par de angustiantes y realmente desoladores minutos, pude apreciar la manera en la que Luna salía por un costado de la escuela, con total tranquilidad, y sin ningún tipo de compañía.

Llevado por la excitación y la interminable adrenalina que recorría en ese momento por cada una de mis delgadas y dóciles extremidades, comencé a seguir a Luna con total sigilo y precaución, para evitar ser descubierto.

De esa manera, y tras seguirla durante un breve lapso de tiempo, pude comprobar con enorme euforia y rapidez, la forma en la que Luna había comenzado a tomar un camino mucho más que distinto, al que normalmente la conduciría a casa.

Pero... ¡¿Pará dónde rayos se dirigiría?!.

Luego de una extensa y sigilosa caminata sin un destino claro aparente, finalmente pude ver como de a poco, Luna había comenzado a entablar rumbo hacia un pequeño y colorido parque; el cual lucia de lo más pacífico y despejado.

Al llegar, Luna no tardó en dirigirse hasta el lugar en donde se encontraba una atractiva y delgada chica rubia; la cual compartía un ligero toque rockero similar al suyo.

¡¿Será acaso que estarían en la misma banda?!

No tenía idea de quien rayos podía ser esa chica, pero al parecer se las llevaban bastante bien, ya que Luna no demoró en saludarla de una manera realmente acalorada y efusiva; dándole un fuerte y estremecedor abrazo, que ciertamente no tardó en comenzar a provocarme una extraña comezón en las bolas.

Luego de tan intenso y particular saludo, ambas chicas se pusieron a hablar muy cerca la una de la otra; y sin apartar sus cálidas miradas ni por un solo instante.

En ese breve lapso de tiempo me sentía realmente extenuado y aburridísimo, y estaba a punto de marcharme de ese lugar; ya que a decir verdad, no quería pasar el resto de mi tarde, viendo la forma en la que Luna conversaba alegremente con su candente y sensual amiga.

Pero cuando estuve a punto de partir, comencé a divisar una impactante y estremecedora escena, que me cortó el aliento y me dejó completamente frío y paralizado.

Luna, quien era una de las chicas más cool, despampanantes, y decididas que hasta ese instante había conocido; había comenzado a besarse de manera intensa, voraz y apasionada con su inquietante amiga. ¡¿Pero que carajos?!.

Mientras veía con infinita sorpresa el modo en el que ambas chicas se besaban y acariciaban mutuamente con interminable dinamismo y pasión; no tardé en experimentar una briosa y descomunal erección, que me hizo temblar las piernas de lo inquieto que me sentía.

Por más que lo intentaba, no lograba salir de mi completo asombro, luego de presenciar la inigualable forma en la que Luna se besaba tan abiertamente con su animada y sexy compañera. ¡Uughmm!.

A pesar de nuestra clara cercanía y de lo mucho que creí conocerla, jamás se me pasó por la cabeza el que Luna se sintiese atraída por otras mujeres.

Aunque luego de presenciar la manera tan fervorosa y decidida con la que se besaban y acariciaban, me resultaba más que evidente lo mucho que se gustaban; así como el irrefutable hecho de que de seguro no era la primera vez que lo hacían.

¡Ahora entendía el porqué últimamente Luna llegaba tan tarde a casa!.

Mientras observaba con enorme atención a la feliz pareja, me dejé llevar por el sofocante cosquilleo que había comenzado a sentir en mi oscilante e intranquila polla; y sin siquiera pensarlo, activé la cámara de mi celular, y retraté tan mágico e inspirador momento, ¡Para toda la eternidad!.

Después de plasmar lo mejor posible tan idílica y conmovedora escena, me retiré cuanto antes de tan relegado lugar, para evitar ser descubierto.

Lleno de una increíble comezón en las bolas, y de un intermitente ardor en todo el cuerpo, salí disparado a toda velocidad hacia mi casa; y tan pronto llegué, me encerré en mi habitación, totalmente dispuesto a descargar toda la adrenalina y descomunal calentura que me carcomía con entera ferocidad, dentro de mi apacible interior. ¡Uughhhh!.

Una vez que estuve relajado y con la mente más tranquila, comencé a buscar cualquier alternativa que me permitiese sacar ventaja a mi impensado y exorbitante descubrimiento; aunque por más que lo intentaban, no se me ocurría nada que fuese lo suficientemente claro y efectivo.

Tenía que hallar la manera de lograr sacarle provecho a tan inesperada e impactante revelación. ¡¿Pero como?!.

Con el paso de los días, mi vida se fue tornado cada vez más extraña y complicada, y en lo único en lo que podía pensar era en la vibrante forma en la que Luna se besaba tan apasionadamente con su radiante e inusual pareja; por lo que poco a poco y sin quererlo, mis ganas y atracción hacia ella se fueron incrementando de manera drástica y significativa. ¡Rayos!.

Luego de meditar la situación con un poco más de calma y detenimiento, comprendí que la opción más rápida y conveniente que tenía en esos momentos, era la de tratar de presionar a Luna con las cosas que había visto; hasta que no tuviese más opciones que ceder ante mis singulares caprichos.

Pero de antemano sabía que sería una situación sumamente única y contrastante. Y es que no sólo me enfrentaba a la terrible posibilidad de que Luna me dejase de hablar de manera indefinida; sino que también corría el riesgo de que mis hermanas terminasen enterándose de lo sucedido, y acabasen odiandome para siempre.

¡En ese instante me sentía totalmente atrapado, y sin ningún tipo de salida clara a vista!.

Fue así que lleno de angustia y desesperación, comencé a evitar a Luna el mayor tiempo posible, al menos mientras trataba de hallar una respuesta concreta a mis terribles interrogantes.

Pero a pesar de ello, me resultaba realmente duro y agobiante el dejar de pensar en mi seductora y hechizante hermana mayor; ya que el idílico y lascivo recuerdo de su candente e irreal silueta, lo tenía grabado en lo más profundo de mis retinas.

De ese modo, y tras continuar cegado por la interminable lujuria del momento, no tarde en pensar que la mejor manera de poder emplear tan significativo y valioso descubrimiento, era tratando de adentrarme en lo más profundo de la complicada mente de Luna; para intentar aprovecharme directamente de todas sus dudas, miedos e inseguridades.

Y es que a pesar de lo dura y agresiva que generalmente lucía Luna en el exterior, en el fondo era una chica de lo más dócil, delicada e insegura; que trataba de ocultar su lado más sensible del resto de las personas, para no sentirse expuesta o vulnerable.

En ese punto estaba más que seguro de que si usaba lo que sabía con algo de tacto e inteligencia, quizás podría tener una remota posibilidad de lograr manipularla, para que hiciese todo lo que quería.

Luego de meditarlo profundamente durante un par de noches, y sin mas salidas posibles a la vista, entendí que aunque tenía todas las chances de perder, no podía desaprovechar tan valiosa y única oportunidad; ya que no sabía a ciencia cierta cuanto tiempo mas iba a durar Luna en su naciente relación.

¡Tenía que aprovechar esta leve ventaja, mientras aún estuviese presente!.

Y aunque sabía a la perfección que el simple hecho de continuar con tan absurdo e improvisado plan no me garantizaría en ningún instante el obtener éxito alguno... ¡Tenía que intentarlo!.

A pesar del inmenso riesgo al que tan abiertamente me enfrentaba, el simple hecho de pensar en la estilizada e increíblemente impactante figura de Luna, me hacía desear continuar con tan peligrosa e inédita travesía; sin importar cuán catastróficas fuesen las terribles consecuencias.

¡En ese momento, todo mi cuerpo obedecía ciegamente a mi segunda cabeza!.

Nublado por la interminable excitación que revoloteaba fervorosamente en mi apacible interior, y sin dejarme socavar por las diversas dudas que continuamente rondaban por mi nublada cabeza; me dispuse a esperar el momento exacto en el que pudiese estar a solas con Luna, para poder hablarle con mayor libertad y sin ningún tipo de interrupciones.

Varios días después, en una linda y soleada tarde de viernes, en la que poco a poco la casa fue quedando vacía; finalmente se me presentó la tan ansiada oportunidad, que por tanto tiempo había estado en esperando.

A eso de las 4:30 pm, y tras comprobar con beneplácito como no había nadie mas en casa, decidí emprender el rumbo hacia la habitación de Luna, para tratar de hablar con ella antes de que se le diese por salir.

En ese instante me sentía bastante nervioso e intranquilo, y ciertamente no pensaba con demasiada claridad... Y aunque sabía que tenía todo en mi contra, me mantenía firme y sin intensiones de retroceder; en gran parte, gracias al ferviente cosquilleo que tenía presente en mis ya extremadamente sensitivas y adoloridas bolas. ¡Hgmmm!.

El delirante recuerdo de las curvas de Luna, me tenía con la respiración entrecortada, y con el cuerpo... ¡A punto de colapsar!.

Aún con un par de tenues dudas revoloteando intempestivamente en mi agitado interior, dirigí mi tembloroso cuerpo hacia la habitación de Luna, decidido a continuar con tan riesgosa travesía, aún a sabiendas de que tenía todas las de perder.

Al llegar a la entrada de su alcoba, respiré profundo; y tras dejar de lado el inhóspito miedo que sacudía de manera ansiosa mi consternado e inquietó corazón, abrí la puerta con extrema lentitud, e ingresé con total sigilo y nerviosismo.

Aunque el pánico se había estado apoderando lentamente de todo mi cuerpo... ¡No era capaz de detenerme!.

Al entrar, pude ver la forma en la que Luna estaba revisando un diminuto cuaderno de color café, que era en donde generalmente escribía las letras de sus canciones; y al verla sentada de forma tan dulce e inocente en un costado de la cama de Luan, no pude continuar soportando mi terrible excitación, y le dije casi de manera inaudible:

- ¡Ho-Hola Luna!. ¡¿Q-Que haces?!.

Sorprendida al escuchar el suave murmullo de mi voz, Luna levanta la mirada con deslumbramiento y notoriedad; y al verme parado junto a ella, abre completamente sus cautivantes ojos, y no demora en responder con entusiasmo y energía:

Luna: ¡H-Hola hermano!. ¡Pee-ro que sorpresa!. Estoy haciendo unas anotaciones sobre un par de ideas que me vinieron a la mente, para ver si las puedo convertir en mis nuevas rolas.

En ese instante me sentía realmente inquieto y perturbado; tanto, que ni siquiera era capaz de controlar los diversos temblores que tan abruptamente azotaban mi delgado cuerpo.

Pero pronto Luna se percató de mi inusual comportamiento; por lo que llena de curiosidad, y posando con dulzura sus pequeños y expresivos ojos negros sobre los míos, me pregunta con rapidez:

Luna: ¡Que te pasa, Bro!. Te noto algo tenso y distraído.

A decir verdad, en mi mente había repasado un centenar de veces las diversas cosas que anhelaba decirle a Luna en cuanto tuviese la más mínima oportunidad; pero al tenerla tan cerca, y lograr contemplar el reluciente brillo de sus ojos, y poder sentir el dulce aroma de su piel, perdí automáticamente la poca concentración que aún mantenía a flote, por lo que estuve a punto de salir corriendo triste y despavorido.

La inesperada mezcla de emociones que me hacía sentir Luna en tan intenso y electrificante momento, estaban a punto de acabar con mi escasa cordura.

De esa manera, y al contemplar la forma tan punzante y firme con la que Luna me continuaba observando tan abiertamente; no tuve más remedio que tratar de responderle lo antes posible, para no alertar aún más su ilimitada atención.

- ¡Ehhhh... Mmmm!. No... ¡No pasa nada!. ¡Es solo que...!. ¡Es solo que yo...!. ¡Mmmm!.

Lleno de una extraña mezcla entre pánico y vergüenza; y sin saber con claridad que más hacer o que decir, me limité a balbucear palabras sin sentido, mientras trataba de recuperar poco a poco el semblante.

Al ver mi profunda indecisión, Luna comenzó a observarme con mayor seriedad e interés; por lo que cambiando rápidamente la expresión de su pálido y expectante rostro, me vuelve a preguntar:

Luna: ¡Me estás comenzando a asustar, hermano!. Dime... ¡¿Te pasa algo?!.

- ¡Nooo... No, no no, no!. Es solo que... ¡Hmmm!.

Al palpar mi creciente nerviosismo y sentir el inconfundible resquemor presente en mi entrecortada voz, Luna continuó insistiendo con mucho más afán:

Luna: Anda... ¡No te quedes callado!. Dime que es lo que te ocurre. ¡Tu sabes que puedes contarme lo de sea!.

Lentamente me estaba acercando a un agónico y amenazante punto sin retorno, del cual me sería muy difícil lograr escapar; y aunque me hubiese encantado el poder manejar la situación de una manera mucho más segura y pausada... ¡Ya no podía echarme para atrás!.

Fue así como apartando brevemente la mirada de su lindo y atento rostro, y sonriendo de manera nerviosa e intranquila, no tardé en decir:

- ¡Lu-Luna!. ¡Mmm!. ¡Lo que pasa es que...!.

Luego de contemplar una vez más todas mis dudas y continuos titubeos, el rostro de Luna se transformo por completo; por lo que frunciendo el ceño con descomunal fastidio y enojo, y tras ponerse rápidamente de pie, me dice con inigualable angustia y sobresalto:

Luna: ¡Que pasa, hermano! ¡Que es lo que te ocurre!. ¡¿Alguien te está molestando en el colegio?!. ¡¿Acaso es eso?!. Tan solo dime quien es para darle su merecido.

- ¡No Luna!. ¡No es eso!. Es solo que... ¡Uhmm!. No se como decirte lo que tengo atravesado en el pecho.

Luna: ¡Vamos, Bro!. Nosotros siempre nos hemos tenido confianza; y no creo que este sea el mejor momento para comenzar a ocultarnos las cosas.

- ¡Lo sé Luna!. Pero es que no se si deba decirte lo que siento.

Luna: ¡Anda, hermano!. Dime que es eso que tanto te aflige... ¡¿O es que acaso ya no confías en mi?!.

Por un breve instante las palabras de Luna me provocaron cierta gracia, ya que a pesar de lo bien que normalmente nos la llevábamos, y de nuestra antigua y limitada confianza, era ella quien escondía un polémico y colosal secreto; el cual al parecer, no tenía intensión alguna de compartir con nadie.

De ese modo, y tras comprobar la inquietante forma con la que Luna se mantenía mirándome con rotunda frialdad e insistencia, le respondí con rapidez:

- ¡Claro que confío en ti!. Pero esto es diferente, ya que no se como vayas a tomar lo que tengo para decirte.

Intrigada, Luna se me queda viendo con los ojos completamente abiertos; y estirando una de sus esbeltas manos, me da una suave palmada en el brazo, y me dice con total tranquilidad:

Luna: ¡Anda Bro!. Deja ya de hacerte el interesante, y dime de una buena vez que era eso tan importante que querías contarme.

- ¡E-Está bien Luna!. ¡Lo haré!. Pero antes, debes prometerme que me escucharas hasta el final; y que diga lo que diga, tratarás de no enfadarte conmigo.

Al contemplar una vez más mi extraño comportamiento, Luna decide acercarse hasta el lugar en donde me encontraba; y tras mirarme fijamente a los ojos, no demora en decir:

Luna: ¡N-No... No te entiendo, Bro!. A que viene todo esto. ¡¿Porqué habría de enfadarme contigo?!.

Poco a poco nuestra limitada y confusa conversación comenzó a tornarse mucho más seria y tensionante.

Y aunque tenía mis dudas sobre si debía de continuar... Bastó con apreciar levemente la manera en la que Luna batía su diminuto y agitado pecho al ritmo de su temblorosa respiración, para que se me nublase aún más la mente, y decidiera entregarme por completo al inexorable deseo que me provocaba su idílica presencia.

En ese momento estaba dispuesto a jugárme el todo por el todo, con tal de tener aunque fuese la más mínima posibilidad de poder atrapar y succionar entre mis labios, los pequeños y respingones senos de mi rebelde hermana mayor. ¡Mmmh!.

Acongojado por la inigualable calentura que me provocaba su fastuosa silueta, rápidamente me armé de valor; y le dije con algo de serenidad:

- ¡Luna!. ¡Voy a ser sincero contigo!. Me llamó mucho la atención el ver como últimamente habías estado llegando tan tarde a casa; por lo que el martes pasado decidí seguirte cuando saliste del colegio; y al hacerlo... ¡Te vi con tu amiga!.

Tan pronto terminé de hablar, Luna abrió completamente los ojos y comenzó a mirarme totalmente aterrada y sin saber que decir; de manera que decidí aprovechar su breve lapso de asombro y confusión para continuar exponiéndola:

- En un principio pensé que esa chica era una más de tus amigas, hasta que comencé a ver la forma tan abierta y cariñosa con la que habían empezado a besarse.

Mucho más que impactada, Luna se mantiene en completo silencio durante unos breves segundos; hasta que finalmente vuelve en si, y me dice con gran desconcierto y frustración:

Luna: ¡N-No... No puedo creer que me espiaras, Bro!. Jamás pensé que fueses de esa clase de personas. ¡Te desconozco!.

Lentamente el relajado rostro de Luna se fue llenando de rabia e incertidumbre, y su piel se fue tornando cada vez más roja y erizada, hasta que finalmente no pudo continuar soportando los terribles embates que estremecían su agobiado interior; y tras mirarme con indescriptible angustia y agonía, me dice con absoluta frialdad:

Luna: ¡¿Porqué rayos me seguiste?!. ¡Quien te ha dado el derecho de entrometerte en mi vida!.

- Luna... Se que hice mal al invadir tu privacidad, pero lo hice porque estaba preocupado por ti.

Luna: ¡¿Preocupado por mi?!. ¡No me vengas con ese cuento barato, hermano!. Se que debe de haber alguna otra razón.

Lentamente, el turbado rostro de Luna se fue llenando de una inigualable ira y desazón, que amenazaba con hacerla enloquecer; por lo que decidí responderle cuanto antes, para tratar de evitar que continuase ofuscandose.

- ¡Pe-Pero que dices Luna!. Si ya te dije que lo hice porque estaba preocupado por ti.

Luna: ¡No te creo nada!. Anda... ¡Responde de una buena vez!. ¡¿Porqué me seguiste?!.

Al ver el enorme grado de ansiedad y enojo presentes en su arrugado rostro, decidí revelarle una parte de la tan anhelada "verdad" que tanto me había estado pidiendo; por lo que mirándola decididamente a los ojos, le dije con total seguridad:

- Si en verdad quieres saberlo, ¡Te lo diré!... ¡Te seguí porque estaba celoso!.

Luego de escuchar mi ilógica y descabellada respuesta, Luna comenzó a batir sus llamativos brazos, con total rabia y descontrol; tras lo cual, y sin dejar de apretar los dientes con auténtica impetuosidad, me dice rápidamente:

Luna: ¡¿Pe-Pero de qué rayos me estas hablando?!. ¡¿Porqué habrías de ponerte celoso por mi culpa?!.

Entre más hablaba, su rostro se veía cada vez más tenso y desencajado; así que, lleno de pánico, le dije con bastante suavidad:

- ¡Tranquilízate un poco Luna!. Ves... ¡Es por eso no quería decirte nada!.

Luna: ¡Pero lo hiciste!. ¡Ahora dime todo lo que quiero saber!. Vamos... ¡Que esperas para hacerlo!.

- ¡¿Quieres saber la verdad?!. ¡¿En serio lo quieres?!.

Luna: ¡Claro que quiero!. No se porque te cuesta tanto trabajo entenderlo.

Al ver la creciente expresión de rabia presente en su enardecido y sofocado rostro, no tuve más remedio que armarme de valor y decirle lo que quería escuchar:

- Pues la verdad es que... ¡Lo hice porque me gustas!.

A pesar de haber estado esperando mi respuesta con enorme ansiedad y ganas, mis palabras la tomaron completamente desprevenida; por lo que arrugando aún más su rostro, y lanzándome una clara mirada cargada de inmensa desazón, me dice con gran amargura:

Luna: ¡¿Pero de que rayos me estas hablando?!. ¡Como así que te gusto!. ¡¿Es que acaso ya olvidaste que somos hermanos?!.

- ¡Claro que lo recuerdo!. ¡Lo recuerdo a cada maldito segundo!. Pero a pesar de ello... ¡No he podido sacarte de mi mente!.

Luna: ¡¿Pero que te pasa, eh?!. ¡¿Es que acaso te volviste loco?!.

- Entiendo que te cueste trabajo creerlo, ¡Pero te aseguro que es la única verdad!.

Luna: ¡Esto no es para nada gracioso, hermano!.

- Me gustas desde hace mucho tiempo Luna, aunque nunca te dije nada por miedo al rechazo.

Luna: Y si es así, ¡¿Entonces porqué me sales con esas ahora?!.

- Siendo sincero, no tenía intensión alguna de contarte nada de lo que sentía... Pero al darme cuenta de tus reiteradas llegadas tan tarde, mi corazón se comenzó a acelerar, de tan solo pensar en que pudieses estar con alguien más.

Luna: ¡No, no... No lo puedo creer!. ¡E-Esto tiene que ser una broma!. ¡Esto tiene que ser una maldita broma!.

Fue así que de un momento al otro, Luna empezó a estremecer su contrariada silueta con indescriptible rabia e impotencia; hasta comenzar a negar con enorme insistencia, lo que pasaba a su alrededor.

Luna: ¡Eso... Eso es!. ¡Todo esto no es más que otra de las absurdas bromas de mal gusto de Luan!. Ahh... ¡Pero ya los descubrí!.

Tan pronto terminó de hablar, Luna comenzó a girar la cabeza para todas partes, como tratando de hallar algo; pero al no encontrar lo que buscaba, me hace un corto gesto con su mano, mientras me dice con persistencia:

Luna: A ver... Déjate ya de tonterías y dime de una buena vez, ¡En donde está la cámara!.

- ¡¿Cámara?!. ¡¿Cuál cámara?!.

Luna: La cámara que puso Luan para jugarme esta horrible broma de mal gusto. Anda... ¡Dímelo ya!. Esta broma ya no tiene nada de gracia.

Al ver el inmenso grado de angustia y negación en el que se encontraba sumergida Luna, decidí continuar presionandola con la única intención de tratar de llevarla a su límite; por lo que bajando la cabeza con melancolía y tristeza, le dije muy suavemente:

- ¡Ojalá fuese una broma!. Pero por desgracia, lo que siento por ti es tan fuerte y real, como tu amor incondicional por la música.

Luego de escuchar mis más sentidas y directas palabras, el rostro de Luna se fue tornando cada vez más pálido y desencajado; demostrándome con absoluta claridad, lo aturdida y trastornada que la había dejado mi más reciente confesión.

Hasta que de un momento al otro, un nuevo impulso arremete desde lo más profundo de su apabullado y sensible interior; y tras mírame nuevamente con increíble soltura e indignación, me dice con total seriedad:

Luna: Si eso es verdad... ¡¿Entonces porque tomaste esa foto?!. Que es lo que pretendes, ¡Eh!. ¡¿Es que acaso piensas chantajearme?!.

Luna estaba bastante exaltada y furibunda, por lo que tenía que tratar de manejar la situación con aplomo y delicadeza, si es que quería mantenerla bajo control.

- A decir verdad... ¡No se porque tomé esa foto!. Creo que lo hice para tratar de convencerme de que lo que acababa de presenciar había sido real.

Luna: ¡Pero de que rayos estas hablando!. A ti porqué te importaría el que yo estuviese saliendo con Sam, si claramente tu y yo no tenemos nada.

- ¡Me importa... Y me importa mucho!. Y es que no tienes idea de lo difícil que resulta para mi, el tratar de controlar todo este extraño sentimiento que revolotea en lo más profundo de mi acongojado y entristecido interior.

Mientras hablaba, el delgado cuerpo de Luna permanecía completamente firme y paralizado, y no era capaz de apartar su apagada vista de mi rostro; brindándome de ese modo, total vía libre para continuar expresando lo que quería.

- Y aunque desde un principio siempre he tenido claro que lo que siento por ti difícilmente sería correspondido; creo que en el fondo aún guardaba la esperanza de que en algún momento llegarías a darte cuenta de mis verdaderos sentimientos, y me darías la oportunidad de poder estar juntos... ¡Aunque fuese una sola vez!.

Mientras hablaba, la mirada de Luna se comenzó a tornar cada vez más ausente y vacía; demostrándome con precisión, lo sentida y confundida que se encontraba en ese instante.

Fue así que decidí aprovechar la pasividad de sus palabras, para lograr culminar con mi incidiosa respuesta.

- Pero al verte con esa chica, todos mis sueños y esperanzas se vinieron al suelo, ya que no hay manera alguna de que pudiésemos competir. ¡Es por eso que me afecta tanto!.

Después de un corto y aparatoso silencio, en el que nuestras tímidas y despistadas miradas se volvieron a entrelazar con extrema lentitud; Luna me dice con un tono mucho más calmado, y totalmente cargado de incertidumbre:

Luna: ¡Mmm!. Y ahora que lo sabes, ¿Que es lo piensas hacer?. ¡¿Le mostrarás a todos la foto?!.

En ese preciso momento, el delicado rostro de Luna estaba completamente tenso y paralizado; por lo que dejándome llevar por mis más crecientes emociones, decidí realizar la última movida que me quedaba por hacer.

De esa manera, y tras posar mis afligidos ojos sobre el encendido rostro de Luna, le dije con calma y suavidad:

- ¡Lu-Luna!. ¡Créeme!. Yo jamás haría algo que pudiese lastimarte; y si en verdad crees eso, es porque en realidad no comprendes lo importante que eres para mi.

Tan pronto terminé de pronunciar esas cortas y emotivas palabras, me llevé la mano a uno de mis bolsillos, y saqué rápidamente mi celular.

Luego, y sin dejar de contemplar la angustiada y realmente expectante mirada de Luna, extendí mi brazo hacia ella, y le dije casi entre susurros:

- ¡Toma Luna!. Ahí tienes la foto. ¡Haz con ella lo que quieras!.

Llena de asombro, y sin dejar de mirarme con absoluta zozobra e inquietud, no tardó en decir:

Luna: ¡Pe... Pero, Lincoln!. ¡Yo...!. ¡Ehm!.

Luna permanecía totalmente ida y sin saber que decir, y aunque no tenía ni la más remota idea de lo que pudiese estar pasando por su mente, decidí que lo mejor que podía hacer en ese instante era retiraré a mi habitación, para no forzar más la situación, y tratar de darle tiempo de asimilar las diversas cosas que le había estado expresado.

Fue así que dándole la espalda con lentitud, y agachando la cabeza con algo de miedo e infinito dolor, me dispuse a abandonar su silenciosa habitación, dejándo a mi hermana mucho más confundida y acongojada de lo que jamás la hubiese visto.

Las cartas estaban echadas, y lo único que me quedaba por hacer en ese triste y melancólico momento... ¡Era esperar!.

Ya estando en mi alcoba, el pánico se apoderó rápidamente de cada fibra de mi intranquilo y problemático cuerpo, sobre todo al darme cuenta, del tormentoso silencio que sacudía estrepitosamente toda la casa.

¡Poco a poco mi vida se fue sumergiendo cada vez más, en una triste y vacía espiral de locura y pánico!.

Al ver como los minutos seguían pasando, y mi soledad se hacía cada vez más notoria y deprimente, no tardé en comenzar a sentirme completamente triste y abatido; y en medio de mi creciente infortunio y malestar, en lo único en lo que podía pensar, era en sí hubiese podido hacer algo más para lograr cambiar tan sombrío y devastador final. ¡Rayos!.

Con el ánimo por el suelo y mis nervios y ansiedad a flor de piel, continuó transcurriendo la tarde con total calma y lentitud; y por raro que parezca, en la casa se evidenciaba una punzante y enloquecedora penumbra, que avivaba aún más la agónica melancolía que sentía en lo más profundo de mi atormentado y torpe interior.

Cuando estuve a punto de desplomarme por tan estrepitoso y rotundo fracaso; de la nada, comencé a sentir la manera en la que alguien llamaba tímidamente a la puerta.

Con la respiración paralizada y mis conmovidos ojos completamente sumergidos en un delirante mar de tristeza y lágrimas, pude contemplar de manera horrorizada, la forma en la que el oscurecido umbral de la puerta se hacia cada vez más y más grande; hasta dejar expuesta de manera sorprendente, la deslumbrante figura del inesperado visitante. No lo podía creer... ¡Era Luna!.

Asombrado por su impactante presencia, pude ver la forma en la que Luna ingresaba pausadamente y sin mayores contratiempos a mi habitación; hasta posar su esbelta y delicada silueta, a escasos centímetros de mi cama.

Una vez que estuvo frente a mi, Luna levanta la mirada sin ningún tipo de prisa, hasta posarla suavemente sobre mis sorprendidos y extrañados ojos; tras lo cual, me dice con increíble calma y suavidad:

Luna: ¡Hola Bro!.

- ¡Lu-Luna!. Pe-Pero, y tu... ¡¿Que haces aquí?!.

Luna: ¡Wow!. ¡Pero que gran recibimiento!. Vine a devolverte tu celular.

Luego de escuchar su melodiosa voz, mi cuerpo entero no tardó en comenzar a temblar con displicencia y nerviosismo; de manera que, desviando la mirada levemente, le dije con un poco de tristeza y amargura:

- ¡Gra-Gracias!. ¡No debiste molestarte!.

Una vez que Luna extiende su diminuto y delgado brazo y me entrega el celular, se queda parada a mi lado; y con el semblante un poco tenso y titubeante, no demora en expresar:

Luna: ¡Li-Lincoln!. ¡¿Te puedo preguntar algo?!

Asombrado por sus breves y apacibles palabras, tan solo me limité a asentar con la cabeza de manera afirmativa; por lo que sin perder ni un solo instante, empieza a decir:

Luna: ¡¿De verdad sientes todas esas cosas por mi?!.

En ese fugaz y contradictorio segundo, pude evidenciar un ligero tono de duda presente en su reducida y enigmática pregunta; por lo que estaba más que seguro de que no había venido con intensiones de reprochandome.

Fue así que al evidenciar sus constantes titubeos y el profundo resquemor que se mantenía presente en su apabullado y enrojecido rostro, tomé una rápida bocanada de aire; y alzando nuevamente la mirada, le respondí con decisión:

- ¡Por supuesto que las siento!. Yo jamás me atrevería a jugar con esas cosas.

Luna: Es solo que... ¡Mmmm!. ¡Me cuesta mucho creerte!.

Al ver su creciente indecisión, y aprovechando que mantenía la guardia baja, la tomé rápidamente de las manos, y acercando mi rostro al suyo, le susurré con delicadeza:

- No sé porqué lo dudas tanto, si en todos estos años siempre me he esmerado por tratar de demostrarte lo mucho que significas para mí.

Tan pronto escuchó mis más sentidas y conmovedoras palabras, el rostro de Luna se llenó aún más de dudas y perplejidad; por lo que rotando decididamente su pequeña cabeza hacia los lados, empieza a decir:

Luna: Pe-Pero... ¡¿Y porqué yo?!. Si de entre todas nosotras, tu siempre has sido mucho más cercano y cariñoso con Lynn. Tanto... ¡Que desde siempre pensé que ella era tu hermana favorita!.

- No te puedo negar que Lynn se ha convertido en una persona extremadamente importante en mi vida; pero en este momento te puedo decir con total seguridad, que lo que siento por ella, no tiene punto de comparación con lo que tú me haces sentir.

Al terminar de hablar, una placentera sensación de regocijo comenzó a recorrer por todo mi cuerpo, de tan solo pensar en lo increíblemente cerca que me hallaba de lograr convencer a Luna para que hiciese todo lo que quería.

¡Las cosas no habían podido salir de mejor manera!. O al menos eso era lo que pensaba...

Hasta que de un momento al otro, Luna levanta una de sus pequeñas y ansiosas manos, y me lanza una fuerte y descomunal cachetada; que me dejó con el rostro ardiendo, y el ánimo por el suelo. ¡¿Pero que carajos?!.

Indignado y con el rostro adolorido, volteo rápidamente la vista hasta el lugar en donde se encontraba Luna; y aún con la cabeza dándome vueltas, le pregunto con desconcierto y rabia:

- ¡Oye... Pero que rayos te pasa!. ¡¿Porqué me pegas?!.

Luego de escuchar mis intensos y acalorados reclamos, Luna comienza a sonreír con algo de calma y ligereza; tras lo cual, simplemente me dice:

Luna: ¡Eso te pasa por tratar de confundirme!.

- ¡¿Confundirte?!. ¡¿Pero de que estás hablando?!.

Luna: ¡Tal y como lo escuchas!. Tu crees que soy tonta y que me voy a creer toda esa ridícula patraña de que estás perdidamente enamorado de mi, cuando estoy segura de que en realidad... ¡Andas en busca de algo más!.

- ¡¿N-No... No se de que me hablas?!.

Luna: ¡No te hagas el inocente, hermano!. ¡Claro que lo sabes!. ¡¿O es que acaso crees que no me he dado cuenta de la manera tan morbosa y repulsiva, con la que últimamente me has estado mirando el trasero cada vez que paso a tu lado?!.

- ¡Pe-Pero, Luna!. ¿Porqué dices eso?. Yo no sería capaz de...

Luna: Y no solo a mi... ¡Sino también al resto de mis hermanas!. Y aún a pesar de eso... ¡¿Crees que me voy a tragar toda esa absurda mentira, de que te sientes atraído hacia mí?!.

Sin llegar a darme cuenta, Luna me tenía completamente acorralado y sin saber que decir; dejándome con muy pocas alternativas para lograr escapar del profundo abismo en el que me encontraba.

- ¡No seas así Luna!. ¡T-Tus dudas me lastiman más de lo que te puedas imaginar!. Además, no es ninguna mentira el que no logre sacarte de mi mente.

Luna: ¡Ya déjate de tantas mentiras, Bro!.

- ¿P-Pero cuáles mentiras?. ¡Si lo único que te he dicho es la verdad!.

Luna: Estoy segura de que te la pasas pensando en mi durante todo el día... ¡Y no precisamente porque te guste!; sino porque quieres cogerme. ¡¿O no es así?!.

Muy a pesar de mis diversos intentos por tratar de tomarla desprevenida y confundirla, Luna se había dado cuenta de mis más oscuras y perversas intenciones. ¡Era mi fin!.

Aterrado y sin saber que hacer, decidí emplear la vieja táctica de Lola de negarlo todo, para tratar de ganar tiempo; y ver si se me ocurría alguna manera practica de lograr escapar, antes de que Luna me moliese a golpes.

- ¡N-No Luna!. ¡Como dices esas cosas!. Yo jamás sería capaz de hacerte algo como eso.

Luna: ¡No te preocupes, hermano!. ¡No estoy enojada contigo!. Se que esa clase de pensamientos son de lo más normales a tu edad; sobre todo cuando vives rodeado por tantas lindas mujeres.

- ¡¿Espera... Qué?!.

Luna: Además... Debo reconocer, que me halaga el que me hubieses escogido a mi por encima de Luan, Leni o de la mismísima Lynn.

- ¡No digas esas cosas, Luna!. Te aseguro que lo que siento por ti, es de lo más puro y sincero.

Al ver la clara expresión deterror presente en mi desaliñado e intranquilo rostro, Luna se pone completamente seria; y tras comenzar a mirarme de una manera un tanto inusual y extraña, me dice con cierto interés:

Luna: ¡Mmmh!. ¡Veo que aún te niegas a reconocer la verdad!. Pero no te preocupes... Te voy a demostrar de una vez por todas, que lo que sientes por mí no es más que un simple capricho, producto de las hormonas y de la inevitable calentura de tu edad.

Al terminar de articular esas claras e inauditas palabras, Luna se llevó sus manos a la cintura, y sin dejar de mirarme con atención y detenimiento, comienza a desabrocharse muy lentamente su pequeña faldita de cuadros. ¡¿Pero que rayos?!.

Impactado y sin saber que hacer, no tardé en apreciar la sensacional manera con la que Luna se despojaba con total serenidad, de la parte mas baja de su reducida y coqueta vestimenta.

Asombrado ante su repentino comportamiento, y casi a manera de reflejo, no pude evitar decirle con estupor y rapidez:

- ¡Pe-Pero, Luna!. ¡¿Que es lo que haces?!. ¡¿Porqué te quitas la falda?!.

Luego de escuchar mis diversos interrogantes, Luna frunce el ceño con soberbia y obstinación; casi al tiempo en que comienza a decir con bastante propiedad:

Luna: ¡Ya te lo dije, Bro!. Voy a demostrarte la enorme diferencia que existe entre el amor y el deseo.

Aunque en ese instante no lograba comprender de que rayos estaba hablando Luna, al ver la forma tan despreocupada con la que continuaban desabrochando su colorida falda, mi mente automáticamente colapsó; y le dije casi de manera fortuita:

- ¡Lu-Luna!. ¡No quiero que te sientas obligada a hacer algo que no quieres!.

En ese preciso momento no podía entender las extrañas palabras que involuntariamente salían de mí boca; y es que de un instante al otro y casi sin poder evitarlo, dejé salir a flote mi lado más sensible y fraternal, el cual amaba y se preocupaba realmente por el bienestar de mi dulce y complaciente hermana mayor.

Por suerte, mis cortas pero sinceras palabras, tan solo sirvieron para terminar de convencer a Luna de lo que estaba a punto de hacer; por lo que dejando caer su diminuta falda al suelo, y sonriendo con algo de emotividad y nerviosismo, me dice con inigualable carisma y suavidad:

Luna: ¡No te preocupes, Bro!. ¡Nadie me está obligado!. Además, no estoy haciendo esto solo por ti.

En ese momento, las intensas y realmente sentidas palabras de Luna pasaron a un segundo plano, justo en el instante en el que la acortada prenda que cubría su cintura, logró tocar el suelo. Y es que tan pronto sucedió, mi cuerpo entero se petrificó de manera inmediata; impidiéndome articular palabra, y pensar con claridad.

¡No podía creer lo que veían mis ojos!.

Luna estaba parada frente a mi, posando con total tranquilidad un sencillo panty de color blanco con delgadas rayas horizontales de color violeta; el cual, hacía ver sus caderas mucho más ensanchadas y apetecibles. ¡Uff!. ¡Que fantástica visión!.

Luego de permanecer durante unos breves segundos admirando con total entrega la fantástica silueta que tenía frente a mis alarmados y resplandecientes ojos; Luna me da otra fuerte cachetada con enorme intensidad, casi al tiempo en que me dice:

Luna: ¡Despierta ya, hermano!.

En el instante en el que su firme y esbelta mano volvió a arremeter con bastante violencia contra mí tranquilo y descuidado rostro, toda mi atención se posó rápidamente sobre los enigmáticos ojos de Luna; quien mirándome con cierto misterio y recelo, me dice con inigualable seriedad:

Luna: Antes de continuar, solo quiero que sepas que en mi mente solo hay espacio para Sam; por lo que sin importar lo que ocurra esta tarde, nuestra relación se mantendrá igual. ¡¿Te quedó claro?!.

Lleno de entusiasmo y con una extraña comezón en todo mi cuerpo, tan solo me limité a mover la cabeza de manera lenta y pausada, en señal clara de aceptación.

Una vez que ambos comprendimos la extraña situación en la que de un momento al otro nos encontrábamos sumergidos, permanecimos en completo silencio, y sin siquiera atrevernos a mirarnos a los ojos.

En ese enigmático y breve lapso de tiempo, nuestras ansiosas y esquivas miradas se cruzaron nerviosamente durante un par de ocasiones; y aunque intuíamos a cabalidad lo que estaba a punto de suceder, ninguno de los dos se atrevía a dar el primer paso.

¡Poco a poco el ardor presente en lo más recóndito de nuestros jóvenes y sensibles cuerpos, se fue tornando cada vez más frenético y descontrolado!.

Luego de un sinfín de titubeos por parte de ambos, y de un largo y ensordecedor silencio, Luna decidió tomar la iniciativa; por lo que batiendo su cintura de manera suave y casual, empezó a acercarse muy lentamente, hasta el lugar en donde me encontraba.

Fue así que tras lanzarme una última mirada cargada de aceptación y complicidad, pude ver en auténtica cámara lenta, la forma en la que Luna había comenzado a llevar una de sus diminutas manos hacia mi electrificada entrepierna.

Entre más acercaba su mano a mi fervorosa intimidad, mi corazón latía con mucha más desesperación y rapidez. ¡Ughhh!.

Después de un par de extensas e interminables milésimas de segundos, finalmente pude sentir el modo en el que la inquieta mano de Luna, había comenzado a acariciar el destacado bulto que tan ansiosamente, se me había comenzado a formar en el pantalón.

Justo en el instante en el que Luna comenzó a acariciar mi estresado y cautivo miembro, sentí un brutal y agonizante corrientazo por todo mi cuerpo, que me hizo delirar de infinito placer y deseo.

- ¡Ohhh, Oohhhh!. ¡Mmghhh!.

Palpar las tenaces caricias que continuamente emitía Luna sobre mi erguido y punzante miembro, me hacía sentir cada vez más conmovido y acalorado. ¡Que apoteósica sensación!.

Una vez que Luna pudo comprobar con increíble claridad mi total y absoluta entrega, comenzó a acariciar mi sensitivo bulto con mucha más ganas e interés que en un principio; recorriendolo con total soltura y afán, de arriba hacia abajo... ¡Y sin ningún tipo de prisa!.

Pasados los segundos, y ante los diversos y cada vez más placenteros roces realizados por la magnífica mano de Luna, mi polla comenzó a tornarse cada vez más grande y caliente.

Sentir los constantes y placenteros estímulos de Luna sobre mi erguida y palpitante intimidad, había comenzado a nublar mi mente, y a socavar mi reducida voluntad.

Al evidenciar con auténtica admiración la manera en la que mi pene había crecido aún más entre sus juguetones y serpenteantes dedos, el apacible y relajado rostro de Luna se fue tornando cada vez más inquieto y animado.

Por más que lo intentase ocultar, el sonrojado rostro de Luna indicaba con relativa claridad, lo acongojada e intranquila que se sentía en tan destacado momento.

De esa manera, y sin despegar su firme y cautivante mirada de mi acalorada y chispeante entrepierna, pude ver la vibrante forma en la que Luna, extendía su otra mano hasta el cierre de mi pantalón; para luego, y de forma pausada y casi sistemática, proceder a bajarlo con increíble pericia, hasta dejar mi resguardada ropa interior totalmente al descubierto.

En ese increíble y delirante instante, mi cuerpo entero era presa de la asfixiante pasión y sensualidad, que desbordaba Luna en cada uno de sus atrevidos y ardientes poros. ¡Uff!. ¡Pero que feliz me sentía!.

Una vez que consiguió avanzar en su cometido, y sin llegar a darme la más mínima chance de reaccionar, pude ver la forma en la que Luna empezó a deslizar sus hábiles y alargados dedos dentro del diminuto elástico que envolvía de manera fervientemente mi ensanchando y dócil calzoncillo; para luego comenzar a bajarlo con total fortaleza y rapidez, hasta dejar mi venosa y tambaleante polla apuntando al cielo.

En ese punto, la relajada y dócil mirada de Luna, le dio paso a una nueva expresión mucho más salvaje, lasciva y dominante; la cual, no tardó en hacerme palpitar la polla con mucha más intensidad. ¡Ooghhmm!.

Al percatarse del tenaz modo en el que mi acalambrado y enrojecido miembro se tambaleaba con total fortaleza y desesperación, Luna acercó su mirada hasta quedar a pocos centímetros de esta; y sin siquiera pestañear, envolvió férreamente mi delicado miembro con su suave y decidida mano, hasta adueñarse por completo de cada uno de sus emotivos y limitados movimientos.

Sentir el terso tacto de su linda y delicada mano acariciar tan fervientemente el cálido tronco de mi petrificado pene, me tenía con las bolas acalambradas, y listas para estallar.

Fue así que con la mirada completamente vidriosa, y una sutil y provocadora sonrisa en sus lindos labios, Luna me susurra con increíble ligereza:

Luna: ¡Cielos, Bro!. ¡Pero que sorpresa!. ¡Si que has crecido desde la última vez que te vi desnudo!.

Al terminar de pronunciar esas sutiles y electrizantes palabras, Luna comienza a realizar una serie de cortos y reconfortantes movimientos ascendentes con su mano, que me hicieron jadear con exuberante tenacidad e intermitencia.

- ¡Mmhhh, Mmghhh!. ¡Aahhh... Nnghhhh!.

Luego de percatarse con innegable agrado de la forma en la que sus sosegados movimientos me hacían estremecer, y sin llegar a soltar mi ferviente y animada polla en ningún instante; Luna comienza a agacharse muy lentamente frente a mi, hasta quedar arrodillada justo en medio de mis piernas.

Una vez que estuvo en posición, y sin apartar su expresiva mirada de mi delirante y expuesta polla, Luna dirige rápidamente su diminuta boquita hasta la punta de mi hombría; para luego, y sin siquiera vacilar, devorarla con total soltura y ligereza. ¡Ughhhh!.

Cada vez que Luna se engullía mi tembloroso pene entre sus finos y relucientes labios, mi cuerpo entero luchaba por no sucumbir ante tanto placer.

La cálida y juguetona boca de Luna me hacía sentir cada vez más tenso y acalorado; por lo que de seguir así, no tardaría en correrme con innegable locura y desenfreno. ¡Rayos!.

Luna me succionaba la polla con más ganas que técnica, por lo que por momentos podía sentir el ligero roce de sus dientes, impactando contra la punta de mi abultado y perceptivo glande; pero aún así... ¡No me cambiaba por nadie!.

De un momento al otro Luna comenzó a acelerar el ritmo de sus fogosos labios, engullendo mi afiebrada polla con mayor determinación y gracia; y entre más lo hacia, mayores eran las vibrantes ganas que tenía de correrme en su apacible boca.

Mientras trataba de sobrellevar los tenaces lametazos que tan fervientemente me continuaba propinado mi frenética acompañante; pude apreciar con auténtico asombro, la manera en la que de a poco, Luna había comenzado a dirigir su mano izquierda hacia la parte baja de su cuerpo, hasta hacerla desaparecer en medio de sus pálidas piernas.

¡Pero que gran espectáculo!.

Luna... Mi intrépida, talentosa, y recatada hermana mayor, estaba acariciando fervorosamente su hambriento y acalorado sexo con una de sus manos; mientras que con la otra, continuaba atiborrandose hasta la saciedad con mi pene.

Por más que intentase prolongar tan idílico e inolvidable momento, el comprobar la manera en la que Luna continuaba toqueteandose tan enérgicamente sobre su abultado sexo; casi al tiempo en que continuaba succionando mi cosquilleante y sensitivo pene con sus dulces labios, me tenía con las bolas conmocionadas... ¡Y a punto de claudicar!.

En lo único en lo que podía pensar en tan llamativo y glorioso instante, era en inundar la resguardada boquita de mi ardiente y coqueta hermana, con todo mi espeso y copioso semen; pero a pesar de las increíbles ganas que tenía de hacerlo, no podía arriesgarme a que Luna se enfadase conmigo por no avisarle.

¡Aún era muy pronto para tentar mi suerte!.

Fue así que al llegar a mi límite, y sin dejar de lamentarme, le dije con auténtico dolor e intermitencia:

- ¡Lu-Luna, no aguanto... No aguanto más!. ¡Me corro... M-Me corrrooooo!.

Una vez que Luna escuchó mis emotivas palabras, y sin darme tiempo de reaccionar, se aferró aún más a mí extasiado y sensitivo miembro; y tras darle un último par de veloces lengüetazos en la punta, no pude continuar aguantando el voltaje de su candente boquita, y sucumbí ante mis más primitivos impulsos.

- ¡Luna... Lu-Luna!. ¡Ooghhhh, Ooogghhh!. ¡Mmghhh... Mmggjghhh!.

Fue así que con el cuerpo completamente acalambrado, y con las bolas ardiendome a más no poder, exploté dentro de la voraz garganta de mi ansiosa y vivaz hermana; liberando diversos chorros de mi mas viscoso y preciado néctar, los cuales fueron gratamente recibidos.

Luna, quien hasta hace poco se rehusaba renuentemente a estar con alguien más que no fuese su sensual compañera, estaba exprimiendo mi angustiada polla con total calma y desparpajo; sin importarle para nada mi dramática corrida.

De esa manera, y tras recibir con auténtico beneplácito los primeros chorros de mi espesa y blancuzca lefa en el interior de su boca, Luna continuó repasando cada centímetro de mi debilitado y tambaleante pene; hasta sentir como de a poco la potencia de los chorros disminuían con increíble notoriedad.

Después de recorrer toda mi polla con su hábil lengua, finalmente Luna procedió a sacarsela de la boca para poder exprimirla con sus manos. Todo parecía indicar que a mí linda y agitada hermana mayor le había encantado el singular sabor de mi copioso y caliente semen.

Luego de aprisionar mi polla una última vez con su mano, Luna comenzó a batir mi adolorido miembro con enorme arrebato e insistencia; hasta que de un momento al otro, un par de debilitadas gotas de mi placentera esencia fueron a parar sobre su pecho, impregnando su delgada camiseta por completo.

De ese modo, y tras comprobar la forma con la que los últimos restos de mi semen salpicaron con auténtica precisión y tenacidad sobre su aplanado e indefenso pecho, Luna me dice con total indiferencia y resignación:

Luna: ¡Rayos, Bro!. Manchaste toda mi camiseta con tu leche... ¡Y justo cuando acababa de cambiarme!.

Al comprobar una vez más, el modo en el que mi cuerpo permanecía completamente apagado e inamovible, Luna continúo sacudiendo mi magullada polla con descomunal violencia y velocidad; hasta lograr comprobar con infinito agrado, como esta se replegaba por completo.

Tan pronto logró extraer hasta la última gota de mi eufórico y abundante semen, Luna comenzó a lamer los últimos restos aún presentes en sus dedos; y tras sonreírme de manera sensual y altamente sugestiva, me dice con absoluta sensualidad:

Luna: ¡Mmm!. ¡Me doy cuenta de que al menos hablabas en serio cuando dijiste que te gustaba!.

Al terminar de hablar, Luna levanta sus escuetos brazos y comienza a quitarse su ceñida y manchada blusa, hasta quedar completamente expuesta de la cintura para arriba. ¡Uughhm!.

Luna era poseedora de un abdomen de lo más aplanado y blanco, el cual estaba decorado en su parte más alta por dos pequeños montículos en formación, que hacían las veces de sus radiantes senos.

A pesar de carecer de la vistosidad presente en los inigualables senos de sus hermanas mayores, Luna era dueña de unas minúsculas pero provocativas tetas; las cuales estaban decoradas por un inolvidable par de erguidos y desafiantes pezones de color caramelo, que te incitaban a cometer todo tipo de pecados.

¡El delgado y candente cuerpo de Luna era increíblemente llamativo y sexy!.

Una vez que Luna logró retirarse la reducida prenda que cubría tan sutilmente su pequeño pero llamativo torso; no tardó en sentarse a mi lado, para comenzar a desabrocharse sus enormes y pesadas botas.

A medida que liberaba sus delicados pies de su fastuoso cautiverio, podía contemplar el modo en el que se le dibujaba la columna en la espalda, y la manera tan sensual como sus pequeñas caderas enmarcaban su lindo y pálido trasero.

Tan pronto quedó descalza, mis sentidos se agudizaron plenamente, luego de comprobar con auténtica admiración y lujuria, la manera en la que Luna tan solo permanecía cubierta por su minúscula y llamativa panty de rayitas violeta.

De ese modo, y sin importarle mucho mi repentino sobresalto, se quedó sentada en el borde de la cama, mientras me observaba con ansiedad y deseo.

En ese instante estábamos tan cerca el uno del otro, que podía ver reflejada gran parte de mi silueta en sus radiantes y expresivos ojos; así como disfrutar del dulce aroma de su hermosa y dócil cabellera castaña.

Sin darme cuenta, la clara proximidad de nuestros cuerpos poco a poco me comenzó a generar un extraño vacío en el pecho; el cual, rápidamente nubló ni mente, y me impulsó a lanzarme en búsqueda de sus carnosos y apetecibles labios.

¡Había llegado el momento de tocar el cielo!.

Eufórico y lleno de ansiedad, incliné levemente mi cabeza para lograr encontrar sus labios. Pero tan pronto estuve a escasos centímetros de lograr conseguirlo, mi fugaz avance fue detenido abruptamente por Luna; quien mirándome con gran convicción y seriedad, me dice sin titubear:

Luna: ¡Alto ahí, Bro!. Si vamos a hacer esto, es mejor que lo hagamos sin nada de besos... ¡No quiero que esto se vuelva aún más raro de lo que ya es!.

- ¡¿Espera... Qué?!.

La impactante respuesta de Luna me dejó completamente frío y desubicado; y es que a pesar de haber aceptado pasar la tarde a mi lado, al parecer no estaba dispuesta a darme gusto en todo lo que quería. ¡Rayos!.

Frustrado y sin mucho más por hacer al respecto, decidí respetar su inesperada decisión, y tratar de continuar disfrutando de su atractiva y sensacional silueta, antes de que fuese víctima de más arrepentimientos.

Fue así que llevado por la majestuosa calentura que aún se mantenía revoloteando en todo mi ser, sujeté a Luna suavemente por sus hombros, y la empujé hacia atrás con cuidado y lentitud, hasta dejarla tendida sobre la cama.

Luego, estiré una de mis alteradas manos hasta posarla sobre la parte más baja de sus piernas; y desde ahí, comencé un pausado recorrido ascendente, mientras me entregaba por completo a la suavidad y calidez de su maravilloso y atractivo ser.

A medida que iba subiendo con mi mano, podía notar lo inquieta y perturbada que se iba colocando Luna con cada uno de mis aletargados y estimulantes movimientos; y es que a pesar de su claro intento por tratar de ocultarlo, resultaba más que evidente lo afectada y sensible que en ese instante se encontraba.

Luna: ¡Mmm, Mmhh... Aahhh!. ¡Mmmghh!.

Mientras continuaba acariciando la parte más baja de sus largas y lascivas piernas, pude ver como de a poco el efusivo rostro de Luna se iba transformando gradualmente; tornándose cada vez más y más enrojecido, a medida que me iba acercando a su preciada e inexplorada intimidad.

De esa manera, continúe en mi tenaz travesía, sin dejar de admirar ni por un solo instante, lo inquieta y alterada que se estaba poniendo mi atractiva pareja.

Una vez que logré llegar a sus rodillas, deslicé hábilmente mis oscilantes manos en medio de sus piernas, para poder continuar con mis vibrantes y enloquecedores estímulos sin obstáculo alguno; pero bastó con rozar suavemente la cara interna de uno de sus muslos, para que Luna comenzase a jadear con innegable locura e intermitencia:

Luna: ¡Ahhh, Aaghhhh!. ¡Nghhhh!. ¡Aaaghhhjhh!.

Al continuar acercándome cada vez más a su inflamado y prominente sexo, podía sentir todo el calor que era emanado de su enigmática y nerviosa entrepierna.

Tan pronto estuve a las puertas de su intimidad, Luna empezó a reír nerviosamente y separó aún más las piernas. Ocasión que aproveché para estirar levemente mis brazos, y comenzar a acariciar sus pequeños senos con total destreza y seguridad; casi hasta sentir la forma en la que sus temerosos y reducidos pezones, se pusieron aún más duros y desafiantes.

En ese instante pude notar como su respiración se aceleraba y entrecortaba rítmicamente, al compás de sus cortos gemidos.

Los diminutos y acaramelados pezones de Luna eran tan suaves y sensitivos, que me resultaba realmente sencillo el poder apreciar la manera en la que su débil y trastornado cuerpo, se entregaba al placer con cada una de mis briosas caricias.

Una vez que tuve sus afiladas tetas en mi poder, bastó con rozar sutilmente la punta de ambas, para que Luna empezase a arquear toda su espalda, y a gemir con absoluta ligereza.

Luna: ¡Aahhh, Aaaghhh!. ¡Mmhhh, Nmmggh!. ¡Aaaghhjkhhh!.

Entre más estimulaba sus partes, mayor era la respuesta e increíble acogida, que le brindaba Luna a mis pausados movimientos.

Aprovechando su leve lapso de entrega y confusión, introduje aún más mi ansiosa mano entre sus delicados muslos; mientras que con la otra comencé a apretar sus suaves pezones con algo de intensidad y fortaleza, casi hasta hacerla delirar.

Luna: ¡Aaghhh, Aaaghmm!. ¡Her-Hermano!. Detente, De-Detente... ¡Me vas a hacer enloquecer!. ¡Aaghjmm, Aaghnjmkm!. ¡Mmmghhnn!.

El cuerpo de Luna estaba tan entregado y caliente, que bastaron un par de cortas y leves caricias sobre su delicada y dócil intimidad, para lograr comprobar el modo en el que su ensanchada y humedecida rajita, se marcaba con total imprudencia y celeridad sobre su ajustada ropa interior.

Entre más deslizaba mis ansiosos dedos entre la salvaje y marcada abertura que se le formaba a Luna en la parte baja de su sexo, mayores eran los jadeos y gemidos que se escapaban de su boca.

Luna: ¡Ay, Aayy... Mmmhh, Mmghhh!. ¡Ay, Aayyy!. ¡Mmghhhhh!.

Ya totalmente sumergido en el deseo, comencé a deslizar mis pequeños dedos por encima de su abultado panty; hasta lograr comprobar con infinito encanto y agrado, la manera en la que Luna gemía, y retorcía todo su cuerpo, al ligero compás de mis intensas caricias.

Luna: ¡Mmmh!. ¡Mmmghhh!. ¡Ahjhh, Mmghhjhh!.

Luna permanecía con los ojos cerrados y en absoluto silencio, mientras intentaba controlar con auténtica desesperación y anhelo, los constantes jadeos y suspiros que tan ansiosamente se escapaban de su dulce boca.

Luna: ¡Ahhh, Aaahh!. ¡Mmghh!. ¡Aaghhhh!.

Fue así que al comprobar la fastuosa ansiedad en su mirada, y aprovechando que no oponía ningún tipo de resistencia, corrí sus ceñidas bragas hacia un lado, y lentamente comencé a introducirle la punta de mis serpenteantes dedos; hasta llegar a comprobar la increíble humedad que brotaba de su electrizante sexo.

¡El delicado coño de Luna era sencillamente único y fabuloso!.

La rajita de Luna lucia completamente pálida y sin un solo vello a la vista, lo cual me parecía de lo más atractivo y excitante.

Sin mucho tiempo que perder, entre abrí sus apretados labios vaginales con mis dedos, y rápidamente deslicé la lengua entre los palpitantes pliegues que enmarcaban su sexo.

Pronto, mi boca y mi lengua se inundaron con el embriagante sabor de tan gloriosa intimidad, superando de lejos lo imaginado en mis más audaces pensamientos.

La mejor sensación fue cuando acaricié su redondeado clítoris con la punta de mi lengua; ya que al hacerlo, me el resultó realmente fácil sentir la forma en la que su animado cuerpo temblaba con notoriedad y fortaleza, casi hasta obligarla a soltar un par de suaves y estimulantes gemidos del más puro e intenso placer.

Luna: ¡Que haces... Q-Que haces!. ¡No... No, no me toques ahí!. ¡Ese es mi... Ohh, Oohh... Mmghh!.

Lentamente sus espesos jugos comenzaron a brotar, mientras yo no dejaba de jugar con su clítoris ni por un instante. Luna estaba fuera de sí; tanto, que de un momento al otro comenzó a gritar con auténtica desesperación, casi al tiempo en que me sujetaba de la cabeza y me jalaba fuertemente de los cabellos.

Luna: ¡Ay, Ay... Mmmhh!. ¡Aahhh, Aaghhh... Mmmghhhh!. ¡Aaaghghjknm!.

Lleno de ansiedad, no pude resistirme ni un minuto más al transpirado y realmente delicado cuerpo de Luna; por lo que posado rápidamente ambas manos sobre su despampanante y firme cintura, y atrayendola aún más hacia mí, comencé a deslizarle la punta de mi lengua por todo lo largo de su lubricada y tersa rajita, hasta lograr disfrutar de toda su aroma, textura e inigualable calor.

En el fugaz instante en el que mi pequeña lengua acarició levemente la extasiada abertura de mi acalorada y sensible hermanita, su cuerpo entero fue víctima de un violento y descomunal espasmo, que la hizo respirar con desesperación y arrebato.

Luna: ¡Ay, Ay... Mmm, Mmghh!. ¡Aaghh, Aahhh!. ¡Mmgfhaahhh!.

Poco a poco los inigualables y placenteros roces que estuve propinándole a Luna, la hicieron sacudirse de interminable gusto y satisfacción; hasta dejarla totalmente sensible y a punto de colapsar.

Luna: ¡Mmmgg... M-Mmmghhh!. ¡Uughhh!. ¡Mmghhjhhh!.

Extasiado por la manera en la que mi caliente y desenfrenada hermanita batía con ferocidad su ensanchada y dócil cintura, decidí apartar levemente mi electrificada lengua de sus conmovidos y lubricados labios; y al hacerlo, pude comprobar con auténtica alegría y agrado, la manera con la que Luna continuaba estremeciendo sus acaloradas caderas de un lado para el otro, mientras jadeaba con los ojos cerrados.

Luna: ¡Hmmm, Mmm... Uhmm!. ¡Mmmh!.

Al ver lo sentida y descolocada que continuaba estando Luna, rápidamente retiré una de mis manos de su cintura, y la llevé hacia su entrepierna; en donde de manera rápida y contundente, empecé a jugar con su lubricada endidura, entreabriendo de manera gradual sus hinchados y lampiños labios una y otra vez.

Al percatarse de mi veloz maniobra, Luna abrió completamente sus sorprendidos e impactados ojos; e inmediatamente después, dirigió su tensa mirada hacia la mía, como tratando de determinar que rayos era lo que quería hacerle.

En ese instante podía sentir la singular manera en la que nuestras lascivas y deseosas almas habían comenzado a entrelazarse con mayor entrega y convicción; debido a la infinita lujuria que habitaba alegremente en nuestros salvajes y fogosos corazones.

Luego de palpar toda la ansiedad y nerviosismo presentes en los diminutos ojos de Luna, le lancé una rápida sonrisa cargada de pasión y entusiasmo; e inmediatamente después, volví a introducir mi ágil lengua dentro de su placentera rajita, para comenzar a disfrutar una vez más, de su fabuloso sabor.

Al momento de comprobar la sorpresiva forma en la que mi lengua se adentraba con total libertad dentro de su cálido y apacible interior, Luna soltó unos suaves pero extasiantes gemidos cargado de erotismo y sensualidad; que le hicieron temblar las piernas, y la impulsaron a entremezclar sus alargados dedos en mi cabello.

Luna: ¡Mmm, Mmmh!. ¡Jaaaahhhhhhh!.

Entre más hurgaba en medio de sus firmes y placenteros labios, mayor era el modo en el que Luna revolvía sus inquietos dedos en mi desaliñada y albina cabellera.

Luna estaba tan perdida y desorientada, que bastaron un par de cortas caricias sobre su dilatada y realmente encharcada rajita, para que dejase escapar una serie de cortos y liberadores jadeos, que me hicieron palpitar aún más mi electrificada polla.

Luna: ¡Ahhh, Aahhh!. ¡Mmmhh... Mmphhh!. ¡Aaaghhhjhh!.

Motivado por el pequeño concierto de suspiros que me estaba regalando mi sudorosa y agitada hermana mayor, acerqué mi inquieta lengua todo lo que pude a su inflamado y terso sexo; y comencé a repasar el robusto contorno de sus labios vaginales con extrema lentitud y suavidad, hasta hacerla sollozar con absoluta intermitencia y alegría.

Luna: ¡Uughhh, Ughhmm!. ¡Mmmhh!. ¡Mmghhh!.

En ese instante, mi hermana era incapaz de realizar grandes movimientos a voluntad; por lo que tan solo se limitaba a jadear y suspirar entrecortadamente, al salvaje ritmo de mis veloces estímulos y certeros lengüetazos.

Luna: ¡Uhmm, Mmmm, Mmmghh!. ¡Q-Que me... Que me estás haciendo!. ¡Uuhhhh, Uughhmm!. ¡Mmghhhhh!.

En ese momento, la encendida entrepierna de Luna palpitaba con tanta intensidad y gracia, que ni siquiera me hizo falta continuar escuchando sus ahogados gemidos, para lograr darme cuenta de lo mucho que lo estaba disfrutando.

A medida que iba repasando toda su rajita con mi lengua, comencé a penetrarla decididamente con la punta de mis ansiosos dedos; hasta hacerla aullar con arrebato y ganas.

Luna: ¡Ahh, Ayy, Ayyy... Mmmh, Mmmghh!. ¡Oooghhhhh!. ¡Mmgghhhh!.

Lentamente, el delicado cuerpo de Luna se comenzó a tornar cada vez más eufórico y sonrojado; hasta que de un momento al otro comenzó a ejercer presión sobre mi cabeza, como tratando de evitar que me apartarse de su lado.

Durante todo ese eclipsante y candente rato, Luna no dejó de resollar con vistosidad y ganas; ni de batir su delgada y lasciva silueta al marcado ritmo de mis caricias.

Mientras continuaba deslizando mi animada lengua dentro de su ajustado y chapoteante interior, lentamente comencé a ubicar uno de mis desesperados dedos en la entrada de su fulgurante y llamativo sexo; para luego empezar a moverlo en pequeños círculos, de manera suave y pausada, hasta lograr imitar con auténtica tenacidad, los movimientos de mi lengua.

Tan pronto Luna sintió la forma en la que mi enérgico dedo se iba adentrando cada vez más dentro de su mojada cavidad, pegó un leve brinco, que la hizo estremecer con total rapidez.

Luna: ¡Ay, Ay... Mmmm, Mmmghh!. ¡Aaghhhm!. ¡Mmghhnjmm!.

Resultaba cautivante ver como sus jugos se escurrían cada vez más rápido por todo lo largo de sus piernas, a medida que le continuaba introduciendo uno de mis ansiosos dedos en su interior.

De un momento a otro me detengo, y noto como la expresión de su rostro cambia a una de sorpresa, dejando por un instante de gemir.

Luna voltea su rostro y me mira enfadada. En sus ojos veía la lujuria insatisfecha y el orgullo herido. Quería hacerla sufrir un instante, deseoso de verla suplicar por obtener su propio placer.

Acaricio superficialmente su suave vagina para tenerla en vilo, y para que no olvide que ahora era yo quien estaba al mando.

Una vez que las ansias de Luna aumentaron al máximo, continué succionando los dulces labios de su intimidad, hasta que finalmente pude notar como su cuerpo se empezó a retorcer con mayor soltura y descontrol, debido a la inminente llegada de su primer orgasmo.

- Luna: ¡Aaghhh, Aaaaghhh, Mmmhh!. ¡Siiiií!. ¡Pero que bien se siente, hermano!.

Animado ante la placentera respuesta de su cuerpo, continúe devorando su receptivo y transpirado coño, hasta verla gemir y sollozar, cada vez con mayor afán y alboroto.

Luna: ¡Ja-Jamás pensé que pudieses hacerme vibrar de esta manera, hermano!. ¡Uughhm, Uugghhh, Mmghhh!. ¡Ni siquiera Sam había logrado hacerme sentir así!.

Fue así como de un instante al otro, Luna dio un gran grito, y me sujetó insistentemente de la cabeza, mientras me jalaba con fortaleza de los cabellos. Era un hecho de que mi bella y lujuriosa hermanita, se había comenzado a entregar al indudable goce del momento; hasta hacerla vibrar con intermitencia.

Yo estaba fuera de mí, por lo que tomando la iniciativa, metí mi lengua en su coño lo más profundo que pude, y empecé a moverla con afán y desesperación; mientras que Luna se limitaba a acariciarme el cabello con suavidad y ternura.

¡Ya no podía más!. ¡Había llegado a mi límite!.

De manera gradual y casi sin darme cuenta, fui cayendo en una cruenta y salvaje espiral de placer y deseo; la cual se vio claramente incrementada, por los sugestivos suspiros y movimientos de cadera, que poco a poco me iba regalando Luna.

Con la polla bamboleante y mi respiración a punto de colapsar, decidí dar el siguiente paso para tratar de satisfacer mis más primitivos instintos.

Fue así como rápidamente, acomodé mi cuerpo encima del suyo, y con mis rodillas comencé a separar aún más sus delgadas piernas, hasta que mi polla quedó justo en la entrada de su gloriosa e inespugnada vagina.

¡Finalmente estaba a un solo paso de lograr cumplir mi más preciada fantasía!.

Pero tan pronto mi eufórico pene rozó levemente la entrada de su reluciente endidura, fue detenida de manera casi inmediata por la suave mano de Luna; quien tras sujetar mi venosos miembro con auténtica soltura y decisión, me dice al instante:

Luna: ¡Espera un poco, hermano!.

¡No sabía que rayos estaba pensando!. Pero al contemplar el creciente vacío en su mirada, y las fervientes ganas con las que continuaba presionando tan insistentemente mi enrojecida y palpitante polla; mi cuerpo entero de paralizado ante el temor latente de que decidiese acabar con nuestro animado encuentro.

Fue así que con el corazón en la garganta, y las bolas a punto de estallar, pude escuchar la manera tan fría y desprolija con la que tan calmadamente Luna me preguntaba:

Luna: ¡Mmm!. Antes que nada... ¡¿Tienes condones?!.

Su pregunta me llenó de auténtico pánico y nerviosismo, ya que pensé que ese sería el inevitable final de nuestro encuentro fortuito.

Pero al parecer Luna estaba igual o incluso más caliente de lo que yo me encontraba; ya que al contemplar la expresión apagada de mi rostro, y evidenciar mi inocultable tristeza, me dice con profunda calma e indiferencia:

Luna: ¡Bu-Bueno, no importa!. ¡Al menos prométeme que te correrás afuera!.

Contrariado por su marcado desinterés, me limité a asentir una vez más, en señal de compromiso y aceptación.

Y aunque ese simple gesto no brindaba ninguna clase de garantía de que lo fuese a cumplir, eso no pareció importarle demasiado a Luna; ya que tras acomodar todo su cuerpo sobre la cama, y ante mi más incrédula y atenta mirada, procedió a despojarse de manera lenta y gradual, del último trozo de tela que aún cubría su apoteósica y cálida humanidad.

¡Era increíble lo que veían mis conmovidos y alarmados ojos!.

El coño de Luna era pálido y voluminoso, y lucia de lo más despejado y radiante; salvo por un pequeño y enrizado mechón de cabello negro, el cual se alzaba de manera rebelde, en la parte alta de su delicado sexo.

Al ver la increíble forma en la que Luna permanecían tendida sobre la cama, con su fabulosa y transpirada silueta totalmente al natural, mi cuerpo entero se estremeció de inmediato; por lo que sin perder ni un sólo instante más, me deshice de la poca ropa que aun cubría mi temblorosa figura, y salté con total entrega y disposición, hasta quedar postrado entre sus piernas.

Entre más pasaban los minutos, mayor era el terrible ardor y la lacerante desesperación que se batía en mis entrañas. ¡Ufff!.

Fue así que llevado por la interminable excitación del momento, me arrodillé velozmente delante de Luna, y extendiendo mis manos con auténtica determinación, procedí a separarle sus aterciopelados muslos con increíble cuidado y firmeza; hasta lograr dejar su delicada e indefensa rajita, a mi entera disposición.

Luego, sujeté mi pene con increíble ansiedad y zozobra; y tras acomodarme nuevamente sobre el empapado cuerpo de Luna, comencé a deslizar la voluminosa punta de mi pendenciero e inflamado falo por todo lo largo de sus sonrosados pliegues vaginales, hasta hacerla resollar con tesón e insistencia.

Luna: ¡Ahh, Aahhh... Mmmh!. ¡Aaghjhmm!.

Sentir los constantes roces producidos por nuestros sexos, y los lascivos sonidos de placer que se escapaban de la boquita de Luna, me comenzaron a producir una extraña sensación de desparpajo y calentura, que rápidamente me obligó a acomodar mi polla justo en medio de su dilatada hendidura, para dar rienda suelta al más puro y desorbitante goce.

De ese modo, y tras comenzar a sujetar firmemente a Luna de sus firmes y provocativas caderas, comencé a ejercer una enorme presión descendente, que me pudiese garantizar el lograr apoderarme lo antes posible de su preciado interior.

- ¡Mmm, Mmmh... Lu-Lunnaaa!. ¡Hhmmm!.

El coño de Luna se sentía extremadamente ceñido y lubricado, lo cual me hacía temblar cada vez que arremetía en contra de este; pero a pesar de ello, no tuve demasiados inconvenientes en abrirme paso dentro de su inespugnada abertura.

Luego de un par de briosas y certeras embestidas, y bajo la atenta mirada de Luna, finalmente mi polla comenzó a abrirse paso dentro del sensible coño de mi adolorida y complaciente hermana mayor, hasta hacernos delirar con auténtico placer y regocijo.

- ¡Luna, Luuu-nnaaaa!. ¡Mmmm, Hhgmm!.

Luna: ¡Ay, Ay, Ayyy... Mmghh!. ¡Aaghhnkjh!.

Después de tantas noches sin dormir, en las que anhelaba fervientemente tan celestial y sublime instante... ¡Éramos un solo ser!.

Tan pronto logré adentrarme en el cálido interior de Luna, mi cuerpo entero entró en una especie de trance, que me fue incitando a incrementar de manera fulgurante y despiadada, el salvaje ritmo de mis violentas estocadas.

Lentamente, nuestros eufóricos y extasiados cuerpos se fueron acoplando cada vez más a la inigualable velocidad con que uníamos nuestros deseosos sexos, hasta prácticamente dejarnos sin aliento.

Al sentir la ferviente manera en la que mi polla se iba perdiendo cada vez más rápido dentro de sus abultados y entumecidos labios, Luna comenzó a emitir pequeños y delirantes gemidos entremezclados de placer y dolor; que la llevaron a detener momentáneamente el atroz ritmo de mis feroces estocadas.

Luna: ¡Ahh, Aghh!. ¡Mghh!. ¡Ay, Ay, Mghjhh!.

Llena de aflicción y desbordante excitación, y sin dejar de sacudir su conmovido vientre al compás de mis movimientos, Luna me da una suave palmada en el trasero; tras lo cual, me dice lentamente entre susurros:

Luna: ¡Aguarda un poco, Bro!. ¡Dame un respiro!.

Su dulce y sonrojado rostro y la forma en la que permanecía con la mirada confusa y perdida evidenciaba con total angustia y seguridad, el elevado grado de vergüenza y excitación al que de seguro se sentiría expuesta; sobre todo al darse cuenta de la inaudita manera en la que su hambriento y aceitado sexo, continuaba siendo acribillado una y otra vez, por el enérgico pene de su "inocente" hermano pequeño.

Luna: ¡Uff, Uufff... Mmjhjh, Mmgfhh!. ¡Tu polla... T-Tu polla se siente increíble!. ¡Uufghhnjm!.

En ese instante no cabía de la absoluta felicidad, luego de contemplar la vibrante forma en la que los lindos y desorbitados ojos de mi hermana mayor, me miraban con auténtico fervor y deseo.

¡Mi encuentro con Luna era mucho más que perfecto y maravilloso!.

Poco a poco nuestros encendidos y titileantes cuerpos se fueron sincronizando cada vez con mayor afán y velocidad; hasta comenzar a sentir, el vibrante modo en el que las paredes elásticas y pringosas de su cálido y receptivo interior, envolvían y calibraban con despampanante devoción y firmeza, el imponente grosor de su extraño invasor.

En ese idílico y perfecto instante, nuestros cuerpos eran presa del más puro y sofocante arrebato; el cual nos impulsaba lentamente a tratar de incrementar, el cruento furor presente en cada uno de nuestros indómitos corazones.

Tan pronto Luna se logró percatar de la tenaz manera en la que poco a poco había empezado a aumentar el brioso ritmo de mis contundentes estocadas, su linda y pecosa piel se comenzó a tornar mucho más perceptiva y colorada de lo que ya se encontraba; obligándola a jadear y balbucear, de manera frenética y descontrolada.

Luna: ¡¿Que haces?!. ¡¿P-Pero, que haces?!. ¡Oohhhh, Ooghhh!. ¡Siii... Siiiiií!. ¡Mmmm, Mmmmh!. ¡Continúa... Continúa!. ¡Mmm!. ¡Así... A-Así!. ¡Aahhh, Aaahh, Aaghhh!. ¡Mmgghhh!.

Envalentonado por sus diversos gemidos de aceptación y deleite, comencé a arremeter contra su aceitada y envolvente concha, cada vez con mayor anhelo y velocidad; hasta lograr estremecer completamente, la frágil cama que nos acogía.

Mientras continuaba dando rienda suelta a toda la lujuria que habitaba en mi interior, Luna me lanza una corta y enigmática mirada plagada de orgullo y de placer; luego de lo cual, me dice con ternura:

Luna: ¡A-Aún no puedo creer que tu cosa esté dentro de mi!. ¡Mghhh!.

Contemplar la dulce y melodiosa voz de Luna, era el estímulo que mi cuerpo necesitaba para lograr alcanzar su mayor júbilo y frenesí; por lo que tomándola firmemente de sus suaves caderas, comencé a acelerar cada vez más los profundos movimientos de mi pelvis, hasta hacerla jadear con intermitencia.

Luna: ¡Ay, Ay... Mmmh, Mmghhh!. ¡Aaghhjkh, Mhjhkphm!.

Luna estaba tan absorta y entregada a cada uno de los continuos y furiosos movimientos, que le propinaba tan fervientemente en cada una de mis vigorosas embestidas; que en lugar de detenerme como lo había hecho minutos antes, me empezó a pedir, cada vez con mayor firmeza y convicción, que aumentase gradualmente el intenso ritmo de mis tenaces sacudidas.

Luna: ¡Vamos, Bro, vamos, Bro!. ¡Más rápido, más rápido!. ¡Mmmm, Mmmghh!. ¡Aaghhjjh!. Ya me tienes con los pezones completamente duros.

Al ver que Luna permanecía con el rostro enrojecido, y la piel completamente encrespada; aproveché su leve instante de distracción para inclinar mi cabeza hacia la suya, y tratar de besarla.

Pero al percatarse de mis más que claras intensiones, Luna coloca rápidamente su mano derecha sobre mi frente, deteniendo mis alegres movimientos de manera automática; y tras mirarme con recelo y fijación, me dice con enorme ligereza:

Luna: ¡Épa!. ¡No te pases de listo, hermano!. ¡Ya te dije que nada de besos!.

Al parecer Luna estaba mucho más que empecinada, en tratar de eliminar cualquier muestra de afecto entre los dos. ¡Rayos!.

En ese leve lapsus de confusión, me resultaba sumamente complicado el lograr apartar la mirada de su hechizante y singular figura; y es que a pesar de ser tan delgada y joven, su cuerpo entero era sinónimo del más puro y sobresaliente esplendor.

Llevado por la complaciente fogosidad del momento, tomé sus esbeltas piernas con elevada delicadeza, y tras contemplar la latente expresión de picardía presente en su llamativo rostro, las monté sobre mis hombros; garantizando así, que mi afligido y petrificado pene, pudiese adentrarse mucho más profundo de lo que ya lo hacía.

Gracias a esa nueva posición, podía sentir con mucha más soltura y facilidad, la forma en la que mi animada polla, se apoderaba a cabalidad del esponjoso interior de mi querida hermana mayor. Permitiéndome palpar en ocasiones, hasta el más ligero roce producido entre la punta de mi miembro, y la elástica entrada de su útero.

Animado por la indescriptible exaltación de la que era víctima, llevé una de mis manos a la parte más baja de su rodilla, y tan pronto logré posarla sobre esta, comencé un lento pero vigorizante recorrido ascendente; mientras disfrutaba con enorme devoción y soltura, de la majestuosa sedosidad presente en su exaltada piel.

Entre más la penetraba, mayores eran las ganas que tenía de continuar explorando tan candente y delicada silueta.

Sin siquiera darse cuenta, Luna fue cediendo cada vez más a los apoteósicos y agudizantes estímulos, que tan impetuosamente le aplicaba entre su dilatado sexo y su aterciopelada piel; generando como resultado, una vigorosa descarga de incomparables resolles de infinita satisfacción y gusto.

Luna: ¡Mmm, Mmghhh!. ¡Jaaahhhh, Jaaahhhh!. ¡Uughhhmm!. ¡Uaahjhhhjhh!.

Luego de una ardua y totalmente vigorizante ráfaga de potentes y sistemáticos pollazos, todo mi cuerpo comenzó a ser víctima de una serie de inclementes estímulos eléctricos, que arremetían desde la parte más baja de mis pies, hasta la punta de mi falo; y que amenazaban con hacerme acabar.

Lleno de angustia y desazón por estar tan cerca del inevitable final, traté de contenerme el mayor tiempo posible, para lograr disfrutar al máximo del chapoteante interior de Luna; pero al ver abiertamente que no podía más, le dije con absoluto dolor y tristeza:

- ¡Ay, Ay, Aayyy... Luna, Luna!. ¡No aguanto, no aguanto!. ¡Mmmh, Mmghhh!. ¡Me voy a venir... M-Me voy a venir!.

Una vez que fue consciente de la severidad de mis palabras, Luna entierra firmemente sus alargadas uñas en mis nalgas; y tras mirarme de forma concisa y directa, me grita con gran desesperación:

Luna: ¡Aguanta, Bro... Aguanta!. ¡Ya casi me corro!. ¡Ya casi me corrrooo!.

Claramente había llegado a mi límite, y en ese punto ni el haberme corrido con antelación, iba a evitar que explotase en cualquier instante.

Al ver como Luna mantenía la guardia baja y los ojos mucho más que apretados, decidí aprovechar tan increíble oportunidad, para empezar a deslizar la serpenteante punta de mi lengua por gran parte de su cuello y de sus coloradas orejas.

Lo que sumado a la decidida manera con la que había comenzado a retorcer sus afilados pezones con mis manos, y a las profundas embestidas que tan ansiosamente continuaba propinándole en medio de sus débiles y temblorosas piernas; dieron como resultado el que Luna arquease todo su cuerpo con ardor y frenesí.

- ¡Ay, Ay, Aayyy... Si, siiiií, Bro!. ¡Uughhhh, Uughfjsgh... Mhghgcdj... Uaghfknhdm!.

Luego de apreciar la violenta forma con la que Luna retorcía cada centímetro de su alterada y sexy figura, y tras realizar un último y apoteósico esfuerzo sobre humano; logré sacar mi polla segundos antes de que llegase a estallar dentro de su rugoso y sofocante interior, y la dirigí rápidamente hacia el sollozante rostro de Luna. En donde apuntando con total soltura y rapidez, me corrí con indescriptible desesperación y arrebato:

- ¡Lunnaaa, Lu-Lunnaaaaa!. ¡Aahhh, Aaghhh!. ¡Ggrhmmm!. ¡Mmmghhh!. ¡Aaaghjhhnm!. ¡Mghaaghhh!.

De ese modo, y tras haber soportado el terrible ardor que carcomía vigorosamente mis alarmadas y efervescentes bolas, pude evidenciar la ferviente manera en la que diversos chorros de mi más viscosa y caliente lefa, salían disparados desde lo más profundo de mi electrificado interior; hasta ir a dar sobre el agitado y expectante cuerpo de Luna.

Con las bolas adoloridas, y mi respiración totalmente entrecortada, logré apreciar el momento exacto en el que los primeros chorros de mi decidido y pendenciero semen, fueron impactando uno a uno sobre el desprotegido rostro de Luna; hasta hacerla desvariar con terrible angustia y celeridad.

Luna: ¡Ughnksph, Uughfnmh!. ¡Nmgfkldm!.

Luego, y con una extraña sensación de satisfacción merodeando desde lo más recóndito de mi médula; pude contemplar la vivaz manera en la que el resto de mi grumosa semilla, iba a dar con total calma y suavidad, contra el recién formado busto de Luna. ¡Que extasiado me sentía!.

Contemplar el rostro de Luna y gran parte de su moteado y expuesto vientre, completamente bañados en mi pegajosa leche, me generó una inmensa sensación de placer y regocijo, que muy difícilmente podré superar.

Al terminar de correrme, Luna permaneció tendida sobre la cama, con la mirada mucho más que aturdida, las piernas levemente abiertas, y el cuerpo empapado de sudor y semen; mientras jadeaba con agonía.

¡En ese corto y vigorizante instante, mi cuerpo entero no cabían de tanta dicha y felicidad!.

Con el cuerpo molido, la cabeza revuelta, y la respiración mucho más que acelerada y entrecortada, caí tendido sobre mi reconfortante y blanda cama; a escasos centímetros de la impactante silueta desnuda de mi increíble hermana mayor.

Al cabo de un par de breves pero enigmáticos minutos en los que Luna permanecía totalmente ida e inamovible, logré observar el fugaz modo en el que poco a poco empezó a volver en sí; hasta recobrar un nuevo y enigmático brillo en su mirada.

Agotada y con el cuerpo mucho más que sensible y estresado, Luna gira su oscilante cabeza hasta el lugar en donde me encontraba; y tras limpiarse los restos de semen que había en su rostro, me dice con indescriptible alegría:

Luna: ¡Uff!. ¡Estuviste prendiiído, hermano!. ¡Jamás pensé que pudieses hacerme vibrar de esa manera!.

Las reconfortantes palabras de Luna me llenaron el pecho de infinita satisfacción, hasta casi hacerme olvidar de todo el cansancio que llevaba dentro; por lo que lleno de energías, y con una inmensa mueca de emoción en el rostro, le dije con gran entusiasmo:

- ¡¿E-En verdad piensas eso?!.

Luna: ¡¡Seguro!!. ¡Eres bastante bueno!. Aunque para ser justos... ¡También tuviste suerte de que mi himen ya hubiese estado roto!.

- ¡¿Espera... Qué?!. Como es eso de que tu himen ya estaba roto... ¿Es que acaso no fue tu primera vez?.

Tan pronto se percata de mi alarmado comentario, Luna comienza a sonreír con bastante agrado e hilaridad; luego de lo cual, me responde con total relajación:

Luna: ¡No seas tonto, hermano!. ¡Claro que fue mi primera vez!.

- ¡¿E-Entonces?!. ¿Porqué dijiste eso?.

Luna: Lo que pasa es que a veces suceden cosas realmente únicas e inesperadas, que resultan bastante comprometedoras y difíciles de explicar; aunque en mi caso... ¡Todo tiene una muy buena explicación!.

- ¡¿E-En serio la tiene?!.

Luna: ¡Claro que la tiene!. Aunque... ¡No se si deba decirtela!.

Cargado de un brutal asombro y un incontrolable frenesí en cada una de mis extremidades, arrugué mi rostro en señal de súplica, y le dije con un tono cargado de angustia y ansiedad:

- ¡Anda Luna!. ¡Cuéntamelo ya!. No seas así... ¡No me dejes con la intriga!.

Al percatarse de mi gran afán por tratar de conocer mucho más sobre su valiosa intimidad, y tras comenzar a dudar durante unos breves segundos; finalmente cambia de semblante y me dice con desinterés:

Luna: ¡Mmm!. A decir verdad... ¡No me gusta hablar de mi vida privada!. Pero considerando que estoy acostada junto a mi hermano pequeño, completamente desnuda; y con gran parte de mi sensible y hermosa figura totalmente impregnada con su cálido y viscoso semen... ¡Creo que puedo hacer una excepción!.

Las sentidas y despreocupadas palabras de Luna no tardaron en llenarme de absoluto júbilo y alegría, ya que eran una clara e inequívoca señal, del inquebrantable vínculo de erotismo y confianza que se había comenzado a formar entre ambos.

De ese modo, y tras volver a comprobar el elevado grado de atención que mantenía en mi conmovido y apesadumbrado rostro, me dice con total apatía:

Luna: Pues... Si tanto te interesa... ¡Te lo diré!.

Tan pronto terminó de hablar, Luna procedió a acomodar su estilizada y tersa silueta sobre la cama; y demostrando un nuevo e inusitado entusiasmo en su rostro, empieza a decir:

Luna: ¡A ver!. ¡Mmm!. Todo comenzó hace un par de meses, en una pacífica y relajada tarde de jueves; en la que aprovechando que estaba sola en casa, decidí entrar a la habitación de Lori, para buscar un lindo cinturón de cuero que le había prestado hacía ya un largo rato, y que necesitaba con urgencia.

- ¡¿Es en serio?!. ¿Entraste a la habitación de Lori sin su permiso?!.

Luna: ¡Así es, Bro!. ¡Lo hice!. Y una vez adentro, comencé a escudriñar rápidamente entre todas sus cosas, con temor a que llegase en cualquier instante y desatase su nefasta ira sobre mi.

- ¡Wow, Luna!. ¡Si que eres valiente!.

Luna: ¡Gracias, Linc!. ¡Aunque no es para tanto!. El caso es que mientras buscaba con auténtica desesperación y afán, encontré muy bien escondido dentro de una de las gavetas de abajo, una pequeña bolsa de color rojo que llamó rápidamente mi atención... Y al abrirla, me topé con algo que jamás esperé hallar en ese lugar.

En ese preciso instante toda mi atención se enfocó directamente en el atrapante relato de Luna; por lo que abriendo bien los ojos, y demostrando una descomunal impaciencia, no tardé en preguntarle:

- ¡¿Que fue Luna... Que fue lo que hallase?!.

Llena de satisfacción y complacencia, y tras mirarme con intriga y ganas, me susurra con gran entusiasmo:

Luna: ¡Un vibrador!.

- ¡Aahh!... Un vibrador... ¡¿Espera... Qué?!.

Luna: ¡Tal y como lo oyes, pequeño hermano!. Y lo peor de todo es que entre más lo veía, más difícil se me hacía creer que esa cosa estuviese en mis manos. Y aunque se que nuestra hermana ya es toda una mujer, jamás pensé que usaría esa clase de ayudas para... ¡Hmm!. "calmar" sus necesidades.

- ¡¿En serio?!. ¡¿Lori?!.

Luna: En ese momento me sentía totalmente atraída e hipnotizada por tan rugoso y llamativo pedazo de goma; pero cuando quise devolverlo, comencé a escuchar un par de suaves ruidos provenientes del piso de abajo; por lo que casi sin pensarlo, salí disparada hacia mi alcoba para evitar ser vista.

- ¡¿Y que pasó... Y que pasó después?!.

Luna: Al encontrar refugio en mi habitación, lentamente comencé a calmarme; pero por desgracia mi tranquilidad llegó a su fin, luego de contemplar con angustia y pánico, lo que tenía entre mis manos.

- ¡No me dirás que...!.

Luna: ¡Así es!. Estaba tan aterrada que sin darme cuenta, salí corriendo del cuarto de Lori con el vibrador aún en mis manos... ¡Y para colmo de males!... Era ella quien acababa de llegar a la casa; por lo que no me quedó más remedio que rezar para que no notase mi más reciente intromisión.

- ¡Cielos Luna!. ¡No me hubiese gustado estar en tu lugar!.

Luna: Estaba tan tensa y asustada, que mi frágil corazón luchaba por no salirse de mi pecho; y es que tu muy bien sabes lo violenta e irracional que suele ser Lori cuando alguien entra a su habitación sin su consentimiento.

Las palabras de Luna tenían gran veracidad y fundamento, ya que desde siempre la única regla que había impuesto Lori en esta casa, era la de no entrar a sus dominios "bajo ningún motivo".

Luna: Ahora imagina que ese alguien tomase algo que sea tan preciado e íntimo para ella. ¡Sin lugar a dudas sería mi fin!.

- ¡Tienes toda la razón!. En ocasiones Lori puede ser algo...

Luna: ¡¿Desquiciada?!. ¡¿Loca?!.

- Iba a decir "Intimidante", pero las palabras que utilizaste suenan mucho mejor.

Luna: ¿En qué iba?. ¡Mmm!. ¡Ah, sí!. Con mi pequeño pecho aun revoloteando de nerviosismo, y mi electrificado cuerpo sacudiéndose con profunda intensidad, me dejé llevar por las continuas y vigorizantes sensaciones que estremecían tan copiosamente mis cosquilleantes y susceptibles entrañas; por lo que impulsada por la creciente tensión y curiosidad del momento, quise descubrir... ¡Aunque fuese por un breve instante!. Cual era el afamado encanto de esos aparatos.

¡¿Pero que rayos?!. Las singulares y realmente estimulantes palabras de Luna, no tardaron en provocarme una agobiante punzada en las bolas, que me tenía con el cuerpo acalambrado; y me impedía pensar con claridad.

Luna: Decidida, no tardé en acomodarme sobre la cama de Luan... Y una vez ahí, comencé a frotarme la gruesa punta del vibrador por la cara interna de mis temblorosos y aterciopelados muslos, de manera lenta y pausada; hasta comenzar a sentir un suave y excepcional ardor que envolvía mi vientre...

Estaba tan concentrado escuchando el lascivo relato de Luna, que ni siquiera me percaté del instante en el que mi adolorida y magullada polla, comenzó a ponerse dura.

Luna: Después de un rato cargado de estimulantes roces e intensas caricias, no me aguanté más las ganas y comencé a deslizar ese endurecido aparato por todo lo largo de mi humedecida y temblorosa rajita.

Asustado por la posible reacción que pudiese llegar a tener Luna al momento contemplar mi desafiante y erguido pene, me puse rápidamente de costado, para tratar de ocultar mi dolorosa erección.

Luna: Entre más me toqueteaba, mayores eran las terribles ganas que me impulsaban a llegar cada vez más lejos; fue así como de un momento al otro y de manera casi instintiva, corrí mi encharcado panty hacia un lado y empecé a introducirme esa enorme y vibrante punta de goma, con inmenso gusto y fogosidad.

Mientras hablaba, el pequeño pecho de Luna comenzó a sacudirse cada vez con más fuerza y entusiasmo, permitiéndome contemplar la tenaz forma en la que se bamboleaban sus diminutas y respingonas tetas. ¡Pero que gran espectáculo!.

Con los ojos puestos en su rostro, pero mi mente perdida entre sus tetas, continúe escuchando cada sílaba que pronunciaba.

Luna: Una vez que la fría punta de caucho tocó mis tersos y perceptivos labios, mis caderas cobraron vida propia, y me fue imposible detenerme. Sabía que estaba mal el utilizar el "juguete" de Lori para darme gusto; pero a esa alturas, eso era lo que menos me importaba.

Entre más hablaba, el tranquilo y estilizado rostro de Luna se fue tornando cada vez más rojo e intranquilo; demostrando con profunda exactitud, lo inquieta y perturbada que se sentía en su interior.

Luna: Poco a poco mi cuerpo se fue calentando más y más, y en lo único en lo que podía pensar era en esa atractiva y sensual chica rubia, con un rebelde mechón pintado en su fleco; cuya simple presencia no paraba de hacerme suspirar en clases.

- ¡¿Te refieres a Sam?!.

Luna: ¡Exactamente!. Y aunque en ese entonces no tenía nada con Sam, fue precisamente ella la causante de que rasgase mi himen de manera involuntaria.

- ¡¿Sam?!. ¡Y que tiene que ver ella en todo eso!.

Luna: Lo que pasa es que cuando estaba estimulandome con mayor descontrol y frenesí, recibí un mensaje suyo en el que me preguntaba si quería ir ese fin de semana al lago junto ella y los demás chicos; por lo que la simple idea de pasar el día juntas y con tan poca ropa hizo volar mi mente, y cuando quise darme cuenta, tenía medio vibrador introducido dentro del coño, y las piernas recubiertas con varios hilillos entremezclados de flujo y sangre.

¡Cielos!. Con mi hirviente y sobre estimulada polla palpitando sin cesar, y mi mente plagada de infinidad de interrogantes; no pude continuar manteniendo toda mi emoción, y rápidamente le pregunté:

- ¡¿Y... Y que pasó después?!.

Luna: Pues ya que tenía el vistoso juguetito de Lori tan dentro de mi, continúe dándome placer durante un par de minutos más; hasta que finalmente no pude continuar soportando las intempestivas ráfagas de electricidad que se acumulaban en mi vientre, y me corrí con incesante agonía y brutalidad.

Mientras Luna luchaba ferozmente por tratar de mantener la compostura y el control sobre su cuerpo, pude darme cuenta del modo tan reservado y cauteloso, con el que había comenzado a observar a mi pene de reojo.

¡Al parecer mi inquieta y vivaz polla no le había pasado para nada inadvertida!.

Levemente agitada y con la mirada un tanto perdida, Luna se lamió con sutileza sus labios, para luego proseguir con su emotivo y perspicaz relato.

Luna: Puede decirse que viví mi propio concierto privado entre las piernas... ¡Y se sintió genial!. Aunque a decir verdad... ¡No todas fueron cosas positivas!.

- ¡¿Porqué lo dices?!.

Luna: ¡Mmm!. Es que a pesar de lo bien que la pasé, y de lo mucho que disfruté de mi fenomenal corrida, desde ese día no he tenido más que pena y sufrimiento; ya que no he podido estar ni cerca, de volver a sentir algo parecido.

Ver los distintos gestos de angustia y frustración presentes en el apagado rostro de Luna, me hicieron valorar aún más, la reciente confianza que había depositado en mi.

Aunque las palabras que vinieron después, me dejaron totalmente frío y desubicado.

Luna: Es por eso que al escuchar tus mezquinas e insolentes palabras, y darme cuenta de las enormes ganas que me tenías, decidí aprovechar la oportunidad para tratar de saciar mis más oscuros e imprudentes deseos; y disfrutar de una buena polla, ¡Aunque fuese por una sola tarde!.

¡¿Pero que rayos?!. La impactante confesión de Luna me tomó completamente desprevenido; aunque luego de saberlo, pude comprender con mayor facilidad, el porqué había permitido que nuestra efímera relación llegase tan lejos.

En todo este tiempo no había dejado de contemplar a Luna como la sumisa víctima de mis más perversos caprichos; cuando en realidad, era ella quien había estado manipulandome para tratar de satisfacer sus más sombríos y retorcidos pensamientos.

Esta nueva e impactante revelación, más allá de deprimirme, sirvió para endurecer aún más a mi erguido y emocionado miembro.

¡Al parecer no era el único miembro de esta familia, que constantemente andaba pensando en sexo!.

Una vez que Luna terminó de contar su candente e incomparable historia, y tras comenzar a sonreír con una extraña expresión en su rostro, me dice entre susurros:

Luna: ¡Uff!. Recordar esa historia hizo que me mojara toditica... ¡Mira!.

Al terminar de pronunciar esas cortas y extasiantes palabras, Luna empieza a pasar uno de sus delicados dedos por todo lo largo de sus esbeltos y extremadamente perceptivos labios vaginales; para luego, y ante mi completa perplejidad, llevárselo a la boca con enorme lentitud. ¡Ughhhmm!.

Contemplar la pausada manera en la que mi ardiente y sollozante hermana mayor disfrutaba del sabor único de su humedecido y chapoteante coño, me hizo palpitar la polla con incomparable impaciencia y celeridad; hasta casi enloquecerme por tanto dolor.

Este hecho no pasó para nada desapercibido para Luna, ya que girando la cabeza hasta el lugar en donde me encontraba, y comenzar a sonreír con sobresaliente malicia y afán; me dice con suavidad:

Luna: ¡Mmm!. Al parecer no fui la única que se emocionó con lo que dije.

Al terminar de pronunciar esas sentidas y retumbantes palabras, Luna dirige su inquieta mano hacia mí erguida y oscilante polla; y tras lanzarme una mirada cargada de erotismo y complicidad, y rozar levemente la punta de mi polla con la yema de sus dedos, me dice sin titubear:

Luna: ¡Vamos, hermano!. La tarde aún no termina... ¡Y todavía tengo muchas ganas de seguir rockeando!.

Mucho más que animada, y con un nuevo semblante en su rostro, me toma fuertemente del brazo y me acerca como puede hacia el centro de la cama; y tan pronto estuve ahí, empieza a deslizar sus hábiles manos por todo mi pecho, hasta hacerme suspirar.

De un momento al otro, Luna acomoda sus largas y torneadas piernas sobre mi cintura, y lentamente deja caer su apetecibles caderas sobre las mías, hasta posar su humeante rajita sobre mi polla.

De esa manera y tras sujetar mi miembro con sublime anhelo y fortaleza, comienza a dirigirlo hacia la entrada de su encharcado sexo, para dar inicio a una eufórica sesión de placer.

Llena de ardor y de deseo, y con un nuevo y resplandeciente brillo en sus ojos, Luna comienza a jadear con absoluta efervescencia, cada vez que la punta de mi enrojecido falo rozaba brevemente sus dilatados labios.

Lentamente Luna comenzó a sacudir su inquietante figura con gran aflicción y desenfreno, cada vez que sentía el más leve contacto de nuestros jóvenes e inflamados sexos.

Y lo continuó haciendo hasta que finalmente su cuerpo no pudo más, y de un solo tirón se introdujo gran parte de mi hombría en lo más profundo de su coño; dejando escapar en el acto, un par de cortos y enloquecedores jadeos, que me hicieron delirar con alegría y entusiasmo.

Luna: ¡Mmm, Mmmh... Jaahh!. ¡Mmghhjh!.

Una vez que la sollozante punta de mi pene se deslizó hábilmente en medio de su aceitada y sutil hendidura, no pude continuar soportando la indudable presión emitida por su extraordinario sexo; por lo que posado ambas manos sobre sus firmes caderas, tiré con todas mis fuerzas hacia abajo, hasta lograr apoderarme por completo, de su receptivo interior.

Luego de evidenciar la briosa manera en la que me abrí paso dentro de su magullado coño, Luna me mira con bastante seriedad; casi al tiempo en que me dice sin demasiada convicción:

Luna: ¡Auu!. ¡Me la metiste toda de una!.

Sentir la grandiosa manera en la que el ajustado coño de Luna presionaba tan insistentemente todo mi estimulado pene, me hacía sentir mucho más vivo y electrificado que nunca. ¡Uff!.

Tan pronto nuestros sexos volvieron a acoplarse, Luna soltó un ligero y lascivo suspiro de relajación, que la animó completamente; y la incitó a comenzar a batir sus sensuales caderas, con extrema urgencia y soltura.

En ese preciso instante, la emotiva silueta de Luna poco a poco se fue batiendo sobre mi, cada vez con mayor fuerza y precisión; incrementando gradualmente sus profundos movimientos, hasta alcanzar un feroz ritmo que nos hacía estremecer.

Luna estaba disfrutando a cabalidad, de cada uno de sus sistemáticas y afanosas embestidas; hasta hacer desaparecer una y otra vez, de manera veloz y reiterada, a mi adolorida y cada vez más cosquilleante polla en su interior.

Emocionada por la lasciva y violenta forma en la que su humedecido coño engullía cada vez más rápido mi adolorida verga, Luna cerró brevemente sus centelleantes ojos; y tras jadear con mayor ahínco y ganas, me dice con auténtico arrebato:

Luna: ¡Ahhh, Aahh... Si, Siiií!. Esto se siente mucho más intenso que toquetearse con el vibrador de Lori. ¡Aaghhhm!.

Jamás había visto a Luna tan acelerada y enloquecida, y entre más pasaban los segundos, mayor era la velocidad con la que batía sus agitadas caderas sobre mi polla.

Al estar sometido a sus ansiosos movimientos, no tuve más alternativa que cerrar abruptamente los ojos, para tratar de concentrarme, y evitar que las impetuosas sacudidas de Luna, acabasen conmigo antes de tiempo.

¡Las cosas no pintaban para nada bien!.

Y es que entre más pasaban los segundos, mayor era la velocidad y determinación que Luna le imponía, a cada uno de sus constantes y profundos movimientos.

Luna: ¡Woo - Hoo!. ¡Esto si que Rockea, hermano!. Siento como si mi vagina estuviese a punto de derretirse.

Mientras Luna continuaba exprimiendo mi adolorida polla en cada una de sus tenaces ajetreos, llevé mis manos hasta su pequeño y suave trasero, y comencé a estrujarselo con total devoción y agrado, hasta hacerla abrir los ojos.

Luna meneaba sus prominentes caderas con tanta sensualidad y rabia, que me resultaba realmente difícil el mantener la concentración necesaria para no correrme.

Luna: ¡Ohh, Sí!. ¡Ohh Siiií!. ¡Mi vientre está ardiendo por dentro!. ¡Ohhh, Oooghhhhh!.

Luna continuaba danzando sobre mi polla, batiendo sus electrificadas caderas con tanta soltura y vértigo, que bastaron un par de continuos y acompasados movimientos suyos, para que mi cuerpo comenzase a palpitar con total desesperación.

La muy infeliz zarandeaba sus caderas de vez en cuando con increíble lentitud y suavidad, casi como si estuviese bailando la más compleja y entregada danza árabe sobre mi polla; para luego ir aumentando el eufórico compás de sus atrevidos movimientos, hasta hacerme sentir el inigualable calor que emanaba de su ajustado y estrecho vientre.

Luna estaba destrozando mi escasa resistencia con increíble gusto y facilidad, por lo que tan solo era cuestión de tiempo para que mi agitado y desesperado cuerpo, volviese a claudicar ante sus salvajes contorneos de cadera.

- ¡Luna, L-Luna!. ¡M-Mas despacio, más despacio!. Estoy a punto de correrme.

Al ver la forma en la que mi sudado y abatido cuerpo se sacudía sin césar, Luna comenzó a disminuir momentáneamente sus inmisericordes contorneos de pelvis; y tras lanzarme una fugaz sonrisa de lo más maliciosa, me dice con fortaleza:

Luna: ¡Aguanta, Lincoln... Aguanta!. O es que acaso... ¡¿No era esto lo que tanto querías?!.

Era evidente lo mucho que estaba disfrutando Luna al exprimir continuamente mi extenuada polla, por lo que luego de sentirme acorralado, atraje su transpirando cuerpo hacia mi; y sin darle oportunidad de escapar, aprisioné uno de sus puntiagudos y rebeldes pezones con mis dientes, para ver si de esa manera, lograba aminorar sus terribles sacudidas.

Tan pronto sintió la manera en la que oprimía el reducido y pecoso montículo que tenía por busto, no tardó en comenzar a chillar con euforia y ahínco.

Luna: ¡Ay, Ay... Ahhh!. ¡Mmmm!. ¡Aahjmn, Aaaghjkmm... Gghjknhhmm!.

Luego de comprobar la extasiante forma en la que la mantenía totalmente inmóvil por sus erguidas y afiladas tetas, Luna me sonríe con algo de impertinencia y altanería, y comienza a intensificar los bamboleos de su chorrreante entrepierna.

La imponente fuerza y brusquedad que infringia Luna en cada una de sus fervientes sacudidas, no tardó en generarme un agónico malestar en el cuerpo, que me hacía retorcer con aflicción y notoriedad.

- ¡Luna, Luuu... Naaaa!. ¡Oohgg, Ooghhjh... Nghhh!. ¡Ngghjhhmn!.

En ese punto no sabía si sus enérgicos movimientos se debian al brutal grado de excitación que envolvía su agitado cuerpo; o sí por el contrario, lo hacía a manera de represalia, por haberla inducido hasta tan inesperada situación.

Después de un par de briosas y empecinadas sacudidas, no pude continuar oponiéndome a los lascivos momentos de Luna; y comencé a jadear y a retorcerme cada vez más, bajo el marcado compás de sus caderas.

- ¡Ay, Luna... Ay, Luna!. ¡Oohhh, Ooogghjhh!. ¡Mmphh!. ¡Njghmphhjh!. ¡Luna... Luna!. Oohhh, Oojghhh!. ¡Ngghjhhmn!. ¡Hgjkmhhfpjhm!.

Al ver como la enorme tensión en mi cuerpo seguía en aumento, Luna hizo algo que me apartó momentáneamente de mi trance, y me devolvió a la realidad de un solo tirón.

Fue así que sin previo aviso, acercó su maravillosa figura hacia la mía, y ante mi completa sorpresa y profundo desconcierto, me dio un corto pero efusivo beso en los labios, que me hizo estremecer hasta los huesos; y me volvió a sumergir la cabeza en un interminable mar de confusión.

Con el corazón acelerado, y el cuerpo extasiado, no demoré en reverberar las únicas palabras que se repetían una y otra vez en mi mente.

- ¡Lu-Luna!. ¡Me besaste!.

Luego de escuchar mis asombradas palabras, Luna me mira con total indiferencia, casi al tiempo en que responde:

Luna: ¡Tenía que hacer algo, hermano!. ¡Estabas haciendo demasiados ruidos raros!.

En ese impactante momento, y por más que lo intentase, no podía dejar de pensar en el repentino beso que me acababa de regalar mi sorprendente hermana; ya que a pesar de lo bien que hasta ese instante creía conocerla, me estaba demostrando con absoluta facilidad, lo terriblemente equivocado que estaba al respecto.

De esa manera, y al ver lo confundido que aún me encontraba, Luna aminora esporádicamente sus serpenteantes movimientos de cintura; y me susurra con calma y delicadeza:

Luna: ¿Que te ocurre, Bro?. ¡¿Acaso te molestó el que lo hubiese hecho?!. .

Contrariado y sin saber que hacer, le dije con auténtica angustia y rapidez:

- ¡N-No, no... No es eso!. Es solo que pensé que no querías besarme.

Luna: Para serte sincera... ¡No tenía pensado hacerlo!. Pero a estas alturas, y después de todo lo que hemos hecho... ¡Un simple beso no creo que haga mucha diferencia!.

Las palabras de Luna aunque me descolocaron completamente, me brindaron el impulso que necesitaba para proseguir con mi aventura.

De esa manera, y tras repasar una vez más lo sucedido segundos antes, tomé a Luna por su delicada cabeza, y antes de que me pudiese decir algo, le planté un audaz y placentero beso en los labios, que me hizo hervir la sangre de manera automática.

Una vez que nuestros ansiosos y espectantes labios se volvieron a unir con impaciencia y deseo, una nueva ráfaga de sensaciones comenzó a esparcirse por lo más profundo de nuestras conmovidas y exultantes siluetas.

Lo único que anhelabamos en ese instante, era el tratar de unir nuestros cuerpos y corazones con interminable pasión y arrebato, hasta lograr fundirnos en un solo ser.

A medida que nos continuabamos besando, todo a nuestro alrededor pasó a un segundo plano, dándonos la extraña sensación de que lo único que existía en el mundo, era la humedecida boca del otro.

En ese vibrante momento, no solo Luna recibió mis apasionados besos con inmenso agrado y deseo, sino que de un instante al otro volvió a retomar los vigorizantes meneos de su apretada cintura; hasta casi dejar a mi acongojada polla a punto de derretirse. ¡Ooghhh!.

Después de un par de extensos minutos, en los que nos mantuvimos luchando ferozmente por tratar de apaciguar las estremecedoras descargas de sensaciones que bombardeaban segundo a segundo nuestros agudos y conmovidos cuerpos, Luna levanta la cabeza con desbordante ansiedad; y tras mirarme con ternura y emotividad, empieza a decir:

Luna: ¡Anda, hermano!. En donde está tu energía. ¡Vamos a Rockear intensamente hasta el final!.

Tan pronto terminó de balbucear tan enérgicas e impactantes palabras, Luna volvió a batir todo su cuerpo con ferocidad y locura; hasta hacer desaparecer una y otra vez y como por arte de magia, a mi oscilante y venosa polla, justo en medio de sus alargadas piernas.

¡Ya no habían razones para aparentar nada!.

En ese instante, en lo único en lo que pensábamos era en poder frotar nuestros eufóricos y acalorados sexos, de manera abierta y desenfrenada; hasta haber logrado saciar completamente, toda la lujuria y el interminable deseo que se albergaba en lo más profundo de nuestras oscuras y corrompidas almas.

De esa manera, y tras dejar más que claros los diversos sentimientos que nos carcomían por dentro, comenzamos a intensificar los profundos movimientos de nuestras chispeantes partes, hasta casi quedar sin aliento.

- ¡Oh, Luna... L-Luna!. ¡Mmm, Mmmh!.

Luna: ¡Ay, Bro!. ¡Ay, Bro!. Me arde, me arde el coño; pero aun así... ¡No puedo detenerme!.

Lentamente comenzamos a acercarnos cada vez más, al devastador abismo de la demencia; que nos obligaba a sacudir nuestros desesperados y humedecidos sexos, como si no hubiese un mañana.

- ¡Luna, L-Luna!. ¡Oohhh, Ooghh!. ¡Mphhhh!.

Luna: ¡Así, así!. ¡Dame duro... Dame duro!. ¡Ahh, Ahhhh... Aaghjhhhh!.

Fue así que empleando los últimos restos de mi energía, me enfoqué única y exclusivamente en tratar de satisfacer el fabuloso cuerpo de Luna, durante el mayor tiempo posible.

De ese modo, continuamos intercambiando infinidad de gritos y suspiros con una velocidad única e inimaginable; hasta que finalmente mis fuerzas me abandonaron, y comencé a sucumbir ante el inmenso placer que blandía mi cuerpo.

- ¡Luna, Lu-Luna!. ¡No aguanto... No aguanto más!. ¡Me corro... M-Me corrrrooo!.

Luego de escuchar mi alarmante aviso, Luna continuó zarandeado sus tensionadas caderas con fervor y ahínco; y en lugar de detenerse, comenzó a intensificar el paso, hasta casi prenderse fuego en la entrepierna.

Los movimientos de Luna eran tan veloces y sistemáticos, que en lugar de darme placer, habían comenzado a brindarme un extraño y lacerante ardor, por todo lo largo de mi polla.

- ¡No puedo... No puedo maaáss!.

Fue así que al llegar al límite de mi resistencia, y lograr comprobar la increíble manera en la que Luna continuaba zarandeando su asfixiante cintura con angustiantes movimientos cargados de velocidad y vértigo; estallé en lo más profundo de mi jadeante y sensual hermana, liberándo con absoluta demencia y desesperación, diversos chorros de mi más grumosa y concentrada lefa.

- ¡Luna, Luuunaaa!. ¡Aahhjghhh, Aaghjkfmkhm!. ¡Mmghjhfkhm!. ¡Aaaghjfhhjmm!.

Tan pronto comencé a correrme, los labios de Luna comenzaron a achicarse, exprimiendo de manera despiadada, toda la leche que brotaba de mi interior.

En ese momento Luna permanecía dando brincos sobre mi polla, y ni el hecho de que estuviese magullada y encogiendose en medio de sus piernas, fue impedimento para aminorar su paso.

De esa forma, pude contemplar el tenaz modo en el que Luna permanecía con los ojos cerrados y el cuerpo tembloroso; mientras continuaba dando desesperados saltos sobre mi apagada polla.

Después de un corto pero doloroso rato, finalmente pude ver la manera en la que Luna comenzó a sucumbir ante las formidables sensaciones que impactaban contra su desencajada figura; hasta explotar en un delirante y colosal orgasmo, que la hizo aullar sin demasiada entonación.

Luna: ¡Ahhh, Aahhh, Aahhh!. ¡Mmm, Mphhh!. ¡Aahhh, Aaghhh... Mphhjh, Aaaaghjhhh!. ¡Aaagghjghhnm!. ¡Aaghaahhjhmm!.

Fue así que con la mirada confundida, y sus afiladas uñas enterradas en mi pecho, Luna continuó revolviendo su estresada silueta, en su afán por aplacar las intempestivas descargas que estremecían todo su ser.

Me resultaba realmente única y extraña la singular mezcla de sensaciones que hasta ese momento, me estaba haciendo vivir. ¡Hmmm!.

Poco a poco los brutales embates de Luna fueron perdiendo su fuerza, obligándola a disminuir el eufórico ritmo de sus atrevidas embestidas.

Al cabo de un rato, y al darse cuenta de la vibrante manera con la que me había corrido en su interior, Luna abre los ojos con alarma e impaciencia, y me dice con emotividad:

Luna: Siento... ¡Mhhh!. Siento tu leche recorriendo en todo mi útero. ¡Uughhhh!.

Luego de mencionar tan sinceras palabras, el enrojecido cuerpo de Luna fue víctima de una serie de brutales y demoledores espasmos; que rápidamente la hicieron desplomarse sobre mi pecho, y enterrar su agitado rostro junto a mi cuello.

¡Ese fue el fin de la travesía para mi ardiente hermana!.

En ese instante lo único que se escuchaba en la alcoba, eran los ahogados y desoladores gemidos de Luna, mientras trataba de recobrar insistentemente el aliento.

Luna: ¡Ahhh, Ahhh... Aaghh! ¡Mmmh!. ¡Aghhhm!.

El agotado cuerpo de Luna yacía desparramado sobre mi pecho, impidiéndome en ocasiones, el poder respirar con normalidad. Pero a pesar de ello... ¡Me sentía el tipo más feliz y afortunado del mundo!.

Desde mi singular posición pude escuchar con extrema facilidad, la conmovedora manera en la que mi extenuada y frágil hermana, me susurraba suavemente al oído:

Luna: Que bien... ¡Mmm, Mphhh!. ¡Que bien se siente, Bro!. ¡Ahhh, Aaghhh... Mmmgh!.

Al cabo de un rato, no pudimos continuar soportando el demoledor cansancio que envolvía nuestros jadeantes y entumecidos cuerpos, y caímos agotados en ambos lados de la cama; con la mirada fija y totalmente perdida en los ojos del otro.

Luego de un corto pero revitalizante instante, logré apreciar la apabullante forma en la que Luna, había comenzado a apartarse lentamente de mí lado, para comenzar a recoger las diversas prendas de su ropa.

En ese breve lapso de tiempo, me sentía sumamente feliz y maravillado, al ver la resplandeciente silueta desnuda que se alzaba frente a mí, con absoluta calma y decisión.

A pesar de haber estado juntos minutos antes, no salía de mi completo asombro, por lo dulce y delicada que en ese instante se veía. ¡Uff!.

Mientras Luna continuaba recogiendo su ropa con enorme serenidad, comencé a grabar cada uno de sus sutiles y pausados movimientos con la mirada; y lo continúe haciendo, hasta comenzar a sentir como algo me incomodaba en la espalda.

Fue así que al girar mi cuerpo con notable expectación, logré encontrar la pequeña y humedecida pantaleta que instantes atrás, se había quitado Luna para poder estar más cómoda.

Al ver tan reducido pedazo de tela, mi polla no tardó en sacudirse de nostalgia y emoción; ya que era un claro recordatorio, de lo bien que lo habíamos pasado juntos.

Una vez que Luna terminó de alzar las diversas prendas visibles que yacían por toda la habitación, le expresé con sutileza:

- Lu-Luna, espera... ¡Olvidaste tu ropa interior!.

Al escuchar mis llamativas y acortadas palabras, Luna gira su pequeña cabecita hacia mí dirección; y sonriéndome de manera insinuante y sugestiva, me dice con increíble suavidad:

Luna: ¡Conservalas!. ¡Son todas tuyas!.

Luego de decir tan eclipsantes palabras, Luna se acerca hasta el borde de la cama y me da un dulce beso en la frente, que me hizo palpitar de alegría; tras lo cual, empezó a dirigir su impactante silueta desnuda hacia la puerta.

De ese modo, y tras comprobar por una pequeña rendija, la alucinante forma en la que el pasillo continuaba siendo consumido por la interminable penumbra de la noche, Luna abandona lentamente la habitación; dejándome con el cuerpo paralizado y la mente en blanco.

Había pasado una tarde de lo más única e irrepetible, en compañía de mi intrépida y efusiva hermana mayor.

Y aunque Luna había sido sumamente clara y directa a la hora de recalcar que nuestro vivaz encuentro no se volvería a repetir; algo muy dentro de mi me decía con infinita seguridad y certeza, que nuestra historia... ¡Aún estaba lejos de terminar!.