Era una tranquila mañana de fin de semana, en la que me encontraba descansando a gusto sobre la comodidad de mi cama; sin la más mínima intención de querer levantarme.
Y es que el vivir con 10 hermanas, aunque tiene sus momentos gratificantes; también resulta sumamente agotador. Es por ello que mi único objetivo para tan pacífica jornada, era el de permanecer recostado sin ninguna clase de reparos; tratando de recuperar el aliento perdido.
Lo único que se respiraba en mi resplandeciente habitación era paz y tranquilidad. Hasta que como a eso de las 11 de la mañana aparece Lisa completamente exaltada, mientras pronunciaba una interminable serie de fugaces frases sin sentido, que acabaron inmediatamente con mi prolongada placidez.
Al ver la manera tan repentina con la que ingresaba a mi cuarto, posé mi cuerpo junto al borde de la cama; y tras comenzar a observarla con autentica fijación, le expresé enérgicamente:
—Pero que rayos te pasa, Lisa. ¡¿No ves que estoy tratando de descansar?!
—Hermano mayor... ¡Lo he conseguido! He descifrado la bidimensionalidad presente en la paradoja espacial, que hace fluctuar con intermitenshia el vórtice cuántico de la teoría de cuerdas. —decía velozmente tan irrepetibles palabras, casi al tiempo en que batía sus recortados brazos de un lado para el otro.
—Espera... ¿Qué? —respondí con innegable sorpresa.
No sabía de qué rayos estaba hablando Lisa, pero al ver la extraña expresión que mantenía en su agitado rostro; sabía que era importante para ella. Fue así como mirándola con un poco más tranquilidad, le pregunté calmadamente:
—¡Lisa, Lisa! Deja ya de pronunciar tantas frases sin sentido, y dime de una buena vez que es lo que te sucede.
—¡Es muy sencillo en realidad! Descubrí que podemos utilizar la teleportación cuántica a travésh de portales teóricos tetra dimensionales, para lograr acceder hacia realidades alternas; y necesito que me ayudesh a comprobar la validez de mi cuantioso descubrimiento, antes de hacerlo público en el mundo científico.
—Pe-Pero... ¡¿De qué rayos me estás hablando?!
A pesar de su elevada inteligencia, Lisa no era capaz de mantenerse en la realidad, cada vez que comenzaba a hablar de ciencias. Y en esta ocasión, no era para nada diferente.
–¡Verásh! —expresó con indescriptible lentitud—. He encontrado la manera de lograr viajar hacia otras realidades, y requiero de tu completa cooperación; para poder poner a prueba tan espléndido deshcubrimiento.
—Espera... ¿Qué?
—Aghh... ¡Por el amor de Pitágoras! ¿Es que acaso aun no logras comprender lo que te estoy diciendo?
—N-no, no... ¡No es eso! Es solo que me cuesta creer que estés hablando de viajes en el tiempo.
—En el tiempo no... ¡Entre realidades! Estoy hablando de viajar a dimenshiones paralelas.
—Pe-pero Lisa... ¡¿Como es eso posible?
Mientras continuaba sin salir de mi asombro, Lisa saca de su bolsillo una extraña especie de reloj de pulsera con botones luminosos; y me lo enseña lentamente.
—Explicarte su mecanismo interno sería una completa pérdida de tiempo, por lo que no lo pienso hacer eso. Pero lo que si te puedo enseñar, es la manera correcta de hacerlo funcionar.
No sé qué rayos estaría tramando Lisa, ni lo que hacía ese extraño aparato que tenía en la mano; pero lo que sí tenía más que claro, era que mi calmado día de relajación... Había llegado a su triste final. ¡Rayos!
—Verásh... Para crear una fractura cuántica interdimensional, lo único que debesh hacer es colocarte el mecanismo de localización en tu muñeca, y dar inicio al transpondedor geo eshpacial unificado; para que se active el vórtice de desplazamiento universal. ¡¿Te quedó claro?!
Como era de esperarse, no logré descifrar ni una sola palabra de las cosas que me decía; por lo que al verme tan afligido y ampliamente meditabundo, me replica con gran velocidad:
—Por tu mirada de confushión grado Leni, eshtoy completamente segura de que no entendiste ni una sola de mis palabras. ¿O no esh así?
Al menos con los años, Lisa había aprendido a comprender nuestros prolongados gestos de confusión, cada vez que nos intentaba hablar de ciencia.
—¡Mmm! Para resumir, deberásh ponerte el reloj en tu muñeca, y oprimir el botón rojo para abrir un portal hacia otra dimenshión. Y en el instante en el que lo hagas, deberás cruzarlo con prolongada rapidez; antes de que se quede sin energía.
—Ahh... ¡Eso sí que es mucho más fácil de entender! Espera... ¿Qué?
—No tienes nada que temer, mi asustadizo hermano mayor. He calibrado minuciosamente el mecanishmo interno del transpondedor geoespacial, para evitar llegar a tener... ¡Hmm! complicaciones inesperadas.
–¡¿Como que complicaciones inesperadas?! ¿Acaso estaré en alguna especie de riesgo? Vamos, Lisa… ¡Responde!
—En realidad no esh nada de lo que debas preocuparte.
—¡No me mientas, Lisa! Se que me estás ocultándome algo.
—¡Está bien! Quizás pueda haber algún tipo de desintegración molecular parcial, o pérdida del folículo capilar por parte de la victim... Digo, del voluntario; Pero eshtoy un 99.7% segura, de que todo va a salir de acuerdo a lo planificado.
—¡¿Acaso estás demente?! Como se te ocurre que me voy a arriesgar a morir desintegrado, a quedar calvo, u a algo mucho peor; tan solo para que puedas comprobar si tu ridículo invento en verdad funciona. Olvídalo Lisa... No cuentes conmigo.
—¡Hermano mayor! He invertido tiempo, y una incontable cantidad de esfuerzo físico en la construcción de tan preciado aparato; como para dejarlo de lado sin hacerlo funcionar.
Lisa se veía cada vez más roja y ofuscada, y no estaba dispuesta a aceptar un "No" como respuesta. Por lo que cegado por el asfixiante nerviosismo que recorría por mi ser, traté de calmarla diciéndole suavemente:
—¡No lo sé Lis! Se que eres brillante... Pero si algo sale mal, el perjudicado voy a ser yo. ¡Hmm! Además... Ni siquiera se para que rayos hiciste esta cosa.
—Debes dejar de pensar tanto en las posibles complicaciones, y comenzar a confiar más en mí. Además, si todo sale según lo planeado, no solo podrás entrar a un sinfín de dimenshiones inimaginables; sino que serás toda una estrella en el competitivo mundo de la ciencia.
—Para ti es muy fácil decirlo. —gesticulé con ligera indignación—. Tú no eres quien corre peligro de quedar atrapada en un mundo desconocido. Así que como yo veo las cosas... ¡Tengo mucho que perder!
—¡Piénsalo bien, Lincoln! Si haces lo que te digo, serás todo un héroe como siempre lo has soñado. Y para lograr conseguirlo lo único que tienesh que hacer, es presionar ese simple botoncito rojo.
—¡Hmm! No lo sé, Lisa. Suena tentador, pero...
Al ver mi prolongado gesto de indecisión, Lisa extiende su pequeña mano hacia mí pecho, y me da un suave empujón hacia atrás, hasta dejarme tendido sobre el borde de la cama; y una vez ahí, acerca sus inexpresivos ojos a los míos, y me dice con completa indiferencia:
—Ciertamente había preshupuestado esta clase de reacción por tu parte. Es por ello que aún cuento con un último incentivo un poco más "entrañable", que estoy segura de que te será difícil de ignorar.
Al terminar de pronunciar tan singulares palabras, Lisa comienza a levantarse su pequeña camiseta, hasta lograr dejarla expuesta a la altura de su ombligo. Luego, ubica su mano derecha sobre su ensanchado pantalón, y comienza a tirar de el junto con su ropa interior; hasta lograr dejar su lampiño sexo, completamente desprotegido.
¡No podía creer lo que estaba pasando! Lisa me estaba mostrando su zona íntima más preciada, con tal de que la ayudase con su extraño experimento.
¡Maldita Lisa! Eso sí que era saber jugar sucio.
Una vez que logró darse cuenta de la manera tan lasciva con la que mantenía mis aturdidos ojos en su intimidad, dirige su mirada fría sobre la mía; y me dice con bastante ironía:
—¡Mmm! Veo que he captado toda tu atenshión.
Todo parecía indicar que, a pesar de su corta edad, Lisa había logrado comprender de manera ampliamente significativa, las enormes ventajas que tenía como chica.
De ese modo, y tras haberse dado cuenta de la manera tan desesperada con la que divisaba su abultada entrepierna; me expresa con gran seguridad:
—Si me ayudash a probar mi invento, dejaré que uses mi cuerpo para lograr saciar todash las ansias reproductivas, que recorren por tus venas. Las cuales, según entiendo... Son bastante elevadas a tu edad. Qué me dices Lincoln... ¡¿Estás de acuerdo con mi oferta?!
Jamás esperé esa clase de estrategias por parte de Lisa. Y si antes estaba entumecido, su propuesta me dejó completamente petrificado.
Fue así que cargado de un inexplicable ardor en gran parte de mi ser, y con la base de mis bolas cada vez más efervescentes; le respondí casi balbuceando:
—Li-Lisa... Eh, Hmm. Ya que este experimento significa tanto para ti... ¡Mmm! ¡Creo que haría mal en negarme!
—¡Claaarrooo! —exclamó Lisa con elevada reticencia.
Una vez que estuve más calmado, me comencé a vestir con bastante lentitud; mientras veía la manera en la que mi agitada hermana pequeña, se iba a su cuarto a buscar algunas cosas que le hacían falta.
Tan pronto estuve listo, me puse de pie en frente de mi cama. Y tras comenzar a respirar con bastante agitación, me coloqué el inusual dispositivo en el extremo de mi muñeca izquierda; a la espera de ponerlo a funcionar.
En ese instante me sentía tan ampliamente apabullado, que era capaz de sentir las numerosas gotas de sudor que descendían por mí frente. Pero a pesar de mi prolongado espanto... ¡Ya era muy tarde para arrepentimientos!
La alcoba permanecía sumergida en un aparatoso silencio de lo más sombrío y perturbador, que me mantenía con los latidos cada vez más acelerados. Hasta que después de un par de tormentosos minutos, logré ver la manera en la que Lisa volvía a ingresar nuevamente a la habitación; pero esta vez, venía utilizando un gigantesco traje amarillo anti radiación, como el que se solía usar en las películas de monstruos.
¡Esa maldita! Sabía que no me había dicho toda la verdad acerca de las posibles complicaciones.
Completamente acorralado, y ya sin mayores cosas por hacer, entrecerré los ojos con bastante ligereza. Y tras apuntar mi mano izquierda hacia la entrada de mi fría recamara, presione el botón rojo con increíble suavidad; hasta lograr escuchar un espeluznante zumbido de lo más entrecortado, que me hizo tiritar con innegable nerviosismo.
Justo después de presionar el mecanismo de encendido, logré percibir como una inmensa ráfaga de energía recorría abiertamente por gran parte de mi tembloroso cuerpo; hasta lograr formar un escalofriante vórtice ovalado, a un par de pasos de mi lado. ¡Rayos!
—¡Eureka, eureka! —vitoreó enérgicamente Lisa, al momento de contemplar tan resplandeciente abertura.
Al ver tan impresionante destello de luz, mi corazón entero comenzó a latir con gran entereza; impidiéndome respirar con ligera normalidad.
—¡¿Vesh como no había nada que temer?! —afirmó mi animada hermana pequeña— La primera parte del experimento ha sido todo un éxito. Así que lo único que queda, es tratar de descubrir qué hay del otro lado.
Luego de escuchar sus mezquinas palabras, mi cuerpo entero se entumeció de manera inmediata; por lo que cargado de un abismal nerviosismo, le dije con gran velocidad:
—Lo, lo siento, Lis. ¡Creo que no lo haré! No estoy tan loco como para entrar en esa cosa.
Luego de apreciar mi efusiva respuesta, Lisa se me acerca con bastante lentitud; y tras apoyar su pequeña mano sobre mi oscilante retaguardia, me dice con total entereza:
—¡Deja ya de preocuparte tanto! Con el dishpositivo que tienes en tu muñeca estarás completamente seguro, y no tendrás probabilidad alguna de perderte en tan aparatoso multiverso… Siempre y cuando regreses antes de las próximas 24 horas.
—Espera... ¿Qué?
Al terminar de decir tan perturbadoras palabras, Lisa me lanza un fuerte manotazo en la parte baja de mi espalda que me toma completamente desprevenido; y que me manda sin ninguna clase de reparos, hacia el interior de dicho portal. ¡Rayos!
Al momento de atravesar tan centelleante destello de luces, logre sentir como una abrumadora energía estática contenida, comenzó a erizar cada uno de los recortados vellos de mi afligido cuerpo.
Una vez del otro lado, el portal se cerró de manera ampliamente sorpresiva; dejándome cargado de infinidad de interrogantes, y con la vista puesta en mi inusual alrededor.
Para mi sorpresa, el extraño vórtice me había catapultado hacia el interior de lo que parecía ser la habitación de Lisa; haciéndome pensar con gran velocidad, si todo esto no era más que una extraña broma por parte suya.
Plagado de una prolongada ansiedad, comencé a observar cada una de las distintas paredes que tenía a mi alrededor; logrando darme cuenta con total agonía, de lo realmente cambiadas que lucían las cosas.
Y es que en lugar de toparme con numerosas enciclopedias, y coloridos tubos de ensayo, el lugar estaba plagado de una colosal cantidad de espeluznantes posters escalofriantes; y de un sinfín de diminutos juguetes… Un tanto retorcidos.
¿Realmente había cruzado hacia otra dimensión? Y de ser así... ¿En dónde rayos me encontraba?
Poco a poco el miedo comenzó a apoderarse nuevamente de mi delgada existencia, por lo que rápidamente dirigí la mirada hacia el temporizador del reloj; el cual se desplazaba bajo una misteriosa cuenta regresiva, anunciando que me quedaban alrededor de 23 horas y 59 minutos para regresar a casa.
Con la cabeza aun dándome vueltas, abrí la puerta de la habitación con sorprendente lentitud. y al momento de hacerlo, logré notar con gran claridad, como la casa permanecía zambullida en un sosiego ensordecedor.
Una vez que estuve en el pasillo, me dejé llevar por mi elevada curiosidad; por lo que decidí investigar con extremo cuidado, para tratar de descubrir a donde demonios había llegado.
Con el cuerpo aun tembloroso, me dirigí rápidamente hacia mí propia habitación, para lograr verificar de una vez por todas, que era lo que estaba pasando.
Al momento de ingresar, conseguí notar con gran admiración, la manera en la que la cama y demás cosas dentro de tan reducido recinto, estaban cubiertas con una fina capa de aclarado polvo; que les daba una ligera sensación como de estar abandonadas. ¡¿Pero que rayos?!
Completamente intrigado, comencé a escarbar en cada una de las llamativas cosas que tenía frente a mis ojos; logrando apreciar con gran incredulidad, como gran parte de la reducida ropa que permanecía apilada dentro de los pequeños estantes, era de color Vinotinto.
Sin lugar a dudas... ¡Tenía que estar en otra dimensión!
Luego de confirmar tan terrible verdad, el único pensamiento que cruzaba una y otra vez por mi alterada cabeza, eran el de sí al finalizar tan fortuita travesía, lograría regresar a salvo a mi querido hogar.
De un instante al otro, comencé a percibir una inusual serie de entrecortados sonidos provenientes del piso de abajo; los cuales agudizaron de manera casi inmediata, cada uno de mis apabullados sentidos de percepción. ¡¿Será acaso que los misteriosos integrantes de esta familia habían vuelto a casa?!
Con el cuerpo mucho más que electrificado, me dispuse a vislumbrar en cada una de las posibles consecuencias a las que de seguro me vería sometido, de llegar a ser descubierto en un hogar diferente al mío.
Sabía que no podía arriesgarme a ser atrapado, ya que correría el riesgo de ser atacado, o de algo mucho peor. De esa forma, recordé las incontables veces en las que Lucy se escabullía del resto de la familia en los oscurecidos ductos de la ventilación; por lo que siguiendo su turbio ejemplo, me deslicé lentamente en su aterrador interior, para poder estar a salvo de forma pasajera.
Ya un poco más calmado, comience a deslizarme poco a poco por el enmugrecido ducto que tenía por delante, para ver con que otras sorpresas me llegaría a topar.
Al llegar al cuarto de las gemelas, la mayoría de las cosas lucían prácticamente iguales a como las recordaba; sin embargo, habían ciertos detalles, que me hacían dudar acerca del lugar en donde me encontraba.
De un momento a otro, un extraño nudo se me comenzó a generar en la parte media de mi irritada garganta; una vez que logré percibir, como varias personas empezaron a subir apresuradamente por las escaleras. ¡Rayos!
Luego de un par de segundos de mucha incertidumbre, conseguí notar como entraban a tan colorida morada, las impactantes siluetas de Lana y Lola. Pe-pero... ¡¿Realmente eran ellas?!
En esta rara dimensión, las gemelas eran completamente idénticas a como las visualizaba en mi cabeza; aunque por más que las observaba, no dejaban de percibir algo extraño en ellas.
Fue en ese preciso instante cuando una de ellas llamó a la otra por su nombre, logrando disipar cada una de mis nacientes dudas.
Para mi sorpresa, Lana estaba vestida con un suntuoso vestido largo, decorado con un sinfín de reducidas lentejuelas de color azul oscuro, que se aferraba completamente a su aclarada figura esbelta; hasta hacerla lucir mucho más que elegante. Por otro lado estaba Lola, quien traía puesto un ensanchado overol color rosa, acompañado con una gorra de lo más gastada y sucia; que ni en mis sueños más depresivos pensé que sería capaz de utilizar.
Luego de presenciar como sus marcadas personalidades permanecían completamente invertidas, no pude evitar preguntarme, que tan diferentes lucirían el resto de sus hermanas.
Fue así como con mucha prudencia, y evitando hacer cualquier clase de ruido que me dejase en evidencia; emprendí sigilosamente mi camino, hasta lograr llegar a la siguiente habitación. La alcoba de Lynn y Lucy.
A medida que me acercaba a mi siguiente destino, comencé a escuchar un par de débiles voces provenientes de la habitación de al lado; que me indicaban con total claridad, que debía de estar listo para cualquier sobresalto.
Al llegar a la rejilla y de manera casi inmediata, no pude evitar apartar la vista del increíble cuerpo de la despampanante chica de cabello castaño, que deambulaba despreocupadamente frente a mis conmocionados ojos; mucho más aun, cuando logré hacerme una idea de quien se trataba. ¿Acaso era Lynn?
De manera inesperada, Lynn lucia completamente pálida; y con gran parte de su prominente figura... Mucho más que voluminosa. ¡¿Pero qué rayos?!
Y es que Lynn, quien desde siempre se había caracterizado por ser una chica extremadamente atlética, y rebosante de una extraordinaria energía; tan solo era similar en los rasgos de su rostro. Todo parecía indicar que su extraña copia de este mundo, no era para nada amante de los deportes; lo cual explicaría su aclarado tono de piel, así como su llamativo exceso de peso.
Lynn llevaba puesto un apretado pantalón corto de color rojo carmesí, el cual no solo la hacía lucir extremadamente sexy y femenina; sino que resaltaba aún más, el prolongado tono pálido presente en su estilizada silueta.
Luego de sumergirme cada vez más en el cautivante reflejo de sus bamboleantes caderas, posé mis ojos por un instante en el alucinante rostro de la sonriente chica que tenía a su lado; dándome cuenta con total estupefacción, de la impactante manera en la que esta se veía. ¡¿Es en serio?!
Aunque parezca difícil de creer, Lucy no sólo mantenía una prolongada mueca de felicidad en su relajado rostro; sino que desde mi elevada posición, podía ver sus enigmáticos ojos negros, con absoluta claridad.
¡No podía creer lo que estaba observando! Los misteriosos ojos de mi siniestra hermana pequeña, permanecían completamente al descubierto. ¿Acaso la Lucy de esta dimensión no era gótica?
Su ropa también era muy diferente a la que solía recordar, ya que traía puesta una ajustada camiseta blanca sin mangas, acompañada con una pequeña falda negra con cuadros blancos; la cual se asemejaba increíblemente, a la clásica vestimenta empleada por Luan.
¿Será que esta extraña versión de Lucy era la cómica de la familia?
Luego de mi impactante descubrimiento, me mantuve durante un par de prolongados segundos, tratando de asimilar lo que venía observando. Hasta que de manera casi repentina, Lynn comenzó a quitarse la ropa con absoluta serenidad; hasta lograr quedar en reducidos paños menores.
Contemplar esta extraña versión de mi violenta hermana mayor, no tardó en generarme una sofocante sensación de vacío en el pecho; que me tenía con las pulsaciones cada vez más comprometidas, y las bolas totalmente transpiradas.
—Lucy... Préstame tu fajón de cuero negro. —esbozó Lynn con delicadeza—. Voy a ir a la biblioteca a estudiar, y quiero colocarme algo mucho más cómodo.
Espera... ¿Que? A parte de no parecer practicar deportes, y de lucir bastante femenina... ¿También era buena alumna? ¡Esto sí que tenía que ser una broma!
Después de decir tan impactantes palabras, Lynn comenzó a retirarse poco a poco su sencilla ropa interior blanca; hasta quedar completamente al natural.
Mis alarmados ojos no podían dar fe de lo que estaban observando. Lynn era dueña de unas maravillosas piernas tan absolutamente gruesas y deslumbrantes; que me cortaron el aliento durante unos breves segundos.
Sus tetas, aunque no eran muy pronunciadas, se veían casi tan imponentes como los desafiantes pechos que tenía Paula en mi mundo. —Quizás esa sea una de las enormes ventajas de estar pasadita de kilos.
Aunque sin duda, la parte que más me llamó la atención de su cautivante silueta, fueron sus erguidas y perfectamente redondeadas nalgas; las cuales eran tan descomunales, que me tenían con la polla cada vez más endurecida.
Todo parecía indicar que sin importar el lugar en donde me encontrase, Lynn siempre me iba a hacerme estremecer, con un simple susurro de su voz.
Llevado por la tensionante adrenalina que recorría abiertamente en cada tramo de mi sensible cuerpo, no tardé en llevar mis manos sobre mi apretado pantalón, para luego comenzar a manosear mi polla con prolongada efervescencia; en un intento claro por tratar de apaciguar, toda esa prolongada calentura que sentía en mi interior.
A medida que contemplaba su extraordinaria existencia, Lynn comenzó a recorrer cada tramo de su pequeña recamara; casi al tiempo en que esta recogía el resto de cosas, que necesitaba para bañarse.
Ver tan sensual reflejo a escasos pasos de mi lado, me había hecho olvidar completamente, de cada uno de mis constantes sufrimientos.
Al cabo de unos cuantos minutos, y tras haber encontrado las diversas cosas que necesitaba, Lynn cubrió su cuerpo con una diminuta toalla rosa; y salió muy lentamente de su iluminada habitación, para ir a bañarse. ¡Rayos!
Una vez que abandonó la alcoba por completo, me dispuse a continuar con mi asombrosa travesía. Por lo que después de un tensionante trayecto, logré llegar a mi próximo destino; el cual según recordaba, debería de ser la habitación de Luan y Luna.
Lleno de una asfixiante impaciencia, acerqué velozmente mi rostro a la rejilla de ventilación; logrando visualizar con gran efusividad, la manera en la que una particular versión de mi hermana Luna, jugaba insistentemente con una reducida pelota de caucho.
Luna traía puesta una acortada camiseta blanca, acompañada de una ajustada pantaloneta deportiva de color violeta; que la alejaba completamente de la clásica imagen de rockera empedernida, a la cual me sentía tan acostumbrado.
Luego de apreciar su cuerpo con un poco más de detenimiento, logre visualizar con gran fascinación, la manera en la que esta batía sus ensanchadas caderas con ferocidad; cada vez que iba en busca de su preciado juguete.
¿Será que esta excéntrica versión de Luna, también compartía su ilimitado gusto por las mujeres?
Mientras morboseaba abiertamente las doradas piernas de mi inagotable "hermana mayor", comencé a percibir una violenta serie de prolongadas pisadas animadas; las cuales se acercaban de manera ampliamente misteriosa, hacia el lugar en donde me encontraba.
Cargado de un inhóspito nerviosismo, permanecí atento a los prolongados movimientos que provenían tan frenéticamente de tan enigmático corredor; hasta que de manera casi repentina, logré sentir como se abría la puerta de la habitación de en frente. ¡¿Acaso podría ser...?!
Con el corazón latiendo cada vez más rápido, dejé a Luna mientras saltaba insistentemente de un lado para el otro; y emprendí mi agitado camino hacia mi siguiente trayecto, para lograr comprobar quiénes eran los que habían llegado.
Al llegar a mi destino, conseguí apreciar el vertiginoso modo en el que una delgada chica rubia con el cabello bastante largo, ingresaba violentamente a tan espaciosa recamara; mientras se besuqueaba afanosamente con un tipo de lo más musculoso, que se parecía a... ¡¿Pero que rayos?!
A pesar de lo relativamente cerca que me encontraba de su posición, no era capaz de asimilar las cosas que observaba... Y es que Lori, quien desde siempre se había caracterizado por ser de lo más recatada en casa; estaba ingresando junto a su novio Bobby, hacia dentro de su propia habitación.
Al ver la manera tan frenética en la que ingresaban, y la despiadada velocidad con la que estos se besuqueaban, estaba más que claro que le daba completamente igual, si alguien más los llegase a descubrir.
Una vez adentro, Bobby cierra la puerta con bastante agitación, y comienza a devorar el cuerpo de tan deslumbrante rubia; casi al tiempo en que le metía mano por cada extremo de su tembloroso ser.
Jamás había visto a Bobby besar a Lori de esa manera, mucho menos estando cerca de la casa. Se veía que en esta desconcertante dimensión, él era mucho más osado de lo que alguna vez llegó a ser.
Tan pronto los tuve cerca, no pude evitar ser víctima de un intenso cosquilleo en gran parte de mi polla; el cual se extendió con enorme velocidad, hasta dejarme con el cuerpo totalmente sensible.
Lori traía puesta una llamativa falda de cuero negro, acompañada de un apretado top de color celeste; que le hacía resaltar de manera ampliamente apabullante, las imponentes tetas que cubrían su delicado pecho.
A pesar de estar en un lugar distinto, me llamaba ampliamente la atención, el ver como la mayoría de las chicas Loud de este mundo, conservaban los colores característicos que solían usar mis hermanas desde que eran pequeñas. ¡Al parecer algunas cosas nunca cambian!
Lo que sí era diferente en este sitio, era la apariencia tan marcada que presentaba Bobby. Ya que lucía mucho más musculoso, e imponente; que su debilucha contraparte interdimensional.
Bobby llevaba puesta una fabulosa chaqueta de cuero negro, con deslumbrantes cadenas en los costados; que emulaba más a la sombría vestimenta de un violento expresidiario, que a la de un tranquilo joven universitario.
Luego de darle un asfixiante beso en todos los labios, Bobby se apartó velozmente de su lado; y la tiró con brusquedad sobre la cama de Leni.
—Vamos nena... ¡Que estas esperando! —señaló Bobby con total ansiedad—. Desnúdate de una buena vez para poder cogerte. Anda... Date prisa que no tengo todo el día.
—¡Pe-pero Bobby! —sollozó muy suavemente la apacible chica rubia—. Esta es la cama de Leni. Y a ella no le gusta que se metan con sus cosas.
—¡No me interesa! —respondió fervientemente Bobby, con bastante altanería—. Hoy tengo ganas de hacer algo diferente. Además, tú sabes lo mucho que me calienta tu hermana; así que es como si me la estuviese tirando a ella.
¡Pero que rayos! Este Bobby era mucho más patán de lo que aparentaba.
Una vez que Lori escuchó las marcadas ordenes de su desquiciado novio, procedió a desnudarse con total normalidad; sin siquiera emitir la más leve señal de protesta. En ese fugaz instante estaba mucho más que claro, quien era el que mandaba en esa relación.
Con la mirada puesta en cada uno de sus hipnotizantes movimientos, no tardé en presenciar como esta sumisa versión de la mayor de mis hermanas, se iba desnudando poco a poco.
Tan pronto quedó en ropa interior, mi cabeza comenzó a dar vueltas sin césar; y por un breve instante de tiempo, me pareció ver a su maravillosa figura, moverse en cámara lenta.
Era un momento sumamente proverbial, y mi cuerpo se sentía cada vez más extasiado.
Una vez que Lori quedó tendida sobre la pequeña cama de su hermana, su infeliz pareja no demoró en quitarse cada una de las oscurecidas prendas, que envolvían su fornido cuerpo.
En tan solo un parpadeo, Bobby quedó cubierto por sus apretados calzoncillos; los cuales se veían tan increíblemente abultados, que no tardaron en hacer sonrojar a su extasiada acompañante.
Al cabo de unos cuantos segundos, Bobby se despojó de la única prenda que cubría su musculosa humanidad; dejando libre con total tranquilidad, una empinada polla que rebotaba vigorosamente de un lado para el otro.
El pene de Bobby se veía tan sorpresivamente grande, que hacía parecer mi vibrante miembro de lo más pequeño e insignificante. ¿Acaso esa era la razón por la que esta Lori se había vuelto tan sumisa, y complaciente?
Tan pronto Bobby quedó desnudo, se abalanzó directamente sobre su expectante novia; y de un fuerte tironazo le arrancó la ropa interior negra que aún traía puesta, hasta dejarla desprotegida.
Una vez que Lori quedó sin ropa, finalmente pude apreciar su maravillosa silueta desnuda. Sus piernas eran largas y torneadas, y terminaban en una vagina completamente depilada; la cual estaba adornada por un par de gruesos labios de color rosado, que lucían brillantes por lo mojada que se encontraba.
Por otro lado estaban sus tetas, las cuales eran sumamente redondeadas; y permanecían adornadas por un minúsculo par de aclarados pezones, que las hacía lucir aún mejor de lo que me las había imaginado.
Todo su cuerpo se veía absolutamente sensacional. Hasta su pequeño ombligo, el cual estaba decorado por un llamativo piercing realmente resplandeciente, que te daban ganas de recorrer con tu lengua.
Nunca pensé que Lori fuese de las chicas a las que les gustaría llevar esa clase de accesorios en su cuerpo; aunque entre más la observaba, mayor era la sensualidad que me producía ese objeto.
Sin perder el tiempo, Bobby se tumbó encima de su expectante pareja, e inmediatamente después, procedió a enterrarle la polla de una sola estocada; sin importarle en lo más mínimo si llegase a hacerle daño.
Una vez que Bobby desvaneció su grueso miembro en todo el centro de sus agitadas piernas, Lori pegó un leve grito de dolor; el cual fue ahogado rápidamente por un lascivo beso de su feliz pareja.
Luego de penetrarla completamente, Bobby la sujetó por sus alargadas piernas. Y sin mediar palabra alguna, procedió a apoyárselas sobre sus propios hombros; para luego comenzar a embestirla de manera veloz e inmisericorde.
Por cada segundo que pasaba, Bobby se la metía cada vez más profundo y con más intensidad. Literalmente estaba acribillando sin contemplación alguna, la delicada gruta de su complaciente acompañante; y lo continuó haciendo con mayor intensidad, hasta hacerla retorcer su cuerpo, y balbucear palabras con gran algarabía.
—Oohh, si, bebé... ¡Así, así! ¡No te detengas! —jadeaba insistentemente la enloquecida rubia de cabello lacio, a medida que era empalada por tan punzante verga.
A medida que la iba sometiendo con rudeza, Bobby comenzó a chuparle cada una de sus espectaculares tetas; casi al tiempo en que le retorcía sus endurecidos pezones rosa, con la delgada punta de sus alargados dedos.
Al ver la manera en la que ese bastado, le comía los perfectos pechos a su jadeante novia, no pude evitar calentarme con brutalidad.
Lori estaba cada vez más ansiosa y desencajada, por lo que se mantuvo sacudiendo su transpirada existencia, al compás de los feroces lametazos que le iban impartiendo.
Al ver el inesperado encuentro en el que se encontraba sumergida el sensual reflejo de mi hermana más grande, no pude evitar llevar mi mano hacia mi adolorida entrepierna; para tratar de solventar la despiadada calentura, que comencé a experimentar desde la habitación de Lynn.
Escuchar los ahogados gemidos de Lori, mientras su brillante cuerpo se estremecía alocadamente de un lado para el otro, me tenía sumergido en un apabullante umbral de deseo y excitación; que estaban a punto de hacerme perder la poca sensatez, que aún quedaba en mi cabeza.
A medida que empezaba a acariciarme la endurecida base de mi palpitante falo, Bobby continuaba penetrando cada vez más rápido la encharcada vagina de su entregada novia; haciéndola ronronear y retorcerse del infinito agrado, cada vez que su firme estaca se abría camino en su aceitado interior.
—¡Oohhh, Ooghhh... Mmghhh! Así, así, Bobby... ¡Reviéntame por dentro! ¡Nnghh!
Las bolas me ardían, mi pecho se sacudía, y los ojos se me llenaron de infinidad de lágrimas. Contemplar a Lori con las piernas totalmente abiertas, mientras recibía gustosa las fervientes estocadas de su maniático acompañante; era una sensación realmente única y abrumadora. De continuar así, estaba más que seguro de que no tardaría en correrme.
A medida que pasaban los segundos, gran parte de mi cuerpo comenzó a tensarse con mayor notoriedad; impidiendo que continuase frotando con ligera soltura, mi desafiante miembro por debajo de la ropa. Y el hecho de que tuviese que aguantar mis desaforados gemidos para no ser descubierto; tan solo incrementaba aún más, mi prolongado calvario.
¡Sin lugar a dudas, la situación no podía ser más caótica y desesperante!
Cada vez que intentaba retomar el control sobre mi cuerpo, Lori comenzaba a liberar intensos aullidos del más puro placer; que para lo único que servían, era para incrementar aún más, el fuerte dolor que se me acumulaba en las bolas.
En un momento en particular, mientras seguía observando la manera en la que Bobby masacraba indiscriminadamente la aceitada vagina de su entregada chica; mi concentración se vino abajo, una vez que comencé a escuchar con gran estupor, la desafortunada manera en la que la llamativa alarma de mi celular, sonaba repentinamente.
¡Rayos! Había olvidado completamente que había puesto la alarma a las 5 en punto, para ver un capítulo especial de Arggh.
Al estar dentro de un ducto de ventilación cerrado, el sonido de la alarma se comenzó a propagar con mayor intensidad por todo lo largo de tan espaciosa habitación; hasta lograr dejarme completamente en evidencia.
De un momento a otro, Bobby detuvo sus veloces embestidas sobre el sexo Lori; y sin sacar la polla de su dilatado interior, giró su rostro hacia el lugar en el que me encontraba, para luego comenzar a observarme fijamente.
Ya no tenía sentido alguno, el tratar de mantenerme mucho más tiempo oculto... ¡Había sido descubierto!
—A ver, a ver... ¡Pero mira nada más a quien tenemos aquí! ¡Hmm! Pero si es el pequeño Loud. —esbozó alegremente Bobby, sin llegar a apartar los ojos de mí lado.
En ese momento me sentía realmente tenso y acorralado, al no saber de lo que sería capaz de hacerme ese sujeto, por haberlos estado espiando.
Si trataba tan mal a su ardiente novia, ¿qué podía esperar que me hiciera a mí?
De un instante al otro, el pánico se volvió a apoderar de mi abrumada mente; por lo que decidí huir hacia cualquier parte, para no darle oportunidad alguna de que me llegase a atacar. Pero justo en el instante en el que lo iba a hacer, empecé a escuchar la suave voz de la intranquila rubia; la cual me llamaba con bastante ternura.
—Lin, Lincoln, ¡¿En verdad eres tú?! —sollozó Lori con enorme delicadeza.
Luego de contemplar sus apagadas palabras, me quedé pasmado pensando con desespero. Por lo que al ver mi notoria reacción, Bobby me dice con gran efusividad:
—No te quedes ahí montado pequeño Loud, y baja de una buena vez para poder saludarte.
Me sorprendió mucho el ver la actitud tan relajada con la que me hablaba Bobby. Ya que en lugar de lucir ampliamente amenazante, me estaba invitando a que bajase como si nada hubiese pasado. ¡Mmm! ¡Aunque también podría tratarse de una trampa!
—Venga Lincoln. ¡Baja ya! ¡Déjanos verte! —replicó Bobby con gran velocidad—. Además... Desde acá abajo se ve mejor el espectáculo.
Ya que había sido descubierto, no tenía mayor sentido el continuar ocultándome en la oscuridad, por lo que decidí salir poco a poco de mi improvisado escondite; aunque no sin antes mantenerme preparado, por si tenía que huir despavorido.
Con mucha dificultad, comencé a descender del reducido ducto en el cual me encontraba; sin llegar a entender con total claridad, como era que hacía Lucy casi a diario, para entrar y salir con tanta facilidad.
Al bajar completamente, mis ojos se posaron de manera automática sobre el apoteósico cuerpo de la despampanante chica de cabello dorado; quien para ese entonces, continuaba tendida en el centro de la cama, con la polla de su novio completamente alojada en el fondo de su vientre.
Estaba realmente concentrado viendo el maravilloso cuerpo desnudo de mi deslumbrante hermana paralela, hasta que Bobby me saca del profundo trance en el cual me encontraba, esbozando con velocidad:
—Vaya Lincoln. Hasta que finalmente decidiste regresar a casa. ¡Que gusto, hermano! Hacía mucho tiempo que no te veía.
¡Pero de que estaría hablando Bobby! ¡¿Es que acaso el Lincoln de esta dimensión había huido de casa?! Y de ser así... ¿En dónde rayos se encontraba en este instante?
Todo parecía indicar que mi contraparte de este mundo, no llevaba una vida para nada extraordinaria; si decidió marcharse de su hogar. Con razón su cuarto lucía tan sucio y descuidado.
—Me alegra saber que finalmente decidiste volver a tu casa. Este lugar no era el mismo sin ti. Vamos Lincoln, saluda a tu Bro como es debido.
Diciendo esas sentidas palabras, Bobby se aparta momentáneamente del cuerpo de Lori, y me da un fuerte abrazo con bastante emotividad; el cual me resultó de lo más irritante, ya que continuaba desnudo y con su polla al aire.
Luego de recibir su afectuoso abrazo, me aparté como pude de su lado, quedando inevitablemente frente al escultural cuerpo de Lori; quien para ese entonces, se había sentado junto al borde de la cama.
Al contemplar el insistente modo en el que su nerviosa novia me observaba con recelo, Bobby me da un fuerte manotazo en la espalda; y me dice con tranquilidad:
—Vamos Lincoln. ¡No seas grosero! Saluda ya a tu querida hermana, que hace mucho tiempo que no se ven.
Mi corazón entero se comenzó a alterar, a medida que me iba acercando a la posición en la que se encontraba Lori; tanto, que me costaba un gran trabajo el tan siquiera respirar.
Ahí estaba ella, con el cuerpo completamente desnudo, y con una enorme sonrisa en su sonrojado rostro; mientras me esperaba en un extremo de la cama, para darme un fraternal abrazo de bienvenida.
No tenía para nada claro que era lo que debería de hacer en ese instante. Hasta que de un momento a otro Lori me agarra por uno de mis brazos, y me jala violentamente hacia el lugar en donde estaba; hasta dejar mi exaltado rostro, sumergido en medio de sus redondeadas tetas.
La sensación de poder palpar sus firmes senos con tanta claridad, hizo que mi cosquilleante polla se volviera a poner completamente dura. Fue así como decidí apartar mi cintura levemente de su lado, para que no llegase a sentir mi formidable erección.
Así estuvimos durante un par de cortos segundos. Hasta que… de manera casi repentina, la voz de Bobby me sacó del majestuoso trance en el cual me encontraba.
—¡Pero que hermoso reencuentro! Me doy cuenta de lo mucho que te alegra volver a ver a tu querida hermana mayor. —vociferó Bobby con total ironía, casi al tiempo en que apuntaba con uno de sus prolongados dedos, hacia el imponente bulto que se me formaba entre las piernas.
—Ehh, nooo... Yo solo... Es queeé... —balbuceé con enorme descontrol.
—¡No digas nada, Lincoln! Siempre he tenido más que claro lo mucho que amas a todas tus hermanas... ¡Hmm! En especial a Lori. Y por la forma en la que tienes empalmado a tu animado amiguito, es evidente lo mucho que te hizo falta.
Sus palabras me desencajaron completamente. Y en ese punto no sabía si estaba hablando en serio, o si lo decía tan solo para molestar.
Luego de contemplar detenidamente cada uno de mis nerviosos movimientos, y la manera tan acelerada con la que intentaba ocultar mi desmesurada erección; Bobby me esboza con una enorme sonrisa en su tonto rostro:
—No te sientas mal por eso, hermano. Mira que Lori también te extrañó muchísimo. ¡¿No es así bebé?!
Lori continuaba sentada junto al borde de la cama, escuchando atentamente cada una de las efímeras palabras de su contento novio; hasta que, de un momento al otro, Bobby le susurra con sorprendente tranquilidad.
—¡Vamos bebé! Demuéstrale lo mucho que te hizo falta. Y de paso... Ayuda al pobrecito para que se relaje un poco.
Espera... ¿Qué? ¡¿Acaso habré escuchado bien?!
Luego de contemplar las sorpresivas palabras de su trigueño enamorado, y sin siquiera vacilar, Lori procede a desabrocharme muy lentamente mi ajustado pantalón; hasta dejarme en ropa interior.
¡¿Será acaso que me habré quedado dormido sin llegar a darme cuenta?! Aunque de ser así... No quería que nadie me despertara.
Con una inmensa parte de mi cuerpo cada vez más entumecida, mantuve la mirada puesta en las aclaradas manos de mi lasciva acompañante; logrando apreciar con gran detalle, la increíble soltura con la que me despojaba de mis pequeñas prendas.
Lori continuaba desnudándome con auténtica devoción, mientras su larguirucho acompañante, nos observaba atentamente. Esta extraña dimensión sí que era impredecible.
Luego de dejarme completamente en calzoncillos, Lori estira sus esbeltas manos hacia mi lado. Y sin siquiera esbozar el más ligero ápice de vergüenza, retira la última prenda que cubría mi tembloroso cuerpo; hasta dejar mi endurecida polla, rebotando insistentemente de un lado al otro.
—Wow Lincoln, ¡Pero que tremenda verga tenías escondida! —señaló Bobby con gran intensidad.
En lugar de animarme, sus crudos comentarios me hicieron sentir cada vez más intranquilo; y todo en gran medida, debido a la inmensa inseguridad que me generaba el estar desnudo frente a otro tipo.
Una vez que estuve sin nada de ropa encima, intenté cubrir de manera casi instintiva, la dolorosa erección que se alzaba entre mis piernas.
Al ver el modo en el que me retorcía con desazón, Bobby extiende su helada mano en mi espalda, y me dice con serenidad:
—¡Tranquilo Bro! Es normal que te sientas inquieto. Relájate un poco y deja todo en manos de tu adorada hermana, que ella sabe muy bien lo que tiene que hacer para que te sientas mejor.
Luego de emitir tan confusas palabras, Bobby me lanza un fuerte empujón en la parte media de mi ablandada espalda; que me mandó a volar de cabeza sobre Lori. Su increíble empujón fue tan certero y efectivo, que me hizo aterrizar sobre el agitado cuerpo de su expectante novia, prácticamente como si no pesara nada.
En el instante en el que sentí el tenue calor de su aclarada piel, todos mis sentidos se agudizaron. La delicada silueta de Lori era tan absolutamente impactante, que no tardó en incrementar de manera aún más descontrolada, los desbocados latidos de mi nervioso corazón.
Por más que lo intentaba, no lograba asimilar la asombrosa situación en la que me encontraba sumergido. Y es que entre más acariciaba su cuerpo, y sentía el olor almizclado de su reluciente figura; mayores eran las ganas que se acumulaban en mi mente, y que me impulsaba con apoteósica desesperación, a adentrarme en lo más profundo de su temblorosa intimidad.
Fue así como cargado de una inusual impertinencia, agarré mi polla con enorme velocidad, y la comencé a acomodar justo en medio de sus abultados labios vaginales; hasta quedar a las puertas de lograr cumplir, con una de mis más grandes fantasías.
Con la respiración entrecortada, y mis pensamientos cada vez más enturbiecidos, comencé a frotar mi pene por todo lo largo de su aceitada hendidura; hasta hacerla estremecer con bastante ligereza.
—¡Aaghhh! —sollozó velozmente la agitada chica rubia, al momento de sentir el suave roce de mi miembro sobre su encharcada cavidad.
Una vez que logré palpar el ligero contacto con su sexo, un fuerte escalofrío recorrió por gran parte de mi excitando ser; hasta lograr llegar de manera ampliamente apabullante, a la base misma de mis centelleantes bolas. ¡Que feliz me sentía!
Con la frágil piel de mi alterado cuerpo cada vez más enrojecida, comencé a introducir la inflamada punta de mi turbado miembro, justo en medio de sus espaciosos labios vaginales; hasta lograr sentir la incondicional manera en la que mis vibrantes bolas, chocaban insistentemente contra su acalorado sexo. ¡Lo había conseguido!
Después de un largo tiempo soñando despierto, finalmente había logrado introducir mi inflamado pene en lo más profundo de mi hermana mas grande. Y aunque tenía más que claro que no se trataba de la misma persona, en ese instante me tenía sin cuidado.
Me sentía tan increíblemente emocionado, que quería llegar hasta la base misma de su apretado útero; pero por más que me esforzaba, no lograba conseguirlo. ¡Rayos! Eso me pasa por no tenerla más grande.
La intimidad de Lori era mucho más placentera de lo que alguna vez hubiese llegado a imaginar; y para nada se acercaba al incuestionable placer, que había logrado experimentar junto a mis otras hermanas.
Tan pronto mi pene llegó a su límite, decidí quedarme unos segundos en esa posición; para poder disfrutar de la envolvente calidez, que desprendía de lo más profundo de sus atrapantes entrañas.
Finalmente había llegado el tan anhelado momento, por el que tantas noches me había mantenido despierto. De ese modo, y tras tomar a Lori de su prominente cintura, di inicio a un sensacional mete y saca de lo más absurdo y demoledor; para lograr saciar de una vez por todas, las despiadadas ganas que me provocaba su atrevida presencia.
Una vez que estuve acomodado, y sin atreverme a separar mis manos de su cautivante figura, comencé a incrementar el salvaje ritmo de mis copiosas embestidas; hasta lograr desconectar mi extasiada mente, de tan increíble realidad.
En ese instante estaba como drogado. Y en lo único en lo que podía pensar, era en taladrar el cuerpo de mi sensual hermana paralela.
—¡Oh, Lori! ¡Oh, Lori! ¡Mmmh... Si, Siií!
Le metía la polla con tantas ganas y velocidad, que era capaz de percibir el continuo sonido del majestuoso chapoteo, que se producía cuando nuestros acalorados sexos impactaban con ferocidad.
Mi cuerpo permanecía tan ampliamente contrariado, que era incapaz de mantener los ojos ligeramente abiertos, sin que se me comenzasen a llenar de infinidad de lágrimas. En ese breve instante de mi vida, y aunque tratase de negarlo, todo mi frágil mundo se reducía a una simple palabra... "Lori".
—¡Oh, Lori! ¡Oh, Lori! ¡Ooh, si! ¡Ooh, si!
Estaba tan absolutamente embelesado, que podía sentir la manera en la que todos y cada uno de los acortados vellos de mi cuerpo, se habían comenzado a erguir por culpa de tanto placer.
En ese instante me sentía en la completa gloria, y por nada en el mundo iba a detener mis pronunciados movimientos. Hasta que de un momento al otro...
—¡Ohh, no! ¡No, no, no, no, no... Lori... Noooooó!
A pesar de haber dado inicio segundos antes, y de estar completamente concentrado en cada una de mis apasionadas sacudidas; no fui capaz de contener las intempestivas ráfagas de placer, que arremetían contra mí joven existencia.
De ese modo, y tras retorcer mi cuerpo con evidente desenfreno, comencé a correrme dentro de su esponjoso interior; sin llegar a ser capaz de tan siquiera controlarlo. ¡Rayos!
Cargado de una tumultuosa desesperación, comencé a intensificar cada una de mis briosas embestidas; casi al tiempo en que miraba a Lori apenado y de reojo.
En ese instante me sentía de lo peor. Y por más que lo repetía en mi mente, no lograba asimilar que era lo que había pasado.
Tanto tiempo soñando con que llegase este momento, para terminar corriéndome dentro del placentero cuerpo de Lori; a tan solo un par de segundos de haber dado inicio. Eso sí que era algo imperdonable.
Una vez que Bobby logró darse cuenta de mi vergonzosa corrida, no tardó en comenzar burlarse sin recato alguno; hasta hacerme ocultar el rostro bajo una pequeña almohada, que yacía sobre un costado.
–¡No me digas que...! ¡Jajajaja! ¿Ya? ¡¿Tan pronto?! ¡Jajajaja!
En ese instante solo quería que la tierra me tragase. Afortunadamente para mí, y para mi socavada hombría, Lori intervino con total tranquilidad; para tratar de levantar mi derrumbado ánimo.
—¡No te preocupes Lincoln! Es normal que eso ocurra en tu primera vez. Lo importante es que ya eres todo un hombre, y literalmente tendrás mucho tiempo para poder mejorar.
¡¿Mi... Mi primera vez?! ¿En verdad pensaba que era mi primera vez?
Las palabras de Lori en lugar de confortarme, me hundieron aún más en la profunda espiral de depresión, en la cual me encontraba.
Estaba seguro que las ganas tan grandes que le tenía al recuerdo de mi hermana, terminaron por jugarme una muy mala pasada. Pero afortunadamente como lo dijo Lori, ya tendría tiempo para mejorar.
Lo único bueno de tan desafortunada situación, fue que no me ocurrió con la verdadera Lori de mi dimensión; y en cierta medida, me sirvió no solo para calmar un poco el enorme deseo que sentía por ella, sino para estar más preparado mentalmente.
Si se me llegase a presentar la oportunidad de estar con la Lori de mi mundo... De seguro las cosas serían distintas.
Ya un poco más calmado —aunque sumamente apenado— no me quedó de otra que seguirle la corriente a mi sonriente hermana paralela; para ver si de ese modo conseguía apaciguar, la terrible vergüenza que sentía por dentro.
—¡Ti-tienes razón Lori! Creo que me dejé llevar por la emoción de mi primera vez. ¡Ehm! Solo espero que esto no te haga pensar mal de mí; y que de ser posible, me des otra oportunidad.
En ese momento, Lori miró a su novio como buscando su aprobación; y afortunadamente para mí, Bobby asintió con la cabeza en un gesto afirmativo.
—Tienes otra oportunidad pequeño Loud. —señaló Bobby con soltura–. Pero solo porque me divertí mucho viéndote fracasar.
Luego de percibir tan desorbitantes palabras, el alma me regresó lentamente al cuerpo. Tenía una última oportunidad para poder complacer a la enigmática Lori de estas tierras; por lo que esta vez... Tenía que hacer cualquier cosa para lograrlo.
De ese modo, y como si tuviese un par de resortes en las piernas, Lori salta de la cama y se coloca velozmente en frente mío; hasta quedar de rodillas a escasos pasos de mi lado.
Una vez en posición, y tras situar sus lindos ojos sobre los míos, Lori coloca una de sus pequeñas manos sobre mi agitado pecho; y me susurra con indescriptible suavidad.
—Qué me dices Linky... ¡¿Estás listo para el segundo asalto?!
Tan pronto terminó de decir su extasiante oración, Lori acerca su cabeza a mi oscilante entrepierna, y se introduce mi flácida polla en el interior de su cálida boca; para hacerla despertar con enorme propiedad.
A pesar de que aún me encontraba sensible por mi más reciente corrida, mi miembro empezó a reaccionar con elevada prontitud, una vez que sintió como los tersos labios de mi ardiente acompañante, lo succionaban con grandiosa vistosidad.
—¡Oh, Oohh, Lori... Lori! ¡Mmm, Mmmh... Gghh!
A los pocos segundos de haber dado inicio, y como si fuese el más sorprendente de los trucos de magia, mi polla estaba tan dura como en un principio; completamente dispuesta para la revancha.
Lori tenía una muy fantástica manera de succionar mi hombría, la cual de seguro habrá aprendido tras muchas horas de intensa práctica con su larguirucho novio. ¡Qué suerte tenía el infeliz!
Por momentos Lori abría completamente la boca, sacaba su lengua con destreza, y me la pasaba por todo lo largo de mi enrojecido tronco; hasta lograr llegar a la cabeza. Una vez ahí, frotaba la afilada punta de su lengua contra mi inflamado capullo, haciendo especial énfasis en su delicado frenillo.
Su alucinante habilidad oral, estaba logrando estremecer cada pulgada de mi intranquilo cuerpo.
Una vez que sus carnosos labios, se aferraron insistentemente alrededor de mí deseosa polla, este reaccionó con gran entusiasmo; hasta lograr retomar su vitalidad perdida.
Con los ojos levemente entrecerrados, y mi respiración cada vez más comprometida, empecé a observar cómo Lori movía su cabeza de adelante hacía atrás; mientras deslizaba mi venoso pene, por cada tramo de su jugosa boca.
Sus finos labios envolvían perfectamente mi tembloroso pene, hasta hacerme notar con suma delicadeza, la manera en la que su frágil lengua, paladeaba insistentemente mi tensa verga.
De un instante al otro cerré mis ojos con firmeza, para poder disfrutar con mayor plenitud, de la manera tan lasciva con la que la dedicada rubia engullía mi emotiva polla.
A medida que sus carnosos labios devoraban una y otra vez a mi desenfrenada hombría, Lori comenzó a emplear sus habilidosas manos, para ponerse a juguetear con mis receptivas bolas.
A pesar de mi prolongado esfuerzo, no era capaz de continuar soportando las continuas descargas de placer, se mantenía propinándome. Fue así como cargado de un inmenso dolor en el pecho, posé una de mis manos sobre su reluciente cabellera; para poner fin a sus feroces lametazos.
Luego de frenar sus incisivos movimientos, Lori se saca mi brillante verga de su boca; y tras posar sus brillantes ojos sobre los míos, me dice con ingenuidad:
—Que pasa Lincoln... ¡¿No te gusta como lo hago?!
—¡To-todo lo contrario, Lori! Se siente tan bien que de continuar así, no tardaré en volver a correrme.
Lori permanecía arrodillada con mi dura tranca apresada en una mano, y sin dejar de mirarme fijamente a los ojos; y por un instante llegué a pensar, que mis tenues palabras la habían molestado.
Así estuvimos durante unos tensos segundos más. Hasta que de manera casi repentina me lanza una corta sonrisa cargada de innegable dulzura, para indicarme con ternura, que entendía cada una de mis palabras.
Una vez que termino de hablar, Lori se pone poco a poco de pie, y se lanza velozmente hacia mi expectante boca; para dar inicio a uno de los besos más apasionados, que alguna vez haya podido disfrutar.
En ese instante mi alma estaba rebosante de ventura, ya que después de mucho tiempo, finalmente podía sentir los desenfrenados besos de la mayor de mis hermanas.
A medida que entrelazábamos nuestros labios, y acariciábamos frenéticamente nuestras jóvenes siluetas, por alguna extraña razón no podía dejaba de pensar, si lo que sentía por Lori era simplemente atracción física; o si era algo mucho más profundo, de lo que me tendría que preocupar. En cualquier caso... ¡Ya tendría tiempo para averiguarlo!
De ese modo, y sin siquiera despegarnos para respirar, continuamos frotando nuestras animadas lenguas, y estrujado decididamente nuestros afanados cuerpos; hasta llegar a parecer una sola persona.
Luego de un sinfín de prolongados movimientos, Lori se separó poco a poco de mi lado, y se tumbó sobre la revuelta cama de su hermana ausente; con las piernas totalmente separadas.
Una vez ahí, y bajo ante la atenta mirada de su vigilante novio, comienza a invitarme suavemente con uno de sus dedos; para que degustase su humedecida cavidad.
Sin haber asimilado completamente la mayoría de las cosas por las que estaba atravesando, no pude evitar traer a mi cabeza los útiles consejos de la maestra Johnson. Por lo que decidí dejar de precipitar mis ardientes ganas de devorar su maravillosa entrepierna, para lograr disfrutar al máximo de su atrayente figura.
Enfocado en lo que tenía que hacer, me puse de rodillas sobre la ablandada cama de Leni, y me fui acercando muy lentamente a su agitado rostro; mientras contemplaba cada vez más de cerca, la belleza incalculable de su delicada piel.
Tan pronto quedamos frente a frente, decidí comerle nuevamente sus brillantes labios; a lo cual mi hermana respondió con total frescura, introduciendo su suave lengua dentro de mí temblorosa boca. ¡Pero qué mujer!
Con el pasar de los segundos, Lori comenzó a deslizar su traviesa lengua por cada fracción de mi conmovido rostro; como queriendo demostrar sin ninguna clase de reparos, lo realmente caliente que en ese instante se encontraba.
Luego de constatar su aparatosa entrega, comencé a deslizar mis manos por cada rincón de su sonrojado cuerpo; haciéndola resoplar con inigualable fortaleza, a medida que me acercaba a su voluminosa intimidad.
A medida que descendía con mis pausadas caricias, no lograba despegar los ojos de sus perfectamente redondeadas tetas; las cuales a mi parecer, lucían mucho más enormes e imponentes, que las fabulosas tetas que tenía mi hermana.
Llevado por la atosigante excitación del momento, no dudé en besuquear cada uno de sus hinchados pechos; y lo continúe haciendo con total soltura y entereza, hasta hacerla sollozar con intermitencia:
—¡Ay, ay... Nghh... Mmghh!
En ese instante me encontraba completamente sumergido en la delirante belleza de tan delicadas tetas, y por la sensual manera en la que Lori se retorcía, estaba seguro de que también lo estaba disfrutando.
—¡Umm, Mmm... Siiií! ¡Que riicooo! —gimió gustosamente mi agitada acompañante, al momento de sentir mis copiosas caricias sobre su pecho.
Lori estaba gozando fervientemente de cada una de mis prolongados movimientos. Aunque por la reiterada manera en la que sacudía sus ensanchadas caderas, también eran mucho más que notorias, sus inmensas ganas por volver a sentir mi pene dentro.
Con gran parte de mi cuerpo levemente acalambrado, y aprovechando el notable impulso que traía; comencé a deslizar mis aparatosas manos por la cara interna de sus sudados muslos, hasta hacerla resoplar con mayor ferocidad.
—¡Mmm, Mmmh! ¡Ahh... Nghhh!
En el instante en que se percató, de lo peligrosamente cerca que permanecían mis manos de su afeitada intimidad, Lori empezó a reír con bastante nerviosismo; como tratando de ocultar, el inmenso ardor que sentía en su cuerpo.
Cuando finalmente estuvo más calmada, llevé mi otra mano hacia la parte más baja de sus enrojecidos muslos; para comenzar a recorrerlos con formidable lentitud.
Luego de un par de minutos, coloqué mi cabeza sobre todo el centro de sus expectantes labios vaginales, para lograr dar rienda suelta a mis más fervientes fantasías.
La rajita de Lori tenía un aroma tan sencillamente alucinante, que me hacía hervir la sangre cada vez que le acercaba la nariz a su gloriosa gruta.
Tan pronto Lori sintió el leve contacto de mi mano en las postrimerías de su inflamado sexo, dio un leve brinco con bastante sobresalto; que la dejó temblando con indescriptible descontrol.
A medida que avanzaba entre su cálida abertura, podía notar con gran excitación, la manera en la que jadeante hermana abría cada vez más sus alargadas piernas; para tratar de facilitar mi desmedida incursión.
Lori estaba tan increíblemente acelerada, que era incapaz de detener las numerosas convulsiones en su cuerpo, cada vez que la delgada yema de mis dedos, rozaba su aterciopelada hendidura.
Luego de jugar con ella durante varios minutos más, comencé a pasar mi dedo por la suave comisura de sus tibios pliegues vaginales; logrando apreciar con gran detalle, la sensual manera en la que estremecía su erizado cuerpo, al entrecortado ritmo de mis pausados movimientos.
Lori estaba muy sudada, e increíblemente enrojecida; pero a pesar de ello, no dejaba de bambonear sus agitadas piernas, cada vez que mis empecinados dedos la toqueteaban.
A medida que estimulaba su dilatada abertura, saqué mi fina lengua con gran velocidad, y me dispuse a deleitarme con el delicioso sabor de sus lasciva partes; hasta hacerla arquear su vientre con gran efervescencia.
El tibio coño de Lori tenía un sabor tan único e incomparable, que me impulsaba a escarbar cada vez más dentro de su aceitado interior; hasta verla destilar de sus serpenteantes piernas, una incomparable cantidad de líquidos resplandecientes.
De un instante al otro, la alocada rubia comenzó a gemir cada vez con mayor intensidad; casi al tiempo en que apretaba sus torneados muslos contra mis mejillas.
En ese instante me habría encantado apreciar, si Bobby aún mantenía esa ridícula mueca de satisfacción en su rostro; al momento de lograr darse cuenta, de lo bien que la estaba pasando su chica.
De manera casi repentina, mi boca se inundó con un sinfín de aclarados jugos tibios; los cuales degusté con gran vistosidad, para tratar de preservar su perfumado sabor en mi memoria.
Fue así como continué lamiendo cada uno de los sonrosados gajos vaginales que tenía en frente mío; sin importarme demasiado, el que estuviese siendo estrangulando con sus firmes piernas.
Podía sentir la forma en la que su agitada respiración, se tornaba cada vez más torpe y entrecortada. Por lo que sin darle mayores chances de reaccionar, comencé a separar sus labios con la suave punta de mis mojados dedos; para luego deslizar mi lengua en lo más profundo de su espacioso coño, hasta hacerla resollar con evidente frenesí.
—¡Ohh, Oohhh! Si, si... Ahí, ahí. ¡Mmmh! Pero que rico se siente.
Cada cierto tiempo, le introducía mis enérgicos dedos en la parte más profunda de su oscurecida cavidad; arrancándole sin ninguna clase de clemencia, prolongados gemidos de la más ferviente ansiedad.
Por momentos, mi cara se detenía justo en frente de su dilatado conducto vaginal, y emitía suaves soplidos de aire sobre su pronunciado botoncito; tan solo para contemplar, la sensual manera en la que batía su cuerpo con intermitencia.
De un instante al otro, Lori comenzó a ser víctima de una desbordante serie de prolongados espasmos demoledores, que la tenían cada vez más cerca de llegar a su tan anhelado orgasmo.
—¡E-espera, Lincoln! Tu respiración me hace cosquillas. —protestó muy suavemente mi acalorada compañera, con la voz bastante fracturada.
Sin prestarle mayor atención a cada una de sus indecisas palabras, continúe resoplando sobre su delicada abertura; mientras le introducía un par de mis pronunciadas falanges, en el interior de su lubricada concha.
—¡Uhhh, Ughhh... Siiií! ¡Eso es hermanito! Me estás haciendo enloquecer.
Escucharla gemir de esa manera, me tenía con el cuerpo cargado de una extraña adrenalina, que me impulsaba a continuar sin pensar en las consecuencias.
Fue ahí cuando saqué mi lengua de su chorreante interior, y me dediqué a succionar el sobresaliente bulto rosado, que se vislumbraba imponente sobre su voluminoso sexo.
En el momento en que mi lengua tocó levemente tan magnífico montículo de carne, Lori levantó sus caderas como si estuviese levitando del colchón; para tratar de incrustar mucho más a fondo, su afeitado coño dentro de mi boca.
Lori estaba aferrada a mi cabeza, con sus dedos entremezclados en mi acortada cabellera; mientras batía su cintura con enorme rapidez, en un gesto claro por disipar su excitación.
Mi eficiente desempeño oral estaba haciendo que Lori convulsionase con demencia, e hizo que me reivindicara tan siquiera un poco, por el mal momento que había pasado antes.
—Ya no aguanto... ¡Mmm! Ya no aguanto más hermano. Déjame sentir tu polla en mi interior.
Escuchar las fuertes súplicas e interminables jadeos provenientes de la boca de Lori, me dejaron mucho más que claro, que su cuerpo estaba llegando al límite. Luego de una larga espera, finalmente había llegado el momento de volver a penetrarla con todo lo que tenía.
Fue así como rápidamente le propiné un último par de lamidas sobre su oscilante abertura, seguido de unas suaves caricias sobre su humedecido clítoris, y comencé a acomodar mi cuerpo para poder penetrarla a mi voluntad.
Tan pronto Lori se percató de que mi pene se dirigía hacia su voluminosa raja, abrió mucho más las piernas, para que no tuviese ninguna clase de dificultad al momento de ser empalada.
Esta vez respiré profundo, y me dispuse a taladrar su sexo sin llegar a precipitarme.
Poco a poco mi erguida polla se fue desapareciendo entre los lindos labios de mi inquieta acompañante; y lo continuó haciendo poco a poco y sin dificultad alguna, debido a lo realmente encharcada que en ese instante se encontraba.
Cuando finalmente sintió como toda mi polla se había adueñado una vez más de su esponjoso conducto, Lori soltó un leve gemido de gusto que retumbó por toda la habitación; que hizo cambiar la expresión de seriedad presente en el trigueño rostro de Bobby, por una de absoluta molestia.
—¡Jaahhhh! —resopló fervientemente Lori, con enorme felicidad.
Mantuve un suave ritmo en un principio, para tratar de disfrutar de la gran cantidad de torpes roces, que me brindaba su entrepierna; pero pronto fue mi propia hermana, quien me pidió que intensificase cada uno de mis pronunciados movimientos.
—Más rápido, Lincoln... ¡Mas rápido! Me tienes con el coño ardiendo por dentro.
En ese punto Lori también estaba muy sensible, por lo que cada vez que la empalaba con limitada efervescencia, utilizaba sus lindas manos para agarrarse de las sábanas; a la vez que susurraba una infinidad de extrañas cosas sin sentido, que no lograba descifrar. ¡Ambos estábamos gozando como nunca!
Continúe dando rienda suelta a mi más sombría lujuria, taladrado cada vez más profundo el chapoteante sexo de mi hermana más sexy; y mientras lo hacía, no pude evitar volver a llevarme una de sus tersas tetas a la boca, para chupársela con entusiasmo.
Fue así como mi entregada hermana paralela, no aguantó más mis eficientes estímulos en sus partes, y detuvo por un instante mis briosas embestidas sobre su concha; dispuesta a cambiar una vez más las reglas del juego.
—Prepárate Lincoln... Ahora es mi turno de estar arriba.
Luego de pronunciar esas palabras, Lori se apartó lentamente de mi lado, y procedió a levantarse con algo de dificultad. Y una vez que se puso en pie, extendió sus manos sobre mi encrespado pecho, y me empujó poco a poco para atrás; hasta dejarme tumbado en el centro de la cama.
Lori lucia cada vez más desencajada, y en su mirada se podía notar las inmensas ganas que tenía, de volver a cabalgar sobre mi indefensa polla.
De ese modo y sin siquiera pestañear, procedió a acomodar su cuerpo sobre mis electrificadas caderas; y tras sujetar mi pene con una sola mano, lo dirigió rápidamente hacia su preciada almejita.
Una vez que estuvo en posición, Lori se inclinó poco a poco sobre mi abdomen, y se dejó caer sobre la punta de mi firme mástil; hasta lograr desaparecerlo en el interior de su vagina.
—¡Ahhh, Aahhh... Aaghhh! —Sollozo con liberación.
Cuando solo le quedaban dos centímetros para lograr tenerlo completamente dentro, se dejó caer de golpe; y al hacerlo, un fuerte calambrazo de placer me recorrió por todo el cuerpo, hasta hacerme apretar los dientes con gran agitación.
La sorprendente Lori de este extraño mundo, sí que era buena en lo que hacía.
Una vez que la tuvo toda adentro, comenzó a mover su cuerpo cada vez más despacio; permitiendo que su caliente néctar, impregnase completamente mi maltratado miembro.
Tan pronto estuvo lo bastante lubricada, empezó a batir muy suavemente sus despampanantes caderas de adelante hacia atrás; como si estuviese bailando la más sensual de las danzas árabes.
Sentir la manera con la que mi hermana batía sus ensanchadas caderas sobre mi embelesado miembro, me tenía con los huevos cada vez más adoloridos, y a punto de reventar.
Al ver la expresión perdida que tenía en mi turbado rostro, Lori decidió meterle mucha más energía a sus endiablados movimientos, sacudiendo sus ardientes caderas a un ritmo mucho más intenso y demoledor; que estaba desbaratando la poca resistencia que me quedaba.
Me pregunto si la Lori que recordaba, sería tan buena amante como su contraparte interdimensional.
Por fortuna Lori se apiadó momentáneamente de mí, deteniendo por un instante sus enloquecidos movimientos de cintura, para evitar que me corriera antes de tiempo.
Y cuando pensé que tendría un breve respiro para tratar de recobrar energías, Lori se levantó con rapidez de la cama, y extendió su mano hasta volver a agarrar mi pene; para luego comenzar a jalarlo ferozmente hacia arriba, hasta hacerme levantar con aturdimiento. ¡La muy maldita casi me arranca la polla de un jalonazo!
La sensación de ser remolcado por mi frágil miembro, era sencillamente dolorosa; aunque también en cierta medida, me resultaba bastante placentera. Estaba claro que su lado más sensual, estaba directamente relacionado con su parte más salvaje.
La vaga expresión en el rostro de Lori, era de excitación total; y por cada instante que pasaba, se le veía mucho más caliente y enloquecida.
Así continuamos durante un intenso rato. Hasta que de un instante a otro libera a mi polla de la despampanante presión a la que la mantenía sometida. Y sin llegar a perder el fuerte envión que traía, volvió a colocar sus caderas a la altura de mi sexo, para luego dejarse caer con desorbitante rudeza; tragándose gran parte de mi conmovida polla, de un solo movimiento.
Una vez que lo tubo dentro, sujetó mi mano derecha con bastante velocidad, e introdujo dos de mis dedos en lo más profundo de su ablandado sexo; hasta hacerme sentir como le temblaban las entrañas.
Al terminar de hacer esto, su cuerpo se sacudió fuertemente y comenzó a sollozar con prolongada tenacidad; casi al tiempo en que arrugaba su enrojecido rostro con soltura.
–¡Oh, si Lincoln! ¡No pares, no pares! ¡Uhhh, Mghh! Siento un hormigueo en lo más profundo de mi vagina.
Con mi polla metida completamente en su interior, y mis dedos anclados en un costado de su raja, mi perturbada hermana empezó a restregar sistemáticamente sus fabulosas caderas de adelante hacia atrás; soltando continuos chirridos en el proceso.
—¡Aahhh, Aaghhhh! ¡Mmmh! ¡Nghhh!
Lori estaba muy excitada, y no tardó en hacérmelo saber. Ya que de un momento a otro liberó mi mano de su palpitante sexo, y comenzó a besarme con demencia por gran parte de mi sudado rostro; hasta lograr llegar a mi desprotegido cuello.
Al hacer esto, nuestros cuerpos fueron víctimas de los violentos estímulos que estábamos experimentado, y de un momento al otro nuestras respiraciones se agitaron copiosamente; hasta empezar a resoplar como auténticos desquiciados.
¡Estaba que no podía más! Tan solo era cuestión de tiempo para que mis acalambradas bolas, volviesen a explotar en el cálido interior de Lori; y en ese punto no había nada más que pudiese hacer para impedirlo.
Sin darnos cuenta, todo el recato y la poca moderación que existía entre nosotros pasó a un segundo plano. Por lo que rápidamente nos comenzar a besar con desbordada pasión y entusiasmo, mientras nos mordíamos los labios y jugueteábamos con nuestras veloces lenguas; como si fuésemos un par de animales salvajes en celo.
Nuestra respiración continuaba cada vez más comprometida, debido a los numerosos choques que manteníamos con nuestros cuerpos. En ese instante tenía una erección terrible, y no me importaba para nada, el que Bobby estuviese observando lo que ocurría. El único pensamiento que se mantenía a flote en mi cabeza, era el de acribillar la espléndida vagina que tenía frente a mí; mientras aún tuviese la oportunidad.
Lori también estaba increíblemente excitada, por lo que de un instante al otro dejó caer su cabeza hacia un costado de la mía, para luego intensificar sus brutales movimientos de cintura sobre mi afligido miembro; en su afán por tratar de someterlo completamente.
Sus ojos volvían a estar clavados sobre los míos. Ella sonreía levemente y con dulzura, a medida que aumentaba el ritmo de sus placenteros movimientos de cadera; haciendo que sus perfectamente redondeadas tetas, botasen con intensidad de un lado para el otro.
Lori lucía cada vez más eufórica y descontrolada. Por lo que, sin siquiera dejar de cabalgarme, me tomó rápidamente de una de mis manos, para luego comenzar a devorar mi dedo índice con auténtica soltura; como si fuese la más placentera de las paletas.
Mi adorada hermana mayor me tenía cada vez más desesperado, por lo que no tardé en retirar a mi cosquilleante dedo de sus apacibles labios; para luego introducírselo sin contemplación alguna, dentro de su apretado asterisco.
Por fortuna tenía el dedo tan increíblemente lubricado con su espesa saliva, que no tardó en abrirse paso dentro de su apretado agujero. Lo que resultó ser estímulo mucho más que suficiente, para arrancarle un par de llamativas expresiones de placer.
—¡Ohh, Sii, Lincoln! ¡Ughh! ¡Mghh! Me estás haciendo arder por dentro.
Podía sentir la frágil suavidad de su delicada piel, así como el prolongado calor de su temblorosa silueta, y eso solo me impulsaba a seguir penetrándola con mayor soltura; casi al tiempo en que mi alargado dedo índice, continuaba hurgando en su sensacional trasero.
De la nada entra en escena Bobby, quien al parecer ya no estaba dispuesto a seguir siendo un simple espectador. Por lo que de un instante al otro sacó mi dedo del perfecto culo de su novia, y procedió a colocarle una de sus amplias manos a la altura de su espalda; para luego comenzar a hacerle presión insistentemente hacia adelante, hasta dejarla pegada contra mi pecho.
Por un instante no tenía claro que era lo que pretendía, pero pronto el mismísimo Bobby me disipó cada una de mis nacientes dudas, en el instante en el que se comenzó a acomodar por detrás de su novia.
De ese modo, y sin importarle el que Lori continuase con mi pene alojado en lo más recóndito de sus entrañas, procedió a agarrar su verga con enorme destreza, y se la enterró sin ninguna clase de piedad en su desprotegido trasero; haciéndola gritar con gran exaltación, aunque no se si del dolor o del incomparable placer.
En esa nueva posición, no tardó en comenzar a penetrar con violencia el redondeado culo de su jadeante chica; y ante todo esto, yo permanecía inmóvil y sin saber que hacer. Aunque por suerte fue el mismísimo Bobby, quien me aclaró el camino que debía continuar.
—Que esperas, Lincoln. ¡Dale duro a esa perra!
La petición de Bobby era clara y concisa, pero a pesar de ello, no me atrevía a continuar para no dañar a la temblorosa chica.
Al ver la profunda indecisión en mi mirada, Lori me lanza un suave gesto de aceptación, para que comenzase a taladrar su encharcada vagina.
Ya más relajado, sujeté a mi hermana por sus apretadas caderas, y volví a arremeter ferozmente contra ella, con todas las ganas que tenía.
La sensación de estar taladrando su cálida vagina, mientras su novio la machacaba indiscriminadamente por su firme trasero, me estaba volviendo loco del gusto.
Cada vez que Bobby la embestía con fortaleza, ejercía una enorme presión sobre su aceitada vagina; la cual a su vez, oprimía mi atenta polla con elevada rudeza.
Esta sensación era algo tan único y tan difícil de explicar, que me sería muy difícil de volver a experimentar.
A medida que continuábamos revolviéndole sus sofocantes entrañas, podía notar la incomparable mueca de indudable satisfacción; que por instantes aparecía en el colorado rostro de mi lasciva acompañante.
—¡Ohh, si! ¡Ohh, sí! Más fuerte chicos... ¡Más fuerteee! ¡Eso es! ¡Eso es! ¡Ughh! Destrócenme por dentrooo.
Esta Lori era sencillamente ardiente, y por demás insaciable. Por lo que por más que intentase contener mi descomunal corrida, no iba a ser capaz de conseguirlo.
Fue así como cargado de un gran magnetismo en todo el cuerpo, comencé a notar la manera en la que mi burbujeante esperma, empezaba a abrirse paso desde la base misma de mi tensionado escroto, hasta llegar a la punta de mi maltratado capullo; quedando a las puertas de mi inminente corrida.
En ese punzante instante de tan invasiva excitación, bastó un suave gemido de la dulce boca de mi adorada hermana más grande, para comenzar a ser víctima de un excepcional espasmo que envolvió mi cuerpo con soberana brutalidad; hasta hacerme estallar en un tempestuoso mar de demencia y desesperación.
—¡Ohh, Oohh, Lori… Loriií! —resollé eufóricamente, a medida que mi complacida pareja, contenía sus entrañas con efusividad.
El continuo roce con las apretadas caderas de Lori, me estaba matando inevitablemente del gusto; y estaba intensificando con mayor exaltación, la sorpresiva potencia de mi descomunal corrida.
A medida que mi grumoso semen comenzaba a inundar el sosegado interior de mi agitada pareja, comencé a notar con gran preocupación, la indescriptible manera en la que me hacía falta el aire.
Mientras luchaba por no perder el sentido, Lori continuaba sacudiendo su cuerpo con descomunal agonía; casi al instante en que nos pedía que le diéramos con mucha más fortaleza. ¡Al parecer su resistencia y voracidad no tenía límites!
—¡Aahhh, Aaaghh! ¡Eso es! ¡Denme más durooo! Que esperan... ¡Reviéntenme por dentro!
Podía sentir con gran facilidad, la manera en la que mi copiosa leche se abría paso a través de su abrasador conducto vaginal; llenándola prácticamente al instante.
Luego de tan inolvidable corrida, mis fuerzas me abandonaron de manera inmediata, por lo que caí de espaldas sobre el pequeño colchón; mientras luchaba aparatosamente por tratar de respirar.
Justo después de desplomar mi cuerpo sobre la cama, Lori cayó de frente sobre mi pecho; mientras jadeaba con la boca abierta, y los ojos parcialmente entrecerrados.
En ese instante empleé mis últimas fuerzas con locura, para rodear su cintura poco a poco con mis manos; y comenzar a besar sus sonrosados labios con ternura. Para mi fortuna, Lori recibió cada uno de mis apasionados besos, haciéndome estremecer hasta la mismísima medula.
Mientras nos besábamos con afecto, Bobby continuaba penetrando insistentemente a Lori por el trasero. Pero ni eso pudo evitar que nuestro apasionado beso se extendiese por un largo rato.
Luego de varios cortos y placenteros minutos, caímos tendidos sobre la delgada tela blanca del colchón de Leni; completamente satisfechos por toda la vibrante entrega que habíamos intercambiado. Hasta que de un instante al otro interviene Bobby con enojo, para enviarme de vuelta a mi terrible realidad:
—Ya lograste sacarte las ganas que le tenías a tu hermana. Ahora deja a los grandes jugar. Lárgate de una buena vez... ¡Y no regreses!
Sin lugar a dudas este Bobby era todo un patán. Aunque después de todo lo que había hecho por mí, ya no me parecía tan mal tipo.
Lleno de resignación, me comencé a vestir con mucha lentitud. Y mientras me ponía poco a poco el pantalón, Bobby se abalanzó nuevamente sobre su desprevenida pareja, y le ensartó la verga de una sola estocada; hasta hacerla sonreír con inusitada felicidad. ¡Definitivamente habían nacido el uno para el otro!
Una vez que estuve vestido, me dispuse a abandonar la alcoba. No sin antes darle un último vistazo a la fabulosa figura de Lori; a medida que le succionaban las tetas con brutalidad.
Me sentía absolutamente complacido por lo que acababa de vivir. Pero tan pronto crucé el umbral de la puerta, no tardé en volverme a preguntarme con gran estupefacción… Con que otras impactantes sorpresas me llegaría a topar.
Aunque de lo que sí estaba completamente seguro, era de faltaba muy poco para llegar a averiguarlo.
Esta fabulosa aventura interdimensional se estaba convirtiendo en una de las más grandes experiencias de mi vida; y me tenía con unas terribles ganas, de continuar hasta el final.
