Eran un poco más de las 6 de la tarde, y la penumbra ya comenzaba a hacer de las suyas por todo lo largo del corredor. Pero a pesar del inmenso nerviosismo que sentía en ese momento, decidí adentrarme un poco más en mis alrededores.

Fue de ese modo como comencé a bajar las escaleras con elevada cautela. Y mientras lo hacía, empecé a mirar para todos lados, tratando de percatarme del mayor número de detalles posibles; que me ayudasen a establecer con mucha más claridad, en qué clase de lugar había aterrizado.

Al llegar a la sala comencé a buscar al resto de mis hermanas muy suavemente con la mirada, pero a la única que logré encontrar fue a Lana —o al menos a la versión sofisticada de esta dimensión— quién permanecía sentada en todo el frente del televisor, observando algún programa sobre modelaje.

Fue así como me mantuve junto a ella durante un par de eclipsantes segundos, apreciando en silencio su inusual belleza. Hasta que de un instante a otro Lana gira su pequeña cabecita hacia mí lado, percatándose de manera inmediata de mi singular presencia.

Una vez que logró observarme, su lindo y maquillado rostro le dio paso a uno plagado de profunda emoción; que me dejo completamente paralizado.

Los ojitos de Lana se iluminaron completamente al verme, y le fue imposible ocultar la gran impresión que sentía por tenerme en frente suyo. Fue así como cargada por una colosal adrenalina en todo el cuerpo, no dudó en lanzarse a mis expectantes brazos; para luego comenzar a propinarme una desorbitante ráfaga de desesperados besos por gran parte de mi desorientado rostro, que me hicieron sollozar de manera descontrolada.

Lana estaba tan increíblemente aferrada a mi agitada presencia, que por momentos me costaba trabajo el respirar con normalidad.

Después de un emotivo instante plagado de numerosos abrazos, e infinidad de lágrimas de felicidad, Lana se apartó brevemente de mi lado; y tras llenar sus pequeños pulmones con bastante aire, emite un sonoro alarido repleto de una fastuosa brutalidad, que sirvió para alertar a todas las chicas Loud que permanecían presentes en los alrededores.

—¡CHICAAAAAS, BAJEN YAAAA! ¡LINCOLN REGRESOOOÓ!

Tan pronto como sus hermanas escucharon su inesperado grito de advertencia, comenzaron a aparecer velozmente de todos lados; hasta dejarme rodeando en cuestión de segundos.

Luego de la tempestuosa avalancha en la que se convirtió la llegada de mis hermanas, conseguí apreciar mucho más de cerca las resplandecientes siluetas de Lana, Luna, Lola, y Lucy. Quienes permanecían de lo más atentas a cada uno de mis improvisados movimientos, mientras me veían con una enorme sonrisa en sus aclarados rostros.

Las únicas chicas Loud que brillaban por su ausencia eran Leni, Luan, Lisa, Lily y Lynn; aunque también faltaba Lori, quien seguramente continuaba divirtiéndose dentro de los confines de su propia habitación.

En ese inusual momento me resultaba completamente perturbador, el divisar las pronunciadas expresiones de descomunal alegría, que mantenían presentes por tener a su hermano de regreso.

Una vez que estuvieron más relajadas, y con la vista aun puesta sobre mi conmocionado ser, no tardaron en bombardearme con toda clase de excepcionales preguntas; que no tenía ni idea de cómo responder. Aunque lo que más querían saber en tan particular momento, era si me quedaría definitivamente en casa.

Fue muy duro el divisar cada uno de sus iluminados rostros de entusiasmo, sobre todo por la manera tan inocente en la esperaban que les diese una respuesta esperanzadora.

¡No sabía que hacer! No quería ilusionarlas diciéndoles que me iba a quedar, pero tampoco les iba a decir que su único hermano las volvería a abandonar, ya que eso sería sumamente devastador; y estaba más que seguro de que esas lindas chicas no se lo merecían.

La sala permanecía inmersa en un silencio de lo más inquietante, a medida que mis afanosas hermanas esperaban una respuesta a sus más sinceras inquietudes. ¡Rayos!

Cuando pensé que sería imposible escapar de tan incómoda situación, empecé a sentir como de la nada un auto se estacionaba en todo el frente de la casa; lo cual sirvió para que un par de ellas se acercasen a la ventana.

—Chicas, chicas… ¡Mamá Brita llegó a casa! —replicó velozmente Lola con bastante emotividad.

Espera… ¡¿Qué?! Como así que mamá Brita. ¿Es que acaso la madre de todas estas chicas era una persona diferente?

En ese breve lapso de tiempo, mi cabeza fue víctima de un sinfín de innumerables ideas, que me tenían con los pensamientos cada vez más frenéticos y alborotados. Hasta que, de manera casi casual, comencé a percibir el alucinante modo en el que la ensanchada puerta que delimitaba el acceso a la calle, se empezaba a abrir con total lentitud.

Una vez que logré visualizar el alucinante rostro de quien permanecía en la entrada, abrí mi boca con total estupefacción; luego de darme cuenta de lo extrañamente similar que se veía a mi madre.

Esa misteriosa mujer compartía la viva imagen que tenía la Rita de mi mundo, salvo porque su cabello era largo y de color castaño; y su descomunal silueta se veía mucho más que estilizada.

De un momento al otro mis pensamientos dieron un giro absolutamente inesperado, luego de observar con mayor detenimiento, el sonriente rostro de la pequeña niña que traía en los brazos. ¡¿Pero que rayos?!

Para mi sorpresa, Lily no solo se veía un poco más crecida en este mundo; sino que el característico mechón dorado que lucía en su cabeza, lo tenía completamente blanco.

Una vez que Brita se dio cuenta de mi fortuita presencia, pegó un profundo suspiro plagado de infinita consternación, que por poco la hace desplomarse al suelo.

Llena de ansiedad, se acerca poco a poco hasta el lugar en donde me encontraba; y una vez que me tuvo cerca, me susurra con gran delicadeza:

—¡Ay Cariño! No sabes lo feliz estoy de que finamente hayas decidido volver a casa. ¡Tenemos muchas cosas de que conversar!

A medida que Brita hablaba, me costaba mucho trabajo el mantener la mirada en sus expresivos ojos, sobre todo al ver sus excepcionales curvas; las cuales, eran mucho más marcadas que las que tenía mi madre.

De a poco la noche había comenzado a posicionarse definitivamente en el horizonte, y mis hermanas continuaban cada vez más exaltadas, debido a todas las vivaces emociones que había estado sufriendo a partir de mi llegada.

De ese modo, y tras darse cuenta de la locura colectiva que predominaba en el lugar, Brita interviene automáticamente, para tratar de darle orden a las cosas.

—¡Niñas, Niñas! Entiendo que estén alegres y llenas de preguntas por la llegada de su hermano, pero él debe de estar realmente cansado; así que… ¡Es mejor dejarlo descansar!

A decir verdad, Brita no estaba del todo equivocada. Ya que en el corto tiempo que había estado en ese mundo, había gastado una gran parte de mi limitada energía, intentando mantenerme a salvo; por lo que un breve descanso, no me caería para nada mal.

—Escuchen con atención... ¡Esto es lo que vamos a hacer! —señaló Brita con bastante autoridad—Luna y Lucy se encargaran de hacer la cena que le gusta, Lana le arreglará la alcoba para quitarle el polvo; y Lola lavará un par de sus camisas para que tenga que ponerse el día de mañana. ¿Está claro, chicas? Mientras hacen eso lo voy a llevar a mi alcoba para que se repose un rato. Así que… ¡Traten de no molestarlo!

Esta curvilínea versión de mi pasiva madre hablaba con tanta seguridad, que ninguna de sus exaltadas hijas se atrevía a contradecirla. Fue así como en cuestión de segundos se fueron separando una a una, para lograr cumplir con las tareas que les habían encomendado.

—¡Vamos Lincoln! Entra a mi cuarto para que puedas descansar.

En ese instante me sentía absolutamente relajado, al no tener que volver a ocultarme dentro de esta irreconocible dimensión. Y al encontrarnos solos y en confianza, quizás y hasta podría encontrar respuesta a varias de las preguntas que se repetían en mi cabeza.

Luego de entrar, Brita no tardó en seguirme con la pequeña Lily una vez más entre sus brazos. Y tan pronto estuvimos solos, procedió a asegurar la puerta con un pequeño cerrojo; y después de acostar a Lily sobre su cama, hizo algo que me tomo completamente desprevenido.

Con mucha rapidez Brita comenzó a desnudarse junto a la puerta de su habitación, hasta quedar tan solo cubierta por una pequeña tanga blanca de lo más ceñida y transparente; que no dejaba nada a la imaginación. ¡¿Es en serio?!

No podía salir del tumultuoso asombro en el que en ese instante me encontraba. Y las cosas se pusieron cada vez más intensas, una vez que esa impactante mujer me jaló directamente hacia ella; para luego susurrarme con sensualidad en el oído:

—¡Oh, cariño! ¡No tienes idea de lo mucho que te he extrañado! Me muero de ganas de volver a sentirte dentro. ¡Hmm! Y de que me hagas el amor como la última vez.

—Espera... ¿Que? ¡¿Es que acaso el Lincoln de esta dimensión se tiraba a su mamá con frecuencia?!

Su inusual conducta me dejó absolutamente impactado, y cargado de una infinidad de nuevos interrogantes; aunque en ese instante lo que más me tenía preocupado, era si su pareja llegaría en algún momento a casa.

En todo caso mis interrogantes pasaron a un segundo plano, justo en el instante en el que uno de los sensuales dedos de su delicada mano, tocó levemente mi oscilante brazo izquierdo. Haciéndome olvidar de una gran parte de mis reiteradas dudas.

En ese confuso lapso de tiempo, mi mente se reseteó completamente; y en lo único en lo que podía pensar, era en satisfacer a tan ardiente mujer.

Al percatarse del imponente bulto que tenía en el pantalón, Brita no tardó en comenzar a desnudarme con descomunal impaciencia; para poder dar inicio a nuestro inesperado encuentro amoroso.

Una vez que logró quitarme el calzoncillo, mi pene salió rebotando velozmente de un lado para el otro; haciendo que la pequeña Lily soltase una pequeña carcajada repleta de felicidad, que me hizo recordar que también estaba presente. ¡Rayos!

Al comprobar el alegre modo en el que la pequeña chica albina sonreía sin parar, detuve momentáneamente los animados movimientos ejercidos por su madre; mientras señalaba con uno de mis aterrados dedos, hacia el lugar en donde esta se encontraba.

—A-Aguarda un minuto, ¡No podemos hacer esto en frente de Lily!

—¡¿Y porqué no?! Si no es la primera vez que nos ve juntos. —señaló Brita con rapidez—. Además… ¡Quien mejor que sus propios padres para que le enseñen todo lo que hay que saber sobre el sexo!

Espera... ¿Qué? ¡Como así que sus propios padres! ¿Es que acaso el Lincoln de esta dimensión era el progenitor de Lily? ¡Pero en qué clase de lugar había aterrizado!

Sumamente impactado ante tan asombrosa afirmación, permanecí en silencio durante unos escasos segundos; tratando de asimilar todo lo que había escuchado.

—¡Que te pasa Cariño! Te noto un poco ausente.

Luego de articular tan pasivas palabras, Brita extiende lentamente sus delicadas manos en mi dirección; y comienza a acariciar mi desaliñada cabellera con gran dedicación; hasta lograr traerme de vuelta a tan inaudita realidad.

Tan pronto levanté la cabeza, mis ojos se posaron automáticamente sobre la espectacular silueta semidesnuda que lucía mi lujuriosa madre; haciéndome delirar de infinito regocijo, ante la enorme oportunidad que tenía delante mío. Y es que no era lo mismo el lograr tirarme a Rita dormida, que el poder disfrutar de toda la sensualidad, pasión y lujuria, que se escondía detrás de tan sublime figura.

Con la polla cada vez más entumecida, y sin importarme en lo más mínimo lo que pensaría Lily, sujeté a su madre de sus imponentes nalgas, y la llevé como pude en dirección hacia la cama; hasta dejarla tendida a mi lado.

Cuando finalmente la tuve cerca, conseguí observar con mucho más detenimiento sus magníficas y bien torneadas tetas; las cuales lucían increíblemente desafiantes, para alguien de su edad.

La sola vista de sus redondeados senos me hizo hervir la sangre por completo. Por lo que no tardé en lanzarme sobre su transpirada silueta, para comenzar a degustar sus inflamadas tetas con desesperación.

Estaba más que fascinado por la increíble tersura que tenían sus maravillosos pechos, ya que no podía entender como una mujer que era madre de 11 hijos, podía seguir estando tan buena.

Mientras continuaba pensando el ello, no pude evitar llevarme uno de sus erguidos pezones a la boca; lo cual fue mucho más que suficiente para catapultarme de vuelta, a mi más sentida infancia.

De ese modo, me dispuse a alternar entre cada uno de sus maravillosos senos, lamiendo y estrujando fuertemente cada uno de ellos; hasta hacerla sollozar con efervescencia:

—¡Mmm! ¡Si… Siiiiií! Apriétamelas… ¡Apriétamelas más fuerte! ¡Uhhh, Nghh! ¡Estás haciendo que me moje!

Mientras continuaba dando rienda suelta a mis más salvajes instintos, aproveché la oportunidad para lamer el contorno de sus aclarados senos, y para estirar los endurecidos picos de sus desafiantes tetas; al tiempo en que comencé a rastrillar su caliente sexo, con la dura punta de mi conmovida polla.

Brita me estaba brindando todo un sinfín de nuevas sensaciones, que me resultaban de lo más eróticas y estimulantes; haciéndome desearla cada vez con mayor intensidad.

Podía sentir todo el calor que emanaba de su voluminosa figura, así como la manera en la que esta se retorcía ante cada uno de mis feroces movimientos; por lo que al verla tendida sobre la cama, mientras comenzaba a jadear con indescriptible dificultad, sentí la necesidad de devorar sus temblorosos labios con urgencia.

Los dos estábamos tan erráticos y acelerados, que no éramos capaces de controlar el más mínimo de nuestros prolongados movimientos; sobre todo cuando nos besábamos.

De un momento a otro, nuestras lenguas se encontraban unidas en un mar de candentes roces, justo como si estuviésemos fornicando con nuestras fervientes bocas. Brita me magreaba con fiereza, y me imponía un ritmo tan increíblemente apresurado, que por momentos me resultaba difícil seguirle el paso.

En ese instante de mi vida jamás se me pasó por la cabeza, que tendría la oportunidad de poder disfrutar de la lasciva boca de mi ardiente madre; y mucho menos, con tanta sensualidad.

Brita era toda una experta a la hora de besar, y no tardó en hacérmelo saber; ya que de un instante al otro nuestras lenguas comenzaron a entremezclarse en un apasionado beso cargado de una agobiante intensidad, que me tenía con la verga cada vez mas temblorosa.

Perdido en una torrencial tormenta de besos y caricias, dirigí mis pequeñas manos hacia las enormes tetas de mi madre, para empezar a estrujárselas con gran disposición; mientras sujetaba con firmeza sus afilados pezones entre mis dedos.

Tan pronto Brita comenzó a liberar una apabullante serie de apagados gemidos camuflados, decidí abandonar la dulce calidez de su traviesa boca, e ir descendiendo mis humedecidos labios por gran parte de su agitado rostro; mientras seguía restregando mi vibrante falo, sobre la gloriosa zanja que se dibujaba en su empapada tanga.

Me sentía tan increíblemente exaltado debido a tantas emociones, que mi cuerpo se rehusaba a desprenderse de su lado. Fue así como con mucha dificultad, comencé a separarme poco a poco de su aclarada figura… ¡Aunque no completamente! Ya que mantenía el continuo roce de nuestros alterados sexos; mientras seguía recorriendo su transpirado cuerpo, con la punta de mis delgadas manos.

La enorme excitación que sentía en ese momento, era absolutamente abrumadora. Por lo que no tardé en posar ambas manos sobre los costados de su abultada entrepierna, para lograr liberar su sexo de la prisión que lo mantenía cautivo.

Por suerte Brita traía puesta una pequeña tanga tan atrevidamente reveladora, que se mantenía sujeta tan solo por dos simples nudos en sus costados. Así que solo tuve que tirar de ellos con un poco de suavidad, para lograr dejar su humedecido coño al descubierto.

Una vez que logré despojarla de ese minúsculo pedazo de tela, conseguí apreciar su reluciente figura, sin ninguna clase de bloqueos.

Brita tenía una vagina realmente impresionante, la cual estaba cubierta por un espeso matorral de finos vellos rubios, que cubrían por completo sus hinchados labios vaginales; hasta hacerlos parecer mucho más robustos de lo que en realidad se veían.

Estaba sumamente feliz por todo lo que estaba apreciando. Pero al ver a la atrevida copia de mi voluptuosa madre, mientras me enseñaba sus radiantes partes sin ninguna especie de pudor; no tardé en ser víctima de una suave contracción en la base misma de mis adoloridas bolas, seguido de un fuerte hormigueo en todo el centro de mi sensitivo estómago, que amenazaban con truncar cualquier amago de felicidad. ¡Rayos!

En ese punto la peligrosa combinación de mi elevada calentura, sumada al embriagador aroma que emitía su lanudo sexo, me tenía con cada parte de mi alterada existencia, temblando con abrazadora intensidad.

Cargado de una sofocante angustia, dirigí mis asustadas manos hacia la base misma de su aterciopelado sexo; y tan pronto llegué ahí, comencé a deslizar mis tenues dedos entre sus humedecidos pliegues vaginales, para tratar de descubrir su ensortijada hendidura.

En el momento en que Brita empezó a sentir la forma en que mis delgados dedos se deslizaban libremente entre sus inflamados labios, emitió un corto respingo de inconfundible placer; que la hizo tiritar con aceptación:

—¡Ohh, Siii, cariño! ¡Eso es! ¡Mmm, Siiiií! No sabes cuanto extrañé estar contigo.

Segado por la inusual lujuria, apoyé ambas manos en la parte más central de sus recortadas rodillas, y acerqué mi cara muy lentamente hacia su prominente raja; hasta lograr apreciar con mucha mas claridad sus acanelados labios vaginales, y la manera como de estos brotaban toda una serie de alargados hilillos del más intenso flujo, que recorrían abiertamente por todo lo largo de sus corpulentas piernas.

De un instante al otro mi cosquilleante polla se sacudió brevemente, al ver la forma en la que mi sensual acompañante, se comenzó a morder su delgado labio inferior con bastante sensualidad. ¡Wow! ¡Esa mujer sí que era ardiente!

Ver a Brita sobre su cama, con las piernas totalmente abiertas, mientras se mordía de manera lujuriosa los sonrosados labios de su atrevida boca; me dio el impulso necesario para lograr continuar con mi aventura, sin pensar en las consecuencias.

Una vez que estuve acomodado, volví a dirigir mis agiles dedos hacia sus brillantes pliegues vaginales, para comenzar a acariciarlos con gran tranquilidad.

De vez en cuando hacía que mis dedos se perdiesen en lo más profundo de su estimulado interior, tan solo para comprobar la manera en la que su frágil figura, se retorcía debido a tanto placer.

—¡Ohh, Ohhh, Siii... Cariño! ¡Hmm!¡Pero que rico!

Tan pronto Brita sintió el ligero tacto entre sus piernas, no tardó en plegarlas con gran ferocidad; hasta dejar sus rodillas apuntando ligeramente al techo, y sus piernas aclaradas lo más abiertas posible.

—¡Uhh, Siiii, cariño! ¡Mmm, Nghh! ¡Así, asiií! —murmuraba de lo más agitada, y con la voz realmente entrecortada.

Al ver lo descontrolada que se estaba poniendo, decidí continuar explorando todas las bondades de su maravillosa intimidad, así que rápidamente ubiqué mi nariz entre sus jugosos labios mayores; y me detuve a inhalar con gran vehemencia, el cautivante aroma de su poblado sexo.

Una vez que estuve en posición, saqué mi lengua todo lo que pude, y comencé a besar los aceitados costados de su frondosa abertura; hasta lograr impregnar gran parte de mi boca, con el dulce néctar de su vibrante raja.

Al sentir como mi lengua hurgaba libremente en medio de sus acalorados labios, Brita comenzó a sacudir su cuerpo con tanta ferocidad, que la pequeña Lily cambió su linda cara de alegría, por una repleta de ineludible pánico.

Llevado por la tormentosa excitación del momento, comencé a pasar mi lengua por todo lo largo de su aterciopelada pierna izquierda, besando y lamiendo el interior de su terso muslo; mientras disfrutaba de la inexorable calidez, que me regalaba su llamativa piel blanca.

—¡Mmm, Nghh! Asi, asi, cariño. ¡Oghh! ¡Hmm! ¡Continúa!

Era un hecho de que Brita ya no soportaba más mis más intensas provocaciones, así que agarré mi verga y se la comencé a restregar descaradamente por todo lo largo de su peluda abertura; empapándola con sus espesos jugos a mas no poder… Pero sin llegar a penetrarla en lo más mínimo.

—¡Ohhh, Ooghh! ¡Pero que esperas! Hazme tuya, que quiero volver a sentirte dentro.

Podía palpar la manera en la que los revoltosos pelillos de su poblado pubis, acariciaban dulcemente la cabeza de mi afiebrado miembro, cada vez que repasaba la abertura de su inflamado sexo.

Mientras continuaba restregándole mi glande por la entrada de su frágil gruta, empecé a estimular su palpitante clítoris con gran velocidad; tan solo para acabar con lo que le quedaba de paciencia.

Tan pronto mi duro pene rozó levemente su estresado botoncito, Brita pegó un corto brinco cargado de hilaridad; que la hizo zarandearse de un lado para el otro.

—¡Aahh, Aaghh! N-No puedo… ¡Mmghh! ¡No puedo más cariño! Métemela… ¡Métemela yaaaá!

Brita estaba temblando con mayor exaltación que en un principio, y su piel se había tornado cada vez más colorada. Es por ello que bastó con apoyar mi glande en la entrada de su encharcada cavidad, para que esta la engullera con enorme rapidez; hasta lograr sumergirme en un delirante mar de exaltación.

En el instante en el que mi dura estaca se abrió camino entre sus robustas piernas, Brita pegó un leve suspiro cargado de incondicional placer; que me hizo palpitar la verga, hasta hacerme estremecer.

—¡Aaahhh, Aahhh, Aghhh! ¡Siiiiií! ¡Que delicia!

Sentía como mi verga invadía tramo a tramo su poblado coño, y la manera en la que sus aceitadas paredes vaginales, se aferraba cada vez más a mi endurecido pene.

Con las pocas fuerzas que aún me quedaban, la penetré completamente; logrando que mi ansiosa verga se adentrara sin obstáculo alguno, dentro de su viscosa cavidad.

Pronto, comencé con un enérgico mete saca, que estaba revolviendo el interior de mi ofuscada madre; y ella solo se limitaba a responder con ahogados gemidos de placer, cada vez que mi erecto falo invadía vigorosamente sus acaloradas entrañas.

—¡Oghhh! ¡Ooghh! ¡Mmm, Nghh!

Bajo la atenta mirada de Lily, mi pene comenzó a perderse una y otra vez dentro del fogoso conducto vaginal de su sonriente madre; causándole varios espasmos en el proceso.

Brita estaba alterada y visiblemente afectada por las fuertes embestidas que le estaba propinando, tanto, que comenzó a jadear descontroladamente con la boca abierta; hasta lograr soltar un par de fuertes sollozos plagados de ansiedad, que retumbaron por toda la habitación:

—¡Mmmm, Siiiií... Cariño! ¡Eso es! ¡Que ricoooó! ¡Oghhh, Oogghh! No te detengas… ¡No te detengaaas!

Me llamó mucho la atención el hecho de que los fuertes chillidos emitidos por Brita, no llamasen la atención de ninguna de sus obedientes hijas; sobre todo con lo cerca que de seguro se encontrarían.

Me pregunto si la relación tan "estrecha" que compartían Lincoln con su lasciva madre era realmente discreta, o si por el contrario era todo un secreto a voces, dentro de los confines de la mismísima casa Loud.

A pesar de que aún contaba con varios interrogantes en mi cabeza, continúe azotando cada vez más fuerte la insaciable intimidad de mi madre paralela; para tratar de apaciguar la enorme calentura, que sentía en ese momento.

Cada vez que la penetraba con profundidad, me disponía a sacársela con enorme lentitud; tan solo para poder palpar, la manera en la que mi enrojecida polla rozaba sus lubricadas paredes vaginales.

Seguido de eso, se la volvía a enterrar hasta lo más lejano de su hambriento sexo, pero esta vez de manera más frenética y acelerada; mientras Brita mantenía sus codos apoyados en ambos lados de la cama, en un intento desesperado por tratar de mantener la calma.

—¡Ughhhh! ¡Siiií... Cariño, Siiiií! ¡Mmhhh! ¡No sabes cuanto extrañé sentir tu polla dentro!

Mi pene estaba hirviendo y a punto de reventar. De modo que me aferré a sus ensanchadas caderas, y aceleré cada vez más mis prolongadas embestidas; para tratar de disfrutar de su grandiosa figura, mientras tuviese la oportunidad.

Pero al parecer, la idea de terminar tan pronto no pasaba por la cabeza de mi madre; ya que en un parpadeo estiró sus piernas y las cruzó velozmente en la parte baja de mi espalda, para impedir que me apartase de su lado.

—¡Vamos Lincoln! M-Más, más... ¡Dame más! ¡Ohh, Ooghh, Siiií! ¡No te atrevas a parar!

Cada vez le daba con mucha más fortaleza, y sin ninguna clase de intermitencia. Y en un instante en particular, mis bolas comenzaron a chocar repetidamente contra su lubricado conducto; provocando que me temblaran las piernas con gran desesperación.

El voluminoso cuerpo de mi serpenteante madre paralela, poco a poco estaba acabando con lo que me quedaba de resistencia; dejándome bajo las inminentes puertas del desastre, al estar tan cerca de una dolorosa corrida. ¡Rayos!

Al ver la manera en la que mi frágil cuerpo se había comenzado a tensar, y lo realmente agitado que en ese instante me encontraba, Brita voltea la mirada poco a poco hacia mi lado; y me susurra casi suplicando:

—¡Ugh! ¡Aguanta cariño, aguanta! No te corras todavía, que aun quiero intentar una última cosa.

Diciendo esto separó sus piernas poco a poco de mi cuerpo, y tras colocar una de sus manos a la altura de mi pecho, me dio un pequeño empujón hacía atrás; hasta lograr conseguir que me apartara momentáneamente de su lado. ¡¿Pero que rayos?!

Esta inusual escena le causó mucha gracia a Lily, al ver la manera en la que su sonriente madre me había dejado con la polla completamente endurecida; y rebotando de un lado al otro.

La actitud de Brita me dejó muy desconcertado, ya que no esperaba que me alejase con tanta rapidez de su transpirado cuerpo; sobre todo sin haberme dejado terminar. Pero tan pronto estuvimos separados, sujeta mi mano con gran velocidad y me comienza a halar decididamente hacia ella; hasta dejarme tendido sobre la espaciosa cama.

Cuando finalmente estuve junto a ella, Brita hizo un rápido movimiento de caderas sobre mi temblorosa humanidad; hasta dejar su entibiecido coño, por encima de mi oscilante falo.

Una vez que estuvo acomodada sobre mi enloquecido miembro, se dejó caer suavemente sobre él; hasta hacerme estremecer del inigualable gusto.

—¡Ohh, Oohh… Brita! Eres… ¡Mmmh! ¡Eres sensacional!

—¡Gracias cariño! Pero tú sabes que no me gusta que me llames por mi nombre. Dime mamá, que eso siempre me calienta.

El interior de Brita era una auténtica delicia, y desde esa nueva posición mi pene entraba y salía con mucha más facilidad, chapoteando gruesas gotas de sus más espesos flujos para todos lados.

Tan pronto tuvo mi iracundo pene completamente en su interior, comenzó a cabalgarme con una gran velocidad, bamboleando sus imponentes tetas de un lado al otro; hasta hacer que la pequeña Lily se mantuviese enfocada sobre cada uno de sus desenfrenados movimientos, prácticamente como si estuviese siendo víctima de la más profunda hipnosis.

El prominente calor maternal que desprendía su espaciosa cavidad, abrigaba con gusto mi magullado falo.

Luego de un par de profundas embestidas, el cuerpo de Brita se comenzó a estremecer rápidamente; casi al tiempo en que balbuceaba con despiadada soltura:

—¡Ohhh, siiii, cariño! ¡Pero qué bien lo haces! ¡Uhh, Uhh, Siiiií! ¡Eres mejor amante que tu padre!

Escuchar esa extraña confesión de su parte, provocó que mi polla palpitase de una gran emoción; e hizo que me dieran muchas más ganas de machacar su encharcado interior, a punta de vergazos. Aunque para mi desgracia, era Brita quien tenía el control sobre tan dramática situación, por lo que no me quedó de otra más que tratar de disfrutar, de la manera tan eficiente con la que su sexo me exprimía.

En un parpadeo, nuestros cuerpos empezaron a intensificar sus desmesurados movimientos; siendo estos cada vez más continuos y ofuscados. La cintura de mi madre ya se había dejado de juegos, y lo único que pretendía en ese momento, era tratar de exprimirme todo lo posible antes de alcanzar su tan anhelado orgasmo.

La respiración apresurada emitida por ambos, rompió con el silencio que hasta ese instante predominaba en toda la habitación; y los constantes choques de nuestras partes se tornaron cada vez más sonoros y evidentes, emitiendo por momentos un singular sonido de chapoteo, cada vez que mi polla se abría paso dentro de su dilatado interior.

Brita estaba claramente en su límite, y su resistencia también; por lo que de un momento a otro apoyo sus manos sobre mi conmovido pecho, para tratar de mantener el equilibrio, y lograr dar rienda suelta a toda la pasión que le desbordaba por las venas.

Podía apreciar con gran claridad, la innegable expresión de lujuria que mantenía en su agitado rostro; es por ello que rápidamente la sujeto de sus brinconas tetas, para ayudarle a sostenerla en sus movimientos de cintura.

A medida que nuestros cuerpos se iban acercando al inevitable final, Brita acentuaba cada vez más las endemoniada sacudidas de su cuerpo; casi al tiempo en que emitía desesperados quejidos a diestra y siniestra.

Pronto, los incesantes gemidos que producía mi madre, se fueron transformando en feroces gruñidos de desmedida ansiedad; que fueron consumiendo su resistencia interior.

—¡Ughh, Cariño! No puedo… ¡Nghh! ¡N-No puedo más! Vamos… ¡Corrámonos juntos!

Ver a Brita completamente sudada, mientras cabalgaba cada vez más rápido sobre mi adolorido pene, fue mucho para mí; por lo que comencé a sentir como mis bolas le daban paso a una sustanciosa y brutal corrida, que amenazaba con llenar por completo el enorme interior de mi insaciable amante.

Aunque mi única intención en ese momento era la de poder disfrutar de su lascivo cuerpo el mayor tiempo posible, no quería correr el riesgo de dejar a Lily con otra hermanita. Es por ello que intenté apartarme poco a poco de su lado, para evitar soltar mi lefa en su interior. Pero a pesar de mis prolongados forcejeos, Brita siempre me lo impedía; y en lugar de detenerse, batía sus caderas con mucha más brutalidad, para evitar que me escapase de su lado.

¡Ya no podía más! El constante calor proveniente del fulgurante coño de mi atrevida acompañante, había disipado la poca cordura que aún prevalecía en mi cabeza; por lo que en ese instante en particular en lo único en lo que podía pensar, era inundar sus encharcadas entrañas con mi más grumosa lefa.

Fue así como entregado momentáneamente al placer, sujeté a Brita por su maravilloso trasero, para luego levantar mi pelvis con gran efervescencia; hasta hacerla coincidir con las irregulares embestidas de mi trastornada pareja.

En ese momento Brita cerró sus ojos, tomó una larga bocanada de aire, y dio inicio a un último y desenfrenado movimiento de cintura, que hizo que nuestros enrojecidos cuerpos sucumbieron a la pasión desorbitante; hasta lograr explotar al unísono, en un estrepitoso mar de inocultable agonía.

—¡Oohh, Ohhh! ¡Que rico mami, que riccooó!

—¡Aahhh, Aaghhh... Siiiií! ¡No pares cariño, no pares! ¡Uughhh! ¡Eso es! ¡Relléname como a un pavo!

A medida que mi semen se iba esparciendo con lentitud dentro del inflamado útero de mi lasciva amante, nuestros cuerpos fueron presa de un desgarrador orgasmo de lo más demoledor; que nos hacía respirar con enorme dificultad.

En ese punto y después de haber experimentado una corrida con tan alta intensidad, Brita no pudo más y cayó rendida por encima de mi pecho; meciendo su aceitada concha con gran suavidad.

Así estuvimos tendidos durante varios minutos, tratando de asimilar el maravilloso momento que habíamos vivido; y lo hicimos completamente en silencio, y sin siquiera atrevernos a cruzar nuestras conmovidas miradas.

A medida que intentábamos recuperarnos de lo ocurrido, mantuve mi sensible verga dentro de su espaciosa cavidad, a la espera de lograr liberar hasta la última gota de mi prominente néctar entre sus piernas. Ya no había espacio para arrepentimientos, por lo que lo único que me quedaba, era el disfrutar de tan colosal momento.

Pasados los minutos, caímos rendidos el uno al lado del otro, completamente extenuados y con una inigualable sonrisa en nuestros transpirados rostros; y todo esto bajo la mirada cómplice de la pequeña Lily, quien lucía bastante agitada por lo que acababa de presenciar.

Ese día en particular había estado repleto de tan intensas emociones, que no pude seguir manteniéndome despierto; por lo que caí rendido en un profundo suspiro, no sin antes escuchar un último susurro que me decía:

—¡Descansa amor!

¡Si esto no era felicidad, no sé qué rayos podía serlo!

Estuve durmiendo sobre la cama, completamente relajado y sin ganas de despertar. Hasta que de manera casi casual, comencé a sentir un extraño cosquilleo a la altura misma de mi somnoliento pene; que me hizo recobrar la consciencia de manera estrepitosa.

Al abrir los ojos pensé que aún continuaba soñando, ya que pude observar de manera clara y directa, el modo en el que Brita sujetaba mi flácida polla entre sus carnosos labios; a la vez que acariciaba mis electrificados huevos con sus manos.

Con razón había tenido 11 hijos. ¡Mmmh! Aunque a estas alturas, lo raro era que no hubiese tenido muchos más.

Mientras Brita succionaba con insistencia la reducida punta de mi flácido capullo, Lily se acercó poco a poco hacia su lado, para ver con más detalle lo que su progenitora hacía con sus mordaces labios.

Es por ello que al sentir su boca entre mis extenuadas piernas, mientras éramos observados por su pequeña hija con indudable provocación; no pude evitar ser víctima de una portentosa descarga de desmesurado placer, que provocó que mi maltratado miembro cobrase vida nuevamente.

En ese punto mi cuerpo permanecía mucho más que adolorido, pero mi voluntad se mantenía completamente intacta; por lo que quería continuar explorando el maravilloso cuerpo de mi madre.

Desde mi privilegiada posición podía ver la manera en la que la acalorada mujer de cabello castaño, se engullía mi rugosa verga con bastante agilidad. Hasta que de manera casi casual, detuvo sus movimientos sin ninguna explicación.

Fue en ese momento en el que logré visualizar, la alucinante manera en la que mi voluptuosa acompañante de otras tierras, tomaba a Lily por uno de sus delgados brazos; y la arrastraba hasta lograr dejarla a escasas pulgadas de mi falo.

Estaba claro lo que Brita pretendía, y Lily no tardó en hacerle caso. Fue así como sin siquiera pestañear, y con una enorme sonrisa en su resplandeciente rostro, la dulce y al parecer no tan inocente Lily envolvió mi polla con su diminuta mano; y comenzó a deslizar sus dedos de arriba hacia abajo, tal y como lo había hecho su fogosa madre minutos antes.

La sensación de tener a mi hermanita menor, sujetando torpemente mi pene, mientras trataba de masturbarme; era algo realmente difícil de explicar.

Por instantes Brita cubría la pequeña mano de Lily con la suya, y le indicaba la manera correcta de lograr frotar mi miembro. Aunque en ese punto, el simple contacto de su tibio tacto sobre mi intranquila polla, era suficiente para hacerme estremecer con efervescencia.

Lily aprendía rápido, y pronto ya había alcanzado un delicioso ritmo de lo más prometedor, que amenazaba con hacerme acabar en cualquier instante.

Sin darme cuenta, Lily me tenía con las bolas totalmente hinchadas, y con el cuerpo mucho más que tembloroso; y al parecer estaba disfrutando al máximo de lo que hacía, ya que su sonrisa era cada vez más grande y descarada, y sus pequeñas caderas habían comenzado a menearse como si tuviesen vida propia.

Afortunadamente para mí, Brita se percató de lo realmente estresado que me mantenía en ese instante; por lo que no tardó en apartar a su inquieta hija de mi lado… Aunque no sin antes decirle con absoluta delicadeza:

—¡Ten paciencia cariño! Ya tendrás tiempo de jugar con papi. Pero por ahora, ¡es el turno de mamá!

Brita estaba completamente deseosa de continuar exprimiendo mi joven cuerpo con gran irreverencia, y por mi parte, no tenía ninguna clase de reproches al respecto.

Fue así como arqueando sus prominentes piernas poco a poco, fue posando su candente cuerpo por encima del mío, hasta quedar una vez más frente a frente.

Una vez que estuvo acomodada sobre mí, dio inicio a una intempestiva sesión de besos apasionados; mientras mis manos se aferraban como podían, sobre sus prominentes nalgas.

Tener a Brita sobre mí, mientras besaba apasionadamente gran parte de mi sudado rostro; no tenía punto de comparación.

Permanecimos en esa posición durante un par de minutos más, hasta que de manera casi repentina, Brita detuvo una vez más todos los mimos y caricias que me estaba propinando; y con una agilidad jamás pensada en ella, giró todo su cuerpo 180 sobre su propio eje, hasta ensamblarnos en un perfecto 69.

En esa nueva posición, Brita quedó con su boca justo sobre mi palpitante polla, mientras que su rezumante sexo se alojó por encima de mi expectante rostro; regalándome una perfecta vista de su inigualable interior.

De repente, y sin pensarlo demasiado, Brita aprisiona mi hombría entre sus tersos labios, y comienza a succionarla con indescriptible esmero; causándome un par de fuertes contracciones, que amenazaban con hacerme desplomar.

En toda mi vida jamás pensé llegaría a decir esto, pero... ¡Qué bien me la chupa mi madre!

Mientras Brita continuaba regalándome una fabulosa mamada de campeonato, de su concha comenzaron a escaparse varias gotas del más cristalino flujo; prácticamente como si se tratase de un grifo mal cerrado. Así que, mientras empleaba mi lengua para acariciar de arriba a abajo sus hinchados labios vaginales, aproveché la oportunidad para comenzar a degustar, los diversos flujos que iba liberando.

El sabor de sus entibiecidos jugos era sencillamente alucinante. A pesar de ser algo agridulces, y ligeramente fuertes, su sabor me resultaba difícil de olvidar. De ese modo, comencé a batir mi lengua en círculos dentro de sus rugosos pliegues vaginales, para no dejar escapar ni una sola gota de tan preciado líquido.

Así permanecimos durante varios minutos más, suministrándonos placer el uno al otro; y a medida que lo hacíamos, nuestros cuerpos se iban encendiendo cada vez más rápido.

Era evidente que esa mujer y yo compartíamos un vínculo más que familiar, ya que ambos manteníamos la misma pasión y lujuria, dentro de nuestras corrompidas almas.

Mis embates sobre el sexo de mi madre no tardaron en rendir sus frutos, ya que podía ver la manera en la que esta batía sus caderas sumamente rápido, cada vez que mi delgada lengua se adentraba en su interior.

Por momentos, me valía de la ayuda de mis alargados dedos, para arrancarle más de un suspiro a mi ofuscada amante; y lo hacía, introduciéndoselos muy lentamente en su pronunciada abertura, hasta hacerla ronronear con fastuosa intensidad.

—¡Mmhh, Mmmh… Ughhh! ¡Nghhh!

Mientras la penetraba repetidamente con mis dedos, empecé a repasar cada uno de sus sonrosados labios vaginales con la suave punta de mi delgada lengua; hasta hacerla suspirar con mayor velocidad.

En ese punto Brita estaba completamente descompuesta, tanto, que ya ni siquiera se animaba a devorarme la polla. Es más, su respiración era tan abierta y entrecortada, que en un instante dado prácticamente se sentó sobre mi rostro; mientras trataba de recuperar el control perdido sobre su propio cuerpo.

Todo parecía indicar que mir fervientes ataques en su vagina, la tenían a punto de correrse nuevamente; lo cual me hacía sentir mucho más que bien.

En un instante dado, comencé a sentir una extraña estrechez que comenzaba a envolver la frágil punta de mi acalorada polla; la cual me resultaba de lo más confusa y placentera.

Luego de apartar mi rostro de la peluda raja que tenía en frente, logré percatarme de lo que realmente se trataba. Y tan pronto lo hice volví a llevarme un nuevo sobresalto, que me dejó mucho más que asombrado. ¡Era Lily!

Brita tenían sostenida a Lily justo sobre mi abultada polla, mientras hacia una intensa presión directamente hacia abajo, para que sus diminutos labios vaginales devorasen mi aterrada polla.

La impresión que me llevé fue mayúscula, sobre todo cuando vi la expresión de alegría que se dibujaba en el lindo rostro que tenía su hija. Fue así como cargado de dudas, no tardé en renegarle a Brita sobre el inesperado suceso que se estaba presentando.

—Pe-Pe… ¡¿Pero que rayos crees que haces?!

—¡Cariño, relájate! Solo estoy haciendo lo que le prometimos a tu hija la última vez que estuvimos juntos ¿Es que acaso no lo recuerdas?

—Espera... ¡¿Qué?! De qué me estas hablando. ¡¿Qué es lo tengo que recordar?!

—¡Ay cariño! ¡Pero que memoria la tuya! La última vez que hicimos el amor, Lily intentó desesperadamente chuparte la polla; y al darse cuenta de que no la dejabas, de un momento al otro se puso a llorar. ¡Hmm! Y como eres tan complaciente con tu pequeña hija, le prometiste que la próxima vez que estuviésemos juntos, la dejarías jugar con tu linda barra de carne. ¡¿Ahora si lo recuerdas?!

En ese instante me resultaba muy difícil el llegar a comprender, como es que esa mujer quien era la viva estampa de mi tranquila madre, podía ser capaz de entregarme la preciada virginidad de su pequeña hija, sin siquiera poner resistencia.

Esta dimensión estaba resultando ser más loca y retorcida que mi propio mundo; y es que jamás se me habría pasado por la cabeza que tanto la Brita como el Lincoln de este lado, pudiesen llegar a ser tan "complacientes" con su propia hija.

Estaba algo confundido al tener el coño de la pequeña Lily, haciéndome presión sobre mi inflamada polla. Pero a pesar de mis constantes dudas, me moría de ganas de volverla a penetrar.

Y es que, si no me la tiraba yo, tarde o temprano el otro Lincoln lo iba a hacer; así que… ¿Porque no adelantármele y ganarle de mano? A fin de cuentas, esta Lily también pintaba a que iba a ser bastante facilota; por lo que si esta mujer quería que la hiciera mía, estaba más que dispuesto a darle gusto.

Una vez que estuve convencido de disfrutar del cuerpo de mi risueña "hija", Brita volvió a retomar su labor, y continuó ejerciendo presión insistentemente hacia abajo; para que mi polla se abriera paso de una buena vez, dentro de su estrecha almejita.

La sensación que me causaba la apretada rajita de Lily, cada vez que rebotaba sobre mi punzante falo, me tenía con el cuerpo sumamente tensionado.

Brita continuaba ejerciendo presión para que la apretada conchita de su pequeña hija, dejase entrar definitivamente a mi punzante miembro; aunque a decir verdad, ¡No era para nada una tarea sencilla!

Cada vez que mi sonrojado glande intentaba deslizarse en medio de sus recortadas piernas, Lily solo atinaba a soltar pequeñas risitas de incuestionable placer; que me animaban a continuar. ¡Como se notaba de quien era hija!

Después de varios intentos fallidos, finalmente mi polla comenzó a abrirse paso dentro de su ajustada rajita.

En el instante en que Lily empezó a sentir como mi pene se apoderaba poco a poco de su preciado interior, transformó su lindo rostro plagado de ternura, por uno rebosante de dolor y sufrimiento; que la hizo sacudir todo su cuerpo, hasta llegar a las lágrimas.

Una vez que logré deshacerme casi por completo de la fina barrera que protegía su aterciopelado conducto, mi pene comenzó a palpitar en busca de más. Fue así que tras pegarle un par de palmaditas a Brita en el trasero, le hice un par de señas rápidas para cambiar de posición.

Brita entendió inmediatamente lo que pretendía hacer, así que sin dudarlo apartó su coño de mi cara, y sujetó con firmeza el tembloroso cuerpo de su intranquila hija; mientras acomodaba mi conmovido falo, justo en medio de sus ceñidos labios.

Una vez que estuve a escasos centímetros de su frágil silueta, comencé a reparar con un poco más de detalle, la pequeña humanidad que tenía Lily. La cual, era increíblemente similar a la que yo recordaba; exceptuando el frondoso mechón de cabello blanco que tenía en su cabeza.

Fue en ese momento, cuando por mi mente se cruzó la idea de no continuar, para no lastimar a Lily. Pero justo en ese instante Brita entró en escena, y ante mi completa incredulidad, empieza a besar a Lily en todo el centro de su delicada boquita, para luego descender con total tranquilidad; hasta lograr llegar a su abultada entrepierna.

Pronto, Brita comenzó a arrancarle pequeños gemidos del más intenso placer a su consternado retoño; que no tardaron en devolverle la felicidad a su aterrado rostro.

Luego de un rato, la pequeña Lily había olvidado todo el dolor que sentía en su cuerpo, y en sus ojos se veía el inocultable deseo de continuar aprendiendo.

Lily lucia sumamente ansiosa, y de su boca habían empezado a fluir un par de chorros de la más espesa baba, producto del descontrol que estaba sintiendo en su inexperto cuerpo.

Esa escena puso aún más dura mi vibrante polla, y me hizo olvidar de todas las dudas que llegaron a rondar mi mente. En ese instante la única cabeza que mandaba en mi cuerpo, era la que se alzaba vigorosamente entre mis piernas.

Una vez que Lily comenzó a relajarse, y a dejarse llevar por la majestuosa lujuria que sentía en su tembloroso ser, Brita se aparta levemente de su lado; y me esboza con absoluta suavidad:

—¡Listo, cariño! Es tu turno. ¡Ya sabes que hacer!

Aún me costaba trabajo creer todas las cosas por las que había pasado desde que llegué a esta dimensión. Y en ese punto, tan solo podía pensar en dos palabras que se repetían una y otra vez en mi nublada mente. "Gracias Lisa".

Con la lujuria aún fluyendo de manera descontrolada por cada rincón de mis afanosas venas, acerco mi rostro a la abultada entrepierna de mi expectante "hija", y sin perder ni un solo detalle de sus entrecortados movimientos de cintura, saco mi lengua brevemente; y doy inicio a una intensa sesión de veloces lametazos en la cara interna de sus inflamados labios, que le hicieron arquear su pequeña espalda de manera desenfrenada.

Al sentir como una nueva persona retomaba las chupadas en su ajustada almejita, Lily sonrió brevemente del gusto, y dio inició a un desesperado temblor en su cuerpo, que ayudó a incrementar aún más mi elevado grado de excitación.

Estaba muy caliente, y jamás pensé que esta sonriente versión de Lily, fuese capaz de ponerme así. ¡Al parecer no era tan diferente al Lincoln de este mundo después de todo!

Mientras lamía con muchas más ganas la humedecida rajita de Lily, comencé a sentir como unas manos se posaban tímidamente sobre mi cabeza, agarrándome del cabello.

Al levantar un poco la mirada, pude percatarme de que las manos eran de Lily, quien continuaba revolviéndose del apabullante gusto; y que al parecer, me sujetó del cabello para evitar que me apartase de su lado, tal y como lo había hecho su propia madre minutos antes.

¡Estaba que no podía más! Fue así como sin más preámbulos, retiré la manito que tenía Lily sobre mi cabeza, y acomodé mi cuerpo lentamente entre sus oscilantes piernas; hasta posar mi duro pene sobre la entrada de su estrecha rajita. Una vez ahí, me dispuse a penetrarla de manera lenta pero sin pausa, hasta lograr abrirme paso entre sus aclaradas piernas.

Poco a poco le fui encontrando el ritmo a las cortas embestidas, que le iba propinando a la agitada figura de Lily; y lo continúe haciendo hasta prácticamente comenzar a sentir, la manera en la que mi vigorizante miembro se abría camino una vez más, dentro de su apretada gruta.

Estuve bombeando en su interior durante un par de prolongados minutos, y cada vez que lo hacía trataba de enterrarle solo un poco más de mi abultada cabeza; para no lastimarla demasiado. Por lo que luego de darse cuenta de lo que estaba pasando, Brita intervino con una enorme sonrisa en su malicioso rostro; y tras apoyar sus manos sobre mi expuesta espalda, empezó a ejercer presión acentuadamente hacia abajo, hasta lograr que mis huevos chocasen contra su apretado sexo.

Brita era una mujer sumamente sorprendente, y de mucho cuidado.

A pesar de mis intentos iniciales de tratar de penetrarla con delicadeza, no pude evitar recibir la "ayuda" que me estaba prestando la retorcida versión de la Brita de este mundo. Por lo que me dejé llevar por el enorme deseo que invadía todo mi cuerpo; y empecé a embestirla con mucha más velocidad.

En un principio la simple idea de hacer mía a la Lily de esta dimensión, me parecía de lo más absurda e innecesaria; sobre todo teniendo a su insaciable madre a mi disposición. Pero a medida que Brita me obligaba a embestirla con todo lo que tenía, sin importar si mis azotes le causaban algún tipo de dolor o sufrimiento; mi cuerpo se empezó a llenar de una intensa energía lujuriosa absolutamente retorcida, que me había comenzado a nublar el juicio.

Habiéndome entregado al desbordante deseo del momento, sujeté con firmeza a Lily de su reducida cintura, y ya sin contemplación alguna, comencé a empalarla con una gran fortaleza; enterrándole mi cosquilleante polla, hasta lo más profundo de su esponjoso ser.

Mientras mi miembro se iba desapareciendo entre los pálidos labios de mi aterrada hermanita, comencé a sentir un agudo calor que abrazaba la totalidad de mis ardientes bolas, y que me hacía sentir bastante extraño; y al mirar brevemente hacia abajo, me pude percatar con claridad de lo que se trataba.

Mis huevos estaban sumamente calientes por las continuas gotas de sangre que había comenzado a brotar del indefenso sexo de Lily; las cuales, no sólo estaban contribuyendo a que mis partes se calentaran súbitamente, sino que también servían como lubricante para que mi polla se adentrara con más libertad en su magullado interior.

Ver su sangre en lugar de detenerme, me estaba generando un intenso cosquilleo en el centro mismo de mi alterada existencia; que me impulsaba a penetrarla cada vez más fuerte.

En ese punto la influencia de Brita era tan marcada, que solo podía pensar en satisfacer mis más bajos impulsos sexuales; sin importarme si lastimaba o no a su pequeña hija. ¡¿Acaso ese era el verdadero Lincoln Loud?!

En el instante en que la pequeña albina se percató de la feroz manera en que mi hambriento miembro la perforaba, no tardó en retorcer su cuerpo con gran perturbación; en un claro intento por tratar de librarse, del enorme intruso que tenía entre las piernas. Aunque en ese punto era mucho más que inútil, ya que su apretado coñito… ¡Era todo mío!

Tan pronto Lily comenzó a llorar, y a tratar de emitir un par de desesperados alaridos de dolor, su madre entró en escena y le puso una de sus manos sobre su temblorosa boquita; para impedir que sus continuas muestras de sufrimiento, llamasen la atención del resto de sus hermanas.

—¡Vamos papi! ¡Deja de contenerte y dale con todo! Es la única manera de que esta zorrita aprenda.

Era evidente que esta Brita era una máquina sexual consumada, que estaba disfrutando al máximo mientras veía, la manera en la que su indefenso e incestuoso retoño, era devorado por su lascivo padre.

De un momento a otro, los múltiples intentos de Lily por tratar de zafarse de mi petrificada estaca, lo único que lograron fue que le diera con mucha más fortaleza; hasta llegar a irrumpir en el interior de su apretado útero.

—¡Mmm, Mmhh… Mmmm! —protestaba tenuemente la pequeña Lily, con los ojos ya cargados de una gran resignación.

En ocasiones, podía sentir la manera en la que mis endurecidos huevos, chocaban una y otra vez contra su pequeño sexo; llegando a provocar un extasiante sonido de golpeteo, que hizo que Brita comenzara a relamerse los labios con soltura.

En ese punto me encontraba sumergido en un éxtasis tan majestuoso y profundo, que lo único que deseaba era liberar mi grumoso esperma, en las entrañas confinadas de tan indefensa criaturita.

Me encantaba empujar mi miembro hasta el interior mismo de la silenciada Lily, y permanecer así, con la polla clavada en lo más lejano de su lubricado sexo; viendo cómo se la tragaba por completo esa vagina tan golosa.

Luego de una serie de tenaces estocadas, volvía a embestirla con todas las fuerzas que tenía; mientras observaba como sus pequeñas y translúcidas lágrimas, empezaban a salir de sus brillantes ojos.

Lily me tenía completamente descontrolado. Por lo que al ver su rostro plagado de incesante dolor, mi polla se puso cada vez más dura.

Fue así como llevado por la enorme calentura del momento, me dispuse a pasar mi lengua por todo lo largo de sus ruborizadas mejillas; para poder disfrutar del intenso sabor salado, que permanecía en sus cachetes.

A medida que daba inicio a un frenético mete y saca, no pude evitar llevarme a la boca uno de sus diminutos pezoncitos; el cual sujeté muy suavemente con mis labios, hasta hacerle retorcer los ojos.

—Eso es cariño... ¡Chúpale las tetas! Que si es como su madre, no tardará en sacudirse del placer.

Todo parecía indicar que las efusivas palabras de Brita eran ciertas, ya que al poco tiempo Lily se estaba empezando a entregar cada vez más, al desmesurado goce que sentía por dentro. Si esta niña había heredado al menos una pequeña parte del hambre sexual que tenía su madre, su futuro iba a ser de lo más desenfrenado.

Sorprendentemente, el cuerpecito de Lily ya no se sacudía como lo hacía antes, y había comenzado a cambiar el tono pálido de su suave piel, por uno mucho más carmesí.

Estaba claro que Lily ya había empezado a dejarse llevar por los fuertes estímulos que sentía por dentro; por lo que tan solo era cuestión de tiempo para que se dejase llevar, por la enorme excitación que sacudía su cuerpo.

Pronto, mi excitación se hizo tan grande e incontrolable que comencé a pellizcar sus minúsculos pezones con descaro; los cuales, para mi sorpresa, permanecían totalmente erguidos.

Sentir como de a poco la pequeña Lily iba cediendo a cada uno de mis feroces estímulos, me empezó a generar una fuerte punzada en la parte media de mi vibrante polla; que me anunciaba con melancolía que faltaba muy poco para lograr correrme. ¡Rayos!

Pero justo cuando iba a intensificar mis acalorados movimientos, Brita coloca su mano en mi hombro; y me dice con seguridad:

—Espera un momento, cariño. Lily está completamente entregada. Así que deberías aprovechar para dilatar su otro agujero.

—Espera… ¡¿Qué?!

—¡Tal y como lo oyes! Este es el mejor momento para que pueda disfrutar de las bondades del sexo. Por lo que de aquí en adelante, le será más sencillo conocer su propio cuerpo. Anda, cariño… No hagas esperar más a tu pequeña hija.

A medida que pasaban los segundos, mi mente era víctima de un extraordinario caos.

En ese preciso momento, en lo único que pensaba era en lograr vaciarme en el apretado coñito que tenía Lily; pero luego de escuchar las sorpresivas palabras de su madre, me deje llevar para no contradecirla. ¡Mmm! Aunque quizás en el fondo, también me encantaba la idea.

De ese modo, y tras reunir todas mis fuerzas, le di un último par de estocadas en su ya caliente rajita; y se la saqué rápido para no correrme.

Lily, al sentir como su inesperado intruso había liberado finalmente su inocente raja, comenzó a respirar mucho más despacio. Pero con lo que no contaba entonces, era que nuestro inusual encuentro aún estaba lejos de terminar.

Cuando finalmente le aparté mi miembro, Brita me quedó mirando a los ojos con una expresión de claro escepticismo, al poner en dudas su sería capaz de hacerlo; pero esta se le fue disipando con total rapidez, tan pronto comencé a darle la vuelta al maltratado cuerpo de su hija.

Una vez que estuvo de espaldas, pude ver como su propia madre le colocaba un cojín por debajo de su abdomen, para dejar su traserito completamente elevado.

Prontamente cambié de postura, hasta lograr ubicarme por detrás de ella. Aprovechando mi nueva posición, separé sus glúteos con mis nerviosas manos. Y tras apretar sus cachetes contra mi ansiosa polla, me empecé a masturbar con gran delicadeza por todo lo largo de su aterciopelada raja; mientras subía y bajaba rítmicamente mi exaltado miembro entre sus piernas.

El calor que emanaba de su apretado culo era una auténtica delicia, y en ese punto tan solo avivaba aún más mis terribles ganas, de pulverizar su candente interior.

Fue así como sin darle más largas al asunto, abrí sus cachetes con gran delicadeza, y comencé a puntearle el ojete con la inflamada punta de mi enrojecida polla; para tratar de adueñarme de su linda colita lo antes posible.

Lily estaba muy estrecha, y por más que lo intentaba, no lograba avanzar en lo más mínimo. Pero afortunadamente contaba con el apoyo incondicional que me brindaba Brita, quien al ver que no lograba continuar, no tardó en intervenir para ayudarme a que alcanzara mi objetivo.

—¡Cariño, date prisa! La cena ya debe estar casi lista.

—Si, si... Eso lo sé, pero... ¡Es que Lily está muy estrecha!

—No te preocupes, ¡eso es normal! Abre la gaveta que está justo a tu derecha, y saca el pequeño tubo de tapa roja. —luego de decir esas palabras, Brita procedió a guiñarme un ojo con picardía.

Casi sin pensarlo estiré mi brazo, y saqué el pequeño recipiente que había mencionado; y al tenerlo en mis manos, pude ver que en un costado decía en letras pequeñas, "Petrolean Jelly". ¡¿Pero que rayos?!

Sin tener muy claro que era lo que contenía, lo abrí y le apliqué un poco a Lily en el ojete; y al ver lo viscoso que era, no tardé en esparcir otra pequeña parte, sobre la copiosa punta de mi esponjosa polla.

Esa pasta se sentía algo rara y bastante fría, pero parecía lo suficientemente resbaladiza como para vencer la última defensa que tenía Lily.

Dicho esto, comencé a frotar mi polla por el firme trasero de mi sollozante hermanita; y al hacerle un poco más de presión, pude ver como mi pene no tardó en comenzar a abrirse paso a través de su estrechado asterisco. ¡Finalmente el último agujero de Lily era todo mío!

Tan pronto Lily sintió como su apretado ojete no había logrado contener mis fervientes arremetidas, trató de gritar una vez más; pero al darse cuenta de que no le sería posible, dejó escapar un par de lágrimas llenas de resignación.

Por suerte Brita volvió a taparle la boca a tiempo, para evitar que llorase; porque de lo contrario, sus estruendosos gritos se hubiesen escuchando hasta en mi propia dimensión.

Podía sentir la manera en la que mi pene se abría paso dentro de tan apretado esfínter. Y al voltear mi rostro hacia un costado, pude contemplar la manera en la que Brita se relamía los labios una vez más; al tiempo en que comenzaba a propinarle pequeños besitos a su hija en el rostro, para que esta se relajara.

Mi cuerpo ya no podía más. Así que sujeté a Lily lo más duro que pude, y con mi último aliento comencé con un enérgico mete y saca; para tratar de disfrutar de su asfixiante retaguardia.

Estaba dándole con todo, tanto, que hasta la cama había comenzado a chirriar por los intensos movimientos de nuestros cuerpos. En ese instante no era yo, y el único pensamiento que rondaba por mi mente, era el de poder calentar su dilatado recto, a expensas de mi espesa leche.

Estaba tan exaltado, que las repetidas gotas de sudor que se me formaban en la frente, recorrían todo mi rostro con grandiosisima incomodidad; evidenciando lo desenfrenado que en ese instante me encontraba.

Deseaba a Lily y a su pequeño cuerpecito con descomunal locura, y jamás imaginé que eso pudiese volver a pasar. Esta dimensión estaba sacando lo peor de mí, pero en este momento, eso era lo que menos me importaba.

Cuando estaba taladrado a mi intranquila hermana con demencia, se escucha un sorpresivo ruido en la puerta, que me sacó temporalmente de mi trance; y nos llevó de vuelta a la realidad:

—"La cena está lista... No se demoren para que no se enfríe". —gritó Luna con delicadeza.

Escuchar la voz de otra de mis hermanas, me hizo aumentar la velocidad de mis implacables movimientos; y en cuestión de segundos mis bolas comenzaron a acalambrarse por toda la fricción que estaba sintiendo.

Me mantuve dándole cada vez más rápido dentro de su ajustado agujero, a medida que disfrutaba de la manera en la que mi ardiente leche, se comenzaba a acumular en la ceñida punta de mi verga. Y lo continué haciendo hasta que mi maltrecho cuerpo no pudo soportarlo más, dejando escapar abundantes chorros de mi más espeso semen, en el interior de su resguardado asterisco.

—¡L-Liiilyyyyy! ¡Oohhh, Ooghhh… Mmmhh!

Tan pronto mi denso semen fue liberado, mi cuerpo entero dejó de responder; por lo que caí tendido sobre el oscilante vientre de mi impensada pareja, jadeando con la boca abierta a mas no poder.

Este repentino encuentro había acabado con las pocas energías que aún conservaba en mi ser, pero a decir verdad… ¡Había válido la pena!

No sé qué más pasó después de que me desplomé. Ya que lo último que recuerdo fue a Brita diciéndole a alguna de mis hermanas, que Lily y yo estábamos tan cansados que nos quedamos dormidos; así que tan pronto nos despertáramos iríamos a cenar. ¡Vaya mujer!

Me pregunto qué otras sorpresas, e inigualables aventuras me depararán en esta insólita dimensión.